Varona

No.57   Julio-Diciembre, 2013.    ISSN: 1992-82

Temas de política exterior de la Revolución Cubana en el aprendizaje de la Historia de Cuba en la Educación preuniversitaria

Topics of foreign policy of the Cuban Revolution in the learning of the History of Cuba in the Senior School

MSc. José Ángel Maury de Toro. Profesor. Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: jamaurydt@gmail.com

Recibido abril de 2013   Aceptado junio de 2013


RESUMEN

El artículo se refiere a la enseñanza de la Historia, que constituye el núcleo donde convergen las diferentes expresiones y procesos del desarrollo social del hombre y permite el constante vínculo de la realidad cotidiana con la historia de sus antepasados. El tema de política exterior, a pesar de su fortaleza, es uno de esos elementos que no se aprovecha en su amplia dimensión para enriquecer y complementar la enseñanza de la Historia con la formación integral de los estudiantes de la Educación Preuniversitaria. La relación de la política exterior de la Revolución Cubana, desarrollada desde 1959, con las tradiciones patrióticas y de lucha del pueblo cubano, así como su relación con la preservación de la independencia y la soberanía, muestran este tema como una herramienta indispensable para demostrar al estudiante la relación del pasado con el presente y el futuro de la Nación. El principio de antimperialismo que caracteriza la proyección internacional de la Revolución Cubana tiene sus raíces desde los inicios de este proceso, en el siglo XIX. Ello permite contribuir al objetivo de la asignatura Historia en este nivel de educación, que se propone: demostrar la continuidad del proceso revolucionario, desde 1868 hasta la actualidad, y fortalecer el dominio y la comprensión de la Historia patria, por parte de los educandos.

PALABRAS CLAVE: enseñanza, aprendizaje, historia de Cuba, política exterior, educación preuniversitaria.

ABSTRACT

The article refers to the teaching of the History that constitutes the nucleus where the different expressions and processes of the man's social development converge and it allows the constant bond of the daily reality with the history of their ancestors. The foreign policy topic, in spite of its strength, is one of those elements that doesn't take advantage in its wide dimension to enrich and to supplement the teaching of the History with the integral formation of the students of the Education Preuniversitaria. The relationship of the foreign policy of the Cuban Revolution, developed from 1959, with the patriotic traditions and of fight of the Cuban town, as well as their relationship with the preservation of the independence and the sovereignty, they show this topic like an indispensable tool to demonstrate the student the relationship of the past with the present and the future of the Nation. The antimperialismo principle that characterizes the international projection of the Cuban Revolution has its roots from the beginnings of this process, in the XIX century. It allows it to contribute to the objective of the subject History in this education level that intends: to demonstrate the continuity of the revolutionary process, from 1868 until the present time, and to strengthen the domain and the understanding of the native History, on the part of the students.

KEYWORDS: teaching, learning, history of Cuba, foreign policy, education preuniversitaria.


Introducción

La asignatura Historia de Cuba en la escuela cubana actual tiene la responsabilidad de contribuir a la preparación integral de los estudiantes. A pesar de estar presente en los diferentes niveles de educación no siempre cumple esta finalidad sobre los educandos. Debido a esta problemática muchos investigadores dedican sus estudios al perfeccionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia patria para lograr un impacto social más evidente y perdurable en el estudiantado. En la enseñanza de la Historia de Cuba se deben tener en cuenta todos los elementos que convergen en el desarrollo social del hombre y que permiten el constante vínculo de su realidad cotidiana con la historia de sus antepasados para garantizar una mejor calidad en el aprendizaje del contenido histórico.

