Varona

No.61   Julio-Diciembre, 2015.    ISSN: 1992-82

Educar hacia la sexualidad desde las primeras edades

Educating toward sexuality from the earliest ages

MSc. Idalmys Novo Hernández. Profesora asistente

MSc. Rayderin Fuentes Victorero. Profesora asistente

MSc. Odalis Gómez Moreno. Profesora asistente


RESUMEN

En el artículo titulado “Educar hacia la sexualidad desde las primeras edades”, se ofrecen  referentes teórico-metodológicos que caracterizan la educación de la sexualidad en los niños de la primera  infancia , teniendo en cuenta criterios de diferentes autores y,  las tendencias más actuales que se relacionan con el tema desde la perspectiva de los autores, a partir de la necesidad de potenciar el desarrollo de una sexualidad responsable desde estas edades,  jugando un papel esencial la familia como la primera escuela, la actividad de las educadoras y maestras en la instrucción y educación de las nuevas generaciones.

Palabras clave: educación sexual, referentes teóricos y metodológicos, sexualidad responsable, la formación.

ABSTRACT

In the article entitled Sex Education in Early Ages, several theoretical and methodological referents are presented which characterized sex education in children at pre-school, considering criteria offered by different authors as well as the most updated trends on this matter. Taking as a starting point the need of fostering a responsible sexuality since early ages, and the crucial role of the family as the first school as well as the role of teachers and educators in the formation of the new generations.

KEYWORDS:sex education, theoretical and methodological referents, responsible sexuality, formation.



Introducción

Consideraciones sobre la sexualidad en los niños de la Educación  Preescolar.

La sexualidad humana, como toda manifestación psicológica de la personalidad, encuentra el fundamento de su desarrollo a lo largo de la vida, bajo la acción dinámica de sus condicionantes naturales y del contexto sociocultural en el que se forma y expresa. Una de las cuestiones más difíciles de explicar por los estudiosos de la sexualidad y de vital importancia a la hora de trazar los principios esenciales de su educación, se refiere al nivel de determinación de lo natural y lo cultural en el desarrollo psico–sexual del ser humano.

De ahí surgen interrogantes como:

¿Qué se adquiere y qué se hereda en la vida sexual?

¿Cuáles son las diferencias reales, esenciales entre el hombre y la  mujer?

¿Condiciona el diformismo sexual biológico y psicológico, que se exprese en la sexualidad femenina o masculina?

¿Son las relaciones de poder y subordinación entre el hombre y la mujer el resultado de sus condiciones distintivas naturales?

Dar respuesta a estas interrogantes  a partir de la investigación de las manifestaciones sexuales individuales ontogénicas, o de los grupos generacionales actuales, no ha sido posible. Prueba de ello son las discrepancias, que al respecto existen  entre los teóricos.

El estudio lógico sobre las transformaciones del género humano, desde la primera  infancia en las comunidades primitivas hasta hoy, ayuda a comprender y explicar cuáles son las condicionantes de la sexualidad femenina y masculina.

Diferentes autores han expresados sus consideraciones acerca de las formaciones psicológicas o componentes psicológicos de la sexualidad, como configuración de la personalidad  y su evolución en los primeros períodos de la vida, así tenemos por ejemplo:  Castro, P., Mariela C. (1989) , Palacio J, Hidalgo, V (2000), Castellanos B. y González, A. (2003); ellos expresan “cómo ocurre respecto al conocimiento de sí mismo en general, el conocimiento del grupo sexual al que pertenece, ocurriendo importantes progresos en los meses que van, desde el año y medio a los tres años”. (1)

Los diferentes investigadores que han abordado las características de la sexualidad en los niños y las niñas  a los dos años, ya van comprendiendo que hay objetos que son sexualmente marcados (corbatas, muñecas), y se clasifican así mismo en uno u otro grupo sexual entre los dos y tres años.

En el estudio y sistematización realizada, se plantea que los niños y niñas de edad temprana prefieren consistentemente como compañero de juego a quienes son de su mismo sexo y, toman como modelo a personas de su mismo sexo, lejos de ser puramente cognitivo, tiene  repercusiones en el ámbito de la socialización y de la construcción de su propia personalidad.

Además se constató, por las autoras de este artículo, que otro logro en la primera infancia es el descubrimiento de la llamada constancia de sexo, que implica no sólo saber que se es niño o niña, sino ser consciente de que esa es una característica permanente, si es masculino o femenino de por vida.

Según plantean los autores Palacio J. y Hidalgo V: “La educación juega un gran papel en el sentido de estimular el sexismo, reafirmando que los estereotipos ligados al sexo en los niños, funcionan con más rapidez que en las niñas; las transgresiones de las normas ligadas al sexo se aceptan más en los niños que en las niñas, los niños juegan fútbol y pelota con más frecuencia que las niñas a las muñecas. En este caso la socialización diferencial que reciben niños y niñas juegan un papel fundamental”. (2).

