Varona

No.53   Julio-Diciembre, 2011.    ISSN: 1992-82

Las universidades de ciencias pedagógicas y el patriotismo martiano en la defensa de la Patria

The Universities of Pedagogical Sciences and Marti Patriotism in the Defense of the Homeland

MSc. Alberto Rafael Rodríguez Díaz. Asistente. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: albertorr@ucpejv.rimed.cu

Recibido junio de 2011   Aceptado septiembre de 2011


RESUMEN

El trabajo aborda sobre uno de los próceres de la independencia cubana, que más ideas abordan en su obra referidas al problema de la independencia y a la defensa de la Patria es, José Martí. Para él constituyen la más alta expresión del patriotismo y participar en ella e incluso prepararse para ello, un deber de todo hombre. El estudio de su pensamiento para estudiantes y docentes constituye una obligación moral, pero también es necesario profundizar un poco más en su obra en torno a la defensa, por lo que significa para las jóvenes generaciones esta idea. En el trabajo se brindan algunas herramientas a los docentes para que su labor se enriquezca cada día más, teniendo como premisa que el pensamiento de Martí es el sustento de la profecía y del triunfo de la Revolución Cubana.

PALABRAS CLAVE: paz, patriotismo, valores, convicciones, estudiantes, enseñanza-aprendizaje.

ABSTRACT

This work deals with one of the heroes of Cuban independence whose ideas about independence and the defense of the homeland are presented in most of his works, Jose Marti. For him independence the highest expression of patriotism and to fight for it, and even to get ready for it constitutes a duty of every man. The study of his ideas constitutes a moral 9obligation for students and teachers. We should also deepen into his work about defense because of what this idea means for the new generations. In this work, some tools are given to teachers to enrich their everyday work, having as premise that Marti’s ideas are the base of a prophesy and of the triumph of the Cuban revolution.

KEY WORDS: peace, patriotism, values, convictions, students, teaching-learning.


Introducción

Uno de los próceres independentistas cubanos, que más ideas abordan en su obra referidas al problema de la defensa de la patria es, José Martí. Este hombre que supo crear una estrategia para la llamada “Guerra Necesaria”, expresando un conjunto de ideas, diseminadas en su amplia bibliografía, conforma lo que se puede considerar como la esencia de su concepción al respecto y por su profundidad y alcance, forman parte integrante de su pensamiento militar.

Para Martí, la lucha por la independencia y la defensa de la Patria constituyen la más alta expresión del patriotismo y participar en ella e incluso prepararse para ello, un deber insoslayable de todo hombre.

El estudio del pensamiento martiano es una obligación moral de cada cubano como también de cada latinoamericano, como prócer de Nuestra América, pero también es necesario profundizar un poco más en su pensamiento militar, por lo que significa para la preparación de las jóvenes generaciones en la idea de la defensa de nuestras patrias. En la enseñanza superior, existen varias asignaturas que abordan la obra martiana con mayor profundidad; Historia, Español-Literatura, Preparación para la Defensa (PPD), Cívica, Cultura Política, Encuentros con la Historia Patria y existen espacios para el trabajo patriótico, como los Turnos de Reflexión y Debate, así como los espacios que la institución establezca para ello, donde es necesario abordar la obra del Apóstol independientemente que todas las asignaturas contribuyan a la formación humanista de los educandos, lo que encierra una importancia esencial para el desarrollo de la educación en valores en Nuestra América y muy especialmente en Cuba.

Sin entrar a ofrecer "recetas" para realizarlo, se sugiere, que estas consideraciones del pensamiento martiano relacionadas con la defensa de la patria, se utilicen en las reuniones metodológicas que se organizan desde el Consejo de Dirección, a nivel de Departamento Docente en las facultades y los centros docentes, en las comisiones de carreras y asignaturas, en los colectivos pedagógicos de año y en cuantos espacios metodológicos podamos aprovechar.

Se debe estimular su uso por los docentes, para posibilitar su autopreparación sistemática, con lo que se lograría un trabajo más integral en la formación de valores y en la concientización de la necesidad de preservar la identidad con una mayor cultura, asimismo en el nivel superior podía tratarse en actividades de índole científica y en el establecimiento de eventos que promuevan su estudio y aplicación por parte de estudiantes y profesores.

El trabajo que se expone aquí, tiene como objetivo esencial, el dar a conocer lo referido al pensamiento del Héroe Nacional, relacionado con los aspectos fundamentales de la defensa de la Patria.

