Varona

No.58   Enero-Junio, 2014.    ISSN: 1992-82

Condiciones y exigencias para el reconocimiento de las escuelas cubanas de pensamiento y acción

Conditions and Requirements for the Recognition of the Thoughts and Actions of Cuban Schools

Dr C Rolando Esteban Buenavilla Recio. Profesor Titular. Profesor Consultante. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Correo electrónico: rolandobr@ucpejv.rimed.cu

Recibido octubre de 2013   Aceptado diciembre de 2013


RESUMEN

Mediante la utilización de criterios autorizados de diferentes autores nacionales y el resultado de la implementación de varias escuelas cubanas de pensamiento se esbozan las condiciones y exigencias para el reconocimiento a nivel nacional de tales escuelas; se establecen las condiciones para el reconocimiento de las escuelas cubanas de pensamiento. Se brindan algunos argumentos de la necesidad de develar el sostenido trabajo acometido durante décadas por profesionales cubanos de diferentes áreas del conocimiento, que han dado como resultado la existencia de varias escuelas de pensamiento y acción, que contribuyen a enriquecer la cultura cubana en su sentido más amplio.

PALABRAS CLAVE: escuela cubana, escuela cubana de pensamiento, constitución de una escuela.

ABSTRACT

Through the usage of authorized criteria of different national authors and the result of the implementation in several Cuban schools of thought the conditions and requirements are outlines for the national recognition of said schools; the conditions for the recognition of Cuban schools of thoughts are established. Some arguments are brought forth bearing the necessity of disclosing the sustained work done for decades of Cuban professionals in different areas of knowledge, which have furnished as a result several schools of thought and action which enrich Cuban culture in the broadest of sense.

KEYWORDS: Cuban school, Cuban school of thought, constitute a school.


Introducción

En el ámbito nacional, transcurridas las tres primeras décadas de la Revolución Cubana, el tema de escuelas de pensamiento ha merecido la atención de la prensa nacional y de algunos autores- protagonistas, a partir más que de divulgar los resultados alcanzados por determinados grupos, mediante un trabajo sistemático, colectivo, que privilegia la identidad nacional, que del propósito explícito de establecer cánones teóricos.

En el país, se suele reconocer la existencia de la  escuela cubana de retinosis pigmentaria, fundada  por Orfilio Peláez Molina (1923-2001), la escuela cubana de ortopedia o cirugía ortopédica, que encabeza Rodrígo Álvarez Cambra, entre las ciencias médicas; la escuela cubana de ballet, que se identifica con la obra de Alicia Alonso, en la danza; la escuela cubana de guitarra asociada al nombre de Jesús Ortega, en el campo de  la música; la escuela cubana de boxeo, que lidera Alcides Sagarra,  la escuela cubana de judo, del profesor Ronaldo Veitía, entre los deportes y la educación física. En la prensa periódica se menciona con frecuencia la existencia de la escuela cubana de piano, escuela cubana de coros, a la par que es tal la magnitud de la obra desarrollada en la formación de profesionales de la salud que se habla a menudo de una escuela cubana de medicina o escuela cubana de formación de médicos.

Mientras que determinadas escuelas de pensamiento son reconocidas, tal vez, solo por los profesionales y especialistas más afines al campo del conocimiento específico de que se trate, con la escuela cubana de ballet ha ocurrido un fenómeno particular: es tal la acogida por grandes masas de espectadores, que su identificación con esta manifestación danzaria lleva implícito el reconocimiento de la escuela cubana de ballet. En esta apreciación no se puede dejar de distinguir la  enorme influencia educativa que ejercen las manifestaciones artísticas en la población, unido, en el caso del ballet, al liderazgo de los "Alonsos".* Esto significa, en sentido general, que los espectadores de ballet no suelen confundir la escuela de ballet donde los jóvenes se apropian no solo de conocimientos del arte danzario, sino también de elementos imprescindibles de instrucción general, como la historia nacional y la geografía de Cuba, amén de sólidos conocimientos de música, escenografía, historia del arte, etc., con la escuela cubana de ballet, que es el resultado de una formación artística con un determinado estilo y una forma peculiar en que se presentan los clásicos, la forma de pantomima del ballet. Y todos se deben alegrar de que grandes masas de individuos hayan elevado su nivel cultural hasta ser capaces de distinguir el contenido de una escuela de pensamiento y acción.

