Varona

No.54   Enero-Junio, 2012.    ISSN: 1992-82

Integración científica e interdisciplinariedad

Scientific Integration and Interdisciplinary Teaching

Dr.C. Josefina Caridad Piñón González. Profesora Titular. Universidad de Ciencias Pedagógicas ‘‘Enrique José Varona’’. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: josefinapg@ucpejv.rimed.cu

Recibido septiembre de 2011   Aceptado diciembre de 2011


RESUMEN

El artículo aporta elementos que contribuyen a esclarecer la concepción de integración científica e interdisciplinariedad para lograr, en la formación de postgrado, cambios que conduzcan a una sólida introducción de resultados en la práctica educativa. Se parte del criterio de que la actividad científica educacional en las universidades de ciencias pedagógicas constituye hoy, como nunca antes, un compromiso esencial de cualquier estrategia de desarrollo, donde se conjugan de manera armónica las exigencias que traza la integración científica en el quehacer educativo, condición esencial para poder alcanzar un mayor protagonismo en el mejoramiento educativo y el desarrollo de las ciencias de la educación.

PALABRAS CLAVE: integración, ciencia, interdisciplinariedad, educación

ABSTRACT

This article brings elements which contribute to explaining the conception of scientific integration and interdisciplinary teaching to obtain in the formation of postgraduate courses changes which bring about a solid introduction of the results in the educative practice. This stems for the criteria that the educational scientific activity in pedagogical science university, constitutes today as never before an essential responsibility of any development strategy wherein the demands of scientific integration of any educative process is in harmony, a condition that is essential to be able to reach higher protagonist role in the betterment of education and the development of educative sciences.

KEYWORDS: integration, science, interdisciplinary, education.


Introducción

El desarrollo de las ciencias reclama la unidad entre los procesos de integración, donde el conocimiento científico y su utilización para la transformación de la realidad es una necesidad insoslayable. En el siglo XIX las investigaciones científicas mostraban la existencia de puntos de contacto que partían de los descubrimientos científicos de las diversas ramas del saber. Esta integración era posible si se tomaba en cuenta la precisión del objeto y los saberes que contribuían al desarrollo de las fuerzas productivas y a las demandas de la práctica social.

Desde el siglo XX existían experiencias relativamente estables que revelaban el predominio de la tendencia integracionista en el desarrollo del sistema de conocimientos científicos. En el siglo XXI es una necesidad la solución y la respuesta de la demanda social.

Lo antes expresado pone de manifiesto el surgimiento de nuevos y complejos puntos de encuentros e interacciones entre las ciencias que muestran el acercamiento, cada vez mayor, entre las ciencias naturales, exactas y las humanidades, y el papel diferenciado de los métodos generales del conocimiento científico. La utilización de los métodos matemáticos por todas las ciencias, incluyendo las sociales, le otorgan mayor objetividad a los descubrimientos científicos y garantizan la relación entre lo cuantitativo y lo cualitativo, con el fin de generar nuevas formas de interpretar y proyectar el desarrollo sociopolítico y económico de la educación.

Cuanto más se desarrolla la diferenciación de las ciencias, tanto más se crean las posibilidades para su integración; esto permite el incremento de grupos multidisciplinarios de investigadores que acceden a nuevos y complejos puntos de encuentro con una visión  cooperativa, colaborativa e interdisciplinaria desde una concepción ética profesional. Ello conduce a considerar que la integración científica es un proceso de interrelación complejo, dinámico e interdisciplinario, que se realiza para el estudio o la solución de un problema científico identificado.

Desarrollo

Diferentes acepciones sociopolítico-económicas existen alrededor del constructo integración, pero no es menos cierto que en el siglo XXI es importante tener en cuenta que es un factor elemental en el quehacer de la ciencia y para el desarrollo humano. Hay quien considera que el concepto de integración está lleno de buenas intenciones; para otros, como algo ideal; para los cubanos, como una noción clave y viable para erradicar las limitaciones que enfrenta el contexto nacional como el internacional.

