Varona

No.78 Septiembre-Diciembre, 2023.    ISSN: 1992-82

Modelo pedagógico de formación emocional del educador de la primera infancia

Pedagogical model of emotional formation of the early childhood educator

Dr. C. Dania Rodríguez Rodríguez. Profesor Titular, Doctor en Ciencias Pedagógicas, Departamento Educación Preescolar, Facultad Ciencias de la Educación, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba.
Correo electrónico: dania.rodriguez@uo.edu.cu
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9864-6827

Teléfonos: 53247148; 22 635585
MSc. Claudia Heredia Leyva. Profesor Asistente, Máster en Investigación Educativa, Departamento Educación Preescolar, Facultad Ciencias de la Educación, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba.
Correo electrónico: claudiah@uo.edu.cu
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3321-6751

Dr. C. Adia Gell Labañino. Facultad Ciencias de la Educación, Departamento Educación Preescolar, Profesor Titular, Doctor en Ciencias Pedagógicas
Correo electrónico: adiagell876@gmail.eecom
ORCID:http://orcid.org/0000-0002-3212-9672
Teléfonos: 54694926; 22 636989


RESUMEN

Profundos y apremiantes cambios se aprecian en la formación universitaria que involucran al profesional de la primera infancia, para insertarse en una práctica educativa que exige mejor calidad en su atención, con énfasis en el desarrollo de las habilidades como mecanismo de interacción desde la perspectiva afectivo-emocional, aspecto imprescindible en este nivel educativo, aspiración que reconoce la necesidad de mejorar el proceso conforme a los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. El objetivo del artículo es argumentar un modelo pedagógico para la formación emocional del profesional de la primera infancia desde el proceso formativo, que los prepare para un desempeño pertinente con la lógica esencial de esta etapa del desarrollo de 0 a 6 años. Para ello se utilizaron los métodos de análisis y síntesis, el hermenéutico-dialéctico y el enfoque de sistema, que facilitaron la modelación del proceso investigado. En el modelo se precisan las relaciones esenciales entre las dimensiones: habilitación emocional pedagógica, la habilitación sociointeractiva, la educación socioafectiva, sus configuraciones y particularidades esenciales, desde la relación dialéctica entre lo intelectual y lo emocional, que contribuye a la autorregulación emocional

Palabras clave: habilitación, sociointeractiva, socioafectiva, autorregulación, apoy

ABSTRACT

Profound and urgent changes can be seen in university education involving the early childhood professional, to be inserted in an educational practice that demands better quality care, with emphasis on the development of skills as an interaction mechanism from the affective-perspective. emotional, an essential aspect at this educational level, an aspiration that recognizes the need to improve the process in accordance with the Sustainable Development Goals of the 2030 Agenda. The objective of the article is to argue a pedagogical model for the emotional training of early childhood professionals from the the formative process, that prepares them for a pertinent performance with the essential logic of this stage of development from 0 to 6 years. For this, the methods of analysis and synthesis, the hermeneutic-dialectical and the system approach were used, which facilitated the modeling of the investigated process. The essential relationships between the dimensions are specified in the model: pedagogical emotional empowerment, socio-interactive empowerment, socio-affective education, its essential configurations and particularities, from the dialectical relationship between the intellectual and the emotional, which contributes to emotional self-regulation.

Keywords: empowerment, sociointeractive, socioaffective, self-regulation, support


Introducción

En la formación emocional del estudiante de la Licenciatura en Educación Preescolar se considera de gran pertinencia la formación emocional. En este sentido, el Modelo pedagógico de formación emocional del educador de la primera infancia constituye una representación simplificada de la realidad del proceso formativo de este estudiante, lo cual favorece el esclarecimiento de las características esenciales del proceso aludido.

La inteligencia emocional como aspecto sustancial de la formación integral del profesional de la primera infancia potencia sus capacidades pedagógicas junto al razonamiento lógico, la creatividad, la motivación por la profesión y los autorreferentes, aprovechando lo afectivo vivencial y promoviendo sentimientos, emociones y estados de ánimo positivos que contribuyan a optimizar la formación de estos profesionales. La emocionalidad y la sociabilidad, por lo tanto, entran en este grupo de capacidades importantes, para el desarrollo de una personalidad armónica y completa.