Este artículo se propone hacer un breve recorrido histórico sobre la formación de diferentes escuelas  de pensamiento, de forma tal que con esos argumentos los profesionales de distintas áreas, sean capaces de valorar la importancia para el país de penetrar en el estudio de las  ya  numerosas  escuelas cubanas de pensamiento, que en su seno no solo llevan la impronta de destacadas personalidades talentosas y creativas, sino también la suma de muchos factores aportados por las transformaciones socioculturales, científico-tecnológicas e ideopolíticas de la Revolución Cubana.

Desarrollo

Un referente histórico: las escuelas filosóficas de la Grecia antigua

Se ha generalizado tomar como referencia las escuelas filosóficas surgidas en la Grecia Antigua al incursionar en el concepto de escuela de pensamiento. Los más connotados pensadores griegos creaban una doctrina que usualmente era acogida por un grupo de discípulos o seguidores quienes sostenían, propagaban y desarrollaban los fundamentos de la doctrina de ese filósofo. Por ejemplo, Sócrates (469-399 a.n.e.), cuya doctrina marcó el viraje del naturalismo materialista al idealismo, vivió en Atenas, donde tuvo numerosos discípulos, entre ellos Platón, Antístenes, Aristipo y otros. Las tesis fundamentales de Sócrates adquirieron ulterior desarrollo en las escuelas socráticas de Megara, Élida-Eritrea y Cirene.

Platón (427-347), fundador del idealismo objetivo, creó una escuela, cerca de Atenas, que llamó Academia, cuyos continuadores la mantuvieron durante cientos de años hasta nuestra era. Comenzó su labor literaria escribiendo pequeños diálogos dedicados a las categorías éticas. Entre sus obras figuran La República, El Sofista, Parménides y un extenso diálogo llamado Las Leyes. La doctrina filosófica de Platón abarcó múltiples cuestiones: el ser, el Universo y su origen, el alma y el conocimiento, incluido el matemático, la sociedad, la división del trabajo, la educación, el arte, etc.  Para explicar el "ser", desarrolló la teoría de la existencia de las formas incorpóreas de las cosas, llamándolas "especies" o "ideas" e identificándolas con el ser. Según él, las ideas son eternas, no surgen ni se destruyen, son absolutas y no dependen del espacio ni del tiempo. Las cosas sensoriales son pasajeras, relativas, dependen del espacio y el tiempo.

A Aristóteles (384-322), filósofo fundador de la ciencia de la lógica y de una serie de ramas del conocimiento especial, Carlos Marx lo llamó el pensador más grande de la antigüedad; a los dieciséis años ingresó en la Academia que dirigía Platón, durante veinte años fue su discípulo; a la muerte de   su maestro, en compañía de otros condiscípulos, se alejó de Atenas. En el año 335 regresó a Atenas   y fundó su propia escuela, llamada Liceo. Sometió a crítica la teoría platónica de las formas incorpóreas ("ideas"), pero no pudo superar completamente el idealismo platónico, oscilando entre el idealismo y el materialismo. En filosofía, Aristóteles distinguía: la parte teórica: doctrina del ser; la parte práctica: sobre la actividad humana, y la parte poética: sobre la creatividad. Reconocía cuatro causas: 1) la materia; 2) la forma (esencia del ser); 3) el comienzo del movimiento y 4) la finalidad. El Liceo se conoció también como Escuela peripatética, porque el maestro enseñaba paseando con sus alumnos (peripathos) por el jardín. Allí enseñó durante trece años, gozando de gran fama. Después    de Aristóteles existieron tres escuelas: la escuela estoica, la escuela epicúrea y la escuela escéptica.

