Varona

No.77 Mayo-Agosto, 2023.    ISSN: 1992-82

El mejoramiento de la formación continua del docente de educación inicial en lectura y escritura

Improving the continuing education of early childhood education teachers in reading and writing

Lic. Julia Vargas Desena De Gómez. Profesora adscrita de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Correo electrónico: julgomez2009@hotmail.com
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-5954-5852

Dr. C. Marisela Rodríguez Peñate. Profesora Titular. Directora General de Información, Comunicación e Informatización. Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, La Habana
Correo electrónico: mariselarpw@gmail.com
ORCID: http://orcid.org/0000-0001-7091-9264

Dra. Joseline Peña Escoto. Profesora adjunta de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-0263-4280


RESUMEN

El artículo tiene como objetivo: reflexionar sobre la importancia del mejoramiento de la formación didáctica del docente de Educación Inicial, en lectura y escritura
en la República Dominicana, dada la importancia de la competencia didáctica en lectura y escritura, de los maestros de Educación Infantil, con sus particularidades en los primeros años. Se atiene a una revisión bibliográfica que permitió sistematizar estudios preliminares realizados, por investigadores reconocidos en el tema; también a las experiencias en la formación docente según el nivel educativo de formación, así como, a las indagaciones empíricas de las autoras, en la etapa exploratoria. El resultado referenció la existencia de una población docente con bajo nivel de lectoescritura, cuyo fortalecimiento es importante para influir en el desarrollo de habilidades desde edades tempranas. La reflexión sobre el diseño de la formación inicial como garantía para que los estudiantes de la carrera en su labor dominen diversas estrategias aseguradoras, en las etapas previas, de una efectiva mediación en el proceso de lectoescritura temprana. Se resalta la importancia de que los docentes de educación Infantil al trabajar el proceso de la lectura y la escritura tomen en cuenta las particularidades de este Nivel.

Palabras clave: Formación inicial, competencia didáctica, educación inicial, lectoescritura

ABSTRACT

This article refers on the improvement of the continuing training of teachers in the Dominican Republic, and the importance of developing didactic competence in reading and writing is addressed, of child education teachers, with their particularities in the early years. The bibliographical review that allowed the systematization of preliminary studies carried out, by researchers recognized around the subject; it is also based on the experiences in teacher training and in the educational level for which they are formed and in the empirical inaugations of the authors, in the exploratory stage. The result of the analysis reflects the existence of a teaching population with low level of literacy, which is important to strengthen so that these at the same time can develop those skills from early ages. This makes you think on the design of the initial training to ensure that students of the child's career career working with children dominate various strategies to guarantee previous stages and make effective mediation in the early readingment process. The importance of teachers of child education in the work of reading and writing take the realities of this level be highlighted.

Keywords: Initial training, didactic competence, initial education, lectosprint


Introducción

La época actual concuerda con una dinámica de evolución y constantes cambios en el orden cultural, social y político, como consecuencia del desarrollo de la ciencia y de los avances de la tecnología, los cuales proveen a la sociedad de numerosos y positivos beneficios, que a la vez traen consigo contradicciones y problemáticas demandantes de una atención, para que puedan hacerse propuestas encaminadas a su uso efectivo para el desarrollo humano. Estos cambios se convierten en un desafío para el sistema educativo, especialmente para los docentes, llamados a dirigir un proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad, que les exige cada vez mayor preparación.

En este sentido, es importante reflexionar sobre el papel que juega la escuela como institución encargada de formar a los nuevos ciudadanos incluido en primer orden el maestro, para que la transformación se revierta en beneficios que impacten positivamente en todas las personas que conforman la sociedad, pues los alumnos disponen hoy en día de múltiples fuentes de información.

La formación de los docentes en el mundo, de la que no está exenta la educación dominicana, enfrenta varias problemáticas, entre ellas tenemos, que muchas veces la carrera universitaria no brinda las herramientas necesarias para enfrentar por sí solo el ejercicio de la docencia. Luego de recibir una formación inicial, pasan por un concurso, y son nombrados con los conocimientos básicos y generales sobre la educación que adquieren en la universidad. Es decir, que se inician sin recibir capacitaciones en temáticas específicas, lo que permitiría una adecuada preparación en la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto ocurre, cuando muchas veces suelen poseer los mismos problemas en el dominio de contenidos instrumentales básicos, que deberán resolver posteriormente en sus alumnos.

