Varona

No.64  Enero-Abril, 2017.    ISSN: 1992-82

La Edad de Oro: una mirada desde sus valores para la etapa infantil

The Age of Gold: a look from their securities for the infantile stage

MSc. Yaíma Ramos  Benavides. Profesor Asistente. Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
Correo electrónico: zoraidabp@ucpejv.rimed.cu

Recibido: mayo 2016                           Aprobado: octubre 2016


RESUMEN.

La Edad de Oro se coloca hoy a sus 120 años a la cabeza de las grandes obras escritas para el público infantil porque abre el camino de la sicología para niños; lo descubre como un ser social dueño de su verdad y su pensamiento y nos reafirma una vez más lo mucho que tenemos que aprender del gran pedagogo que fue Martí. En este trabajo se hace un análisis de la multiplicidad de valores que podemos encontrar en esta revista milenaria; valores que enfocados desde la ética, la estética, la pedagogía, la historia, la filosofía y la lingüística van a contribuir a la conformación de la personalidad del niño y abre un nuevo camino hacia el tratamiento educativo que debemos tener en cuenta cuando pretendemos hacer literatura para niños y que conlleva a dirigir la mirada hacia los recursos lingüísticos que se utilizan en ella, los temas que se toman de la realidad y como se manejan en estas edades y los principios educativos que devela el autor en su ingeniosa obra. Otro aspecto que se denota en este trabajo es cómo poniendo de vehículo a la historia y a los héroes que la forjaron el autor va guiando al niño hacia los modos de actuar correctos para  el desarrollo de una personalidad sana y fuerte. El objetivo de este trabajo es analizar los muchos valores que habitan en esta revista y que nos brindan toda una pedagogía para educar e instruir de manera adecuada al hombre en esta primera etapa de su vida y la importancia que debemos conferirle al estudio de lo antes expuesto. 

Palabras clave: valores, niñez, educación, psicología infantil.

ABSTRACT.

The Age of Gold today it is placed to their 120 years to the head of the big works written for the infantile public because he/she opens the one on the way to the psychology for children; he/she discovers it as a being social owner of their truth and their thought and it reaffirms us once again how much we have to learn of the great educator that was Martí. En this work an analysis of the multiplicity of values it is made that we can find in this millennial magazine; you value that focused from the ethics, the aesthetics, the pedagogy, the history, the philosophy and the linguistics will contribute to the conformation of the boy's personality and he/she opens a new road toward the educational treatment that we should keep in mind when we seek to make literature for children and that it bears to direct the look toward the linguistic resources that are used in her, the topics that take of the reality and like they are managed in these ages and the educational principles that devela the author in their ingenious work. Another aspect that is denoted in this work is how putting from vehicle to the history and the heroes that forged it the author goes guiding the boy toward the ways of acting correct for the development of a healthy and strong personality objective. El of this work is to analyze the many values that they inhabit this magazine and that they offer us an entire pedagogy to educate and to instruct from an appropriate way to the man in this first stage of its life and the importance that we should confer to the study of the before exposed.

Keywords: value, childhood, education, infantile psychology.



Introducción

Lograr una cultura rica en valores es un objetivo priorizado de la educación cubana; solo así construiremos al hombre del futuro, capaz de ganar con el trabajo de sus manos y el sudor de su frente su pan, su cobija, su mérito dentro de la sociedad. Estos tiempos son para aquellos que se sientan involucrados con la especie humana, preocupados por ahondar en sus valores, sus posibilidades y sus carencias, concientes de hasta donde ha llegado la sociedad y cuánto le falta por lograr. En el pedagogo que fue Marti y en los muchos mensajes que dedico en La Edad de Oro  a su público infantil podemos encontrar esa especie de acicate que necesita el niño para convertirse en un ser social preocupado por sus semejantes y su tiempo, por su historia y su cultura. Ha de convertirse entonces el estudio de este hombre y de su ingeniosa revista La Edad de Oro vista desde el prisma de los valores indispensables que deben formarse desde las primeras edades, en una tarea a emprender por la educación. Dotar al niño de una espiritualidad sana es también prepararlo para la vida y eso se lo debemos a la Educación Infantil, porque es ella  la encargada de la formación  del hombre en su más tierna etapa, donde se inician las cualidades y los valores que lo han de caracterizar siempre. Al referirse a los primeros años  de la vida Gabriel García Márquez comentaba:” […] Es difícil que haya una sola línea en alguno de mis libros que no tenga su origen en la infancia. Durante los primero años de mi vida ocurrieron o viví las experiencias que luego he elaborado poéticamente, literariamente  a través de toda mi vida […] No recuerdo  mi infancia como la de un niño feliz o infeliz, sino como la de alguien que tenía una vida propia, un mundo propio, dentro del cual vivía y el cual ha alimentado toda mi obra. De ahí la importancia de la revista  La Edad de Oro como un camino a seguir para el redescubrimiento  de la sicología infantil, que  pone al niño en contacto directo  con el conocimiento para que construya su propia verdad y la vaya perfeccionando. El objetivo de este trabajo es analizar los numerosos valores que podemos encontrar en  los textos de La Edad de Oro, que nos brindan toda una pedagogía para educar e  instruir de manera adecuada al hombre en esta primera etapa  de su vida, así como reafirmar la inmensa valía de las ideas pedagógicas de Martí.

