Varona

Revista Científico-Metodológica,  No.79 enero-abril, 2024. ISSN: 1992-8238

MEMORIAS




Dulce María Escalona: a cien años de su participación en un histórico congreso

Dulce María Escalona: one hundred years after her participation in a historic congress

Dr. C. Luis Orlando Pérez Albejales. Profesor Auxiliar. Televisión Educacional, Dirección de Informatización, Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
Correo electrónico: albejales@ucpejv.edu.cu       Teléfono TVE 7260 9943
Id. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9287-4359

 


RESUMEN

Mucho se ha escrito sobre la vida y obra de la Dra. Dulce María Escalona Almeida (Holguín, 1901- La Habana, 1976), a pesar de que ella misma no dejara suficiente bibliografía que facilitara el trabajo de sus biógrafos. En estos escritos se reconoce su participación en importantes acontecimientos de la vida política, social y pedagógica ocurridos durante el segundo y el tercer cuarto del siglo XX, pero a juicio del autor no se ha profundizado suficientemente en su particular actuación dentro de cada uno de ellos. En ocasión del centenario del Primer Congreso Nacional de Estudiantes y de la fundación de la Universidad Popular José Martí (1923-2023), se ha realizado un profundo análisis en fuentes primarias y secundarias con el propósito de realzar la activa intervención de la representante de la Asociación Pedagógica Universitaria en tan transcendentales hechos, revelando la integralidad de esta excepcional educadora, que después fue fundadora y primera directora del Instituto Pedagógico Enrique José Varona, actual Universidad de Ciencias Pedagógicas, con lo que se contribuye, modestamente, a su reconocimiento como paradigma para las nuevas generaciones de docentes en Cuba.

Palabras clave: Primer Congreso Nacional de Estudiantes, Universidad Popular José Martí, Asociación Pedagógica Universitaria, Instituto Pedagógico Enrique José Varona

ABSTRACT

Much has been written about the life and work of Dr. Dulce María Escalona Almeida (Holguín, 1901- Havana, 1976), despite the fact that she herself did not leave enough bibliography to facilitate the work of her biographers. These writings recognize her participation in important events of political, social and pedagogical life that occurred during the second and third quarters of the 20th century, but in the author's opinion her particular performance within each one has not been sufficiently delved into. from them. On the occasion of the centenary of the First National Congress of Students and the founding of the José Martí Popular University (1923-2023), an in-depth analysis has been carried out in primary and secondary sources with the purpose of highlighting the active intervention of the representative of the University Pedagogical Association in such transcendental events, revealing the integrity of this exceptional educator, who later was founder and first director of the Enrique José Varona Pedagogical Institute, current University of Pedagogical Sciences, which contributes, modestly, to its recognition as a paradigm for the new generations of teachers in Cuba.

Keywords: First National Student Congress, José Martí Popular University, University Pedagogical Association, Enrique José Varona Pedagogical Institute


Introducción

En los últimos decenios, afirman Alvarado et al. (2022):

se ha producido en la historiografía un resurgimiento de la atención al sujeto como protagonista del devenir histórico, por lo que se han incrementado las investigaciones dedicadas a personajes individuales, lo que responde a un nuevo reconocimiento del papel del individuo como sujeto de la historia. (p.1)

En la historia de Cuba sobresalen personalidades que, según Núñez (2019):

(…) por su confianza en el mejoramiento humano, su enfrentamiento a los dogmas, al privilegio, a la opresión y a todo lo que afecte el camino de la bondad, la solidaridad, el amor por su nación, se han ganado un lugar cimero dentro de su pueblo y se han convertido en representativos del pensamiento y acción. (p.1). 

Núñez también afirma que el estudio de la vida y obra de las personalidades históricas es de suma importancia, ya que a través del mismo es posible lograr un acercamiento hacia las personalidades que constituyen modelos sociales positivos y cuyo ejemplo es preciso seguir, imitar, así como propiciar el rechazo hacia aquellas de trascendencias negativas.

La concepción marxista leninista del mundo, consecuentemente científica con su base filosófica: el materialismo dialéctico e histórico, ha sido confirmada por la práctica histórica de la humanidad como la base metodológica y el fundamento científico para la comprensión del papel de las personalidades en el acontecer histórico.