Para optimizar su desempeño, el docente debe incorporarse a un proceso de preparación permanente, ya que es en la formación docente donde recae el éxito o fracaso de los cambios e innovaciones de su práctica educativa, donde se enfrentará a grandes y diversos desafíos, que demanda una buena preparación, para el análisis y valoración de su quehacer educativo y el diseño de nuevas estrategias para transformar la realidad. Dichas capacidades se adquieren por medio de la preparación continua, considerada como un proceso de actualización de conocimientos y competencias profesionales docentes, fundamental para la innovación en su práctica pedagógica y desempeño.

Entre las competencias básicas que debe tener desarrolladas el maestro, está la de la comunicación, donde intervienen habilidades de la lectura y la escritura, estrechamente relacionadas con el habla y la escucha, en s carácter instrumental, pues permiten el desarrollo de habilidades sociales, aseguran el aprendizaje del resto de los contenidos a lo largo del sistema educativo, la apropiación de toda la cultura precedente, la conformación y expresión del pensamiento, y la conformación de un ser humano con posibilidades para desenvolverse en los diferentes contextos socioculturales a través del lenguaje. Contribuir desde su formación al desarrollo de estas competencias sería estar a tono con el enfoque de educación para toda la vida. Unido a ello deben desarrollar competencias investigativas y didácticas.

Sin embargo, estas habilidades no siempre se aprenden de forma dinámica y constructiva a partir del dominio de estrategias cognitivas y metacognitivas, ni se enseñan encaminadas al desarrollo de la comunicación oral y escrita, lo que tiene un gran impacto en la formación de lectores críticos y creadores, además de hablantes que puedan expresar de manera adecuada sus ideas y sentimientos. No obstante, cada vez es más difícil encontrar personas que utilicen su idioma con respeto de las normas, con conciencia de la importancia de conservarlo, y de emplearlo para la comunicación asertiva y cortés con el resto de los seres humanos con los que se relaciona.

Para su abordaje en este artículo se ha propuesto como objetivo: Reflexionar sobre la importancia del mejoramiento de la formación didáctica del docente de Educación Inicial, en lectura y escritura.

Materiales y métodos

La investigación tiene un predominio del paradigma cualitativo y consideró la dialéctica materialista como método general del conocimiento, en una integración sistémica que incluyó el empleo de métodos del nivel teórico como el análisis y síntesis, el histórico-lógico y la sistematización, válidos para la configuración de los fundamentos esenciales que sustentan el mejoramiento de la formación de los docentes de Nivel Inicial en la República Dominicana. Constituye una primera etapa exploratoria de la investigación iniciada, que deberá concluir con la propuesta de solución al problema declarado anteriormente. En el nivel empírico se empleó la revisión de documentos normativos, las entrevistas a docentes universitarios y del nivel educativo referido y fue muy valiosa la observación.

Resultados

Los resultados teóricos esenciales obtenidos apuntan en primer lugar hacia el fin de la educación y de la formación docente, y hacia qué dirección deben enfocarse.

La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de las personas y de toda la sociedad. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura y los valores, todo lo cual caracteriza a los seres humanos.

La educación es un fenómeno social, porque modifica de cierta manera al individuo, lo que no solo se refiere al ámbito escolar, sino también a la educación que se recibe de la familia, en relación con lo político, económico, religioso y cultural. Estos son factores que de una forma u otra intervienen en la formación del ser humano. Y la educación se convierte en un agente de cambio, impulsora de una renovación de los valores, normas y patrones de comportamiento.

La sociedad incide en la educación, y esta, a su vez, influye sobre la sociedad, transformando la conducta de las personas, procurando así, desarrollar al máximo sus potencialidades. Sin embargo, la influencia de la educación sobre la sociedad, aunque no absoluta, se puede considerar que inicia, modifica o potencia de manera estratégica transformaciones de carácter social.

Una educación que preste atención a los problemas humanos y sociales, permite su transformación y les otorga las herramientas para que potencien su desarrollo cultural y se produzca su integración social. Los profesores son los principales agentes formativos que preparan a los sujetos para la vida, al encargarse durante toda la escolaridad de la formación integral de sus estudiantes.

