Varona

No.66  Enero-Abril, 2018.    ISSN: 1992-82

Pedagogía del oprimido: su aporte al estatuto epistemológico de la pedagogía

Pedagogy of the oppressed one: their contribution to the epistemological statute of the pedagogy

MSc. Mirella del Pilar Vera Rojas. Profesora Titular. Facultad de Ciencias de la Educación, Humanas y Tecnologías. Universidad Nacional de Chimborazo. Riobamba, Ecuador.
Correo electrónico: mire6.unach@yahoo.com

Dra. C Rosa María Massón Cruz. Profesora Titular. Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior. Universidad de La Habana.
Correo electrónico: rosamaria@cepes.uh.cu

Recibido: mayo 2017                           Aprobado: noviembre 2017


RESUMEN

El artículo presenta un análisis de diferentes posiciones teóricas sobre el estatuto epistemológico de la Pedagogía como ciencia, y la vigencia que tiene el estudio de este tema en el ámbito de la formación de los educadores. En un segundo y tercer momentos se valoran las ideas, conceptos y punto de vista que plantea el pedagogo brasileño Paulo Freire en su obra insigne Pedagogía del oprimido, para valorar cómo esta aporta al desarrollo epistemológico de la Pedagogía, desde la mirada del compromiso social del autor con los desposeídos y silenciados en la sociedad y en los espacios escolares. 

Palabras clave: pedagogía, epistemología, Paulo Freire, pedagogía del oprimido.

ABSTRACT

The article presents an analysis of different theoretical positions about the statute epistemology of the Pedagogy like science, and the validity that it has the study of this topic in to the environment of the educators training. In a second and third moment, it is valued the ideas, concepts and point of views that the Brazilian educator outlines Paulo Freire, in his he prays famous the Pedagogy of the oppressed one, to value as this it contributes to the development epistemology of the Pedagogy, from the look of the author's social commitment with those deprived and silenced in the society and in the school spaces.  

Keywords:  pedagogy, epistemology, Paulo Freire, pedagogy of the oppressed one.


Introducción

El estudio de un pedagogo tan destacado como Paulo Freire y una de sus obras sustantiva, Pedagogía del oprimido, es un reto, si se parte que estamos en presencia del pedagogo latinoamericano más reconocido, a nivel del continente y del mundo; por ello, una de las interrogantes que puede surgir en cuanto al artículo qué otro punto de vista este puede aportar sobre una obra tan conocida.

Repensar y estudiar la obra Pedagogía del oprimido, ahora desde el desarrollo epistemológico de la Pedagogía significa reflexionar los presupuestos de esta ciencia, desde la mirada y la valoración de Paulo Freire que, a partir de su compromiso de educador social, repensó la Pedagogía que hasta el momento estaba escrita y divulgada, como una de las causas fundamentales de los millones de hombres y mujeres analfabetas excluidas y vedadas de los procesos escolarizados.

Buscar el  porqué del analfabetismo como fenómeno multicausal, en los centros educacionales  y los preceptos pedagógicos de la formación que en ello ocurría, permitió a Freire develar en su obra Pedagogía del oprimido la esencia excluyente de la escuela, su intención de silenciar y adoctrinar, proceso dirigido aceptar  lo establecido como inamovible. Cuestionándose esa realidad, fundamenta un nuevo sistema categorial pedagógico y señala un nuevo derrotero para la enseñanza y el aprendizaje, aspectos que, sin dudas, revitaliza el estatuto epistemológico de la Pedagogía.

Por otra parte, el análisis del estatuto epistemológico de la Pedagogía implica el acercamiento a un tema poco tratado en las últimas décadas; entre otras razones, esto sucedió por la escasa producción científica sobre el tema, no considerar las posturas reflexivas sobre el desarrollo de la educación, como es el caso de Paulo Freire, y la diseminación del campo educativo producto de su expansión y de su crecimiento fragmentado.

Llegar a la valoración de estas situaciones originó el acercamiento a aspectos generales sobre los que significa estatuto epistemológico de una ciencia desde la mirada de investigadores latinoamericanos que han escrito sobre este tema, partiendo del precepto que la Pedagogía es una ciencia que se ha desarrollado en diferentes contextos y momentos históricos, constituyendo la base de las prácticas profesionales   de los educadores; por ello, aunque no es un tema recurrente, es necesario.

