Varona

No.55   Julio-Diciembre, 2012.    ISSN: 1992-82

Memorias


El pensamiento pedagógico de Juan Marinello Vidaurreta en la República Neocolonial

The Pedagogical Thoughts of Juan Marinello in the Neocolonial Republic

Dr C Niurka Palmarola-Gómez. Profesora Auxiliar. Universidad "Camilo Cienfuegos". Matanzas, Cuba. Correo electrónico: niurka.palmarola@umcc.cu

Recibido: octubre 2011                              Aceptado: febrero 2012

RESUMEN

El trabajo refiere el pensamiento pedagógico de Juan Marinello Vidaurreta, destacado intelectual revolucionario que desarrolló una importante actividad en defensa de una escuela pública, laica y científica para los cubanos durante la República Neocolonial. Unido a su obra literaria y política, desde diferentes instituciones culturales y organizaciones políticas, desplegó una amplia labor docente, la que propició reflexiones teóricas que mantienen vigencia y pueden contribuir al perfeccionamiento de la enseñanza en Cuba.

PALABRAS CLAVE: Juan Marinello, pedagogía, didáctica, educación.

ABSTRACT

This work refers to the pedagogical thinking of Juan Marinello Vidaurreta, outstanding intellectual revolutionary who developed an important activity in defense of public school, laical and scientific for Cubans in the neocolonial republic. Together with his literary and political works and from different cultural institutions and political organizations he deploys an extensive educational labor which allowed for theoretical reflections which maintain and contribute to the improvement of the teaching processes in Cuba.

KEY WORDS: Juan Marinello, pedagogy, didactic, education.

Introducción

Uno de los intelectuales más destacados del siglo XX cubano fue Juan Marinello Vidaurreta; su actividad política y literaria son ampliamente conocidas, pero no ocurre igual con su pensamiento pedagógico, insuficientemente estudiado. La concepción pedagógica de Juan Marinello fue parte integrante de un proyecto social, donde lo ético, lo estético, lo político y lo científico se articularon en función del hombre y su necesaria emancipación. Su magisterio no se circunscribió a la docencia o a la defensa de la escuela cubana; se unió a la lucha política y contribuyó a la concientización del pueblo por la transformación de la sociedad cubana en la primera mitad del siglo XX. Con la radicalización de su concepción política, su pensamiento pedagógico transitó del positivismo y el irracionalismo al marxismo; los análisis realizados de la educación cubana en estos años se mueven, desde las posiciones idealistas, abstractas y elitistas, a una concepción clasista e histórica de la educación.

En la década de los años 20 irrumpió Marinello en la vida intelectual cubana, unido al movimiento renovador de las artes, que buscaba formas de creación autóctonas. El rescate del arte y la cultura nacional lo puso en contacto con la obra de José Martí, la que le proporcionó una nueva visión de la realidad cubana. Su pensamiento pedagógico se estructuró a partir de una concepción de la sociedad y la cultura que reconocía en los profesionales, los agentes transformadores de esta. La confianza en las instituciones democráticas lo hacía pensar que, mediante la cultura y la educación, se transformaría la realidad cubana; por ello, participó en varias asociaciones de intelectuales.

Todas estas instituciones se proponían alcanzar una mejor ciudadanía, para lo que era necesaria la difusión gratuita de la cultura general; por ello, trabajaron en la eliminación del analfabetismo, en el análisis de la situación educacional del país, por la reforma de la educación y por el apoyo estatal a la creación artística. En los trabajos escritos por Marinello, en estos años, se observa el predominio de una visión de la educación orientada a sus fines, a la función de la escuela como institución social, en un sentido general.

Con el inicio de su actividad como profesor de Exposición y Composición en Español, en el Instituto de Lenguas Modernas, se profundizó su reflexión en torno al proceso docente y el papel del maestro en este. Su labor como maestro lo vinculó al movimiento de los trabajadores de la educación, en su lucha por la democratización de la escuela cubana y en el logro de mejores condiciones de trabajo y remuneración, lo que profundizó su visión de la realidad escolar del país.

Resultado de su actividad política y de la situación de represión que vivía el país, Marinello fue obligado a vivir en el exilio, en México. En este país conoció el alcance de la reforma educacional que había propiciado la Revolución Mexicana, e internacionalizó su labor profesoral, al trabajar con estudiantes mexicanos y norteamericanos. En su segundo exilio, laboró junto a los intelectuales latinoamericanos, entre ellos, Aníbal Ponce, quien contribuyó al desarrollo de su pensamiento pedagógico marxista.