En la Ley de Educación dominicana, en su Artículo 4 literal n, se plantea que la educación utilizará el saber popular como una fuente de aprendizaje y como vehículo para la formación de acciones organizativas, educativas y sociales, y lo articulará con el saber científico y tecnológico para producir una cultura apropiada al desarrollo a escala humana , tiene como fin formar personas, hombres y mujeres, libres, críticos y creativos, capaces de participar y constituir una sociedad libre, democrática y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla en forma permanente; que combinen el trabajo productivo, el servicio comunitario y la formación humanística, científica y tecnológica, con el disfrute del acervo cultural de la humanidad, para contribuir al desarrollo nacional y a su propio desarrollo. Pero para lograrlo, se necesita que el docente esté preparado en su desempeño, con las competencias requeridas.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona de Cuba consideró que la formación integral se puede definir como el:

    (…) proceso pedagógico conducente a la transformación de la personalidad en lo intelectual, lo afectivo y lo ejecutor, por medio de la coordinación, implementación y aprovechamiento de influencias educativas para el logro de su inserción con responsabilidad y compromiso en el contexto social y de su satisfacción personal. (Parra, 2019, p. 21)

Dicho equipo, en el seguimiento a esta investigación en profesionales cubanos, llegó al consenso de que son cinco los contenidos de la formación integral: desarrollo político-ideológico, cultura general integral, formación pedagógica general, dominio del contenido y metodología de la especialidad y desarrollo personal profesional. (Miranda, 2022)

Es por ello necesario referirse en este artículo a cómo debe ser esta formación y además qué competencias son básicas para que pueda verdaderamente cumplir su rol social transformador.

Para formar personas críticas, el docente debe tener desarrolladas las competencias que le permitan utilizar estrategias adecuadas en correspondencia con las necesidades e intereses de su grupo. Esto no siempre se evidencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues muchas veces el maestro se preocupa por desarrollar los contenidos de un programa, sin tener en cuenta cómo aprende el niño.

En ese orden, estudios exploratorios realizados sobre el perfeccionamiento docente a fin de proporcionar en estos las estrategias instruccionales que faciliten al niño la adquisición de la lectoescritura con menos dificultad, resaltan que los docentes no aplican estrategias creativas que motiven o sensibilicen al niño hacia la lectura como una actividad grata, útil y amena, que desarrolladoras de destrezas relativas al reconocimiento de las palabras, para que la lectura pueda hacerse fluida y el niño pueda además centrar su atención en el significado de la lectura. Dichas estrategias creativas, de lectura y de escritura, deben ser adecuadas a las individualidades de cada alumno, para que despierten el interés del niño y propicien su aprendizaje, porque una de las tareas más difíciles del maestro a lo largo de su trayectoria profesional es el proceso de aprendizaje formal de la lengua escrita y el desarrollo de la expresión oral.

Sin embargo, existe una problemática de la que no se excluye a República Dominicana, lo que pudo ser constatado en las muestras observadas, y es que los estudiantes universitarios muchas veces llegan a la educación superior sin saber redactar coherentemente párrafos y más aún, textos comprensibles, lo que se agrava por el mal uso de los medios electrónicos de comunicación escrita, los que obligan a una comunicación rápida y por ello a reducir las palabras de manera arbitraria sin ningún tipo de calidad ortográfica, gramatical y de sintaxis. Pero dichos problemas surgieron o se mantienen desde las primeras edades, pues o no se aprenden o se desatienden desde los primeros grados.

Esta problemática se podría solucionar si desde temprana edad los docentes enfatizaran en las particularidades que tiene la enseñanza de la lectura y la escritura en la educación infantil, ya que la capacidad de leer y comprender la lectura requiere del dominio de estrategias y de una práctica constante, que se adquiere en la edad temprana y debe desarrollarse de forma paulatina a lo largo de toda la vida. Pero para lograrlo, necesitan recibir una eficiente formación inicial y continua.

Por lo expresado anteriormente, la falta de una didáctica universitaria bajo el principio de la relación de la teoría y la práctica, por parte del docente formador, incide en la práctica pedagógica del maestro de educación inicial en el aula, por lo que los docentes que forman a los maestros de educación Infantil para la enseñanza de la lectura y la escritura deben verla como una didáctica específica dentro de la formación del maestro.

En ese orden, diversas investigaciones enfatizan en que los docentes con una adecuada formación lectora y literaria emprenderán con mayor éxito su labor de mediación y contribuirán a un mejor desarrollo del proceso de la lectura y la escritura en su alumno.

Mejorar la competencia lectora de la infancia es un reto que no puede afrontarse sin considerar la preparación en lectura y escritura de sus maestros, ya que los docentes que ejercen su profesión con niños de la primera infancia, requieren de competencias y habilidades lectoras que les permitan no solo enriquecer su propio trabajo, sino incentivar en sus estudiantes el interés por los libros.

En otro orden, la comunicación oral y escrita ha sufrido ciertas afectaciones por el impacto de las tecnologías en la sociedad actual, lo que provoca incorrecciones gramaticales, problemas de entonación y fluidez, uso de léxico inadecuado, entre otros problemas que afectan la comunicación eficiente.

