Varona

No.77 Mayo-Agosto, 2023.    ISSN: 1992-82

Memorias


Francisco Morazán como educador social

Francisco Morazán as a social educator

MSc.Daniel Enrique Esponda Velásquez. Máster en Historia Social y Cultural
Secretario de Estado en el Despacho de Educación (Ministro de Educación) de Honduras
Correo: danielesponda1985@gmail.com
Orcid:https://orcid.org/0009-0000-8584-4672

Dr. C. Eugenio Ramón González Pérez.  Viceministro. Ministerio de Educación de Cuba
Correo: eugenio.gonzalez@mined.rimed.cu
Orcid:https://orcid.org/0000-0001-5145-377X 

Dr. C. Leonardo Pérez Lemus. Profesor e Investigador Titular (CECES-PRI) Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río, Cuba.
Correo: leplemus@yahoo.es
Orcid:  https://orcid.org/0000-0002-6590-7186


RESUMEN

Constituye el estudio del legado educativo de figuras históricas una vía esencial para formar las nuevas generaciones de educadores, asimismo, contribuye a promover políticas y alternativas para perfeccionar la gestión educativa de países enfrascados en un despertar que transforme realidades. Desde esa perspectiva, el artículo satisface las exigencias de un objetivo: revelar la faceta de educador que distinguió a Francisco Morazán, a partir de su legado formativo. Mediante el análisis de sus escritos y acciones como funcionario público, a lo largo de su carrera como gran estadista y genio militar, se logra un acercamiento a sus acciones pedagógicas, sobre las raíces filosóficas de su pensamiento. La sistematización de los resultados de la investigación educativa reconoció los fundamentos pedagógicos para el estudio de personalidades. Los hallazgos en torno a los aportes de esta figura hondureña destacan el accionar de un educador de vanguardia, que propuso la aplicación de conceptos, métodos e instrumentos que no serían replicados en Centroamérica hasta décadas después y que se consideran coordenadas para la Reforma Educativa y la transformación que se exige y se necesita en la educación hondureña actual.

Palabras clave: pensamiento educativo, educación, contribución pedagógica

ABSTRACT

The study of the educational legacy of historical figures is an essential way to train new generations of educators, and also contributes to promote policies and alternatives to improve the educational management of countries engaged in an awakening that transforms realities. From this perspective, the article satisfies the demands of an objective: to reveal the facet of educator that distinguished Francisco Morazán, from his formative legacy. Through the analysis of his writings and actions as a public official, throughout his career as a great statesman and military genius, an approach to his pedagogical actions is achieved, on the philosophical roots of his thought. The systematization of the results of the educational research recognized the pedagogical foundations for the study of personalities. The findings about the contributions of this Honduran figure highlight the actions of a vanguard educator, who proposed the application of concepts, methods and instruments that would not be replicated in Central America until decades later and that are considered coordinates for the Educational Reform and the transformation that is demanded and needed in Honduran education today.

Keywords: educational thought, education, pedagogical contribution

 



Introducción

Constituye una necesidad para cada país la educación de los seres humanos que la integran. Es por eso que, en la República de Honduras: la formación para la ciudadanía plena y para el trabajo digno; el ejercicio de ser educador de calidad, la educación de alternativa de calidad con base en la familia, la comunidad y los territorios; desarrollo de las potencialidades y contribución al logro de la felicidad de los educandos; perspectiva sistémica y complementaria de los subsistemas; la gestión educativa y la educación superior se asumen como las coordenadas básicas para enfrentar la realidad educativa actual. Desde esta perspectiva, se configura la visión social de estudios históricos en tanto favorecen la contextualización de la educación.

Se parte de reconocer que un fenómeno educativo, de cualquier naturaleza, está vinculado a un lugar o país, a un momento histórico determinado, a situaciones particulares que se pueden dar por circunstancias históricas especiales, por el tipo de hombre que se desea formar, por las condiciones económicas, sociales, políticas y, en fin, por la cultura, que es vista como ciencia de la vida, como sabiduría o sofía humana, en su complejidad y particularidades. Por lo tanto, la historia enlaza y vertebra una serie de componentes que tienen que apreciarse de conjunto para poder conocer el hecho histórico deseado, razón por la que no resulta fácil disponerse a enfrentar una investigación de corte histórico, sin advertirle como ciencia humanística en un panorama que comprende varios períodos. Se asume, entonces, el estudio de una personalidad histórica desde los aportes de investigadores como: Buenavilla, (1995); Ferrán, (1991); Sánchez, (1998); Pérez, (2001); Pereira, (2018); Stuart, (2020) para obtener una perspectiva educativa dentro de un accionar humano prolífero. Así se convierten en antecedentes esenciales los estudios de otras personalidades, sistematizados por Stuart (2020) al sintetizar que en ellos:

El ideario educativo de José Julián Martí Pérez (1853-1895) ha constituido un sólido fundamento teórico, así como el pensamiento de Félix Varela y Morales (1788-1853), (José de la Luz y Caballero (1800-1862), Enrique José Varona y Pera (1849-1933) y Fidel Castro Ruz (1926-2016).

Se ha utilizado el enfoque metodológico del investigador Justo A. Chávez Rodríguez (1937-2020), materializado en: Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba (1996), que permite el estudio de un hecho o un proceso educativo en su doble carácter diacrónico y sincrónico, en interrelación dialéctica. (p.13)

En coherencia, en esta investigación se partirá de la dialéctica como método filosófico general, pero se enfatizan las relaciones entre lo objetivo y lo subjetivo y viceversa, aplicándose, en última instancia, un enfoque filosófico electivo. Tales presupuestos encauzan la investigación acerca de Francisco Morazán (1792-1842), la figura más importante de la política centroamericana hasta hoy. Fue el presidente de la Federación de Centroamérica que aglutinó a los cinco Estados del istmo en una sola república. Después de su muerte en Costa Rica, se convirtió en el parangón a imitar por los liberales centroamericanos, quienes en las reformas liberales iniciadas en la década de 1870 intentaron regresar a Centroamérica al camino de la ilustración iniciado por el prócer hondureño.