Desarrollo

Ese gran estratega se convirtió en el principal promotor de la preparación para la defensa en su lucha contra España, primero; posteriormente, con la República que se fundaría, al evitar la posible intromisión del vecino poderoso del norte.

Nada más ver sus crónicas, artículos, traducciones, circulares y hasta el propio Diario de Campaña, para reconocer en él, al que amó profundamente a su Patria y al que se dispuso para defenderla por todas las vías. La educación en valores nos permitirá promover en los estudiantes y los profesores, el patriotismo, el antimperialismo, la solidaridad, y la dignidad propia del cubano en el siglo XXI. En el nivel Superior, se les propone el uso de las diferentes vías metodológicas, para lograr el objetivo antes planteado.

Hay que significar lo que Leal E expresara “…en el alma de los cubanos encuentra cobijo ese culto legítimo a un hombre que no solo fue de su tiempo, sino de todos los tiempos; no solo de Cuba, sino del mundo entero: José Martí”.(1)

Por ello, estas ideas que se tratan revelan aspectos vitales a los que Martí presta especial atención y que conforman los pilares de su concepción acerca de la defensa de la patria y que es necesario enfocarlos convenientemente en las clases, sin que constituya un "amarre" o esquema rígido, recuérdese que hay que enseñar como sin querer, por lo que se exhorta al profesorado cubano a dialogar con estas ideas:

En este artículo se abordan las dos primeras ideas; o sea, el análisis detallado de las mismas permitirá adentrarse en la comprensión de la concepción martiana de la defensa de la patria y constatar su total vigencia y sobre todo poder preparar al docente metodológicamente, para su labor en la formación integral de los estudiantes en las diferentes asignaturas y momentos.

En su propia experiencia y en la acumulación de conocimientos que le permite la amplia cultura general que llega a adquirir, encuentra Martí poderosas razones para llegar al convencimiento de que la defensa de la patria se impone ante los pueblos como una necesidad a la que hay que otorgarle la mayor atención.

La necesidad de la vigilancia constante sobre este particular asunto, la expresa en su idea esencial de que la república no puede dormir y de que "...como las casas de Pompeya, ha de tener el perro a la puerta ...".(2)  Esta necesidad de constante vigilancia que Martí hace suya, surge del reconocimiento de los peligros que acechan a los pueblos; tanto, desde el exterior, como de sí mismos, por lo que en su concepción de la defensa de la patria, le atribuye tanta importancia a la preparación del país para rechazar una agresión extranjera, como a la preparación del pueblo para impedir el florecimiento de la tiranía, que fue para él otra forma de agresión a la patria.

Por la existencia real de estos peligros es por lo que en más de una ocasión alerta a los pueblos y en especial a los estadistas a prever, decía Martí que dirigir es prever y en esta afirmación se encierran los dos atributos que le otorga a la previsión: predecir el peligro en sí, pero más que nada, prevenir la vía para enfrentarlo, llegando a considerar este segundo aspecto como de vital importancia, porque es el que se traduce en medidas efectivas y de no manifestarse, prever solo sería un ejercicio vacío.

Conocedor profundo de la historia y de las características de las relaciones internacionales de su época, y convencido del papel que se preparaba a desempeñar los Estados Unidos de América en la arena internacional, muy en especial, respecto a Nuestra América, comprendió la necesidad que se imponía ante los pueblos de sacar de sí todas las potencialidades en búsqueda de la fuerza necesaria para disuadir a los posibles agresores de su intención, al decir "...Hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena a ver si es blanda o si resiste, y hay que poner la carne dura, de modo que eche afuera los dedos atrevidos...".(3)

Este razonamiento lo lleva al convencimiento de que precisamente el modo más eficaz de evitar una agresión es ser fuertes, por lo que las tareas relacionadas con la defensa de la patria tienen que insertarse en la vida habitual del pueblo, convertirse en algo cotidiano que logre el efecto de que en cualquier momento, y no solo ante la agresión inminente, existan condiciones reales para dar la respuesta merecida a cualquier intento agresor, en cualquier terreno, lo que dejó traslucir con esmerada síntesis cuando expresó que "...Ni pueblos, ni hombres respetan a quien no se hace respetar...".(4)