La escuela estoica: los estoicos dividieron la filosofía en tres partes: lógica, física y ética. Su teoría del conocimiento y su física eran materialistas. Para ellos, las representaciones son huellas que dejaron en el alma los objetos. Todo lo real es corpóreo, incluido Dios y el alma. Su ética se basaba en vivir conforme a la naturaleza. Su lema era: "Soporta los males y abstente de hacerlos". Los estoicos concebían a la humanidad como una gran ciudad, que vivía en armonía con la ley. La palabra estoicismo ha venido a significar "saber soportar todos los avatares de la vida sin doblegarse ante ellos". El fundador de la escuela fue Zenón de Kitium.

La escuela epicúrea fue fundada por Epicuro (341-270 a.n.e.), quien prosiguió la tradición del materialismo de Demócrito. Contra la doctrina de Epicuro se levantó la escuela de los estoicos.

La escuela escéptica fue una corriente de pensamiento que expresaba dudas sobre la veracidad del conocimiento. El escepticismo conducía a la abstención de todo juicio; no afirmaba ni negaba, y todo lo declaraba problemático, sin arraigar en convicciones. Los partidarios de esta escuela afirmaban que el sabio debía ser indiferente a las pasiones, la alegría o el dolor.

Se ha incursionado en pasajes de la historia de la filosofía y la aparición de las escuelas filosóficas  para dejar sentada dos ideas: primera: en Grecia antigua estas escuelas de pensamiento no se identificaban necesariamente con las escuelas de instrucción general, como las escuelas  de  gramática, que enseñaban a los educandos a leer, escribir y contar; como la escuela de citarista, en que se ofrecía instrucción literaria y educación moral: el niño  estudiaba música, canto y declamación, se leían pasajes de La Ilíada y de La Odisea; a la edad de trece o catorce años, los niños pasaban a una institución llamada palestra (escuela de lucha), donde practicaban un sistema de ejercicios físicos llamados pentatlón. Segunda: las escuelas de pensamiento se conformaban alrededor de las ideas, concepciones o doctrinas de un filósofo, reconocido como un maestro por sus seguidores o discípulos, quienes apoyaban, defendían y propagaban sus planteamientos, en vida del maestro o después de su muerte; del seno de tales escuelas podían surgir, uno o varios maestros, que desarrollaban su propia doctrina, creaban una nueva escuela y nuevos discípulos.

Tanta ha sido la influencia dejada por la filosofía griega que en la actualidad persiste la idea de que solo los movimientos teóricos pueden dar lugar a la creación de escuelas de pensamiento. Surge la interrogante: ¿en las escuelas de combates o en la escuela cubana de percusión, puede mantenerse solo la denominación de escuelas de pensamiento?

Extensión del concepto escuela a diferentes ramas del conocimiento

En épocas posteriores, el concepto de escuela se extendió a otras ramas del conocimiento: la literatura, la música, las artes, la arquitectura, la economía, la sociología, la psicología, entre otras. A partir de estas ramas suelen darse diferentes definiciones de lo que es una escuela:

A veces la escuela es identificada por el nombre de una publicación como la Escuela de los Annales, en Historia, que parte de la fundación, por Marc Bloch y Lucien Febvre, en 1929, de los Annales d'histoire économique et sociale. Un proyecto que, en el momento de su concepción original, en 1921, estaba muy conscientemente orientada a sustituir la entonces declinante historiografía alemana por la que vino finalmente a radicarse después dentro del espacio cultural francés,(1) que instaura las nuevas ramas de la historia económica y de la historia social, con el propósito de renovar la historiografía en Francia, y que en definitiva revoluciona la teoría de la historia.

