Varona

No.59   Julio-Diciembre, 2014.    ISSN: 1992-82

Hablemos del lenguaje


Dr. Cs. Angelina Jacinta Roméu Escobar. Profesora Titular. Profesora Consultante. Profesora de Mérito. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Correo electrónico: angelinare@ucpejv.rimed.cu


Estimados lectores:

En esta ocasión vamos a referirnos al problema de la comprensión, que repercute de manera decisiva en la asimilación de los conocimientos. De manera general, consideramos que una persona comprende cuando es capaz de actuar, sentir o pensar de manera inteligente. Para algunos, la comprensión es una forma distintiva de competencia humana, que se manifiesta en la necesidad de atribuir significado a lo que vemos, oímos, leemos, sentimos o pensamos. En este complejo proceso, tratamos de establecer relación entre la información nueva, que adquirimos mediante la observación, la audición o la lectura y la que conservamos en nuestra memoria  a largo plazo (MLP), que guarda los saberes "sedimentados", que se han ido acumulando a lo largo de nuestra vida y que conforman nuestra cultura. Dichos saberes se recuperan cuando resulta necesario, y nos permiten establecer una confrontación con lo nuevo; pero si carecemos de ellos, eso nos obliga a buscar información.

En el proceso de comprensión de discursos intervienen  habilidades esenciales, que posibilitan la transformación de los signos (símbolos lingüísticos, íconos, etc.) en símbolos o representaciones mentales. Una persona ha comprendido  inteligentemente un texto cuando ha podido construir lo que van Dijk denomina un modelo de situación o representación mental de lo significado. Para ello:

  • Identifica los signos empleados por el autor.
  • Elabora inferencias a partir de sus propios saberes y lo que conoce sobre el tema o el autor.
  • Construye microproposiciones (juicios o ideas parciales que surgen en el proceso de comprensión).
  • Arriba a las macroproposiciones (ideas globales).
  • Construye el modelo de situación.

Pero la comprensión no concluye aquí. Además de comprender inteligentemente, es necesario que lo haga de forma crítica; es decir, se tome partido a favor o en contra de lo planteado por el autor y se demuestre su vigencia, a partir de su contextualización y aplicación creadora.