Desarrollo

¿Qué podríamos decir de una revista que por la luz de sus ideas y el ingenio de lo que en ella se ilustra ha alcanzado ya una altura insospechada en el plano de la literatura mundial? La Edad de Oro sigue transitando hoy, como en tiempos  de Martí  por los incontables caminos del conocimiento, de la información necesaria, de las herramientas que nos ayudan a construir los senderos de una infancia saludable y de la savia que hace que ese niño inquieto un hombre de su tiempo.

Tras sus 120 años de creación la anciana Edad de Oro se nos muestra como una niña inteligente que nos guía al descubrimiento de esa primera etapa en la vida del ser humano, y nos brinda la multiplicidad de valores que posee, desde  la estética, la ética, la historia, la filosofía, la lingüística; y con más sutileza aún y un guiño cómplice  de sus ojos siempre alertas nos trasmite un importante mensaje: de la educación del niño americano depende el futuro de nuestra América. Detengámonos, entonces, en el análisis de algunas de las particularidades de esta hermosa obra.

En el primer número de la revista aparece ese hermoso comienzo titulado  A los niños que lean la Edad de Oro, coloquio interesante no solo porque el hombre de imprenta que es Martí, demuestra que su pluma ingeniosa es capaz de tocar el ala infantil, sino porque convertido esta vez en niño es  una guía a los padres hacia los saberes que han de transformar a sus hijos en hombres capaces del mañana  ,los hombres que han de hacer caminar a paso preciso y agigantado a una América, más unida, más inteligente y más poderosa.

Desde  la primera palabra escrita por José Martí en este primer artículo de la revista hecha para su doble destinatario, el mismo texto nos conduce a develar que detrás de cada esencia el periodista travieso estructura una pedagogía que no solo trata de seducir al niño lector, sino al adulto encargado de la educación del niño.

Martí, hombre profundo que percibe  los problemas en los fenómenos sociales, padre despojado de su único fruto, y con ansias de repartir lo que le fue negado con el suyo propio, quiere mostrar a su pequeño amigo todo lo que existe de bueno y de malo en el mundo ,y todo lo que lo hace girar; quiere que el niño conozca, dude, piense, busque, porque es el único modo de descolonizar el pensamiento; sabe que es preciso ir despacio, con palabras que acaricien, que motiven a una búsqueda ambiciosa, aunque sin arrogancia del conocimiento humano y es así como se transforma este primer texto en una bienvenida de amor.

La Edad de Oro se realza por sus valores, que galopando uno al lado del otro, pretenden ir en tropel a instaurarse en forma de flor en la mente y el corazón de los niños y conformar así el hombre que le hace falta a la América, el hombre que ha de desterrar de ella toda idea de aldea. En la primera oración de la dedicatoria que da vida a esta revista que por su fuerza ideológica ya parece inmortal, el poeta declara:

Para los niños de este periódico y para las niñas, por supuesto” y por medio de este lenguaje limpio, pero que para nada priva de razonamiento, sino que da confianza y ayuda a seguir, Martí se muestra a las masas infantiles que han de hojear su creación, desde las primeras páginas; y muy despacio, como quien quiere encender una luz, deja al descubierto su primer principio educativo: la equidad de género. El hombre ha de tomar de la mano a la mujer para juntos construir el futuro americano .La niña ha de fortalecerse, ha de investigar, ha de estudiar, ha de formar parte de la historia, que no podrán hacer los hombres sin la ayuda de una Compañera astuta, dulce, visionaria. Y es que Martí siempre sensible ante el alma Femenina comprende que la tierra no puede dar frutos pródigos si los hombres no toman la luz que brinda la mujer para protegerlos en el camino de la vida, y más allá de eso, su espíritu galante se impone como deber halagar a la niña.

