El lugar de la cultura en la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras

The place of culture in the teaching and learning of foreign languages

 

Dr. C. Nadine Barnett. Profesora del departamento de Lenguas Modernas y Literatura de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de la India Occidental (UWI). Campus Mona, Kingston 7, Jamaica.
ORCID: https://orcid.org/0009-0007-6397-5832 
Correo: nadine.barnett@uwimona.edu.jm

Recibido: 30 de noviembre de 2023              Aprobado: 4 de marzo de 2024


Resumen

El discurso, en torno a la enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras, con incidencia en la diversidad de significados emergidos de la cultura, tiene como rasgo de distinción académica, está dinamizado por las competencias de lectura, escritura, la comprensión auditiva y el habla, como constructos académicos suscitados en el ámbito del aula de lenguas extranjeras, todo lo cual se constituye en una competencia, expresión de la dimensión holística que caracteriza a la didáctica de construcción, sistematización y generalización del contenido idiomático de lenguas extranjeras permeado por la cultura, el cual se va perfeccionando y enriqueciendo de manera continua. En estas direcciones, la autora de este artículo modela el necesario vínculo entre la enseñanza de lenguas extranjeras, a partir de los intercalados de significaciones culturales devenidos de la diversidad contextual, las complejidades académicas de trabajo metodológico con la enseñanza de lenguas extranjeras y el importante papel de formación de la conciencia idiomática y cultural, como pilar esencial en la preparación integral del profesor de lenguas extranjeras. La conciencia lingüística interpretada como conocimiento explícito sobre la lengua, la percepción y sensibilidad conscientes en el aprendizaje, en tanto la enseñanza y uso de la lengua, son construcciones modeladas por el método dialéctico-hermenéutico, como síntesis de la conciencia cultural que se configura, al consolidarse el conocimiento explícito de la cultura.

Palabras claves: aprendizaje idiomático, construcción cultural, contextualización

Abstract

The discourse, around the teaching-learning of foreign languages, with an impact on the diversity of meanings emerging from culture, has as a feature of academic distinction, it is energized by the skills of reading, writing, listening comprehension and speaking, as academic constructs raised in the field of the foreign language classroom, all of which constitutes a competence, expression of the holistic dimension that characterizes the didactics of construction, systematization and generalization of the idiomatic content of foreign languages ​​permeated by culture, which is continually perfected and enriched. In these directions, the author of this article models the necessary link between the teaching of foreign languages, based on the interspersed cultural meanings resulting from contextual diversity, the academic complexities of methodological work with the teaching of foreign languages ​​and the important role training of language and cultural awareness, as an essential pillar in the comprehensive preparation of the foreign language teacher. Linguistic awareness interpreted as explicit knowledge about the language, conscious perception and sensitivity in learning, both the teaching and use of the language, are constructions modeled by the dialectical-hermeneutic method, as a synthesis of the cultural awareness that is configured, as explicit knowledge of the culture is consolidated.

Keywords: language learning, cultural construction, contextualization

 


Introducción

Aquellos que creen que en la enseñanza de una lengua extranjera no es necesaria la integración intencional de la cultura de la lengua extranjera en el aula, no han reconocido el vínculo significativo entre lengua y cultura, las complejidades de la enseñanza de lenguas extranjeras y el importante papel de formación como aspecto esencial en la dinámica académica de formación idiomática del profesor de lenguas extranjeras.

Este discurso ha persistido a través de extensas investigaciones sobre el tema (Omaggio Hadley, 2001), (Risager, 2006), (Jackson, 2012), (Byram, 2012), (Kramsch, 2013) y (Gabriella, 2017) para establecer la definición de cultura y su lugar en la enseñanza de lenguas extranjeras, conforme a las ideas anteriores planteadas, colocan subrayados meridianos en lo que reconocen el efecto de la significatividad cultural en la enseñanza-aprendizaje de las lenguas extranjeras.

Hace más de tres décadas, Lafayette (1988), reconociendo una deficiencia en los programas de formación docente, escribió sobre la necesidad de que las universidades y, por extensión, las instituciones de formación docente, formaran profesores de lenguas extranjeras mejor capacitados para centrarse en la cultura y la cultura, quienes comenzarían a verse a sí mismos no simplemente como profesores de lengua sino más bien como profesores tanto de lengua como de cultura (p. 61). Este llamado, que aún hoy sigue vigente, es examinado a través de la literatura asociada a la cultura como quinta habilidad en la enseñanza/aprendizaje de lenguas.

