Varona

No.62   Enero-Junio, 2016.    ISSN: 1992-82

La pedagogía de los colegios jesuitas abiertos en cuba durante la primera mitad del siglo XX

Pedagogy of the Jesuit schools open in Cuba during the first half of the twentieth century

Lic. Yuri Belén Ramírez. Profesor Asistente. Universidad de Artemisa.
Correo electrónico: yuribelen@hab.uci.cu

Recibido: noviembre 2015      Aceptado: febrero 2016


RESUMEN.

El fenómeno religioso ha sido desde la antigüedad motivo de diversas interpretaciones desde aristas filosóficas y sociológicas. Este complejo proceso de la subjetividad humana  constituye el reflejo de las contradictorias relaciones de los hombres con la naturaleza y consigo mismo, y en sus manifestaciones se evidencia la influencia que ejerce el contexto sobre el hombre históricamente determinado. En Cuba estas determinaciones adquieren significativa importancia al encontrar total correspondencia con el proceso de formación y desarrollo de la nacionalidad, específicamente desde la educación, sintetizando en esta forma de la espiritualidad las diferentes expresiones de la pedagogía religiosa que matizaron la identidad cultural cubana.  Las características de la pedagogía de los colegios jesuitas radicados en Cuba durante la primera mitad del siglo XX,  en estrecha relación con la influencia del contexto, constituyen elementos a tener en cuenta a la hora de configurar una educación nacional auténtica. Las formas de organización escolar implementadas, la estricta preparación de su claustro y la excelencia de sus métodos, configuran una integridad que resultó ser lo más sobresaliente en materia de educación en la etapa pre revolucionaria.

Palabras clave: pedagogía, colegios jesuitas, ratio studiorun.

ABSTRACT. The religious phenomenon has been since the age of reason various philosophical and sociological interpretations from edges. This complex process of human subjectivity is the reflection of the contradictory relations of men with nature and with itself, and in its manifestations the influence of the context on evidence historically determined man. In Cuba these determinations acquire significant importance to find full correspondence with the process of formation and development of nationality, specifically from education, synthesising in this form of spirituality different expressions of religious pedagogy tinged Cuban cultural identity. The characteristics of the pedagogy of Jesuit schools based in Cuba during the first half of the twentieth century, closely related to the influence of context, are elements to consider when setting up a genuine national education. The characteristics of the pedagogy of Jesuit schools based in Cuba during the first half of the twentieth century, closely related to the influence of context, are elements to consider when setting up a genuine national education. Implemented forms of school organization, strict preparation of the cloister and the excellence of their methods, form an integrity that turned out to be the most outstanding in education in pre revolutionary stage.

Keyword:  pedagogy, Jesuit colleges, ratio studiorum.



Introducción

La educación cubana reconoce que su evolución se basa en principios, ideas, doctrinas y formas de organización provenientes, en primer lugar, de las principales tradiciones pedagógicas nacionales, y luego de las que de manera especialmente condicionadas aparecieron en la sociedad colonial, neocolonial y revolucionaria.

Los colegios religiosos pertenecientes a las órdenes monacales, asentadas tanto en Cuba como en varios países de América Latina, son un ejemplo del carácter heterogéneo de la influencia sobre la realidad educacional cubana en sus diferentes etapas.

Los colegios de la Compañía de Jesús, también llamados jesuitas, se convirtieron en instituciones educacionales de alto reconocimiento social en Cuba a partir de 1724, al formar a los hijos de las familias más influyentes del país.

Se considera que la obra pedagógica cubana ha tenido siempre presente la historia de la educación como pilar fundamental de los principales criterios a tratar durante el proceso educativo. Sin embargo, reconocer este aspecto no es dar por sentado que en la actualidad se trabajen desde los planes de estudio vigentes, la significación de todas las formas de organización escolar que por muchos años se encargaron de construir la realidad pedagógica cubana, en especial las que se relacionan con el fenómeno de la religiosidad.

La reconstrucción teórica de las características de estas formas no estatales de educación, pero que jugaron un papel importante en la configuración de nuestra identidad, es un imperativo de las ciencias  sociales contemporáneas en Cuba. Sobre esa base el objetivo del presente trabajo radica en caracterizar la pedagogía de los colegios jesuitas abiertos en Cuba durante la primera mitad del siglo XX.