Martí comienza por medio de estas primeras líneas a sensibilizar al niño para que avance  sin miedo, tomado de una mano por la curiosidad y de la otra por la ternura que emana el lenguaje utilizado, a deslizarse poco a poco por las páginas de esta revista, que más que ser editada para un público, pretende convertirse esta vez en los ojos que consuelan, en las manos que acarician, en la voz que guía, que pretende en un rico proceso de interacción social, de mirada hacia valores que deben ser educados desde temprano, formar los sentimientos de cortesía, de humanidad, de respeto al otro, que han de permitir a sus lectores crecer con armonía. De ahí la importancia de trabajar, de andar, de estudiar, de ser hermoso, y se detiene el autor unos segundos a aclarar  el concepto contenido en este adjetivo, que le interesa que el niño tome en cuenta, ya que está abogando por una hermosura que va más allá de la apariencia física y se traduce como limpieza de alma, fuerza de espíritu, claridad de ideas. Una belleza que se descubre en una flor ofrecida, en un gesto de defensa hacia la amiga, y que se convierte, por sus maneras de tratarla a lo largo de toda la obra, en uno de sus temas recurrentes. Hermoso es sin lugar a dudas este primer acercamiento del periodista a los niños y jóvenes en el primer número de esta revista universal. Martí va dibujando con la misma maestría que Goya utiliza en sus oleos una ideología que  esta a favor  del hombre como ser pensante, como ser social y como ser espiritual;  y que tiene efecto gratificante de un beso en la mejilla.

Se hace necesario comentar en este espacio de análisis, dedicado a la revista, que Martí además de poner todos sus saberes en función de su obra editorial, donde se observa una maestría increíble en el manejo de la ilustración y el color en consonancia con las esencias que se develan en cada texto, que la revista  La Edad de Oro cambia la concepción utilizada hasta entonces en la literatura para niños. El padre inteligente que habita en este hombre sabe que un niño es dueño de su propia verdad, que construye sus puntos de vista de acuerdo  con lo que va asimilando de la sociedad donde vive y se desarrolla como ente social, por lo tanto aquí el autor  guía sin privar a su pequeño amigo de su capacidad de opción y deja abiertas muchas veces las informaciones para que él, en un diálogo elocuente consigo  mismo, moldee su universo del saber ; y eso es uno de los méritos de esta revista, que defiende como un bravo soldado americano el principio del desarrollo de  la independencia en la niñez.

Saliendo de este refrescante inicio, donde el autor se presenta al niño como ese amigo invisible que ha de conducirlo con paso firme a su encuentro con la vida, aparece Tres Héroes,  pórtico ideológico que no solo va a hacer una semblanza brillante de estos tres hombres, sino que le va a servir de vehículo  para expresar su doctrina americanista y detengámonos  un momento al comienzo del texto:

Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse  el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino como se iba a donde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero (….) lloraba frente a la estatua que parecía que se movía como un padre cuando se le acerca un hijo….”.

Aquí el texto mismo nos va  mostrando por medio de la novedosa secuencia cinematográfica ,donde el recurso anecdótico, se hace presente desde el inicio con el verbo cuentan que conjugado en presente del indicativo  alude a sus valores imperecederos,  y donde el mismo autor en un rejuego de palabras se inserta como personaje, la imagen de Bolívar,  imagen del héroe americano, para que el niño, en un proceso de desarrollo, de interacción con lo nuevo conocido, formule sus propias interrogantes ¿quién fue Bolívar? ¿por qué el viajero llora frente al padre americano? ¿Qué hace que una estatua inerte pueda adquirir el tinte de la vida? El amor hacia la América ha de fomentarse en el conocimiento de su historia, en la búsqueda de esas raíces que claman con voces profundas, como salidas  de las entrañas mismas de la tierra que no caigan en el olvido los grandes hombres que han querido para la América toda un futuro americano; y Bolívar es uno de ellos. Aquí se pone nuevamente de manifiesto el principio de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo: el niño conoce la historia americana por medio de una fuerte dosis emotiva.

El mundo ha de venerar a los grandes hombres que han batallado con el golpe de la espada, de una palabra pronunciada con voz enérgica  o de una pluma infatigable por un futuro más justo y más humano. Los pueblos han de llorar, sin vergüenza alguna, ante la imagen querida de un famoso líder de la independencia americana, y ante la memoria de miles de soldados desconocidos que murieron gloriosamente para rescatar a la América  de las cadenas que no le permitían vivir con dignidad, y dictar las leyes de sus gobiernos según su cultura y la idiosincrasia de su gente. Estos hombres que luchan y mueren por alcanzar su sueño de libertad merecen las lágrimas del viajero, ese llanto ha de servir de acicate para la batalla y no permitir que botes mercenarias, hoy en  la tierra, ofendan el suelo americano. Este mensaje es el que el autor desea que le quede al niño gravado en su mente y  su corazón. Y vuelve al final del párrafo con que inicia el texto Tres Héroes a introducir el adjetivo hermoso en la siguiente  cláusula  “(….)Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria (….)”