Uno de los temas que se considera que no se aprovecha en la enseñanza de la Historia en la educación preuniversitaria, lo constituye el de la política exterior. Esta actividad fundamental de cualquier Estado, en Cuba ha ido ganando importancia para el desarrollo de la sociedad. En los momentos actuales, ante las realidades impuestas por un orden internacional unipolar, el país se ha visto obligado a insertarse en el mundo sin renunciar a los principios de su política exterior socialista. Su actuación en el escenario internacional ha constituido ejemplo de independencia y soberanía para los países del Tercer Mundo y ha servido como referente para movimientos revolucionarios y de izquierda, que han surgido principalmente en el siglo XXI.

Los temas de política exterior de la Revolución Cubana, su evolución y desarrollo bajo los principios de antimperialismo, solidaridad e internacionalismo; de respeto a la soberanía y a la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, entre otros, resultan contenido imprescindible para el dominio y comprensión de la Historia patria y en la formación integral de los estudiantes de la educación preuniversitaria.

La relación de la política exterior de la Revolución, desarrollada desde 1959 con las tradiciones patrióticas y de lucha del pueblo cubano, así como su indisoluble relación con la independencia y soberanía del país, muestran este tema como una herramienta indispensable para demostrar al estudiante la relación del pasado con el presente y futuro de la Nación. La política exterior desarrollada por la Revolución Cubana durante más de cincuenta años, es reflejo del humanismo del proceso revolucionario y es un ejemplo palpable de cómo se relaciona la actualidad del país con su historia y tradiciones.

No es posible el estudio de un hecho o figura histórica de forma aislada o descontextualizada; pues como en la vida cotidiana, cada momento o acontecimiento es precedido y sucedido por otro, pero fuertemente enlazados por relaciones internas que condicionan y consolidan su cualidad de proceso; es decir, su continuidad y desarrollo.

Se debe potenciar que los estudiantes interpreten el proceso revolucionario cubano como único e ininterrumpido, desde el inicio marcado por Carlos Manuel de Céspedes en 1868 hasta la actualidad, donde cada etapa anterior contribuye al desarrollo de la siguiente. Estas ideas apuntan hacia la importancia del conocimiento de la Historia como fuente de la proyección y del desarrollo futuro, ofreciendo al estudiante la posibilidad de convertirse en actor transformador de su realidad y del devenir del proceso revolucionario cubano.

El objetivo de este artículo es demostrar la contribución del estudio de los temas de política exterior para el cumplimiento del Programa de Historia de Cuba en la Educación Preuniversitaria.

Desarrollo

El encargo social que plantea la asignatura Historia de Cuba en la escuela actual es abarcador, si se considera que le corresponde a ella como tarea metodológica principal, la de conocer el pasado para comprender el presente y proyectar el futuro.

Romero M, en su análisis sobre las tendencias actuales de la Historia planteó que “La Historia que se estudia en la escuela debe asumir el valor integrador de esta ciencia, contribuir a reforzar la identidad nacional, al robustecer la autoestima y el autorreconocimiento individual y social, elevar la calidad cultural de vida, constituirse en agente regulador para la vida del hombre sobre la base de sus funciones de diagnóstico (reconstrucción del pasado) y pronóstico (hacia dónde puede devenir la realidad), y aportar una lección humana dado su potencial educativo, pues la Historia como referente permite que el hombre construya sus propios significados sociales”.(1)

La época y la sociedad cubana actual requieren de un hombre con una elevada formación humanista. La sociedad demanda sujetos que respondan a su tiempo, que defienda su identidad como cubano y latinoamericano, frente a las fuerzas disolventes, internas y externas que pretendan su desnaturalización cultural y humana, por lo que tiene que asumir decididamente una posición antiimperialista, latinoamericanista y de solidaridad con todos aquellos procesos revolucionarios universales.

La enseñanza de la Historia en la actualidad, debe contribuir a que los estudiantes descubran el porqué del acontecer histórico y su movimiento, a que aprendan la Historia como fenómeno y no como hechos históricos aislados, a que concienticen su papel en la sociedad como continuadores de la historia pasada, partícipes, decisores y creadores de la historia presente y futura. Para ello, es fundamental el dominio del aparato conceptual pedagógico que, fusionado al conocimiento histórico, posibilite el diseño de estrategias, objetivos y métodos de enseñanza certeros para el cumplimiento de los objetivos propuestos.