Al revelar al hombre en su integralidad, cuestión difícil, porque no se considera que la naturaleza humana exista sin ciencia que la comprenda a plenitud, es preciso enfrentar su accionar, de una manera general, porque en todas las esferas en que dio curso a sus ideas, hubo una unidad de pensamiento. La vida política activa de este ilustre hombre se puede apreciar a todo lo largo de su fecunda vida política, en la que legó una serie de documentos que dan fe de su ideario, pero, además, se cuenta con: apuntes, manifiestos, proclamas, correspondencia y mensajes oficiales.

Toda esa riqueza que se convierte en un valioso arsenal para llegar a conocer al hombre y su accionar revolucionario, aun cuando en la mirada histórica, el análisis de sus escritos y acciones, con frecuencia, prevalezca la atención a su trayectoria como funcionario público, estadista y genio militar. Esta proyección, sin pretenderlo, deja fuera al hombre de luz, conforme a la visión del educador en cada sociedad, de valiosas acciones pedagógicas y profundas raíces filosóficas.

En contraposición, se considera que, desde una perspectiva contextualizada, es posible comprender el acercamiento a las contribuciones del pensamiento de Francisco Morazán a la educación en función de favorecer los procesos de implementación de las políticas sociales y la consecución de la equidad, justicia social y desarrollo humano, que atiendan y contribuyan a transformar los indicadores y metas asociadas al desarrollo de una educación de calidad, sostenible, equitativa y gratuita para todos los hondureños y hondureñas, a la vez que brinde oportunidades de inclusión social con una visión científica, humanista, socioemocional, cultural y lingüística en el sistema educativo.

Así se visualiza la figura de esta personalidad histórica como promotora de un nuevo modelo de país; con acceso y calidad como derecho público y gratuito priorizando el incremento de los años de escolaridad y el aumento de oportunidades educativas no formales; educación y superación de la pobreza, bases que permitirán desarrollar una Reforma Educativa en Honduras en condiciones transformadoras. Es por ello que, este artículo tiene como objetivo revelar la faceta de educador que distinguió a Francisco Morazán, a partir de su legado formativo.

Desarrollo

Desde las bases teórico-metodológicas que aportan las ciencias pedagógicas para el estudio de las personalidades históricas, se reconocen cuestiones esenciales en torno al uso e interpretación de las fuentes de información. Es por ello que se utilizaron los escritos de Morazán y algunas leyes publicadas durante su gobierno para asistir en su caracterización como educador. El método cualitativo y el enfoque descriptivo permitieron organizar la información de manera cronológica para resaltar cómo desde los inicios en la administración pública, se interesó por el bienestar educativo de Centroamérica y al alcanzar la mayor magistratura de la república continuó con su labor de educador.

Se emplearon métodos teóricos propios de la investigación educativa: el analítico-sintético, inductivo-deductivo, la modelación, el enfoque de sistema y la sistematización. Además, se utilizaron las técnicas del fichado; la bibliografía encontrada fue analizada externamente (heurística), lo que hoy se llama gestión de la información, para después someter el material encontrado al análisis interno (hermenéutica), para encontrarle el verdadero sentido a lo leído y poder construir el conocimiento. No olvidar que las ciencias se construyen a partir de la gestión de la información y del conocimiento en sus relaciones internas, por lo que este estudio se favoreció asumiendo la investigación histórica, desde considerar la Historia de la Educación como una ciencia autónoma e independiente, que ilustró en este estudio las ideas educativas de Morazán. Asimismo, reconoce la dialéctica como método filosófico de la investigación científica y sus principios de: la historicidad, objetividad, el enfoque en sistema, la multidimensionalidad, entre otros.

La investigación histórica es compleja, por la naturaleza del campo cultural al que pertenece y requiere el dominio de la historia y de la metodología para investigar en esta área del conocimiento. Los avances de las Ciencias de la Educación posibilitan considerar la historia como una de ellas, que permite ‘’ilustrar’’ el proceso de desarrollo, tanto, del fenómeno educativo, como, de las ciencias que se ocupan de él. Para ello, posee independencia y autonomía, aunque utilice, parte del arsenal metodológico de la historia. De este modo, en una investigación histórica se parte de algunas definiciones, principios y posiciones historiográficas. El hecho histórico, categoría esencial “establece las circunstancias concretas, el lugar y el tiempo en que ocurrió el fenómeno”. Stuart (2020, p. 25). Los historiadores coinciden en que: no es objeto de observación directa, se conoce a través de las fuentes y el proceso histórico es una cadena de hechos interconectados, existe fuera de la conciencia del historiador y no depende de él, aunque pasa por su prisma perceptivo y subjetividad no pierde esencia y es realidad objetiva. En la corriente historiográfica marxista se aprecia la unidad entre lo empírico y lo teórico en el análisis del fenómeno objeto de estudio, implica cierto distanciamiento en el tiempo con el investigador, para conocer las causas y hacia dónde ha inclinado su desarrollo, para analizar las razones.

En los últimos años se ha suscitado una polémica sobre el uso de las fuentes primero, en torno a la ampliación del concepto, antes restringido a los documentos y hoy extendido a todo testimonio que proporcione un conocimiento bruto o elaborado. Luego, a la identificación de la investigación histórica, con la simple búsqueda, recuento y clasificación de las fuentes, como pretendió el positivismo. Por último, alrededor de la clasificación de las fuentes en primarias y secundarias, directas e indirectas, y la utilidad de considerar las tipologías en función de la naturaleza material. Así se distinguen las fuentes escritas, las iconográficas, las orales y el utillaje instrumental. Unido a todo esto, se destaca la crítica de las fuentes históricas. La crítica externa, auxiliada por la heurística (empírica) y la crítica interna, relacionada con la hermenéutica (teórica), técnicas, que, junto a los métodos de investigación utilizados, constituyen un arsenal necesario y técnicas estadísticas, para favorecer la interpretación de los datos. La unidad metodológica que existe entre todas las ciencias sociales y humanísticas, incluida la historia y las ciencias de la educación, favorecen este tipo de investigación interdisciplinaria.

