Varona

No.58   Enero-Junio, 2014.    ISSN: 1992-82

Principios para el desarrollo del proceso educativo de la sexualidad en los centros escolares y de la formación docente

Principles for the Development of Sex Education in the Educative Process of Schools and Pedagogical Science Universities

Dr C Alicia González-Hernández. Profesora Titular. Profesora Consultante. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Correo electrónico: hugoluis@cubarte.cult.cu

Recibido noviembre de 2013   Aceptado diciembre de 2013


RESUMEN

El desarrollo de las reformas educativas, en los países del orbe y la región, demanda, cada día más, la inserción de los procesos de educación de la sexualidad y el enfoque de género en los currículos de los centros escolares, a fin de propiciar el desarrollo integral y la preparación para la vida de infantes, adolescentes y jóvenes, así como para prevenir las problemáticas que, en su sexualidad, suelen presentar. Estas transformaciones solo se pueden lograr mediante la preparación inicial y continua de forma científica del personal docente, responsable de dirigir las acciones educativas de la sexualidad. En el presente trabajo se fundamenta un conjunto de principios metodológicos que favorecen el desarrollo de los procesos educativos de la personalidad y su esfera sexual en las instituciones escolares y de la formación docente.

PALABRAS CLAVE: educación, sexualidad, género, desarrollo humano.

ABSTRACT

The development of reforms in the education systems in the world and in the region, require each day a little more insertion  in the educative processes of sex education as well as gender focus in the curriculums of schools, with the purpose of allowing the integral development and preparation for life of infants, adolescents and youth, as well as preventing problems which can be present within their sexuality. These  transformations can only be done through the initial and continuous scientific preparation of the teacher responsible for the guidance of sex education in schools. This work is based on joint methodological principles which favor the development of educative process of the personality and its sexual spheres in schools and pedagogical science universities.

KEYWORDS: education, sexuality, gender, human development.


Introducción

La educación de la sexualidad, como parte del proceso de formación plena e integral del ser humano en las diferentes etapas de su vida, se ha convertido, más que nunca antes, en una prioridad para los gobiernos, las instituciones y entidades de cada país que trabajan por el logro de la trascendental tarea de preparar a las jóvenes generaciones para enfrentar los retos y las contradicciones del presente y el futuro, a nivel global. Tal prioridad, vigente de forma permanente en todos los contextos sociales, se ha hecho cada vez más crucial ante el incremento en todo el mundo de flagelos como las ITS/VIH/sida, los embarazos y la maternidad tempranas, los abortos, la mortalidad materna e infantil, la violencia de género y otros que afectan, en mayor o menor medida, la salud integral, la sexual y la reproductiva, la calidad de vida y el ejercicio de los derechos de los diversos grupos humanos; en especial, aquellos más vulnerables, como es la mujer de todas las edades, los adolescentes y los jóvenes de uno y otro sexo, las personas discapacitadas, de la tercera edad, etcétera.

El presente trabajo tiene como objetivo proponer un conjunto de principios o lineamientos cuya aplicación debe favorecer el diseño, la implementación, la evaluación e impacto de los procesos educativos sobre el desarrollo de la personalidad y su esfera psicosexual de forma integral, plena, sana y responsable en niños y niñas, hombres y mujeres de todas las edades, a la vez que propicie la prevención de los problemas de salud antes mencionados. La propuesta pedagógica que se recoge en este artículo es el resultado de más de dos décadas de experiencias científico-investigativas de la autora, desarrolladas por medio de la ejecución de proyectos realizados en Cuba y en otros países de la región y fue presentada en la Reunión Global de Educación de la Sexualidad, que se realizó bajo el auspicio del Fondo de Población para las Naciones Unidas, en Bogotá, en el año 2010.