El valor formativo del aprendizaje de la Historia y desarrollo de la política exterior de la Revolución Cubana residen en que aportan un punto de partida, una base para que el educando se integre a la sociedad, interprete sus problemáticas y construya sus soluciones. Además permite asumir las transformaciones presentes y futuras en el orden socioeconómico y político-cultural, como representación integrada del desarrollo humano en sus diversos contextos.

Al igual que todos los procesos y políticas que se desarrollan en la etapa actual de la sociedad cubana, la política exterior de la Revolución Cubana desde 1959 hasta la actualidad, es fruto de la expresión de sus principios en cada período histórico.

Este proceso se pone de manifiesto desde la base del accionar internacional de Cuba en la actualidad, donde están presentes los antecedentes de la tradición de lucha del pueblo por la independencia nacional. Con el triunfo del proceso revolucionario, en 1959, el interés nacional se definió en “…mantener la independencia, soberanía, autodeterminación y seguridad de la nación cubana, su capacidad de darse un gobierno popular, democrático y participativo propio basado en sus tradiciones, con un sistema económico-social próspero y justo, y que, a su vez, le permite proteger su identidad cultural y sus valores socio-políticos y proyectarlos en la arena mundial con un nivel de protagonismo acorde a sus posibilidades reales como miembro efectivo de la sociedad internacional”.(2)

Las expresiones de antimperialismo, internacionalismo, solidaridad y unidad entre los países del Tercer Mundo que se manifestaron desde los inicios de las luchas independentistas hasta la última etapa de las guerras de liberación nacional, constituyen los principios fundamentales en la que actualmente se sustenta la política exterior de la Revolución Cubana.

El antimperialismo en Cuba, se desarrolló marcado por la comprensión del peligro que representaban las intenciones expansionistas de los norteamericanos sobre la Isla y el continente americano desde finales del siglo XIX. Aunque en este siglo el imperialismo no se había desarrollado como fase del sistema capitalista con sus cinco rasgos, ya se demostraban la necesaria expansión y coloniaje de las principales potencias de la época.

Las diferentes posiciones en contra del colonialismo, no solo de España, sino de cualquier potencia extranjera sobre Cuba, fueron manifestadas por los padres fundadores de la Revolución Cubana.

En julio de 1870, avanzada ya la Revolución del 68, Céspedes deja plasmada su certera apreciación sobre las intensiones de los Estados Unidos con Cuba al definir que las aspiraciones del gobierno del norte eran apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para la nación norteamericana.

Martí J reconoció el peligro que para la independencia, no solo de Cuba, sino de América, tenía la evolución creciente del sistema capitalista, específicamente en la sociedad norteamericana. Durante los años que vivió en los Estados Unidos pudo percatarse de la magnitud de las ansias de imperio que se forjaron en Norteamérica hacia fines del siglo XIX y expresa su indignación al Director del Diario La Nación: “Jamás hubo en América de la independencia a acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder”.(3)

Ante su preocupación por el avance del imperio naciente sobre los pueblos indefensos, Martí puso al descubierto el peligro de alianzas desiguales sin garantías de soberanía: “Los pueblos menores que están aún en los vuelcos de la gestación, no pueden unirse sin peligro con los que buscan un remedio al exceso de productos de una población compacta y agresiva, y un desagüe a sus turbas inquietas, en la unión con los pueblos menores”.(4) Y días después alerta en carta a Serafín Bello: “Llegó ciertamente para este país [EEUU] (…) la hora de sacar a plaza su agresión latente”.(5)

Criticó la corriente anexionista, surgida como alternativa para sacar a España de Cuba, Martí definió las pretensiones de los Estados Unidos por la mayor de las Antillas. Publica en el periódico Patria que “… no todos los cubanos se contentan con fiar a Cuba capricho del azar, o a la política de espera de una república que se declara ya agresiva, y nos comprende, como puesto de defensa necesaria, en su plan de agresión...”.(6)