La inteligencia emocional ha sido abordada por diversos autores, entre ellos se destacan Mayer John y Salovey Peter (1990), Howard Gardner (1983), Extremera y Fernández (2018), Chacón (2004), Martínez (2003), Teruel Melero (2000) sus estudios han estado en función de acuñar el término de “inteligencia emocional”, se ha planteado además la existencia de varias inteligencias.

En Cuba, la problemática de la estimulación intelectual ha sido abordada por autores cuyos estudios se encaminaron a revelar las particularidades esenciales de la estimulación intelectual, esclareciendo la dinámica de este proceso y el desarrollo de la inteligencia, en virtud de dicha estimulación. Otro antecedente importante se halla en el trabajo referido a la estimulación temprana desde el punto de vista intelectual realizado por el investigador Huepp Ramos F (2005) el cual reveló las cualidades intelectuales que emergen como resultado de esta estimulación en los niños y niñas desde las primeras edades.

Los esfuerzos realizados por el Ministerio de Educación para encontrar respuestas alternativas al problema de la formación integral de los estudiantes de la educación en general y del estudiante de Educación Preescolar en particular, no han permitido alcanzar aún óptimos resultados de acuerdo con las exigencias que se plantean ante un proceso de esta naturaleza, a pesar de las investigaciones que se han realizado acerca de la formación de los estudiantes de carreras pedagógicas se presentan las carencias:

Del análisis referencial anterior se advierten insuficiencias en las relaciones interpersonales del educador de la primera infancia en su formación que limitan la pertinencia del proceso educativo en relación con su formación intelectual. Por eso, se considera conveniente concebir desde las ciencias un modelo pedagógico para la formación emocional pedagógica del educador de la primera infancia que argumente las particularidades esenciales del proceso, a partir de la relación dialéctica entre lo intelectual y lo emocional, contribuirá a la autorregulación emocional como síntesis integradora del desarrollo de la conciencia emocional de este profesional, contribución teórica esencial del estudio que se realiza.

La relevancia se expresa en la comprensión de la formación emocional del educador de la primera infancia, como un proceso que integra orgánicamente la lógica esencial de este nivel educativo a la dinámica de los procesos emocionales con un sentido pedagógico y en consecuencia con ello un manejo pertinente de las emociones desde una ética del respeto, el diálogo, la colaboración, la atención de la diversidad en contextos de interacción como, síntesis de la relación de lo cognitivo y lo emocional

A partir de los aspectos referidos, el objetivo de este artículo es argumentar un modelo pedagógico para la formación emocional del profesional de la primera infancia desde el proceso formativo, que los prepare para un desempeño profesional pertinente con la lógica esencial de esta etapa del desarrollo de 0 a 6 años.

Materiales y métodos

Esta investigación se realiza en la Universidad de Oriente en la carrera Licenciatura en Educación Preescolar, desde finales de 2020 hasta finales de 2022, como unidad de análisis se tuvo en cuenta a un grupo de tercer año Curso Diurno de la carrera la muestra estuvo integrada por 22 estudiantes y 10 profesores del colectivo pedagógico del mismo año, para garantizar el cumplimiento del objetivo propuesto se utilizaron los métodos de análisis-síntesis, sistémico estructural funcional, inductivo-deductivo.

El análisis-síntesis permitió analizar las características psicopedagógicas fundamentales del proceso formativo desde la perspectiva emocional, transitando de las partes al todo en el proceso de modelación. El sistémico-estructural funcional, posibilitó estructurar una sistematización teórica para conceptualizar las principales categorías, regularidades, principios y relaciones que revelen la lógica pedagógica del proceso de formación emocional en el educador de la primera infancia y el inductivo-deductivo, penetrar en la lógica teórico-práctica del problema, sus causas y nexos, para una visión clara de la solución teórica del proceso de formación emocional del educador de la primera infancia.

El método de modelación articula con el hermenéutico dialéctico presente a lo largo de la investigación, en una lógica científica que transita desde la comprensión hasta la explicación e interpretación del proceso de formación emocional de este educador.

Resultados

Los resultados son consecuencia del estudio doctoral realizado referido a la formación emocional del educador de la primera infancia. Se advierte, además, cómo se presentan en los diversos contextos y circunstancias, la participación del sujeto como el principal mediador. En este sentido, el Modelo pedagógico para la formación emocional del educador de la primera infancia propuesto se fundamenta desde el punto de vista filosófico en la Dialéctica Materialista que permitió la configuración de las elaboraciones teóricas sobre el proceso de formación emocional del educador de la primera infancia, así como la interpretación y explicación de este como proceso social complejo en permanente cambio y transformación, al reconocer sus múltiples contradicciones y del sistema de relaciones que se expresan en este proceso.