Desde esta posición, de la Torre Blanco (2018) desarrolla una  propuesta teórico-metodológica para el estudio de las grandes personalidades históricas desde la ciencia, sustentada en  el papel de esas personalidades en su necesario vínculo con las masas como sujeto real del proceso histórico y teniendo en cuenta la dimensión de aquellas como seres humanos relevantes cuya vida y obra los convierte en ejemplo imperecedero para las posteriores generaciones, la que se ha utilizado por los autores del libro, en proceso de edición, Dulce María Escalona. Apuntes para una biografía, del que se toman las notas para este artículo.

En el contexto internacional y nacional actual, caracterizado por la confluencia de factores ideológicos, políticos, socioeconómicos y medioambientales, entre otros que definen la complejidad del escenario educativo, ocupa extraordinaria importancia, afirma Santaya (2022), el estudio de las personalidades en la formación profesional, enfatizando en su obra y las aportaciones que en el orden educativo han legado.

Dulce María Escalona Almeida, afirma Hart (citado por Rassi, 1976), es una de las mujeres más talentosas y relevantes dedicadas al estudio de los problemas de la educación y la sociedad cubana durante el segundo y el tercer cuarto del siglo XX.

La alta y rigurosa calificación profesional (doctorada en Pedagogía en1924 y en Ciencias Físico-Matemáticas en 1939), le permitió asumir importantes responsabilidades.

Fue trabajadora y fundadora de entidades docentes, sobre todo en la enseñanza universitaria, para la formación de maestros: los institutos pedagógicos y el Varona en particular, constituyen su gran obra. La pasión, la dedicación, el entusiasmo, el saber científico y pedagógico que puso en su creación y desarrollo no fue en vano, pues ha significado un aporte al desarrollo educacional y cultural del país. Enorme ha sido la contribución que estos centros han hecho al desarrollo educacional y cultural de Cuba y de otros países del mundo.

Su vida estuvo inmersa en los procesos de levantamiento revolucionario correspondientes a este siglo, de los cuales fue testigo y protagonista.

Un año, 1923, se destaca en la cronología de su actividad revolucionaria. Fue este un año lleno de acontecimientos trascendentales: en enero la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) publica un manifiesto exigiendo la reforma universitaria; en marzo, encabezada por Rubén Martínez Villena se lleva a cabo la llamada "Protesta de los 13", en contra del gobierno de Alfredo Zayas por la compra del convento de Santa Clara; en abril se celebró el Primer Congreso Nacional de Mujeres; en octubre se organizó el Primer Congreso Nacional de Estudiantes y en noviembre abrió sus puertas la Universidad Popular José Martí. En estos dos últimos eventos tuvo una activa participación, al lado del líder estudiantil Julio Antonio Mella.

En ocasión del centenario de algunos de estos sucesos, el artículo pretende como objetivo: realzar la activa intervención de la representante de la Asociación Pedagógica Universitaria en tan transcendentales hechos, revelando la integralidad de la excepcional educadora Dr. Dulce María Escalona Almeida, como contribución a la formación de los profesionales de la educación en Cuba.

Desarrollo

Dulce María Escalona Almeida llega a La Habana en 1921, formando parte del contingente de jóvenes de toda la República que venía hasta la capital para iniciar una carrera universitaria.

La Habana se había ensanchado. La vida capitalina abarcaba nuevas zonas. La Primera Guerra Mundial y “la Danza de los Millones” impulsaron nuevas urbanizaciones. La vieja instalación de la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de la Habana creada en los locales inadecuados, incómodos y casi ruinosos de la Iglesia de San Juan de Letrán, en el Convento de Santo Domingo, con más de dos siglos y medio de construidos, había desaparecido y en su lugar se construía la Universidad Nacional en la colina que domina la calle San Lázaro, donde había estado la pirotecnia militar española. En la esquina de L y 27, una pequeña escalinata constituía, entonces, la entrada principal de la Universidad.

