Varona

No.57   Julio-Diciembre, 2013.    ISSN: 1992-82

Consideraciones teóricas y metodológicas de la psicología en la formación y el desempeño profesional pedagógico

Theoretical and Methodological Considerations of the Psychology in the Formation and Performance of the Pedagogical Professional

MSc. Eugenia González Pedroso. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Correo electrónico: eugeniagp@ucpejv.rimed.cu

Dr.C. Mercedes Cristina Gutiérrez Mazorra. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba. Correo electrónico: mercedescgm@ucpejv.rimed.cu

MSc. Marta Martínez Angulo. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Recibido febrero de 2013   Aceptado mayo de 2013


RESUMEN

La enseñanza de los contenidos psicológicos en la formación de maestros y profesores ha tenido frecuentes modificaciones, como parte del perfeccionamiento de los planes y programas de estudio de las universidades de ciencias pedagógicas (UCP); no obstante, hay insatisfacciones e insuficiencias en la conformación de la cultura psicológica de los profesionales de la educación. Durante mucho tiempo, en la enseñanza de la psicología de muchos centros formadores de maestros, existió la tendencia a un predominio de contenidos psicológicos desactualizados y carentes de un enfoque profesional pedagógico, con metodologías afianzadas en la educación tradicionalista. La propuesta se sustenta en el enfoque histórico-cultural y en la filosofía dialéctico-materialista, situando al profesional de la educación en una posición mediadora, como una guía en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad de sus educandos y, desde este presupuesto, debe formarse para el desempeño de su función. El objetivo específico de este trabajo está dirigido a fundamentar el lugar y el papel de la psicología en la formación y el desempeño profesional pedagógico; además, de conducir a abrir el debate acerca de qué psicología y cómo se aprenderá, enseñará y aplicará en las prácticas formativas y transformadoras de la educación cubana.

PALABRAS CLAVE: cultura psicológica, formación, desempeño, educación.

ABSTRACT

The teaching of psychological content in the formation of teachers and profesor has had frequent modifications as part of the perfecting of the plans and programs of studies of the Pedagogical Science Unviersitites; however, there are insatisffactions in insufficiences in the conformation of the psychology culture of the educational profesional. For a long tme, the teaching of psychology in pedagogical science universities, there was a tendency for outdated psychological content that also lacked a pedagogical approach or point of view, with methodologies that focused on traditional education. The current proposal focuses on a historical-cultural approach and in the dialectic-materialist filosophy, situating the education professional in a mediating position as a guide in the process of formation and development of the students and from this perception continue the formation role. The direct objective of this work is to create the basis and role of psychology in the formation and development of the education professional as well as lead and open a debate regarding psychology, learning, teaching and how these formative and transforming practices will be applied to cuban education.

KEYWORDS: cultural psychology, formation, performance, education.


Introducción

La determinación de los contenidos de la cultura psicológica del profesional de la educación es un asunto polémico y sujeto a debate. Aunque parece indiscutible que dichos contenidos forman parte de los currículos, las dudas se plantean cuando se trata de establecer su naturaleza, intencionalidad, alcance, profundidad y amplitud. Las características de la actividad profesional del educador obligan a profundizar, además, en el tratamiento que debe dársele a esos contenidos.

En el marco de esta polémica, se asume que la cultura psicológica debe articularse en torno a aquello que constituye el fin y los objetivos de la labor profesional del maestro en la institución educativa: la planificación, la orientación, la ejecución y el control de los procesos educativos, conducentes a la formación y desarrollo de la personalidad. Así, la determinación de los contenidos psicológicos que se desarrollarán mediante la formación continua están condicionados al contexto socio-histórico concreto.

El profesional de la educación es uno de los mediadores fundamentales en el proceso de socialización, en el que se produce la formación y desarrollo de la personalidad de los estudiantes. Para cumplir eficientemente su función como educador profesional, es imprescindible el estudio de contenidos psicológicos que se reviertan en el dominio de "herramientas" esenciales para su desempeño. Las impostergables renovaciones en el quehacer educacional demandan que ciencias como la psicología pongan a su disposición contenidos suficientemente integradores, cuyas funciones explicativa y heurística permitan potenciar los cambios en la cultura psicológica del profesional de la educación.