La escuela puede partir del ambiente propicio que crea una institución, como la Escuela de Chicago que toma el nombre de la universidad y ciudad del mismo nombre, donde se ha desarrollado una fuerte corriente de pensamiento económico, o la célebre Escuela de Frankfurt, cuyos promotores se nucleaban en el Instituto de Investigaciones Sociales de Frankfurt.

También puede tomar el nombre del promotor de una doctrina, como la Escuela Keynesiana, en economía, originada por las ideas de John Maynard Keynes, cuyo pensamiento dio lugar a la Escuela de la CEPAL. En otras ocasiones, la escuela toma el nombre del fenómeno que trata de fundamentar, la Escuela Surrealista o escuela del surrealismo, que intenta expresar el pensamiento puro con exclusión de toda lógica o preocupación moral. Esta escuela tiene sus seguidores en varias manifestaciones artísticas.

En Literatura y en Arte se designa como escuela el conjunto de caracteres comunes que distinguen   las obras de una época de las demás: escuela romántica, escuela clásica. En Plástica se considera escuela el conjunto de artistas notables nacidos o establecidos en un país; por ejemplo, escuela francesa, que incluye a todos los pintores franceses, con independencia de las orientaciones y la técnica que siguen. También la escuela puede asumir al movimiento intelectual y artístico que motivó su florecimiento, como escuela del Renacimiento, escuelas helenísticas, escuela alemana, escuela española, escuelas de los Países Bajos, escuelas italianas, entre otras.

Necesidad del reconocimiento de las escuelas cubanas

En Cuba, el historiador Torres-Cuevas E saca a la luz el concepto de escuela con el sentido filosófico que se anuncia al inicio de este trabajo. Fue José de la Luz Caballero quien definió la escuela vareliana, portadora y constructora de la idea cubana en activa labor patriótica: "...nos proponemos fundar una escuela filosófica en nuestro país, un plantel de ideas y sentimientos, y de métodos.  Escuela de virtudes, de pensamientos y de acciones; no de expectantes ni eruditos, sino de activos y pensadores”. (2) Esta escuela cubana, que une virtudes, sentimientos, pensamiento y método, no es para la autocomplacencia de eruditos, sino para crear hombres que piensan -y piensan bien porque tienen método- cuya realización es la acción directa para cambiar la realidad.

Esta es la escuela de Varela, Luz y Martí. Es el método de la escuela cubana de pensamiento y acción, el que explica la frase de Luz y Caballero sobre Varela: mientras se piensa en la Isla de Cuba, se pensará en "...quien nos enseñó primero en pensar".(3) Lo que expresó es un problema conceptual; antes de hacer, hay que pensar y pensar con método. Para la escuela cubana de pensamiento universal está ya la propia realidad cubana. Es el principio científico: "...el filósofo como es tolerante    es cosmopolita, pero debe ser ante todo patriota…”. (4) Y he aquí el objetivo de la propia escuela cubana fundada por Varela. Todo el conocimiento para construir a Cuba; para cimentar una patria que "no es" pero que "...puede y debe llegar a ser”. (5)

En el prólogo de Eusebio Leal al libro de Historia de la Educación en Cuba, de dos prestigiosos investigadores de la educación cubana, como Alejandrina Penabad Félix y Enrique Sosa Rodríguez, afirma que "El ejercicio de pensar a partir de la proposición de un tema como el escogido por los autores -Historia de la educación en Cuba-, nos lleva a la entrañable convicción de que existen  razones suficientes como para sustentar nuestra propia escuela pedagógica, y que la  misma  -  formada a lo largo de casi medio milenio- es la fuente vivificadora de la identidad cubana".(6)

Otros autores tratan el concepto desde un punto de vista teórico. El psicopedagogo, Valera O, de la Universidad Agraria, de San José, entiende como escuela (7):

En el texto Teorías psicológicas y su influencia en la educación, encabezados por los autores Segura M E y González D, (8) se da una interpretación de escuela en psicología:

Agrupación de profesionales que:

En la revista Temas, se promovió el debate acerca de la existencia o no de escuelas en Cuba. Se reproducen las palabras más cercanas a esta temática (9):

Franco R:

Para que un campo investigativo tenga vitalidad y permanencia hay que crear escuela.