Desarrollo

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX y el nacimiento de la presente centuria, se ha producido en la mayoría de los países del mundo, un incremento de las investigaciones en torno al perfeccionamiento de los procesos educativos de la personalidad en el contexto escolar y social, lo que ha permitido dar pasos de avance decisivos en el desarrollo de los enfoques y las prácticas formativas del ser humano en las diversas etapas de su vida. Como parte de estos estudios han proliferado, a su vez, aquellos relativos al desarrollo de la sexualidad y su educación, como vía de promover formas de vida, de desarrollo y de relaciones entre niños y niñas, hombres y mujeres de todas las edades cada día más sanas, responsables y enriquecedoras. No obstante, las investigaciones, en este sentido, realizadas en diferentes países de la región y en Cuba, si bien permiten constatar los avances alcanzados en el desarrollo de la educación de la sexualidad de la joven generación, a su vez comprueban la persistencia aún de factores de riesgo, como es la prevalencia, en el imaginario individual y social, de mitos, tabúes y prejuicios sexuales que son transmitidos de generación en generación e impiden el desarrollo de formas de comportamiento sexual sanos y responsables en los hombres y las mujeres de todas las edades que conforman los diversos grupos humanos.

En respuesta esta tendencia social histórica de mitificar y distorsionar la naturaleza real de la sexualidad humana, es importante, en el momento de diseñar e implementar los procesos de su educación, partir de la comprensión de su verdadera esencia como "…la dimensión de la personalidad que se construye y expresa, desde el nacimiento y durante toda la vida, a través del proceso de desarrollo de la masculinidad o feminidad, de aprender a ser hombre o mujer, lo que trasciende la relación de pareja para manifestarse en todo lo que la persona `es´ y `hace´ en su vida personal, familiar y social".(1) En consecuencia, desde los enfoques holistas, la educación de la sexualidad debe ser concebida como "…parte del proceso de formación integral de la personalidad, representa el fenómeno social de apropiación, por el ser humano, del acervo de la vida espiritual y cultural, en tanto propicia el desarrollo de conceptos, actitudes, sentimientos, valores y comportamientos en el hombre y la mujer sustentados en el amor, el respeto, la libertad y la responsabilidad ante la propia sexualidad y la ajena, que permiten fomentar estilos de vida equitativos y saludables".(2)

Por consiguiente, los procesos de perfeccionamiento de la educación de la personalidad deben comprender, el desarrollo de esta importante esfera de la vida en su indisoluble vínculo con la personalidad y, al mismo tiempo, tener muy presente que ella no debe ser asociada o reducida solo a las funciones reproductivas o erótico-afectiva, que se manifiestan en la relación de la pareja; en tanto, la sexualidad matiza y se expresa en todos los comportamientos y las situaciones de la existencia humana.

El papel fundamental de la educación de la sexualidad de infantes, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, en el logro de su salud y bienestar, ha sido enfatizado en múltiples foros científicos nacionales e internacionales realizados en los últimos 25 años. Al respecto, en la Reunión de Ministros de Educación y de Salud de América Latina y el Caribe, en México, en el 2008, se destaca que "…la sexualidad es una dimensión constituyente del ser humano que se expresa durante toda la vida. La niñez y la adolescencia son etapas significativas para potenciar su desarrollo (…) por lo que es necesario proporcionar una educación de calidad que incorpore la educación de la sexualidad como derecho humano y como estrategia para lograr la calidad de vida actual y futura”. (3)

Por más de tres décadas en países de la región, de manera progresiva, se han venido implementando políticas, regulaciones y estrategias de intervención que favorecen el desarrollo de los procesos de educación integral de la sexualidad por las vías formales y no formales. Sin embargo, estudios realizados en diversos contextos de América Latina y el Caribe, (4) se ha constatado que, incluso en las naciones en que ya existen programas instituidos oficialmente que sustentan las acciones educativas de la sexualidad de la joven generación en los centros escolares, con frecuencia estos procesos suelen chocar con obstáculos que limitan el logro de las formas de desarrollo de la personalidad y su esfera sexual aspiradas. Dichos obstáculos, están asociados a los factores que, en esencia, se describen a continuación:

La insuficiente incorporación de los contenidos de la educación de la sexualidad en su vínculo con el enfoque de género, en los currículos escolares de forma transversal descentralizada, que permita su adecuación a los requerimientos, demandas, prioridades y necesidades de cada estudiante, de los grupos, así como las derivadas de su contexto sociocultural.

La deficiente preparación de los metodólogos o asesores técnicos, de los directivos y del personal docente de los centros escolares para incorporar los contenidos de esta esfera de la educación en las asignaturas y el conjunto de las actividades formativas que favorecen el desarrollo de una sexualidad plena, sana, responsable y equitativa en el estudiantado.