De regreso a Cuba, como representante del Partido Unión Revolucionaria Comunista (PURC), participó en la confección de los documentos de esta organización para la Constituyente del 40, en los que se observa la sistematización de su pensamiento pedagógico marxista. Comprendió que la situación de la educación era resultado de las condiciones económicas que vivía el país y que solo la transformación social cambiaría la realidad educacional cubana. Desplegó una importante actividad desde las estructuras gubernamentales, para hacer realidad lo refrendado en la Constitución.

Ante el incremento de la penetración norteamericana en el país, en la década de los años 50, denunció el carácter antinacional de las propuestas de cooperación en el ámbito cultural, que llegaban desde las universidades estadounidenses, lo que le permitió diferenciar los propósitos de la educación en aquel país y en Cuba. La crítica realizada al carácter utilitario de la educación norteamericana, muestra la presencia del pensamiento pedagógico martiano en su análisis, y fundamenta la inviabilidad de ese proyecto para la nación cubana.

La importancia del rescate de la tradición pedagógica nacional en el empeño de perfeccionar y consolidar la obra educacional de la Revolución Cubana obligan al estudio del pensamiento y la obra pedagógica realizada por Juan Marinello Vidaurreta. El propósito de este trabajo es reflexionar en torno a las características que tuvo su pensamiento pedagógico en el período que abarcó la República Neocolonial.

Desarrollo

La formación ciudadana: esencia de su pensamiento pedagógico

El pensamiento pedagógico de Juan Marinello siguió un proceso de desarrollo, que transitó desde el positivismo y el irracionalismo, determinando su carácter abstracto, idealista y elitista, en los años 20, a una concepción marxista de la educación a finales de los 30. En correspondencia con su criterio de que la educación es la base del mejoramiento individual y social, realizó una amplia labor de crítica artística y de divulgación cultural, al considerar al arte como una vía privilegiada para el desarrollo de la sensibilidad individual y colectiva, que permitía la identificación del ciudadano con los problemas nacionales. Su participación en el movimiento de las Vanguardias Artísticas* y la función educativa que atribuyó al arte y la cultura, lo hicieron reclamar del Estado apoyo para la creación de las escuelas de arte.(1)

La actividad social que desplegó, tanto desde el Club Rotario de La Habana** como con el movimiento estudiantil, que luchaba por la Reforma Universitaria, lo hicieron reflexionar en torno a la importancia de la cultura y la educación para solucionar los problemas cubanos. Participó Marinello en la divulgación cultural con el Grupo Minorista, la Institución Hispano-Cubana de Cultura y la Sociedad Económica de Amigos del País; en esta última, propició la concesión de becas a los jóvenes creadores para que se formaran en las universidades extranjeras. Todas estas instituciones se proponían alcanzar una mejor ciudadanía, para lo que era necesaria "...la difusión gratuita de la cultura general y cívica, y para ello hay que dar la carga definitiva contra la ignorancia: la ignorancia primordial, producto del analfabetismo, y la ignorancia cívica, producto del desconocimiento de los deberes y derechos que corresponden del gobernante y del ciudadano...".(2)

En estos años, el centro de la concepción de la formación humana para Marinello, era la formación ciudadana. En la búsqueda de una mejor ciudadanía, una hombría, más cabal y como parte de los esfuerzos para renovar las artes, defender la libertad de ideas y sacar a Cuba de la  insularidad, participó Marinello en la fundación de la revista Avance.*** Esta lo puso en contacto con las ideas renovadoras del historicismo y el irracionalismo, frente al cientificismo positivista; al mismo tiempo que abrió paso a las ideas del marxismo, principalmente el latinoamericano, y a la obra educacional de la Revolución Rusa y la Mexicana. La actividad en esta publicación marcó el inicio de proceso de ascenso al marxismo, de esta personalidad, lo que enriqueció su pensamiento pedagógico.

En 1928, Juan Marinello inició su actividad como profesor en el Instituto de Idiomas Modernos, anexo a la Universidad de La Habana, labor que en lo sucesivo compartiría con la actividad de abogado, crítico literario y político. Sus lecciones, llenas de sabiduría y ciencia, fueron un medio para formar generaciones cultas, pensadoras y revolucionarias, en las que los textos martianos eran objeto de análisis y reflexión permanentemente. En estas condiciones su pensamiento pedagógico se amplió como resultado de su práctica pedagógica sistemática, al penetrar en las características que tenía el proceso de formación de los profesionales universitarios cubanos.