Para mí, (escuela) es un entorno autosostenido con un determinado nivel de competitividad. Si quiere llámale masa crítica, actividad crítica en esa rama, que permite la formación del que entra, llevarlo a un cierto nivel de determinado tipo. Por eso se habla de escuela cubana de boxeo, porque una persona con cierto talento que entra en ese sistema tiene una alta probabilidad de convertirse en un boxeador de rango.

No mencioné la (escuela de) biotecnología porque me parece que la tenemos. Cuando hablé   de metabolizadores, a eso me refería. Tenemos también una escuela cubana de medicina, que es capaz de formar a un doctor de primer nivel para necesidades que interesan al país. Está claro que el esfuerzo es para lo que interesa, no en aras de satisfacer el ego de nadie. Aquí preguntaban cuáles eran las ventajas cubanas: la buena preparación básica de nuestros estudiantes, por lo menos en relación con América Latina.

Clark I:

Posiblemente ustedes están de acuerdo conmigo en que hay condiciones de partida para no renunciar a esa idea de qué escuelas son las que debemos tener (…). Quiere decir que el país tiene el potencial intelectual y el sustrato educacional para que, si logramos articular las cosas efectivamente, esto puede florecer en todos los campos en que al país le conviene    tener esas escuelas. Escuelas de pensamiento, me refiero.

Además, yo le agregaría un indicador a las características de las escuelas, que Franco expuso. ¿Por qué llamarles "escuela cubana"? Porque tienen algunos rasgos diferenciales.   Los tiene la de boxeo, la de ballet, en el sentido de fijar un criterio de excelencia. Me atrevería   a decir que la escuela cubana de biología -tengo esa información- se caracteriza por un reconocido nivel teórico y, al mismo tiempo, por una plasmación en productos prácticos, que   no es una cualidad muy extendida. Por lo menos hasta el otro día, en toda América Latina, donde hay institutos de mucho nivel en biotecnología que Cuba ya produce; y los han desarrollado los mismos trabajadores científicos; es decir, se han ido desdoblando para establecer los pasos tecnológicos, los elementos de aseguramiento de la calidad, las exigencias de ensayo; todo eso que significa llevar a la práctica los resultados de la investigación. No solo plasmarlo en un documento, no solamente en una norma, ni en un artículo científico, sino llevarlo a una realización; que se pueda poner en circulación social y también comercial. Eso sería un rasgo, además, al que deberíamos aspirar en todos los campos de que hablábamos; lograr que la investigación científica tenga una capacidad plena de resolver problemas reales, de plasmarse en soluciones reales. Esto puede ser muy polémico; estoy de acuerdo con que es polémico, y es diferente en un campo de conocimiento (con respecto) a otro.

En fecha más reciente, un grupo de educadores, desde una posición que privilegia la instrucción y la educación, tratan el concepto de escuela, ofreciendo pautas orientadoras: "Una escuela se caracteriza, ante todo, por una concepción sólida, distintiva, y sobre todo, por su influencia en la práctica social y por su trascendencia en el tiempo (…) cuando se manifiesta una propuesta conceptual-metodológica y coherente caracterizada por su identidad, su influencia, su trascendencia”. (10)

Condiciones para el surgimiento de una escuela en el contexto nacional

La constitución de una escuela es un proceso que suele demorar décadas de gestación hasta alcanzar un determinado grado de desarrollo. Una escuela no surge por voluntad expresa de un individuo, un colectivo o una institución, aunque es decisiva la fuerza, el talento, la capacidad de dirección, el liderazgo de una o varias personalidades, y las facilidades que brindan las propias instituciones en función de su propio desarrollo. En el caso particular de Cuba, las políticas de carácter gubernamental sostenidas en el campo de la educación, la cultura, la ciencia y la técnica, los deportes y otras áreas han brindado el marco adecuado para el surgimiento y desarrollo de escuelas. Para que, en Cuba, en una determinada área del conocimiento, se pueda hablar de la existencia de   una escuela, tienen que darse las condiciones siguientes:

La presencia de una o varias personalidades que, sobre la base de una férrea voluntad, conocimiento   y experiencia, generan ideas, acciones, proyectos, organizan actividades, referidas a un determinado campo o área del conocimiento, ciencia, educación, cultura artística, técnica, deporte y otras ramas, que arrastran a otros individuos del mismo campo, que los siguen y se solidarizan con tales ideas, hasta constituir un colectivo que se caracteriza por la similitud de sus técnicas, métodos, estilos, en  una labor conjunta de varios años que perfilan la escuela.

La existencia de un grupo o colectivo de investigadores, creadores, productores o gestores, etc., que trabajan de manera mancomunada y sistemática durante largos períodos de tiempo, persiguiendo determinados objetivos o metas, para dar respuesta a necesidades, y que sobre la base de concepciones teóricas, categorías y principios, toman conciencia de haber desarrollado un estilo, formas de organización, métodos y procedimientos de investigación, técnicas, que los identifican y caracterizan como una escuela.

La existencia de una escuela tiene que pasar por el reconocimiento, nacional y/o internacional, de la comunidad de congéneres exterior a la escuela y/o por el consenso entre críticos, técnicos, historiadores, investigadores, los cuales ven en tal escuela, características inconfundibles que la distinguen de otras similares.

El reconocimiento de una escuela exige la presentación de un determinado resultado: un producto, un método o técnica, una concepción teórica y metodológica, un estilo, entre otras creaciones, que les permite: garantizar las demandas de un público, cliente, consumidor, lector, investigador, que suele identificar la calidad del producto/resultado con las características de la escuela.

Como las escuelas cubanas son hijas de la cultura nacional -cultura, en su sentido más amplio-, la    raíz nacional es su cimiento, es necesario ubicarla en el proceso de desarrollo histórico de la rama del conocimiento de que se trate: ciencia, educación, cultura artística, música, técnica, deporte y otras ramas, lo que permitirá fijar el momento de su aparición, sus antecedentes, las condiciones que la favorecieron, las circunstancias, personalidades y obras que por vía mediata o inmediata,  contribuyeron a su surgimiento; en fin, cómo se ha plasmado esa cultura.

La escuela debe dar muestras de no estar cerrada a la asimilación de nuevos elementos: técnicas, corrientes, tendencias, hallazgos, descubrimientos, provenientes de otras escuelas o del panorama científico general, nacional y/o internacional, que contribuyan a su constante enriquecimiento- fortalecimiento, actualización, sin perder de vista la identidad cultural, que constituye su más sólido cimiento. "La desvinculación, el aislamiento, es como la muerte de la escuela”. (11)

El desarrollo de una escuela cubana de pensamiento y acción tiene que transitar por la utilización de una pedagogía nacional, autóctona, liberadora de la mente, en función de los intereses de la nación cubana, lo que implica la transformación radical de los métodos de formación de sus integrantes en conjunción con los cambios alcanzados en la ciencia contemporánea, sin copia mimética de modelos foráneos, encaminada a propugnar fórmulas propias de transmisión de conocimientos, en abierto desafío a las prácticas rutinarias.

La escuela no es solo creación, sino también enseñar cómo crear, transmitir esa enseñanza, lograr la unidad en el enfoque, estilo, método; divulgar su concepción y promover el desarrollo de sus creadores, garantizar un público, cliente, lector, paciente o receptor de sus productos o servicios generados, que no sea un ente pasivo, sino evaluador consciente de la calidad que  genera  la  escuela.