La insuficiente incorporación de los contenidos de educación de la sexualidad y el enfoque de género en las asignaturas y las actividades de los currículos de las instituciones de la formación docente y, en particular, la deficiente preparación del profesorado de estos centros para preparar a los educadores en formación para asumir con éxito su rol de futuros formadores de la sexualidad de los infantes, los adolescentes y los jóvenes.

El enfrentamiento y la erradicación de estas limitaciones requieren de varios factores condicionantes. En primera instancia, que se emitan las políticas y regulaciones gubernamentales e institucionales que propicien el diseño y la implementación científica y efectiva de los contenidos de la educación de la sexualidad y el enfoque de género de forma transversal en todos los niveles de la enseñanza. Sin embargo, si bien este requisito es fundamental, por sí solo no condiciona los resultados esperados, en tanto se ha podido verificar que aun cuando se consigue el diseño de los currículos más avanzados en esta y otras esferas, estos no cumplen su función educativa hasta tanto no se logre la preparación científica de los educadores, personal responsable de dar vida a los contenidos curriculares por medio de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

En consecuencia, el éxito en la ejecución de los procesos educativos de la sexualidad en el ámbito escolar requiere que, simultánea o previamente, se introduzcan los programas de género, sexualidad y su educación en los currículos de la formación inicial y permanente de los profesionales de la educación en los centros normalistas y universitarios donde se capacita el personal docente. A su vez, el paso fundamental y primario, para lograr este resultado, está condicionado por la efectiva preparación, en este campo, de los formadores de formadores, personal encargado de dirigir el proceso de profesionalización de los futuros educadores. Sin embargo, según se verifica en diversas investigaciones, (5) el profesorado de las instituciones de la formación docente con mucha frecuencia no posee las competencias (conocimientos, valores y habilidades) requeridas para instrumentar, de manera científica y efectiva, los procesos de preparación para la vida sexual de los estudiantes que se forman en dichas instituciones.

Ante esta realidad, el mayor y más imperioso reto que deben afrontar prioritariamente los gobiernos, las instituciones, las entidades y las agencias nacionales e internacionales que inciden, directa o indirectamente, en el proceso de preparación científica del personal docente de cada país, es el de propiciar los procesos de capacitación efectiva de dicho personal para instrumentar con éxito la educación de la sexualidad de infantes, adolescentes y jóvenes.

Otra de las dificultades que suelen presentar los educadores para realizar de manera científica el proceso de educación de la sexualidad de la joven generación se deriva, en esencia, de la prevalencia aún de enfoques teóricos y metodológicos obsoletos de carácter autoritario, academicista y sexista, que ignoran o no responden a la diversidad de expectativas, necesidades y problemáticas de los educandos que las reciben, así como las de su contexto social. Estas formas deficientes e incluso nocivas, de intervención educativa sobre la personalidad y su esfera sexual que suele imperar, tanto en las instituciones de la formación docente como en los centros escolares, no solo obstaculizan su éxito, sino que pueden favorecer la potenciación de las dificultades y los problemas que en la vida sexual suelen presentar los niños, los adolescentes y los jóvenes de uno y otro sexo.

Tales dificultades se deben enfrentar y superar mediante la aplicación de enfoques integradores de  la sexualidad y su educación, en tanto esta "…constituye un factor clave del desarrollo sostenible, indispensable para lograr el bienestar, la salud y la calidad de vida, contribuyendo en gran medida a reducir las tasas de fecundidad y mortalidad, retrasar la edad del matrimonio, disminuir el tamaño de las familias, empoderar a las mujeres y las niñas, fomentar la equidad de género, la democracia y el ejercicio pleno de los derechos humanos universales y los derechos sexuales y reproductivos".(6) Solo mediante la transversalización en las instituciones escolares de la educación de la sexualidad sobre  la base de los enfoques de género, derechos y diversidad, se logra la formación de los conceptos, las actitudes, las habilidades y los comportamientos que requieren los educandos para desarrollar formas de vida y de relaciones cada día más sanas, plenas, responsables y enriquecedoras de sí, los otros y del contexto social en que viven.

