Varona

No.65  Septiembre-Diciembre, 2017.    ISSN: 1992-82

Reseñas / Reviews


PALABRAS A BUENAVILLA

Pronunciadas por el Dr. C. Edmundo de Jesús de la Torre Blanco, el 6 de septiembre de 2017, en acto solemne para depositar las cenizas del Dr. C. Rolando Esteban Buenavilla Recio en el Museo de la Alfabetización.

Escribió la gran Gabriela Mistral:

Si amas a tu trabajo más, a medida que

pasa el tiempo;

si en cada clase tuya tratas de renovarte;

si sabes seguir un método, sin

convertirlo en esclavo;

si en lugar de enseñar sabes también

aprender;

si sabes estudiar de nuevo lo que creías

saber;

si sabes instruir y mejor todavía educar;

si tus alumnos anhelan parecerse a ti, entonces….

TU ERES MAESTRO.

A un MAESTRO honramos hoy.

A Rolando Esteban Buenavilla Recio

Al conocer que poco antes de morir, depositó en mí la responsabilidad de pronunciar estas palabras, recordé lo que el Apóstol expresó el 1º de julio de 1891 en carta a Enrique Trujillo, en respuesta a la solicitud de que escribiese sobre su maestro y mentor Rafael María de Mendive. Parafraseando y contextualizando lo dicho entonces por Martí, me pregunto hoy:

¿Cómo expresar en algunas líneas todo lo bueno y nuevo que pudiera decirse sobre este enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón…?

Con una larga y fructífera trayectoria de más de 60 años en la educación, inició su trabajo como docente en escuelas de la enseñanza media, en las que se desempeñó como profesor de Inglés, Historia Universal, Geografía y Marxismo.

Fundador del Instituto Pedagógico Enrique José Varona en 1964 y del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech en 1972, durante más de 50 años ha prestigiado a nuestra Universidad de Ciencias Pedagógicas desde la cotidianidad de su sencilla, valiosa e imprescindible presencia, la que hoy deviene inconmensurable, por la magnitud de su obra educativa, del legado que nos deja a quienes somos herederos y continuadores de esa obra.

Rolando Esteban Buenavilla Recio ha contribuido a la formación de varias generaciones de maestros en el decurso de su desempeño profesional, caracterizado por la ejemplaridad de su conducta y la consagración a la noble tarea de educar, labor que desarrolló con elevada calidad no solo en lo académico, sino también en lo espiritual, desde la profundidad de sus conocimientos históricos y pedagógicos, la vastedad de su cultura, su alto nivel científico y los valores que lo distinguen como digno representante del magisterio cubano.

Los resultados ascendentes de ese desempeño y su permanente espíritu de superación le permitieron transitar por las diferentes categorías docentes de la educación superior hasta alcanzar la de Profesor Titular, obtener el grado científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas y ser merecedor por sus méritos de la categoría docente especial de Profesor Consultante.

La contribución del maestro Buenavilla a la educación se ha evidenciado no sólo en Cuba, sino también en otros países en los que brindó su colaboración. Resaltan su presencia como trabajador internacionalista en la hermana República de Angola (1980-1982), durante los años difíciles de la guerra padecida por el pueblo de ese país, así como la labor realizada en República Dominicana, México, Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela, especialmente en la formación de doctores y másteres.

Fue tutor de numerosas tesis doctorales y de maestría, de aspirantes cubanos y extranjeros, que tuvieron la posibilidad de nutrirse con la savia de su sapiencia y de su calidad humana, de profunda raíz martiana, evidenciada en la permanente disposición a brindar su ayuda, siempre necesaria y valiosa, a quienes precisaron de su orientación y consejo. Más de 20 profesionales formados como Doctores en Ciencias Pedagógicas y de la Educación y un elevado número de Másteres son resultados de su quehacer en esa dirección. 

No solo impartió docencia de pregrado y en las diferentes modalidades de la formación académica de postgrado. Dirigió diferentes proyectos de investigación y es autor de importantes libros y diversos artículos en el campo de la Pedagogía, la Didáctica, la Educación Comparada y la Historia de la Educación, publicados en Cuba y en el extranjero. Se destacan las publicaciones derivadas de sus investigaciones sobre el pensamiento educativo latinoamericano y cubano, de las cuales forman parte sus profundos estudios sobre la vida y obra de nuestro Héroe Nacional, y los estudios que desarrolló y promovió no solo de relevantes pedagogos, sino también de personalidades que, por la trascendencia de su influencia educativa, han sobresalido como educadores sociales desde su quehacer en diferentes esferas, entre ellas, el propio José Martí, Julio Antonio Mella, Fidel Castro y otras.

Fue precisamente Buenavilla quien promovió la profundización en el estudio de los rasgos distintivos del educador social, acuñando ese término, que hoy da nombre a una distinción que la UCPEJV otorga a personalidades merecedoras de esa condición, entre estas el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.

Los frutos de su intensa actividad investigativa han sido fuente y referente importante para la docencia y la investigación, tanto en nuestra Universidad como en otras universidades de Cuba y de otros países.

Esa actividad no disminuyó en los últimos años a pesar de los quebrantos de su salud. Profundizó en sus estudios sobre liderazgo político revolucionario y prestó especial atención a los aportes de las grandes escuelas cubanas de pensamiento y acción en diferentes áreas del quehacer social. Identificó las regularidades que habían conducido a su éxito, promovió encuentros entre ellas y estimuló su estudio y reconocimiento social.