Entonces, para hacerse respetar es necesario prepararse, por ello incluso, Martí fue particularmente enérgico al rechazar cualquier acción que atentara contra esta necesidad. En tal sentido, demuestra la profundidad de su convencimiento el hecho de que, un humanista de su talla, llegue a considerar incluso la pena de muerte como castigo a este tipo de acción: "El más punible de los delitos es aquel que lastima, o trata de oscurecer una fama o una pureza útil a la patria. Acaso es el único delito que justifique, por la extensión del mal, la pena de muerte: el de deshonrar, o perturbar, las fuerzas útiles al rescate y purificación del pueblo en que nacimos...".(5)

Precisamente por partir de este criterio es que cuando deja escrito en sus Cuadernos de Apuntes, interesantes notas acerca de la Guerra Franco-Prusiana de 1871, critica duramente al Prefecto de la ciudad, que en carteles fijados en las paredes pedía a los habitantes de la ciudad de Nancy que recibieran bien al enemigo, en una franca actitud traidora para evitar los esfuerzos de los mismos para defender la patria.

Así mismo, en dichas notas deja claro su concepto de que, en la defensa de la patria es necesario estar dispuestos a los mayores sacrificios, sin importar su costo.Este convencimiento martiano de que no se puede reparar en sacrificios, ni dejar de luchar por la defensa de la patria, aún en las peores condiciones, está condicionado por las terribles consecuencias que a su juicio acarrea dejar de hacerlo, cansarse y entregar la patria  sin lucha al usurpador.

A los niños americanos desde las páginas de La Edad de Oro, les enseña pero en boca de un emperador chino (no el que había ideado Hans Cristian Andersen en su cuento original "Los dos ruiseñores" armado de un profundo patriotismo, esta arenga que resume la esencia de su concepción: "¡Cuando no hay libertad en la tierra, todo el mundo debe salir a buscarla a caballo!..."(6) y como el emperador del cuento, no bajarse de la silla de montar, hasta no echar del suelo patrio al último enemigo.

Respecto a la idea martiana de la defensa de la patria como una necesidad en el caso concreto de Cuba se encuentra una particular claridad en su concepción, a tal punto de que su esencia mantiene una especial vigencia. Desde finales del siglo XIX se vislumbra, que el mayor peligro para la independencia de Cuba provenía desde el norte, donde los Estados Unidos cada vez más fuertes y rapaces, se aprestaban a cumplir el sueño largamente acariciado de poseer la Isla y está en conexión directa con su concepción de la necesidad de fortalecerse, en el terreno de la defensa de la patria, para poder disuadirlos de sus intenciones; precisamente, a la consecución de ese objetivo, de erigir en Cuba una república independiente lo suficientemente fuerte para servir de valladar a la expansión de los Estados Unidos sobre "nuestras tierras de América", dedicó su vida, porque como sentenció "...ellos, que nos creen inermes, deben vemos a toda hora prontos y viriles (...) erguirse cada vez que haya justicia u ocasión...".(7)

De esa forma Martí deja un legado acerca de la necesidad de la defensa de la patria que mantiene toda la frescura de cuando lo esbozó, y que nos obliga, en las circunstancias actuales a tenerlo muy presente y prestarle toda la atención necesaria, porque hoy como a fines del siglo XIX, sigue teniendo especial dimensión el criterio martiano al señalar que "...un error en Cuba, es un error en América, es un error en la humanidad moderna...".(8)

De esta forma, el Gobierno y el pueblo han priorizado la defensa del territorio por considerar que de esa forma se evitaría la guerra que nuestros sempiternos enemigos anuncian constantemente. Se promueve la defensa ante un enemigo histórico muy agresivo, por lo que también se promueve una cultura de paz a tenor de que creemos firmemente que la paz se logra cuando hay una igualdad plena, cuando haya justicia social, es entonces que las diferencias entre ricos y pobres se acortan y los pobres tendrán lo esencial para una vida digna.

Al preparar al docente en todos los temas se profesionaliza pedagógicamente aún más, al no pretender promover la guerra como nación, sino por el contrario resaltar los valores de Cuba, en esta difícil lucha por la defensa de la patria, por preservar la independencia, la soberanía y la nacionalidad, se debe actuar convencidos como Martí, al decir que "...Podrán los gobiernos desconocernos: los pueblos tendrán siempre que amarnos y admirarnos".(9)

Martí comprende la necesidad de prestarle la mayor atención a las tareas de la defensa, asumiendo la idea de que la única forma de disuadir al enemigo de sus intenciones agresivas es ser fuertes en el terreno de la defensa.