Desarrollo

Presupuestos metodológicos para el análisis de los colegios jesuitas en la primera mitad del siglo XX cubano.

La metodología del conocimiento científico marxista-leninista, sin negar el papel del lenguaje científico, se plantea y desarrolla un conjunto de problemas  vinculados con la lógica interna del desarrollo de la ciencia y con la naturaleza social del conocimiento humano.

En el caso específico de la presente investigación, para revelar las características de la pedagogía de los colegios jesuitas durante la primera mitad del siglo XX, el autor declara la utilización sistemática de dos métodos relacionados estrechamente con la lógica dialéctica marxista: el método de ascenso de lo abstracto a lo concreto y el histórico y lógico en estrecha relación con el primero.

“Esta relación de lo abstracto con lo concreto constituye para Marx el único camino de reconstrucción teórica de la realidad capaz de estudiar el objeto como un sistema de estructuras dinámicas y en desarrollo” (1).

La óptica asumida por el autor indica que tanto lo abstracto como lo concreto indican simultáneamente la relación de estos conceptos con la realidad objetiva y con el pensamiento humano, con lo real y con lo subjetivo. Tanto lo concreto como lo abstracto contienen la condición de designar elementos esenciales y momentos del desarrollo de la realidad y del pensamiento.

Específicamente lo concreto debe entenderse como el elemento que recoge en sí el aspecto generalizador del objeto de estudio de la ciencia. A través de él puede analizarse un objeto determinado a partir de la exploración multilateral de las características universales que condicionan su existencia. En esencia, lo concreto permite en el desarrollo de la investigación ver en un inicio a la obra educativa de los colegios jesuitas dentro del complejo medio social que constituyó ser el período neocolonial cubano y descifrar el conjunto de relaciones  establecidas en ese contexto así como el reflejo de las mismas en la filosofía y la psicología experimentadas en estas instituciones.

Siguiendo esta propia línea de pensamiento, lo abstracto debe entenderse entonces como un contrario dialéctico de lo concreto, donde si lo segundo es visto como la generalidad, lo abstracto consiste en lo unilateral, en la individualidad dentro de esa generalidad. Es llamado abstracto en este caso la parte del todo concreto, aislable para su estudio, vista desde su relativa independencia. El autor considera que la obra educativa de los colegios jesuitas constituye, en la investigación, la individualidad objeto de estudio, extraída de la dinámica de la sociedad cubana entre 1902 y 1958 para definir su impacto en el desarrollo educacional.

Al igual que las categorías tratadas con anterioridad lo histórico y lo lógico han sufrido interpretaciones con niveles de limitación lógico-epistemológicos y por ende metodológicos. En el curso de la presente investigación no solo ha de analizarse la historia de los colegios jesuitas y los factores que determinaron su evolución en el seno de la sociedad cubana, es decir, no debe ser interpretada la categoría de lo histórico como una simple secuencia temporal en la que sistemáticamente ocurren fenómenos, procesos u objetos singulares.

En las investigaciones históricas constituye un elemento clave la búsqueda de los hitos más importantes del pasado para, mediante una deducción poder llegar a conclusiones y comprender de ese modo el comportamiento de un objeto de estudio determinado en el presente.

Sin embargo lo histórico responde además a determinadas regularidades y leyes objetivas que matizan el desarrollo interno propio de cada fenómeno, las causas y consecuencias de los procesos ulteriores que no solo se proyectan bajo una perspectiva temporal, sino que también arman la esencia en consonancia con las características del contexto. La obra educativa de los colegios jesuitas contiene, desde ese punto de vista, un grupo de características singulares que los distinguen de otras instituciones y formas de organización escolar que deben estudiarse en sus detalles si se pretende comprender su impacto en el desarrollo educacional cubano.

El apego a lo reglamentado en las constituciones de la orden monacal a la que pertenecen, las especificidades del método por excelencia de la didáctica jesuita, el sistema de influencias sociales que sobre sus instituciones incide y la preparación de su claustro entre otros elementos  constituyen en su integridad lo que se pretende hacer entender como el elemento histórico.

Al referirse a este método empleado por Marx en su obra “Contribución a la crítica de la Economía Política” Federico Engels alega: “Allí donde comienza esta historia debe comenzar también el proceso discursivo y el desarrollo ulterior de este no será más que la imagen refleja en forma abstracta y teóricamente consecuente, de la trayectoria histórica […]” (2).