Como resultado del análisis de currículos de formación de maestros de diversos países y en diferentes momentos históricos, se puede afirmar que en todos aparecen incluido los contenidos psicológicos; sin embargo, estos han contribuido poco, e incluso en algunas ocasiones, han sido utilizados para justificar inercias ante las necesidades de cambio. Con frecuencia se limitan a una simple y formal declaratoria de ciertos principios de partida, a veces ecléctica, y que no tienen salida en la renovación educativa.

Durante mucho tiempo, en la enseñanza de la psicología en los centros formadores de maestros existió la tendencia a un predominio de contenidos psicológicos desactualizados y carentes de un enfoque profesional pedagógico, con metodologías afianzadas en la educación tradicional, una teoría psicológica con pocos puntos de contacto con la realidad educativa escolar.

Puede afirmarse que las formas de conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje de la psicología en la educación inicial y permanente de maestros, no siempre ha favorecido el mejoramiento en su desempeño profesional, de lo que resulta, a veces y cuando más, la formación de una incipiente cultura psicológica que no se sabe incorporar a su práctica de manera efectiva.

Otra cuestión, a diferencia de lo que ocurre en otros campos de actuación profesional, especialmente de naturaleza técnica, en el caso específico de la formación de profesionales de la educación, los cambios que se promueven no pueden quedar limitados a modificaciones en procedimientos, métodos, formas de trabajo y al desarrollo de destrezas cognitivas. En este caso, es necesario considerar que uno de los "instrumentos" fundamentales de que disponen los educadores profesionales, para cumplir su función, es su propia persona, su actuación y ejemplo personales. Por ello, todo cambio real, en el dominio de una cultura psicológica, implica también aspectos personológicos, psicológicos, modificaciones intelectuales y actitudinales en la propia personalidad, lo que conduce al crecimiento personal.

La esencia del papel profesional del maestro es la educación para la formación y desarrollo de la personalidad de los escolares. En este sentido, puede reconocerse como un "otro", con características peculiares porque se forma profesionalmente para serlo y porque, además, es la esencia de su labor. Si el tránsito de los escolares por la zona de desarrollo próximo depende, entre otros factores, de la calidad del otro, entonces se trata, en este caso, de la calidad del maestro, en el orden profesional y personal.

De modo que, en este caso particular, un verdadero desarrollo profesional estará unido al crecimiento como ser humano. La formación del maestro debe promover un reanálisis permanente sobre sus modos de actuar; sus motivaciones, actitudes y sus concepciones acerca de la labor educativa, aspectos que, en esta perspectiva, se configura en su cultura psicológica, como parte de los mecanismos de autorregulación de su modo de actuación profesional; es pues, el dominio de su propia actuación, de su ser, ejercido desde los propios mecanismos de autorregulación de su personalidad.

Es necesario considerar, que el trabajo del maestro tiene una connotación social, es socializado y de socialización, de relaciones, e integra múltiples tipos de influencias educativas. Por ello, como parte de su cultura psicológica, el maestro debe desarrollar mecanismos de cooperación y de colaboración.

El análisis de las bases de la cultura psicológica en el profesional de la educación que intenta fundamentar el porqué la adopción de este término, no satisface todavía la concertación de un acuerdo en la polémica acerca de qué psicología y cómo aprenderla, enseñarla y aplicarla. Es decir, se ofrecen argumentos entre psicología y educación, y analizar los fundamentos psicológicos de la educación, queda pendiente, entonces, el análisis curricular y metodológico de la enseñanza, el aprendizaje y la aplicación de la psicología en el ámbito educativo institucionalizado.

El artículo tiene como objetivo ofrecer algunas consideraciones teóricas y metodológicas sobre cómo impartir algunos contenidos psicológicos que permitan potenciar los cambios en la cultura psicológica del profesional de la educación.