En ello estriba la comprensión del estudio que se desarrolló acerca de la Francisco Morazán. Percibir la figura de un estadista y militar como educador tiene sus implicaciones investigativas porque no solo permitirá acercarse a sus ideas sino también a comprenderle como ente transformador en función de la calidad humana de sus conciudadanos. Caracterizarlo como educador público, o social, demanda el tránsito por su prolífera vida y un apartado en su desempeño desde el primer cargo público asumido.

Bazant, (2018) revela los retos que enfrenta el historiador para escribir una biografía y comprender los emociones y sentimientos desde los roles y contextos del sujeto, que, a su juicio: “se convierten en un entramado difícil”. En su ensayo, aporta determinada estructura literaria como estrategia y aborda la verosimilitud, la ficción y la narración como temas polémicos alrededor de la biografía como género histórico, al mismo tiempo se acerca a los aportes más actuales en el tratamiento a las personalidades y su legado. Ello requiere evaluar el contexto geopolítico mundial complejo en el que se desarrolla y consolida el pensamiento de Francisco Morazán (Molina, 2019). El autor destaca la decadencia de las potencias española y portuguesa y el ascenso de los británicos. Acota:

El integracionismo fue la vía tempranera de organización política que adoptaron estos territorios para sobrevivir y superar su fragilidad económica, mermar las disputas por el poder y reducir su pequeñez territorial. Además, el pensamiento morazánico resaltó ciertas posibilidades y expectativas en torno al papel de Centroamérica. Primero, su necesidad de convertirse en República, sentando las bases de una efectiva integración que permitiera el reconocimiento externo. En segundo lugar, aspiró a los ideales de libertad e igualdad como pilares de esa República (lo que demostró su afinidad a los valores europeos, en especial a Francia) (p.33).

Gómez (2019), analiza los conceptos revolución y guerra civil en su vocabulario político como parte de la visión de la historia latinoamericana y reflexiona en torno a la mirada de Armitage (2018) al cuestionar que: “Mientras que revolución guarda un lugar positivo como una fuerza movida por la esperanza de una transformación para el bien, la guerra civil aparece como fenómeno impulsado por odios y malos sentimientos” (p.35). Asimismo, es preciso valorar la influencia de los rasgos personológicos que le distinguieron en la proyección de liderazgo responsable que asumió este prócer (Neira Vaque et al., 2018), entendido por los autores como: “un estilo muy similar al liderazgo ético y espiritual, sin embargo, destaca (…) por su interés particular en equilibrar los intereses de las personas y por la concienciación de las consecuencias de las acciones que se tomen” (p.335).

Es por ello que, su accionar político y militar trasciende junto a la figura heroica del unionismo centroamericano (Lacaze, 2013), cuando casi se obvia su constante mirada hacia la formación de los ciudadanos de la región. No obstante, indiscutiblemente, estos estudios sustentan los criterios que permiten develar a un hombre de su tiempo y destacan aspectos que permiten contextualizar aún más su proyección y enaltecen su visión educativa. 

El poeta cubano José Lezama Lima reconoció la personalidad de José Martí como misterio que acompaña la nación cubana y lo mismo pudiera decirse de Morazán en Honduras, porque en él todo resulta grandioso y rodeado de cierto misterio que evoca al mito. El 3 de octubre de 1792 nació en Tegucigalpa, Honduras, este hombre insigne. Los historiadores no se ponen de acuerdo si fue educado por su mamá, la señora Guadalupe Quezada, o si asistió a una escuela privada. Lo cierto es que este hombre llegó a poseer una cultura política de incalculable madurez y amplias dimensiones. Lo más importante, alcanzó una sensibilidad como ser humano que lo acompañó en todas sus proezas, tanto, militares, como, civiles. El amor a los otros, y sobre todo a la clase desposeída fue su divisa.

Francisco Morazán es reconocido como el más importante estadista de la historia de Centroamérica. Sus dos períodos como presidente de la Federación fueron la única etapa en que el territorio logró mantenerse unificado bajo un sistema republicano, que también permitía la independencia gubernativa de los Estados miembros. La gesta morazánica se considera, casi siempre, como política. Pocos son los escritos que estudian el pensamiento educativo de Morazán. La mayoría se enfoca en identificar las raíces filosóficas de su pensamiento, como los trabajos de Díaz (1981), Becerra (1993), Amaya-Banegas, J. (2014) y Urbina (2014).

La historia de la vida política de Morazán inicia en el ayuntamiento de Tegucigalpa, en donde prestó sus servicios secretariales el último alcalde mayor del Imperio Español en el territorio, Narciso Mallol. Pasada la independencia y establecido el gobierno de las Provincias Unidas de Centroamérica, Morazán asume un cargo político más activo, como síndico de la municipalidad en 1823. Los síndicos municipales eran personas encargadas de velar por los intereses de los miembros de la municipalidad, y asegurarse que los alcaldes y regidores gestionaran correctamente los fondos.

Fue en el ejercicio de este cargo cuando manifestó, por primera vez, su voluntad de apoyar la educación. Su carrera política continuó creciendo en los años posteriores, al asumir como Secretario General del Poder Ejecutivo para el periodo de 1824 y 1825, cuando Dionisio de Herrera ostentó la titularidad de la jefatura de Estado. En este periodo, también demostró su interés por la educación, al apoyar la adopción del sistema de monitores escolares, conocido como método lancasteriano. 