De las edificaciones actuales de la Universidad de La Habana pocas o ninguna se habían construido, solo se había concluido el Aula Magna, su primer gran edificio y en el que ocurrieron importantes acontecimientos de la vida de Dulce María, con sus interiores decorados con siete grandes frescos, obra del pintor cubano Armando Menocal y Menocal, que dentro del estilo neoclásico al gusto de la época en Cuba, representan la Medicina, las Ciencias, las Bellas Artes, el Pensamiento, las Artes Liberales, las Letras y el Derecho. También se habían construido los edificios de la Escuela de Arquitectura (1909), de la Escuela de Física y la Escuela de Química (1916), del Rectorado (1918) y el de la Administración Central (1921).

Ubicado al fondo del Rectorado se hallaba un jardín conocido como el Patio de los Laureles, el que se convirtió en punto de reunión de los estudiantes de las diversas carreras universitarias. Ese lugar sería un sitio indisolublemente unido a la historia, no sólo de la Universidad, sino también de Cuba.

Para ingresar a la Universidad era requisito haber cumplido 17 años de edad, lo que se acreditaba con copia de la partida bautismal o de la certificación del acta de inscripción de nacimiento, expedida por el Registro Civil respectivo y poseer el título de Bachiller en Letras y Ciencias, expedido por algún Instituto de Segunda Enseñanza de la República o el expedido por cualquier otro centro de enseñanza legalmente autorizado. El título de Maestro Superior o el de Maestro Normal estaba equiparado al título de Bachiller para ingresar en la carrera de Pedagogía.

Cumpliendo los requisitos, Dulce María matrícula en 1921, como alumna de estudios privados, modalidad de estudio a distancia, la carrera de Pedagogía en la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana. Ese mismo año, casualmente, también ingresa en la alta casa de estudios el joven Nicanor Mac Partland, más conocido como Julio Antonio Mella (Bianchi, 2023).

En aquella época permitía la Universidad de La Habana que los estudiantes matriculados hicieran sus estudios privadamente fuera de la universidad, con derecho a presentar examen en ella pagando doce pesos cincuenta centavos, moneda oficial, de derechos por cada asignatura completa, solicitándolo personalmente del Rectorado, dentro de los plazos comprendidos del 21 al 31 de mayo y del 1ro. al 10 de septiembre de cada año, todas inclusive. Los exámenes de los alumnos de estudios privados se realizaban en el mismo plazo fijado para los de la enseñanza oficial, o sea, durante los meses de junio y septiembre.

La mayor parte de las carreras, incluida la de Pedagogía, desarrollaban sus actividades docentes con los alumnos de la enseñanza oficial en los albergues o barracones militares de madera construidos a partir de 1899 para las tropas de intervención y ocupación norteamericana en la loma de la Pirotecnia Militar, actual Colina Universitaria.

Dulce María concluyó en septiembre los estudios desarrollados en la modalidad privada, (Universidad de La Habana, 1921-1972), correspondientes a las asignaturas del curso 1921-1922:

En igual fecha de 1923, culminó los estudios correspondientes a las asignaturas del curso 1922-1923:

En un breve texto, la Dra. Hortensia Pichardo, explica cómo se conocían y hacían nuevas amistades los estudiantes universitarios:

Coincidíamos en el Patio de los Laureles. Ustedes no se lo imaginan: no es el Patio de los Laureles de ahora, era el Patio de los Laureles viejo, con dos lindos laureles. Uno de ellos murió y el otro se conserva (...). Está en el patio de lo que hoy es la Facultad de Matemáticas….

Cuando yo estudiaba, las aulas estaban ubicadas en el antiguo Cuartel de Artillería, de cuando la colonia española, y en esas galerías y en esos patios viejos nos poníamos a conversar: ¿Qué te parece esta asignatura? ¿Qué tú crees que pregunten?”, y al grupo se incorporaban los compañeros de provincias (…).

Ellos no podían tener la orientación de los profesores. Sin embargo, estudiaban más (…)

A Dulce María Escalona, un día, le brindé mi casa para reunirse con el grupo a estudiar… (Pichardo et al., 2006, p. 25).

A inicios de octubre de 1923, Dulce María Escalona ingresa a la Asociación Pedagógica Universitaria, radicada en la Escuela de Educación, integrada por los graduados en Pedagogía y los alumnos del último año de esta carrera, entre los que, en ese momento, se encontraba ella.