El peligro imperialista que se avecinaba lo evidenció claramente en lo que se conoce como su testamento político. En la carta a su amigo mexicano Manuel Mercado, un día antes de caer en Dos Ríos, expresó: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta y haré es para eso”.(7)

En el estudio de esta etapa de la Historia de Cuba, el estudiante tiene elementos que le permiten relacionar el contenido aprendido con su realidad cotidiana, en lo que respecta al enfrentamiento permanente de los cubanos contra las amenazas y agresiones de los Estados Unidos por derrocar la Revolución y su soberanía. Además, le posibilita comprender mejor su realidad y en consecuencia con ella concientizar la necesidad de defender la independencia y oponerse a cualquier manifestación de coloniaje e injerencia imperialista sobre cualquier nación independiente.

En los inicios del siglo XX el sentimiento antimperialista es retomado con fuerza por importantes luchadores e intelectuales cubanos. A las voces patrióticas de Salvador Cisneros Betancourt, Juan Gualberto Gómez y Manuel Sanguily, opuestas a la imposición de la Enmienda Platt y la dominación extranjera, se iría sumando al avanzar la República, la intelectualidad joven revolucionaria y antimperialista. Se destacan las figuras de Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, entre otras.

No escaparía a los principales exponentes del pensamiento antimperialista en esa centuria, la identificación del imperialismo como responsable de la frustración del ideal de República soñado por Martí y de los males que acompañaron su existencia y, por tanto, la necesidad de combatirlo.

El accionar de Julio Antonio Mella expresó la continuidad del pensamiento antimperialista en la historia de la Revolución Cubana.

Mella denunció la Enmienda Platt, que convirtió a Cuba en una colonia yanqui desde 1902. Al respecto, dijo: “No es de ahora que el capitalismo yanqui desea poseer esta isla, sino desde hace más de un siglo”.(8) En varios espacios reveló el injerencismo norteamericano personalizado en la figura de sus representantes diplomáticos de aquella época en Cuba.

Su corta vida alcanzó para participar en la fundación y fortalecimiento de organizaciones que se definían claramente opositoras al imperialismo. Se puede mencionar como ejemplos: el primer Partido Comunista de Cuba, la Liga Antimperialista de Cuba y de las Américas donde se repudiaba el imperialismo yanqui y sus mecanismos de dominación en la Isla.

Con respecto a la defensa de Latinoamérica de la dominación imperialista, Mella demostró ser consecuente con el pensamiento martiano. Asumió un activo accionar antimperialista en la región que se evidenció en diversos momentos de su trayectoria revolucionaria. Perteneció a las secciones de la Liga Antimperialista de Guatemala, Honduras y México. Desde sus escritos también contribuyó a la denuncia antimperialista en la región: “El dominio yanqui en la América no es como el antiguo dominio romano de conquista militar (…) es de absoluta dominación económica con garantías políticas. Para estas garantías se confeccionó la Enmienda Platt, se ocupó militarmente a naciones como Haití y Santo Domingo…”.(9)

En 1934 Antonio Guiteras, como otro importante exponente del antimperialismo en Cuba, escribía que “Un estudio somero de la situación político-económica de Cuba, nos había llevado a la conclusión de que un movimiento, que no fuese antimperialista en Cuba, no era una Revolución. Se servía al imperialismo yanqui o se servía al pueblo, pues sus intereses eran incompatibles”.(10) En ese mismo año fundó “La Joven Cuba”, organización revolucionaria con un programa político antiimperialista que concebía la lucha armada como vía para conquistar el poder e iniciar las transformaciones en la República Neocolonial.