Desarrollo

En la determinación de los principales fundamentos teóricos de las ciencias psicológicas que sirven de base a la práctica educativa, resulta de interés la delimitación de una serie de categorías que son básicas para comprender no solo la génesis y evolución del ser humano, sino también para encontrar las mejores vías para encauzar su desarrollo como personalidad en su condición de sujeto de la actividad. Entre estas categorías se destacan las de psiquis, conciencia, personalidad, actividad, comunicación, aprendizaje y grupo.

La comprensión de las diferentes categorías psicológicas está indisolublemente relacionada con la teoría, desde las que ellas son explicadas. De ello se deriva que las definiciones varían y enfatizan en aspectos diferentes en dependencia de la teoría de la que forman parte, aun, cuando la utilización que se haga en la práctica educativa de cada categoría en función de la teoría que se asume no pierde, por lo general, el valor de explicar un hecho o proceso pedagógico y de servir para instrumentar estrategias para transformarlo.

Exigencias curriculares a la formación de la cultura psicológica del profesional de la educación

En el desenvolvimiento de los procesos educativos hay hechos que son de naturaleza francamente psicológica y que es necesario identificar y comprender, pues constituyen causas y consecuencias del acto educativo. De modo que hay realidades educativas que no se pueden transformar al margen de lo que aporta la ciencia psicológica.

En toda persona existe, de algún modo, una cultura psicológica, adquirida en la vida y la historia personal, donde la subjetividad, el mundo psicológico, es una realidad que define modos de actuar, de pensar, de sentir a nivel personal y cívico, y que se integra en una cosmovisión, que incluye una concepción del ser humano, su desarrollo y del propio desarrollo.

De modo que toda persona que se inicia en su formación profesional es portadora de una cultura psicológica previa, que funciona en ella como preconceptos y es portadora de mitos, prejuicios y otras ideas acerca de lo psicológico en el hombre y su educación.

En el caso de la formación del profesional de la educación, esa cultura psicológica previa, intuitiva, puede ser favorecedora u obstaculizadora de la adquisición de los conocimientos necesarios para su desempeño, y de su modo de asimilar los nuevos conceptos y categorías psicológicas que debe operacionalizar en su actuación profesional.

La formación profesional exige una reconceptuación y reestructuración de los contenidos y relaciones de esa cultura psicológica previa, procesos conducentes a formar la profesionalidad y dotar de herramientas para la conducción de los procesos educativos y el propio crecimiento personal.

La cultura psicológica incluye no solo el dominio de contenidos psicológicos o de una realidad psicológica externa al maestro, sino también el dominio de su propia psicología, de su propia constitución personológica y que debe servirle para conocerse, conocer a sus estudiantes y contribuir a su formación y desarrollo, teniendo en cuenta que la profesión pedagógica se caracteriza esencialmente o tiene en su naturaleza un interjuego psicológico con fines educativos. El maestro trabaja una realidad gobernada por leyes psicológicas.

Sobre la base de estas exigencias a la formación de la cultura psicológica surgen una serie de problemas asociados:

1. Cuál cultura psicológica o qué contenidos psicológicos debe reconstruir y dominar el maestro.

2. Cómo formarla o qué metodología adoptar para su enseñanza, aprendizaje y aplicación.

3. Cómo se manifiesta en su desempeño, cómo se integra a su modo de actuación profesional, cómo se transfiere a él.

Respecto al primer problema, puede determinarse un sistema de contenidos, integrado por: categorías psicológicas (psiquis, conciencia, desarrollo psíquico, personalidad, actividad, comunicación, aprendizaje y grupo), relación entre las categorías, su formulación en leyes y principios del desarrollo psicológico y su operacionalización en distintos niveles de la relación entre educación y desarrollo, y teorías e investigaciones psicológicas y su influencia en la educación.