El planteamiento  anterior evidencia que el proceso educativo debe estar dirigido al logro de un desarrollo integral de la personalidad de los niños/as , es decir, al logro de formaciones intelectuales, socio- afectivas, actitudinales, motivacionales y valorativas, imprimiéndole vital importancia al desarrollo de  la educación sexual en  los niñas y niños  de la primera infancia.

La llamada teoría cognitiva sobre la diferenciación sexual,  establece que los niños/as  se comportan de manera sexualmente estereotipada en parte, ya que ello les ayuda a tener más clara su identidad en este aspecto, fortaleciendo así sus esquemas cognitivos relativos a la identidad sexual;  por lógica, es indudable que existen innumerables factores y razones por las que los niños/as  se comportan de manera diferente según su sexo.

La presión ambiental, educación y el hecho de que en épocas anteriores de la historia de la sociedad, las cosas relativas a la diferencia sexual hayan sido diferentes a como hoy en día, y el hecho de que en otras culturas sean diferentes, demuestra que la presión socializadora, es fundamental.

Las autoras cubanas Castellanos B. y González A. abordan en su obra, un conjunto de aspectos  que se refieren a lo general sobre la sexualidad y sus componentes, lo que permiten una comprensión de cómo sucede  el proceso de desarrollo integral de la niña/o, y plantean que: “la identidad de género como parte de la identidad total, conforma sus bases en los cinco primeros años de vida” (3)

Castellanos Simons, Beatriz en su libro Sexualidad y géneros planteó: “en la constancia de género surge la convicción de que en ninguna circunstancia, aún cuando se transforme el atuendo o la apariencia, se deja de ser varones o mujeres” (4)

Las autoras coincide con el criterio de que en este sentido, las personas que  rodean a la niña o el niño, pueden desempeñar un papel significativo en la construcción de su identidad de género, el cual se atribuyen desde pequeños, determinando rasgos y cualidades que se llegan a aceptar por un mecanismo de sugestión reflexiva y, finalmente se actúa en este sentido de manera consciente e inconsciente ante los otros, reafirmando dichas características.

Tal modelo bajo la acción de los patrones de conductas de los otros, se instaura por la identificación con el cuerpo sexuado, en particular, con los genitales que deben ser bien conocidos y diferenciados del otro sexo, desde la primera infancia.

El modelo social genérico de la sexualidad refuerza toda la conducta que lo reproduzca y, sanciona la que se aparte de él, como  plantean Castellanos B. Y Alicia González: “en el proceso de socialización, se le enseña al niño y a la niña, desde muy pequeños, a actuar conforme a las expectativas del medio, y llega el momento en que ni él, ella, ni la maestra dudan de que las referidas cualidades sexuales tengan un carácter natural, universal”. (5)

La identificación psicológica con su cuerpo sexuado, en estas edades, tiene una repercusión decisiva en todo su desarrollo psíquico sexual futuro. La formación de la identidad de género, núcleo de la sexualidad femenina o masculina, tiene entre el primero y el quinto año de vida su período sensitivo, es decir, la etapa en que se establecen las bases esenciales, decisivas para su desarrollo a lo largo  de la vida. Como abordan las investigadoras antes mencionadas:”en este período el niño y la niña conocen su cuerpo, se clasifican conscientemente como varón o mujer, se distinguen del otro sexo, y en coherencia con ello comienza a cultivar el sentimiento, la convicción de la propia masculinidad o femineidad”. (6)

En el estudio realizado, se evidencia  la tendencia permanente, consciente e inconsciente, que  impulsa a los infantes, a apropiarse de los modelos genéricos que para su sexo dicta su contexto socio- cultural. Así  el sentimiento íntimo personal de su carácter sexuado, se comienza a recrear y expresar socialmente por medio del rol de género,  como manifestación de la identidad en su conducta cotidiana, en correspondencia con las expectativas y exigencias que para su sexo perpetúa el contexto social-cultural.
El rol  es uno de los componentes sistémicos esenciales de la sexualidad, íntimamente asociado  a la identidad genérica y a la personalidad en su totalidad, es un fenómeno psicológico que expresa la forma particular,  propia  de cada persona de interpretar y resignificar  los patrones sexuales y sociales, por tanto  la sexualidad está determinada por la interrelación entre lo biológico y lo social.   

Diferentes autores entre ellos (Ana Rosa Padrón Echeverría, 2001, Aurora García Gutiérrez,20 01, Beatriz Castellanos, 2003, Alicia González, 2003) se refieren al sexo, como el conjunto de atributos de todo ser humano, anátomo-fisiológicos (cromosómicos, genéticos, gonadales, hormonales, genitales, cerebrales), que lo convierten en un ser sexuado, sólo en el proceso de socialización  en el transcurso de su vida; así el sujeto deviene una persona psicológicamente sexuada, con una individualidad única, que lo convierte  a la luz de sí mismo y de los otros, en una personalidad femenina o masculina.