Lo lógico debe ser visualizado ante todo en la propia interioridad del objeto de estudio. “[…] como lo histórico posee, a su vez, su propia lógica, a saber las leyes y regularidades objetivas de los fenómenos, entonces lo lógico debe comprenderse como un reflejo rectificado de lo histórico real, pero rectificado a partir de las propias leyes del proceso histórico real” (3).

Tomando como puntos de partida los métodos generales para abordar el objeto de estudio de la presente investigación se propone el análisis de la pedagogía jesuita teniendo en cuanta el contexto  de la Cuba neocolonial.

Los colegios jesuitas en el contexto de la República Neocolonial

El nacimiento de la República burguesa en 1902 marca el inicio de un nuevo período de nuestra historia. La sociedad cubana en este período  se caracteriza por enormes diferencias entre los diversos sectores y clases sociales. Cuba estaba marcada por abismales contrastes y la existencia de masas marginadas, cuyas disparidades se vieron materializadas en el fenómeno educativo.

Al hacer referencia a las características de la sociedad cubana neocolonial, en estrecho vínculo con el fenómeno educativo y pedagógico, cuando más numeroso y acabado es el grupo de la población criolla, más diversas las necesidades de este en un proceso constante de distanciamiento del esquema metropolitano y separándose progresivamente de la estructura colonial, debe señalarse que la experiencia española se hace difusa, estableciendo un marcado contraste con el desarrollo nacional.

Tomando como referencia el criterio del Dr. C Maximiliano Trujillo Lemes en su texto: “El pensamiento social católico en Cuba en la década de los 60”, “el establecimiento de la República el 20 de mayo de 1902 obligó al catolicismo a maniobrar para adaptarse a las nuevas circunstancias y recuperar espacios. La burguesía cubana sabía que ningún otro credo o institución tendría la fuerza suficiente para influir ideológica y éticamente en las estructuras de la sociedad […]. Por ello, a pesar del laicismo oficial o de la reforma educativa y el plan Varona, la iglesia católica fue ganando espacios paulatinamente en diversas estructuras de la sociedad civil y cierta influencia en el aparato político” (4).

La fe de los jesuitas en el poder de la educación, independientemente de la inestabilidad del contexto, era prácticamente imperturbable. Su constancia en abrir y sostener colegios a pesar de las dificultades, lo interpretaban como una especie de milagro de la providencia. Los propios fundadores de la compañía añaden a esta fe una razón de orden psicológico, puesto que deducen sus principios de la misma naturaleza del individuo a quien los educadores están llamados a hacer bien. 

La primera década del siglo XX estuvo matizada también desde su generalidad por creaciones educacionales de diversos tipos a partir de las necesidades de la población y de las experiencias acumuladas. Sin embargo, los resultados se fueron deteriorando en las décadas posteriores.

Se configura en Cuba durante este período una pedagogía que se nutre de las pocas tradiciones pedagógicas nacionales provenientes de la sociedad colonial y de las nuevas formas que llegan condicionadas por la intervención norteamericana.

En ese contexto, la pedagogía jesuita se presenta fiel a sus puntos de partida, adaptándose a los requerimientos y críticas de las sociedades latinoamericanas y dentro de ellas la cubana, pero focalizada en los resultados que ya venía acumulando desde el siglo XVI europeo.

La pedagogía jesuita, basada en su filosofía rompe con el esquema clásico de dar lo mismo a todos y de la misma manera, siguiendo a lo que se hace llamar paradigma de la homogenización. Por esto, trata de organizar gradualmente los estudios y prever las actividades escolares de manera que se le dé a cada quien lo que le conviene y necesita, de acuerdo con su nivel de desarrollo.

Los educadores jesuitas siempre se  fueron llamados a hacerse ingeniosamente activos en su labor, al ver crecer la masa poblacional con necesidades educativas. Esto hace de los jesuitas auténticos educadores, y por consiguiente, luego de valorar sus fuerzas, sabían concentrar la acción de sus instituciones educativas en las exigencias sociales, y a partir de ahí se organizaban.