Conclusiones

La educación y la escuela generadas por la Revolución Cubana constituyen el sustrato básico que ha condicionado el surgimiento de las escuelas cubanas de pensamiento y acción. A partir del primero de enero de 1959, varias generaciones de cubanos han sido formados por la educación cubana en diferentes áreas del conocimiento, siguiendo una determinada estrategia, persiguiendo objetivos muy precisos, con formas de organización, métodos y estilos de educación y trabajo, metodologías y técnicas generados en el país, en academias, talleres, estudios, aulas y laboratorios cubanos: es decir, en la escuela cubana.

La escuela cubana es una sola: de ella surgieron los alfabetizadores y sus mártires, los maestros voluntarios y los maestros populares; ella dio pie a la creación del Destacamento Pedagógico "Manuel Ascunce Domenech", que revolucionó la enseñanza secundaria; elevó la instrucción de los  trabajadores en oleadas sucesivas, desde la educación obrera y campesina hasta las aulas universitarias de las Universidades Populares "Julio Antonio Mella"; en ella se formaron los primeros técnicos, quienes aportaron innovaciones tecnológicas; se formaron artistas, científicos, deportistas, combatientes y dirigentes; en la escuela cubana se fomentaron las organizaciones pioneriles y juveniles, y se consolidó la federación de estudiantes universitarios; ella aportó contingentes de maestros y combatientes internacionalistas; de ella surgieron los dirigentes, líderes y héroes de la nación cubana.

El reconocimiento y la consolidación de las escuelas cubanas de pensamiento y acción necesariamente tienen que entrar a formar parte de la política científica de la Revolución Cubana y de la estrategia de desarrollo científico-técnico, teórico y metodológico de la Nación. En la práctica, por   los resultados alcanzados, están llamadas a convertirse en indicadores objetivos del nivel de calidad y excelencia logrados por aquellos sectores que han conformado la existencia de estas escuelas.

 

Referencias

  1. AGUIRRE C A. Retratos para la historia. Ensayos de contrahistoria intelectual. La Habana, Cuba: Ediciones ICAIC; 2010. pp.40, 113.
  2. LUZ J (Apud Torres-Cuevas E). El que nos enseñó primero en pensar. Granma, Edición Única, 2008 febrero 25; p.6.
  3. LUZ J (Apud Torres-Cuevas E). El que nos enseñó primero en pensar. Granma, Edición Única,     2008 febrero 25; p.6.
  4. LUZ J (Apud Torres-Cuevas E).  El que nos enseñó primero en pensar. Granma, Edición Única, 2008 febrero 25; p.6.
  5. TORRES-CUEVAS E. El que nos enseñó primero en pensar. Granma, Edición Única, 2008 febrero 25; p.6.
  6. SOSA E, PENABAD A. Historia de la Educación. Los siglos XVI-XVII. T.I. La  Habana,  Cuba:  Editorial Pueblo y Educación y Ediciones Boloña; 2001. p.III.
  7. VALERA O. Las corrientes de la psicología contemporánea. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2003.
  8. SEGURA M E, ET AL. Teorías psicológicas y su influencia en la educación. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2005.
  9. FRANCO R, CLARK I. Debate. Rev. Temas. 2003, ene-mar, No.32: 81-98.
  10. PÉREZ A M, VALCÁRCEL N, AÑORGA J. La Educación Avanzada como escuela cubana pedagógica. Rev. Varona, 2010 jul-dic, No. 51, p. 24.
  11. SIMÓN P. Alicia Alonso, diálogos con la danza. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1986. p.57.

 

Bibliografía

DICCIONARIO FILOSÓFICO. Moscú: Editorial Progreso; 1984.

GARCÍA G J. Filosofía, ciencia e ideología. Cómo la filosofía se hace ciencia con el marxismo. La Habana, Cuba: Editorial Científico-Técnica; 1980.

OIZERMANT T I, ET AL. Historia de la filosofía. T. I. Moscú: Editorial Progreso; 1978.

TORRES-CUEVAS E (Coordinador). Dos siglos de pensamiento de liberación cubano. La Habana, Cuba: Editorial Imagen Contemporánea; 2003.