Estos contenidos pueden verse en relación con el objeto y los problemas profesionales, los del desempeño y los de la práctica educativa. Por ejemplo:

-El conocimiento de los alumnos, las características de su situación social de desarrollo, caracterización de particularidades de su personalidad, técnicas para la caracterización y el diagnóstico, su procesamiento e interpretación.

-La dirección del aprendizaje y su relación con el desarrollo psicológico.

-La conducción del proceso grupal y el manejo de la comunicación educativa.

-La actividad, su estructuración docente-educativa, su orientación, ejecución y control en correspondencia con la dinámica y diversidad del desarrollo psicológico, y con los fines y objetivos de la educación.

La formación de la cultura psicológica no es estática, supone un desarrollo progresivo y su despliegue en los años de formación y de desempeño profesional.

En cuanto al segundo problema, relacionado con la metodología para el aprendizaje, la enseñanza y la aplicación de los contenidos psicológicos, debe considerarse:

-El uso de métodos inductivos que aprovechen la cultura psicológica previa, las experiencias y las vivencias profesionales, y faciliten la reconstrucción y el paso de preconceptos, mitos y prejuicios a un dominio progresivo de conceptos científicos y de la instrumentación de experimentos formativos.

-El conocimiento o la caracterización de la realidad psicológica de la educación, por medio de un enfoque investigativo, sobre la base del análisis histórico-lógico de las teorías psicológicas y su influencia en la educación.

-La operacionalización metodológica de las categorías psicológicas y la instrumentación de sus relaciones en la problematización, teorización y transformación de la realidad educativa.

En cuanto al tercer problema, quizás el más complejo en esta investigación porque se trata de la aplicación, se debe tener en cuenta: la personalización del contenido psicológico y la transparencia metacognitiva en la transferencia del contenido psicológico al modo de actuación profesional.

En el proceso de personalización de la cultura psicológica, la autovaloración del desarrollo personal y profesional es imprescindible. Se hace necesario estimular el enriquecimiento cognitivo, particularmente metacognitivo, y la búsqueda de recursos y potencialidades de la personalidad como un todo único, a partir de la unidad entre lo afectivo y lo cognitivo.

La formación de la cultura psicológica del profesional de la educación debe considerarse, por tanto, desde su perspectiva como persona, la utilización de las posibilidades metacognitivas como vías para el análisis de su desempeño profesional, el fortalecimiento del conocimiento de sí mismo y la atención a los aspectos personológicos.

La reflexión constituye un procedimiento esencial, permite el análisis de lo que se está haciendo, evaluar el horizonte de posibilidades en el cual se actúa, derivando acciones alternativas para el cambio. El intercambio entre colegas es un estímulo importante para la práctica reflexiva. La colaboración facilita la utilización de la reflexión como una estrategia de desarrollo profesional, que favorece el conocimiento y la interiorización de los modos de actuación, lo que constituye un momento fundamental en el autodesarrollo e impulsa la implicación y el compromiso en los procesos de cambio.

Algunas consideraciones metodológicas generales son:

1. En el desarrollo de las clases se debe partir del análisis y la reelaboración de las nociones previas que sobre los contenidos a tratar tienen los estudiantes como requisito fundamental para lograr la significatividad en el aprendizaje. Muchos de los términos del vocabulario psicológico se emplean comúnmente en la vida cotidiana; ejemplos de estos son: necesidad, conflicto, actividad y otros muchos. Este empleo, generalmente, se hace desde una comprensión que no siempre se ajusta a su explicación en el marco de la ciencia psicológica, conformándose en preconceptos o en seudoconceptos, que pueden facilitar o entorpecer la comprensión adecuada de los conceptos y categorías. Por otra parte, en la sabiduría popular están enraizadas nociones sobre el desarrollo humano, que contienen, de forma implícita, conocimientos psicológicos rudimentarios, con los que se interactúa en la vida cotidiana, por lo que inciden en la formación de la cosmovisión.

Todo lo anterior integra lo que se ha llamado "cultura psicológica ingenua o intuitiva", que se conforma en la vida cotidiana, que es asistemática y seudocientífica, pero que forma parte de los saberes con que llegan los estudiantes a la formación profesional, que deben ser reconstruidos y sistematizados.

