Varona

No.53   Julio-Diciembre, 2011.    ISSN: 1992-82

Peculiaridades de la esfera psicosexual de las personas ciegas

Peculiarities of the Psycho-Sexual Life of Blind People

MSc. Carmen de la Caridad Díaz Morales. Profesora Auxiliar. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: carmendm@ucpejv.rimed.cu

Recibido junio de 2011   Aceptado septiembre de 2011


RESUMEN

En el contexto nacional se han realizado muchas investigaciones relacionadas con la educación de la sexualidad, identificándose que sobre el tema persisten los desacuerdos, para muchos todavía es tabú, algunos consideran se debe dejar a la espontaneidad, para otros, ignorar u obviar esta esfera de la personalidad, es un error imperdonable, porque no se vería, al ser humano, en su totalidad bio-psíquico-social. Las investigaciones, sobre educación de la sexualidad en educación especial, no se han quedado detrás, pero han estado dirigidas, en su gran mayoría, a la sexualidad de las personas con retraso mental e impedidos físicos. Los resultados investigativos que se presentan constituyen una sistematización por parte de la autora de los resultados obtenidos en aproximadamente 10 años de indagación sobre las particularidades de la esfera psicosexual de las personas ciegas.

PALABRAS CLAVE: psicosexual, ciego, peculiaridades, sexualidad.

ABSTRACT

Many researches have been carried out related to sexual education in the national context; they show that there is not agreement in the topic. Some people see it as a taboo; others think that it should be something spontaneous; others prefer to ignore this part of our personality. This is an unforgivable mistake because the means not seeing the human being as a bio-psycho-social being. Researches about sexual education in special needs education are not behind and are mostly directed to mentally retarded people and physically disabled people. The results presented constitute a systematization of the author of the results gathered in 10 years of research about the peculiarities of the psycho-sexual life of blind people.

KEY WORDS: psycho-sexual, blind people, peculiarities, sexuality.


Introducción

Desde finales del siglo pasado, la educación cubana realiza modificaciones dirigidas a elevar la calidad de la educación, promulga y defiende a la escuela como la institución social de mayores posibilidades, con la máxima aspiración de la formación integral de las nuevas generaciones; pero una educación que no incluya la educación de la sexualidad, no es integral, por este motivo no queda fuera de esta intención, la educación de la sexualidad.

La literatura especializada en discapacidad visual y su atención, ha restado importancia, durante mucho tiempo, a la arista psicosexual de la personalidad; apenas se reportan estudios al respecto. La investigadora ha realizado una sistematización de los resultados obtenidos en la línea de investigación iniciada en la década de los 2000, ello le permitió atestiguar la insuficiencia de un estudio sistematizado en la educación de la sexualidad de la persona ciega.

Desde el punto de vista de la autora de este artículo el objetivo del mismo es identificar las características esenciales del desarrollo de la esfera psicosexual de niños y adolescentes ciegos, elemento esencial para poder contribuir al proceso de educación de su sexualidad.

Desarrollo

Características generales de las personas ciegas

García T afirma que “Cuando nos referimos a personas con discapacidad, estamos vinculándonos a una persona con características propias que al mismo tiempo presenta características similares a las de las personas comunes, (…) son personas como otras cualesquiera, pero con determinadas peculiaridades que las distinguen”.(1) Las personas ciegas transitan por los mismos periodos del desarrollo que los videntes; no obstante, tienen sus características propias a las que, en el desarrollo de este artículo la autora pretende acercarse.

La vista proporciona una gran gama de información relacionada con los colores, tamaños, texturas, profundidad, distancia etc., es el denominado sentido de síntesis. Se considera que la visión ofrece al vidente, aproximadamente, más del 80% del total de la información que recibe, aunque realiza su percepción utilizando los otros sistemas sensoriales.

La visión permite una percepción simultánea de las cualidades de los objetos, este proceso es más rápido, preciso y amplio por vía visual que por vía táctil; esta última es una percepción sucesiva que puede afectar la integridad de las percepciones. La ausencia de visión repercute en la formación de las representaciones de la persona ciega, este es un proceso que transcurre de forma más lenta porque no les resulta fácil integrar las imágenes sensoriales, que se están formando, para que pasen a escala racional. La organización sensorial que predomina en el caso de la ceguera es la “Táctil auditivo cenestésico”.