El propósito de este artículo es doble: (1) establecer la importancia de la integración intencional de la cultura como la quinta habilidad en el aula de lengua extranjera, y (2) resumir las complejidades de la enseñanza de la cultura de una lengua extranjera dentro del marco de La literatura sobre la cultura en la enseñanza de lenguas extranjeras.

La cultura como plataforma de saberes acumulados

Las habilidades requeridas en la enseñanza/aprendizaje de cualquier idioma incluyen leer, escribir, escuchar y hablar. Sin embargo, para lograr una funcionalidad total en el aprendizaje y la práctica de idiomas, la enseñanza de la cultura es un quinto componente necesario. Hong (2008) afirma que “la adquisición de conocimientos culturales de una lengua de destino suele denominarse la quinta habilidad en el aprendizaje de lenguas (p.1). La conciencia cultural se considera fundamental para el aprendizaje de idiomas y se considera uno de sus principales objetivos (Altun, 2019, p.163). Bryam (1997a) sugiere que los tres objetivos que resumen la experiencia de aprendizaje de una lengua extranjera incluyen el desarrollo de tres componentes: competencia comunicativa, conciencia lingüística y conciencia cultural. La competencia comunicativa, considerada la clave para la aceptación social, se refiere al conocimiento gramatical de un idioma por parte de un usuario y la capacidad de usarlo de manera efectiva (Nordquist, 2020). La conciencia lingüística se define como el conocimiento explícito sobre la lengua y una percepción y sensibilidad conscientes en el aprendizaje, la enseñanza y el uso de la lengua (The Association for Language Awareness [ALA], s.f.), mientras que la conciencia cultural es el conocimiento explícito de la cultura asociado a una lengua y a una percepción y sensibilidad consciente a la hora de aprender sobre una cultura determinada. En otras palabras, la conciencia cultural significa desarrollar sensibilidad a las diferencias culturales examinando nuestras percepciones y probando nuevos comportamientos que se ajusten a diferentes contextos culturales (Otero y Smith, 1994, p. 7). Byram (1997b) señala que la conciencia cultural y la conciencia lingüística están relacionadas porque la lengua y la cultura no pueden tratarse por separado en la discusión de la teoría y la práctica de la enseñanza de lenguas (p.51).

Altun (2019) postula que la conciencia cultural es necesaria en el aula de lenguas extranjeras para ayudar a los estudiantes a participar en experiencias del mundo real, ya que el aprendizaje de lenguas extranjeras en un aula no es una situación real (p. 165) Yurtsever y Özel (2021) también nos recuerdan que “los estudiantes de lenguas extranjeras tienen menos probabilidades de encontrarse en un entorno culturalmente diverso” ya que gran parte de la práctica ocurre en el aula” (p.105). Sin embargo, el profesor de lengua extranjera con conciencia cultural puede orientar a sus alumnos hacia la conciencia intercultural que, como afirma Neuner (2003), es “la conciencia y aceptación del propio mundo y la percepción y aceptación del mundo extranjero” (p.49). La conciencia intercultural es un objetivo esencial de la educación de lenguas extranjeras, dado que el alumno no sólo aprende sobre la cultura de destino, sino que también desarrolla una conciencia de su propia cultura a través de comparaciones de ambas.

Como afirma Choudhury (2013), “estudiar la cultura también es útil para enseñar a los estudiantes a comprender su propia cultura, ya que la visión del mundo de los estudiantes está determinada por los valores de su propia cultura (p. 22). De ahí que el valor de la competencia cultural e intercultural sea enseñar a los estudiantes la importancia de aceptar que la cultura de los demás tendrá diferencias en comparación con la suya propia.

Métodos y discusión

Aprender un idioma va más allá de conocer palabras, requiere una comprensión más profunda de qué palabras deben usarse y en qué contexto. El conocimiento de la cultura del país o países asociados con la lengua proporciona y también dicta este uso. Por lo tanto, es importante enseñar cultura intencionadamente en el aula de lenguas extranjeras para preparar a los estudiantes para una comunicación apropiada y fluida en lenguas extranjeras. Choudhury (2013) confirma esta visión cuando afirma: “El aprendizaje cultural debe ser un proceso consciente y decidido en el que lo implícito se vuelve explícito” (p. 23). Por lo tanto, a menudo es necesario emplear estrategias y técnicas apropiadas para garantizar que los estudiantes adquieran conciencia cultural. Por el contrario, McLeod (1976) postula que “al enseñar una lengua, uno inevitablemente ya está enseñando cultura implícitamente” (p. 212). Esto puede ser así hasta el punto de que resulta difícil enseñar una lengua sin ciertas representaciones culturales arraigadas.

