Varona

No.54   Enero-Junio, 2012.    ISSN: 1992-82

La Geografía Cultural

The Cultural Geography

Dr.C. Ramón Cuétara López. Profesor Titular. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: ramoncl@ucpejev.rimed.cu

Recibido junio de 2011   Aceptado diciembre de 2011


RESUMEN

Hoy en día, en el mundo académico, se reconoce la Geografía como una disciplina que contribuye significativamente a la formación de una cultura general integral en los ciudadanos y, por ende, a su identidad nacional. En este trabajo se aborda la relación tan íntima que existe entre la Geografía y la cultura, al destacar la contribución que hace esta disciplina a su formación, mediante su objeto de estudio, lo que ha llevado a muchos autores en la actualidad a fundamentar la existencia de la Geografía Cultural, como una de las ramas de la ciencia geográfica indispensable en los momentos actuales, donde se hace cada vez más necesaria la formación de una verdadera conciencia nacional, que conduzca a un arraigado sentimiento de nacionalidad.

PALABRAS CLAVE: cultura, identidad, valores, ética, nacionalidad.

ABSTRACT

Nowadays, in the academic world Geography is seen as one of the disciplines that contributes considerably to the formation of the general comprehensive culture of citizens and as a result to the national identity. This work shows the intimate relationship that exists between Geography and culture because it highlights the contribution this discipline does to its formation through its object of study. This has made many authors, at present, to say there is a Cultural Geography, as one of the branches of the geographical science so useful at present. Nowadays, it is so necessary the formation of a real national consciousness that leads to a rooted feeling of nationality.

KEY WORDS: culture, identity, values, ethic, nationality.


Introducción

La geografía, históricamente, ha tenido diferentes enfoques; por un lado, están los que la consideran como una simple disciplina que enumera hechos, cuenta relatos y que forma parte de la sociología; durante muchos años perduró una tendencia biologicista, con el “determinismo ambiental”, el cual se constituyó en la columna vertebral de los estudios geográficos y de su enseñanza en la escuela. En otro momento recibió el impacto de la matemática, lo que influyó en su carácter cuántico y la separó del elemento social; otros han intentado alejar a la geografía de la estructura de las ciencias de la Tierra (geología, climatología, hidrología, edafología), por lo cual afirman que el medio natural carece de importancia, y le dan un enfoque netamente ecológico y sociológico.

Para el autor de este trabajo, lo más importante es fijar la atención en el papel que le corresponde en la sociedad y, por tanto, es preciso fundamentar que esta disciplina ocupa un lugar privilegiado entre las ciencias, por cuanto no hay otra donde, al mismo tiempo, coexistan la esfera natural y la humanística y que, a la vez, sea capaz de analizar los problemas de actualidad de la naturaleza y la sociedad, y ofrezca vías de solución.

La geografía es en realidad, una ciencia muy compleja y original. Situada entre las ciencias de la Tierra y aquella que se relacionan con el hombre, mediante las ciencias sociales debe expresarse en síntesis, resúmenes y diagnósticos debido a su heterogeneidad. Es una ciencia generalizadora que analiza causas y efectos, desarrolla conceptos teóricos y prácticos, y llega a predecir sucesos basados en principios que son exclusivamente de su competencia. Su campo de acción está cada vez más lejano de la asimilación de un catálogo de nombres y lugares, el reflejo circunstancial de cifras, el cúmulo de alturas, longitudes, temperaturas, presiones, lluvias, extensiones y distancias, o el itinerario de viajes o impresiones descriptivas.

En la actualidad, la clasificación de la superficie terrestre interesa a partir del hecho primordial de cómo la utiliza el hombre. Selvas devastadas que inciden en el clima; el límite de los océanos que avanzan sobre las costas; cambios de la alimentación humana; la influencia de la productividad ante la presencia de la biotecnología; el fenómeno urbano que invade el espacio con todas las connotaciones económicas, laborales, de salud y servicios; el cambio climático local o global; influencias de la tecnología en el ambiente agrario y migraciones nacionales e internacionales, entre otros fenómenos y procesos.

Los nuevos enfoques de la geografía aparecieron a partir de la década de los años 40 del siglo XX en el hemisferio norte, y a finales de ese siglo en América Latina. No se trata en realidad de “nuevas geografías”, que le resten unidad a esta ciencia, sino diversos enfoques, orientaciones y tendencias.

Entre los diferentes enfoques o tendencias merecen mencionarse: la Geografía cuantitativa, la Geografía de la percepción, la Geografía radical, la Geografía activa, la Geografía aplicada, la Ecogeografía y la Geografía Cultural, entre otras.

La formación de una cultura general integral constituye una aspiración y un reto. La identidad nacional expresada mediante el amor a la patria, tiene como requisito para su consolidación y preservación, la adquisición y desarrollo de la cultura, íntimamente vinculada a las tradiciones e historia de la Nación.

Junto con la historia, la geografía es un arma indispensable para fomentar las identidades espaciales y culturales, para arraigar los valores patrios, para cuidar de lo nuestro y poder continuar con el proyecto social que conducirá a la total emancipación.

La geografía es, ante todo, un arma poderosa en el plano ideológico. Es válido recordar que el principal enemigo de la Revolución Cubana, ha tratado de justificar sus apetitos anexionistas con “razones geográficas”. Tal es el caso de las teorías del Destino Manifiesto y el Fatalismo Geográfico, por solo citar dos ejemplos. Para citar otro ejemplo, se puede plantear que en fecha tan temprana como el 28 de abril de 1828, John Quincy Adams, quien fuera después presidente de EE.UU., formuló la política de la “fruta madura”.

Para poder contrarrestar esas “teorías geográficas”, es imprescindible la existencia de una bien fundamentada cultura nacional, que conduzca a una bien entendida identidad nacional, papel que le corresponde desempeñar, junto al resto de las disciplinas, a la Geografía Cultural. Por tal razón, para alcanzar el fin supremo de reafirmar la identidad nacional y la cubanía, la Geografía Cultural ocupa un lugar destacado.

El objetivo de este trabajo es destacar la contribución de la Geografía Cultural a la formación de una cultura general integral, que en unidad con la historia, el desarrollo de la Nación y la formación de valores éticos y morales, conformen la identidad nacional

Desarrollo

La Geografía Cultural es un componente de la geografía que posee una larga tradición, gestada en el siglo XIX, estudia los elementos, fenómenos y procesos que se producen en el planeta, inducidos por el conjunto de los grupos humanos que lo habitan, cada uno con su propia idiosincrasia y su diferente huella.

El objeto de estudio de la Geografía Cultural son los paisajes, cuyo análisis e interpretación resulta tan interesante como complejo. El paisaje lleva la impronta de las sociedades que habitaron en el pasado y las que lo hacen en el presente: el paisaje es un totalizador histórico. En el paisaje se pone de manifiesto desde el uso y el avance de la técnica y el desarrollo científico, hasta las manifestaciones religiosas y sociales, así como las ideas políticas, y se graban las aspiraciones de los colectivos que lo habitan, sus inquietudes sociales y su nivel de madurez social y democrática. El orden y el desorden paisajístico sirven de medio de interpretación del nivel de desarrollo que han tenido los habitantes de un territorio específico.

Desarrollo histórico

El término Geografía Cultural apareció por vez primera en EE.UU. a comienzos del siglo XX, aunque con un sentido diferente al actual. Se trataba de la contraposición en los mapas de la representación de la naturaleza y de los elementos creados por el hombre: poblaciones, vías de comunicación, cultivos y otros. Tras la Primera Guerra Mundial, en Alemania aparecieron ideas muy similares, con una concepción más centrada en la transformación humana del medio. La Geografía Cultural no solo observa los condicionamientos biológicos y potencia los que proceden de la actividad humana,

onstituye una actividad que; por otro lado, se desarrolla en el tiempo histórico.

En EE.UU. su máximo representante, en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, fue Carl Ortwin Sauer (1889-1975), quien era un geógrafo impulsor fundamental en el desarrollo de la escuela de Geografía Cultural de Berkeley, que influyó notablemente en sus alumnos de la escuela californiana.

En 1925, Sauer escribió el artículo La morfología del paisaje, en el que desarrolló una metodología para explicar cómo los paisajes culturales son creados a partir de formas superpuestas al paisaje natural. Sauer fue muy crítico con el llamado determinismo ambiental, teoría predominante en la geografía estadounidense en aquel entonces.

Propuso en su lugar un paradigma diferente, llamado morfología del paisaje, después denominado Geografía Cultural. Este acercamiento implicó la reunión de hechos acerca del impacto humano en el medio, la construcción del paisaje cultural y los cambios en las formas de vida de las culturas.

En 1931, Sauer publicó el ensayo Cultural Geography, donde afirmó que la Geografía Cultural se interesaba, por las obras humanas que se inscribían en la superficie terrestre y le imprimían una expresión característica. Según él, la Geografía Cultural implica, por tanto, un programa que está en línea con el objetivo general de la geografía, esto es, en gran parte, la observación directa de campo, que se basa en la técnica sencilla del análisis morfológico.

En Alemania y Austria, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, esta idea se asumió con naturalidad. Los máximos representantes son el alemán Schultze y el austriaco Bobek. En Italia destacan Biasutti y Sestini, en Francia desde Max Sorre a Paúl Michotte, Philippe Pinchemel y Paúl Claval, aunque ya Max Sorre incluía además de los conceptos de la Geografía Cultural otros para apostar decididamente, por la Geografía Humana.

Para diferenciarse de la Geografía Humana, tronco al que pertenece la Geografía Cultural, cuyos contenidos serían muy semejantes, los geógrafos culturales han venido estudiando aquellos aspectos relacionados con las diferencias que aparecen entre las distintas regiones del globo, a partir de las características específicas que emanan de la relación entre los colectivos humanos; por ejemplo, los europeos, los vietnamitas, los americanos o los insulares, y el territorio que estos ocupan.

El alemán Federico Ratzel (1844-1904) introdujo la cultura como factor clave de la Geografía Humana. En 1880, el término “Geografía Cultural” fue introducido por primera vez en los estudios geográficos. Por entonces, Ratzel, inspirado en Alejandro de Humboldt (1789-1859) y Carl Ritter (1779-1859), tomó de su formación naturalista la idea de que la distribución de los seres humanos y la expansión, imposición y mezcla de culturas y civilizaciones merecen una atención especial, y propuso el nombre de Antropogeografía, para calificar este nuevo enfoque de la disciplina.

Ratzel dedicó la década de de los años 1880 al estudio de los fundamentos culturales de la diferenciación regional de la Tierra. La geografía de finales del siglo XIX e inicios del XX, asumió el paisaje no solo como resultado de la relación entre individuo y medio, sino también como instrumento para analizar el espacio, para comprender las distintas regiones y, sobre todo, como objeto principal del conocimiento geográfico.

La escuela francesa, cuyo principal representante fue Paúl Vidal de la Blache (1845-1918), partió de lo propuesto por Ratzel para afirmar las influencias del medio sobre las sociedades humanas: el paisaje refleja la organización social del trabajo. La cultura es para la Blache y sus colegas aquello que se interpone entre el hombre y el medio y humaniza los paisajes. El auge de la Geografía Cultural comenzó treinta años después de las primeras obras escritas por los alemanes.

Paúl Claval (Meudon, Francia, 1932), destacado geógrafo, profesor de la Universidad de la Sorbona desde 1973, en su labor científica ha tratado la geografía como una ciencia que contribuye decididamente al aumento de la cultura general integral de la persona.

Según Claval, los trabajos de la escuela de Sauer pusieron su atención, sobre todo, en las sociedades etnogeográficas del mundo americano o en las grandes civilizaciones tradicionales.

A partir de la década de 1950 puede hablarse de crisis en los planteamientos historicistas y tradicionales de la geografía, aquellos en los que se sustentaba la Geografía Cultural. Esta crisis se acrecentó a medida que se impusieron nuevos paradigmas geográficos, más cercanos al mundo del planeamiento territorial, que desarrolló la llamada Nueva Geografía durante los años 60 del siglo XX, y a causa de actitudes más contestatarias y reivindicadoras de las corrientes radicales de la década posterior.

Sin embargo, la Geografía Cultural adquirió un nuevo significado en la década de 1990, a partir de que Paúl Claval reelaboró sus conceptos en su obra La Géographie Culturelle. Es incuestionable que la figura del eminente geógrafo francés Paúl Claval, marca un hito en el desarrollo de la Geografía Cultural.

Tendencias actuales

Paúl Claval ha colocado a la Geografía Cultural en el centro de los estudios geográficos, más aun, en estos tiempos donde los procesos de la globalización tienden a “imponer” ciertas pautas de homogeneización en un espacio mundial que se caracteriza por su diferenciación por áreas. Esto, además, está estrechamente relacionado con las geodiversidades culturales que expuso el geógrafo argentino Federico Alberto Daus. Se trataría de una pugna entre el espacio de los flujos, por un lado, y el espacio de los lugares de las identidades culturales, por otro.

La cultura, la vida social y el dominio del espacio son temas culminantes en la actual Geografía Cultural. En este contexto toma importancia la cultura, el medio y el paisaje, la geohistoria de la cultura y los desafíos culturales del mundo actual. En estas líneas de trabajo, Paúl Claval propone una vuelta a la Geografía Cultural.

Por otro lado, durante los últimos decenios del siglo XX y los inicios del XXI, la complejidad que experimenta el mundo de la cultura supone de nuevo una fuente que aboca a cambios importantes en la Geografía Cultural. Las políticas públicas y privadas, han asumido la idea de que la cultura es un factor de desarrollo para las ciudades y territorios “inteligentes”. El análisis de los recursos culturales (patrimonio, creatividad, industrias culturales, entre otros) y los métodos para su entrada en vigor suponen nuevos retos para la Geografía Cultural.

En la actualidad, también debe hablarse del renovado interés por el paisaje como objeto de estudio geográfico, aunque no solo desde una perspectiva descriptiva (que era la que primaba un siglo atrás), cercana a los postulados de Paúl Claval, sino desde una perspectiva aplicada que trata de proteger los valores ambientales y culturales del paisaje, y de restituirlos cuando este ha sido objeto de actuaciones inadecuadas y de impactos negativos.

Conclusiones

En la historia de la humanidad, la cultura siempre ha sido un valladar en defensa de los derechos de los pueblos, ante cualquier acto de agresión.

La geografía y la educación geográfica, participan activamente en la formación de la cultura general integral del pueblo, con la generación de nuevas ideas y la reafirmación de que un mundo mejor es posible.

A la geografía le corresponde en la sociedad contemporánea un lugar privilegiado entre las ciencias, tanto por su aporte a la relación naturaleza-sociedad, como por su valor cultural y su contribución a la formación de la identidad nacional. Y en ese contexto, la Geografía Cultural tiene reservado un lugar de preferencia, y le corresponde a los centros docentes, donde se desarrollan las disciplinas geográficas, desempeñar el papel a que están convocados, liderados por las universidades de ciencias pedagógicas, centros formadores de profesionales que se dedican al estudio e investigación en el campo de la docencia geográfica.

 

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