Ese mismo mes, participa en el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, en realidad, el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, pues por acuerdo unánime del pleno del mismo, una vez constituido, se añadió la palabra “revolucionario” al nombre de este conclave. (Soto, 1979). Este evento, culminación del movimiento de reforma universitaria que se había iniciado en Cuba, se desarrolló entre los días 15 y 25 de octubre de 1923 bajo el lema progresista "Todo tiempo futuro tiene que ser mejor", con la asistencia de 33 instituciones con 128 delegados en representación de la Universidad, los centros de enseñanza media, colegios privados y la prensa estudiantil.

Dulce María sustituía a la Srta. María Luisa Castro, la que estaba enferma, como se especifica en el acta de la quinta sesión del referido Congreso, celebrada el 19 de octubre, por la tarde, en representación de la Asociación Pedagógica Universitaria (Comisión Cubana de la UNESCO, 1964).

Orille (2006), discípula y biógrafa, afirma que es en este evento donde conoce a la figura cimera del estudiantado universitario: Julio Antonio Mella, “la más atractiva personificación de la virtud masculina, ya que reunía todas las condiciones físicas, morales e intelectuales de un verdadero predestinado”, según Graciela Garbalosa (Bernal del Riesgo et. al., 1966, p. 272).

El impacto que le produjo a Dulce María la figura y temperamento de Mella fue igualmente extraordinario, “no solo por su presencia física, sino por la actitud valiente y digna ante el representante del gobierno de Alfredo Zayas” (Lidia Orille, comunicación personal, 4 de mayo de 2009), el Dr. González Manet, Secretario de Instrucción Pública. En realidad, este hecho ocurrió unos días antes del Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, durante el acto de apertura del curso escolar 1923-1924, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana (Fors, 1923), lo que hace dudar de la fecha en que Dulce María conoce a Mella, según Orille. Ella contaba que “tenía una personalidad tan extraordinaria que se imponía donde quiera” (Escalona citada por Sarusky, 1977, p.194)

Durante el desarrollo del Congreso hubo grandes enfrentamientos entre los derechistas agrupados en torno a Emilio Núñez Portuondo, Gerardo Portela y Antonio Iglesias y los izquierdistas agrupados en torno a Mella. En este grupo se destacaron Alfonso Bernal del Riesgo, Gustavo Aldereguía, Francisco Pérez Escudero, Sarah Pascual, Eusebio Adolfo Hernández, Leonardo Fernández Sánchez, Fernando Portuondo, Jorge Vivó y Dulce María Escalona.

Mella no pudo dominar el congreso, pero con el apoyo de la corriente revolucionaria que lo seguía se condenaron todos los imperialismos, se abogó por la autodeterminación de los pueblos y se hicieron importantes pronunciamientos en relación con los planes más progresistas sobre la organización de la enseñanza, los métodos y otras cuestiones. También se aprobó unánime e íntegramente una interesante declaración de Derechos y Deberes del estudiante, propuesta por Mella, la que se puede hallar en diversos libros y folletos dedicados a este trascendental evento de los estudiantes cubanos.

Dulce María tuvo una activa participación en todas las sesiones del mismo.

En la mañana del 20 de octubre, se celebró la sesión de mociones, en la que se crean tres comisiones: una para los asuntos sociales, otra para los educacionales, y otra para los Internacionales. Al designar los que habían de formar cada comisión, se acordó que la de asuntos educacionales estuviera integrada por Dulce María. Bernal e Iglesias.

En la sesión de la tarde, el debate del congreso se centró en el tema de las reformas en la segunda enseñanza. En esta sesión se escucharon importantes criterios:

En la sesión de la noche, la Escalona vuelve sobre esta idea, recalcando que “…es necesario que las asignaturas de experimentación se den con laboratorios y gabinetes adecuados por lo que es necesario urgentemente proveer a los institutos de material de enseñanza” (Comisión Cubana de la UNESCO, 1964, p. 92).