Brown (1987) explica la relación entre lengua y cultura de la siguiente manera: “una lengua es parte de una cultura y una cultura es parte de una lengua; los dos están intrincadamente entrelazados de modo que no se pueden separar sin perder el significado de la lengua o la cultura”. (p. 123).

Salim (2017) investigó el debate entre dos argumentos sobre la cultura y la enseñanza de lenguas. El primer argumento afirma que la lengua y la cultura están inseparablemente vinculados, mientras que el segundo afirma que la enseñanza de la lengua debe realizarse separada de los contextos culturales. La conclusión del estudio de Salim fue que “la lengua y la cultura están interrelacionadas y no pueden separarse una de otra” (Salim, 2017, p. 468). La idea misma de que existe el argumento de que lengua y cultura pueden enseñarse por separado es reveladora porque esto significa que hay personas que no ven la cultura como una quinta habilidad válida en la educación de lenguas extranjeras.

Lessard-Clouston (1997) subraya la cuestión de que si lengua y cultura están tan intrincadamente entrelazadas, ¿por qué molestarse abiertamente en centrarse en la cultura cuando hay tantos otros aspectos del currículo de lenguas extranjeras que necesitan más atención? Destaca tres puntos en respuesta a esta pregunta (p. 134). En primer lugar, aunque la cultura está arraigada en lo que enseñamos, asumir que quienes aprenden el idioma en nuestras clases también aprenden el conocimiento y las habilidades culturales necesarias para ser hablantes competentes de una lengua extranjera, niega la complejidad de la cultura, el aprendizaje de idiomas y comunicación. En segundo lugar, postula que la cultura debería incluirse intencionalmente en el plan de estudios para evitar los estereotipos y los obstáculos asociados con el aprendizaje de una lengua extranjera. En tercer lugar, Lessard-Clouston afirma que los profesores podrán hacer un mejor trabajo enseñando cultura si reciben una formación formal en la enseñanza de la cultura de lenguas extranjeras.

Con relación a la tecnología (Yurtsever y Özel, 2021) señalan que en esta era de tecnología y globalización, las fronteras de las diferentes culturas se han vuelto aún más borrosas, por lo que los estudiantes tienen acceso a varios tipos de medios para participar en la interacción cultural (p. 105). La tecnología promueve varias vías para auténticos ejercicios y plataformas de enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras debido a “la accesibilidad, la flexibilidad, la velocidad de conectividad y la independencia del enfoque metodológico” (González, 2009, p. 62). Sin embargo, se debe monitorear a los estudiantes cuando usan sitios web para que puedan obtener el máximo beneficio de los ejercicios porque, como advierten Dema y Moeller (2012), cuando exploran los sitios web, los estudiantes participan pasivamente y esto puede conducir a una baja retención de la información (p. 82).

Kramsch (2014) muestra que la globalización ha cambiado las condiciones bajo las cuales se enseñan y aprenden lenguas extranjeras y casi ha hecho redundantes algunas de las normas y convenciones en las que los profesores de lenguas extranjeras se basaban desde la década de 1980. Por lo tanto, como muestran los estudios (Atay, 2005; Byram, 2012; Hişmanoğlu, 2013), la enseñanza de la cultura de una lengua extranjera debe integrarse en la formación del profesorado porque la enseñanza formal de la cultura puede ser útil para los estudiantes (Yurtsever y Özel, 2021, pág.105). Los docentes en formación de esta época son cada vez más competentes tecnológicamente y en gran medida conscientes del uso de algunas tecnologías y estrategias que se pueden utilizar en el aula de lenguas extranjeras, pero a través de la colaboración, el intercambio, la investigación y la instrucción se vuelven más conscientes del material accesible y estrategias en su búsqueda por adquirir y fomentar la conciencia cultural e intercultural.

Clasificaciones de la cultura en la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras

Existen muchos desafíos a la hora de integrar la cultura en la enseñanza de lenguas extranjeras, pero uno de los mayores está centrado en las conceptualizaciones múltiples y evolución de lo que realmente es la cultura”.

La cultura se separa en dos clasificaciones en la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras: cultura Big C y cultura Little c. Estos dos conceptos tienen su génesis en diferentes momentos de la historia de la enseñanza de lenguas extranjeras.

La génesis de la enseñanza de la cultura de una lengua extranjera se remonta a hace más de cincuenta años, cuando el método de enseñanza más popular era el método de gramática-traducción (Curtain & Dahlberg, 2004, p. 225). Durante este período, la enseñanza de la cultura como quinta habilidad como se hace hoy en los programas de formación de docentes y en las aulas de lenguas extranjeras no existía. La cultura en la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras, tal como se exploraba entonces, incluía un estudio de la arquitectura, los personajes históricos, el arte, la geografía y la literatura de la lengua de destino. Este tipo de cultura se conoció como cultura “Big C” y era parte de un plan de estudios estándar para la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras.