A partir de las bases teórico-metodológicas y las manifestaciones fenoménicas del objeto en la realidad, se argumenta el modelo pedagógico, teniendo en cuenta la formación emocional pedagógica del educador de la primera infancia como un proceso:

En el modelo pedagógico propuesto se argumentan las relaciones esenciales entre lo intelectual y lo emocional se clarifican en el sistema de relaciones profesor-estudiantes-grupo, las necesidades de apropiación del conocimiento de las emociones personales y las del otro, a partir de las situaciones vivenciales en torno a la lógica de la profesión. Se concibió como una construcción teórica que permitió representar el proceso en una realidad objetiva concreta y explica el proceso de formación emocional pedagógica en el contexto universitario en la carrera Licenciatura en Educación. Preescolar. Concreción teórica que expresa la integración dialéctica de dimensiones, configuraciones y regularidades de la formación emocional del educador de la primera infancia.

Las consideraciones anteriores permiten reconocer como dimensiones del proceso de formación emocional pedagógica del estudiante de la carrera Educación Preescolar, las siguientes: Dimensión habilitación sociointeractiva, dimensión habilitación emocional pedagógica y dimensión educación socioafectiva
Dimensión habilitación sociointeractiva se constituye como un proceso formativo a través del cual se promueve la apropiación del sistema de conocimientos que le permiten al educador desarrollar el conjunto de habilidades sociales para establecer una comunicación interpersonal como parte esencial de la actividad humana que dinamiza y condiciona las relaciones con los demás.

La habilitación sociointeractiva se identifica en la necesidad de que el profesor, en su organización y despliegue considere una perspectiva conductual, donde se clarifique al modo socialmente pertinente de proceder en el contexto de la comunicación interpersonal, una perspectiva personal que precisa los conocimientos necesarios para estructurar interacciones socialmente oportunas y una perspectiva situacional que implica la adecuación al contexto ambiental en el que se produce la comunicación interpersonal. De esta manera en el proceso de promover las habilidades sociales del estudiante se focaliza la relación entre lo personal, lo conductual y lo situacional.

Así vista, se configura como un proceso de relación, que se define de la orientación del profesor, de las relaciones entre las habilidades sociales, los conocimientos y las emociones que se movilizan en situaciones de comunicación interpersonal. Articula una cadena de acciones que se inicia con una recepción correcta de estímulos interpersonales relevantes, seguida por el procesamiento flexible de estos estímulos a fin de generar y evaluar las posibles opciones para responder asertivamente con la expresión apropiada a la comunicación de su interlocutor y a partir de ahí generar satisfacción y colaboración, en su interacción social.

Se han considerado como habilidades sociales que favorecen y expresan la formación emocional del estudiante las siguientes: identificar y etiquetar sentimientos; expresar los sentimientos; evaluar la intensidad de los sentimientos; controlar los sentimientos; demorar la gratificación; controlar los impulsos; reducir el estrés y conocer la diferencia entre los sentimientos y las acciones.

Se han precisado como configuraciones de esta dimensión las siguientes:

Para lograr la orientación hacia la autonomía emocional el docente debe diversificar los métodos, los medios y las formas de enseñanza para estimular la actividad de los estudiantes organizando oportunamente las situaciones interactivas en las que se desarrollan las tareas de aprendizaje, cobra especial importancia en este sentido el aprendizaje por observación o modelado, aunque la influencia educativa directa de carácter instruccional, también es importante la actitud del profesor que denota la exigencia de orientar al estudiante en la importancia y trascendencia de la interdependencia emocional, en el contexto de las relaciones interpersonales.

Para lograr la orientación hacia la interdependencia emocional, es preciso diagnosticar el desarrollo de los estudiantes y sus posibilidades de evolución, desde la búsqueda del equilibrio, con las reflexiones donde se promuevan los recursos personales y sociales y se garantice el compromiso de cambio, es por ello que requiere del apoyo emocional del profesor el cual debe aunar las voluntades de los miembros del grupo.