Para lograr el análisis de la relación estatuto epistemológico de la Pedagogía \ Pedagogía del oprimido, el artículo se organizó en dos momentos: en el primero se valoran los requisitos epistemológicos que cumple la Pedagogía como ciencia, en el segundo momento se realiza una aproximación a los fundamentos   y los conceptos esenciales de la obra   seleccionada. Este recorrido permite cumplir con el objetivo de valorar cuánto la obra Pedagogía del oprimido aporta al estatuto epistemológico de la Pedagogía; todo ello, con un espíritu propositivo más que conclusivo. 

Desarrollo

La epistemología, en su acepción literal, significa teoría de la ciencia; pero este significado, en la práctica varió, con el decurso de la historia de la humanidad y en diferentes campos de las ciencias, donde se destacan la Gnoseología, la Filosofía, la Sociología, entre otras.  Con el tiempo y el desarrollo de estas, se han incorporado otros estudios sobre la ciencia, como Historia de la Ciencia y Ética de la Ciencia, con suficiente producción teórica y gran número de investigadores, como para constituir, en sí misma, áreas de investigación independiente. De ahí que la epistemología oriente su accionar al estudio y al análisis del conocimiento que produce la ciencia (Machín, R. 2009:16).

Cuando nos referimos a estatuto, se parte de considerar el origen de esta palabra, que proviene del término latín stare, que significa estar de pie o estar firme; aplicado a la ciencia, el estatuto es el corpus que le da validez científica a una disciplina (Campos, N. 2017: 1).

Los estudios epistemológicos se pueden clasificar en dos tipos de análisis; general y regional. El primero es cuando la reflexión sobre el conocimiento científico rebasa las fronteras de una especialidad y se ocupa de problemas estructurales comunes a  diferentes ciencias, llámense sociales o naturales, originados en la interdisciplinariedad, en objetos compartidos, en problemas para científicos y filósofos, lo cual permite  desarrollar reflexiones más integrales desde diferentes perspectivas (Flórez, R.1994: 35). En este caso, se refiere a la epistemología general.

El análisis regional, es un estudio que aplica el análisis científico con rigurosidad metodológica desde diferentes enfoques, este depende, en última instancia, de la   formación del investigador epistemólogo y del tipo de análisis que lo guie, tiene como centro el objeto de la ciencia en estudio, siempre ubicada en el contexto histórico donde este estudio se desarrolle (Flórez, R.1994: 35).

Este estudio,  se realizó  bajo los presupuestos de la epistemología regional,  considerando la centralidad del estudio de la Pedagogía; además, se apoya en otros criterios, que permiten identificar el estatuto epistemológico de la  ciencia como el : 1) el estudio del conocimiento; 2) la doctrina de los fundamentos de la ciencia (según varias connotaciones), en el mundo científico; 3) la disciplina que se ocupa de las relaciones entre cada disciplina o materia de estudio (Abarca, R. 2016:7). Estos criterios demuestran que, los investigadores, en sus estudios epistemológicos de las ciencias, pueden asumir varios enfoques desde, su posición filosófica esencialmente.

I -La Pedagogía y su estatuto epistemológico

La relación entre Pedagogía y epistemología, analizada desde diferentes posiciones teóricas, está dirigida a la comprensión de cómo el conocimiento y la práctica se relacionan para solucionar los problemas propios de la educación. De manera que el saber se constituye en herramienta para identificar el problema educativo y sus formas de manifestarse (Zuluaga, O.L. 2011: 16).

El reconocimiento epistemológico del saber pedagógico, como saber experiencial, permite configurar la pedagogía no solo como un concepto, sino como ciencia, en cuanto posee un estatuto epistemológico propio, de validez universal, que le da autonomía frente a otras ciencias para solucionar problemas de la educación. (Corredor, C. 2016: 30). Estos estudios permiten analizar, de manera crítica lo que se considera como los aspectos esenciales de la ciencia, en este caso la Pedagogía, y con ello cuestionar las formas habituales y establecidas del paradigma cientificista que la sustenta, así como las prácticas que se valoran para conocer cómo debe entenderse y efectuarse una verdadera formación en una ciencia o disciplina determinada (Bedoya, J.I. 2002: 172-173).

En el artículo, se parte de que la Pedagogía es una ciencia, que evolucionó en diferentes momentos históricos a partir esencialmente de su objeto de estudio, aspecto que, de forma general, se analiza.