Castro, P. L.  (2003) en su libro: Familia, sexualidad y educación, define a la ‘’educación de la sexualidad como el proceso que conduce la formación y desarrollo de la sexualidad, como configuración psicológica de la personalidad, promoviendo la apropiación activa por parte del ser humano de la cultura de la sexualidad construida en un contexto histórico social determinado’’ (7) , razón que permite a las autoras de este artículo,  asumir  la educación de la sexualidad desde la primera infancia, siendo un   tema que se investiga.

En  Cuba, atendiendo a las aspiraciones de su proyecto social, el modelo deseable se perfila en una sexualidad autónoma (libre, plena y responsable), sobre la base de la formación de la masculinidad o la femineidad sustentada en la equidad entre los sexos.

La educación de la sexualidad en los niños y niñas de la primera infancia.

Se ha dicho que la niñez es el último reducto de la investigación sexual por cuanto existen pocos datos fiables sobre la conducta social en estos años de formación.

¿Existe la sexualidad en la primera  infancia?

¿Deben las familias hablar con los niños y niñas sobre la sexualidad?

¿A partir de qué edad?

Desde el nacimiento del niño o niña, comienza la  formación de la personalidad y por tanto el desarrollo  psicosexual, y como parte de este, el complejo proceso de diferenciación sexual  socio psicológico, bajo la acción de los modelos sexuales que brinda la familia y la sociedad, desarrollándose así progresivamente las bases de la identidad genérica y la función del género, los cuales  tienen en los primeros años de vida su período sensitivo.

Del mismo modo los recién nacidos, varones responden de forma espontánea con señales de excitación física. Es común que los bebés tengan erecciones mientras la mamá los amamante, algunos padres se muestran alarmados en estos detalles y temen que sea un indicio  de anomalías o perversidades precoces, pero lo cierto es que la calidad y blanda proximidad  del cuerpo de la madre y el intensivo estimulo neurológico que compacta  la succión.

En las niñas lactantes sobreviene la lubricación vaginal, lo que indica que esta pauta no se limita a uno de los sexos (aunque la erección del pene es más visible y por ello más fácil de apreciar).

Signos similares de activación de los reflejos sexuales suelen presentarse al bañar al bebé, cambiarle los pañales o cuando los padres retozan con él.

Los niños y las niñas sienten curiosidad por todas las cosas  que tienen cerca, una de estas es su propio cuerpo, por eso se tocan para conocerse y porque le produce sensaciones de placer, observan el cuerpo de las demás personas  y harán preguntas sobre él. Es muy importante en estas edades  que las familias respondan con naturalidad y  sinceridad  todas las inquietudes  que manifiesten sus hijos, y que les permitan que los toquen.

Alrededor de los tres años se produce un momento crítico en el desarrollo del niño, surgiendo los niveles primarios de autoconciencia: el yo sistema, núcleo central a partir del cual reconforma la personalidad.

En estas edades tempranas existe una necesidad imperiosa de imitación por  parte de los infantes, de todo lo que  ven a su alrededor, de este modo conocen la realidad y se apropian de las formas de comportamiento socialmente establecida, comienzan un perfil de su identidad sexual masculina o femenina. Aparece una  incuestionable curiosidad hacia las partes del cuerpo, y la mayoría de los pequeños descubren con la estimulación genital sensaciones placenteras; primero juegan con sus genitales solitarios y después resurgen juegos como: “enséñame los tuyos y yo te mostraré los míos” o bien en los pasatiempos de doctores o enfermeras, además de frotarse el pene o el clítoris manualmente, hay niños que se estimulan restregándose con una muñeca, una almohada o cualquier otro objeto.

 

Referencias bibliográficas

Torres, M. Familia, unidad y diversidad. La Habana. Cuba: Pueblo y Educación; 2003, p. 19.
Palacio, J. H. Características psicológicas de la sexualidad en los preescolares. (Material impreso). La Habana. Cuba: Universidad de la Habana; 2000,  p.76.
CASTELLANO, B., GONZÁLES, A. Sexualidad y géneros. Una reconceptualización educativa en los umbrales del tercer milenio. (Tomo I).  Colombia: Editorial Magisterio; 1996
CASTELLANO, B. A. Sexualidad y géneros. Una reconceptualización educativa en los umbrales del tercer milenio. (Tomo II).  Colombia: Editorial Magisterio; 1996
GONZÁLES  HERNÁNDEZ, A. Hacia una sexualidad responsable y feliz. Documento Teórico Metodológico. La Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1997,  p. 2
GONZÁLES  HERNÁNDEZ, A. Hacia una sexualidad responsable y  feliz. Documento Teórico Metodológico. La Habana. Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1997, p.3
CASTRO ALEGRET, P. L. Familia, sexualidad y educación. La Habana. Cuba: MINED, UNFPA;   2003