Pareciera que ya la Escalona había entrado en contacto con el ideario pedagógico martiano a través de los ciclos de conferencias sobre la obra y el pensamiento del Apóstol, organizados por la Juventud Nacionalista de Oriente, a la que pertenecía desde su fundación en 1921. Hondo, muy hondo había calado en ella el llamado del Maestro a desterrar de la enseñanza todo lo escolástico y sustituirlo por lo científico.

En la tarde del día 21 de octubre se celebró una sesión en la que se dio lectura a las mociones presentadas por las comisiones creadas en la mañana del día 20. En esta sesión la Escalona se pronuncia a favor de la moción de Veiga, que propone manifestar a la Secretaría de Instrucción Pública el disgusto que produciría a los estudiantes que dicha Secretaría no aceptase el criterio de la Escuela de Pedagogía, expresado en el brillante informe que dicha Escuela emitió en fecha 4 de septiembre pasado, relativo a no permitir el ingreso en la Universidad a los maestros de certificado, diciendo que se pretende equiparar el certificado de maestro no normalista con el título de bachiller, y que sí esto se acepta, disminuye grandemente el prestigio de las carreras universitarias, porque esos individuos apenas tienen la cultura de un niño que cursa estudios de quinto grado, con lo que Dulce María estuvo de acuerdo (Comisión Cubana de la UNESCO, 1964).

En la sesión celebrada en la noche del día 22, dedicada a valorar la provisión de cátedras universitarias, el Congreso, considerando los defectos substanciales del sistema de oposiciones, que se habían visto comprobados en Cuba, se declara opuesto al mismo y desea su sustitución por otro que reporte mayores ventajas y que debe ser propuesto por una comisión técnica y aprobado por el organismo competente. Acto seguido, Manuel Borbolla, Alfonso Bernal, Portuondo, Núñez Portuondo, Gerardo Valdés, Antonio Iglesias y Dulce María Escalona, presentaron la siguiente proposición: “Que el nuevo sistema de provisión de cátedras sea aplicado, revolucionariamente, a todo el profesorado de la Universidad de la Habana” (Comisión Cubana de la UNESCO, 1964, p.121), la que resultó aprobada.

Finalmente, en la sesión de la tarde del día 23 de octubre de 1923, Dulce María, educada por sus padres, ambos con activa participación en la gesta independentista del 95, en el paradigma de la ideología mambisa, vota a favor de las siguientes propuestas hechas por Mella:

El Primer Congreso Nacional Estudiantes recomienda a los Estudiantes y Profesores la formación del nuevo espíritu universitario a base de la lucha por la mayor justicia social y de una mayor fraternidad entre los pueblos que tienen la misma orientación que nosotros, con el fin de que este espíritu nuevo sustituya al antiguo espíritu religioso que ya cumplió su misión histórica, y que a pesar de haber fenecido, no ha sido sustituido por nada digno todavía, dejando sólo como vínculo interuniversitario el puro, pero frío amor a la ciencia.

El Primer Congreso Nacional Estudiantes se declara contrario a todos los imperialismos y especialmente en contra de la intromisión del imperialismo yanqui en nuestros asuntos interiores

Se declara igualmente contra la aplicación y existencia de la Enmienda Platt

Y acto seguido se procedió a dar lectura a una moción presentada por el Sr. Borbolla, firmada por Sarah Pascual y los Sres. del Valle, Jerez, Escandell, B. Valdés, Aldereguía, Bisbé, Bernal, Gay Calbó, Ferrer, González, Portuondo, Iglesias, Pérez Cabrera, Vivó, Entenza, Portela, Cañas, Lavín, Palma, Luaces, Sopo Barreto y Dulce María Escalona, que decía:

I. El Primer Congreso Nacional de Estudiantes se declara contrario abiertamente al tratado Permanente entre Cuba y Estados Unidos (vulgarmente Enmienda Platt), y proclama que una de sus vehementes aspiraciones es verlo desaparecer. Que asimismo protesta de manera categórica contra toda injerencia del Gobierno yanqui y sus derivados de imposiciones y agresiones a nuestra dignidad nacional.

II. Este acuerdo se enviará a todas las Repúblicas de la América Latina por conducto de sus Universidades respectivas y especialmente a la Secretaría del Congreso Internacional de Estudiantes Latino-Americanos, que reside en Montevideo.