En las indagaciones realizadas se constató que durante la década de los setenta del siglo XX, se destacan los trabajos realizados por investigadores de los países del antiguo campo socialista, con respecto a la sustentación del carácter científico de la Pedagogía; esto aconteció en una realidad donde la escolarización, la educación para todos y la formación profesional de los docentes constituían política educativa, y desde las ciencias, se apoyaba ese propósito.

Dentro de esta realidad, el pedagogo ruso Savin, N. (1972), definió que la Pedagogía “es la ciencia que estudia la educación del hombre, del constructor de la sociedad comunista, considerado como el único ser sobre la faz de la tierra que puede ser educado” por tanto, su objeto de estudio es la educación, pero entendida como un fenómeno complejo y multilateral. Por ello, como ciencia, investiga las leyes de la educación, las condiciones de la educación del hombre en el transcurso de toda su vida (p. 2).

En análisis recientes realizados en el contexto de América Latina, coinciden en considerarla como ciencia dentro del campo de las humanidades y de las ciencias sociales, que tiene como objetivo primordial la formación de los sujetos para que, desde sus relaciones sociales y profesionales, puedan contribuir al desarrollo continuo de la humanidad. (Flórez, R. 1994: 33).

Para los investigadores Pérez L y Torres, S. (2009:1), la Pedagogía es una ciencia porque tiene definido su objeto de estudio, con un campo de acción específico, con métodos, leyes y regularidades que la caracterizan, así como  un aparato conceptual y categorial que sustenta su teoría (…), a lo que se añade un lenguaje propio y autonomía metodológica. (Campos, N. 2010: 1)

Sin embargo, a opinión de las autoras, a los requisitos antes mencionados, se les suma la labor de los maestros, investigadores y organizaciones que, de manera sistemática, logran un conjunto de saberes, dirigidos a comprender y explicar los hechos educativos en función de una mejora permanente de la educación, para lograr, con ello, la transformación ética y axiológica de las instituciones formativas y de la realización integral de todas las personas. (Medina, A. 2009:7) Todo lo anterior se recoge en las obras escritas que trascienden el momento y el contexto donde se produjeron, para ser parte consustancial del cuerpo teórico, metodológico y práctico de la ciencia que toman de referencia, en este caso, la Pedagogía.

De ahí que el reconocimiento epistemológico del saber pedagógico permite configurar la Pedagogía no solo como un concepto, si no como ciencia, en cuanto posee un estatuto epistemológico propio de validez universal que le da autonomía frente a otras ciencias en la fundamentación y la solución de problemas de la educación.

 II- Paulo Freire y la Pedagogía del oprimido

La vida y la obra de Paulo Freire es el reflejo de las circunstancias que le tocó vivir, para la Pedagogía significa   la ruptura de cánones y conceptos estereotipados que solo ve la escolarización como la vía de formación y cualificación de los seres humanos. 

Su obra Pedagogía del oprimido, escrita en el año de 1970, representa, en el universo latinoamericano, un compendio de ideas nuevas y revolucionarias, donde la realidad de hombres y mujeres excluidos del Sur de son el centro de análisis y, a partir de ello, invita a reflexionar y dialogar sobre la Pedagogía, la educación, los sujetos que participan en este proceso, así como las funciones de las instituciones escolares en el mismo.

Todo lo anterior, analizado desde la  alfabetización de campesinos y campesinas del nordeste de Brasil, los cuales tenían esta condición,  no solo por causas económicas y sociales, sino porque fueron objeto y víctimas de una educación alienante, que los condena a una absoluta pasividad, silencio y desvalorización de su cultura.  Valorar la educación y la escuela desde los que   no tuvieron derecho a ella, hizo que Freire analizara la Pedagogía y su praxis con ideas nuevas y un enfoque de investigación que le permitió develar las contradicciones pocas veces estudiadas, todo desde   un sistema categorial innovador. La mirada de esta obra, desde los requisitos que hacen de la Pedagogía una ciencia, permitió develar algunos de sus aportes para su desarrollo epistemológico.  

Su formación católica humanista, deudora de la teología de la liberación, le permitió que, desde su praxis educativa, se comprometiera con los excluidos, desplazados y silenciados.