No se puede perder de vista que la actividad comunicativa se debe desarrollar desde que el niño nace y atraviesa por las distintas etapas y precisamente es el desarrollo del lenguaje el que permite el desarrollo del pensamiento y este lenguaje se va formando gradualmente a partir de las distintas edades.

Esta problemática ha despertado una gran preocupación por los diferentes factores que influyen en la preparación y desarrollo de los hábitos de la lectura y escritura de los educandos en las escuelas. La carencia de hábitos de lectura se traduce en un mínimo de comprensión lectora y es un problema que se manifiesta en todos los niveles de la educación, por lo que la educación inicial no está exenta de esta problemática.

Para argumentar con solo unos datos, el 75.5 % de los estudiantes dominicanos que se examinó en las pruebas PISA 2018 obtuvo un bajo rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias. Estos datos significan un retroceso en torno a la medición de 2015. En el área de lectura obtuvo un resultado de 342, lo que representa una caída de 16 puntos con respecto a 2015 (358). (Curiel y otros, 2020)

Una investigación que se llevó a cabo en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, donde se enfatiza sobre los profesores que ejercen su profesión con niños de la primera infancia, requieren de competencias y habilidades lectoras que les permitan no solo enriquecer su propio trabajo con buena lectura, sino incentivar en sus estudiantes el interés por los libros. Tomando en cuenta de que para fomentar el hábito lector en los estudiantes es preciso que los propios docentes lo posean, en este artículo se indaga acerca de cómo son los hábitos lectores que tienen las futuras docentes de Educación Infantil del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña.

El niño se encuentra inmerso en un contexto que le ofrece datos e informaciones permanentes, los cuales deben ser aprovechados para favorecer el proceso de enseñanza de la lectoescritura desde temprana edad, ya que al incorporar los materiales con los que el niño está en contacto permanente, les ofrece amplias posibilidades para la comprensión.

Existen diversos métodos para la enseñanza de la lectoescritura en el Nivel Inicial, el docente al seleccionarlos debe tomar en cuenta las características de los niños, sus intereses y necesidades, a fin de utilizar los que más se adapten a su grupo. Entre ellos se podrían citar: método alfabético, método fonético, método silábico, método global, método ecléctico, método Matte, método Montessori.

En la República Dominicana, a pesar de los esfuerzos realizados, se manifiestan algunas deficiencias de los docentes en el dominio de la didáctica de la enseñanza-aprendizaje en la iniciación de la lectoescritura de los niños y la transición hacia el proceso de alfabetización convencional en el primer grado. A ello se suma que los recursos didácticos utilizados para esta enseñanza no están adecuadamente alineados con el currículo, sobre todo en la carencia de actividades destinadas a los niveles bajos de procesamiento de lectura y animación, así como criterios de inclusión. (Viñas-Marte y Guzmán-Taveras, 2020)

Y muchas veces se pierde de vista la influencia que ejerce el adulto, específicamente el docente, en este proceso de lectoescritura temprana, lo que requiere que este sostenga una postura clara como lector para favorecer adecuadamente este proceso en los niños. En ese sentido, algunos hallazgos indican que el profesorado que muestra un mayor hábito de lectura emplea una gran cantidad de estrategias de enseñanza que se consideran como buenas acciones para favorecer el interés por la lectura.

Los resultados de investigaciones precedentes (Juárez, 2019) reflejan una población poco lectora cuyo concepto de educación literaria es pobre y no responde a la especialización esperada según se avanza en la formación del grado. Estos hallazgos hacen reflexionar sobre el diseño de la formación inicial para garantizar que los estudiantes accedan al ejercicio de la docencia contando con un marco epistemológico sólido y dominando una serie de estrategias para realizar una efectiva mediación lectora y literaria.

Frente a una sociedad desafiante por incluir a familiares, niños, niñas, jóvenes, comunidades diversas, para muchos de los parámetros desde la cual la formación inicial de educadores se realizó, exige de la educación y de sus profesionales vivir procesos de permanente actualización facilitadora, adentrarse en la cotidianeidad de los alumnos /as, en sus expectativas, en sus intereses, en sus necesidades, en sus formas de pensar e interpretar, para de tal forma poder conocer y comprender a las niñas, niños y jóvenes de Brasil, Chile, Perú, Nicaragua, México hoy, especialmente a aquellos con los cuales se trabaja.