En toda América Latina los jesuitas establecieron sus instituciones educacionales con marcado éxito en la formación de niños, jóvenes y adultos; haciendo énfasis no solo en la educación ético-religiosa, sino en la instrucción de hombres de ciencia en correspondencia con las necesidades de las sociedades latinoamericanas en pleno desarrollo. No faltó a los jesuitas el sentido de la oportunidad. Por ende en la historia de sus colegios debe entenderse una especie de aleación entre el pensamiento jesuita y las necesidades de la sociedad en la que se establecen.

Cualquier estudio en este sentido debe ante todo analizar la eficiencia de los métodos jesuitas. Su probada validez basada principalmente en el Ratio Studiorun ha sido buscada en vano durante largo tiempo en todas las naciones, a través de tantos planes estudio que se suceden rápidamente en su vigencia y también en su descrédito.

Al analizar los métodos de enseñanza usados por parte de los jesuitas, se observa que  no son muy diferentes a los actuales, pero indudablemente, en comparación con los que existían, suponían un progreso notable pues se basaban en la competitividad más que en la emulación o la repetición. Los jesuitas ofrecían una serie de conocimientos auxiliares, alternativos a cualquier plan de estudio de la época y además se proponían brindar la preparación necesaria para avanzar más allá de los conocimientos que eran requeridos por la sociedad.

Los principios del Ratio Studiorun (método introducido por los jesuitas a partir de 1599), fundados en las leyes eternas de la psicología del niño y del joven, evidencian una experiencia multisecular, opulenta en resultados pocas veces superados, un cuerpo docente equipado con todos los medios para ser fiel a su historia. La unificación de sus elementos persuade que la pedagogía de los jesuitas no es una reliquia de tiempos pasados, sino que conserva su vigencia en cualquiera de sus manifestaciones y es enriquecida con los modernos avances de la pedagogía contemporánea.

 Es un conjunto de métodos didácticos que puede rendir en nuestra época (no menos necesitada de la formación integral de los hombres) cuanto servicio prestó  en la educación humanista durante el Renacimiento.

Según lo expresado por Eduardo Martínez Márquez en su tesis doctoral “Vigencia del Ratio Studiorun de la Compañía de Jesús” puede considerarse en un triple aspecto:

  1. Como un conjunto de recursos didácticos para estimular la actividad intelectual del discípulo.
  2. Como un método para guiar al discípulo a través del proceso psicológico del aprendizaje.
  3. Como plan graduado y sistematizado por diversas materias escolares seleccionadas para su plena formación y maduración intelectual” (5).

Las raíces del Ratio han de buscarse no solo en lo establecido por Ignacio de Loyola (fundador de la orden) y las constituciones de la compañía relacionadas con la educación, sino también en el uso de las universidades más célebres de Europa en los siglos XVI y XVII, donde demuestra la efectividad de sus disposiciones en la propia práctica educativa.

Basados en la experiencia europea  de los colegios jesuitas, aplicada posteriormente en Cuba, sus características generales se resumen en: buen orden en los estudios, dispuestos en forma sistemática y progresiva, separación y gradación en el estudio de las materias, fijación de plazos y pruebas en vencimiento de cada curso, insistencia en la necesidad de sentar buenos fundamentos antes de pasar adelante, división de alumnos en clases, de acuerdo con sus niveles de conocimientos, enorme abundancia y frecuencia de ejercicios, con gran actividad de parte de los estudiantes, recurso a la emulación, estricta disciplina y reglamentación de la vida escolar, estudio de las artes liberales con contenido humanista renacentista de inspiración cristiana, insistencia en conjugar virtud con letras.

De esta manera, el Ratio se consolida como una de las pedagogías más importantes del mundo moderno occidental, particularmente porque supone su implementación en una red de colegios, que garantiza la interacción y comunicación de experiencias, orientada por una dirección central.

La pedagogía jesuita como método general de enseñanza es preferentemente oral. Todo sistema didáctico debe pretender facilitar la materia de enseñanza para hacerla accesible a los estudiantes. De esa forma no es recurrente conseguir el objetivo mediante la acción autodidacta del alumno en estrecha relación con los medios de enseñanza, especialmente el libro de texto. La didáctica jesuita utiliza el texto como un elemento dentro del sistema de medios pero el Ratio hace énfasis en el papel director del maestro y la acción individual del alumno previamente orientado.