La obra que se analiza no es escrita   para académicos o intelectuales sin compromiso; está dirigida para todos aquellos que se preguntan por qué las instituciones escolares excluyen y alienan; por tanto, es una obra provocadora y profunda,   que pone al desnudo todo lo que la escuela en sus prácticas genera. 

Su concepción pedagógica toma, como punto de análisis, los factores económicos, culturales y políticos que influyen en los procesos formativos; propone una educación que pueda ayudar a hombres y mujeres, salir de su ignorancia, de su experiencia anti-democrática y anti-humana, que le permita descubrirse como un ser pensante y con poder para mejorar su vida. Su análisis de la Pedagogía es interdisciplinario, manifestando la relación entre la política, la educación, la praxis y la investigación se identifican e interrelacionan como parte del proceso educativo en la relación entre los que aprenden y enseñan, sin desconocer el contexto social donde ocurre. 

III- Contribución de la Pedagogía del oprimido al estatuto epistemológico de la Pedagogía

El análisis se comienza por entender por qué Friere denomina a la pedagogía establecida Pedagogía del oprimido, y la respuesta la encontramos en que, para él, los referentes teóricos sustentados hasta el momento valora el acto de educar como un proceso repetidor de lo establecido: los educadores,  trasmisores de una cultura enajenante, y los educandos, reproductores de ella , aunque esta  esté  desvinculada de sus necesidades  y realidad, para  ilustrar esta dinámica plantea el término de educación bancaria.

La posibilidad de romper con la educación bancaria está, según criterios del autor, en lo que él denomina    educación para la liberación; esta tiene como finalidad, la transformación radical de la realidad en un esfuerzo por mejorarla, humanizarla, asegurando que hombres y mujeres sean reconocidos como sujetos de su propia historia.

La concepción liberadora de la educación tiene, como principios, la idea que la educación es   rectora en la construcción de un proyecto histórico-social; para lo cual debe apoyarse en una teoría científica del conocimiento, desde la praxis y la comprensión de la realidad; en este caso, la alfabetización, que no la concibe  solamente como un proceso lógico e intelectual, sino también como,  profundamente afectivo y social, por ende, transformador, emancipatorio,  socio – cognitivo e ideológico.

Otra categoría pedagógica que analiza desde esta nueva perspectiva epistemológica es la centralidad que le concede a la praxis, la que en su sistema categorial significa acción con reflexión. El resultado de la aplicación de la praxis en el acto de educar colectivamente facilita poner el   énfasis en los sujetos que enseñan y aprenden; estos se transforman mutuamente mediante el diálogo, en que, el educador no solo está enseñando, sino que también está aprendiendo; ambos logran formar una conciencia crítica o concientizada, donde se aprecia lo opresivo como un proceso que puede ser vencido.

La relación entre los educadores y   los educandos cambian; el primero aprende del aprendiz, de la misma manera que el aprendiz aprende del educador. Por lo tanto, cada persona a su manera, junto a otros, pueden aprender a descubrir nuevas posibilidades de la realidad de la vida; por ello, la educación se convierte en un proceso de formación colectiva y continua.

En la Tabla que aparece a continuación se deja constancias de estos fundamentos, desde las palabras del pedagogo.

Tabla 1. Pedagogía del oprimido aporte al estatuto de la Pedagogía desde sus definiciones esenciales

CATEGORÍA

ARGUMENTO

 

La concepción de educación

La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres vacíos a quien el mundo llena con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como cuerpos conscientes y en la conciencia como conciencia intencionado al mundo. No puede ser la del depósito de contenidos, sino la de la problematización de los hombres en sus relaciones con el mundo (Freire, P. 1970: 60).
En este sentido, la educación liberadora, problematizadora, ya no puede ser el acto de depositar, de narrar, de transferir o de transmitir conocimientos y valores a los educandos, meros pacientes, como lo hace la educación bancaria, sino ser un acto cognoscente. Como situación gnoseológica, en la cual el objeto cognoscible, en vez de ser el término del acto cognoscente de un sujeto, es el mediatizador de sujetos cognoscentes –educador, por un lado; educandos, por otro- , la educación problematizadora antepone, desde luego, la exigencia de la superación de la contradicción educador-educandos. Sin esta, no es posible la relación dialógica, indispensable a la cognoscibilidad de los sujetos cognoscentes, en torno del mismo objeto cognoscible.