Es importante enfatizar en la lectoescritura en el Nivel Inicial, ya que los primeros años de vida del niño son decisivos, por lo que una educación ajustada a sus necesidades es vital para su desarrollo integral como personas y para el logro de habilidades sociales para su interacción con el contexto sociocultural en el que se desenvuelven. En esta etapa, se estructuran las bases neurológicas, físicas, cognitivas y psicológicas de la persona, que estarán presentes a lo largo de la vida y que se consolidan en sucesivas etapas de desarrollo. En este proceso son fundamentales las experiencias y las oportunidades de relacionarse con su medio y con las personas que le rodean.

Es fundamental promover el aprendizaje de la lectoescritura a temprana edad, ya que de esta manera se les estará proporcionando a los niños el acceso a un mundo lleno de conocimientos y experiencias, con infinidades de oportunidades, que ayudarán en gran medida a su desarrollo en general, sobre todo en su capacidad de aprender y pensar. Son muchos los beneficios que aporta el tener un buen dominio del proceso de lectoescritura, algunos de ellos son: mejora del pensamiento y del aprendizaje, desarrollo del lenguaje y la expresión, es un elemento importante para el desarrollo de la imaginación; ayuda a mejorar la ortografía, mejora la concentración, las relaciones sociales, entre otros.

En el aprendizaje de la lectura y la escritura se deben tener en cuenta las características propias del niño, incentivando el acceso al lenguaje oral y escrito, llevándolos a comprender la importancia que para la comunicación tienen estos procesos, motivándolos para que disfruten leer y escribir sin que se sientan clasificados negativamente, rechazados o desmotivados. Es un criterio suficientemente fundamentado que "en la enseñanza de la lectura y la escritura estos juegos son una forma amena y divertida de consolidar los fonemas y grafemas de nuestro idioma para incentivar el conocimiento, el pensamiento, la imaginación, la creatividad, y el empleo correcto de nuestro idioma. Pueden ser utilizados para adquirir el código de la lectura y la escritura, su afianzamiento y para su ejercitación." (Laureiro et al., 2022)

La lectoescritura es la adquisición de la técnica de descifrado de una palabra o texto, mediante la transcripción gráfica del lenguaje oral, utilizando las habilidades cognitivas, sensoriales y motoras que posibilitan este acto. El aprendizaje de la lectoescritura es gradual, no podemos pedirle a un niño de primer año escolar que los aplique simultáneamente, sino que a medida que los vaya adquiriendo uno a uno, primero aprenderá lo que lee y, luego mientras lee y comprende, dará entonación a la lectura.

Al comprender intervienen tanto el texto, su forma y su contenido, como el lector, sus expectativas y sus conocimientos previos. Para leer se requiere, manejar las habilidades de decodificación y aportar al texto nuestros objetivos, ideas y experiencias previas. La lectura es un proceso complejo, que requiere una intervención antes, durante y después. Y también plantearse la relación existente entre leer, comprender y aprender.

Leer es entender un texto, mientras que la escritura es un sistema de comunicación humana a través de representaciones gráficas del idioma verbal, es decir, de signos trazados en un soporte físico de algún tipo, donde interviene lo cognitivo, lo comunicativo y el contexto sociocultural, que es donde adquiere verdadera significación ese sistema. A la interpretación de los caracteres escritos se le conoce como lectura.

Zapata (2021) afirma que:

la lectoescritura hace referencia al proceso de aprendizaje a través del cual los maestros proponen a los alumnos diversas actividades que tienen como finalidad acercarlos a la lectura y desarrollar una reflexión de lo que se lee. La capacidad de leer y comprender la lectura requiere de un aprendizaje y una práctica constante, que se adquiere en la edad temprana y debe desarrollarse de forma paulatina a lo largo de los años. Los procesos de lectura y escritura se encuentran estrechamente ligados por eso es muy importante que se trabajen a la par. Es fundamental entonces aceptar el lazo que une la pasión lectora con la escritura y la importancia de la comprensión de lo que los demás dicen a la hora de entender los propios pensamientos y emociones. (p. 20)

En el 2014, el Panel Nacional de Lectura (National Reading Panel [NRP]) se publicó un reporte que identifica cuatro habilidades clave para saber leer. La primera es la conciencia fonológica y se refiere a que los fonemas son las unidades más pequeñas que componen el lenguaje hablado y son representados en letras en el lenguaje escrito. La segunda se refiere a la adquisición de la correspondencia letra-sonido y su uso en la lectura y el deletreo. La tercera habilidad lectora es la fluidez. Una persona que lee con fluidez es capaz de leer de forma oral con velocidad, exactitud y una expresión apropiada. La fluidez es un factor crítico para la comprensión lectora y la práctica de la lectura es generalmente reconocida como importante para lograrla. Hay dos prácticas utilizadas para promover la fluidez en la lectura. La lectura oral guiada o lectura repetitiva guiada, incluye orientación de los maestros, los compañeros o los padres, y tiene un impacto significativo y positivo en el reconocimiento de palabras, la fluidez y la comprensión entre grados; la otra es la lectura silenciosa e independiente. Los estudios indican que mientras más leen los niños mejor es su fluidez, su vocabulario y su comprensión. (Caballeros et al., 2014)