La guerra civil fue un parteaguas en la carrera política de Morazán. Este fatídico suceso obligó al prócer centroamericano a involucrase lo que provocó que sus contemporáneos reconocieran sus dotes políticos y lo convirtieran en jefe de Estado de Honduras en dos periodos: primero en 1827, después del triunfo de la Trinidad y la expulsión de los conservadores, y después en 1829-1830 cuando la República había sido liberada y se había superado ya la guerra civil. En 1830, como jefe de Estado de Honduras, Morazán demostró nuevamente su alto grado de interés por la educación, al pedir el levantamiento de un censo educativo de la nación y de los fondos municipales, con el objetivo de poder girar órdenes precisas de cómo ordenar el sistema educativo en todo el Estado. 

Para 1830, la figura de Morazán había cobrado un lustre político en toda la nación centroamericana y, por el respeto que sus contemporáneos le tenían, fue elevado a la más alta magistratura: la presidencia de la Federación. Desde ese cargo, Morazán impulsó una reforma a gran escala, basada en los principios liberales e ilustrados. Los esfuerzos morazánicos se vieron impedidos por los levantamientos militares de los conservadores y por la renuencia de algunos jefes de Estado a cooperar. No obstante, los obstáculos, el apoyo de Morazán hacia la educación continuó y se visibilizó mediante su cercanía con el jefe de Estado de Guatemala Mariano Gálvez, con quien Morazán tuvo una cooperación cercana. En el siglo XX, su fama se acrecentó de manera que proliferaron los tributos a su memoria: libros, estatuas, parques y días festivos, entre otros. Quizás la más notable evidencia del legado de Morazán es que en pleno siglo XXI, los políticos centroamericanos sigan invocando su ejemplo como el ideal a alcanzar por cualquier estadista. 

Estudios recientes han explorado la construcción de la figura de Francisco Morazán en el imaginario centroamericano (Amaya, 2014; Lacaze, 2013), coinciden en que enfrentó un proceso de revalorización en la década de 1870, con las reformas liberales centroamericanas, después de más de veinte años de ser denigrada por los conservadores que lideraron los Estados del istmo. A partir de ese entonces, Morazán ha sido considerado un prócer de Centroamérica en la mayoría de los casos, un héroe que sufrió un destino trágico por otros. Sin embargo, la visión de Morazán que ha imperado enfatiza su carácter de político y militar. Ciertamente fue desde sus cargos políticos que Morazán realizó sus acciones, pero su interés personal por la educación fue algo consistente en todos los puestos y a lo largo de toda su carrera.  Su gloría política y militar es reconocida y conmemorada en toda Centroamérica, pero poco se sabe y se recuerda de su faceta como educador de vanguardia, que propuso la aplicación de conceptos, métodos e instrumentos que no serían replicados en Centroamérica hasta décadas después. Se considera entonces a Francisco Morazán como un educador social, desde lo expresado por Pereira:

Un educador social es el sujeto que se identifica plenamente como: un orador y un líder, que enseña y educa a las multitudes, pues posee las cualidades fundamentales para hacer: sentir, pensar y tomar decisiones, para convencer al que escucha y haga suyas sus ideas, guiándolos en la comprensión y solución de los problemas vitales de un país en cada momento histórico. (2018, p.15)

Del estudio de las fuentes históricas, los aportes revelados por los investigadores en la conmemoración del 227 aniversario del natalicio de José Francisco Morazán Quesada en condición de Héroe Máximo y Padre Libertador de la Patria Grande, así como del análisis de sus escritos recopilados y reseñados por Meléndez, C. (1996), es posible afirmar que:

La instrucción pública, que proporcionan las luces, destruye los errores y prepara el triunfo de la razón y de la libertad, nada omitiré para que se propague bajo los principios que la ley establezca. Por desgracia, hasta ahora mucha parte de la juventud se ve entregada en manos de la ignorancia y la superstición. (Meléndez, 1996, p. 45).

    (…) como porción escogida para regir en algún día los destinos de la República, ha merecido muy particularmente la atención del gobierno. Un pueblo que, rompiendo las cadenas de la esclavitud, se arroja, digámoslo así, de repente en el camino de la libertad, no puede marchar sin tropiezos por él, sino buscando en la educación el cultivo de la inteligencia e instruyéndose en el cumplimiento de sus deberes (Meléndez, 1996, p. 19).

Otras acciones implementadas a favor de la educación fueron: la introducción de la imprenta, cartillas pedagógicas para enseñar a leer y a escribir y preocupación por mal situación de becados hondureños en Guatemala y en cuyo documento expresa: “Me es sensible manifestar a usted la situación a que se hallan reducidos los jóvenes que su antecesor mandó a educar al Liceo del Ciudadano Manuel Muñoz (…)”. (Meléndez, 1996, p. 67).

El pensamiento de Morazán es muy amplio al ir más allá de sus batallas libertarias, asimismo está vigente en el contexto nacional y centroamericano y por tanto amerita implementarlo en las circunstancias en que actuales. Como Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, formadora de docentes está comprometida en continuar enseñando en las aulas de clases su ejemplar conducta cívica y patriótica. (Gómez, 2019, p. 37)

La percepción educativa de Morazán se reconoce en el alcance de sus políticas en la extensión del ramo de la instrucción en la población centroamericana desde el primer cargo público que ocupó. Demanda demostrar su preocupación por el establecimiento de escuelas, por la calidad educativa, la dotación de fondos para maestros y demás pormenores que articulan el sistema educativo.

Como presidente de una federación, las políticas de Morazán no solamente deben de entenderse como sus acciones directas, sino, también, como las medidas tomadas por los jefes de Estado que estaban bajo su mando y seguían su misma línea del pensamiento. Las leyes emitidas por Morazán en los múltiples puestos públicos que ocupó constituyen la base para afirmar, hoy en día, que además de ser el más grande presidente de Centroamérica, Morazán fue su más importante educador. 