Hacia 1950 surge una nueva hornada de revolucionarios dispuestos a dar la batalla final contra la dominación imperialista en la patria; algunos de ellos, como había sido común desde el inicio de la República, habían completado su formación ideológica transitando desde el pensamiento independentista y antimperialista de Martí al ideal del Marxismo-Leninismo. Fue entonces, la Generación del Centenario liderada por Fidel Castro, la que hizo posible la obra de la Revolución.

En su alegato conocido como La Historia me Absolverá, Fidel presenta un programa para la Revolución genuinamente antimperialista. Su contenido dejaba claro la necesidad de lograr eliminar el neocolonialismo y la dependencia de los EE.UU. sobre Cuba para la construcción de una sociedad distinta a la que se había vivido en la primera mitad del siglo XX.

El triunfo revolucionario posibilitó la divulgación masiva del pensamiento antimperialista cubano, incluyendo su estudio en los diferentes niveles de enseñanza. Junto a ello se rescató para las nuevas generaciones de cubanos la verdad histórica en cuanto a la actitud hostil que asumieron los círculos de poder norteamericanos contra la nación cubana, frecuentemente falseada durante la República Neocolonial.

Este proceso de divulgación del ideario antimperialista y de esclarecimiento de la verdad histórica sobre la actuación de los círculos de poder norteamericanos hacia Cuba, tuvo en Fidel Castro su principal y más temprano impulsor. Desde inicios de 1959 denunció el principal mecanismo político de dominación imperialista impuesto por las autoridades de ocupación como condición para el surgimiento de la República: “Se acabó la Enmienda Platt que fue una injusticia imponerla a una generación que luchó por la independencia, aquella ley que le quitaba precisamente la independencia”.(11) Sobre el significado de la dominación norteamericana sobre la independencia de Cuba expresó: “Y se implantó la Enmienda Platt, que, o nos portábamos bien, bien en el sentido y en el concepto que le interesaba al país extranjero, o nosotros, pues, perdíamos nuestra soberanía, pues los Estados Unidos tenían el derecho de intervenir en Cuba”.(12)

En los primeros discursos del Jefe de la Revolución, se evidenció la intención de contribuir a formar en el pueblo cubano una conciencia antimperialista que partiese del establecimiento de la verdad histórica y de explicar el papel desempeñado por el imperialismo y sus servidores en la frustración del ideal martiano de república: “…nosotros hemos sido víctimas históricamente de la influencia poderosa de los Estados Unidos en el destino de nuestro país. Esto es algo que tanto Maceo, como Martí, como todos los próceres de la independencia comprendieron, y les preocupó mucho”.(13)

Con el estudio de la Historia de Cuba posterior al triunfo de la Revolución, los alumnos poseen elementos necesarios para demostrar cómo el antimperialismo constituye uno de los principales valores y sentimientos de la sociedad cubana. El estudiante es capaz de encontrar respuestas y formar criterios sobre sucesos cotidianos relacionados con los ataques y agresiones de los Estados Unidos contra Cuba, a partir de una mejor percepción de su realidad, según su desarrollo psíquico, personológico y social. Al comprender mejor su entorno valora con mayor preocupación y responsabilidad los fenómenos que suceden en su sociedad, teniendo en cuenta la implicación y repercusión de su historia en su etapa de tránsito de la adolescencia a la juventud.

Los documentos utilizados como base para esta reflexión acerca del aprendizaje de la Historia en la educación preuniversitaria, son pilares en la que se sustenta la lógica de los programas de esta asignatura en este nivel de educación.

Estos y otros documentos se convierten en materiales con fines docentes dentro del programa de Historia de Cuba. Su aprovechamiento en la formación de los valores y sentimientos de identidad que se desea en la juventud cubana actual, permite adentrarse en las raíces de la Historia de Cuba.

La experiencia del autor en el tratamiento de este tema, potenciando en los estudiantes la utilización de las fuentes documentales primarias, ratifica este método como esencial para el proceso de enseñanza-aprendizaje de la asignatura en este nivel.

