Varona

Revista Científico-Metodológica, Edic. Esp. mayo-agosto, 2022. ISSN: 2020-82

Fundamentos psicológicos de la interacción dialógica

Psychological Foundations of Dialogic Interaction

MSc. Edwind Jeovanny Trejos Cabrera. Profesor Titular Universidad de El Salvador El Salvador.
Correo electrónico: edwind.trejos@ues.edu.sv
Código Orcid: http://orcid.0000-0002-9779-6433

Dr. C. Ileana Domínguez García. Profesora Titular. Consultante. Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona,La Habana, Cuba
Correo electrónico: ileana.dominguez@ucpejv.edu.cu
Código Orcid: http://orcid.0000-0001-7474-1600


RESUMEN

Comprender el proceso de enseñanza aprendizaje desde la perspectiva del enfoque Histórico-Cultural, permite asumir que el aprendizaje es un proceso de interacción social que posibilita construir la comprensión mediante las diferentes relaciones que se establecen entre: profesor/estudiante, profesor/grupo y entre estudiantes en un ambiente de respeto y colaboración, todo ello mediado por la dialogicidad. Este enfoque enfatiza fundamentalmente en el desarrollo de la personalidad. Concibe al sujeto como un ser social, que establece un conjunto de acciones más complejas resultantes de la interacción social el cual transforma la capacidad de pensar en la acción. El proceso de enseñanza aprendizaje ha de ser asumido desde el lenguaje, la cultura y la comunicación de forma más profunda que las simples relaciones de transmisión en las que se ha asentado tradicionalmente la escuela. En este artículo se aborda como fundamento psicológico de la interacción dialógica, el enfoque histórico cultural, que asume al sujeto que aprende, como sujeto histórico de su realidad, enfatizando fundamentalmente en el desarrollo de la personalidad y concibe al estudiante como un ser social en cuya interacción, generada en el aula y mediada por el profesor, se vuelve compleja, de lo que resulta la significatividad para el sujeto de las demandas culturales y el sentido que este le da a dichas demandas.

Palabras clave: Acto comunicativo, dialogicidad, mediación, mediación pedagógica

ABSTRACT

Understanding the teaching-learning process from the perspective of the Historical-Cultural approach allows us to assume that learning is a process of social interaction that makes it possible to build understanding through the different relationships established between: teacher/student, teacher/group and between students in an atmosphere of respect and collaboration, all mediated by dialogue. This approach fundamentally emphasizes the development of personality. It conceives the subject as a social being, which establishes a set of more complex actions resulting from social interaction which transforms the ability to think into action. The teaching-learning process has to be assumed from language, culture and communication in a deeper way than the simple relations of transmission in which the school has traditionally been based. In this article deals with the psychological foundation of dialogic interaction, the cultural-historical approach, that assumes the subject who learns, as the historical subject of his reality, emphasizing fundamentally in the development of the personality and conceives the student as a social being in whose interaction, generated in the classroom and mediated by the teacher, becomes complex, resulting in the significance for the subject of cultural demands and the meaning that he gives to these demands.

Keywords: Communicative act, dialogicity, mediation, pedagogical mediation


Introducción

La educación es el proceso que pretende preparar a los sujetos para su futuro desempeño profesional y social, por tanto, es permanente en la vida del hombre. Tradicionalmente el proceso de enseñanza-aprendizaje ha sido utilizado como la vía idónea para trasmitir información y ser interiorizada por parte del estudiante.

Este asume una posición pasiva en el proceso, y al profesor se le han asignado diversos roles: el de trasmisor de conocimientos, el de animador, el de supervisor, o guía del proceso de aprendizaje e incluso el de investigador educativo. Hoy día es un clamor social que la tarea docente no debe restringirse a una mera transmisión de información.

Por tanto, se vuelve importante asumir y como bien lo señala Alexander:

 … “comprender que el aprendizaje es un proceso interactivo y que la comprensión se construye a través de la actividad conjunta entre el maestro y el alumno y entre los alumnos en colaboración y, por lo tanto, desarrollar un creciente sentido de responsabilidad de los alumnos sobre qué y cómo aprenden” (Alexander, 2010a).

Dicha comprensión del aprendizaje ha de fundamentarse en “(…) reconocer que el conocimiento no sólo se transmite, sino que también es negociado y recreado; y que cada uno de nosotros, al final, saca nuestro propio sentido del encuentro de saberes tanto personales como colectivos”. (Alexander, 2010a, pág. 399), mediado por el diálogo como herramienta de encuentro entre los sujetos que participan y lo que ha de ser aprendido.