Se trata, entonces, de reelaborarlos, considerando las nociones o preconceptos que ya tienen los estudiantes, organizando los contenidos de modo tal que se puedan establecer los nexos o anclajes entre lo nuevo y lo viejo. Para esto, se recomienda hacer "lluvias de ideas"; tener en cuenta, al tratar un nuevo concepto, lo que ya saben, creen, sienten, piensan los estudiantes al respecto, estimulando la participación libre desde sus criterios personales; introducir los aspectos teóricos en un sentido inductivo, partiendo de lo vivencial-experiencial.

2. Los contenidos de las asignaturas psicológicas tienen un extraordinario valor heurístico, que debe aprovecharse para desarrollar el autoconocimiento de los estudiantes. Cada uno de los aspectos tratados puede ser aplicado a la explicación de sus propias características como persona, como grupo, a su desarrollo anterior, considerando que al estudiar la psicología se tiene "el laboratorio dentro de nosotros mismos". En la formación profesional del maestro esto tiene un doble valor, ya que dentro de sus cualidades como profesional debe tener, por una parte, un adecuado desarrollo de su autoconocimiento y de su autovaloración para un desempeño exitoso en su labor como educador, y por otra parte, debe estar preparado para caracterizar las particularidades psicológicas de sus estudiantes y del grupo, para contribuir eficientemente a su educación y desarrollo. Esto refuerza la necesidad ya planteada de partir de lo vivencial-experiencial en las clases, estimular la autorreflexión, realizar ejercicios de autoobservación y autorreportes, autoaplicarse tests para analizar, por ejemplo, cualidades como comunicador, características del pensamiento, de la memoria y otros.

3. Enfoque profesional en el tratamiento de los contenidos, que debe hacerse en dos direcciones:

Primera. Analizar su importancia para el ejercicio de la profesión (ilustraciones y ejemplos en los contextos de actuación profesional del maestro). Esto supone que cada una de las actividades curriculares se conciba, organice, ejecute y evalúe en función de su contribución a la formación del profesional, tomando como indicadores las aspiraciones sociales plasmadas en el modelo del profesional. Para ello, la concepción y ejecución curricular deben responder al criterio de profesionalidad; es decir, a una lógica objetiva que incluya: el objeto de la profesión, el modelo del profesional, los problemas profesionales a que debe dar respuesta, la selección y organización lógica y pedagógica del contenido y la relación teoría-práctica.

Segunda. Propiciar que los estudiantes, cuando sea oportuno, reflexionen sobre las intenciones (objetivos) y los métodos empleados por el profesor en correspondencia con el contenido tratado. Cada clase puede constituirse en un modelo de actuación profesional para los futuros maestros; es entonces recomendable crear espacios de reflexión metacognitiva, en que estudiantes y profesores analicen conjuntamente las acciones de enseñanza y aprendizaje desarrolladas. El objetivo es la apropiación, por parte de los profesionales en formación, de recursos procedimentales para su futuro desempeño.

4. Predominio de metodologías participativas, dinámicas, que impliquen activamente al estudiante, que demanden sus esfuerzos y compromiso personal, de forma tal que se propicie su coprotagonismo real en el proceso de enseñanza-aprendizaje, durante la clase y en el trabajo extraclase. Por ejemplo, juegos de roles, simulaciones, dramatizaciones, modelaciones, talleres vivenciales y otros. Enfatizar en los métodos problémicos, para la búsqueda y planteamientos de interrogantes, y la realización de tareas investigativas, de forma independiente. Aprovechar las posibilidades de la tecnología, utilizando videos y programas computarizados, entre otros.

5. Estimular formas de comunicación dialógica, que ofrezcan seguridad y confianza en sí misma y en los demás. Debe predominar un clima socio-afectivo positivo, de aceptación de las diferencias, de estimulación de la participación libre, original y responsable, sin sanciones ni reprimendas, que propicie el análisis productivo de los errores con su adecuado tratamiento pedagógico. Combinar las formas de organizar el proceso alternando acciones o tareas individuales, en equipos y grupales, para estimular las relaciones interpersonales, la cooperación y el aprendizaje grupal.