Todo ideario político tiene un centro aglutinador, que en su caso fue su ideología revolucionaria. De acuerdo con la época, y con las condiciones históricas imperantes, su pensamiento se dejó sentir en múltiples combates, con matices anticlericales, pero nunca antirreligiosos. Esto es debido, a la influencia del pensamiento liberal ilustrado que venía de Europa, principalmente de Francia, pero que en América tuvo sus peculiaridades. El de Morazán estuvo centrado en el interés por la unidad centroamericana. En las luchas políticas que se sucedieron después de la independencia entre conservadores y liberales, que se proyectaba por la balcanización o la unidad de Centro América, como liberal al fin, se pronunció por la unión de la región. Se pudiera decir, que era su interés primordial, pero también comprendía que había que crear las condiciones subjetivas para ese fin.

Este proceso tenía sus inconvenientes, que a la larga trajeron conflictos entre las diferentes naciones. Por supuesto, que la idea de la separación, era no solo de los conservadores locales, sino de los intereses extranjeros, que se apoyaban en el refrán: divide y vencerás. En este plano el pensamiento de Morazán era adecuado, pero le faltaban condiciones para lograrlo. Por eso, el líder se apoyó en las masas campesinas que fueron decisivas en la primera etapa de la lucha revolucionaria. Se le considera un hombre de acción que infundió la fuerza de su sinceridad, la pasión que lo encendía y la fe en el porvenir de los hombres de visión que piensan en grande. Por sus ideales, y por la fuerza y sinceridad con que los defendía, Morazán dejó testimonio y ejemplo de una obra revolucionaria que representa una herencia para las generaciones centroamericanas y latinoamericanas por su extraordinaria vigencia en estos momentos históricos, a inicios del siglo XXI, como fuerza orientadora.

Es posible ubicar a Morazán a la altura de los grandes próceres latinoamericanos, ya que, en múltiples ensayos, y en la literatura, en general, se ha afirmado que: “después de Bolívar, de San Martín y de Sucre, no se ha visto en América Hispana un ejemplar de estadista y guerrero comparable al General Morazán” (López, 1977, p. 168). Neruda (1978) lo reconoció en uno de sus poemas: “Alta es la noche y Morazán vigila” (p. 130), alude, por supuesto, los peligros que vislumbró el ilustre hondureño y que aún persisten, pero mientras el vigile, se tendrán que paralizar aquellos que: “Vienen a devorarte las entrañas, y a dividir la estrella” (p.130). Cierto es que, algunos historiadores le atribuyen defectos que, como hombre al fin, pudo haberlos tenido, pero como dijera Martí: “El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz”. (Martí, 1889, p. 305). Corresponde, entonces, mirar las luces altas que se desprenden de esta figura, como hombres agradecidos.

Las ideas de Morazán se desarrollaron en un momento muy particular de la historia de la región, pero no se limitaron a constituirse en una propuesta, que fuera imposible de realización. Su ideología, muy amplia, por cierto, lo condujo a aspirar y a luchar por: la libertad de conciencia, la libertad económica, la libertad de enseñanza, la ilustración y el mejoramiento de las condiciones de vida de las masas en todo orden de ideas y para la práctica de la democracia. (Láscaris, 1970, p. 462).

Estos principios continúan teniendo gran vitalidad en la América Latina en la actualidad. En las condiciones de la globalización neoliberal, su proyecto de modernización no ha dejado de ser un paradigma de maduración y consolidación del proyecto de nación en América Central.

Por supuesto que, para entender el ideario educativo de Morazán, es preciso comprender su ideario en su integralidad. José Martí, al referirse a Morazán, expresó: “Un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, el único quizás que haya producido la América Central” y añadió: “La política de las rivalidades venció a la política de la unión; la vanidad de los Estados fue más poderosa que la unión bienhechora” para finalmente acotar: “Morazán, fue un guerrero brillante, que era un hombre de grandes pensamientos y hermosas palabras. Aún lleva el buen soldado sobre su capa de batallar el polvo del camino”. (s.f., p.96)

La revolución que dirigió Morazán se ubica entre 1830 y 1839, en que se logró mantener la unidad centroamericana. Después, se sabe, que imperaron las fuerzas conservadoras y de desunión y él prócer llegó a ser fusilado en l842. Ciertamente, con su fusilamiento no se cegaron sus ideas, pero se deshizo la unión, lo que demuestra que, aunque las ideas sean buenas, no se imponen ni por la fuerza, es preciso impregnarlas en el pueblo. La vida de este hombre y la de otros, prueba que el hombre en su afán de dominio del mundo no acaba de aprender, ni cuál es su papel en la historia, ni cómo hacerlo. Entonces cabe llamar misterioso a un hombre, que surgió del pueblo, adquirió gran relevancia en su pensamiento político y social y alcanzó la cima. Por supuesto que, para todo actuar se necesitan razones, pero, a veces, se prefiere el mito, la imaginación y sentimientos, esto es a la poesía, que también forma parte de la ciencia del hombre: la cultura.

El interés de Morazán por expandir la educación se manifiesta desde los primeros registros históricos de su actuación como funcionario público. El 6 de abril de 1823, dos días antes de que se disolviera el Imperio Mexicano, En calidad de síndico de la municipalidad de Tegucigalpa dirigió una nota al cuerpo directivo del ayuntamiento. En ese escrito, lamentó que no pagaran ni un solo maestro y propuso un plan para remediar la situación. Expresó: “Sin esta no habrá buenas costumbres; no habrá igualdad ni en las personas, ni en los intereses ni en los bienes; y estamos dispuestos a que caigan sobre nosotros un yugo que no lo podamos sacudir jamás.” (Meléndez, 1996, p. 22)

Esta declaración revela que, para Morazán, la educación constituía una herramienta universal de liberación para los pueblos, porque la meta final de extender la educación era lograr la igualdad entre las personas. Por igualdad de intereses, se entiende que cuando la educación llegase a todas las personas, se lograría la participación de toda la ciudadanía en la dirección de los destinos de la nación. Finalmente, significaba que un pueblo educado reconocía la futilidad de la acumulación mezquina de capital y aceptaba el bien común como el fin más noble de una sociedad ilustrada.