En Cuba la investigación educativa organizada en programas y proyectos es el componente esencial de la actividad científica educacional y su finalidad es la de ‘‘…producir determinados resultados científico-técnicos que posibilitan describir, explicar, predecir y transformar el objeto en correspondencia con los problemas inmediatos y perspectivos del desarrollo de la educación en un contexto histórico concreto’’.(1) Por ello, ‘‘la introducción de resultados de investigación constituye el hilo conductor de las relaciones que se establecen entre los componentes de la actividad científica educacional’’.(2)

Para lograr la introducción de resultados científicos de forma eficiente la palabra de orden es integración, ‘‘…hay que trabajar por alcanzar resultados científicos entre proyectos; por la sistematización teórico-práctica, (…) por lograr proyectos de integración donde otras instituciones aporten y en conjunto logren  introducir resultados con una mayor efectividad presente y proyectiva’’.(3) No cabe duda de que promover la integración para la introducción de resultados científicos entre las universidades de ciencias pedagógicas y entre estas y el entorno social responde especialmente a elevar las potencialidades y las virtudes de la comunidad científica, para contribuir al desarrollo de la calidad de la educación. Ello responde al Lineamiento 137 del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, que refiere: ‘‘Continuar fomentando el desarrollo de las investigaciones sociales y humanísticas sobre los asuntos prioritarios de la vida de la sociedad, así como perfeccionando los métodos de introducción de sus resultados en la toma de decisiones a los diferentes niveles’’.(4)

Hay especialistas que opinan que la integración es un fenómeno complejo, sin definición unívoca, que se produce como consecuencia de la adaptación a las respuestas del individuo, según los requerimientos del medio y de la interacción entre ambos; otros consideran que es un proceso dinámico y, a la vez, el producto o resultado de este proceso. El Diccionario Ilustrado de la Lengua Española ‘‘ARISTOS’’ considera que integrar es dar integralidad a una cosa, componer un todo con sus partes integrantes(5); algunos autores prefieren denominarlo como asimilación, para referirse a la adaptación de los individuos a una determinada jerarquía de forma social. Lo cierto es que si se estudia la parte, hay que buscar la manera  de transparentar el todo a través de esta, condición que propone la teoría de la complejidad como parte del estatuto para la ciencia en la nueva era del conocimiento.

Domínguez L enfatiza que en las Ciencias Sociales y Humanísticas existe un grado de dispersión de los resultados, dado por la falta de integración que ocasiona carencias de salida hacia la práctica.(6) Ello permite considerar que existen insuficiencias en la planificación y la organización de los resultados científicos en función de los problemas comunes entre instituciones educativas, ocasionado, en gran medida, por el incremento de diferentes formas de integración, recurso necesario para generar nuevos conocimientos y tecnologías mediante la articulación entre la práctica social, el conocimiento y los valores que se dan en los procesos participativos y en donde se involucran activamente los sujetos comprometidos en dar respuesta a las necesidades educativas.

Castro F considera que la integración en la esfera de la investigación científico-tecnológica es un concepto más abarcador, que no trata solo el caso de la cooperación, del intercambio del resultado científico, de la colaboración de una misma rama, o la utilización en común, por diferentes instituciones, de recursos materiales, entre otros, sino una nueva perspectiva del sistema de ciencia, tecnología y desarrollo, que implica, sobre todo, la comprensión de la necesidad de una interrelación a un nivel más amplio de todas las ramas del saber científico, con vistas a esa visión totalizadora de la sociedad y de las vías para alcanzar un progreso multilateral.(7)

Núñez J afirma que la ciencia y la tecnología son procesos sociales,(8) indudablemente que para la educación científica tiene un valor significativo lo expresado por el citado autor, si se parte de su implicación en la formación permanente de las personas. En la medida que se necesitan nuevos conocimientos se logra una visión diferente del mundo, no cabe duda que aceptar que se vive en una sociedad de conocimiento es reconocer que estos llegan a ser obsoletos, dado por el propio desarrollo social; esto impone nueva información centrada en la superación permanente, de ahí que la educación tiene que ser creciente a favor del desarrollo humano.