En sentido general, las asignaturas de contenido psicológico deben estimular un aprendizaje desarrollador y contribuir al desarrollo de habilidades para el desempeño profesional de los estudiantes, por lo que se recomienda a los profesores trabajar con métodos activos que promuevan la reflexión, el debate y la búsqueda de soluciones a los problemas profesionales.

Ejemplo del tratamiento de algunos contenidos:

Los contenidos mínimos que han sido considerados por las autoras como imprescindibles en la formación de la cultura psicológica del maestro durante su carrera, son los relacionados con categorías, leyes y principios, para que, al culminar la formación inicial, hayan logrado una comprensión de estos, desde una concepción dialéctico-materialista, de modo que los graduados tengan un adecuado dominio de la concepción histórico-social en sus fundamentos teóricos esenciales y en su aplicación práctica. El bloque de contenido referido a las teorías psicológicas se propone que sea tratado en estudios de postgrado; esto permitirá a los docentes ampliar su cultura psicológica, estando en condiciones de analizar críticamente otras posiciones y de asumir electivamente sus aportes.

En el análisis de las categorías se parte de la explicación de la psiquis, su naturaleza y cualidades desde una perspectiva dialéctico-materialista. Es imprescindible, como punto de partida, explorar los conocimientos que tienen los estudiantes acerca de la filosofía dialéctico-materialista, la cual constituye base para entender por qué el reflejo es una propiedad general de toda la materia y cómo varía cualitativamente de acuerdo con el nivel de desarrollo y organización de esta.

Deben utilizarse ejemplos que ilustren esta afirmación, pueden ser en el caso de la materia inorgánica: las huellas que quedan al caminar sobre la arena que son el reflejo de la acción recibida, la erosión de las rocas por la influencia sistemática de las olas del mar, entre otros. En la materia orgánica, con un mayor y creciente nivel de complejidad, se puede ilustrar una gran variedad de formas de reflejo, que van desde las más simples, como la irritabilidad de los tejidos ante la acción de sustancias corrosivas, hasta las más complejas, como la formación de imágenes mentales que constituyen reflejo de la interacción del ser humano con la realidad objetiva. Este último es un caso particular de la expresión de lo psíquico, que constituye la forma superior de reflejo, característico de la materia más altamente desarrollada que es la que conforman las células del sistema nervioso, por lo que, como forma de reflejo, aparece en determinado nivel del desarrollo de la materia orgánica. Ejemplos: los animales reconocen el olor de su dueño porque lo conservan en su memoria olfativa y pueden reactivar la huella ante la presencia del estímulo que la provocó; la abeja se orienta espacialmente y encuentra el lugar de las plantas florecidas para extraer el néctar del que después elaboran la miel para alimentar la colmena, los seres humanos desarrollan sentimientos que se forman en la interacción con los demás y también son capaces de asimilar, procesar y reproducir la información cuando es necesario.

Cada profesor puede elaborar en intercambio con sus estudiantes, aprovechando las nociones previas, otros ejemplos, que se adecuen a las características de su grupo y al contexto específico donde desempeña su labor.

Al estudiar por qué la psiquis expresa la unidad dialéctica de lo material y lo ideal, de lo objetivo y lo subjetivo, es necesario caracterizarla por su contenido, por su forma, por su origen y por su existencia. Definir la psiquis como el reflejo subjetivo de la realidad objetiva y entender sus características generales: carácter reflejo, activo, individual y regulador, permitirá estar en condiciones de comprender las similitudes y las diferencias entre la psiquis humana y la animal.

Como actividad de consolidación de estos aspectos relativos a la comprensión de la naturaleza de la psiquis, se propone una clase del tipo seminario o clase práctica, en la que se genere en el grupo de estudiantes un debate a partir de preguntas como:

-Identifica, en situaciones de tu práctica y en tu vida personal, expresiones de los fenómenos psicológicos.