Morazán estuvo a la vanguardia de la adopción de los nuevos sistemas educativos, con el objetivo de que la Centroamérica independiente estuviese a la par de las potencias educativos en lo que a educación se refiere, así lo revelan los estudios de Amaya-Banegas, J. (2014) y Urbina, A. (2014). De estas investigaciones se extraen los que se refieren a continuación.

Desde 1825, y durante toda su presidencia de la Federación, Morazán impulsó la adopción del sistema monitorial, también conocido como método de Lancaster –por su inventor Joseph Lancaster– (Morazán, 1825 / Amaya-Banegas, 2014). Este innovador sistema educativo involucraba a los estudiantes en el proceso de enseñanza aprendizaje: distribuía a las clases en pequeños grupos, según sus capacidades y los estudiantes más destacados actuaban como monitores de la educación de los demás. Mediante este sistema, el estudiante era tanto aprendiz como profesor y perfeccionaba así sus conocimientos en la materia al transmitirla a sus compañeros.

Otro método contemporáneo que Morazán introdujo en la educación hondureña fue el sistema de lectura y escritura creado por fray Matías de Córdova, un cura novohispano (Morazán, 1825/ Urbina, 2014). El método del sacerdote presumía de enseñar a las personas a leer y escribir en 15 días o menos y, eventualmente, condujo a la creación de la primera escuela normal de enseñanza primaria de México en 1828. Mientras Morazán fue ministro general de Estado, en el gobierno de Dionisio de Herrera, se repartieron ejemplares del método de fray Matías de Córdova en las escuelas hondureñas. En junio de 1830, mientras ejercía la jefatura de Estado de Honduras, se expidió la ley para la protección de la enseñanza pública. Uno de los aspectos más relevantes es que en su texto expresó la utilidad que tenía educar al pueblo. Según Morazán, era educar para que las personas estuvieran:

En un Estado capaz de producir hombres ilustrados que deben dictar leyes al pueblo centroamericano, dirigir los destinos de la patria, dirigir las diferencias domésticas de sus hijos y comandar las tropas, destinadas a la defender la independencia, la integridad de la nación y las libertades públicas (Morazán, 1830, citado por: Fundación Biblioteca Ayacucho 2012, p.41).

Esta cita demuestra los valores democráticos y populares del prócer centroamericano. Se educaba a las personas que dirigían la nación, para que resolvieran los problemas internos de sus países y defendieran su patria de las amenazas externas. Esta postura de Morazán es una clara contraposición a la monarquía española de la que se había independizado Honduras, en la que los destinos del Estado eran manejados por una élite compuesta por nobles y sus allegados, es decir, personas que por nacimiento y no por mérito habían alcanzado sus cargos.

En el resto de documento de ley, Morazán ordenó levantar un censo escolar de Honduras, con lo que se antecedió por más de 50 años a los reformadores liberales hondureños, quienes fueron los siguientes en ejecutarlo. La importancia de conocer con exactitud cuántas escuelas había establecidas y cuánto se gastaba en cada una era una preocupación científica, ya que solo conociendo este dato se podía asignar con equidad los fondos requeridos por el aparato educativo. 

Durante el gobierno de Morazán como presidente de la Federación, en Guatemala se aprobaron las Bases para la Reforma General de la Enseñanza en 1832. Se trató de una ley que por primera vez dividió la educación en tres niveles: un primer nivel para adquirir las bases del conocimiento, un segundo nivel para perfeccionar y profundizar en lo aprendido y un tercer nivel para aplicar en la realidad el producto del aprendizaje. Se trató de una legislación muy avanzada ya que, por ejemplo, en Honduras no se constituirían los tres niveles educativos hasta la promulgación del Código de Instrucción Pública de 1882, es decir, 50 años después. (Meléndez, 1996).

El triunfo de Morazán en la guerra civil de Centroamérica (1826-1829) trajo consigo un nuevo impulso a la educación. Una vez el Ejército Protector Aliado de la Ley reestableció el gobierno legítimo de la República, una de sus primeras medidas fue extender su protección a los estudiantes centroamericanos. Se publicó una ley el 1 de octubre de 1829, que eximía a todos los estudiantes del servicio militar y se ordenó a los encargados de los centros educativos de llevar un registro puntual de las asistencias y faltas a las aulas de clase. Este decreto pretendía evitar la pérdida del capital educativo de la nación centroamericana sus estudiantes, en un futuro conflicto bélico, ya que los conservadores guatemaltecos habían levantado reclutamientos forzosos en los años de la guerra civil. 

Morazán, como presidente de la Federación de Centroamérica, no podía entrometerse en los asuntos internos de los Estados, esto incluía el establecimiento de escuelas, colegios, universidades y academias; en consecuencia, las políticas morazánicas se vislumbran en las acciones de los jefes de Estado alineados con el proyecto liberal. Entre los jefes centroamericanos, el más cercano a Morazán fue Mariano Gálvez (Batres, 1957, p. 23, como se citó en Becerra, 1993, p. 9).

Gálvez inició una reforma educativa en Guatemala, que recibió el apoyo y aprobación de Morazán, conforme a los discursos del presidente de Centroamérica al Congreso Federal (Morazán, 1837/ Amaya-Banegas, J., 2014). Gálvez impulsó el establecimiento de la primera escuela normal de Guatemala, con el agregado que el método de esta institución era lancasteriano; además, el jefe de Estado fundó una escuela para mujeres, algo poco común en la época. En cuanto a la Universidad, Mariano Gálvez refundó la Universidad de San Carlos de Guatemala y la erigió en Academia de las Ciencias, con un enfoque ilustrado, alejado de su antigua vocación eclesiástica (Véliz, 2022). 