Entender la ciencia como una fuerza social integral, en la unidad de todas sus ramas: ciencias naturales, ciencias técnicas y ciencias sociales, permite una utilización plenamente científica de todos sus resultados y logros; es decir, ‘‘una utilización que responda cabalmente a los intereses y valores esenciales del individuo de la humanidad’’.(9) Para Lahera I las complejas transformaciones que reclama el siglo XXI están identificadas por el principio que lleva a que la ciencia actúe como ‘‘valor auténticamente humano’’.(10) Desde este principio se puede entender la realización, unidad e interpretación de los aspectos científicos y valorativos de la actividad científica. Lahera reconoce que hay un valor de la ciencia en relación con la sociedad y la propia ciencia que tiene aspectos valorativos, por lo que puede ser entendida como una forma de actividad valorativa y orientadora. De hecho, las actividades científicas y valorativas deben ser fuerzas complementarias que parten de la relación teoría-práctica y que, mediante ella, se logra interpretar la realidad, conocer las limitaciones, sus causas y consecuencias, y buscar alternativas de solución a los complejos problemas existentes, especialmente en el sistema educativo.

Las ideas acerca de la concepción teórico-metodológica que asume la integración científica desde los componentes de la actividad científica educacional son interpretadas a partir de lo expresado por Escalona E, al identificarla ‘‘como célula básica del desarrollo’’,(11) donde mediante sus aportes se logran vías de solución a problemas educativos previamente diagnosticados. Ello posibilita tener en cuenta  la relación armónica entre los resultados por proyectos con los programas de maestrías y estos, en orden cualitativamente superior, con los programas de formación doctoral.

La autora del presente artículo considera necesario que los especialistas asuman la integración científica como una herramienta para proyectar el camino de búsqueda de solución a determinado problema científico, que si bien no dejan de ser trabajados por investigadores de las universidades de ciencias pedagógicas, aun no es suficiente. Para ello, es necesario interpretar la relación integración-interdisciplinariedad, que tiene por núcleo la sistematización como una vía de búsqueda de experiencias para volver a la práctica con resultados cualitativamente superiores.

La sistematización es entendida como un proceso de reflexión y análisis crítico de las experiencias en manos de sus propios actores que permite descubrir, a partir de la identificación de los aciertos y errores de las investigaciones, los elementos claves que influyen en la obtención de determinados resultados. No se trata de medir consecuencias y logros para recomendar modificaciones y proponer mejoras; la sistematización se interesa en ‘‘recuperar’’ las experiencias vividas para analizarlas e interpretarlas crítica y ordenadamente con el fin de extraer aprendizajes que permitan mejorar la práctica. Ello requiere de la interpretación de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubra o explicite la lógica del proceso, los factores que han intervenido en él, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo.

Es así que la integración científica mediante la sistematización teórico-práctica adquiere relevancia hacia el interior de la capacidad y el compromiso de los profesionales de la institución, responsables de construir el conocimiento (investigación) y valorar sus acciones (evaluación con coherencia y cohesión). La importancia de la sistematización en el desarrollo de la integración científica permite establecer la relación entre investigación, sistematización y evaluación, a partir de que la investigación produce aportes teórico-prácticos; la sistematización, sentidos de interpretación y la evaluación, interpretación de los niveles de ejecución de los objetivos de un determinado proceso. Ello admite afirmar que la investigación-sistematización-evaluación constituyen una unidad dialéctica, donde cada uno de los procesos tiene su propia metodología y, en su unidad, una intención: lograr el crecimiento profesional de los investigadores en función del desarrollo cualitativo de la educación. La esencia metodológica planteada transita por un camino predominantemente cualitativo (Fig. 1).

Fig. 1. Relación entre objeto, sistematización y resultado científico.

La relación integración-interdisciplinariedad

Frecuentemente se confunden los términos integración-interdisciplinariedad que, según Perera F, son expresiones que entre los profesores constituyen ser ‘‘pensamiento docente o ideas de sentido común’’.(12) Para el citado autor, la relación dialéctica y de complementación entre ambos términos está centrada básicamente en que se asume la interdisciplinariedad como un proceso que tiene por resultados, en diferentes etapas, la integración de los contenidos y de los procesos de aprendizaje, con un progresivo aumento de su grado de complejidad; sin embargo, hay quien considera que no existe relación entre integración e interdisciplinariedad porque los aportes son retazos que carecen de suficientes elementos teóricos que no son llevados consecuentemente a la práctica.

Es importante destacar que integrar significa concebir el todo, en una relación interactiva compuesta y en donde el intercambio científico, la colaboración y la cooperación son procesos que permiten interpretar la práctica educativa con la implicación directa de todos los implicados.

El intercambio científico, hacia dentro y hacia fuera de la universidad, teniendo lugar la elevación de su calidad intrínseca, al mismo tiempo que se abre al entorno, a la satisfacción de sus necesidades y a la búsqueda de nuevas experiencias para su ulterior desarrollo.

Rojas C y Piñón J afirman que ‘‘el intercambio científico es el proceso mediante el cual tiene lugar la influencia científica recíproca de la universidad y su entorno, conducente al mejoramiento acelerado de la práctica social, en general, y de la ciencia, en particular’’.(13) Para el caso específico de las ciencias pedagógicas, el intercambio científico presupone, ante todo, el mejoramiento de la práctica educativa, tanto escolar, como universitaria, y el desarrollo de las ciencias de la educación.

En el intercambio entre investigadores debe prevalecer la ética de saber escuchar a aquellos con diferentes posiciones científicas, como también de dar espacio para el aporte de experiencias que respondan al objetivo deseado. Ajustar los resultados a un contexto determinado, evitar repeticiones de un objeto de estudio por diferentes instituciones e, incluso, en una misma institución, exige de un diálogo abierto, ético, donde se establezcan compromisos de trabajo que resulten beneficiosos para el mejoramiento de la práctica social, incluido el propio desarrollo de la ciencia, como expresión esta última del resultado más elevado al que se debe aspirar en el proceso de integración.

La cooperación, dirigida a establecer un trabajo científico coordinado entre los investigadores cuya tendencia no sea modificar el trabajo científico individual, sino potenciar el carácter socializador y colectivo, encaminado a encontrar alternativas que faciliten el cambio o perfeccionamiento del objeto investigado. No se trata de realizar una revisión de conceptos y contenidos de la ciencia de estudio; si bien es necesario encontrar nexos y relaciones, lo más importante es lograr el cambio de mentalidad de los sujetos implicados con la responsabilidad de aportar al desarrollo educativo.

Chávez J, Báxter E y Valdés H argumentan que el que coopera recibe cooperación; además, especifican que la cooperación no es un mero regateo en que el éxito de una persona se logre a expensas o gracias a la exclusión del éxito de los demás.(14) Ello permite afirmar que el objetivo constante de la cooperación es el beneficio mutuo en las interrelaciones humanas.

En tal sentido, la cooperación se concibe atendiendo a un enfoque teórico-metodológico, que permite lograr la integración de los resultados producto de las investigaciones por proyectos, con el fin de generar nuevas integraciones en el proceso de su introducción. Ello permite declarar tres niveles de  integración a partir de los resultados teórico-prácticos de cada proyecto de investigación, donde se han de revelar criterios comunes desde tareas diferentes derivadas del propio intercambio.

Niveles de la cooperación desde la integración científica:

1.    Nivel de integración de la ciencia, la tecnología y la sociedad.

2.    Nivel de integración del objeto de estudio.

3.    Nivel de integración de los participantes.

La consideración de los tres niveles mencionados puede orientar una mejor evaluación del alcance real. El primer nivel tiende a integrar el producto esperado a la demanda social desde una perspectiva de búsqueda científica y de inversión de esfuerzos. Es decir, se pone la ciencia al servicio del desarrollo cultural-social. El segundo nivel implica la asunción de determinadas posiciones teórico-metodológicas con visión interdisciplinaria y el tercer nivel se refiere al desarrollo personal.

Trabajar en equipo exige la búsqueda multilateral de posiciones teórico-prácticas, tener conocimiento interdisciplinario y asumir posturas críticas y no dogmáticas con respecto al objeto de investigación y su aplicación. Como se aprecia, es importante la visión integral de los tres niveles propuestos y, para ello, es necesario tener presentes:

-Los valores (responsabilidad de los participantes, prestigio profesional, compromiso institucional e individual, entre otros).

-El desarrollo del pensamiento complejo/crítico, con visión de cambio, de perfeccionar el objeto de investigación.

-La capacidad para la elección de teoría(s) apropiada(s), con el  fin de que se convierta(n) en herramientas de trabajo para una mejor acción o transformación práctica.

-Voluntad de cambio que derive la actualización permanente de los participantes.

La colaboración, regida por el compromiso individual y colectivo de resolver eficazmente los problemas educativos y trazar acciones conjuntas que respondan a las nuevas realidades surgidas de las contradicciones de la práctica educativa.

Como cualquier contradicción, su solución debe transitar por un proceso de búsqueda científica, esencialmente de carácter participativo, donde todos los miembros de la comunidad universitaria y de otras afines a la misión educativa, aporten alternativas para vencer los obstáculos de naturaleza objetiva y subjetiva que puedan limitar el trabajo científico. La solución de esta contradicción es un momento esencial en el proceso de elaboración de los planes estratégicos de desarrollo social, tanto para la adecuada proyección de trabajo científico, como para el apoyo a la realización de los restantes procesos universitarios y el logro de las metas que se propongan.

En cuanto a la interdisciplinariedad, se conocen las variadas concepciones que le atribuyen diversos autores, como: principios, procesos, forma de organizar acciones, entre otras; según Perera F, ninguna es excluyente, sino que se complementan y coexisten,(15) de modo que según la situación, así serán asumidas.

Según Martínez B N, integrar significa ‘‘concebir el todo, en una relación interactiva compuesta por diferentes elementos vinculados entre sí, lo que implica la utilización de síntesis, el todo, y el análisis, la descomposición en los elementos que la conforman, como operaciones mentales del pensamiento’’.(16) Ello permite considerar que la interdisciplinariedad presupone el camino para la solución de la contradicción dialéctica entre el conocimiento totalizador y el especializado, donde su resultado es la integración del conocimiento.Para Abad G, desde la Didáctica la integración es un proceso de ordenación lógica y jerárquica de la estructura cognoscitiva del estudiante, que emerge de la sistematización, a través del establecimiento de relaciones precedentes, concomitantes o perspectivas entre los contenidos adquiridos en un mismo o diferente contexto de enseñanza-aprendizaje, como resultado del cual se logra una comprensión, explicación e interpretación holística de la realidad y, en consecuencia, una actuación activa, transformadora y creadora en situaciones concretas.(17) Se comparte con Perera F al considerar que esta autora interpreta la interdisciplinariedad como la vía de operar en la práctica para la correspondiente integración, ‘‘donde la primera da lugar a la segunda’’.(18)

Es importante destacar que la interdisciplinariedad no es un fin, sino un medio para lograr la integración de los procesos de aprendizajes y de los saberes, así como su movilización y su aplicación en situaciones concretas. En el caso de la formación permanente, Miranda T convoca a la comunidad científica de la Universidad de Ciencias Pedagógicas ‘‘Enrique José Varona’’ a interpretar la integración científica como el proceso de interrelación complejo, dinámico e interdisciplinario que se realiza entre los distintos proyectos de investigación con el propósito de articular los distintos proyectos de investigación en función de lograr calidad educativa en la formación integral de los estudiantes que aspiran a egresar de las distintas carreras pedagógicas.(19) Es decir, que la integración científica es un proceso dinámico; por ello, es necesario conocer qué se quiere integrar, con quién se cuenta, cómo realizar la integración, con el fin de que conduzca a trazar acciones cooperadas dirigidas a dar respuesta a las necesidades  de la práctica educativa.

Conclusiones

La integración científica permite participar de los resultados con el compromiso de generar nuevos saberes, en función del crecimiento profesional de los implicados y de las transformaciones educativas que se generan de las investigaciones en diferentes áreas del conocimiento.

