Contribución de la Universidad del Aire a una radio educativa y cultural dentro de la República
Contribution of the Air University to an educational and cultural radio into the Republic
Lic. Hernán Iglesias Villar. Profesor Auxiliar. Universidad de Artemisa. Radio Ariguanabo.
Correo electrónico: hivillar@cmbs.icrt.cu
Recibido: diciembre 2015 Aceptado: febrero 2016
RESUMEN La radio durante la República fue fundamentalmente comercial. A pesar de ello, existieron programas y emisoras que intentaron hacer de este medio un vehículo de cultura y educación, lastrados mayoritariamente por la dependencia del patrocinio o la exclusividad política. Dentro de esos programas, la Universidad del Aire en su segundo período (1949-1952), supera las limitaciones de otros espacios, se convierte en un paradigma de utilización de un moderno medio de comunicación para fines educacionales y culturales, y una vía de influencia en el pueblo como agente activo de las transformaciones sociales del período republicano, aspecto poco tratado por la historiografía nacional. El presente trabajo, mediante el análisis de las conferencias impresas de este programa, la prensa de la etapa y otras fuentes secundarias, sistematiza la contribución de la Universidad del Aire, centrada en la concepción de la radio como un medio responsable de educar, y del público como ente educable; el desarrollo de temas de acuerdo con las necesidades de la sociedad; la educación en valores necesarios para la superación de la crisis republicana; los objetivos y la metodología trazados; la conjunción armónica de las características del medio radial con la docencia y la calidad de los ponentes. Palabras clave: radio, República, Educación, Universidad del Aire. |
ABSTRACT The radio during the Republic was essentially commercial. However, there were programs and radio stations which tried to make this means a vehicle of culture and education, despised mainly by patronage dependence or political exclusivity. Within these programs, the Air University, in its second period (1949-1952), overcomes the limitations of other spaces. It becomes a paradigm of using modern means of communication for educational and cultural purposes, and a way of influence in the village as an active agent of social transformations of the Republican period, an aspect hardly dealt with by national historiography. This work, by analyzing the conferences of this program, the stage press and other secondary sources, systematizes the contribution of The Air University, focused on the concept of radio as a responsible means of educating, public as an educated being; the development of themes according to the needs of society; education in necessary values to overcome the republican crisis; outlined objectives and methodology; the harmonious combination of the radio characteristics with speakers’ teaching and quality . Keywords: radio, Republic, Education, University of the air. |
Introducción
La Universidad del Aire, espacio radial transmitido en su segundo período republicano entre 1949 y 1958 por el Circuito CMQ, transcendió los marcos del medio difusor hasta ser reconocida como una institución de cultura y educación durante la República.
La concepción de una radiodifusión liberadora, en oposición a los programas colonizadores bajo la égida del patrocinio empresarial; el objetivo de responder a las necesidades educativas y culturales de la población desde un medio que permitía el acceso a la amplia masa iletrada de cubanos, son dos ejes de su labor que la coinvierten en paradigma de utilización de un moderno medio de comunicación para fines educacionales y culturales.
El tema ha sido poco tratado por las diferentes ramas de la historiografía nacional y educativa en particular. Entre sus principales causas se encuentran la indiferenciación de la radio como comercializadora; el desarrollo de objetos de estudio centrados en lo escolar y los educadores; la escasas investigaciones sobre historia de la radio durante la República.
La revelación de la contribución de la Universidad del Aire a la radio, permitirá un mayor conocimiento de este espacio; su vez, posibilitará comprender la importancia de este programa como agencia educativa de la sociedad, su obra educacional y ampliará las nociones que se tienen sobre la radio en la República. El presente trabajo, aborda aspectos de la labor de la Universidad del Aire que la convierten en paradigma de utilización de un moderno medio de comunicación para fines educacionales y culturales a partir del análisis de las conferencias publicadas entre 1949 y 1952.
Desarrollo
La Universidad del Aire dentro del contexto republicano.
La contribución de la Universidad del Aire al uso de la radio como medio de educación y cultura, debe verse en relación con el contexto político, cultural, económico, educacional y radial de la República.