Es importante destacar la calidad de las relaciones, más que su cantidad, cuanto mayor sea su calidad, más cubiertas estarán las necesidades de afecto y afiliación, entonces, los sentimientos de identidad y pertenencia serán mayores y todo esto conducirá a un aumento en la calidad de vida tanto física como psicológica.

Dimensión habilitación emocional pedagógica da cuenta del desarrollo de las habilidades emocionales para la actividad pedagógica que no sólo servirá para conducir a sus niños emocionalmente y lograr que sean más preparados en este sentido, sino que además ayudará al propio educador a adquirir habilidades de resistencia en el ejercicio de su profesión y a su vez mayor capacidad para percibir, comprender y regular las emociones propias y la de los demás. En el conjunto de habilidades que conforman esta habilitación se comprenden las siguientes: Percepción y expresión emocional, facilitación emocional; comprensión emocional y la regulación emocional.

Cobra especial importancia la interpretación de la habilitación emocional pedagógica la crítica constructiva, la cual se cimenta en el apoyo emocional pedagógico como proceso de ayuda en función del autocontrol emocional del estudiante de Educación Preescolar en su formación inicial, con actitud de respeto y sentido de solidaridad, pues apoyar no es aceptarlo todo, implica tener una actitud crítica como ejercicio de mejora. Facilita la comunicación de pensamientos e influye en los demás con su sentir permitiendo cambios en la actuación del estudiante de Educación Preescolar que se forma, donde debe desarrollar sentimientos de amor, honestidad, sencillez, respeto, amistad en las diversas tareas que enfrenta en el ejercicio con niños de 0 a 6 años. La crítica constructiva conducirá al estudiante al interior de sí mismo, a la autocrítica y al autoconocimiento trayecto necesario para el autocontrol emocional.

Con la sistematización educativa emocional se va a la búsqueda de la armonía en las relaciones interpersonales, a la comprensión- autocomprensión, en lo que se hace y la construcción de nuevas propuestas de entendimiento y cooperación, a partir de esta visión, se considera oportuno, sistematizar las experiencias emocionales que van suscitándose en los diversos espacios de intercambio con base en la pertinencia profesional y el desarrollo humano, desde sus vivencias, en el trabajo con los niños y en los diferentes contextos donde se insertan.

La educación socio afectiva se reconoce como un proceso que capacita al educador para la enunciación, declaración o proyección de sus modos de sentir, pensar y actuar a través de mensajes asertivos que traten de explicar coherentemente los propósitos de su comunicación, intereses, motivaciones, con sentido interactivo y de sí propio, mediante recursos socioafectivos que ofrecen la posibilidad de ser más comunicativos, más participativos y comprometidos, sobre la base de la confianza y el respeto a quienes los rodean y el ejercicio práctico de la colaboración y la comunicación con sentido del otro. La educación socioafectiva implica:

La educación empática se comprende como el proceso de promoción de los saberes emocionales que permiten comprender el estado emocional del otro, a través de una aceptación racional-afectiva que favorece no solo el reconocimiento de sus vivencias, sino también el apoyo en este sentido, sin perder la autonomía personal que identifica a cada uno y define sus propias emociones o estados vivenciales. La educación empática, por tanto, facilita el encuentro interpersonal, y favorece:

La educación empática supone entonces, la posibilidad de estructurar una comunicación emocional diversificada, de acuerdo con las particularidades, de cada grupo, de cada estudiante y sus necesidades educativas, es por tanto un puente para la atención a la diversidad educativa.

Discusión

La inteligencia emocional ha sido abordada por diversos autores, entre ellos se destacan: Mayer y Peter (1990), Gardner (1983), Extremera y Fernández (2018), Chacón (2004), Martínez (2003), Teruel (2000); Cano y Jiménez (2012); Sánchez et. al. (2019), Barrios y Gutiérrez de Piñares (2020), De La Ossa (2022). Sus estudios han estado en función de definir las emociones y de acuñar el término inteligencia emocional, se ha planteado además la existencia de varias inteligencias para el éxito en la vida, como habilidades que determinan el modo en que se establecen las relaciones consigo mismo y con los demás, así como las habilidades relacionadas con la inteligencia emocional en el ámbito educativo, clínico y las habilidades blandas relacionadas con las competencias socioemocionales.