 

El objeto de la pedagogía del oprimido

(…).Pedagogía que haga de la opresión y sus causas el objeto de la reflexión de los oprimidos, de lo que resultará el compromiso necesario para su lucha por la liberación, en la cual esta pedagogía se hará y rehará.
La pedagogía del oprimido que, en el fondo, es la pedagogía de los hombres que se empeñan en la lucha por su liberación, tiene sus raíces allí. Y debe tener, en los propios oprimidos que se saben o empiezan a conocerse críticamente como oprimidos, uno de sus sujetos.
La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora, tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van descubriendo el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación y, el segundo, en que una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación (Freire, P. 1970:26-35).

 

Educación bancaria vs educación problematizadora ; opresor vs oprimido

El antagonismo entre las dos concepciones, la “bancaria”, que sirve a la dominación, y a la problematizadora, que sirve a la liberación, surge precisamente ahí. Mientras la primera, necesariamente, mantiene la contradicción educador-educandos, la segunda realiza la superación.
Con el fin de mantener la contradicción, la concepción bancaria niega la dialogicidad como esencia de la educación y se hace antidialógica; la educación problematizadora –situación gnoseológica- a fin de realizar la superación, afirma la dialogicidad y se hace dialógica.
En verdad, no sería posible llevar a cabo la educación problematizadora, que rompe con los esquemas verticales característicos de la educación bancaria, ni realizarse como práctica de la libertad sin superar la contradicción entre el educador y los educandos. Como tampoco sería posible realizarla al margen del diálogo (Freire, P. 1970:61).

 

El diálogo: esencia de la educación como práctica de la libertad

(…), el diálogo es una exigencia existencial. Y siendo el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado, no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas de un sujeto en el otro, ni convenirse tampoco en un simple cambio de ideas consumadas por sus permutantes.
Tampoco es discusión guerrera, polémica, entre dos sujeto que no aspiran a comprometerse con la pronunciación del mundo ni con la búsqueda de la verdad, sino que están interesados solamente en la imposición de su verdad.
Dado que el diálogo es el encuentro de los hombres que pronuncian el mundo, no puede existir una pronunciación de unos a otros. Es un acto creador. De ahí que no pueda ser mafioso instrumento del cual eche mano un sujeto para conquistar a otro. La conquista implícita en el diálogo es la del mundo por los sujetos dialógicos, no la del uno por el otro. Conquista del mundo para la liberación de los hombres.
Solamente el diálogo, que implica el pensar crítico, es capaz de generarlo. Sin él no hay comunicación y sin esta no hay verdadera educación. Educación que, superando la contradicción educador-educando, se instaura como una situación gnoseológica en la que los sujetos inciden su acto cognoscente sobre el objeto cognoscible que los mediatiza (Freire, P. 1970:71- 75).

 

La praxis

La praxis que es reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo. Sin ella es imposible la superación de la contradicción opresor-oprimido
De este modo, la superación de esta exige la inserción crítica de los oprimidos en la realidad opresora con la cual objetivándola actúen simultáneamente sobre ella
Es por esto por lo que inserción crítica y acción ya son la misma cosa. Es por esto también por lo que el mero reconocimiento de una realidad que no conduzca a esta inserción crítica – la cual ya es acción – no conduce a ninguna transformación de la realidad objetiva, precisamente porque no es reconocimiento verdadero (Freire, P. 1970:32).

 

La relación del educador –educando

A través del diálogo se opera la superación de la que resulta un nuevo término: no ya educador del educando; ya no educando del educador, sino educador-educando con educando-educador
De este modo, el educador ya no es solo el que educa, sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual “los argumentos de la autoridad” ya no rigen. Proceso en el que ser funcionalmente autoridad, requiere el estar siendo con las libertades y contra ellas.
Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador.
De este modo, el educador problematizador rehace constantemente su acto cognoscente en la cognoscibilidad de los educandos. Estos, en vez de ser dóciles receptores de los depósitos, se transforman ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico
(…), el papel del educador problematizador es el de proporcionar, conjuntamente con los educandos, las condiciones para que se dé la superación del conocimiento a nivel de la “doxa” por el conocimiento verdadero, el que se da a nivel del logos (Freire, P. 1970:61-62).

Fuente: Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Río de Janeiro: Paz e Terra.

Conclusiones

 

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