Los problemas en la base de la Cuba republicana tenían su expresión en diferentes formas de la conciencia social. La actuación y el pensamiento de este período se dividen en tres posturas fundamentales: el mantenimiento de la supeditación a los intereses norteamericanos, tendente a la colonización mental; la radicalización del antimperialismo con fundamentos sobre todo en el marxismo leninismo, y la tendencia reformista, con el objetivo de transformar a la sociedad sin llegar a cambios radicales. Amén de las evidentes diferencias, esas posturas convergen en la preocupación para lograr el acceso una vida moderna y una patria verdaderamente independiente.
Las manifestaciones de esas posturas se verifican en la creación de partidos políticos y asociaciones cívicas y religiosas; en las fuertes polémicas sobre la situación republicana sostenidas desde la prensa escrita y radial, la producción teórica o la cátedra; las críticas al sistema educacional, el debate en torno a las ideas filosóficas y pedagógicas, y la lucha entre una radio de carácter enajenante y otra liberadora. Este último aspecto, por ser el medio de transmisión de la Universidad del Aire, requiere un análisis particularizado.
La salida al aire el 22 de agosto de 1922 de la emisora 2 LC, perteneciente a Romero L. C., marca el nacimiento de la radiodifusión cubana. Desde ese momento, la radio comenzó un proceso ascendente hasta convertirse, según criterio de Mañach J., en el quinto poder de la República (1).
Cuba fue el primer país de América Latina y uno de los primeros en el mundo cuya cantidad de emisoras lo hacía una potencia radial. En 1933, ocupaba el 4 lugar de países con más emisoras, antecedido solo por Estados Unidos, Canadá y Rusia.
Con respecto a la cantidad de radiorreceptores y oyentes, el censo de 1943 recoge que la cifra de aparatos receptores instalados en la República es de 112,688 hasta 1943, a pesar de que las dificultades creadas por la guerra hicieron casi nulas las importaciones en los últimos años, pues en 1943 se importó solamente la cantidad de 6,688, en comparación con los años 1940,1941 y 1942, que vinieron 106,000 radiorreceptores. Se calcula en tres millones el auditorio nacional.
De acuerdo con el censo de 1953, Cuba tenía 5 millones 800 mil habitantes, repartidos en un millón 200 mil hogares a través de toda la Isla. De esa última cifra, un millón de hogares tenían radio. Se calculaba que una cifra superior al 50 % de esos hogares poseía más de un equipo receptor. Como promedio, en cada hogar escuchaban radio 2,8 personas.
A lo anterior, contribuyó el aumento de importaciones de equipos, la reducción en el costo de los radiorreceptores, las facilidades de pago, la venta de aparatos de uso y la multiplicación de talleres y tiendas de piezas. Con la comercialización de baterías para zonas no electrificadas, aumentó el número de radioyentes.
El protagonismo de la radio dentro del contexto republicano, también estuvo sustentado por su ascenso hasta industria comercial.
Según el historiador López O. L., la tercera etapa de este medio durante la República corresponde a la Monopolista, momento en que comienza la fusión entre pequeñas y grandes emisoras radiales, y se organiza la operación simultánea de diferentes plantas ubicadas en las provincias, unidas con la central de La Habana (2).
Una protagonista del momento fue la mención comercial. La Revista Carteles en 1949 ofrecía un ejemplo ilustrador: En ediciones anteriores hemos hecho hincapié en el interminable rosario de anuncios que en un día de labor transmiten CMQ, RHC y Radiocadena Suaritos (promedio, un anuncio o más por minuto) para desesperación de la radioaudiencia. Y en confirmación de que hay muchos Marcos Pérez en el mundo, hoy introducimos en la redada a CMBC. Chequeamos Radio-Progreso y escuchamos 1,258 menciones comerciales e indirectas espetadas al público en 18 3/4 horas de transmisión. O sea: 67 por hora, 1 1/8 por minuto. ¡Y la emisora, paradójicamente, se intitula a sí misma Radio-Progreso!. Se declaraba así el primer objetivo de las grandes emisoras: vender.
Un estudio de audiencia de la Asociación de Anunciantes de Cuba en septiembre de 1947, situaba el mayor número de programas escuchados entre los dramatizados. El “survey” realizado en julio de 1949 determinó que de los 20 programas más escuchados, 9 eran radionovelas, 5 aventuras, y el resto musicales y comedias.