Los estudios constituyen un punto de partida para revelar las características de la formación emocional del educador de la primera infancia. Al respecto, resulta necesario valorar lo planteado por Horrutinier (2006) cuando plantea: 

[…] la formación supone no sólo brindar conocimientos necesarios para el desempeño profesional, sino también tener en cuenta otros aspectos de igual relevancia, razón por la cual se requiere analizar el concepto desde diferentes ángulos o perspectivas de observación. Para hacerlo se identifican tres dimensiones esenciales, que en su integración garantiza el objetivo de asegurar una formación integral del estudiante. (p. 15)

Por su parte, Sánchez, K. et. al. (2019), plantean:

La educación emocional en los jóvenes es una demanda social. De ella dependen sus relaciones con los otros y la forma de enfrentarse a la vida. En esta dirección los docentes requieren de una formación particular, para poder intervenir en la práctica. (p.12)

Los autores citados revelan las condiciones que deben alcanzar los jóvenes en su formación como una demanda social desde lo profesional, sin embargo, no se precisan cuáles son las habilidades y cualidades más apremiantes que deben garantizarse en este proceso, fundamentalmente si se pretende educar a los niños de 0 a 6 años, lo cual tiene que tener una distinción en el orden comportamental, en aspecto del trabajo pedagógico para la educabilidad de las emociones, no se trata sólo de entrenar habilidades, sino más bien de desarrollar cualidades de la personalidad que hagan al sujeto potencialmente más apto para dirigir la comunicación con los otros.

Al respecto, Venet y Espinoza (2015) plantean:
[…] en la formación del profesional de la educación resulta necesario promover reflexiones en lo relativo a la mentalidad instrumental y operativa, que con

frecuencia aparece en dicha formación, al poner la mirada enfáticamente en las apropiaciones cognitivas, intelectuales o ejecutoras y en el desarrollo de las competencias curriculares como indicadores de logro y pertinencia de dicha formación, se va soslayando el lado sentimental, emocional y lo motivacional del sujeto en formación, sobre todo si se consigue lo primero. (p. 32)

La idea anterior, se comparte al reconocer que en este proceso de formación del profesional es oportuno dominar emociones del mismo modo en que se adquieren los conocimientos y se ejecutan tareas, porque, de esta forma, se puede afrontar con mayor éxito las adversidades frecuentes que se presentan en la vida y en el ejercicio de la profesión. De ahí la importancia que se le concede en el estudio, a la comprensión de la inteligencia emocional que ofrece

Goleman (2021) cuando valora en los presupuestos teóricos psicológicos de la educación emocional y la necesidad de que la escuela desarrolle un proceso de alfabetización emocional como:

[…] la forma de educación afectiva, no sólo porque se recurre a los afectos sino porque se dedica a educar al afecto mismo, es así como afirma que tal vez no haya tema en el que la calidad del maestro resulte tan decisiva, porque de la forma en que él lleve adelante la clase, se constituye, en sí misma, un modelo, una lección de facto, en competencia emocional; asegura que dondequiera que un maestro responda a un estudiante, hay veinte o treinta más que reciben una lección. (p. 1)

Existe una segunda razón más interesada y egoísta por la que las habilidades de inteligencia emocional son importantes en el profesorado. En concreto, estas ejercen efectos beneficiosos para el profesorado a nivel preventivo. Es decir, la capacidad para razonar sobre las emociones personales, percibirlas y comprenderlas, como habilidad intrínseca del ser humano, implica, en último término, el desarrollo de procesos de regulación emocional que ayudarían a moderar y prevenir los efectos negativos del estrés docente a los que los profesores están expuestos diariamente.

Extremera y Fernández (2018) reconocen la necesidad de que los maestros se formen especialmente en este nuevo enfoque de educación emocional y que se repiense la escuela como espacio para enseñar a ser y enseñar a respetar, esta consideración permite sustentar el proceso de formación emocional del educador de la primera infancia como un proceso especialmente articulado con el pilar de aprender a ser y aprender vivir juntos precisando de los otros dos pilares, para ser totalizador. Se deduce que no es posible abordar este proceso sólo desde lo intelectual, es preciso comprender al otro, respetar la diversidad y el pluralismo, la comprensión mutua y la paz, es necesario integrar objetivos y preocupaciones en un marco más amplio: de la formación y desarrollo singular de la personalidad del educador y de las capacidades de autonomía, juicio y responsabilidad y, además, formados en niveles de excelencia del conocer y del hacer.