El último aporte que Morazán hizo a la educación fue en Costa Rica, en 1842, mismo año que fue injustamente procesado y fusilado por las fuerzas conservadoras de aquel país. Morazán visionó un colegio para Costa Rica, pero el tesoro público de aquella nación se encontraba agotado después de años mala administración (Morazán, 1842/ Amaya-Banegas, J. 2014). Encontró la solución en la municipalidad de Cartago, que contaba con suficientes fondos de propios para establecer una casa de enseñanza. El prócer ordenó el establecimiento de un centro educativo público, bajo el patronazgo del Santo Luis Gonzaga. Aunque lo financiaba la municipalidad, este centro educativo tenía carácter nacional, ya que aceptaba personas de cualquier otro pueblo de Costa Rica. Se enseñaba en él, además de lectura y escritura, idiomas, filosofía, derecho y teología. El grado que se otorgaba era de bachiller. Se aprecia, nuevamente, el carácter social del proyecto educativo morazánico, al extender la posibilidad que estudiantes de pueblos de menores recursos que Cartago, estudiasen en su centro de enseñanza. 

En ese contexto, los enfoques transformadores que se sustentan desde la obra y legado del general Francisco Morazán en la visión de la sociedad y la educación en Honduras, están referidos esencialmente a las garantías individuales, el derecho a ser ciudadanos, a tener una República y a ser libres y soberanos, a una educación laica y gratuita otorgada por el estado, la idea de la libertad de conciencia, de religión y de cultos. Al respecto expresó “La educación es el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad”. (Meléndez, 1996, p. 62)

Teniendo en cuenta los antecedentes históricos, el diagnóstico de la realidad de Honduras, constituye un desafío para la Educación la necesidad de refundar el estado para alcanzar la paz y la protección de los derechos del pueblo soberano y la naturaleza en correspondencia con el desarrollo equitativo que demandan los sectores que conforman la sociedad del pueblo hondureño.

De ahí, la percepción del legado de Morazán en el contexto de las transformaciones educativas hondureñas se evidencia en los presupuestos sustentan el Plan de Gobierno para Refundar Honduras 2022-2026, promovido desde la figura de Xiomara Castro, presidente del país, quien reconoce con frecuencia y en diversos escenarios, la importancia de ahondar en el legado que trasciende la historia patria y, especialmente, el contexto educativo, así asumido en la implementación del Plan Nacional de Refundación de la Educación formal y no formal en las modalidades educativas Prebásica, Básica y Media con vinculación al Nivel Superior y Técnico Profesional.

La concepción del proceso de Refundación del Sistema Educativo en todos sus niveles y modalidades se concibe para ofrecer educación pública de la mejor calidad y pertinente con las realidades socioeducativas de cada uno de los departamentos, municipios y comunidades. Para darle cumplimiento a los objetivos y principios del proceso de Refundación del Sistema Educativo desde el legado Morazánico, se diseñó el Plan 365 y los principios fundamentales que lo sustentan:

Plenitud, felicidad y libertad de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos

La implementación de los nuevos proyectos de la Secretaría de Educación Pública desde la perspectiva de la reforma curricular para el curso escolar 2023-2024 por la Subsecretaría Técnica Pedagógica, contempla la aplicación de los siguientes: Red Nacional de Escuelas Agrícolas, Apertura de cinco Escuelas Normales Bilingües, Red Nacional de Escuelas Agrupadas, Cultura Física y Artística y Programa Nacional de Alfabetización “José Manuel Flores Arguijo”

Con el propósito de transformar el Sistema Educativo Hondureño orientándolo hacia un desarrollo social sostenible, que rescate: lo humano, lo ecológico, social, económico, la libertad de cátedra, la universalidad de la ciencia, el pluralismo, la representatividad, la participación democrática, la responsabilidad, la equidad, igualdad de oportunidades, la transparencia, rendición de cuentas, la cultura, la historia local, regional, nacional, el arte, el deporte educativo, la pertinencia y pertinencia en los contenidos, en la actualidad se implementa un sistema de propuestas en materia de educación, entre las que se destaca la concreción de las líneas de pensamiento siguientes:

  1. La Educación como promotora de un nuevo modelo de país, se concebirá como herramienta privilegiada para la innovación, la producción y la competitividad con una visión solidaria.

  2. Acceso y calidad como derecho público y gratuito priorizando el incremento de los años de escolaridad y el aumento de oportunidades educativas no formales.

  1. Educación y superación de la pobreza. La Formación para la ciudadanía plena y para el trabajo digno. La democracia deliberativa y participativa y el poder popular requieren de ciudadanos críticos y dignos que sean formados por un sistema educativo

  2. El ejercicio de ser educador de calidad: una buena práctica para una educación de primera categoría. Se reconoce la vitalidad en todo el quehacer educativo de las educadoras, educadores, docentes y facilitadores tanto como profesionales remunerados, voluntarios comunitarios y educadores populares.

  3. La educación alternativa de calidad con base en la familia, la comunidad y los territorios: elección emergente. Un país que intenta refundarse después de décadas de concentración de recursos públicos, de galopante corrupción en la administración pública y de estancamiento en la economía nacional.

  4. Desarrollo de las potencialidades y contribución al logro de la felicidad de los educandos: fin de la educación. El ejercicio educativo implementado entre educandos, educadores, comunidad e instituciones.

  5. Perspectiva sistémica y complementaria de los subsistemas o componentes formal, no formal e informal para un fin común. La educación es concebida como un acto permanente, abierto y no monopolizado por un componente o subsistema (formal, no formal e informal).

  6. La gestión educativa. Visión estratégica, liderazgo proactivo, creatividad, innovación, mejora constante y adecentamiento de lo indecente. Reasumir la gestión educativa como eje central para el logro final de los resultados previstos con base en objetivos e indicadores estratégicos que aborden las causas de la exclusión educativa.