De igual modo, con el entusiasmo que lo distinguió, se convirtió en el principal promotor y colaborador de un proyecto, actualmente en marcha, dirigido a rescatar la obra escrita de Enrique José Varona.

El nivel científico y prestigio profesional condicionaron su pertenencia a órganos como el Consejo Científico de la Facultad de Ciencias de la Educación, el Consejo Científico y la Comisión de Grados de la UCPEJV, y el Tribunal de Doctorado en Ciencias de la Educación, en la Universidad de La Habana. Asimismo, su participación en numerosos eventos de carácter nacional e internacional en Cuba y otros países (México, Brasil), incluyendo los Congresos de Pedagogía, en los que presentó ponencias de su autoría e impartió cursos a delegados cubanos y extranjeros. Fue fundador de la revista Varona y miembro de su Consejo de Redacción.

Pero la ejemplaridad de su conducta cotidiana no se evidenció únicamente en su vida profesional. Militante del PCC desde 1978, honró permanentemente esa condición. Fue delegado al I Congreso de la UNEAC (1961) y delegado al I Congreso de los CDR (1976), así como Delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular (Diez de Octubre) y a la Asamblea Provincial del Poder Popular en Ciudad de La Habana en los años1976-1980.

Sus valores y méritos lo hicieron merecedor de numerosos reconocimientos, entre ellos, la Distinción “Por la Educación Cubana”, la Medalla “Rafael María de Mendive”, la “Medalla José Tey”, la Medalla “Trabajador Internacionalista”, Medallas por los aniversarios 25, 30 y 35 del ISPEJV, Placa Conmemorativa por el Aniversario 40 de la UCPEJV, Vanguardia Nacional del SNTECD (1996), Reconocimiento “50 Años de Educación en Revolución”, Reconocimiento Especial como fundador de la UCPEJV (2009), Vanguardia del Centro (2011), La Giraldilla de Ciudad de La Habana y La Estrella Martiana (2015).

Fue reconocido también como “Miembro de Honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba” (2007) y como  “Educador Destacado del siglo XX en Cuba” (2009)

Valga señalar que nunca aspiró a recibir tales distinciones. Desde su sencillez y modestia, fue incapaz de “luchar” por obtenerlas, aunque fuera sutilmente. Ello explica, en gran medida, su reiterado desacuerdo con ser propuesto para la categoría especial de Profesor Emérito, para la cual tenía todas las condiciones por su hermosa y digna trayectoria como docente de nuestra universidad.

Buenavilla fue un hombre libre, porque fue culto; y desde la cultura, que todo lo salva, contribuyó a hacer más libres a los demás.

Fue dichoso, porque en la grandeza de alma que emana de la sencillez, fue un hombre bueno.

Enfrentó la certeza de la muerte, no con temor o resignación sino con naturalidad y ecuanimidad, sólo preocupado por lo que dejaba inconcluso.

Lo honramos no sólo por sus indiscutibles méritos como profesional revolucionario y por la trascendencia de la extraordinaria influencia educativa que ha ejercido y ejercerá, desde la eticidad de una conducta comprometida con la formación humanista, martiana, marxista leninista y fidelista de las nuevas generaciones de maestros.

Lo honramos por las cualidades y valores que lo distinguieron como ser humano: Sencillo, humilde, modesto, respetuoso, solidario, leal, honesto, comprometido con la verdad y la justicia, consecuente con los principios que defendió, abnegado, consagrado incansablemente al trabajo hasta los últimos instantes de su larga vida, con un sentido de responsabilidad y de pertenencia, que a pesar de su delicado estado de salud, no le permitió estar ausente el pasado 28 de agosto en su institución, a la que asistió en silla de ruedas acompañado por sus hijos y el más pequeño de sus nietos.

Honramos al Dr. C. Rolando Esteban Buenavilla Recio.

Honramos al “profe” como muchos le decíamos

Honramos al colega, al hermano, al amigo que respetamos, admiramos y aprendimos a querer.

Honramos al esposo, siempre preocupado e interesado por la salud y el bienestar de su compañera Edith.

Honramos al padre, amante de sus hijos Rolando y Luis, desde la cercanía o la distancia geográfica.

Honramos al abuelo, orgulloso de sus nietos Ana Patricia y Luis Ángel

Honramos a “Bueni”, como le llaman sus seres queridos más cercanos.

Honramos al MAESTRO

Honramos al educador social, a cuya obra daremos continuidad quienes hemos sido sus discípulos y compañeros de trabajo en diferentes áreas de nuestra Universidad.

Honrándolo, nos honramos y somos mejores seres humanos.

Depositemos entonces sus cenizas en la tierra que las acogerá, cobijadas a la sombra de una palma, en la institución que resguarda la memoria histórica de una de las más grandes epopeyas de la educación cubana.

Seguramente, el árbol crecerá más rápido nutrido con la savia espiritual que esas cenizas llevarán a sus raíces.

Con ellas está también la estrella martiana, la misma que llevó siempre Buenavilla con sano orgullo en su límpida frente de “Homagno generoso”: “la estrella que ilumina y mata”.

Muchas gracias.