Su conferencia Juventud y Vejez recogió las ideas pedagógicas del período; en ella destacó que la enseñanza universitaria cubana estaba alejada de la realidad social del país. Marinello, al analizar el proceso de enseñanza en la universidad, diferenció lo educativo de lo instructivo y de lo capacitativo. La enseñanza tenía que dotar al estudiante con los conocimientos y las habilidades necesarias para cambiar la realidad individual y colectiva, debía orientarse a las necesidades del país, vincular teoría y práctica, y transmitir confianza en la capacidad transformadora del hombre, pues para él "...no vale tanto adaptarse a la atmósfera en que está forzado a desenvolverse, como moldear el ambiente a sus propósitos...".(3)

Marinello consideró que la unilateralidad predominante en la educación no formaba al hombre, solo lo dotaba de "...una precaria aptitud técnica...".(4) El contenido pragmático que prevalecía en la enseñanza limitaba la formación, al pretender la capacitación de los recursos humanos que necesitaba el deformado desarrollo económico del país. En la instrucción predominaba el saber contemplativo, enciclopédico, distanciado de la práctica y la sociedad. Diferenció, en lo instructivo, dos formas de conocimiento: el contemplativo, que conducía a la acumulación de saber, y el conocimiento práctico, asumido como experiencia para interpretar la realidad; este último conducía a la capacitación, al saber hacer, porque permitía transformar "...la materia del saber en fuerza para saber…".(5)

En las condiciones predominantes en la educación cubana, transformar el conocimiento en capacidades para el progreso individual constituía un logro, pero no era suficiente, por lo que diferenció la formación profesional del profesionalismo, que era lo que a su juicio, predominaba en Cuba y distinguía "El título profesional es, o debía ser, capacitación inmediata para ocupar un puesto en el reparto. Patente para ahora. La cultura, que no acababa de adquirirse nunca es cosa para un mañana...".(6)

Marinello entendía que la formación profesional es algo mucho más amplio que la simple capacitación, no se podía limitar al conocimiento y al desarrollo de las habilidades de la profesión, se necesitaba, además de estas, un conocimiento cultural general que posibilitara una orientación ante los problemas de la vida. Solo una gran sensibilidad humana, nacida del conocimiento e identificación con los problemas cubanos, los pondría en condiciones de cumplir su función social, el despliegue de un activismo social intenso, que llevara a la solución de los problemas del país. Cuando la educación transformaba la profesión en un medio de vida individual, la profesionalizaba, lo que hacía que el profesional descuidara su función social, su responsabilidad ciudadana y se dedicara a ganar "materia dorada".(7)

Marinello destacó la responsabilidad del Estado en la preparación para el empleo de los ciudadanos, lo que les garantizaba los medios para vivir, y contribuía al desarrollo económico, pero no al progreso social. Este modo de educar llevaba a una pérdida de la sensibilidad pública y la responsabilidad ciudadana, al identificar el éxito con la ganancia individual y no lograr promover la realización personal en el contacto con la sociedad y los destinos del país. "Se deja de pensar en el mañana de todos para pensar en su mañana...",(8) afirmaba.

Valoró que la educación debía llevar a la asimilación de la experiencia cultural de la sociedad, no solo en el sentido teórico, sino en la orientación, esta permitía la adecuación de ese arsenal a la nueva realidad social. Para Marinello, la orientación estaba determinada por el apego a la tradición nacional, a la verdad científica y al hombre; entendido este, como grupo humano, como comunidad social. La asimilación de la experiencia precedente para hallar solución a los problemas que planteaba el presente, combinaba los procesos de aprender y desaprender; no todo lo que se conocía se correspondía con las actuales necesidades cubanas. Reconoció la importancia de recordar aquello que contribuía a la solución de los problemas, como era la tradición histórica de la sociedad cubana, y sus ejemplos de patriotismo.(9)

Se refirió a la función socializadora de la educación y la importancia de conocer los últimos progresos educativos en otros países, para tomar lo que fuera valioso en el camino del perfeccionamiento de la educación en Cuba, pero con una visión electiva y no de copia acrítica. Estas experiencias debían ser evaluadas en sus aspectos positivos y negativos, según las condiciones concretas en que se desarrolle y asimilar solo lo que posibilitara resolver los problemas cubanos, en armonía con su tradición histórica.

La educación siempre se debía orientar a la libertad de pensamiento y de acción, en función de la sociedad y sus necesidades, por lo que enfatizó en la formación moral del individuo. Se lamentó de que un sistema de educación con predominio del pragmatismo y el individualismo fuera lo que predominara en Cuba, porque comprometía los destinos del país, pero se manifestó optimista, al valorar que la historia de la nación cubana garantizaría que la situación cambiara, como justo homenaje al más grande de los cubanos, José Martí.

En 1930, al ser cerrado el Instituto de Lenguas Modernas, anexo a la Universidad de La Habana, y al negársele la cátedra universitaria, comenzó a trabajar en la Escuela Normal para Maestros de La Habana, en la que se mantuvo hasta el año 1953, aunque por períodos quedó cesante. En esta institución formó parte de la Junta de Gobierno, se vinculó al movimiento estudiantil y magisterial que se enfrentaba a los desmanes de los gobiernos de turno y luchó por la defensa de la escuela cubana y sus profesores.(10)

Actividad docente en el exilio mexicano

Por su actividad política fue condenado a presidio y, más tarde, al exilio. La actividad docente, que había iniciado como profesor de Español, se amplió a los programas de Literatura Hispanoamericana y Cubana, Pensamiento Martiano y Pensamiento Político Hispanoamericano, durante sus exilios mexicanos.**** La impronta de la revolución educacional realizada por Lázaro Cárdenas (1936-1940) y el intercambio con la intelectualidad revolucionaria del continente, en especial Aníbal Ponce, le permitieron comprender la realidad desde una perspectiva materialista y dialéctica, contraria al idealismo positivista e irracionalista.

La concepción materialista de la historia le permitió reconocer la esencia social del hombre y la educación, su carácter objetivo, histórico y clasista. Comprendió, junto a Aníbal Ponce, que el ideal pedagógico diferenciado de las sociedades clasistas era un instrumento de dominación que hace de la educación un privilegio de las minorías para mantener en la ignorancia a las masas populares, para perpetuar la sociedad explotadora del hombre.(11)

Desde la erudición y las posiciones dialéctico-materialistas de Ponce analizaron las más diversas concepciones pedagógicas; de estas, destacó sus limitaciones, al plantear que "en manos de la burguesía sabemos que significan ´la libertad del niño´, la ´formación del hombre´, los ´derechos del espíritu´(...), la de una clase opresora que monopoliza la riqueza y la cultura frente a una clase oprimida para la cual solo alcanza la superstición religiosa".(12) Desde esa dirección se orientó la crítica, de Ponce, a las concepciones de la escuela activa y los experimentos de Montessori, sobre la introducción de la enseñanza religiosa como fuente de alegría para los niños.

Los nuevos instrumentos teóricos le permitieron comprender, a Marinello, que una universidad nueva requería algo más que reformas, exigía de la transformación de la sociedad, solo desde nuevas bases económicas y políticas se podría revolucionar la universidad. El "...hombre libre cuya existencia queremos hacer una realidad sobre la tierra, exige como condición primera la transformación radical de esa sociedad sin alma...".(13)

Al regresar a Cuba y restituido en su cátedra de la Escuela Normal para Maestros de La Habana, trabajó intensamente en la formación de sus estudiantes y en el perfeccionamiento de los programas de Literatura Cubana. Creó el Premio "Juana Vidaurreta" para estimular, entre sus alumnos, el estudio de la Literatura Cubana.(14) Paralelo a ello, mantuvo su actividad de crítica literaria, de divulgación del pensamiento martiano, como abogado en la defensa de causas políticas, de lucha contra la guerra y en el partido de los comunistas cubanos.

Su actividad política en defensa

A partir de 1938, al asumir como Presidente del Partido Unión Revolucionaria Comunista (PURC), desplegó una importante actividad por mejorar las condiciones educacionales del país, al ocupar diferentes cargos en el gobierno burgués.***** En la propuesta de Programa Constitucional, presentado a nombre del PURC, Marinello delineó los principios a partir de los cuales se debía organizar la educación cubana, entendida como "un impulso radicalmente revolucionario (...), es el conocimiento neto y verdadero del hombre y del mundo y, por serlo, la expresión exacta de cuanto hay que transformar en el mundo y en el hombre...".(15)

Para lograr este empeño educacional, el Estado debía garantizar los cuatro aspectos que consideró fundamentales, estos eran:

  1. Los elementos materiales para la obra transformadora (presupuesto).
  2. La universalización de la enseñanza.
  3. La eficacia técnica.
  4. La orientación.

Ya, desde 1924, Juan Marinello había propuesto el aumento del presupuesto del Estado para la educación, pero ahora reclamaba que se delimitara, de este, lo dedicado a la burocracia, y lo que realmente llegaría a las instituciones escolares. Era conocido el uso dado al presupuesto de educación con fines políticos y de enriquecimiento individual, denunciado sistemáticamente en la prensa de estos años.(16) Así como las malas condiciones materiales y técnicas de las escuelas públicas; a ello se unían los bajos salario de los profesores, aspectos que solo serían resueltos con un presupuesto educacional orientado a estos fines.(17)

La universalización de la enseñanza, contrario a lo que pensaban otros pedagogos, como Alfredo Aguayo, y en armonía con lo más progresista del magisterio cubano, consideró Marinello, debía ser responsabilidad del Estado cubano. La Constitución debía refrendar su carácter científico, gratuito, público y democrático. Reconoció que solo se podía ofertar de forma gratuita y obligatoria la enseñanza primaria, pero propuso un amplio programa de becas que garantizara la educación secundaria y superior a los estudiantes que la necesitaran por sus limitadas condiciones económicas, y la merecieran por los resultados obtenidos.(18)

Se pronunció contra todas las prácticas discriminadoras en la educación, ya fueran por razones de sexo, raza, situación social; así como las establecidas a partir de las diferencias entre los estudiantes de las escuelas públicas y las privadas. Reclamó la eficacia de la educación a partir de la introducción de técnicas pedagógicas modernas. Ello exigía buscar la experiencia foránea en todas las latitudes, lejos de los recelos provincianos, pero entendida en función de los intereses nacionales. Orientada en un "...firme y delicado sentido cubano..."(19); es decir, nacionalista, unitaria, inspirada en la confraternidad humana.(20)

Reclamó al Estado la lucha contra el analfabetismo y la organización de un sistema de escuelas gratuitas para adultos. Se pronunció por el fomento de la escuela técnica, agrícola, industrial y comercial por medio de planteles normales y la atención a la educación rural. Defendió la libertad de educación, su carácter laico, y la supervisión de las asignaturas de Historia, Literatura y Geografía Cubana, que para él debían ser impartidas en los centros docentes públicos y privados por maestros cubanos y mediante textos elaborados por autores nacionales.(21)

En los debates de la Asamblea Constituyente de 1940, Marinello tuvo la posibilidad de defender las propuestas de los comunistas cubanos, estas no fueron aprobadas como ellos las presentaron, pero lograron se reconociera la enseñanza como una función pública, que preparaba para la vida en sociedad, por lo que al Estado le correspondía crear y sostener las aulas primarias y facilitar las condiciones indispensables para el desempeño de la escuela pública y la supervisión de la privada.

La designación de Marinello, como Presidente de la Comisión de Docencia Privada,****** provocó una encarnizada reacción de los elementos falangistas y del clero, que se reflejó en la prensa de la época. Con la consigna "Por la Patria y por la Escuela", se desató una campaña contra su nombramiento, liderada por los diarios de La Marina y Alerta, junto al Colegio de Belén y el clero reaccionario. En respuesta, los intelectuales progresistas, unidos a sectores populares, con el lema "Una escuela cubana en Cuba Libre", apoyaron el nombramiento de Marinello y destacaron sus condiciones profesionales. Este movimiento tuvo, entre sus principales figuras, a Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchering, los que lograron grandes movilizaciones populares a favor de Marinello.(22)

La actividad de Marinello en su etapa senatorial fue amplia, se materializó en varias propuestas de leyes con el fin de mejorar la enseñanza. La primera de ellas, un Proyecto de Ley cuyo contenido aunaba los ideales del democratismo y el nacionalismo, fue derrotada por un voto de diferencia. Pero la batalla por mejorar las condiciones de la enseñanza y sus docentes en Cuba no cesó; en 1942, presentó otro Proyecto de Ley sobre Universidades Libres; en este se criticaba la creación de centros de educación superior de carácter privado y señalaba el lugar del Estado en la supervisión de esa forma de enseñanza; en 1945 participó en la elaboración de un proyecto de ley sobre jubilación, no aprobado.

Marinello conoció los acuerdos del V Congreso Americano de Maestros, por los delegados cubanos que acudieron a él; este se proyectó porque el proceso de formación fuera una responsabilidad del Estado, garantizado por una educación democrática, integral, gratuita, que formara desde la cultura, lo que implicaba preparar en la escuela y fuera de ella, a ciudadanos honestos, progresistas y americanistas.******* Estas ideas se corresponden con las concepciones que sobre la formación de los maestros se asumió en la Escuela Normal, bajo la orientación de Medardo Vitier, con fuerte énfasis en la formación integral de los estudiantes, por el desarrollo de una enseñanza humanística.(23)

Su clamor de una escuela científica lo condujo al problema del carácter laico de la educación; Marinello participó en varias polémicas alrededor del tema y recibió numerosos ataques, no se opuso a la enseñanza de la religión en las instituciones religiosas o en las escuelas privadas, pero en correspondencia con José Martí, fundamentó la necesidad de la escuela laica, a partir de lo refrendado en la Constitución. Un Estado laico, que respete por igual todo tipo de creencia, sin declarar religión oficial, no puede enseñar religión en la escuela pública; debe hacer realidad la enseñanza científica, a partir del conocimiento de las leyes de la naturaleza y la sociedad, sin elementos confesionales que la distorsionaran.

Marinello, en carta al Obispo Dalmau, afirmaba: "Si repasa usted mis artículos de entonces y todos los pronunciamientos de URC, le será imposible descubrir una sola condenación al catolicismo como creencia aunque sí muy duros ataques a los que aprovechan una creencia respetable para hacer obra de politiquería, de desunión y de retroceso...".(24) Criticó el carácter antipatriótico y reaccionario que predominaba en algunas instituciones religiosas, que transmitían errores científicos y un sentimiento de inferioridad por lo cubano, y destacó que sus propuestas lo que defendían era que todos recibieran, dentro de las condiciones actuales, la mejor enseñanza, la más progresista y con humana orientación.

La formación de la personalidad, para Marinello, al ser una responsabilidad estatal, no se limitaba a la acción de la escuela, era una tarea de toda la sociedad. Todas sus instituciones y organizaciones debían contribuir a la realización del ideal educativo que respondía al tipo de sociedad que se quería edificar. Esta relación entre la sociedad y la escuela la desarrolló al valorar la importancia de la educación rural en Cuba a partir de las condiciones económicas del país, la escuela pública estaba mal distribuida y desatendida en lo material y lo pedagógico, pero la rural era casi inexistente. Consciente de la realidad económica cubana, defendió Marinello la formación de los maestros rurales, por las peculiaridades e importancia de su labor, y afirmó: "Insistimos en que no debe ser destruida sino mejorada la Escuela Rural José Martí, que defiende la idea de que el maestro que trabaja en el campo provenga del campo y tenga una formación específica para su trabajo en la zona rural...".(25) Fundamentó su criterio en las experiencias que mostraban que la mayoría de los maestros llegados de la ciudad entendían su labor en el campo como un castigo y limitaban su tiempo en la escuela rural, ante el deseo de regresar a la ciudad.

Para Marinello, "...el muchacho campesino de verdadera vocación de maestro vuelve a su radio de vida como exaltado y mejorado por su título, pero con raíces firmes para servir a sus hermanos...".(26) Reconoció que siempre algunos no querrían regresar, pero serían menos, ya que quien vivía en el campo lo amaba y se sentía comprometido a mejorar las formas de producción y convivencia, además de estar preparado para la forma de vida en el campo, que no era igual que la de la ciudad. Valoró este último elemento como uno de los que más incidían en que los maestros que llegaban de la ciudad no permanecieran en estas escuelas, ya que no estaban preparados para la vida en el campo y se sentían incapaces de enfrentarla.

En el programa presentado por Marinello, como candidato a la alcaldía de La Habana, puso de manifiesto su interés por la educación popular; este incluía el aumento de los colegios, dotados de los últimos avances de la pedagogía con libre matrícula para los niños, escuelas para adultos, de corte y costura, música, declamación y arte teatral. Consideró que un alcalde comunista debía proponer un programa cultural, que posibilitara la liberación del hombre al dar las posibilidades de desarrollar sus capacidades creativas, por lo que recogía gran cantidad de propuestas para llevar la educación y la cultura  a toda la población.(27)

Denuncia de la penetración imperialista en la enseñanza universitaria

Marinello defendió la diversificación y la especialización del proceso educativo que debía estar estructurado en diferentes niveles articulados entre sí. La educación garantizaría los recursos humanos que demandaba el país, por lo que su preparación técnica respondería a sus necesidades sociales; al respecto, valoró las dificultades que tenía la educación politécnica y, en particular, la formación de maestros. Se manifestó por la necesidad de resolver los déficits de profesores para algunas especialidades, como la educación musical y plástica.

En los años 50, la línea principal de su pensamiento pedagógico fue la denuncia de la penetración imperialista en la enseñanza. Escribió varios artículos en los que reveló los verdaderos propósitos de los Estados Unidos con sus programas para la colaboración cultural y educacional, principalmente los que se llevaban a cabo en la Universidad Central de Las Villas. En sus viajes por diferentes países socialistas, en especial la URSS, valoró la transformación que se produjo en la educación y el apoyo político que recibía este proceso desde todas las instituciones sociales. Destacó el esfuerzo de la sociedad soviética, que ponía todos los recursos disponibles en función educativa, lo que aumentaba las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes dentro y fuera de la escuela.(28)

En su pensamiento pedagógico siempre estuvo presente la idea que reconocía en el arte una función educadora, al permitir desarrollar la sensibilidad del hombre y su identificación con los problemas colectivos, reconoció la importancia del teatro popular y todas las formas de desarrollo cultural, por su importante papel en la formación del hombre nuevo, que debía ser un hombre libre, un creador. La enseñanza artística conducía al desarrollo de la creatividad y la sensibilidad humanista que posibilita la emancipación del hombre, lo que repercutía más, al tratarse de una cultura que expresaba las posibilidades de creación del pueblo.(29)

A partir de su experiencia pedagógica, Juan Marinello se proyectó al análisis de las deformaciones del proceso formativo en Cuba, las que entendió como resultado de la dependencia económica y política a los Estados Unidos. Denunció la penetración imperialista en la enseñanza, que imponía modos de educar que "...respondían a sus necesidades...",(30) similares a los suyos, que consideró, se orientaban por "...los banqueros y mercaderes y fundamentada en los juicios de John Dewey y Abraham Flexner...".(31) Esta educación pragmática propiciaba la anarquía, la ausencia de principios normativos, el pobre rendimiento, el fraccionamiento mutilador de la cultura, entre otras deficiencias que han "...empobrecido a límites impresionantes la información y la cultura de sus alumnos...".(32)

En estos análisis dejó ver Marinello la impronta martiana, al fundamentar la imposibilidad de la introducción en el sistema de educación de formas que respondían a fines diferentes a los cubanos. Diferenció al pueblo cubano del norteamericano, por su proceso histórico de conformación, y destacó la necesidad del rescate de un ideal educativo que formara a sus ciudadanos, según la tradición educacional del siglo XIX. Esta forma de educar al joven, que pretendía el desarrollo de altos valores humanos y patrióticos, de conjunto con el conocimiento científico, orientaron la tradición revolucionaria del estudiante universitario, algo que pretendían borrar del entorno universitario los gobiernos entreguistas.(33)

Conclusiones

El pensamiento pedagógico de Juan Marinello, entre 1928 y 1958, se caracterizó por el tránsito de una concepción positivista con elementos del irracionalismo a una concepción marxista-leninista de raíz martiana. Este proceso le permitió profundizar en el análisis de la educación cubana, la que hasta los años 30 vio de forma idealista y, a partir de su segundo exilio, la reconoció como un proceso objetivo con carácter histórico y clasista.

El pensamiento de Marinello se formó a partir de la reflexión teórica acerca de los problemas educacionales y culturales, así como desde una práctica pedagógica sistemática. Por ello, reflexionó en torno a los aspectos vinculados a la formación humana en los ámbitos social y escolar. Desarrolló ideas que lo insertan en la tradición pedagógica nacional, a partir del rescate del pensamiento martiano, y la búsqueda de respuestas autóctonas a los problemas que afectaban a la educación cubana.

Entre los aspectos trabajados por Marinello se encuentran la importancia de la relación educación- sociedad, el nexo de lo instructivo, lo capacitativo y lo educativo en la formación profesional, y la diferencia entre profesionalidad y profesionalismo, la importancia de la formación humanista, laica, científica y democrática. Denunció las dificultades presentadas en la educación pública y privada en Cuba, y la penetración norteamericana en la educación.

 

Notas

*Vanguardias Artísticas o Históricas fue un movimiento renovador de las artes que abarcó todas las áreas de la creación artística; planteó la ruptura con las formas de creación y los modelos de sociedad predominantes hasta entonces. En Cuba manifestó una voluntad que  buscaba nuevas formas de expresión. Con el nombre de Arte Nuevo, la revista  Avance, divulgadora de estas ideas, patrocinó una exposición colectiva, en 1927, que reunió a sus principales representantes en la plástica.

**Club Rotario: Institución cívica, surgida en Chicago, con representación en Cuba desde los años 1920 hasta los 60. Promovió el bien de la comunidad mediante sus profesionales. Juan Marinello perteneció a ella de 1923 a 1928, en el Club de La Habana. La Nota Rotaria fue su órgano de divulgación; Marinello escribió, entre otros: "Importancia de las clasificaciones de los socios en el club. Deber de los rotarios". T. 2, No. 17, febrero, 1924, pp. 4-5; "Tres importantes mociones del club de La Habana". T. 3, No. 23, agosto, 1924, pp. 11-13.

***Revista Avance: publicación quincenal (1927 hasta 1930); en su edición participaron Alejo Carpentier, Juan Marinello, Martín Casanova, Francisco Ichazo, Jorge Mañach y Félix Lizaso. Su propósito fue cultural, pero reflejó la inquietud social; colaboraron importantes  intelectuales del período. Los trabajos publicados por Marinello en esta muestran su transición del antinjerencismo  al antimperialismo y el contacto con las ideas marxistas, entre ellas las de José C. Mariátegui; su disolución fue resultado de las diferencias ideológicas de sus editores.

****Juan Marinello vivió dos exilios en México, de marzo a septiembre de 1933 y de noviembre de 1936 a junio de 1937, ambos después de cumplir seis meses en prisión. Allí trabajó como profesor en la Universidad Nacional, en la Escuela Normal y en la Secundaria Obrera, participó del movimiento martiano que se desarrollaba por los intelectuales de este país y colaboró en diferentes publicaciones. Estuvo unido al movimiento de intelectuales revolucionarios (LEAR) y participó en el movimiento de solidaridad con la República Española.

*****Marinello, en 1940, fue delegado por la provincia de Las Villas a la Asamblea Constituyente, por el PURC, y candidato a la alcaldía de La Habana. En 1941, fue designado miembro del Consejo Nacional de Educación y Cultura. En 1942, representante a la Cámara, por la provincia de La Habana, por el PURC. En 1943, lo nombraron Ministro sin Cartera, después Senador por Camagüey, en 1945, Vicepresidente del Senado. En 1948, candidato a la Presidencia de la República por el Partido Socialista Popular, obtuvo 120 000 sufragios.