Desde esta perspectiva, el desarrollo de nuevas formas de educación integral de la personalidad y su esfera psicosexual en los centros escolares, en su vínculo indisoluble con los diversos agentes socializadores de la comunidad, resulta una prioridad en el camino hacia el logro de formas más justas y equitativas de relaciones humanas. Este camino conducirá al fin perseguido, en la medida en que se logre que la escuela se convierta en una institución dinámica, en constante desarrollo y transformación, abierta a los cambios sociales de todo orden, que dé respuesta a las problemáticas, los retos y necesidades de la propia institución, del estudiantado y de su contexto en el marco de una sociedad educadora,(7) en la que se genera una sinergia que potencia formas de desarrollo humano y social sostenibles, enriquecedores de los diferentes grupos poblacionales que conforman la sociedad, en especial de aquellos más vulnerables y marginados como son las féminas, los adolescentes, los jóvenes y las personas de la tercera edad.

Esta concepción de una nueva escuela que abra sus muros a la comunidad y atienda las necesidades y las demandas derivadas de la diversidad humana, sexual, grupal, sociocultural, ambiental y de toda índole, solo se puede gestar a través de una concepción renovadora de la dinámica que se establece en el vínculo entre la institución escolar, la familia y la comunidad toda. Dinámica que debe fructificar mediante la sensibilización y la preparación para los procesos educativos, del personal implicado en él, que abarca a los decidores y asesores metodológicos de las diversas instancias de los ministerios de educación y a los directivos, así como el profesorado, de los centros escolares, los que, en su vínculo con la familia y la comunidad, resultan clave para lograr las transformaciones en las concepciones y las prácticas educativas que se requieren para promover las formas de desarrollo en la joven generación, que la prepare para asumir su rol de constructores activos de un futuro mejor, más justo y equitativo para todos los seres humanos sin distinción.

Este objetivo se debe alcanzar, en primera instancia, a través de un nuevo enfoque para el desarrollo de las reformas educativas en los centros de la formación inicial y permanente del profesorado, lo que implica y a la vez trasciende, el diseño y desarrollo del currículo de dichos centros, al poner en un primer plano la preparación científica y efectiva de los formadores de formadores, a fin de propiciar que este personal esté en óptimas condiciones para desarrollar en el estudiantado las competencias que les permiten asumir, de forma exitosa, su función de educadores de la personalidad y su esfera sexual de infantes, adolescentes, jóvenes.

La importancia de la realización de cambios radicales en los centros docentes se recogió en la Reunión Ministerial sobre Educación de la Sexualidad y Prevención del VIH, en México, en el 2008, en la cual en el Acuerdo 3.5, se destacó la necesidad de "…evaluar los programas de educación existentes en nuestros países durante el 2009 y 2010 para identificar el grado en que se incorporan e implementan los contenidos de educación integral de la sexualidad en el currículo de todos los niveles y modalidades educativas que sea competencia de los Ministerios de Educación".(8) Esta meta solo se hará realidad por medio del cambio de los enfoques, los métodos, contenidos y prácticas en los procesos de formación de los profesionales de la educación para lo cual, a su vez, en el Acuerdo 3.15 de dicha reunión se hace énfasis en la importancia de "…revisar, actualizar y reforzar la capacitación del personal docente desde la formación magisterial hasta la de los maestros en activo (…) el 2015 todos los programas de formación y actualización magisterial, bajo la jurisdicción de los Ministerios de Educación, hayan incorporado los contenidos de educación integral de la sexualidad".(9)

En este cónclave se enfatizó, a su vez, la importancia de que en las reformas educativas emprendidas en cada país se integren la educación sexual y el enfoque de género en los currículos de los centros de la formación docente y en las instituciones escolares, lo cual tiene como premisa fundamental el establecimiento de nuevos enfoques teóricos y metodológicos de carácter holistas, integradores, participativos e inclusivos que involucren, comprometan y movilicen a maestros y profesores con los procesos de transformación de los currículos, de la dinámica escolar, así como los vínculos escuela-familia-comunidad. Los enfoques holistas de educación, imperantes de forma generalizada entre teóricos de la región y el orbe, constituyen un paso decisivo para la formación de modos de desarrollo, de vida y de relaciones humanas cada día más plenos, justos, equitativos y enriquecedores. Modos de vida que se deben gestar, en primera instancia, en los propios educadores en su condición de modelo a seguir por los estudiantes en el ámbito escolar, familiar y social.