Así quiere el duende sabio que escribe la revista alimentar el espíritu  de su pequeño lector, desarrollar en él el sentimiento de amor a la patria; quiere que cobre sentido en su mundo  el binomio bello –útil, porque hermoso para Martí es todo lo que brilla con luz interior, todo lo que permite engrandecer el alma; por lo tanto, no hay mayor belleza que la que emana de las ideas que hacen a los hombres luchar por sus derechos y por la construcción de una sociedad digna y llena de decoro.

El análisis de este texto que no por casualidad encabeza el primer número  de la revista La Edad de Oro nos conduce a la siguiente consideración: La idea rectora en Tres Héroes es La libertad, que se traduce como el derecho a ser honrado, a pensar y obrar sin hipocresía. Y de manera velada les habla a los niños de la necesidad de luchar cuando el gobierno no representa los intereses del pueblo. Esa es la libertad que Martí muestra a los destinatarios de América, la que exige ser sincero consigo mismo, la que conlleva a no tolerar formas de conducta que propicien falsa moral y obediencia indigna a gobiernos que maltratan a las mayorías y favoren solo a unos pocos. La libertad que hizo ondear en la cordillera y el llano americanos las banderas de guerra de Bolívar Hidalgo y San Martín y que los une en un hilo común, pese a sus individualidades, como los grandes héroes de la independencia.

Bella es la forma que emplea el autor para presentar a los protagonistas del texto, bella porque las palabras descubren sentimientos que habitan en lo profundo de su alma, y más que un artículo se nos refleja como un   originalísimo cuadro donde los signos lingüísticos sustituyen los colores que imitan lo contornos  de una realidad latente: Bolívar nos guía, Hidalgo nos educa y San Martín nos  entrena para la gran batalla por la victoria americana. Hela aquí:

“(….) Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que llevan en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se revelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su dignidad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Venezuela; San Martín del Río de la Plata; Hidalgo, de México (….).

Y entonces aparece la imagen fuerte del Sol, como astro luminoso que establece relaciones análogas con los Tres Héroes. El sol que quema y calienta con la misma luz  y que pese a las manchas de las que hablan los desagradecidos brinda al hombre una energía vital  para su existencia como especie. Así la memoria de los héroes americanos y la gloria que alcanzaron  ha de servir para que el espíritu de América no expire nunca, para que pese a los errores del pasado los hombres de este continente se sientan orgullosos de su historia y que esa historia se tome como emblema en la construcción del porvenir. La grandeza de los Tres Héroes nos llega de manera subliminal, a través de imágenes adornadas con sintagmas dinámicos que hacen del artículo como ya fue expresado, una obra pictórica más que una obra literaria.  Conviene hablar entonces de la imagen recurrente del caballo; imagen que analizada desde dos direcciones semánticas, establece el principio de unidad y diferencia en cada héroe. El caballo es el símbolo de la libertad, y  la libertad es el eje temático que va entrelazando en el tejido del  texto otras ideas secundarias. El caballo aflora como fuerza de espíritu, como voluntad arrolladora  que une a los Tres Héroes en un fin común: La emancipación del hombre americano. Vista desde la otra mirada de significación la imagen del caballo carga de riqueza la individualidad de Bolívar, Hidalgo y San Martín. El caballo se sitúa en la descripción de cada uno para destacar tres temperamentos diferentes y tres  posiciones del héroe americano en el contexto de la lucha. Veamos como se ilustran estos planteamientos:  

“(….) Bolívar era pequeño de cuerpo. Los ojos le relampagueaban, y las palabras se le salían de los labios. Parecía como si estuviera esperando siempre la hora de montar a caballo (….)”.

El fragmento seleccionado nos devela en Bolívar el hombre temperamental, la personalidad volcánica que no se detiene ante nada para el logro de su sueño de libertad. La última cláusula del fragmento, donde aparece la imagen hermosa del caballo que adorna la figura del héroe, cual si estuviera expuesta en  un cuadro romántico, marca en él la urgencia del combate, la necesidad imperiosa de luchar por la independencia  de todo su continente.