Sin embargo, no hay suficiente evidencia acerca de la influencia específica de la lectura silenciosa e independiente en la fluidez lectora. La cuarta habilidad es la comprensión lectora: es la esencia de la lectura, no solamente para el aprendizaje. La lectura es uno de los procesos cognoscitivos más complejos que lleva a cabo el hombre. Aprender a leer es una tarea difícil y decisiva. Es la base de posteriores aprendizajes y permite una importante distinción en el ámbito social y cultural al hablarse de sujetos: “alfabetizados y analfabetos”.

La lectura y escritura son procesos fundamentales para el desarrollo armónico del individuo, y la consolidación de futuros aprendizajes, pues mediante el uso comprensivo de la información impresa, el niño puede acceder al conocimiento.

Discusión

En relación con la importancia de la formación continua del docente, especialmente en temas específicos como lo es la escritura y la lectura, algunos expertos asumen una clara postura. No pocos autores se refieren, entre las cualidades del maestro, a su capacidad para leer y escribir, intercambiar ideas, hacer uso de la escritura como medio para aprender y organizar lo que aprende, y valorar el significado de lo que aprende.

Leer y escribir permite a las personas incrementar su cultura general, mantenerse actualizado, mejorar su ortografía, aumentar su vocabulario, ejercitar su cerebro de manera constante, adquirir fluidez al hablar y escribir, tener un adecuado desarrollo de las competencias para la comprensión de textos de diversa naturaleza. Además, la lectura y escritura constantes amplían sus conocimientos sobre el proceso de enseñanza, lo que le permitirá utilizar diversas estrategias y lograr mayores aprendizajes en sus alumnos.

La formación continua de los docentes es un proceso de constante reflexión por parte de los maestros acerca de su propia práctica educativa con el objetivo de generar un conocimiento y mejorar su práctica pedagógica. “Sin la participación del profesorado, cualquier proceso de innovación se convierte en una ficción o un espejismo que puede incluso llegar a reflejar procesos imaginarios, cuando no un mero cambio técnico o terminológico, auspiciado desde arriba” (Imbernon y Canto, 2013, p. 10).

El propio autor aconseja, acertadamente, que “la tarea de la formación no es capacitar a un docente para transmitir saberes y estructurar una cultura dominante, sino establecer una reflexión y un análisis para transformar la escuela y ponerla al servicio de la comunidad” (Imbernon y Canto, 2013, p. 10).

Se concuerda con estos planteamientos, ya que el docente es el responsable directo del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que requiere de una preparación continua a fin de desarrollar sus capacidades y mantenerse actualizado, puesto que la educación evoluciona a lo largo de los años, requiriendo revisión y transformación, tanto en los programas como en la metodología de enseñanza, para potenciar las competencias pedagógicas de los educadores con el fin de mejorar su práctica educativa.

Indistintamente se habla en la bibliografía consultada de competencias pedagógicas o competencias profesionales, o se habla de habilidades y competencias, por lo que se asume en el presente trabajo, por considerarse el término más adecuado, el de competencias profesionales pedagógicas, partiendo de la definición de habilidad pedagógica profesional como aquellas habilidades que deben formarse en los encargados de la educación de un determinado sector de la sociedad, acorde al desarrollo por edades, y en interrelación con su entorno educativo, aunque se ha preferido el de competencia, frente al de habilidad, por ser igualmente un término más completo que alude a la actuación, e incluye los conocimientos, habilidades y valores que debe poseer el maestro en formación.

El maestro sale de la universidad con una formación general, donde aprende acerca de las teorías que sustentan su práctica educativa, pero para completar su formación necesita preparación en aspectos específicos de su quehacer educativo.

La formación continua es fundamental para cualquier docente, especialmente los de educación inicial, y la cultura de la profesión no siempre se dirige a la necesidad de esa formación permanente a partir de las demandas de su práctica y de la reflexión que de ello haga el maestro, ni se le otorga la importancia que esta le permite actualizar sus conocimientos, mejorar el proceso de enseñanza y el aprendizaje de los niños desde temprana edad, lo cual repercutiría durante toda la vida del infante y de esta forma hacer más consciente su desempeño.