Cano y Jiménez (2019) revelan en sus estudios que:

[…] los que se dejan llevar por los impulsos como instrumentos de las emociones, no presentan rasgos de autodominio y por tanto padecen una deficiencia moral, entendida como la incapacidad de controlar el impulso como base de voluntad y carácter, reflexión oportuna. No obstante; es necesario advertir que no siempre ocurre por deficiencia moral, que pueden estar en correspondencia con las condiciones que se presentan en su entorno y las atenuantes que se desencadenan. (p.61)

De ahí la necesidad de contribuir en todos los ámbitos a la educación de las emociones, si es posible desde la primera infancia, que es más temprana y oportuna; evidentemente; no siempre se garantiza.

De La Ossa (2022), en su artículo, cita a Linehan, M. y resalta las habilidades para el manejo emocional, posición con la que se coincide. Plantea que debe haber control de lo emocional y regulación de la modulación, lo que implica la adquisición de destrezas para procesar conscientemente las emociones, aceptarlas, enfrentarlas y superarlas; alega, además, que requiere poseer la capacidad de inhibir conductas inapropiadas.

En ese sentido, se considera de gran importancia lo citado por De La Ossa sobre todo cuando enfatiza en las destrezas de manera consciente. A su juicio, en el caso del educador, este debe ser muy cuidadoso en el trato con los niños y sus reacciones negativas, superarlas de manera fugaz, tratar de no dejar dañado al otro porque, en mucho de los casos, ocurre demora para aceptar una situación dada, según la naturaleza del hecho, lo que puede desencadenar situaciones apremiantes y complejas.

El Sistema Nacional de Educación en el proceso que perfecciona toma en consideración los fundamentos que aportaron, Nalufe, Rojas y Ríos (2019), esta última, autora de reconocido prestigio en Cuba, cuando de temas de la Primera Infancia se trata, en torno a la definición del infante en la etapa del desarrollo de 0 a 6 años:

Ser biológico en intenso crecimiento, ser social y cultural por su origen, que deviene individual a partir de la apropiación activa de las experiencias aportadas por su medio específico; ser afectivo y dependiente, con capacidad para transitar al autovalidismo; su extraordinario potencial de desarrollo y ser portador de derechos para el alcance de una vida plena.

Es pertinente en el proceso que se modela por su relación con la formación del profesional que lo dirige. Manifiesta en sí misma la necesidad del control emocional y su regulación, para promover una actuación profesional que asegure la educación emocional de los infantes desde el propio nacimiento del ser humano por las familias, donde se propicien espacios de calidad, un fuerte vínculo afectivo y una conexión profunda de sentimientos y emociones cuyas huellas perdurarán para toda la vida, de ahí la necesidad de atender este particular con los profesionales de la primera infancia.

La lógica general de investigativa se expresa en los fundamentos que la justifican epistemológicamente. Dentro de estos, la teoría Holístico Configuracional de los procesos sociales (Fuentes, 2004), acerca de la formación emocional pedagógica, permite analizar el objeto de estudio como un proceso consciente de naturaleza totalizadora, compleja y dialéctica. Al mismo tiempo, posibilita comprender, argumentar y explicar el modelo, a partir de dimensiones, configuraciones, revelar su esencia, movimiento, cambio y transformaciones, así como su principal regularidad, para interpretar su comportamiento.

De ahí que se connoten estudios que la contextualizan y revelan interrelaciones directas entre dimensiones como la formativa humana profesional y la trascendente socio-humanista profesional, como parte de un modelo de la dinámica interactiva del autodesarrollo personal-profesional en la formación socio-humanista del estudiante de medicina de Cedeño-Díaz et al. (2021). Aun cuando el contexto formativo y profesional manifiesta sus particularidades, es evidente que, en ambos casos, se revelan las relaciones entre el reconocimiento de expectativas personales profesionales y la comprensión de situaciones socio-profesionales tanto como las que aparecen entre la orientación de autogestión de recursos personales y la construcción personalizada de la identidad profesional en sus contextos de actuación profesional.