Las acciones perceptivas no solo reflejan la situación presente, sino también anticipan, en alguna medida, las modificaciones que han de tener lugar como resultado de las acciones prácticas. A causa de encontrarse afectadas las percepciones visuales, en el niño ciego, resulta difícil que se pueda dar la anticipación de las acciones perceptivas para que se pueda regular la conducta de acuerdo con las condiciones y tareas que deberá enfrentar.

Se establece una gran diferencia entre las características perceptivas de la persona vidente y la persona ciega. En la primera, la percepción es global, parte del todo para recorrer las partes y se realiza principalmente por vía visual; en cambio, en el individuo ciego la percepción es táctil-auditiva analítica como vía fundamental; por tanto, primero considera las distintas partes y a partir de estas construye un todo. La persona que carece de visión, necesita analizar para conocer y, mediante la información que le proporcionan los otros sistemas sensoriales construye la realidad.

Hay nociones que por ser exclusivamente visuales la persona ciega no logra aprender. Sin embargo, lo dicho anteriormente, de ningún modo significa que la persona ciega tenga un conocimiento “inferior” o “fragmentario”, sino que conoce de forma diferente, privilegia los sistemas sensoriales táctil y auditivo. Existe la creencia que la persona ciega tiene “más desarrollados” los otros sistemas sensoriales. Esto no es así, la agudización de la percepción táctil, por ejemplo, es el resultado de la ejercitación y no de una compensación espontánea. Por ello, es importante estimular al ciego desde su nacimiento a fin de proveerlo de experiencias ricas, variadas, con significado. Es vital enseñarle a explorar el espacio, a no temer al movimiento. Se coincide con Fraiberg S, el cual plantea que no es únicamente la ceguera quien aísla al niño del mundo, sino la insuficiencia de estímulo para las funciones táctiles-cenestésicas-auditivas durante los primeros años de vida.(2)

En estudios realizados por Díaz C se asevera que la restricción de información y experiencias reales que sufre el ciego repercuten de forma negativa en todas las esferas de su formación.(3) Sin embargo, necesitan construir sus conocimientos, al igual que los videntes, en interacción directa con el medio que les rodea: físico, social y familiar.

El desarrollo social de los niños ciegos se ve afectado por la falta de información sobre las situaciones y relaciones sociales que proporciona la vista y da como resultado un acentuado egocentrismo y una pobre imagen de sí mismos, además de dificultades para compartir significados con otros. Las limitaciones en la referida esfera social repercuten también en la adquisición y el desarrollo de la comunicación y el establecimiento de vínculos afectivos sólidos, dados por la pobre capacidad para establecer contacto social.

Resultan muy variadas las funciones que tiene el sistema sensorial visual, Litvak G afirma que “Las sensaciones y percepciones visuales no sólo revisten gran importancia para la cognición y la actividad práctica, sino también son fuentes inagotables de emociones estéticas, lo cual es propio, en especial, de la visión cromática, que contribuye a la mejor percepción de los objetos”.(4) Por este motivo, es que al estar afectado este sistema sensorial también se limita la imitación y el control de las expresiones emocionales. Un rasgo característico de los niños ciegos con el cual coinciden varios autores es el de la no aparición de gestos comunicativos. También se produce un retraso importante en el comportamiento motor de los niños ciegos, especialmente, en las conductas que implican locomoción, como gatear, ponerse de pie, caminar solo, subir escaleras, o iniciar un movimiento espontáneamente, esto implica orientación al medio externo, lo cual tiene un fuerte componente visual. Coincide Díaz M con Ochaita, en relación con las representaciones figurativas, aseguran que “La ceguera suele suponer dificultades para el desarrollo de la inteligencia concreta, debido a las limitaciones que aquella implica en la representación figurativa en la que esta se basa”.(5) Según Ochaita, dicha dificultad se debe a que los niños ciegos utilizan sistemas sensoriales, como el tacto, la propiocepción y el oído, que son menos eficaces que el sistema visual para la recogida y el procesamiento de esta información.(6) De ahí que los niños ciegos formen imágenes de un espacio determinado u objeto que no se perciben en su totalidad de una manera apropiada. Solamente, el empleo abstracto del lenguaje y del razonamiento verbal, permitirá después a los adolescentes ciegos superar esas limitaciones en su capacidad de representación figurativa.

Uno de los problemas que con frecuencia se observa en los ciegos es el denominado irrealidad verbal o verbalismo, que se produce por la tendencia de los niños ciegos a imitar el lenguaje de los videntes utilizando palabras sobre las que no tienen referentes concretos, tratan de llenar con la palabra lo que no pueden representarse bien. En este proceso se manifiestan inducciones incorrectas de los adultos que ofrecen, en determinados momentos, orientaciones verbales y no prácticas. Luego el concepto parece estar vacío, porque el sujeto no tiene representaciones suficientes, no los ponen a actuar, les sustituyen la representación práctica del concepto por las explicaciones verbales.

Cuando se estudia la bibliografía acerca de las características de las personas ciegas, uno de los aspectos coincidentes, en relación con la problemática de la autoestima, es el referido a sobrevalorar o subvalorar sus posibilidades. Cook-Clampert afirma que “la baja autoestima en los niños ciegos se produce, en gran parte, como consecuencia de no haber aceptado la ceguera y de haber utilizado a los videntes como único grupo de referencia. El niño ciego puede infravalorarse al enfrentarse a las limitaciones que implica la ceguera si carece de un esquema cognitivo que le permita entenderlas”.(7)

A partir de estudios realizados, tanto ciegos como videntes, transitan por los mismos períodos del desarrollo; no obstante, hay particularidades en la esfera psicosexual de la persona ciega, en las que se considera necesario profundizar.

Peculiaridades del desarrollo de la esfera psicosexual en el ciego

Sin pretender dar por sentadas las diferencias del desarrollo psicosexual entre videntes y ciegos, a continuación se presentan algunas peculiaridades de este desarrollo por edades, desde la lactancia hasta la adolescencia de la persona ciega. Se parte de la sistematización teórica y las indagaciones empíricas realizadas en esta investigación, aclarando que las mismas pueden modificarse a partir de la situación social en que se desarrolle el ciego. Lo planteado anteriormente coincide con consideraciones de Vigotski al considerar que la situación social del desarrollo es el punto de partida para todos los cambios dinámicos que se producen en el desarrollo durante el período de cada edad.(8) Determina plenamente y por entero las formas y la trayectoria que permiten al niño adquirir nuevas propiedades de la personalidad,  que lo social se transforme en individual. Por tanto, la primera cuestión que debemos resolver, al estudiar la dinámica de alguna edad, es aclarar la situación social del desarrollo. Vigotski L S apuntaba que “El niño con defecto es ante todo, un niño peculiar, hacia él se forma una actitud exclusiva, no habitual, distinta a la que se mantiene con otros niños. Su infelicidad varía ante todo, su posición social y la orientación social en el medio (…) todas las funciones del ser social, se reorganizan; el defecto físico provoca como una desviación social”.(9) Resulta evidente lo significativo de la situación social del desarrollo como elemento que acompaña el desarrollo de la persona ciega.

Toda sociedad tiene sus exigencias en correspondencia con sus tradiciones, cultura, religión, política, educación, que se reflejan en las relaciones sociales de los ciudadanos que la conforman, tengan alguna necesidad educativa especial o no, pero, socialmente, cuando se hace referencia a una persona ciega, la lástima y el deseo de protegerlo es inminente, cuanto más si de la familia se trata, predomina el exceso de tutela hacia el hijo o la hija, en casi todas las actividades, planes, decisiones, relaciones de amistad y así van desarrollando una vida guiada y dependiente que matiza las distintas esferas de su personalidad, incluyendo la de la sexualidad.

Vigotski considera lo social como elemento determinante del desarrollo psíquico, pero en el transcurso de lo social se dan contradicciones,(10) estas, según valoraciones realizadas por Domínguez G L tienen un doble condicionamiento: Por una parte, devienen de las relaciones que establece el sujeto psicológico con su entorno, reconocido como medio socio-histórico y cultural, ya que en ocasiones las exigencias que se hacen a su comportamiento se sitúan por debajo o por encima de sus potencialidades y, por otra, son resultado de la valoración que el sujeto realiza de la imagen que tiene de sí mismo; es decir, de lo que es o cree ser; imagen que no se corresponde linealmente con sus aspiraciones, en términos de lo que quiere ser.(11)

La sexualidad del ciego no escapa de la situación social en que se desarrolla su educación. Los aprendizajes relacionados con esta temática son en gran parte, socialmente aprendidos y no biológicamente determinados y están en vínculo estrecho con la diversidad sociocultural en que se desarrolla la persona ciega. Lo planteado anteriormente coincide con afirmaciones realizadas por la autora de esta investigación en los inicios de la misma el sentimiento de incompetencia aprendida, socializada, inculcada, prácticamente desde el nacimiento es un factor de influencia negativa.(12)

Las contradicciones, según la literatura especializada, pueden tener, en determinadas etapas de la vida, un carácter crítico. Estos momentos, se reconocen como “crisis” del desarrollo, dentro de las cuales las más estudiadas son la crisis de los tres años y la crisis de la adolescencia. Los resultados de las influencias sociales son muy palpables en la adolescencia donde, aunque la formación de la personalidad está en pleno desarrollo, ya hay factores educativos que matizan esa personalidad en desarrollo, dados por las influencias culturales, típicas del contexto social en que se han educado.

Son muchos los estudios que existen sobre el desarrollo infantil de las llamadas personas de la “norma”, estos ofrecen regularidades del desarrollo, a partir de diferentes consideraciones, como es el caso de la Psicología del Desarrollo que destaca las regularidades del desarrollo psíquico y de la personalidad, las leyes internas de este proceso, así como las causas que dan lugar a las principales tendencias y características psicológicas, en sus distintas etapas como el primer año de vida, la edad temprana, la edad preescolar, la edad escolar, la adolescencia, la juventud y la adultez.

Por su parte, la Psicología Educativa, Psicología Pedagógica o Psicología de la Educación, estudia las leyes y regularidades que explican el aprendizaje humano, en relación con las condiciones de enseñanza y educación, dentro de las cuales transcurre este proceso, para Vigotski el criterio fundamental para clasificar el desarrollo infantil en diversas edades es la formación nueva. El esquema de sucesión de las etapas elaborado por este autor se determina por la alternancia de períodos estables y críticos.

En concordancia con Domínguez G L, la que considera que las etapas del desarrollo humano son ante todo “edades psicológicas”,(13) ya que partimos de considerar el desarrollo como un proceso que no ocurre de manera automática ni determinado fatalmente por la maduración del organismo o por “estímulos” provenientes del ambiente, sino que tiene ante todo una determinación histórico-social. Esto mismo tiende a ocurrir con las personas ciegas.

Se asume en la investigación la clasificación ofrecida por Ruiz X.(14) La periodización que realiza dicha autora, aunque no toma exactamente las mismas etapas de otros psicólogos cubanos, no afecta en nada la intención de esta investigación, resultan coherentes y prácticos, tanto la base teórica como los períodos en que se detiene para proponer su clasificación, donde particulariza en las características sexuales del vidente, que es el aspecto esencial que se retoma en esta tesis, como elemento orientador para poder distinguirlas o diferenciarlas de las peculiaridades de la esfera psicosexual de las personas ciegas.

-Lactancia.

-Infancia temprana (de 1 a 3 años).

-Primera infancia (de 4 a 7 años).

-Segunda infancia (de 8 a 11 años) preadolescencia.

-Adolescencia.

Lactancia

En el contexto de la educación de la sexualidad, ser capaz de comunicar los afectos, es una importante habilidad interpersonal, que se forma desde la lactancia. Son muchos los investigadores que coinciden en afirmar que en el primer año de vida cobra particular importancia la comunicación afectiva, en esta etapa se inicia su desarrollo y en la medida que el bebé va teniendo más experiencia sensorial, se enriquece y perfecciona.

El ciego tiene las mismas necesidades primarias (alimentación, aseo, sueño, afecto) que cualquier otro bebé, lo que lo hace diferente, es que no responde a los estímulos visuales; por lo tanto, no le atraen los objetos o sucesos que tengan información relacionada con el sistema sensorial visual, por este motivo aparentan ser, más tranquilos. La experiencia visual crea su propio apetito de repetición; el hambre de ver y el placer funcional de la visión son parte de las grandes distracciones que puede tener un niño después de los primeros días de vida. Ese proceso de construcción progresiva de formas de interacción cada vez más complejas hasta llegar a la capacidad de comunicación intencional, se dificulta en el ciego, como es el caso de la sonrisa social que se da en los videntes.

La aparición de la sonrisa en los bebés tiene un componente visual y está favorecida por la respuesta gestual de las personas que les rodean. Según Lucerga R y Gastón E “En los primeros meses, la sonrisa de los niños ciegos suele ser más leve y se da con menos frecuencia que en los niños con visión”.(15)

Al estar en el ciego dañada la experiencia sensorial de las imágenes, que es uno de los elementos fundamentales, en el primer año de vida para mantener relación con el mundo exterior, va a predominar en los primeros meses de vida la reacción de quedarse quieto e inexpresivo. Ello no quiere decir que el niño sea indiferente a la estimulación, sino que, por el contrario, es una forma de atender y captarla mejor. Lucerga R y Gastón E afirman que “Cuando los niños ciegos están atentos suelen permanecer quietos”.(16)

No aparecen los gestos comunicativos, como los de indicación u ofrecimiento de objetos, que aparecen en los niños con visión hacia los nueve meses. Alternativamente, los niños ciegos emplean intercambios vocales y formas sofisticadas de juego corporal, en sustitución de los gestos.

En el bebé ciego predomina la exploración táctil de las distintas partes de su cuerpo, lo que les permite autoconocerse y descubrir las diferentes zonas que conforman su individualidad. Durante estas manipulaciones hallan los órganos genitales, los que al tacto, brindan una agradable sensación. La relación afectiva con la madre ocupa, en el primer año de vida, un lugar preponderante. Las caricias, mimos, besos, arrullos, brindan al bebé ciego una gran gama de afectos positivos, siente que es querido, valorado y atendido. Según Fraiberg S el abrazo se asociará para toda la vida con una sensación de intimidad, placer, satisfacción y seguridad.(17)

Es necesario recalcar que en esta etapa es imprescindible la labor de los adultos en la estimulación de los sistemas sensoriales mediante el tacto, audición, olfato, gusto, así se contribuye a que los niños ciegos compartan con el adulto su interés por un objeto y se vaya formando y desarrollando el lenguaje. Debe predominar la orientación hacia el autoconocimiento y el vínculo afectivo con los miembros de la familia. Es preciso explotar las amplias posibilidades que ofrece la lactancia materna: las caricias, los arrullos, la modulación de la voz, etc. para establecer contactos físicos y afectivos con la madre.

Infancia temprana (de 1 a 3 años)

Generalmente, se aprecia que los niños que no ven, en el rango de edad entre 1 a 3 años, no han recibido la necesaria instrucción sexual dirigida a comparar los rasgos anatómicos de los cuerpos, por lo que les resulta casi imposible establecer las diferencias entre el sexo femenino y el masculino. En este sentido, se refieren fundamentalmente a factores externos, vinculados más con la cultura que con lo biológico, como el largo del cabello, los aretes o el nombre.

Se muestra déficit y deformación en el aprendizaje del esquema e imagen corporal, ocasionado por falta de estimulación sensorial, comunicativa y la existencia de tabúes sexuales. Predominan en niños y niñas ciegos la desviación en los aprendizajes de la identidad sexual, no hay claridad en la codificación de los juegos, como masculino o femenino, no identifican claramente el rol y los rasgos representativos de su papel sexual en el futuro. No es hasta finales de esta etapa que aparece el juego simbólico vocal, en los que se representa un diálogo con la madre.

En esta etapa impera el interés por las actividades en solitario, lo que dificulta las relaciones de comunicación e intercambio con otros niños de ambos sexos, esto limita la posibilidad de compartir tareas comunes, aspecto esencial en la formación de patrones de equidad entre los géneros.

Existe pobreza en la manifestación de las emociones. Al no observar la variedad de objetos y fenómenos que le rodean, no hay respuesta directa a estos estímulos, con la infinidad de matices que caracterizan las emociones de los videntes.

En niños ciegos prevalece un pobre desarrollo y conciencia de hábitos higiénicos, personales y ambientales. El adulto sigue sintiéndose responsable de la higiene de su hijo y tiende a no propiciar la aplicación de hábitos higiénicos.

Los ciegos, en la infancia temprana, todavía no muestran gran control en la actividad motora, se manifiestan torpes e inseguros, su caminar se retarda, dependiendo del adulto para sus diferentes actividades, como puede ser desplazarse, tener contacto con otras personas u objetos. La capacidad de imitación gestual está muy mermada.

Es preciso recalcar que en la infancia temprana, del ciego, las actividades se centran, principalmente en su cuerpo. Les resulta complejo, descubrir que hay otro sexo y que es diferente al de él o ella. Se coincide con Calvo C, en que la conducta sexual está todavía en un proceso de conformación,(18) por ello, es muy importante que la familia ayude a lograr un concepto sólido de la imagen de su cuerpo y de su sexualidad, que serán de gran importancia para una vida futura. Se deben generar experiencias naturales y dar explicaciones claras, para la identificación de las diferencias sexuales y su funcionamiento, asociadas a la expresión de la propia sexualidad. Existen evidencias que demuestran que una sexualidad sana, depende de una autoimagen sana.