La programación radiofónica se perfiló hacia la propaganda y los espacios lacrimosos, con las radionovelas en primera instancia; todo ello acompañado por programas de crónica roja y amarillista, arengas políticas, debates conducentes a riñas entre facciones, donde no faltaban el autoritarismo y la intolerancia hacia el pensamiento diverso, ingredientes nutricios de la política cubana de entonces.
Esa situación de la radio no pasó desapercibida para algunos sectores de la sociedad. Martínez Casado Luis Manuel se quejaba en 1941: Educación; educación en pequeñas dosis, pero en forma continuada. ¡Eso es cuanto necesita el Gran Público! El medio práctico: ¡La Radio! Un medio tan poderoso entonces, con amplias posibilidades socializadoras e influenciadoras, debía ser utilizado para la educación y difusión cultural.
A partir de la segunda mitad de la década de 1930, hubo programas y emisoras que trataron de hacer de la radio un vehículo de educación y cultura. Dentro de los espacios de mayor repercusión estuvo La Hora Cubana de Cultura Popular, al aire desde 1936 hasta 1937, con una dirección colectiva vinculada al Partido Comunista. Este programa surgió en momentos en que la reacción nacional limitaba la actuación de los revolucionarios.
El 27 de junio de 1938, salió al aire por la CMQ (Monte y Prado, 780 kc), La Escuela de Ciencia Popular y Buen Humor, auspiciado por Crusellas y Cia. El programa tuvo como peculiaridad la presencia de Justo Méndez Zubizarreta, maestro de escuela, quien hacía y respondía preguntas sobre diversos temas. Se transmitió hasta 1939.
Así mismo, se emitió el Programa del Buen vecino, a partir del 5 de julio de 1942, con frecuencia dominical por el Circuito CMQ, patrocinado por Regalías el Cuño. Su objetivo era dar a conocer la historia y otros datos de los países latinoamericanos.
Dentro de las emisoras, dos sobresalieron por la labor educacional y cultural. La Mil Diez (1010 kc), sostenida por el Partido Unión Revolucionaria Comunista. Se inauguró 1943 con el lema: todo lo bueno, al servicio de lo mejor: el pueblo. Esta planta llevó a cabo un magistral trabajo de difusión de la música cubana y universal; a su vez, contribuyó a la formación política y cultural de los oyentes con entrevistas y radioteatros que recreaban lo mejor del arte internacional y nacional.
También puede contarse a la CMZ, del Ministerio de Educación, enteramente dedicada a la labor educacional, aunque con grandes dificultades por la situación presupuestaria de la planta
Siempre hubo intentos por hacer de la radio un medio de utilidad pública. Todo ello sentó importantes precedentes sobre las posibilidades de la radiodifusión para la producción de programas educativos y culturales, sin embargo, muchas veces la falta de rigurosidad, de presupuesto; los intereses económicos, propiamente radiales o partidistas; el yugo del patrocinio, la debilidad en la estructura y la selección de los protagonistas, y las elecciones de las emisoras, conspiraron contra la estabilidad de los programas y la continuidad de su labor, lo que se tradujo en una ineficaz influencia.
Contribución de la Universidad del Aire a la radio como medio educacional:
En la Introducción al primer curso de la Universidad del Aire en 1949, Mañach J. afirmaba: “Hoy día estamos hablando mucho de la crisis de la democracia en el mundo, de las falsificaciones y fallas de la vida de nuestro propio país. Pues bien: hay que decir enfáticamente una y otra vez, que los mayores estragos para ese estilo de vida colectiva vienen, por un lado, de la ignorancia pura simple, por el otro, de la cultura parcial, del dogmatismo. El único camino seguro, aunque largo y lento de andar, para alcanzar el orden dentro de la libertad, la devoción al deber junto a la libertad, es darle al pueblo la cultura a chorros”(3).
