Palabras para el Maestro en el aniversario de su natalicio

Dr. C. Edmundo de Jesús de la Torre Blanco.

Hace 169 años vino al mundo un niño que en el decurso del tiempo se convertiría en un “hombre solar y volcánico”, uno de esos hombres que, como él expresara refiriéndose a las grandes personalidades “miran como el águila, deslumbran como el astro, sienten como sentirían las entrañas de la Tierra, los senos de los mares y la inmensidad continental.”

Evidenció tempranamente su patriotismo, al que contribuyó significativamente con su influencia educativa su maestro y mentor Rafael María Mendive. De ello es ejemplo el poema dramático Abdala, en el que el héroe nubio pregunta a su madre: ¿Acaso crees que hay algo más sublime que la patria?

Fue el joven Martí quien, en 1871, con apenas 18 años, denunció con valentía en el corazón mismo de la metrópoli los horrores del presidio político español en Cuba. Y al año siguiente publicaba el extenso y hermoso poema dedicado a los estudiantes de medicina fusilados por el poder colonial, en el que podemos leer:

“(…) Cuando se muere

En brazos de la patria agradecida

La muerte acaba, la prisión se rompe

Empieza al fin, con el morir la vida.”

Murió en combate a los 42 años, cuando ya se había convertido, al decir de nuestro líder histórico, en “el más genial y universal de los políticos cubanos”. Pero siguió viviendo; porque desde su vasta cultura, la diversidad de su multifacética obra y la trascendencia de su pensamiento y acción, nos dejó un legado inmenso que hoy es fundamento ideológico y savia nutriente de la sociedad que perfeccionamos y defendemos.

Fue Martí quien nos enseñó o nos dijo, entre muchas otras cosas, que:

“(…) Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz.”

“Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones…”

“Lo pasado es la raíz de lo presente, ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es.”

“La música es la más bella forma de lo bello… es el hombre escapado de sí mismo: es el ansia de lo ilímite surgido de lo limitado y de lo estrecho: es la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante y venidera.”

“(…) Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles, es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos”

“En el matrimonio, en cuanto empieza a faltar la identidad, ya no cabe felicidad: nada menos que la identidad es necesaria.”

“No hay odio de razas, porque no hay razas (…) El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y color. Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas.”

“Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se ha de esconder sus faltas, o pregonarlas como virtudes (…)”.

  “(…) El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América (…)”, escribió en 1891, refiriéndose precisamente a los Estados Unidos,

“(…) Lo malo se ha de aborrecer, aunque sea nuestro; y aun cuando no lo sea. Lo bueno no se ha de desamar, sólo porque no sea nuestro (…)”

“(…) Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece (…)”

No en balde, en la dedicatoria de su poemario Ismaelillo, escribe a su hijo: (…) Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti (…)

A los educadores y a los que se forman como tales legó su ideario pedagógico, fundamento de la formación integral a la que aspiramos en nuestros educandos, en el que ratifica la medular idea de que educar es preparar al hombre para la vida, y nos dice también que educar es poner coraza contra los males de la vida, lo que supone tener en cuenta como principio pedagógico la necesaria unidad de la instrucción y la educación.

Por ello expresa: “Hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes, -eso han de hacer las escuelas…”

Asimismo, que el profesor universitario ha de ser “… un guía honrado, que enseña de buena fe lo que hay que ver, y explica su pro lo mismo que el de sus enemigos, para que se le fortalezca el carácter de hombre al alumno, que es la flor que no se ha de secar en el herbario de las universidades.

Martí está hoy y estará siempre con todos y para el bien de todos los cubanos de buena voluntad, los que inspirados en su legado rendimos diario culto a la dignidad plena del hombre en la república que soñó. De ahí la necesidad de enfrentar con inteligencia y firmeza los intentos de nuestro enemigo histórico y de sus servidores dentro y fuera de Cuba, que pretenden apropiarse de Martí cercenando su pensamiento para utilizarlo en sus propósitos desestabilizadores contra una Revolución que es auténticamente martiana. No lo permitiremos, aun cuando el daño se trate de hacer desde posiciones aparentemente revolucionarias.

Martí nos acompaña y nos acompañará junto a su mejor discípulo, el Comandante en Jefe Fidel Castro, representación cimera de la articulación histórica, devenida síntesis creadora, del pensamiento martiano y el marxismo en la ideología y en la obra de la Revolución Cubana.

En medio de la compleja situación que hoy vive la humanidad, de los retos y desafíos que como parte de esta enfrenta nuestro pueblo, Martí es y será presencia viva en la permanente batalla que libramos por el mejoramiento humano y por convertir en hermosa realidad la posibilidad de un mundo mejor.

Referencias bibliográficas

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