Primera infancia (de 4 a 7 años)

La autora comparte con Díaz M, al considerar que las principales dificultades para el desarrollo del niño ciego en esta etapa se producen en torno a su necesidad de independencia y exploración, que suele entrar en conflicto con la tendencia de los adultos a sobreprotegerle.(19) Estos problemas resultan evidentes en la actividad de juego donde perduran las actividades en solitario debido a las limitadas relaciones con niños de su edad, lo cual restringe las relaciones sociales con su grupo etario, que son determinantes para la formación de valores, la obtención de patrones de conducta grupal, la independencia, etc., aspectos esenciales en el desarrollo de la esfera psicosexual.

En el rango de estas edades, todavía no hay una sólida conformación de la identidad sexual, aunque sí se identifican con su sexo, pero no tienen los conocimientos anatómicos suficientes, que les den la posibilidad de establecer las diferencias entre el sexo femenino y el masculino. Nombran los órganos sexuales con términos vulgares o inventados en el contexto familiar. Únicamente saben y de una manera experimental, no consciente o intelectual, que esos órganos le producen un mayor placer y, consecuentemente, los tocan con cierta frecuencia. Continúan las conductas exploratorias.

En los niños ciegos, todavía se aprecia poca conciencia de conceptos como: lo privado, el recato, etc., que les resultan vagos. No hay claridad de la necesidad de los espacios privados para desvestirse, asearse, compartir relaciones íntimas, etc. Se muestran menos curiosos ante sus orígenes y las diferencias entre los sexos. Se continúan manifestando dependientes, en muchas de las actividades que ya podrían realizar por sí solos.

Segunda infancia (de 8 a 11 años) Preadolescencia

En estas edades se identifican dificultades para interpretar señales comunicativas. Por su limitación sensorial, el lenguaje extraverbal no resulta significativo, es un recurso que se utiliza muy poco en la comunicación, no lo pueden interpretar, al no percibir la cantidad de señales que expresa el ser humano con todo su cuerpo. Ya está conformada la identidad sexual, pero manifiestan limitaciones cuando tienen que ofrecer argumentos de por qué pertenecen a un sexo u otro. Se continúan reproduciendo patrones sociales cargados de prejuicios en relación con la sexualidad.

Existe una repercusión emocional del reconocimiento de la propia limitación y una cierta resistencia a aceptarla, que puede provocar una baja autoestima y una imagen devaluada de sí mismos. Este resultado es comprensible si se considera la situación marginal (tanto por defecto como por exceso), que predomina, desde su nacimiento. Se aprecia un ligero distanciamiento de la familia y aumenta la importancia de la influencia que ejercen sobre ellos sus compañeros, pero se siguen mostrando dependientes en muchas de las actividades que realizan. Se fortalecen las relaciones entre sus coetáneos, fundamentalmente los que conforman su grupo áulico. Perduran los pocos vínculos con el medio social y coetáneos videntes, esto repercute en que sus vivencias sean menores.

La conducta de estimulación genital placentera continúa, fundamentalmente, en los varones, porque en las niñas se ve más reprimida por el control que ejerce la familia. Se les dificulta describir las características y funcionamiento de los órganos sexuales masculino y femenino. Muestran escasos conocimientos sobre la reproducción del reino vegetal, animal y sobre todo humano, subsisten los sentimientos de dependencia y autoimagen devaluada.

Adolescencia

En esta etapa tienen lugar muchas de las mismas problemáticas que se observaron en las etapas anteriores, traspasadas a un nivel de reaprendizaje. Castro P L considera que el adolescente se encuentra en una nueva posición social del desarrollo; o sea, una especial combinación de la situación objetiva y real que se ocupa en la vida (lo que serían las condiciones externas al sujeto adolescente) y las condiciones internas que son el resultado de lo vivido y expresan sus aspiraciones, así como sus posibilidades futuras.(20) Cuando se particulariza en adolescentes ciegos, se percibe que la falta de visión ha marcado su vida, predomina en las enseñanzas recibidas el sentimiento de limitación que influye en su posición social del desarrollo.

La aparición de caracteres sexuales secundarios tiene lugar al mismo tiempo que en videntes de la misma edad, en cambio el desarrollo psicológico es más lento. Tienen mayores dificultades para comprender los cambios que experimentan, entre otros motivos porque la familia y la escuela no han sabido hacerles llegar ese aprendizaje. A los adolescentes ciegos les resulta difícil enfrentar sus cambios anatómicos y psicológicos. Se evidencian discrepancias entre la madurez física y la cognoscitiva en temáticas relacionadas con su sexualidad.

En el desempeño de muchas actividades, perdura la dependencia, la cual responde a influencias educativas de sobreprotección, que todavía en estas edades se manifiestan claramente.