El objetivo principal del aprendizaje de una lengua extranjera durante ese período era preparar a los estudiantes para leer la literatura y los clásicos de la época. Posteriormente, paralelamente al cambio de métodos en la enseñanza de lenguas extranjeras para incluir métodos más interactivos y comunicativos, se extendió el significado de cultura en la enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras para incluir patrones en la vida cotidiana de las personas y sus comportamientos.

Este tipo de cultura se conoce como cultura de la “pequeña c” Hinkel (2001) distingue además entre los dos tipos de cultura categorizándolos como cultura visible e invisible. Teoriza que la cultura visible incluye festivales, cocina y tradiciones, mientras que la cultura invisible se refiere a valores, cosmovisiones, normas socioculturales y suposiciones. Por lo tanto, la cultura visible es la cultura de la Gran C, la forma abierta que incluye a los Shakespeare, los Cervantes, los Miguel Ángel (las figuras famosas, la literatura, la arquitectura, la música, la danza, la historia), cosas que nunca desaparecerán. Mientras que, por el contrario, la cultura Little c se refiere al tipo de cultura más invisible asociada con una región, grupo de personas, lenguaje, etc. Algunos ejemplos de la cultura Little c incluyen estilos de comunicación, símbolos del lenguaje verbal y no verbal, normas culturales (lo que es apropiado e inadecuado en las interacciones sociales), cómo comportarse, mitos y leyendas. En otras palabras, lo invisible se refiere a lo que está aquí hoy y puede desaparecer mañana; sin embargo, es necesario para vivir hoy (Erasmus, 2017).

En materia de definiciones sobre cultura, ha habido varios intentos de definir la cultura que se considera compleja. Kramsch (1998) describe la cultura como “pertenencia a una comunidad discursiva que comparte un espacio social, una historia y unas imaginaciones comunes” (p. 10). Brown (2007a) define cultura como: “…las ideas, costumbres, habilidades, artes y herramientas que caracterizan a un grupo determinado de personas en un período de tiempo determinado” p. 122). Las últimas cuatro palabras de la definición de Brown (un período de tiempo dado) sugieren que la cultura es un fenómeno cambiante. Por lo tanto, los profesores de lenguas extranjeras deben ser conscientes de que las normas culturales de la sociedad actual no son todas las mismas que en la época de nuestros padres o abuelos. En consecuencia, si bien algunos aspectos de la cultura de un país permanecen constantes y arraigados a través de generaciones, otros experimentan cambios con el tiempo debido a factores como las tendencias mundiales en las que las culturas están influenciadas por acontecimientos globales. Dado que la cultura, al igual que el idioma, no es estática sino que cambia constantemente, los profesores de cultura de lenguas extranjeras deben estar conscientes de las tendencias culturales y los cambios en las culturas de lenguas extranjeras que enseñan.

Los Estándares para el aprendizaje de lenguas extranjeras en el siglo XXI (1999) definen la cultura para incluir prácticas (patrones de interacciones sociales), perspectivas (significados, valores, actitudes e ideas) y productos (alimentos, juegos, libros y otros elementos tangibles) (p. 47). Los patrones de interacciones y perspectivas sociales están sujetos a cambios con el tiempo, lo que reitera el hecho de que la cultura es dinámica.

Construccionismo académico y la cultura en el aprendizaje de lenguas extranjeras.

El construccionismo ha surgido como un paradigma dominante en la educación y ha tenido un gran impacto intelectual en el desarrollo de la pedagogía (Aljohani, 2017). En el aula constructivista, el maestro facilita la participación de los estudiantes en una variedad de actividades para alentarlos a ser participantes activos en su proceso de aprendizaje. Las actividades incluyen, entre otras, juegos de roles, entrevistas, presentaciones multimedia, escritura de poemas, canciones, cartas, etc. Un entorno de enseñanza/aprendizaje de este tipo es apto para fomentar la enseñanza de lenguas extranjeras en un contexto cultural como interacción y comunicación. Estas son claves para ayudar a los estudiantes a desarrollar conocimientos y aprender habilidades para operar en diferentes situaciones sociolingüísticas.

El constructivismo promueve el principio de que el alumno es un participante proactivo en su propio aprendizaje, recibiendo información y adaptándola según su propia comprensión. Según Aljohini (2017), las siguientes son características del docente que facilita un enfoque constructivista en el aula.

El maestro, desde su accionar pedagógico: