Varona

No.56   Enero-Junio, 2013.    ISSN: 1992-82

Memorias


Implicaciones del uso del método en José de la Luz y Caballero

Implications of the use of the method of José de la Luz y Caballero

Dr.C. Lázara Anaís Granados Guerra. Profesora Titular. Universidad de Ciencias Pedagógicas "Enrique José Varona". La Habana, Cuba.

Correo electrónico: lazaragg@ucpejv.rimed.cu

Recibido julio de 2012   Aceptado noviembre de 2012


RESUMEN

Los aspectos plasmados en este trabajo, fruto de la revisión y el análisis de las consideraciones comunes planteadas por varios estudiosos de su vida y obra, insisten en el valor y las dimensiones filosófica, pedagógica, patriótica y humana de José de la Luz y Caballero (1800-1862), ubicado como pilar de la filosofía cubana y como una de las figuras cumbres del pensamiento de la época. Su ofensiva por la transformación de la escuela primaria en fragua de amantes del suelo patrio, de cultivadores de la ciencia guiados por una concepción renovadora, en la que el maestro tiene una tarea primordial, deja a la escuela cubana de hoy, como legado identitario, las esencias básicas de un método para enseñar, para conocer las ciencias y para amar a la patria, con la claridad y la consideración de la pedagogía como ciencia encargada de la formación del hombre.

PALABRAS CLAVE: escuela primaria, método, ciencia, formación del hombre.

ABSTRACT

The aspects taken into account in this work, stemming from the revision and analysis of common considerations raised by several scholars of his life and work, insist in the value and philosophical dimension, the pedagogical, the patriotic and the humanistic side of Jose de Luz Y Caballero (1800-1862), standing as a pillar of Cuban philosophy and as one of the eminent figures in the thinking of the time. His toils for the transformations of the primary schools in aspirations of turning students to true homeland supporters, cultivators of science guided by a renewed conception, in which the teacher's role is primordial, leaves today's Cuban schools with a legacy of identity, the basic essence of a teaching method which allows to learn science while learning to love one's land with absolute clarity and consideration of pedagogy as the science in charge of the formation of man.

KEY WORDS: primary school, method, science, the formation of man.


Introducción

En tanto, existen en el área latinoamericana, sistemas educativos que buscan la forma de erigirse sobre determinados presupuestos teóricos; el Sistema Nacional de Educación en Cuba se fortalece desde el reconocimiento del carácter científico de la Pedagogía y la estructuración de todo el proceso de formación del hombre, asumiendo el legado de Varela, Luz y Caballero y Martí, como esencias básicas para la formación desde las primeras edades.

En el momento histórico en que vivió Luz y Caballero, devino figura cimera de la pedagogía cubana desde la demostración de cómo fomentar por el maestro, unido a la enseñanza del saber, una posición ideológica radical que fuera típica del pensamiento cubano y que nos caracterizara como pueblo y como país.

Las urgencias del sistema educativo, principalmente en la escuela primaria y las demandas actuales a su calidad, unidas a los retos de la sociedad en que se vive, posibilita profundizar en los elementos que aportó este ilustre filósofo y pedagogo cubano, retomado luego por Martí.

La fuerza y el papel concedido a la escuela desde 1959, acrecentada en las condiciones epocales en que transcurre la formación del hombre del siglo XXI, lleva a profundizar en los debates filosóficos y pedagógicos que caracterizaron a la corta pero fecunda vida de José de la Luz y Caballero, dedicada a la patria y al fomento de la dignidad de todos los cubanos, para que desde cada aula se enriquezca y consolide la labor del maestro primario.

Razones que justifican que desde la Cátedra para los estudios de la Educación Primaria "José de la Luz y Caballero" se profundice en el estudio, la preservación, la sistematización y la aplicación de este legado identitario de la pedagogía cubana en las acciones de formación del maestro que labora en este nivel de educación. A la par, el estimular la sistematización del estudio de la vida y obra de José de la Luz y Caballero desde el análisis y la utilización de los métodos que aportó para favorecer el quehacer científico-pedagógico del maestro.

Desarrollo

Guadalarrama A expresa que en la denominada etapa del "Pensamiento filosófico cubano", hubo tres pilares de la filosofía cubana: José Agustín Caballero Rodríguez de la Barrera (1762-1835), Félix Varela y Morales (1787-1853) y José de la Luz y Caballero (1800-1862). Valora que esta etapa, muy fructífera, culminó precisamente con la obra de Luz y Caballero, quien se encargó de continuar con la labor de Varela y profundizarla significativamente en el plano gnoseológico y ético, lo que se revertiría en el plano político; además, con sus ideas contribuyó a estimular la investigación científica y a tratar de situar el pensamiento filosófico cubano desde la escuela a la altura de la cultura universal.(1)

En 1834 se realizó una reforma sobre la enseñanza que estimuló el surgimiento de una polémica filosófica en la intelectualidad de la época en la etapa comprendida entre 1838 y 1840. Para ello, se valieron de los periódicos de La Habana, Matanzas, Camagüey y Trinidad; a esta polémica se sumó Luz y Caballero y, con ella, dejó declarada su concepción sobre la patria y el papel de la escuela en el fomento de la independencia. A decir de Conde A, ello signó un enfrentamiento de ideas en la historia intelectual de la Isla.(2)

Hart A expresó que fue Luz y Caballero la figura central de esta polémica al destacarse por su singular talento, por el debate con solidez y agudeza contra los intentos de la filosofía ecléctica; expresó que fue "…considerado el educador más notable del siglo XIX cubano y del Nuevo Mundo, la filosofía y la pedagogía de Luz y Caballero constituyeron método y magisterio revolucionario…".(3)

Es identificado desde esta polémica como una de las figuras cumbres del pensamiento cubano, la visión del lugar que José de la Luz y Caballero le otorgó a la escuela, se comprende cuando llega a expresar que para lograr la cubanía era necesario cambiar la enseñanza.(4)

Por el rol desempeñado, Rodríguez C R sentenció: "…cauteloso en la política, reformista en sus posiciones, conservador en lo social, es, sin embargo, radical dentro de su tiempo en el terreno de la educación y en su base ideológica y política".(5)

Al sostener y compartir las ideas de Varela, dejó claro que su objetivo era formar a los hombres en pensar para transformar, conservando solo lo auténtico, y el medio esencial: la escuela. Con ello, crear una nación libre, democrática y justa.

Ya a los 30 años, en su enorme compromiso con la patria y la formación del hombre, expresó sus aforismos, escribió cartas a los padres, ardientes palabras que nos llegan como legado. Impulsó el camino para hacer la nación libre que hoy se comparte desde un proyecto de país para el disfrute de la igualdad de oportunidades y de justicia social. Desde este ejemplo es posible en el aula, cada día, consolidar el sólido pedestal que forman estas ideas para que la Revolución continúe su marcha triunfante.

Luz J decía "...el método explicativo es el mejor barómetro que puede tener el maestro para conocer la capacidad de sus alumnos",(6) porque el núcleo del pensamiento teórico lo ubicó en la enseñanza elemental. Vio a la enseñanza primaria como piedra angular de toda acción formativa; por ello, cuando en 1835-1836 y 1837-1838 fue Vicepresidente de la Sociedad Patriótica de Amigos del País y luego, de 1939-1942, director de educación, trató de hacer conciencia de la necesidad de transformar la escuela primaria.

Firmaba sus artículos con diferentes pseudónimos: FILOLEZES (amante de la verdad), HILA DELGADO, MISMO, pero nunca como forma de ocultarse tras ellos, sino siguiendo la tendencia de la época. De todas formas, en cada uno de ellos reflejó ser un hombre de extraordinaria inteligencia, que dedicó su vida al servicio de Cuba y de la humanidad.

Luz J dejó claro que, como forma de hacer una ciencia en construcción, era esencial basarse en un método. En defensa de un método electivo coherente, enarboló el principio de la investigación por encima de la erudición para llegar a construir desde el pensamiento la verdadera ciencia de la enseñanza.

El énfasis que hizo en la necesidad de basarse en un método sólido, en la necesidad de entender al hombre en un todo único y no como un ser divino, hace que se tome este referente tan cercano para las prácticas educativas.

De estos análisis derivó un método para enseñar (el método explicativo), para conocer las ciencias (método experimental racional) y un método para amar a la patria (las charlas éticas o charlas sabatinas).

Al enfrentar la principal polémica filosófica de su época, develó el método de cómo hacer ciencia para crear una conciencia y un sistema teórico. Al defender en estos debates el método para conocer la realidad, reconstruirla, transformarla, decía que se trataba de dar libertad de elegir para llegar a la verdad por medio del método experimental racional.(7)

Para Luz J, el principio básico de la metodología era el reconocimiento de la primacía de la naturaleza, la experiencia y la observación. Meditó que el único método que podía considerarse científico era el experimental y, al considerar que el método racional era una fuerza poderosa vinculada al método experimental, demostró la unidad entre los métodos empíricos y teóricos. Reconoció, además, el papel de la abstracción en el conocimiento y señaló que "la experiencia es el punto de partida de toda especie de conocimiento".(8)

Demostró que todo conocimiento se debía basar en la experiencia, a partir de la observación, para llegar a la verdad y reconocer su relatividad en contra de todo esquematismo. Ello lo aplicó en su escuela "El Salvador", en el Cerro, fundada el 27 de marzo de 1848; allí demostró todos sus intentos por la existencia de una escuela cubana propia, una escuela cubana del conocimiento. Ese fue su aporte al presente: la demostración del carácter científico de la pedagogía. Escribió: "Desengañémonos: la educación es un ramo tan experimental como la física o la química, y así es necesario que, como en estas ciencias, se toquen las teorías en la piedra infalible de la experiencia".(9)

Expresó que el surgimiento de las ciencias está condicionado por las necesidades vitales del hombre, y por su misión social, que la ciencia debía contribuir al perfeccionamiento del hombre, al mejoramiento de su vida.

El método defendido por él para conocer la realidad, reconstruirla, transformarla, lo fijó en dar la libertad de elegir para llegar a la verdad; con ello demuestra todos los intentos para fundar una escuela cubana propia, basada en el conocimiento de la ciencia. Desde esta perspectiva Luciana, se entiende que la continuidad está en:

-Abrazar y sistematizar el método aportado para hacer cada vez más auténtica la pedagogía cubana: libertad de elegir, libertad de pensar, libertad de construir desde nuestras razones, desde el proyecto de país socialista.

-Abrazar su concepción sobre la formación del hombre, centrada en su preparación para transformar la realidad desde la educación y la cultura.

-Aplicar su concepción de formador-transformador.

-Transformar la realidad desde una práctica científica.

Enfrentó el principal reto de su época: asumir la respuesta a las contradicciones sociales, espirituales e ideológicas en el proceso de formación de una conciencia cubana. Sus palabras lo revelan: "Nos proponemos fundar una escuela filosófica en nuestro país, un plantel de ideas y sentimientos, y de métodos. Escuela de virtudes, de pensamientos y de acciones, no de expectantes ni eruditos, sino de activos y pensadores".(10)

A criterio de varios estudiosos de su vida, devino generador de una radicalización ideológica en el pensamiento cubano desde 1830 hasta hoy, a la vez modelo del nuevo maestro, lo que él llamó formador-transformador.

Asumió, de 1832 a 1835, el Diario La Habana como campo de batalla para mostrar el método explicativo como método que verdaderamente renovara el aprendizaje contra el método repetitivo de palabras y expresiones que no eran entendidas por el niño desde el sobreanálisis de las Escuelas Lancasterianas de Regla. Vio a este método como vía valiosa para que el maestro influyera en los sentimientos de los niños, los enseñara a pensar a interpretar ideas.

Sobre el método explicativo para la enseñanza, Luz expresó, en 1835, en el Diario de La Habana: "Bien conoce la comisión que este método es mucho más difícil y pide gran trabajo y saber da parte de los maestros; pero, en cambio, es el único que acarrea sólidos y duraderos conocimientos y el que obliga, además, a acomodar precisamente la enseñanza a la edad y disposición de los discípulos".(11)

A partir del dictamen de la Comisión de inspectores de la clase de educación, desplegó abiertamente su posición contra la enseñanza memorística, en el artículo: El aritmético curioso, demostró la necesidad de atender desde la enseñanza al desarrollo de los procesos psíquicos del que aprende y opinó: "Es imposible impedir que los niños tomen de memoria los catecismos y otros libros, que manejan diariamente, tal es la viveza y tenacidad de esta potencia en los primeros años de vida",(12) y "La memoria se desarrolla mucho antes que las demás facultades intelectuales".(13)

En consecuencia, en el dictamen de la Comisión de inspectores de la clase de educación, en oposición a la enseñanza memorística y sus desventajas para el desarrollo de las "facultades intelectuales"(14) del niño, a su decir este dictamen llama a los inspectores de escuelas a redoblar sus esfuerzos por la sustitución del método memorístico por el explicativo.

Su concepción se basaba en la participación activa para obtener experiencias personales. Concedió gran importancia a la atención a las necesidades y motivaciones de los niños, insistió en la necesidad de ubicar a estos en la categoría de investigadores, "El hombre es como los planetas: si quiere alumbrar a otros, es forzoso que él se alumbre primero".(15)

El énfasis de cómo enseñar lo pone de manifiesto en el Colegio de Caraguao, como le decía, donde logró que cada maestro (preceptor) explicara e hiciera explicar. Se regocijaba de ello y opinó: "El gran fin que se propone el sistema explicado es facilitarles el camino para aficionarlos al estudio",(16) y "La diferencia está en que aquellos que dan demasiada importancia a la memoria de palabras conspiran a formar entendimientos que no pueden vivir más que de limosnas".(17) También refirió: "El sistema explicativo (…) es medio eficaz que puede evitar tan funesto mal en todo plan de educación".(18)

Sin dudas esta forma de pensar tuvo implicaciones políticas y, a la vez, se ganó la admiración y el respeto de sus alumnos.

Cartaya P reconoce la fusión en Luz de lo filosófico y lo pedagógico, como formas de luchas asumidas y senda para formar a la juventud, desde el gran valor que le otorgó a la fraternidad humana, como sinónimo de amor, igualdad, justicia. Para él, el sentimiento de justicia era el sol del mundo moral.(19)

Esta labor de orientación a los jóvenes la desarrolló desde las Cartas a Elpidio en el Habanero, y en su propio colegio.

Insistió en la necesidad de ahuyentar el desaliento ante la adversidad: si se cerraba una puerta, decía, solían abrirse dos. En el desarrollo de la voluntad como fuerza motriz poderosa, en luchar contra el egoísmo y la envidia, por ser rasgos muy negativos.

De 1828-1831 viajó a Estados Unidos y a Europa por razones de salud; estableció relaciones de amistad con destacadas figuras de la cultura, las ciencias y la pedagogía. Este viaje le sirvió para conocer lo más avanzado del pensamiento y de la experiencia pedagógica en otros países; en la medida que lo conoció, fue arribando a sus propias concepciones pedagógicas; ello devino que fuera uno de los educadores latinoamericanos de mayor dominio de las corrientes pedagógicas más progresistas de su época. Las apropiaciones que tuvo lo llevaron a formular: "Sin hablar de Quintiliano, Bacon, Montaigne, Descartes, Locke, Kant, Stewart, Watts y cuantos han tratado de reformar el estudio de las ciencias, en nuestra propia nación tenemos a los Feijoo y Jovellanos, y aun sin atravesar los mares, aquí hemos tenido a nuestro ilustre compatriota Varela…".(20)

Cuando llegó a Cuba, en 1831, tenía la convicción de que la escuela tenía que formar hombres como única manera de salvar la patria y que era necesario renovar la enseñanza y preparar maestros capaces de acometer con éxito la tarea. Para ello, propuso la creación de escuelas normales y la reforma de la enseñanza desde la escuela primaria hasta la universidad.

Su primer trabajo sobre educación fue en 1831, derivado de una visita a los exámenes generales; este informe lo tituló: Revista a los exámenes generales de las escuelas y colegios de esta ciudad.

La Sociedad Económica de Amigos del País lo designó inspector de escuela; entonces, dio un viraje a esta actividad. En el artículo conocido como el Informe del Instituto Cubano propone la creación de un instituto de orientación politécnica y la fundación de una escuela normal para formar maestros. Este proyecto tuvo un alto valor histórico y pedagógico, en tanto fue revolucionario para la época, y revela el ideario pedagógico de su autor; el proyecto fue aprobado, pero lógicamente el gobierno español no asignó recursos.

Para Luz y Caballero el alma de la escuela era el maestro; por ello, incluyó la observación y la discusión de clases impartidas por él para adiestrarlos en el empleo del método de enseñanza que introdujo en su escuela. El disfrute que experimentó lo llevó a expresar: "La necesidad de instruir a los alumnos ha traído, para los maestros, la de recurrir al estudio como dicta la razón y me lo ha enseñado la experiencia".(21)

Sobre el maestro decía que debía estimular en los niños la actividad cognoscitiva, educar la atención, satisfacer su curiosidad, la fantasía, desarrollar la imaginación.

Como no pudo llevar a cabo la Escuela Normal, desarrolló el plan que llamó "maestros intermedios", lo que constituyó una formación emergente de maestros primarios. Consistió en convertir, dentro de la propia escuela, a los estudiantes más aventajados y con aptitudes para el magisterio. Atendió directamente esta actividad. Aportó, a los seleccionados, conocimientos metodológicos y pedagógicos.

Puntualizó que el director tenía que vincularse a la docencia porque primero tenía que ser buen maestro. A la vez, escribió un libro de lectura graduada para ejercitar el método explicativo, que incluía lecturas dirigidas a fomentar costumbres y valores universales. No escribió más porque, como le diría a Juan Peoli: "no puedo sentarme a hacer libros porque me falta tiempo para hacer hombres".(22) Creó un curso de filosofía que por su valor, fue incorporado a la Universidad.

Compartió las ideas de José Antonio Saco, junto a él estuvo en la fundación de la Revista Bimestre Cubana y en la creación de la Academia Cubana de Literatura.

Las charlas éticas como método surgen derivadas del énfasis que puso en la educación moral como principio vital de la escuela cubana. Como maestro y como director, se destacó en la utilización de este método educativo, en la fuerza de la persuasión y del ejemplo. En el Colegio El Salvador empleó las charlas éticas bajo el nombre de charlas sabatinas, de las que el propio Manuel Sanguily comentó que fueron verdaderas cátedras. Asistían maestros, alumnos, trabajadores y hasta vecinos de la Calzada del Cerro.

Tuvo entre sus alumnos a: Manuel Sanguily, Rafael María de Mendive, Juan Bruno Zayas, Eusebio Valdés Domínguez, Manuel Martí, Carlos Guevara, entre otros patriotas. La proeza realizada dice del impacto de la formación recibida.

A decir de  Hart A, "el valor de los maestros se determina no solo por el saber, la cultura y la conducta de ellos en la vida, sino también por la influencia que ejercen sus enseñanzas en sus discípulos. Los alumnos del colegio ´El Salvador´ fortalecieron su sentido patriótico y avanzaron por nuevos caminos sin olvidar la herencia recibida. Se hicieron revolucionarios cada vez más radicales...".(23)

Puede decirse que el principal aporte de José de la Luz y Caballero a la formación de maestros latinoamericanos y caribeños, radica en el ejemplo de su consagración a la investigación científica, vía por medio de la cual no solo alcanzó un alto nivel de preparación cultural, científica y pedagógica, sino que logró estructurar toda una filosofía y una ética de la Educación, con la cual ejerció su ejemplar magisterio.

Por su modestia, sencillez, honestidad, ejemplaridad y virtudes ciudadanas; su capacidad de influencia en la formación y el desarrollo de valores con métodos persuasivos; su originalidad en el tratamiento metodológico de los contenidos y la utilización del método explicativo; y su gran capacidad para dirigir de manera efectiva las instituciones docentes, fue denominado "el educador por excelencia", título que le otorgaron sus propios alumnos.

Conclusiones

El papel de la escuela, los métodos que se deben emplear para hacer ciencia, para enseñar y para amar a la patria constituyeron elementos claves de la filosofía y la pedagogía de Luz y Caballero.

La educación del siglo XIX en Cuba fue un núcleo problemático y problematizador, hoy es núcleo esencial para formar una conciencia de continuidad histórica desde el legado pedagógico que aportó José de la Luz y Caballero.

Referencias

(1)GUADALARRAMA A. Pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX: 1900-1960. La Habana, Cuba: Editora Política; 2001. p.27.

(2)CONDE A. José de la Luz y Caballero. La filosofía y la polémica de la emancipación cubana. Revista Honda,  2009, No. 25: 25-38. p. 25.

(3)HART A. Perfiles. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2002. p. 28.

(4)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010.

(5)RODRÍGUEZ C R. Acto de clausura por el 250 Aniversario de la Universidad de La Habana. La Habana, Cuba: Universidad de La Habana; 1978.

(6)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.140.

(7)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010.

(8)LUZ J. Elencos y discursos académicos. La Habana, Cuba: Editorial Universidad de La Habana; 1950. p.152.

(9)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.131.

(10)HART A. Perfiles. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2002. p.30.

(11)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.126.

(12)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.126.

(13)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.127.

(14)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.127.

(15)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.128.

(16)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.128.

(17)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.128.

(18)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.136.

(19)CARTAYA P. La polémica de la esclavitud: José de la Luz y Caballero. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1988.

(20)LUZ J. Escritos educativos. Reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p.129.

(21)LUZ J (Apud Cartaya P). La polémica de la esclavitud: José de la Luz y Caballero. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1988. p.15.

(22)LUZ J (Apud Cartaya P). La polémica de la esclavitud: José de la Luz y Caballero. La  Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1988. p.23.

(23)HART A. Perfiles. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2002. p.33.

Bibliografía

BUCH R M. De Caballero a Martí. Trayectoria a la filosofía cubana electiva en el siglo XIX. Revista Honda, 2009, No. 25.

CHÁVEZ J A. Del ideario pedagógico de José de la Luz y Caballero (1800-1862). La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1992.

RODRÍGUEZ R. José de la Luz y Caballero: un cubano inolvidable. Granma. Edición única. 2007 junio 22.

SANGUILY M. José de la Luz y Caballero. Estudio Crítico. Colección Ensayo. La Habana, Cuba: Consejo Nacional de Cultura; 1962.

VITIER C. Ese sol del mundo moral. La Habana, Cuba: Ediciones Unión; 1995.