Existen distorsiones en los conocimientos relacionados con la orientación sexual (heterosexual, homosexual, bisexual), predominan las dudas, y se genera ansiedad y confusión que hacen que reproduzcan mitos transmitidos en su circuito social de relaciones. Escasean los argumentos teóricos y prácticos relacionados con su identidad sexual, todo esto es el resultado de las pocas vivencias obtenidas en relación con las características de los órganos reproductivos, la imagen del sexo opuesto, esto limita sus conocimientos.

En la adolescencia aumenta el interés por las personas del sexo contrario, existen sentimientos de inseguridad, dependencia y daño de la autovaloración. En total acuerdo con los criterios de Naranjo M, la que atestigua que la autovaloración no aparece en la adolescencia por primera vez, sino que comienza a formarse en las etapas iníciales del desarrollo, adquiriendo en la adolescencia un nivel superior.(21)

Malón A afirma que “El cuerpo es un valor, es digno de estima, cuidado, cultivo y respeto. Y lo es en muchos sentidos, incluido el sexual. Su conocimiento como realidad sexuada y sus implicaciones forma parte fundamental en toda educación sexual”.(22) Los adultos responsabilizados de la educación de adolescentes ciegos, son los máximos comprometidos en su correcta autovaloración.

En su gran mayoría, los adolescentes ciegos quieren pasar inadvertidos, que no los identifiquen como ciegos, les resulta difícil y doloroso aceptarse como son. Se muestran insatisfechos de sí mismos, sobre todo los ciegos tardíos, señal de ello es el rechazo al bastón, porque los identifica como ciegos, aunque saben lo útil y necesario que resulta este medio para desplazarse. Los adolescentes ciegos quieren sentirse aceptados, sobre todo por los adolescentes videntes o con baja visión, el hecho de que los otros vean, conforma en el ciego un sentimiento de inferioridad en relación con esas personas, este es el resultado de la influencia educativa de los adultos. Los criterios de adolescentes videntes son muy significativos para el ciego.

Se interesan por el otro sexo, quieren tener novio o novia. En esta investigación se coincide con los criterios de Calvo C la que plantea que "se sienten atraídos por la voz, cómo se mueve la otra persona, cómo les conducen (si son manos bruscas o suaves, movimientos delicados...) y también por el contacto físico, cuando se rozan".(23) La atracción por otra persona, en adolescentes ciegos es muy diferente que en el vidente; primero se da el acercamiento, después la palabra, para llegar al surgimiento del enamoramiento.

La ausencia del estímulo visual hace difícil adquirir conocimientos de las conductas que promueven relaciones interpersonales de éxito, manifiestan pobres habilidades sociales, lo que no favorece el desarrollo de la comunicación afectiva, con personas que están fuera de su círculo de conocidos. García T refiere como resultado de sus investigaciones con deficientes visuales que estos tienen “limitado desarrollo del proceso de reflexión que presentan ante una situación en la que necesitan jerarquizar los aspectos más importantes de su vida no concientizan elementos fundamentales de su vida, tales como las relaciones afectivas con los adultos y coetáneos no la refieren como aspectos importantes para ellos”.(24)

Al seguir los resultados investigativos de García T resulta interesante su aseveración de que en la medida que avanzan en edad los sujetos deficientes visuales agudizan las opiniones negativas que tienen acerca de los videntes, lo que ocurre de forma semejante por parte de los ciegos en relación con los débiles visuales.(25) Este aspecto no se constató en esta investigación, pero sí llevó a reafirmar lo importante que resulta la educación y las vivencias recibidas por la persona ciega a partir de las cuales se forma su posición social, su forma de proyectarse, de vivenciar y expresar sus sentimientos.

En adolescentes ciegos predominan los rostros inexpresivos o con expresiones que no se corresponden con el contenido de lo que están hablando. Utilizan gestos que parecen muecas ante los ojos del interlocutor vidente. Tienden a mantener posturas inadecuadas, tanto al sentarse como al caminar.

Los varones comienzan a experimentar las poluciones nocturnas, que en los primeros tiempos causan sustos y preocupaciones, al no tener claridad de lo que les está ocurriendo, no saben cómo actuar ante tal situación. Para las adolescentes ciegas el evento de la menstruación resulta complejo, no solo en su entendimiento, sino para mantener adecuadas medidas higiénicas.