En ambos casos se comprende que subyacen las emociones que se pueden entender, según Barrios y Gutiérrez de Piñares (2020), como:

[…] sentimientos subjetivos asociados al placer o al dolor (estados mentales), como expresiones de respuestas somáticas y autónomas asociadas a estados de activación fisiológica (estados biológicos) y como respuesta de supervivencia (estados biológicos funcionales). En el niño sólo alcanzarán la plena madurez cuando lo haga su sistema nervioso a lo largo de un proceso que va desplegándose en función de las pautas que va marcando su educación en las diferentes etapas de su desarrollo, concluyendo en la adolescencia temprana. (p.7)

Ronda et. al. (2021) considera que:

La inteligencia emocional tiene que ver con la forma en que un individuo actúa con las personas, con sus habilidades; cómo controla la ira; cómo interpreta las situaciones para estar calmado; cómo maneja las emociones; cómo toma en consideración al interlocutor; y la posición que asume ante los problemas para su solución, y así aprender a regular los estados afectivos propios y los de sus compañeros. (p.8)

En este sentido, se reconoce la importancia de educar tempranamente las emociones, por las potencialidades del desarrollo de la inteligencia emocional, ya que las influencias educativas de esta etapa, marcan la maduración de las emociones sociales —sentimientos tales como la inseguridad, la humildad, los celos, la envidia, el orgullo y la confianza—, emociones que requieren la capacidad de compararse con los demás.

Al adentrarse en el mundo social de la institución educativa, el niño de cinco años de edad entra también en el mundo de la comparación social. Pero no es tan sólo el cambio externo el que produce estas comparaciones sino también la emergencia de su capacidad cognitiva, la capacidad de compararse con los demás con respecto a determinadas cualidades (ya sea la popularidad, el atractivo o la destreza en un juego). Es a esta edad, por ejemplo, cuando el hecho de tener una hermana mayor que saque buenas notas puede llevar a un niño a considerarse comparativamente inferior.

Al decir de Céspedes (2018), los programas para el desarrollo de habilidades socio-emocionales para el alumnado, no satisfacen las exigencias pues: “aunque la educación actual es generosa en palabras referidas a la libertad interior, no se compromete con esa suerte de iluminación interna; su meta docente primordial parece ser entregar sujetos programados para ingresar a la sociedad laboral, competitiva e individualista” (p. 256).

De ahí la importancia de los estudios de Pérez Escoda y Filella Guiu (2019), centrados en la educación emocional para el desarrollo de competencias emocionales en niños y adolescentes, que parten de reconocer el papel de la educación en la preparación para la vida. Se contextualiza esta máxima, en tiempos de una educación emocional promovida como innovación psicopedagógica. Las orientaciones para su implementación en entornos y programas educativos constituyen un aporte significativo incluso en la primera infancia, al proponer objetivos y contenidos curriculares para personas de 3 a 16 años.

Aspectos de interés en la aplicación posterior del modelo pedagógico propuesto.
Igualmente adquieren importancia para el estudio, los resultados de la investigación acerca de la educación emocional como tema urgente en el contexto de la pandemia de COVID-19, desarrollada por Peraza de Aparicio (2021), en la que no solo se identifican carencias y potencialidades, sino que se proyectaron y revelaron las acciones y sus efectos en esa coyuntura socioemocional compleja.

Por su parte, Costa Rodríguez et al. (2021) convidan a responder a las exigencias formativas con docentes emocionalmente inteligentes, como condición para desarrollar una práctica pedagógica coherente que propicie la educación emocional en sus estudiantes. Le percibe como herramienta fundamental para la calidad de los procesos que modelan, conducen y evalúan. El estudio se connota, además de coincidir con los intereses del modelo pedagógico, por el tránsito que devela desde el análisis de las emociones, su procesamiento cerebral y su incidencia en el proceso de aprendizaje, así como de las relaciones entre los términos educación e inteligencia emocional y formación inicial del profesorado, hasta la revisión de programas cuyos resultados coinciden con los del que se presenta.

Es por eso que, se considera pertinente el modelo pedagógico que se presenta en tanto, en su proyección, también se reflexiona acerca de las competencias a desarrollar, las metodologías o estrategias didácticas apropiadas y acerca de los criterios a tener en cuenta en la elaboración de los programas de educación emocional. Se favorece con el aprendizaje emocional profesionalizado, en el tiempo y la práctica sistemática en los diferentes procesos y esferas de actuación de estudiantes de Educación Preescolar, de ahí la necesidad de formar un profesional que estratégicamente tome en cuenta el reconocimiento del otro, el respeto y la intersubjetividad de las relaciones profesionales, sustentadas en la tolerancia, el autocontrol, empatía, el respeto y la aceptación de sí y del otro. Se comprenden entonces como particularidades esenciales del proceso de formación emocional pedagógica:

Los aportes de las ciencias pedagógicas y de las investigaciones más recientes reseñadas, constituyen argumentos esenciales en la modelación de un constructo con visión pedagógica pertinente del proceso de formación emocional pedagógica del educador de la primera infancia. En la argumentación que se reveló del modelo pedagógico de formación emocional, es evidente que promueve, además, el desarrollo de la identidad profesional, al estructurar y ahondar en la esencia de las relaciones de naturaleza dialéctica que median entre las dimensiones establecidas del proceso, el cual tiene la inteligencia emocional, como núcleo que articula los fundamentos teóricos entre las dimensiones y las relaciones esenciales entre la habilitación emocional, la habilitación sociointeractiva y la educación socioafectiva, las que generan posibilidades de una sistematización hacia la lógica pedagógica integradora, que tipifica este proceso.

 

Referencias bibliográficas

Barrios, H. y Gutiérrez de Piñares, J. (2020). Neurociencias, emociones y educación superior. Una revisión descriptiva. Universidad Militar Nueva Granada.

Cano Murcia, S. R. y Jiménez M. Z. (2019). Manejar las emociones, factor importante en el mejoramiento de la calidad de vida. Revista Logos Ciencia & Tecnología, 4(1), 58-67. https://doi.org/10.22335/rlct.v4i1.169

Cedeño-Díaz, Z. L., Fuentes-González, H. C. y Deroncele-Acosta, A. (2021). Dinámica interactiva del autodesarrollo personal-profesional en la formación socio-humanista del estudiante de medicina. Educación Médica Superior, 35(3), e2313. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21412021000300015&lng=es&tlng=pt.

Céspedes, A. (2018). El estrés en niños y adolescentes: En busca del paraíso perdido. Santiago, Chile: Penguin Random House Grupo Editorial S. A.

Costa Rodríguez, C., Palma Leal, X. y Salgado Farías, C. (2021). Docentes emocionalmente inteligentes. Importancia de la Inteligencia Emocional para la aplicación de la Educación Emocional en la práctica pedagógica de aula. Estudios pedagógicos (Valdivia), 47(1), 219-233. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052021000100219

De La Ossa V, J. (2022). Habilidades blandas y ciencia. Revista Colombiana de Ciencia Animal - RECIA, 14(1), e945-e945. https://doi.org/10.24188/recia.v14.n1.2022.945

Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (2018) La importancia de desarrollar la inteligencia emocional en el profesorado. Universidad de Málaga.

Fuentes González, H., C. (2004). La teoría holístico - configuracional en los procesos sociales. Pedagogía Universitaria 9, (1)

Goleman, D. (2021). La inteligencia emocional de Daniel Goleman: qué es y cómo se desarrolla.  https://www.iebschool.com/blog/liderazgo-inteligencia-emocional-coach-management/

Horrutinier, P. (2006). La universidad cubana: El modelo de formación. Editorial Pueblo y Educación.

Nalufe Claudio, A., Rojas Estévez, J. y Ríos Leonardo, I. (2019). Articulación pedagógica para el tránsito de los niños de preescolar al primer grado en la república de Angola. Varona, (69). http://revistas.ucpejv.edu.cu/index.php/rVar/article/view/806

Peraza de Aparicio, C. X. (2021). Educación emocional en el contexto de la pandemia de COVID-19. MediSur, 19(5), 891-894. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-897X2021000500891&lng=es&tlng=es

Pérez Escoda, N. y Filella Guiu, G. (2019). Educación emocional para el desarrollo de competencias emocionales en niños y adolescentes. Praxis & Saber, 10(24), 23-44. https://doi.org/10.19053/22160159.v10.n25.2019.8941

Sánchez González, K., Montero Padrón, B. y Fuentes Suárez, I. (2019). La educación emocional en el proceso de enseñanza aprendizaje de la educación superior. Revista Cubana de Medicina Militar, 48. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S0138-65572019000500013&lng=es&nrm=iso&tlng=es

Venet Muñoz, R. y Espinoza Freire, E. (2015). Hacia una comprensión pedagógica de la formación del Educador: Reflexiones y propuestas en torno a la necesidad de un cambio. Machala: Ecuador. http://repositorio.utmachala.edu.ec/handle/48000/6698