En el caso concreto de Cuba, vislumbra que el princi­pal peligro para su existencia como país independiente serán los Estados Unidos, por su continuada política hostil, alertando sobre la necesidad de una constante vigilancia y llamando a que a toda hora deben vernos prontos y viriles; es decir, firmes, preparados y decididos a enfrentarlos.

Asume que la única fuerza capaz de asegurar verdaderamente la defensa de la patria, era el pueblo y por ello, le atribuye a la misma, un profundo carácter popular, constituyendo la participación en ella, tanto un derecho como un deber de cada ciudadano.

Al asignarle al pueblo el papel protagónico en la defensa de la patria, comprende la necesidad imperiosa de su preparación. En tal sentido, con una amplia visión se pronuncia en dos direcciones, que se complementan entre sí, la militar y la educación patriótica.

Como en su criterio, la única forma en que el pueblo puede defender la patria en el terreno militar eficazmente es cuando se prepara, y ello hay que alcanzarlo desde tiempos de paz; concibió la creación de milicias de ciudadanos, que aportaran además de la necesaria organización militar, el marco para garantizar la preparación concreta de los ciudadanos en el puesto que desempeñarían en caso de una agresión militar.

Para lograr la incorporación masiva del pueblo a las tareas de la defensa, establece como una necesidad su educación patriótica, en la que le asigna un papel de vital importancia a la historia patria y a las tradiciones de lucha, llegando a sentenciar que "...Corre peligro de perder fuerza para actos heroicos nuevos aquel que pierde, o no guarda bastante, la memoria de los actos heroicos antiguos...".(10)

Concibe la cultura patriótica como un proceso permanente del que no podrá excluirse a ningún ciudadano, haciendo al mismo pueblo partícipe y hacedor del desarrollo de la misma. En su concepción es el patriotismo el único resorte capaz de movilizar al hombre en la defensa de la patria y a realizar en aras de ella los mayores sacrificios.

En sentido general, se puede afirmar que esta idea de Martí sobre la defensa de la patria constituye el núcleo de su concepción acerca del tema, en la que se encuentra tanto el reconocimiento de su necesidad como la determinación de la fuerza capaz de desarrollarla –el pueblo– y la forma de preparar en el terreno militar e ideológico a esa fuerza; para hacerla apta, a fin de cumplir su cometido.

De hecho, salta a la vista que esta concepción martiana de defensa de la patria solo puede ser viable en una república donde el gobierno responda a los intereses del pueblo; por ello, en Cuba solo pudo asumirse tras el triunfo de la Revolución se puede hoy, con sólidos argumentos afirmar que la concepción de la guerra de todo el pueblo tiene una profunda raíz martiana.

En la opinión de este autor, a tenor de sus ideas, en la República, las tareas de la defensa se asumirían como una necesidad y con un profundo carácter popular, garantizándose la preparación militar del pueblo y su continua educación patriótica.

Por todo lo anterior, es sumamente importante el papel que debe desempeñar el profesor en cualquier subsistema educacional; no obstante, en el nivel superior, generalmente, se arriba a la edad en que sólidamente, se pueden empuñar las armas en defensa de una idea, la responsabilidad que ello entraña para los educadores por lo que se hace necesario la preparación y autopreparación en estos temas por parte de todos los que de una forma u otra tienen la responsabilidad de formar un hombre nuevo que tenga en sí todo lo mejor de la humanidad.

Para realizar este trabajo sistemático en las aulas y preparar a un patriota convencido, hay que observar determinadas sugerencias que lo encaucen y que pudieran ser:

Con estas ideas no se pretende absolutizar el trabajo a realizar con la obra martiana en este aspecto de la educación para la defensa de la Patria, por el contrario se aspira a que se promuevan entre los docentes nuevas formas de abordar estos temas y lograr la formación más integral de los estudiantes. En este sentido, es necesario ver que “…el tratamiento formal de la historia conduce a que los estudiantes la asuman como el resultado únicamente de la actuación de grandes personalidades, sin percibir al hombre-masa como algo real, con vida y energía, que aporta al desarrollo social”.(11)

Se reitera; que la educación cubana apuesta por la paz, pues como expresara Hart A “…el diálogo constituye una apremiante necesidad de la paz y la seguridad en las relaciones internacionales (…) se reclama una cultura de profundos propósitos éticos (…) ¿dónde radica la debilidad de las ciencias sociales, históricas y económicas del sistema dominante?, en pasar por alto una parte esencial de la realidad: el dolor y la miseria creciente a nuestra vista (…) si no relacionamos cultura y desarrollo, no les encontraremos solución a los retos del Hombre del siglo XXI”.(12)

Es de señalar que en el Sistema Nacional de Educación  y en la Educación Superior se promueve en los estudiantes actitudes reflexivas y valores de dignidad, solidaridad, independencia, justicia, antimperialismo y otros. Además, los estudiantes conocerán los conceptos militares para estudiar la trascendencia histórica de los procesos sociales de la humanidad y del país, para desarrollar en ellos sentimientos y actitudes que consideren al hombre el producto de la civilización, como parte del sistema de conceptos y del sistema de conocimientos que integra el contenido de las asignaturas humanísticas.