Los enfoques conceptuales y metodológicos integradores fundamentados tienen, como fin, el desarrollo de formas de educación de la personalidad y la sexualidad integrales e inclusivas, verdaderamente enriquecedoras de los estudiantes y su contexto, como vía para la construcción y el desarrollo de capacidades en la preparación del personal docente, tanto en el marco de los centros, en los que dicho personal se forma, como en las instituciones escolares en que deben asumir la importante tarea de dirigir la formación integral de la joven generación. Tales enfoques aportan una plataforma que se sustenta en un sistema de lineamientos o principios metodológicos que permiten comprender y dar respuesta a las interrogantes relativas a qué se aspira formar, el porqué, el para qué y, en especial, el cómo o las vías más efectivas para lograr las transformaciones humanas y sociales que se desea alcanzar mediante los procesos educativos.

Los principios que se proponen en este trabajo son el resultado de las diversas asistencias técnicas realizadas por la autora -en su condición de miembro del Roster de Consultores de las Naciones Unidas- en proyectos científicos desarrollados en países de la región: Cuba 1997 y 2010; Guatemala, 2002; México 2005; Panamá 2006-2007; El Salvador, 2012 y otros.(10-15) Tales principios, que se explican a continuación, sin pretender abarcar todos los requerimientos metodológicos, ni darle un carácter absoluto, establecen los requisitos esenciales a tener en cuenta en el curso del perfeccionamiento de los procesos educativos de la personalidad y su esfera sexual.

Principio de la integralidad o el carácter sistémico, holístico, de la educación: fundamenta la necesidad de concebir la educación de la personalidad y su esfera sexual con su respectivo enfoque de género como un eje transversal que se debe insertar en el sistema de influencias formativas

mediante la introducción de los objetivos y los contenidos relativos a la sexualidad y su educación de forma sistémica en todas las asignaturas, las disciplinas y las actividades que conforman el currículo escolar. Este principio posibilita superar la tendencia generalizada a la atomización, fragmentación de los contenidos y actividades del currículo a partir de áreas o esferas aisladas, inconexas y, a su vez, la hiperbolización de lo instructivo que no le brinda suficiente atención al desarrollo de los procesos afectivo-motivacionales encargados de movilizar, dinamizar y sostener las conductas de la personalidad y cada una de sus esferas, entre las que se inserta, como un todo indisoluble, la sexual.

Principio de la adecuación de la educación a las necesidades, demandas y expectativas de las personas, los grupos implicados y su contexto social: el diseño de estrategias formativas dirigidas al desarrollo de conocimientos, valores, actitudes, habilidades y modos de conducta de la vida sexual de los individuos y grupos beneficiarios se debe adecuar a las necesidades, problemáticas y prioridades diagnosticadas en estos, su familia y su medio social. Cuando los procesos educativos atienden y dan respuesta a los requerimientos y las expectativas de los educandos se puede lograr un incremento de su motivación y su compromiso con su propio desarrollo al movilizar los procesos que sustentan los cambios requeridos, así como el mejoramiento permanente de sí, de los otros y de su entorno mediante la gestación progresiva de los modos de conducta sexual adecuados, además de la erradicación de los obstáculos generados por los mitos, prejuicios, estereotipos sexuales que suelen transmitir las agencias socializadoras. Este principio se sustenta en el diseño de los procesos de intervención educativa a partir del diagnóstico de las Necesidades Básicas de Aprendizaje (NEBAS).(16)

Principio de la centralización y descentralización de los procesos de diseño y desarrollo curricular: este principio fundamenta que, para desarrollar el proceso de inclusión transversal de los objetivos, los contenidos y las actividades de la educación de la sexualidad con el respectivo enfoque de género en el currículo escolar, dichos contenidos deben diseñarse y desarrollarse atendiendo a las necesidades, las demandas y las prioridades de cada instancia social, las que transitan de lo general a lo más singular; es decir, desde lo que requiere la sociedad como un todo común, hasta lo que demanda cada grupo e individuo dado y su contexto social inmediato. Desde esta perspectiva, se recomienda que el diseño de las estrategias de intervención educativa que se desarrollaran en cada institución escolar se estructuren, en primera instancia, a partir de las necesidades y los requerimientos del modelo de ser humano, de ciudadano que se aspira a formar (nivel macrosocial) en una sociedad dada. A su vez, dichos contenidos curriculares deben ser descentralizados y adecuados, por la directiva y el profesorado de cada centro docente, a las necesidades de la comunidad educativa, compuesta por el personal docente, el estudiantado, la familia y el contexto en el que está enclavada la institución escolar (nivel mesosocial) y, en última instancia, cada educador ha de elaborar e implementar sus acciones formativas y de aprendizaje para cada clase y actividad docente y extradocente en las diversas disciplinas, asignaturas y las acciones educativas, atendiendo a las necesidades y las particularidades singulares, diversas, inherentes a cada grupo, a cada estudiante y a su contexto familiar-social específico (nivel microsocial).