Si se valoran los nuevos retos, se aprecia que estos no operan solo dentro del ámbito profesional, sino que trascienden a complejos constructos como la ideología y las formaciones psíquicas superiores como la autoeducación y el autodesarrollo. Se afirma que nuestras universidades deben de formar un egresado más capaz, autónomo y con crecimiento personológico.

Esta idea permite considerar al sujeto activo, con un desarrollo integral que puede ser puesto de manifiesto en todas sus esferas de actuación dentro de la vida cotidiana, garantizando su éxito profesional, familiar, intelectual y social. En este sentido, el artículo que se presenta, pretende revelar los fundamentos psicológicos de la interacción dialógica, desde la perspectiva del enfoque histórico cultural.

En tal proyección se asume al que aprende, como sujeto histórico de su realidad. En tal sentido, enfatiza el desarrollo de la personalidad, que concibe al estudiante como un ser social en cuya interacción, generada en el aula y mediada por el profesor, se vuelve compleja, de lo que resulta la significatividad para el sujeto de las demandas culturales y el sentido que da a dichas demandas.

Se estudian además de manera sucinta los aportes teóricos desarrollados por L. S. Vigotsky, lo que permite tener una mayor y mejor comprensión del enfoque histórico cultural, en el que se destaca el papel de los participantes del proceso de enseñanza aprendizaje (profesor, estudiante, grupo), el papel del lenguaje y los signos en su unidad con el pensamiento como mediadores y como instrumentos externos e internos (psicológicos) para conocer la realidad y actuar posteriormente sobre ella y se analiza la mediación como elemento vital de la interacción dialógica.

Otro aspecto que se incorpora es el referido a la teoría de la actividad que explica cómo se ajusta el individuo al contexto y a las condiciones en las cuales cambia su pensamiento, y hace referencia a tres condiciones particulares: la interacción con los objetos, con los otros y con el yo.

Desarrollo

Es a principios del siglo pasado cuando da inicio la Psicología del Desarrollo. Sin embargo, América empieza a estudiar esta tendencia solo en los finales de este, a través de la mediación social. Asume entonces que el enfoque histórico cultural plantea el desarrollo del sujeto que aprende, como sujeto histórico de su realidad, lo que posibilita una nueva perspectiva a la pedagogía.

Por su fundamento psicológico, este enfoque enfatiza fundamentalmente el desarrollo de la personalidad, al concebir al sujeto como ser social, capaz de establecer un conjunto de acciones más complejas resultantes de la interacción social que transforma la capacidad de pensar en la acción. El desarrollo de la personalidad está mediado por la relación con otros, en el contexto de la integración actividad-comunicación.

Es necesario entender la dialogicidad como la forma de concebir, crear y comunicar lo que se aprende y desde la que el profesor asume el papel de mediador, con la intención de que el estudiante pueda operar en la realidad para conocerla o transformarla y a su vez transformarse. “Cuando actúan en el mundo, los sujetos no solamente cambian el mundo, sino que se cambian a sí mismos” (Marková, 2006a, 239)

El sujeto como ser social se constituye a partir de las experiencias sociales particulares, que le propician una capacidad de aprender a negociar significados de forma coherente con el contexto cultural en el cual está inmerso, mediados por la dialogicidad entendida esta “como capacidad para concebir, crear y comunicar sobre las realidades sociales”. (Marková, 2006a), o el diálogo mismo (Freire, 1970)

Como producto de esa interacción constante, algunas demandas culturales empiezan a ser significativas para el sujeto; por tanto, se concibe como un agente social que se mueve en variados ambientes, en los cuales desarrolla procesos de mediación con otros pares, con diferentes experiencias que enriquecen a cada uno de los participantes. Y esta vivencia solo puede ser desarrollada en una actividad en concreto y mediada por la dialogicidad.

En torno a los aportes de la interacción dialógica al proceso formativo, es posible destacar la actualidad de los estudios de diversos autores. Entre ellos se significan los de Padilla, J. (2015) y los de Rahman, S., Redmond, J. y Clerbout, N. (2017), en los que se evidencian las bases de la teoría vigotskiana que revela la mediación como esencia.

La palabra mediación significa la acción y el efecto de mediar, que es interceder, interponer, estar en medio de algo (Diccionario de la Real Lengua Española, 2018). Desde una óptica filosófica expresa la existencia de un objeto o concepto a través de sus relaciones con otros objetos o conceptos. En Psicología es el proceso de ubicación y utilización de un elemento material o una estructura psicológica de carácter simbólico entre el individuo y la realidad sobre la que opera para transformarla o conocerla (Castro Kikuchi, 2005).