La Universidad del Aire no planteaba una alternativa a corto plazo, un programa surgido de los laboratorios de publicidad, o sustentado por necesidades personales o sectarias, al estilo de las horas dedicadas a los partidos políticos o asociaciones de diverso tipo. Esta institución era el reflejo de una urgencia: la necesidad de socializar el conocimiento, junto con la crítica y el análisis como vías para cultivar a las personas; ofrecerles la oportunidad de comprender el mundo en que vivían, los problemas nacionales y ayudarles a tomar conciencia de su papel definitorio en los destinos del país.
Debe tenerse en cuenta las necesidades educacionales presentes en el país en ese momento. El censo de 1943 concluía que las personas iletradas alcanzaban al 28,2 % de la población cubana, y aunque hubo una ligera disminución, en el Censo de 1953, el índice de analfabetismo era de un 23,6 %.
Relacionado con la asistencia escolar, las cifras de población entre 15 y 19 años ausentes de las escuelas representaban el 82 % y entre 20-24 años, el 94 %.
En cuanto al analfabetismo y ausencia escolar por provincias, ambos censos señalan los mayores índices en las poblaciones del interior del país. Según el doctor Chávez J., “La crítica más fuerte que se hacía a la educación cubana se centraba en: el autoritarismo, la falta de vinculación de la escuela con la vida, el negarle al sujeto que aprende el protagonismo necesario, el dedicarse a una deficiente instrucción y despreocuparse por el desarrollo espiritual del individuo” (4).
Un pueblo con alto índice de iletrados, de personas con apenas una formación escolar elemental, y a nivel de país una educación deficiente, se convertía en un impedimento para el desarrollo de la nación, limitaba su participación en la solución de los problemas, y a la larga, afectaba la supervivencia de valores patrios. La Universidad del Aire, tomaba el poder socializador e influenciador de la radio para permitir un mayor acceso a la educación a millones de cubanos, una respuesta a las carencias educacionales de la República.
Sobre todo en la etapa monopolista de la radio, las grandes empresas rechazaban determinado tipo de temas por considerarlos “complicados”, de difícil compresión, y en consecuencia, poco atractivos, contrarios a la función comercializadora del medio.
La Universidad del Aire marcó un precedente sobre la posibilidad de llevar a la sociedad cualquier tipo de conocimiento; la radio no podía concebir al público como una masa amorfa y manipulable; antes bien, debía atender a su responsabilidad de educarlo. Así lo aclaraba el propio Mañach J., en la Introducción al primer curso de 1949: “…quisiera […] disipar la posible sospecha de que los profesores de la Universidad del Aire venimos a estos micrófonos con aires de sabelotodo […]. Cada uno de nosotros cree saber un poco y está seguro de ignorar mucho; pero entre todos, sabemos algo de lo que más le importa conocer al hombre de hoy para vivir consciente e inteligentemente, y eso que se nos alcanza, queremos trasmitírselo con toda la sencillez y claridad posibles a quienes por la índole de su vida o de sus ocupaciones no tengan las mismas facilidades para informarse. Se trata, sobre todo, de difundir la cultura superior. Esta palabra no debe asustar a nadie. No entendemos por ella necesariamente lo elevado y difícil, sino más bien aquellos conocimientos que no suelen verse frecuentados por la información común, o que en esta información no se dan de un modo suficientemente organizado y continuo, o suficientemente crítico” (5).
Una visión totalizadora de la Universidad del Aire permite apreciar la aplicación de esas concepciones en los cursos que diseñó. De los impresos, los dos primeros, Ideas y problemas de nuestro tiempo y Curso de verano de 1949: Artes y letras de nuestro tiempo se propusieron, en vez de comenzar nuestras labores haciendo un recorrido histórico desde tiempos remotos, empezar por informarnos lo mejor posible acerca de la época que vivimos. La crisis del siglo XX en sus diferentes variantes, los temas que definen las problemáticas de la época, el desarrollo y evolución de las ciencias, las artes y las letras fueron tres ejes fundamentales en estos cursos. Son ejemplos las conferencias: La crisis de la cultura de Occidente (Zambrano María), Las nuevas teorías físicas (Gran Manuel F.), Nuevas orientaciones de la educación (Escalona Dulce María)
La totalidad de estas ponencias permitía a los oyentes comprender mejor la realidad en la extensión de sus contradicciones, sus consecuencias y la posible influencia para Cuba. A un tiempo los preparaba, en una concepción de lo general a lo particular, para establecer conexiones entre lo universal y lo nacional.