Principio de la inter e intrasectorialidad y constitución de redes sociales: en él se fundamenta que las influencias educativas que se despliegan sobre la personalidad y su esfera sexual se deben ejercer de forma armónica, sistémica, por medio de todos los agentes socializadores de la comunidad y de la sociedad en general; en tanto, cada uno desempeña un papel importante en el proceso de desarrollo humano, a partir de sus particularidades y de sus vías de acción peculiares, así como de la calidad del vínculo que establece con las restantes instituciones o entidades. Para lograr que este principio se cumpla, es importante partir del postulado de que las acciones educativas que ejerce cada agencia socializadora, no sustituye el impacto de las restantes, sino que deben actuar de manera complementaria, articulada armónica e integral y, la vía más efectiva de lograrlo, es a través de la constitución de alianzas y redes entre todas y cada una de las entidades e instituciones que actúan, por medio de las vías formales y no formales que intervienen en los procesos educativos. La aplicación efectiva de este principio en la praxis, se recomienda que el establecimiento y el desarrollo de las redes sociales entre las diversas agencias educativas interactuantes se efectúe mediante la determinación de una entidad rectora, encargada de propiciar coordinar, articular y desarrollar, de forma armónica e integral, las diversas influencias formativas que realiza cada una de las  instituciones implicadas, atendiendo a su dimensión singular y, a la vez, a su indispensable acción complementaria con las restantes.

Principio de la coeducación y la equidad de género: este principio parte de considerar el género - patrón social de masculinidad y feminidad-, como una categoría de análisis que facilita visualizar, enfrentar y superar las relaciones asimétricas, jerarquizadas de poder, discriminación y violencia entre los hombres y las mujeres que conforman los diversos grupos humanos, en tanto posibilita develar las brechas de género; es decir, las diferencias que, por razones de sexo tienen las personas de lograr el acceso a los recursos de la vida espiritual y material de cada cultura. Desde esta perspectiva, el enfoque de género constituye la herramienta fundamental para promover, a través de la educación escolar y de todas las agencias socializadoras de la comunidad, formas de desarrollo y de convivencia entre niños y niñas, hombres y mujeres de todas las edades y contextos, sustentados en el respeto, la cooperación, la equidad e igualdad de posibilidades y oportunidades en la vida personal, familiar, de pareja y social, sin discriminación de índole alguna.

Principio de la diversidad, la unidad y equidad: en él se fundamenta la importancia de sustentar las acciones educativas en el respeto, la aceptación plena y el cultivo de las diferencias o particularidades esenciales, intrínsecas derivadas de la identidad de índole humana, personal, sexual, etaria, sociocultural, étnica, o de otra, que son inherentes a los diversos seres y grupos humanos y su contexto socioambiental, identidad esta que le aporta su singularidad. A su vez, este principio ayuda a comprender que, las diferencias de distintas órdenes que caracterizan y distinguen a diversas personas, grupos, comunidades, naciones y contextos socioculturales, no implican ni justifican formas de superioridad, discriminación, divergencias o contraposición alguna entre estos. Por el contrario, deben constituir fuente de relaciones humanas y socioculturales basadas en la afinidad, la armonía y la paridad, formas de interacción que se desarrollan por medio de procesos educativos sustentados en una Pedagogía de la Diversidad y la Equidad.(17) El valor de este enfoque pedagógico y de las acciones educativas desarrolladas sobre la base de él, radica en que posibilita, en primera instancia, la identificación, el conocimiento y la apreciación justa de la identidad personal-social de cada ser y grupo humano, al mismo tiempo que favorece la búsqueda, y el desarrollo de las semejanzas y afinidades que los une a través del establecimiento de relaciones interpersonales basadas en el respeto, la cooperación, la equidad y solidaridad.