Fue Vigostky quien introdujo en la teoría psicológica el concepto de mediación para designar la función de los instrumentos, tanto materiales como psicológicos, que constituyen herramientas de interposición en las relaciones de las personas con otras personas y con el mundo de los objetos sociales. Este concepto en el proceso educativo adquiere una dimensión especial por su papel en la socialización de la personalidad de una manera sistematizada, por tanto, se habla de una mediación pedagógica. El aprendizaje a través de un mediador se traducirá en un funcionamiento cognoscitivo apropiado que facilitará la superación de limitaciones impuestas por la herencia o la cultura. (Ramirez San Juan, 2019)

Comprender el enfoque histórico-cultural requiere partir de los aportes teóricos desarrollados por L. S. Vigotsky (1896-1934), lo cual ofrece elementos importantes al respecto que de manera sintética se pueden resumir en las siguientes ideas:

Su esencia radica en el proceso interactivo del profesor y de los medios de enseñanza con los alumnos (Contreras Montes, 1995) (Prieto Castillo, 1994), que es capaz de promover y acompañar el aprendizaje. Presupone una atención y un tratamiento especial a todos los elementos personales y no personales del proceso pedagógico con la intención de viabilizar un proceso educativo participativo, creativo, interactivo y expresivo (Anzola Morales & Cardona Guarín, 2002).  

Todos estos elementos se convierten en mediadores de dicho proceso para facilitarlo y elevar su calidad, por tanto, el acto de mediar pedagógicamente es ofrecer recursos para promover un aprendizaje acorde a los tiempos que corren y el profesor tiene obligatoriamente que convertirse en un mediador de excelencia entre los resultados de la Cultura (conocimientos teóricos y práctica profesional) y los alumnos.

Este proceso de mediación resulta decisivo y se puede plantear una clasificación, en la que se destacan fundamentalmente dos (Morenza Padía & Terré Camacho, 1998):

Mediación social: cuando otra persona sirve como instrumento para la formación de la conciencia individual

Mediación instrumental: agrupa a los instrumentos creados por la cultura, tales como los signos como sistemas con diferente nivel de complejidad que eslabonan la actividad psíquica del sujeto y que permiten transmitir significados, posibilitando la regulación de la vida social y la autorregulación de la propia actividad.

Es conocida también como mediación semiótica y en el caso de la enseñanza se le denomina mediación pedagógica.

La mediación pedagógica debe concebirse como un fenómeno integral que afecta a todos los participantes en el proceso educativo, así como a los objetivos, los contenidos, los medios, las formas y la evaluación de la enseñanza. Con respecto al tema, se consideran de gran actualidad los aportes de: García (2014), Rodas (2014), Ramírez (2019), Sandoval y Toro (2020), así como los de Martínez, Édgar, Ruiz & García (2021).

De acuerdo con (Pilonieta, 2003), se identifican dos tipos fundamentales de mediación del saber: la mediación de tipo cognitivo y la mediación de tipo metacognitivo. La mediación cognitiva, se refiere a la adquisición de herramientas cognitivas necesarias para resolver problemas en el campo de las disciplinas académicas.

El proceso de mediación cognitiva sistemática se inicia con la escuela y los maestros empiezan a incorporar términos, como expresión de conceptos científicos, junto con las palabras espontáneas que integran el período escolar. Afirma este autor en períodos de escolarización los conceptos espontáneos o nociones son el resultado de procesos de generalización e interiorización de las experiencias personales en las cuales está ausente la escuela.

Naturalmente estos “preconceptos” generalmente no tienen consistencia interpretativa seria; si estos permanecen tal cual, es probable que se forme la conciencia ingenua y el “almacén” de criterios va a producir juicios equivocados, confusos y míticos. La mediación metacognitiva está referida a la adquisición de herramientas de tipo semiótico de autorregulación por parte de los niños y las personas en formación.

Según Luria citado en (Pilonieta, 2003), se trata de autoplanificación, seguimiento, corrección y evaluación. Este tipo de mediación es la que permite el desarrollo de procesos metacognitivos; tiene su fundamento en la comunicabilidad interpersonal ya que el lenguaje es la vía más expedita y natural para el manejo de los comportamientos infantiles y adultos (Galindo González, Gutiérrez Galindo, Ruíz Aguirre, & Martínez de la Cruz, 2020). Es conveniente recordar que la herramienta interiorizada que usamos para controlarnos es nuestro diálogo interior.