El curso Actualidad y destino de Cuba se proponía examinar los problemas principales en todos los órdenes los problemas políticos, sociales, económicos, morales, culturales, los problemas de la organización pública y de la vida cotidiana que a todos nos afectan. La suma de las conferencias constituye un análisis crítico de la realidad cubana, y las propuestas de solución lo convierten en un proyecto de superación a la crisis republicana. Conferencias como ¿Hay una crisis de la moral pública y de la moral privada en Cuba? (Vitier Medardo),
Apatía, inconsciencia y complicidad en el ciudadano (Irisarri José Miguel), Los partidos políticos cubanos: ¿cuáles son sus deficiencias? (Márquez Sterling Carlos), ¿Responde el Congreso a las necesidades nacionales? (Bisbé Manuel) y ¿Tiene Cuba recursos naturales suficientes para un desarrollo económico superior? (Massip Salvador) se orientaban hacia la concientización del oyente sobre la realidad nacional, sus posibles soluciones y la participación de todos en ellas. Constituía una vía de influencia educativa.
Este curso tuvo como peculiaridad llamar la atención sobre la responsabilidad del ciudadano en los problemas de la República, aspecto generalmente eludido en los medios, donde se trataba al oyente con un paternalismo manipulador, desviando el protagonismo de la crisis hacia lo externo. Con ello, se pretendía enajenar la responsabilidad personal con el objetivo de vender.
La huella de los siglos, quinto curso emitido por la Universidad del Aire, hizo un recorrido por la evolución de la humanidad desde sus inicios hasta la década de 1940. Se valoraron hechos, personajes, procesos y culturas. Su primer objetivo era suplir las carencias cognitivas de la población, y junto con ello, mostrar patrones de comportamiento. Por eso Mañach J indicaba: “Nos detendremos en los momentos ‘estelares’ o sombríos de esa historia; describiremos los albores y los ocasos de las grandes culturas, las crisis sociales y políticas, las proezas que hicieron época y las figuras que dejaron huella” (6).
El conocimiento del legado cultural de la humanidad como fuente de conocimiento y aprendizaje, estuvo al centro de este curso.
Los dos últimos cursos publicados: Curso del cincuentenario y Los Forjadores de la Conciencia Nacional, fueron calificados por Mañach J., como cursos de sentido cubano. El primero estudió la historia patria durante la República con el objetivo de difundirla y valorar en qué medida había cumplido con los ideales de los fundadores. Para la Universidad del Aire el curso debía trascender lo meramente cognitivo, por eso precisaba: El objeto de este curso es formar informando. ¿Formar qué? Formar conciencia cubana, integrar el espíritu de nuestro pueblo mediante un conocimiento valorativo de su propia experiencia.
El segundo curso se proponía examinar todo el proceso cubano desde fines del Siglo XVIII, cuando comienza a aflorar la idea y la emoción de patria, para ver cómo la aspiración que ellas entrañaban germinó en la conciencia criolla, y cómo se fue desarrollando, por los más disímiles caminos, en la actitud y en la obra de nuestros hombres, grupos e instituciones más representativos. Había una voluntad expresa de difundir el legado cultural cubano y de contribuir al desarrollo de valores identitarios, imprescindibles en una etapa donde los modelos apuntaban a otras latitudes.
El contenido de la Universidad del Aire, estuvo apoyado por una combinación acertada entre elementos propios de la docencia y del medio radial, lo que sin dudas constituyó una contribución a la radio.
Se trazaron objetivos educativos, que incluían lo cognitivo y afectivo, con un eje central en la formación en valores.
Aunque no se declaró un diseño curricular, resulta evidente su concepción por los tipos de cursos planificados. Varios de ellos están concebidos en orden cronológico, de manera que los elementos anteriores sirvieran de base a los posteriores, y permitiera al oyente seguir una secuencia e integrar conocimientos, en un intento por superar las limitaciones del medio radial. Pueden servir de ejemplos los cursos: Afirmaciones cubanas, La huella de los siglos y Los forjadores de la conciencia nacional.