Los docentes que orientan este proceso en la asignatura Historia de Cuba deben ser promotores de la búsqueda e investigación histórica, propiciando los niveles de motivación e interés para que construyan por sí solos los ideales patrióticos, antiimperialistas y solidarios en la formación integral de la personalidad.

Todo lo anterior contribuye a desarrollar el aprendizaje, planteado como “El proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser, construidos en la experiencia socio-histórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformándola y crecer como personalidad”.(14)

Aprender a estudiar por sí solo es parte del enfoque desarrollador del aprendizaje de la Historia en este nivel, que antecede la educación superior y técnica superior. Se convierte en un elemento indispensable de la formación de los estudiantes, en tanto que favorece la continuidad de estudios y, lo que se considera más importante, propicia la consolidación de los valores necesarios para su preparación presente y futura como defensor de los proyectos sociales, socialistas y martianos presentes en los lineamientos de la política social, educativa y económica del país.

Conclusiones

El aprendizaje de la Historia de Cuba, se convierte en una necesidad presente y futura de la formación de los estudiantes de la educación preuniversitaria. Elaborar vías y estrategias para propiciar su enseñanza, es una responsabilidad de los profesores de esta asignatura, representantes indiscutibles de la política educacional cubana.

Los temas de política exterior constituyen una fuente indispensable para la comprensión de la Historia, como proceso y la necesidad de continuidad la defensa del proceso revolucionario cubano y contribuyen al fomento y consolidación de valores y sentimientos en los estudiantes a partir del conocimiento sistémico de los principios de la política de la política exterior.

Las investigaciones históricas utilizando las fuentes primarias, deben ser una habilidad a desarrollar durante la formación integral, armónica y multilateral de los estudiantes de preuniversitarios, en tanto que les incorpora las formas de saber, hacer, sentir y convivir que requiere un joven cubano en los tiempos actuales


Referencias

(1)MANUEL R. Tendencias actuales de la Historia. Curso pre-evento Pedagogía 1999. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”; 1999. (s/p).

(2)ALZUGARAY C. La política exterior de Cuba en la década de los 90: intereses, objetivos y resultados. Revista Política Internacional 2003, Vol I (I), ene-jun, p.17.

(3)MARTÍ J. Obras completas. T. 6. Carta al Director de la Nación, 2 de noviembre de 1889. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.p.157-167.

(4)MARTÍ J. Obras completas. T. 6. Carta al Director de la Nación, 2 de noviembre de 1889. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.p.157-167.

(5)MARTÍ J. Obras completas. T.1. Carta a Serafín Bello, Nueva York, 16 de 1889. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.p.255 a 256.

(6)MARTÍ J. Obras completas. T.2. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.48.

(7)CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS. José Martí y el equilibrio del mundo. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 2002. p.76.

(8)MELLA J A. Cuba, un pueblo que jamás ha sido libre. En: Documentos y artículos. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.174.

(9)MELLA J A. Cuba, un pueblo que jamás ha sido libre. En: Documentos y artículos. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.181.

(10)GUITERAS A. Septembrismo. En: Colectivo de autores. Historia de Cuba. Nivel Medio Superior. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010.

(11)CASTRO F. Discurso en el homenaje ofrecido por el Club de Leones al Ejército Rebelde, 13 de enero de 1959. En: Cuadernos de historia habanera, No. 66. La Habana, Cuba: Oficina del Historiador de La Habana; 1959. p.p.118, 120-121.

(12)CASTRO F. Discurso pronunciado el 15 de enero de 1959 en el Club Rotario. El pensamiento de Fidel Castro. Selección temática. T.1. Vol I. La Habana, Cuba: Editora Política; 1983. p.5.

(13)CASTRO F. Comparecencia en el programa de televisión “Ante la Prensa”. La Habana, Cuba: 19 de febrero de 1959.

(14)CASTELLANOS D. Aprender y enseñar en la escuela. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2002. p.24.

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