La mediación pedagógica presupone una dirección del aprendizaje indirecta con la participación activa de profesores y alumnos a través de la interacción entre ambos, estimulando un rango más amplio de participación, (Ferreriro Gravié, 2008).

Lo anterior fundamenta el papel determinante de la comunicación en el desarrollo de la mediación pedagógica dado que en toda actividad educativa siempre se establece una relación entre sujetos es importante señalar las funciones de la mediación que señala Feuerstein.

Citado por (Ferreiro Gravié, La pieza clave del rompecabeza del desarrollo de la creatividad: La Escuela, 2012) :

Acerca de este problema en el ámbito de las universidades latinoamericanas, se refiere (Prieto Castillo, 1994) al afirmar que el discurso educativo no está mediado pedagógicamente ni en la relación presencial ni en los materiales didácticos, lo cual exige de una revisión, tanto de relacionarse el mediador con sus interlocutores estudiantes, como de los materiales didácticos elaborados.

La utilización eficaz de los medios de enseñanza, independientemente de cuáles sean, deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones psicodidácticas:

Carácter complementario de la información: los contenidos reflejados en los medios no deben coincidir exactamente con lo que se expone oralmente en el aula, para que no se convierta entonces la clase en una sesión de lectura en voz alta, si no en una orientación del contenido. La exposición oral del docente deberá tener en el medio de enseñanza un complemento y no una reiteración exacta del contenido abordado. 

En todo momento el mediador propicia a través de la comunicación el tránsito de un estado inicial a uno esperado, ideal o potencial y lo hace con la participación plena del sujeto que aprende. El mediador debe inducir al empleo, por parte del que aprende, de estrategias que se adecuen a su nivel, estilo y ritmo de aprender, entre otras cosas; de ahí que en la actualidad hablemos de Zona de Construcción Social del Conocimiento.

La teoría de la actividad explica cómo se ajusta el individuo al contexto y a las condiciones bajo las cuales cambia su pensamiento, y hace referencia a tres condiciones particulares: la interacción con los objetos, con los otros y con el yo.

La actividad se concibe como estructuras y sistemas que producen eventos a partir de las mediaciones. La acción, por su parte, es la unidad de análisis para construir un objeto específico a través de operaciones mentales. La actividad relaciona al sujeto con un objeto, un objetivo y las herramientas del pensamiento.

Es necesario tener en cuenta los aspectos que se relacionan con la actividad como categoría psicológica, a partir de los cuales se considera al hombre dentro de un permanente sistema de relaciones con el mundo y con los demás individuos, cuya base es su propia actividad en el interior de este sistema, con el cual interactúa de manera constante.

El enfoque histórico cultural considera que la forma esencial de existencia de lo psíquico se da en su calidad de actividad. Señala que los fenómenos psíquicos surgen y se desarrollan solo en el proceso de interacción constante del individuo con su medio. Es en la relación entre los sujetos y de éstos con el mundo que cambiamos y creamos una nueva realidad; nuevos hombres y mujeres se hacen, creando cultura, haciendo historia (Gadotti, 2008).

En esta afirmación se expresa el carácter amplio de la comprensión de la actividad, la cual se formula en dos sentidos: uno interno, en tanto todo proceso psíquico ocurre como actividad; y otro externo, de interacción. Así, la categoría actividad comprende, en esencia, la vía de interacción del hombre con lo que le rodea y la forma propia de lo psíquico.

Desde estas consideraciones, la mediación del aprendizaje en la escuela se plantea como un proceso dialéctico en el que enseñanza y aprendizaje constituyen una simbiosis, se articulan para posibilitar la construcción de experiencias efectivas de aprendizaje y generan transformación y desarrollo humano.

Este proceso es determinante en la construcción de aprendizajes y en el logro de las finalidades educativas; en donde la comunicación cumple una función determinante que hace posible dicho proceso.

Por último, se plantean las conclusiones a las que se arriba luego de los análisis y reflexiones teóricas realizadas.

Conclusiones

A manera de conclusión se puede señalar que:

 

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Contribución de los autores:

Autor 1- Edwind Trejos Cabrera: Diseño y redacción del artículo y tratamiento de la bibliografía.
Autor 1- Ileana Domínguez García: Redacción y revisión estilística del artículo y revisión bibliográfica.

Declaración de conflictos de interés
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