Dentro del diseño metodológico de la Universidad del Aire, las conferencias debían estar articuladas en cursos no demasiado extensos y a cargo de personas que disfrutan de prestigio por su competencia en las materias respectivas. Se pedía a los profesores exposiciones claras, precisas, pero al mismo tiempo, seriamente informativas y responsablemente críticas.
Mañach J., consideraba posible ofrecer lo esencial de una cuestión cualquiera, o por lo menos sus aspectos culturales más importantes, en forma accesible a todos.
La metodología de esta agencia educativa también se extendió a los oyentes: mayor asiduidad posible: no perderse ninguna de las audiciones de que cada curso consta, pues hasta cuando se trata de un programa de materias mezcladas, como el que inauguramos hoy, los temas están siempre relacionados y unas nociones ayudan a otras; organización, donde fuera posible, de grupos para escuchar las audiciones y luego discutirlas.
El hecho de concebir metodologías para la exposición y escucha, posibilitaba, primero, la elección del contenido de acuerdo con los objetivos y el destinatario, su organización y la selección de los recursos didácticos para exponerlo, elementos esenciales para lograr una mejor comprensión; segundo, orientaba al público sobre cómo aprehender mejor los conocimientos recibidos. Todo ello, buscaba la conjugación de la actividad docente con las características del medio radial.
Como regularidad, en las conferencias predominó el método deductivo: se partían de nociones generales y luego se iban desmontando en sus partes, elemento que facilitaba la comprensión de los radioescuchas desde un caracterizado por la fugacidad. De igual manera, el método de análisis y síntesis tuvo una fuerte presencia, lo que permitía el arribo a conclusiones. Ese método buscaba superar las limitaciones propias del medio sonoro.
Al final de muchas conferencias, los autores recomendaban una bibliografía básica. Esa estrategia permitía a los interesados profundizar en el tema. Es interesante apuntar la presencia de textos publicados en la década de 1940, algunos incluso de 1948, lo que demostraba la actualización de los ponentes.
Un acierto, lo constituyó la selección del claustro. Dentro de las críticas a la educación en la República, fue recurrente la referencia a la falta de preparación de sus profesores, los de esta agencia educacional fueron en su mayoría docentes universitarios o investigadores con una sólida obra teórica. Eso ayudó a elevar su prestigio, y por tanto, credibilidad.
Una contribución de la Universidad del Aire al uso de la radio con fines educacionales, lo constituyó la presencia de público en las conferencias. Esta práctica era usada generalmente por espacios de entretenimiento y competencia. Programas al estilo de la Corte suprema del arte utilizaban al público como telón de fondo, válido solo por sus aplausos y risas; otros, si bien pudieran calificarse como culturales, reducían la participación a respuestas preelaboradas que apelaban únicamente a la memoria, con el objetivo de premiar al ganador con productos de la empresa patrocinadora o dinero aportado por ella. La Universidad del Aire ofrecía a las personas en el estudio la posibilidad de interactuar con los conferencistas; se convertía en un alumnado activo. No fueron pocas las veces en que se estableció un debate entre ponentes y público. Esta estrategia iba más allá. Mañach J., lo declaraba así en la Introducción al primer curso: A esclarecer las dificultades, algo contribuirán, sin duda, las preguntas que aquí se han de hacer después de cada disertación. A veces, las preguntas que aquí se hagan coincidirán con las que tenga en su mente algún oyente lejano, y su duda quedará despejada.
Existía una comprensión cabal de las limitaciones en cuanto a la interactividad en un programa de radio generado desde la capital del país; así mismo, la Universidad del Aire era consciente de la imposibilidad de comunicación de millones de oyentes ante la carencia de teléfonos. De ahí que la presencia activa del público en el estudio constituya una contribución, toda vez que posibilitaba las aclaraciones de dudas, extensivas a cualquier oyente medio, una forma de ayudar a la mejor comprensión del contenido.
La educación en valores a través de un moderno medio de comunicación masiva, fue otra contribución de la Universidad del Aire a la radio, al tener como objetivo dar respuesta a la crisis existente en la República. Las críticas acerca de la pérdida de valores humanos y cívicos, eran frecuentes tanto en la prensa escrita como radial. La propia radio constituía un vehículo de promoción de diversos contravalores, o al menos, no ayudaba a enmendarlos. Deben recordarse la cantidad de horas de radio alquiladas por los partidos políticos, espacios que se reducían a agresiones a los contrarios.