José Martí que todos sabemos amó siempre al prójimo y predicó la eliminación de todo tipo de odio, fue muy claro en una definición para la educación patriótica de la joven generación: “Con quien ha de ser inexorable la guerra, luego de probarse inútilmente la tentativa de atraerlo, es con el enemigo (...) que preste servicio activo contra la Revolución...”.(13)

La idea más difundida en su tiempo era la que atribuía las tareas de la defensa a las fuerzas armadas de cada país, exigiendo para estas el apoyo y los recursos necesarios para enfrentar tan importante misión, lo que a su vez las convertía en una respetable fuerza en la sociedad.

Esta idea se asentaba en la ciencia militar en boga en la época; en especial, en las ideas desarrolladas por el teórico militar, nacido en la vieja Prusia, Von Clausewitz en su obra cumbre De la Guerra, en la que aunque reconocía la fuerza de lo que llamó el pueblo, siempre le asignó un papel secundario con respecto a la guerra que debía desarrollar el ejército regular al expresar "Aunque la influencia que el habitante (…) no es más perceptible que una gota de agua en todo un río…",(14) cuestión que nuestro Héroe Nacional desdeñó, pues consideraba al pueblo como el principal participante de una guerra.

Conclusiones

La educación cubana tiene hoy la misión histórica de formar las nuevas generaciones que conscientemente puedan defender esta sociedad, de ahí que personalidades como Bolívar, Martí, Che, Fidel y otros destacaron y destacan el lugar que ocupa la personalidad histórica en equilibrio con las masas en el desarrollo de un proceso revolucionario, donde la formación humanista, en valores prime y nos permita resaltar la identidad.

Hoy, los docentes deben a tenor de su labor como educadores promover que en las actividades curriculares y extracurriculares se intercambie sobre la necesidad de la defensa de la patria, como otros lo hicieran antes y sirven de paradigmas del patriotismo a escala mundial, desde aquellos espartanos que defendieron el suelo patrio en el desfiladero de las Termopilas, pasando por los grandes procesos independentistas en Haití, las Trece Colonias Inglesas en Norteamérica, toda Hispanoamérica hasta los más recientes procesos en Asia y África.

 

Referencias

1LEAL E. El culto a Martí. Periódico Granma, 28/01/2008, La Habana, Cuba, pp.4-5.

2MARTÍ J. Escenas norteamericanas. En los Estados Unidos. Obras Completas. T. 12. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 472.

3MARTÍ J. Las reformas en Cuba. Patria. Obras Completas. T. 3. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 426.

4MARTÍ J. La protesta de Thomasville. Obras Completas. T. 3. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 63.

5MARTÍ J. Un bandolero. Patria. Obras Completas. T. 3. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 401.

6MARTÍ J. Los dos ruiseñores. La Edad de Oro. La Habana, Cuba: Edición Facsimilar. Editorial Letras Cubanas, C. E. M.; 1994. p. 198.

7MARTÍ J. El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. Obras Completas. T. 3. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 143.

8MARTÍ J. A la colonia española. Obras Completas. T. I. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 139.

9MARTÍ J. Escenas norteamericanas. Varios sucesos. Obras Completas. T. 9. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 259.

10MARTÍ J. Escenas norteamericanas. Cartas de Nueva York. Obras Completas. T. 9. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 268.

11LOLO O, ET AL. Acerca de la enseñanza-aprendizaje de las humanidades. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010. p. 21.

12HART A. Marx, Engels. Ideas para el socialismo del siglo XXI. Una visión desde Cuba. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2006. pp. 273-275.

13MARTÍ J. Circular Política de Guerra. Cuartel General del Ejército Libertador. Abril, 28 /1895. Obras Completas. T. 4. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. pp. 140-141.

14VON CLAUSEWITZ K. De la Guerra. Biblioteca El Oficial. La Habana, Cuba: Instituto del Libro; 1969. p. 376.