De acuerdo con la observación empírica y el estudio documental realizado por las autoras entre las variadas formas de preparación que pueden planificarse para esta formación suelen ser más efectivas en el contexto dominicano, las siguientes:

Talleres de capacitación: son un proceso de intercambio de experiencias, ideas y actitudes con el fin de generar conocimientos, es preferible optar por un enfoque participativo para la orientación de todo el trabajo. Facilitar, más que enseñar, es el concepto clave para conseguir este propósito.

Grupos pedagógicos: son comunidades de aprendizaje conformadas por un grupo de educadores y educadoras que se reúnen para estudiar, interactuar, compartir experiencias, analizar y reflexionar sobre sus prácticas de aula, a través del diálogo y el trabajo cooperativo, con miras al mejoramiento de la calidad de su trabajo docente y de los aprendizajes de los niños y las niñas.

Centros Modelo de Educación Inicial (CMEI): son espacios educativos, concebidos para orientar las prácticas pedagógicas de los y las educadoras del Nivel Inicial con la intención de mejorar la calidad de la educación de los niños y las niñas de 5 años y la implementación curricular del Grado Pre-primario.

Diplomados: son estrategias de capacitación continua dirigida a los y las educadoras que trabajan con los niños y las niñas del Nivel Inicial. El propósito de estos Diplomados consiste en mejorar el desempeño docente a fin de obtener mejores aprendizajes en los niños.

Acompañamiento al aula: es una estrategia de capacitación en la acción, orientada a propiciar la reconstrucción crítico-propositiva de la práctica educativa para el mejoramiento de la calidad de los procesos y de todos los actores involucrados con el mejoramiento de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Aunque se definen estas variantes, muchas veces no se aplican y en los mejores casos, cuando se hace, se definen sin tener en cuenta las necesidades específicas de los docentes para dar tratamiento a las problemáticas a las que se enfrenta.

Es necesario que el docente tenga conciencia de que forma parte de una sociedad del conocimiento que tiene como función desarrollar diferentes competencias en los estudiantes, por lo tanto, deben ampliar sus actividades y clases, tener claro que son un ejemplo a seguir y que por lo tanto se deben al desarrollo de los conocimientos, tanto dentro como fuera de un salón de clases.

Para la formación continua del docente, se pueden implementar diversas estrategias, entre las que están: Reflexión sobre su práctica, que le permite al maestro analizar su práctica, actualizar su visión; y potenciar su capacidad crítica para recrear la realidad institucional, su propia práctica y la realidad social. Este tipo de formación le ayudará a fundamentar y a revalidar sus competencias, especialmente su capacidad para comprender y gestionar el conocimiento, para construir conocimientos con otros; y, sobre todo, para identificar los cambios que se producen en su manera de entender y asumir la educación.

Sin embargo, a pesar de lo importante de esta iniciativa, se evidencia que las temáticas elegidas para desarrollar en las diferentes estrategias de formación, son seleccionadas desde la Dirección, sin tomar en cuenta las necesidades del personal a quienes va dirigido.

En ese sentido el mejoramiento de la calidad de la educación implica coordinar acciones en la formación de los docentes y directivos, de modo que sus prácticas y actividades pedagógicas incidan en el desarrollo de competencias de los estudiantes, pero que también faciliten la reflexión sobre estrategias didácticas para su enseñanza y aprendizaje, y fomenten el desarrollo profesional de los educadores.

Es por ello que se requiere la formación continua del docente, que le permita actualizarse, innovar y realizar una práctica pedagógica de calidad.

La formación continua es aquella promovida por parte de las instituciones educativas o por el propio docente para mejorar como profesional de la enseñanza, la cual impacta de forma significativa la calidad de la educación. Si la calidad de la formación es alta, este impacto puede generar procesos transformadores en la educación; para lo cual el docente tiene que contar con espacio y tiempo para el estudio, la lectura, la elaboración de propuestas alternativas; también, para la discusión y el trabajo en equipo y la búsqueda conjunta de la verdad.

Frente a una sociedad conformada por familias, niños, niñas, jóvenes, y comunidades diversas, la formación inicial de educadores exige de una educación inclusiva donde sus profesionales deben pasar procesos de permanente actualización que les facilite, adentrarse en la cotidianeidad de los alumnos, en sus expectativas, intereses, necesidades formativas, formas de pensar e interpretar, a fin de comprender a los niños y conocer cómo aprenden y así utilizar las estrategias adecuadas a cada contexto de forma diferenciada.