Principio del respeto y ejercicio de los derechos humanos universales, sexuales y reproductivos: en él se fundamenta que los procesos educativos deben diseñarse e implementarse mediante acciones formativas sustentadas en los enfoques humanistas que contrarresten y superen el sexismo, el androcentrismo, la homofobia y toda forma de discriminación o violencia por razones de edad, sexo, género, credo, origen étnico cultural o de otra índole, que limitan el desarrollo humano y generan la violación de los derechos universales y, en particular, los sexuales y reproductivos de las diversas personas y grupos, en especial de aquellos más vulnerables como son las niñas, los niños y las mujeres de diversas edades, los adolescentes, las personas con discapacidad, de la tercera edad u otros. Este principio permite destacar la importancia de que todo proceso de intervención educativa incluya entre sus objetivos el brindar una atención diversificada, específica y profunda a los grupos humanos más desfavorecidos, ya que estos suelen ser los que se convierten en objeto de las más profundas formas de discriminación y, por tanto, requieren ser aventajados por acciones educativas que promuevan modos de desarrollo y de relaciones interpersonales sustentadas en la equidad, la paz y la justicia social que posibilitan el ejercicio de los derechos universales y sexuales de todo ser humano, sin excepción alguna.

Principio de la multidisciplinariedad, trans e interdisciplinariedad: en él se fundamenta que los procesos educativos de la personalidad y cada una de sus esferas, en particular la sexual se desarrollan de forma progresiva, permanente, a partir de los aportes teóricos, metodológicos y del accionar en la praxis que le brindan las diversas ciencias y disciplinas que, desde su objeto particular de estudio y sus vínculos sistémicos, tributan al enriquecimiento progresivo de las ciencias de la educación y, a través de estas en su conjunto, al desarrollo humano y social. Este principio permite comprender la importancia de aplicar, desde un enfoque sistémico intra, trans e interdisciplinar, los aportes de cada una de las ciencias que tributan al desarrollo de los procesos de educación, como vía fundamental para favorecer las formas de desarrollo y de convivencia humana cada día más sanas, armónicas, plenas, equitativas y competentes que preparan a la joven generación para enfrentar con éxito los retos y las problemáticas de su vida personal, de pareja, familiar, social y laboral futura. El avance del proceso de inserción transversal de los contenidos de la educación de la sexualidad y el enfoque de género en todas las disciplinas, asignaturas, y actividades del currículo escolar, desde una perspectiva científica e integradora, solo se logra estableciendo los nexos entre dichos contenidos y los de cada una de las ciencias que sustentan las asignaturas que se imparten, así como de estas entre sí, en una doble relación; la horizontal, que implica establecer los vínculos intra e interdisciplinar entre las materias de cada grado y; la vertical, que requiere que, a su vez, se alcance este vínculo entre las disciplinas y materias a lo largo de los diversos grados. No obstante, el primer paso para la aplicación de este principio, debe ir dirigido al perfeccionamiento de los procesos de formación inicial y permanente de los profesionales de la educación, personal responsable de lograr, en la praxis educativa, el vínculo integrador entre las diversas disciplinas que supera las concepciones educativas reduccionistas, unilaterales, atomizadas que limitan su impacto.

El principio de la vinculación del estudio, la actividad docente y extradocente con la vida y la actividad laboral: el desarrollo de una sexualidad sana, armónica e integral, como parte de la personalidad de cada ser humano, alcanza sus más profundos niveles cuando el educador es capaz de propiciar que sus alumnos comprendan el nexo y la aplicación de los contenidos recibidos en los procesos de aprendizaje y educativos con la satisfacción de sus necesidades, sus expectativas a la vez que los prepara para enfrentar con éxito las diversas situaciones y problemas que tiene en su vida cotidiana. El logro de este importante paso tiene como premisa la preparación inicial del personal docente para dirigir con efectividad el desarrollo de la personalidad y su esfera sexual en las jóvenes generaciones, lo que implica la vinculación de los contenidos y las actividades educativas con las experiencias y las problemáticas derivadas de la práctica docente, espacio en el que el estudiantado puede aplicar y enriquecer lo aprendido en su trabajo, en el contexto escolar a través de sus relaciones con los alumnos y su medio social.