Desde ese punto de vista el Ratio Studiorum indica que toda metodología didáctica debe establecer los siguientes principios básicos:

  1. Principio de autoridad
  2. Principio de adaptación
  3. Principio de actividad
  4. Principio de motivación

Para el logro de  los principios fundamentales Ratio organiza el proceso educativo a través de la unidad, el orden, la gradación de los estudios, la enseñanza activa y participativa, el equilibrio de teoría y praxis, el cultivo de la expresión oral y escrita, la aplicación de los recursos psicológicos para fomentar el y la participación, la relación cordial de maestros y discípulos, la colaboración de los familiares, la asimilación, la reflexión y degustación de los conocimientos adquiridos, la unidad y coordinación en la dirección del centro escolar, los medios de vigilancia y la suavidad de los castigos, el fomento de la responsabilidad de los alumnos.

Se impone entonces declarar la importancia del personal que lleva a cabo el proceso pedagógico como un aspecto importante en su configuración. ¿Cuáles serán entonces los  pasos esenciales de este método jesuítico tan acrisolado por sus ataques y tan acreditado por sus frutos?

En síntesis previa se pudiera adelantar que una de las características fundamentales es la combinación de experiencias significativas de aprendizaje con la reflexión para deducir de allí líneas de acción mejorada. La eficacia educativa del Ratio Studiorum se fundamenta en la coherencia entre sus principios y las estrategias de enseñanza y aprendizaje.

La primera tarea de un maestro mediante este método, que si es verdad que no comunica ciencia, es precisamente ponerla al alcance de sus discípulos, hacérsela posible y fácil. Debe ser el primer paso de todo método didáctico, aun en aquellos que pretenden dejarlo todo a la autodeterminación. De lo contrario tendríamos al autodidacta estricto, que nada debe a la acción de otro, ni siquiera en su forma más indirecta, todo se obtendría mediante el uso de los textos y la experimentación empírica; eso es casi una utopía.
Los pasos del proceso pedagógico en la formación del estudiante, según la propuesta jesuita, pudieran reducirse a tres.

  1. La prelección del maestro.
  2. La repetición del discípulo.
  3. La acción conjunta de ambos en múltiple forma, desde el estudio y la comparación, hasta la declamación, la concertación y la discusión.

La prelección consiste en una estrategia por medio de la cual el educador debe abrir un espacio de contextualización de cada actividad escolar en la que se identifica con claridad el sentido de la misma.

A pesar que la prelección se aplica también a un precepto gramatical o retórico, a una ley física, a un teorema matemático o a un capítulo histórico; esta prelección metódica tiene su más alta aplicación y su rendimiento máximo, en la explicación de varios autores, en una formación humanística.

Una de las funciones dentro de este primer paso de la didáctica jesuita se hace efectiva cuando el maestro va advirtiendo el resultado de su primera explicación y va adaptándose a la capacidad real de cada uno ante los efectos comprobatorios de su actividad personal.

Este elemento constituye el momento más difícil y más descuidado del trabajo didáctico de un maestro porque el método jesuita reconoce que ninguna clase de educación se hace en serie, aunque su apariencia sea colectiva, toda forma humana, lo mismo moral que intelectual requiere  la atención especializada de la persona individual.

Nótese aquí la similitud de la didáctica de los colegios jesuitas con los principales postulados de la pedagogía actual cubana, referida a la atención de las diferencias individuales en un grupo de estudio determinado como vía para el desarrollo de cada estudiante.

El segundo paso de la didáctica jesuita es la repetición inmediata, en la cual se trata de que los discípulos fijen su atención en los puntos  más importantes de la lección. En la regla número 25 del Ratio se habla de “paessipura et utilisima”. En esta legislación pedagógica se ve claramente el objetivo pedagógico  de resumir para facilitar el entender inmanente y personal y para iniciar metódicamente el retener y memorizar.

La repetición consiste en una estrategia para reafirmar los conocimientos adquiridos. Exige por parte del maestro una preparación concienzuda cotidiana, además del principio inicial del dominio del contenido de su asignatura y de los métodos específicos que requiere su enseñanza.

En este segundo paso se debe procurar una intervención creciente de la razón o la inteligencia del alumno sobre sus facultades meramente memorísticas. Los puntos de referencia quizás sean los mismos de la máxima de “paessipura et utilisima”, pero el maestro con sus preguntas comprueba este trabajo intelectual y lo estimula.