******Como resultado de la reforma educacional que introdujo el Plan Guzmán, en 1939 se creó el Consejo Nacional de Educación y Cultura, era un órgano consultivo para los asuntos vinculados a la educación y la cultura, tratados en el Senado. Marinello formó parte de este desde febrero de 1941, y fue presidente de la Comisión para la Docencia Privada.

*******El V Congreso Americano de Maestros se realizó en México, en el mes de mayo de 1946, participó una delegación cubana, con propuestas como: la reglamentación de la educación por el Estado, contra la discriminación racial en la educación, por los métodos modernos, activos, experimentales, sin imposiciones, que propicien la autoeducación. Los delegados revolucionarios extendieron las experiencias cubanas en la Constituyente del 40. Ponencia al V Congreso Americano de Maestros, Biblioteca Nacional, Colección Manuscritos, No. 217.


Referencias

(1)MARINELLO J. Nuestro arte y las circunstancias nacionales. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. (4-10). La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989.

(2)MARINELLO J, ET AL. Falange de acción cubana. En: Cairo A. El Grupo Minorista y su Tiempo. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1978. p.314.

(3)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989. p.192.

(4)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989. p.201.

(5)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989. p.197.

(6)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989. p.192.

(7)CASANOVAS M. Capitalismo e inteligencia. Revista Avance, 1927 (6): 30-32.

(8)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989. p.192.

(9)MARINELLO J. Juventud y vejez. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989.

(10)BUENAVILLA R. La lucha del pueblo por una escuela cubana, democrática y progresista en la república mediatizada. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1995.

(11)PONCE A. Educación y lucha de clases. La Habana, Cuba: Imprenta Nacional de Cuba; 1961.

(12)PONCE A. Educación y lucha de clases. La Habana, Cuba: Imprenta Nacional de Cuba; 1961. p.274.

(13)PONCE A. Educación y lucha de clases. La Habana, Cuba: Imprenta Nacional de Cuba; 1961. p.266.

(14)MARINELLO J. Premio Maestra Juana Vidaurreta. La Habana, Cuba: Fondo Juan Marinello de la Biblioteca Nacional. Colección Manuscritos. Mar, No. 39w, 1943a.

(15)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985. p.316.

(16)OSA E. En Cuba. Primer Tiempo. 1947-1948. T.II. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 2004.

(17)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985.

(18)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985.

(19)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985. p.318.

(20)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985. p.318.

(21)MARINELLO J. Aspectos de un programa constitucional. En: Marxistas de América. La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985.

(22)ORTIZ F. Una escuela cubana en Cuba Libre. En: Augier A. Órbita de Fernando Ortiz. (25-36). La Habana, Cuba: Colección UNEAC; 1973.

(23)VITIER M. Carta de Medardo Vitier. Inspector General de Escuelas a Juan Marinello. La Habana, Cuba: Colección Manuscritos Biblioteca Nacional, No. 43; 1942.

(24)MARINELLO J. Carta del Dr. Marinello al obispo Dalmau. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p.112.

(25)MARINELLO J. En defensa del maestro y el campesino. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p. 86.

(26)MARINELLO J. En defensa del maestro y el campesino. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p.88.

(27)MARINELLO J. Penetración imperialista en la enseñanza. En: Suárez A. Obras. Juan Marinello. Cuba: Cultura. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas; 1989.

(28)MARINELLO J. Cultura soviética. En: Marxistas de América. (321-324). La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985.

(29)MARINELLO J. Cultura soviética. En: Marxistas de América. (321-324). La Habana, Cuba: Editorial Arte y Literatura; 1985.

(30)MARINELLO J. Carta a la Asociación de Escritores y Artistas Americanos. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p.77.

(31)MARINELLO J. Carta a la Asociación de Escritores y Artistas Americanos. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p.77.

(32)MARINELLO J. Carta a la Asociación de Escritores y Artistas Americanos. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998. p.77.

(33)MARINELLO J. Carta a la Asociación de Escritores y Artistas Americanos. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998.

Bibliografía

MARINELLO J. Carta a Manuel Navarro Luna del 1 de marzo de 1937: En: Suárez A. Cada tiempo trae una faena… . Selección de correspondencia de Juan Marinello Vidaurreta. 1923-1940. La Habana, Cuba: Editorial José Martí; 2004.

MARINELLO J. Por una enseñanza democrática. En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998.

MARINELLO J. Unión de todos los cubanos frente al imperialismo y la reacción". En: Gómez C, Ramos H. Un hombre de todos los tiempos: Juan Marinello. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1998.