El fenómeno tenían raíces más complejas: respondía a las necesidades dominatorias de la oligarquía criolla, e indirectamente, a la penetración de patrones culturales extranjeros. A propósito de la carta de un lector de Nueva York, elogiando a la revista Radiomanía por el trabajo titulado: Los inconformes, la publicación comentaba al escribir ese trabajo no hicimos más que dejar hablar a nuestro corazón, constantemente oprimido al sentir ininterrumpidamente los ecos dolorosos de la opinión popular cubana, que protesta por la desacertada forma en que se da empleo en nuestra patria a la radio, que debe ser, esencialmente, primordialmente, y ÚNICAMENTE, vehículo de cultura. Tergiversar sus funciones, disfrazarlo, escarnecerlo, vilipendiarlo, no resulta en detrimento de la radio en sí, sino para nosotros mismos. El mal mayor está en la comercialización de esa industria.
La cultura como oponente de la banalidad comercializadora, a la venta de un estilo de vida enajenante, a conductas negativas que se iban convirtiendo en criterio de normalidad, en forma efectiva de sobrevivencia; la cultura como esperanza de renovación humana, y por extensión, republicana, fue un eje importante en el pensamiento de amplios sectores de la sociedad cubana, siempre asociado a la educación.
La Universidad del Aire, también apostó a la formación de valores desde la cultura. Mañach J., al resumir los objetivos de este programa en la introducción al curso de enero de 1949, veía el papel de la cultura, y de su difusión, en dos líneas convergentes. Primero, como formadora de valores en los seres humanos, capaz de cambiar sus limitaciones emanadas de la deformación social concretamente, esto significa hacerle más apreciador de su propia dignidad y de la ajena, más rico en pudores y en generosidades, más celoso de la libertad necesaria para desarrollar sus personales dotes, más capaz, en fin, de elevar progresivamente sus aspiraciones, de superarse a sí mismo.
En los cursos dedicados a Cuba se aprecia con mayor nitidez la importancia dada a la educación en valores por esta agencia educativa. Puede tomarse como ejemplo el antes citado Realidad y destino de Cuba (1949-1950) donde se trataron temas relacionados con la sociedad, la economía, la legislación, la política, la educación y la cultura.
Los valores defendidos en este curso giran en torno a la esfera de la moral colectiva y privada, privilegiando la transparencia en la gestión pública, la responsabilidad administrativa, el diálogo respetuoso como vía de resolución de las divergencias políticas, el ejemplo como una de las influencias educativas determinantes, la preocupación ciudadana por los problemas nacionales, la orientación hacia una educación liberadora y el conocimiento de la historia y la tradición cultural cubanas.
De una forma indirecta –aunque no debe descontarse su intencionalidad- la Universidad del Aire difundió otros valores de suma importancia para el período.
El contexto político cubano se caracterizó por la agresividad entre miembros de diferentes facciones, que mediada por el pistolerismo, desencadenó en una violencia manifiesta. La Universidad del Aire, en cambio, acogió en sus conferencias las más variadas posiciones políticas, ideológicas y filosóficas.
El grueso de los miembros del esta institución, así como el público asistente, coincidían en la crítica a las situación cubana del momento y a los funcionarios públicos. En la audición del 19 de marzo de 1950, con el tema ¿Qué ocurre con nuestro régimen penitenciario?, el autor denunciaba la grave situación de las cárceles cubanas, causada por las deficiencias en la ley penitenciaria y la desidia de las autoridades competentes. Una semana después, se presentaban ante los micrófonos de la Universidad del Aire el Ministro de Justicia, Dr. Oscar Gangs y el de Gobernación Dr. Rodríguez de la Haya ambos funcionarios ofrecieron públicamente sus opiniones sobre las denuncias hechas en la conferencia anterior. Esta vez, se mostraba la viabilidad del debate entre gobernantes y gobernados, de forma serena y respetuosa, modelo posible para una República que casi había renunciado al diálogo, y para una radio que buscaba las más de las veces el enfrentamiento irracional.