En ese sentido, poseer un título que habilite como maestro, no es suficiente, se requiere de competencias profesionales que se adquieren luego de lecturas prácticas, asistencia a cursos de reflexiones teóricas y sobre la práctica con otras maestras/os y, a la vez de participar de otras actividades de desarrollo personal que enriquezcan su desarrollo profesional integral, como loes por ejemplo, asistir a acontecimientos culturales locales, nacionales e internacionales, asistir a ferias de libros, a conciertos, a exposiciones pictóricas, a charlas sobre temas diversos, entre otras.

Para ser un buen maestro se requiere una formación integral que le actualice permanentemente, como la que el propio maestro pretende ofrecer a los niños/as.

La formación continua de los docentes es aquella que viabiliza el desarrollo de competencias pedagógicas propias del ejercicio profesional, se inserta como elemento indispensable para el mejoramiento continuo de la práctica educativa, (Aguirre y otros, 2018). Así mismo, la formación continua se conceptualiza como un proceso sistemático, consecuente y organizado en el cual los docentes en servicio participan de forma individual o colectiva en procesos de formación críticamente reflexiva propiciando el desarrollo de competencias profesionales.

Es un proceso continuo que procura la adquisición o perfeccionamiento de conocimientos, capacidades, actitudes y destrezas que están enfocados en beneficiar la calidad de la educación.

De igual manera, implica una postura de eliminación de paradigmas tradicionales y un deseo de mejora de su práctica como docentes para sean agentes de cambio dentro y fuera de las aulas.

Es una acción en la que el pensamiento reflexivo y crítico del profesor se aplica; reflexiona y construye para generar cambios en pro de una educación integral y cultural en cada uno de los niños.

Una formación docente que pretenda impactar la calidad de la educación deberá aprovechar las aportaciones de la tecnología de la información y comunicación. Este tipo de formación, además de provocar un cambio de visión y de concepciones, posibilitará un desarrollo mayor de la creatividad, además de acortar las distancias entre los maestros y los estudiantes, en su mayoría nativos digitales. Sin embargo, "asumir con responsabilidad esta actividad no implica únicamente establecer límites y regular horarios: exige agentes educativos capaces de aprovechar las potencialidades que brinda este mundo mediático como fuente de entretenimiento y de desarrollo, especialmente en la primera infancia". (Cabrera et al., 2023)

El presente artículo es el resultado de una revisión bibliográfica a fin de encontrar los referentes teóricos sobre la preparación continua del docente del Nivel Inicial, enfatizando en el proceso de lectura y escritura y cómo una buena formación del maestro sobre este tópico incide en el aprendizaje de este y del resto de los contenidos desde edades tempranas.

Los fundamentos que ofrece la ciencia y la tecnología del problema existente con el mejoramiento de la formación continua del docente lo hacen ver como un factor de calidad que responde a los constantes cambios y desafíos que presenta la educación. La actualización docente es una necesidad apremiante para la mejora de la calidad educativa, por el carácter de la educación de ser dinámica, cambiante y que, a su vez, puede evolucionar.

En este trabajo se busca que el docente, al desarrollar el proceso de enseñanza de la lectura y la escritura, tome en consideración las especificidades de esta población infantil, que hoy no es tenida en cuenta.

Los conocimientos y competencias de maestros y maestras constituyen el factor de mayor importancia para la educación de calidad, dado que el progreso humano es directamente proporcional a la calidad de la educación y esta solo la podemos asegurar formando y estimulando al profesorado en la actualización de aprendizajes adecuados para su labor docente; que 250 millones de niños, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,(UNESCO) en su último informe, no sepan leer, ni escribir, ni realizar una suma o resta, aun habiendo ido a la escuela 4 años, significa que no han recibido una educación adecuada.

Como la calidad educativa crece en proporción con la calidad del profesorado que imparte su lección en el aula, una educación deficiente margina a enormes sectores sociales y los excluye de mejores oportunidades y condiciones de vida. Dado que adquirir conocimientos es efectivo en la lucha contra la pobreza, la primera condición para lograrlo es una rigurosa formación de los maestros y maestras.

Se pudo establecer que las características del niño de hoy incentivan a los docentes a mejorar su nivel de lectura y escritura, ya que, para poder diseñar actividades lúdicas en sus aulas, se requiere que el adulto tenga el dominio de estas habilidades.

Se enfatiza además la importancia de que el docente reciba de manera sistemática formación continua, la cual debe partir de sus necesidades particulares. La preparación docente constituye un elemento indispensable para el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias necesarias para la mejora de su práctica pedagógica.

 

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