La actividad científica educacional en las universidades de ciencias pedagógicas constituye hoy, como nunca antes, un compromiso esencial de cualquier estrategia de desarrollo que se proponga conjugar, de manera armónica, las exigencias que traza la integración científica en el quehacer educativo, condición esencial para poder alcanzar un mayor protagonismo en el mejoramiento educativo y el desarrollo de las ciencias de la educación.

En el proceso de introducción de resultados científicos, la interdisciplinariedad conduce a la planificación y al desarrollo de la integración científica, dirigida a conocer más de una manera de pensar la ciencia; confrontar las distintas explicaciones que la ciencia tiene del mismo fenómeno; pensar en las condiciones de producción histórica del conocimiento científico, utilizar el conocimiento para dar respuesta a las necesidades educativas y valorar, en el accionar interno de la ciencia, lo que los resultados externos pone en él.

Referencias

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(3)DOMÍNGUEZ L.  Intercambio con los jefes de programas ramales del Ministerio de Educación. La Habana, Cuba: Dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación; 2009.

(4)PARTIDO COMUNISTA DE CUBA (PCC). VI Congreso del  PCC. Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución. La Habana, Cuba. Aprobado el 18 de abril del 2011.

(5)DICCIONARIO ILUSTRADO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. ARISTOS. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación;  (s/a).

(6)DOMÍNGUEZ L.  Intercambio con los jefes de programas ramales del Ministerio de Educación. La Habana, Cuba: Dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación; 2009.

(7)CASTRO F. III Taller La universidad en la Batalla de Ideas. Rev Bohemia, Año 96, abril 7, 2004.

(8)NÚÑEZ J. La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Lo que educación científica no debería olvidar. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela; 2007. p.56.

(9)RODRÍGUEZ Z. OBRAS. Ciencia y valor. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2001. p.212.

(10)LAHERA I. Enfoques contemporáneos para el estudio de los problemas sociales en  la relación ciencia-cultura- educación-valores. Revista Científico-Metodológica Realidad  y Perspectiva Educativa. No. 2, ene 2011.  Caracas, Venezuela, p.90.

(11)ESCALONA E. Estrategia de introducción de resultados de investigación en el ámbito de la actividad científico- educacional. [Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas]. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 2008. p.38.

(12)PERERA F. Proceso de enseñanza-aprendizaje. Interdisciplinariedad o integración. Rev Varona, No. 48-49. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2009. p.45.(13)ROJAS C, PIÑÓN J C. La dirección de la actividad científica educacional en el ser y el quehacer de la universidad pedagógica cubana. Rev Varona, No. 47, (14-20), jul-dic, La Habana, Cuba, Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2008. p.18.

(14)CHÁVEZ J, BÁXTER E, VALDÉS H. Clasificación de los valores desde el prisma de diferentes autores. En: La educación en valores y la relación con la evaluación de su calidad. La Habana, Cuba: Editora Política; p.76.

(15)PERERA F. Proceso de enseñanza-aprendizaje. Interdisciplinariedad o integración. Rev Varona, No. 48-49, (43-49), ene-jun, La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2009. p.46.

(16)MARTÍNEZ B N. El ejercicio integrador  como vía para la formación de saberes interdisciplinarios en los estudiantes. Pasos para su conformación. Soporte digital. Las Tunas, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Pepito Tey’’; 2007. p.7.

(17)ABAD G. (Apud Perera F). Proceso de enseñanza-aprendizaje. Interdisciplinariedad o integración. Rev Varona, No. 48-49, (43-49), ene-jun, La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2009.

(18)PERERA F. Proceso de enseñanza-aprendizaje. Interdisciplinariedad o integración. Rev Varona, No. 48-49, ene- jun, (43-49). La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2009. p.46.

(19)MIRANDA T. La integración científica para la formación de educadores. Soporte digital. La Habana, Cuba: Centro de Desarrollo Científico Pedagógico de la Universidad de Ciencias Pedagógicas ‘‘Enrique José Varona’’; 2011.

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