-Trata de analizar las características de la psiquis en las propias expresiones de los fenómenos psicológicos que has podido identificar (pregunta 1).

-¿Qué importancia crees que tiene el estudio de las características generales de la psiquis humana para la labor educativa?

-Después de haber analizado estas primeras preguntas, ¿crees que has logrado conocer y valorar mejor cuestiones relativas a las manifestaciones de tu propia psiquis? Reflexiona sobre ello; esto te puede ayudar a conocerte a ti mismo y a los demás.

-Analiza el valor de autoconocimiento para el desempeño exitoso de tu labor profesional.

La comparación entre el psiquismo humano y el psiquismo animal permite adentrarse en el estudio de las categorías desarrollo psicológico y conciencia.

Es necesario que los estudiantes comprendan por qué lo psíquico en el ser humano representa otro nivel cualitativo, que se caracteriza esencialmente por la aparición de la conciencia, considerada como forma superior del reflejo psíquico, consecuencia del desarrollo filogenético y ontogenético anterior, y que es privativa del ser humano, en condiciones sociales de existencia. Ser consciente permite trascender la situación presente, proyectar metas a corto o lejano plazo, así como obtener una clara diferenciación de cuanto le rodea y, a su vez, lograr una compleja imagen de sí.

Se sugiere precisar que la conciencia es producto de las formas cada vez más socializadas de interacción del individuo con el medio. Es importante que comprendan que la psiquis humana y su forma superior, la conciencia, es un reflejo de su contexto socio-histórico concreto, que se desarrolla y que se independiza relativamente de este y participa activamente en él, transformándolo, de acuerdo con sus creaciones subjetivas.

Por tanto, con la aparición del psiquismo humano se produce un salto cualitativo en el que se integran y resumen todo el desarrollo natural precedente y las condiciones socio-históricas que condicionan el desarrollo psicológico en los seres humanos.

En el desarrollo de cada ser humano actúan como premisas los factores biológicos o naturales y los factores sociales que, en interacción, se combinan de forma peculiar en cada momento y dan lugar a la aparición y evolución de lo psicológico en una espiral permanente. Este proceso de desarrollo es dialéctico, se caracteriza por movimientos de progresión y de retroceso, por saltos y contradicciones. En el tratamiento de estos contenidos, el profesor puede estimular el análisis y el autoanálisis con sus estudiantes de cómo sus experiencias de vida han condicionado la aparición de diferentes cualidades que lo caracterizan como sujetos e, incluso, podrían reflexionar sobre algunas contra-dicciones que se revelan en la formación de estas.

Conclusiones

La determinación de los contenidos psicológicos que deben conformar la formación continua en el contexto multi, inter y transdisciplinar, constituye una problemática indispensable e inaplazable, devenida agenda pendiente de todos aquellos que se dedican a la formación de maestros y profesores, especialmente en lo que concierne a la ciencia psicológica y su relación con la formación y el desempeño profesional pedagógico.

La clave para la instrumentación de una concepción acerca de la psicología en la formación y el desempeño profesional pedagógico se debe concebir desde una doble perspectiva: debe constituir parte del contenido que los maestros y  profesores deben aprender como herramienta para fundamentar, modelar y dirigir su desempeño profesional pedagógico dirigido a contribuir a la formación y desarrollo de la personalidad de los educandos y como parte de su propio ser, puesto que son sujetos psicológicos en permanente formación y profesionalización.

El proceso de enseñanza-aprendizaje en la formación del maestro debe tener un fuerte componente autovalorativo y metacognitivo. Las características del contenido psicológico permiten movilizar los recursos autovalorativos del sujeto, promoviendo el autoconocimiento y el desarrollo de la autorregulación.

Las propuestas sugeridas están en relación con el contenido psicológico desde criterios teóricos, metodológicos y prácticos, que permiten operacionalizarlo e instrumentarlo en la formación y el desempeño profesional pedagógico.

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