Otros ejemplos lo constituyen las emisiones del 8 de abril y el 2 de diciembre de 1951. En la primera convergieron dos conferencias: Martín Lutero y la Lucha de la Reforma y Carlos V y la contrarreforma: Loyola, defendidas por profesores de filiación protestante y católica respectivamente. La segunda versó sobre la Revolución Rusa y sus derivados, dictada por Carlos Rafael Rodríguez, la cual constituyó una defensa de la ideología comunista, en momentos cuando las potencias occidentales desataba una lucha mediática y real contra esta ideología, y la mayoría de los profesores del programa rectorado por Mañach J., no comulgaban con ella.
En todos los casos se permitió la total libertad y se ofreció un trato respetuoso, ejemplo de un modelo positivo de diálogo civil. La Universidad del Aire, se convertía así en un espacio de debate, posibilitando la exposición desde diferentes posiciones políticas e ideológicas.
Esa concepción daba repuesta igualmente a la necesidad de una educación para la democracia, y transmitía un modelo de enseñanza que alentara la diversidad de posiciones, para una mejor comprensión de los fenómenos, sin reduccionismos o autoritarismos. Mostraba así mismo, un paradigma de utilización de la radio con fines culturales y educacionales.
La combinación del medio docente y el radial, la cuidadosa selección de temas teniendo en cuenta las necesidades de la población y el país, la convocatoria a profesionales de alta calidad, la selección de una emisora con presencia en casi todo el territorio nacional y allende las fronteras, permitió a la Universidad del Aire un trabajo sistemático, organizado, eficaz, que la distinguieron de otros espacios, le ganaron el reconocimiento público, y la convirtieron en un paradigma de utilización de un moderno medio de comunicación con fines culturales y educacionales.
Conclusiones
La Universidad del Aire, dentro del panorama radial de la República marcado por la comercialización, se considera un paradigma en el uso de un medio de comunicación masiva para la educación del pueblo.
Concibió al público como ente educable. Ofreció cursos y conferencias que permitieran elevar el conocimiento y la cultura, así como la comprensión del mundo y la sociedad que se vivían.
Se trazaron objetivos educativos y una metodología para la impartición y escucha de las conferencias, con lo cual se combinaban acertadamente las características de la docencia con las del medio radial.
Seleccionó un claustro mayoritariamente de la Universidad de La Habana, que elevó su prestigio, credibilidad y ofrecía respuesta a una de las principales críticas a la enseñanza del período: la falta de preparación de los docentes.
A diferencia de otros programas de radio donde el público constituía un elemento lúdico, la Universidad del Aire propició su participación en los debates, convirtiéndolo en un alumnado activo.
Como respuesta a la crisis republicana y a una radio enajenante, apostó por la educación en valores, centrada en la cultura.
Referencias
- López O L. La Radio en Cuba. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubana; 1998. p.89
- Mañach J. Introducción al curso. En: Cuadernos de la Universidad del Aire del Circuito CMQ. Primer curso de 1949. Ideas y problemas de nuestro tiempo. (t. 1). La Habana. Cuba: Editorial Lex; 1949. p.5
- Chávez Rodríguez J. A. Bosquejo Histórico de las ideas educativas en Cuba. Ciudad de la Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1996. p.93.
- Mañach J. Introducción al curso. En: Cuadernos de la Universidad del Aire del Circuito CMQ. Tercer curso. Actualidad y destino de Cuba. (t. 1). La Habana. Cuba: Editorial Lex; 1949, p.6.
- Mañach J. Los forjadores de la conciencia nacional. Introducción al curso. En: Cuadernos de la Universidad del Aire del Circuito CMQ. Mensuario de Divulgación Cultural. Séptimo Curso. Los forjadores de la conciencia nacional. (t.43). La Habana. Cuba: Editorial Lex; 1952. p.2.
- Mañach J. La Huella de los siglos. En: Cuadernos de la Universidad del Aire del Circuito CMQ. Quinto curso (Octubre 1950-Diciembre 1951). La huella de los siglos. (t.24). La Habana. Cuba: Editorial Lex; 1950. p.1
Bibliografía
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