“ Desde niño fue el cura Hidalgo (…) de los que quieren saber (…) Tenía fuego en sí y le gustaba fabricar (…) Le veían lucir mucho de cuando en cuando los ojos verdes .Todos decían que hablaba muy bien , que sabía mucho nuevo ,que daba muchas limosnas (…) El cura montó a caballo , con todo su pueblo , que lo quería como a su corazón (….)” .

Es conmovedora sin lugar a dudas la semblanza que hace el autor de este sacerdote noble y culto que ha estudiado las ideas de La Ilustración y pretende con las armas del intelecto mejorar la vida del hombre americano.  En él se funden el héroe racional y la pasión del guerrero,  por eso la imagen del caballo, quizás menos eléctrica que la de Bolívar, pero no menos gloriosa,  va a simbolizar la ruptura con su vida tranquila, de paz, para tomar la irrevocable determinación de la lucha por la patria. 

“San Martín fue el libertador del Sur el padre de la Republica argentina, el padre de Chile (…) Hablaba poco: parecía de acero: miraba como un águila: nadie lo desobecía: su caballo iba y venía por el campo de pelea como un rayo por el aire (….)”

San Martín es el héroe reflexivo y reservado que triunfa por sus grandes conocimientos militares. Es astuto, inteligente, visionario en el combate, y la presencia del símil en la descripción que establece los puntos de contacto del libertador, primero con el acero y después con el águila nos lo muestran como un hombre fuerte y de férrea voluntad, que percibe en la pelea y fuera de ella, los peligros y las ventajas que conllevan a una derrota o a la victoria definitiva. La imagen del caballo aquí nos hace pensar en él como un dios de la guerra, como un exitoso estratega que tiene siempre la seguridad hacia donde va y de que quiere lograr en cada combate. 

Termina la infatigable pluma del editor amigo, con el bellísimo relato de San Martín, y no conforme aún, vuelve sobre sus pasos para sorprender al niño con una última idea:”(…) Esos son los héroes: los que pelean por hacer a los pueblos libres; o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad (….)”. La heroicidad está presente en todos aquellos que en los momentos  de gloria o en la cotidianeidad de la existencia saben sostener con mano firme la bandera de la libertad, en los que creen en sus principios y los sostienen en cualquier circunstancia que el destino les depara, en la limpieza de una acción generosa.

Los héroes son los que  en el campo de batalla o fuera de él siempre vuelven la mirada hacia el mundo de los valores  espirituales. Y se empieza a ser héroe desde niño.
Este indispensable trabajo,  no tiene otro propósito que el de rendir merecido tributo a una revista que no ha muerto precisamente, porque brinda todo un legado de valores y conocimientos que no solo preparan al niño para la vida, sino que le muestran el camino a seguir para no pasar dormidos por el plano de la tierra. La Edad de Oro se convierte entonces en el despertar del hombre americano y vista desde una óptica universal en el documento de vida que deben leer los hombres del mundo y los hijos que han de tener estos hombres.

La voz de la madre naturaleza tierna, sabia, generosa está contenida en la obra del editor, su preocupación eterna por los problemas del hombre y su afán por mejorar el futuro de la humanidad. Un mensaje útil se desprende de todo este análisis: la sociedad, si quiere salvar la esencia del ser humano, debe volcar su mirada hacia esta preciosa obra educativa, porque en ella se declara con palabras limpias y sin artificio una tesis medular: el hombre, pese a su inserción  en los diferentes contextos histórico- concretos, siempre ha de buscar alimento sano para su espíritu y su pensamiento, para sus sentimientos y su razón.

Conclusiones

Martí fue ante todo un brillante maestro, uno de los pocos que sin llamarla así profesó la pedagogía de la ternura y se coloca al podio junto a Varela y José de la Luz y Caballero, como figuras insignes que marcaron el camino por el cual debía transitar La Educación Cubana. De todo lo antes expuesto se desprende una conclusión: las ideas educativas de Martí para el maestro y el padre son herramientas de trabajo que van a permitir que en el niño se instauren sentimientos y valores  que necesita para vivir y desarrollarse en sociedad; hay que promover  en La Educación Infantil una búsqueda más profunda del mundo de mensajes implícitos en La Edad de Oro como documento filosófico, didáctico, pedagógico y psicológico que no solo influye en la formación del niño, sino en la transformación del hombre americano.

Bibliografía

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Edición multimedia de La Edad de Oro. Casa productora de software educativo CESOFTAD, Holguín. Cuba: Instituto Superior Pedagógico José de la Luz  y Caballero; 2004.
Serra García M. G. La esperanza del mundo: La Edad de Oro y  la  construcción de una ética y una cultura  ambiental. La Habana. Cuba:  Editorial Pueblo y Educación; 2007.