El tercer secreto de la didáctica jesuita es la acción. Las clases del Ratio Studiorum se asemejan más a un taller que a un auditórium. Su concepción se basa en la continua y progresiva práctica del alumno en aquellas acciones que paulatinamente le ejerciten la memoria, le despierten la inteligencia y la formen la voluntad al estudiante. En el fondo del sistema subyace una verdadera teleología: el ejercicio programado para alcanzar la formación integral del hombre.

Para asegurar esta actividad constante, que según la didáctica jesuita debe prolongarse después de clases en lo que llamaban estudios personales prolongados, se hace uso de los estímulos, no siempre entendidos por los adversarios del Ratio.

Bien se ha dicho que la pedagogía de los jesuitas es una pedagogía de esfuerzos, porque es una pedagogía de entrega sin reservas a la doble tarea de enseñar y aprender. De ahí que expliquen los grandes comentadores del Ratio que no era prudente obligar a los alumnos a trabajar el aula sino que era necesario obtener de ellos el amor al trabajo, la voluntad deliberada de aprender.

Si se analizan los preceptos de la didáctica activa como tendencia pedagógica contemporánea se pueden observar principios relacionados con la formación de un hombre real, concreto, positivo, donde en la libre expresión del niño se convierte en prioridad del proceso educativo, configurando  una enseñanza que favorece el desarrollo de la personalidad del educando.

Desde esa arista se pueden divisar algunos puntos coincidentes de esta tendencia pedagógica con la pedagogía jesuita, puesto que esta última se manifiesta el humanismo creador desde el  momento en punto donde el propio fundador de la orden no cesó nunca de recordar a los profesores que los escolares habrían de conservar sus fuerzas físicas para los estudios, reducir las horas de oración para cultivar el ingenio y acostumbrarse a encontrar a dios en el propio trabajo, mediante la práctica de las virtudes.

Conclusiones

Las características de la pedagogía de los colegios jesuitas radicados en Cuba durante la primera mitad del siglo XX, revelan por sí solas la contribución de estas instituciones en la sociedad criolla del período. En ellas la creencia en Dios  no entra en antagonismo con la ciencia, pues se dejó la cuestión de Dios para una decisión de conciencia individual. Asumieron el movimiento científico moderno y ello permitió que la fundamentación ética de raíz cristiana se incorporara y se articulara con las ideas científicas, lo cual abrió extraordinarias posibilidades para la evolución histórica de las ideas cubanas. La orden jesuita nunca pretendió con el Ratio Studiorun un adelantamiento a la ciencia, sino el aprovechamiento del discípulo. Su procedimiento no es solamente científico, porque su objetivo no es alcanzar la erudición, sino que tiene una finalidad formativa y humana eminentemente práctica.

 

Referencias

  1. Rodríguez  Z. Obras Completas. Segunda Edición. (t. II). La Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2001. p. 108.
  2. Engels F. Obras escogidas. Primera Edición. (t. I). Moscú, URSS: Editorial Progreso; 1978. p. 528.  
  3. Rodríguez Z. Obras Completas. Segunda Edición. (t. II). La Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2001. p. 113.
  4. Trujillo  M. El pensamiento social católico en Cuba en la década del 60. Primera Edición. Santiago de Cuba. Cuba: Editorial Oriente; 2011. p. 38.
  5. Martínez, E. Vigencia del Ratio Studiorum de la Compañía de Jesús. [Tesis en opción al grado Científico de Doctor en Ciencias]. La Habana. Cuba: Colegio de Belén; 1953.  p. 12.

 

Bibliografía

Betto F. Fidel y la Religión: Entrevista con Frey Betto. La Habana. Cuba: Editorial Política; 1985.

Engels F. Contribución a la Crítica de la Economía Política. En: Obras escogidas (t. I). Moscú. URSS: Editorial Progreso; 1978.

Guzmán A., Pérez S D., Buenavilla R. Alternativas metodológicas para  estudios históricos y de figuras representativas de la educación. La Habana Cuba: Sello Editor Educación Cubana; 2009.

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Martínez  E. Vigencia del Ratio Studiorum de la Compañía de   Jesús [Tesis en opción al  grado científico de Doctor en Ciencias]. La Habana. Cuba: Colegio de Belén; 1957.

Rodríguez Z. La lógica dialéctica y las formas del pensamiento. En: Obras completa. La Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2001.