III. La propaganda para la consecución de este ideal se encomienda a la dignidad de la Juventud Cubana. (Comisión Cubana de la UNESCO, 1964, p. 131) y (Soto, 1979, t. II, p.120)

En esta sesión Dulce María también votó a favor de las siguientes propuestas de Mella:

El Primer Congreso Nacional Estudiantes se declara contrario a la Doctrina de Monroe y al Pan Americanismo

El Primer Congreso Nacional Estudiantes se declara contrario al actual sistema económico imperante en Cuba y contra el Capitalismo Universal.

El Primer Congreso Nacional de Estudiantes enviará un cordial saludo a la Federación Obrera de la Habana, le comunicará los acuerdos lomados en este Congreso y le hará presente los deseos de una perfecta unión entre Estudiantes y Obreros, mediante el intercambio de ideas e intereses, con el fin de preparar la transformación del actual sistema económico, político y social, sobre la base de la más absoluta justicias.

Sobre su intervención en este evento, Dulce María diría años después:

Mi participación en ese congreso fue fundamental. Me permitió trabar contacto con las corrientes ideológicas determinadas por la Revolución de Octubre. El sentimiento antiimperialista que había echado raíces en mí desde la invasión yanqui a Santo Domingo en 1916, maduro entonces (Escalona citada por Pina, s/f, p.18).

Legítimo producto del Congreso Nacional de Estudiantes es la fundación de la Universidad Popular “José Martí”, que representa una línea de continuidad histórica con las escuelas de Moralitos y a La Liga, creada por José Martí en New York en 1890, para desde las aulas ayudar a la concientización de la clase obrera. Este singular esfuerzo educativo se inició el 3 de noviembre de 1923 en las aulas de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, con más de 500 trabajadores.

Un recorte de El Universal, diario publicado en La Habana, con fecha 14 de noviembre de 1923, informa que en esta fecha aún no se había encontrado un profesor para la asignatura de Matemática. Dulce María se enamora del proyecto y colabora como profesora de Matemática, dando clases durante un breve período de tiempo, en tanto tuvo que regresar a Santiago de Cuba.

Junto a ella ejercieron como profesores relevantes figuras como Bernal del Riesgo, Gustavo Aldereguía, Sarah Pascual, José Zacarías Tallet, Raúl Roa, Eusebio A. Hernández, Emilio Roig de Leuchsenring, entre otros.

Dos meses después de inaugurada la Universidad Popular, Julio Antonio Mella es obligado a renunciar como presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios. La sede de la Universidad Popular se traslada al Instituto Provincial de Segunda Enseñanza y después al Centro Obrero, situado en la calle Zulueta. También se dictaban cursos en la Sociedad de Torcedores de La Habana y en otros locales establecidos en diferentes barrios de La Habana, en Santiago de las Vegas y en San Antonio de los Baños, entre otros lugares.

La enseñanza que se desarrolló en esta Universidad era objetiva, científica, recogía algunos elementos del pensamiento educativo martiano, conocido y divulgado por Mella. En las clases se favorecía la viva discusión científica y también acerca de la situación política del país y de las condiciones de vida de la clase obrera. Se hablaba de soluciones y de esperanzas.

Conclusiones

A través de argumentos evidenciables de forma documental y testimonial, se revela la posición revolucionaria asumida, desde muy joven, por Dulce María Escalona, educada por sus padres en el ansia cubana de independencia, patria y libertad y en un marcado rechazo a la intervención y ocupación militar del imperialismo yanqui, que les arrebato la verdadera independencia por la que habían luchado y vencido en 1898. En el decurso de su vida sería consecuente con esta actitud al proseguir con su activa participación en los acontecimientos políticos posteriores, entre ellos, las luchas contra el machadato y contra el gobierno contrarrevolucionario Mendieta-Caffery-Batista, la insurrección tras el golpe de estado encabezado por Batista en 1952 y, sobre todo, en la construcción de la Revolución Socialista, en particular a través de su decisiva participación en la primera revolución educacional, lo que la convierte en un paradigma para las nuevas generaciones de docentes en Cuba.

 

Referencias bibliográficas

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