En adolescentes ciegos, de ambos sexos, predominan mitos sobre la masturbación. Hay pobre conocimiento sobre las infecciones de transmisión sexual, cómo prever su contagio y cómo utilizar el condón. En esta etapa del desarrollo se aprecia falseamiento de expectativas y planes futuros, tanto familiares como laborales. Sus aspiraciones, en ocasiones, no se corresponden a sus posibilidades reales. Esto demuestra el poco conocimiento que tienen de sus potencialidades y limitaciones.

Predomina en adolescentes ciegos la pasividad o desentendimiento ante situaciones que ocurren a su alrededor, esto puede estar dado por la poca información que reciben, unido al poco interés que muestran en indagar, además de no considerar significativo su lugar en la sociedad, este último aspecto refuerza la característica ya identificada de baja autoestima.

Conclusiones

Para concluir se puede afirmar que la vida de los niños y adolescentes ciegos está permeada por la discapacidad que presenta. La ceguera se percibe como un contenido que marca la personalidad de estas personas, esto se evidencia en las particularidades de la esfera psicosexual, ello se pudo comprobar mediante los estudios realizados en esta investigación.

 

Referencias

1GARCÍA T. Personas con discapacidad ¿Iguales o diferentes? La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela; 2008. p. 18.

2FRAIBERG S. La deficiencia visual y el desarrollo inicial de la personalidad. Madrid, España: Colección Rehabilitación Niños ciegos. Imprenta Fareso; 1981.

3COLECTIVO DE AUTORES. El maestro ante la atención de la sexualidad del alumno diferente. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2006.

4LITVAK A. Tiflopsicología. Moscú, Editorial URSS; 1190.

5DÍAZ M J. Niños con Dificultades para ver. T. V (ONCE). Madrid, España: Editorial Gráficas Juma; 1994.

6OCHAITA E. El desarrollo de los niños sordos y ciegos. Madrid, España: Editorial UNED; 1991.

7COOK D. The development of self- concept in blind children. Visual Impairment and Blindness; 1981.pp.6, 233, 238.

8VIGOTSKI L S. Obras completas. T. 5. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1989.

9VIGOTSKI L S. Obras completas. T. 5. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1989. p. 162.

10VIGOTSKI L S. Obras completas. T. 5. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1989.

11DOMÍNGUEZ L. Psicología del desarrollo problemas. Principios y Categorías. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela; 2007.

12COLECTIVO DE AUTORES. El maestro ante la atención de la sexualidad del alumno diferente. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2006.

13DOMÍNGUEZ L. Psicología del desarrollo. Problemas, principios y categorías. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela; 2007.

14RUIZ X. La sexualidad en niños y adolescentes. Cuaderno 13. La Habana, Cuba: Editora política; 2000.

15LUCERGA R, GASTÓN L. En los zapatos de los niños ciegos. Madrid, España: Editorial Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE); 2004. p.16.

16LUCERGA R, GASTÓN L. En los zapatos de los niños ciegos. Madrid, España: Editorial Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE); 2004. p.20.

17FRAIBERG S. La deficiencia visual y el desarrollo inicial de la personalidad. Madrid, España: Colección Rehabilitación Niños ciegos. Imprenta Fareso; 1981.

18CALVO C. Yo soy una niña ¿y tú? Proyecto para una educación sexual en la escuela integradora. Madrid, España: Editorial ONCE; 1998.

19DÍAZ M. Niños con dificultades para ver. T. V (ONCE). Madrid, España: Editorial Gráficas Juma; 1994.

20CASTRO P L. Cómo la familia cumple su función educativa. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1996.

21NARANJO M. Estrategia para la formación del amor al trabajo en adolescentes portadores de retardo en el desarrollo psíquico. Santa Clara, Cuba. [Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas]. Santa Clara, Cuba; Instituto Superior Pedagógico “Félix Varela”; 2004.

22MALÓN A. Sexualidad, planteamientos y claves para la intervención profesional en el ámbito de la discapacidad. Huesca, Zaragoza: Editora Cadis; 2009. p. 30.

23CALVO C. Yo soy una niña ¿y tú? Proyecto para una educación sexual en la escuela integradora. Madrid, España: Editorial ONCE; 1998. p.20.

24GARCÍA T. Estudio Genético- Etárea de la autovaloración y los procesos de afrontamiento en deficientes visuales. [Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Psicológicas]. La Habana, Cuba: Universidad de La Habana; 1993.

25GARCÍA T. Estudio Genético-Etárea de la autovaloración y los procesos de afrontamiento en deficientes visuales. [Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Psicológicas]. La Habana, Cuba: Universidad de La Habana; 1993.

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