Principio de la sensibilización, capacitación y participación comprometida del grupo gestor de los procesos de educación: este principio fundamenta que el diseño e implementación de las políticas y los procesos de educación de la personalidad y su esfera sexual en la joven generación en cada país, institución y contexto social, debe estar precedido por la conformación del denominado grupo gestor, constituido por el personal procedente de todas aquellas instituciones y entidades claves de la región o comunidad en la que se ubican los centros escolares y de salud que desarrollarán las acciones formativas y preventivas en la vida sexual de infantes, adolescentes y jóvenes. La adecuada selección, sensibilización y preparación de este grupo es trascendental para el éxito de los procesos de educación de la sexualidad; en tanto, sus miembros deben cumplir funciones fundamentales como decidores, promotores, multiplicadores de formas de desarrollo y de relaciones sexuales sanas, responsables y equitativas en los educandos de las diversas edades que se forman en el contexto escolar y social y, para lograrlo, resulta necesario que se les capacite mediante talleres, cursos u otras modalidades que les posibilite alcanzar los niveles de sensibilización y preparación y los ayude a asumir con un profundo compromiso, un alto nivel de participación y de calidad, su intervención directa o indirecta en las acciones educativas. La constitución y la preparación del grupo gestor, en su rol multiplicador, son fundamentales para construir capacidades y para contribuir al éxito y la sostenibilidad de los programas y proyectos de educación de la personalidad y su esfera sexual en el marco de las reformas educativas; por ello, la calidad de la preparación de este personal es decisiva en el logro de las transformaciones de las concepciones y los comportamientos prejuiciados de los diversos grupos y estratos de cada sociedad que tratan de frenar, impedir o de distorsionar las acciones formativas de la sexualidad en los currículos y procesos educativos escolares y en otras instituciones de la sociedad.

Los programas y estrategias de intervención educativa de carácter integral, holista que sustentan los enfoques y principios fundamentados a lo largo de este trabajo favorecen el desarrollo científico de los procesos educativos de la personalidad y su esfera sexual instrumentados en los centros escolares, de formación docente y en otras instituciones; en tanto, contribuyen a la preparación científica del personal docente, así como de otros agentes socializadores que desempeñan un rol fundamental en el logro de las formas de vida y de relaciones en niños y niñas, hombres y mujeres de todas las edades y contextos cada día más plenas, justas, equitativas. Formas de vida que favorecen el éxito de la salud, la calidad de vida y el ejercicio de los derechos universales, sexuales y reproductivos de los diversos grupos humanos; en especial, los más desfavorecidos como las féminas, los adolescentes, los jóvenes y otros.

Es en este sendero, trazado y desbrozado por la educación, por el que deben transitar todos los  seres humanos sin distinción por razones de sexo, género, edad, cultura u otra condición; en tanto,  en él se encuentran las vías más promisorias y sólidas para construir un mundo más democrático y plural, en el que predomine la armonía, la paz, la equidad y la justicia social a favor de todos por  igual, meta en la que los educadores desempeñan un papel decisivo, pues su aporte "…es esencial para preparar a los jóvenes, no solo para que aborden el porvenir con confianza, sino para que ellos mismos lo edifiquen de manera resuelta y responsable".(18)

Conclusiones

Los procesos de diseño, desarrollo y evaluación de los programas y los proyectos curriculares que, como parte de las reformas educativas, se realizan a nivel global y en esta región con la finalidad de promover maneras más sanas y enriquecedoras de desarrollo de la personalidad de la joven generación, deben insertar la educación de la sexualidad y el enfoque de género de forma transversal como vía de incrementar la calidad, la efectividad y el grado de inclusión de estos procesos a favor del logro de formas de desarrollo humano y social sostenibles.

La preparación inicial y continua del personal docente para el desarrollo científico y efectivo de los procesos de educación de la sexualidad de las jóvenes generaciones resulta fundamental para lograr el éxito de las acciones formativas y socializadoras que se implementan en el ámbito escolar y comunitario.

El sistema de principios metodológicos propuestos para el diseño y el desarrollo de la educación de la personalidad y su esfera sexual en el ámbito escolar y de la formación docente ha sido concebido e instrumentado, de forma parcial, con buenos resultados en diversos proyectos de educación de la sexualidad implementados en países de América Latina y el Caribe, lo que amerita su aplicación contextualizada en otros entornos sociales diversos.

 

Referencias

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