  7. La educación superior encontrará su apoyo y plenitud con una sociedad educada desde sus primeros años de vida.

Conclusiones

Lastimosamente, la revolución educativa de Morazán no puede extenderse a toda Centroamérica ni sostenerse a lo largo del tiempo. Los constantes esfuerzos militares de los conservadores para destruir la Federación provocaron que los fondos nacionales se invirtieran en la defensa de la Unión Centroamericana. El coordinado triunfo de los conservadores después de 1838 trajo consigo el retroceso de todos los avances morazánicos. La educación volvió a ser compartida entre la Iglesia Católica y las élites, y los estados tardaron décadas en redescubrir y aplicar las innovaciones que legó a la nación centroamericana. Francisco Morazán propuso una educación con un fin social, que asistiera al mejoramiento de todos los pueblos. Demostró que un pueblo educado era uno liberado, incapaz de ser sometido ni por las tradicionales élites explotadoras ni por las fuerzas imperialistas que, en ese entonces, asediaban Centroamérica y aquel que comprendía que el bien común era más importante que el enriquecimiento propio, que la nación consistía de todos sus actores y no solo de una clase política dominante. Ciertamente, para Morazán la educación era bien y responsabilidad del Estado. Era el gobierno que dictaba las medidas, con el objetivo de brindar a sus habitantes las herramientas que prevendrían que cayesen de nuevo en las garras del Imperio Español o el Imperio Mexicano. La educación tenía que ser masiva y construida desde la comunidad, como lo revela la adopción del método lancasteriano o la utilización de las técnicas de fray Matías de Córdova.

 

Referencias bibliográficas

Amaya-Banegas, J. (2014) La reforma liberal y la construcción de la Figura de Francisco Morazán como imaginario de la nación. Paradigma. 31. 79-100. https://www.semanticscholar.org/paper/La-reforma-liberal-y-la-construcci%C3%B3n-de-la-figura-Amaya/d238dc90ac755d3fbbd651093c1203b81783c092

Bazant, M. (2018). Retos para escribir una biografía. Secuencia, (100), 53-84. https://doi.org/10.18234/secuencia.v0i100.1518

Becerra, L. (1993). Ideas pedagógicas de Morazán: vigencia de la educación popular, Volumen 37. Editorial Baktun. Tegucigalpa.

Fundación Biblioteca Ayacucho (2012). Francisco Morazán: Vida, obra y pensamiento. Colección Claves Políticas de América, Nº 8. Caracas, Venezuela. www.bibliotecayacucho.gob.ve

Gómez, V. (2019). Revolución y guerra civil en Centroamérica: dos conceptos en el pensamiento político de Francisco Morazán. Diálogos Revista Electrónica de Historia, 20(1), enero-junio 2019: 34-55. San José, Costa Rica. Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad de Costa Rica. http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/dialogos/index https://www.camjol.info/index.php/PARADIGMA/article/view/1409/1230

Jerez Hernández, A., & Franco Marrero, S. (2013). José Martí para educadores: biografía. Mendive. Revista de Educación, 11(3), 351-353. Recuperado de https://mendive.upr.edu.cu/index.php/MendiveUPR/article/view/617

Lacaze, C. (2013). Acercamiento al proceso de heroización de Francisco Morazán en América Central (1848, 1892, 1942). Revista Estudios, (26), 1-16. https://doi.org/10.15517/re.v0i26.8844

Láscaris, C. (1970). Historia de las ideas en Centro América, EDUCA, San José.

López, J. P. (1977). El general Francisco Morazán (Antología).  Editorial Anaya, Madrid.

Martí, J. (1889). Tres héroes, La Edad de Oro. En Obras Completas (1975), t. 18, p. 304-308, La Habana, Cuba: Editorial Ciencias Sociales.

Martí, J. (s.f.). Notas sobre Centroamérica. En Obras Completas (1975), t. 19, p. 89-100, La Habana, Cuba: Editorial Ciencias Sociales.

Meléndez, C. (1996). Escritos del General Francisco Morazán. Tegucigalpa: Banco Central de Honduras.

Molina, Silvia Elena. (2019). El contexto geopolítico en el pensamiento de Francisco Morazán. Diálogos Revista Electrónica de Historia, 20(1), 20-33. https://dx.doi.org/10.15517/dre.v20i1.33610

Neira Vaque, Diana Carolina, Cárdenas Echeverria, Hugo Alberto, & Balseca Villavicencio, Nick Israel. (2018). Influencia de la personalidad en los estilos de liderazgo. Revista Universidad y Sociedad, 10(1), 331-335. Epub 02 de marzo de 2018. Recuperado en 21 de junio de 2023, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2218-36202018000100331&lng=es&tlng=es.

Neruda, P. (1978). Canto General Editorial. Seix, Barcelona.

Pereira, J. (2018). Estudio histórico-crítico del pensamiento de José Eduardo dos Santos como educador social desde 1979 hasta 2016. [Tesis en opción al grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona]. https://mega.nz/folder/zIB1yaRZ#6j2Y19lZMDqAlhFsaB-p5Q

Stuart, C. (2020). Estudio histórico del desarrollo de la inspección escolar y el trabajo metodológico en la educación cubana desde 1763 al 2015. [Tesis en opción al grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, La Habana: Instituto Central de Ciencias Pedagógicas].

Urbina, A. (2014). El pensamiento creador del general Francisco Morazán al servicio de la educación en Honduras. Estados Unidos: Palibrio.

Véliz, N. (2022). Aspectos sobresalientes de la primera reforma educativa en Guatemala realizada por el gobierno de Mariano Gálvez (1831-1838). Historia Guatemala, 1(1), 1-25. Recuperado de: https://www.historiagt.org/articulos/item/177primerareformaeducativa