Varona

No.53   Julio-Diciembre, 2011.    ISSN: 1992-82

Memorias


Salvador Vilaseca Forné en el desarrollo de la Educación Superior cubana

The Political-Ideological Evolution of Salvador Vilaseca Forne to the Development of Cuban Hight Education

MSc. Clemente Benjamín Rossi Mejusto. Escuela de Oficios ‘‘América Latina’’. Municipio de El Cotorro. La Habana, Cuba. Correo electrónico: admin@alcuba.com

Recibido abril de 2011            Aceptado junio de 2011


RESUMEN

Se aborda una parte del estudio de la vida y la obra del Dr C Salvador Vilaseca Forné, particularmente su evolución político - ideológica, condicionada por su sólida formación familiar, pues era hijo de una madre que compartía su lucha, lo que propició la consolidación de los ideales y los principios de un hombre dispuesto a la lucha por los derechos del pueblo, la justicia social, contra el imperialismo y se formó a sí mismo. Comprendió y emprendió nuevos y superiores objetivos en la lucha que, por su rigor, exigía responsabilidad, austeridad, honradez, fidelidad a los ideales y la defensa a los derechos por un futuro mejor.

PALABRAS CLAVE: evolución, Salvador Vilaseca Forné, educación superior, pedagogía, ideología.

ABSTRACT

This article deals with a part of the study of the live and work of Dr C Salvador Vilaseca Forne, particularly his political-ideological evolution, conditioned by his solid family formation, as he was a son of a woman who shared his struggle ideals, which allowed him to consolidate his ideals and principles of a man willing to fight for the rights of his people, social justice, against imperialism. He understood and began new and superior objectives in the struggle, which by their severity required responsibility, austerity, honesty, fidelity to the ideals and the defense of the right to a better future.

KEY WORDS: evolution, Salvador Vilaseca Forne, superior education, pedagogy, ideology.


Introducción

El estudio de la historia de la educación revela la existencia de educadores que generan un pensamiento educacional pedagógico, que se caracteriza por su estrecha vinculación con el proceso de liberación nacional del pueblo cubano y quienes manifestaron un pensamiento político-ideológico de acuerdo con los principios éticos de ese proceso independentista. Esos educadores merecen ser estudiados a la luz de las concepciones que actualmente se desarrollan acerca del lugar de las personalidades pedagógicas en la lucha por el movimiento de liberación nacional.

Una de esas personalidades, formadas en la lucha revolucionaria del pueblo cubano, fue Salvador Vilaseca Forné. El estudio de su evolución político-ideológica a partir de la Revolución del '30 y la importancia de ella, en la contribución al desarrollo de sus ideas educativas, durante y después, constituye una necesidad para demostrar cómo por medio de la propia lucha para cambiar la situación de la Universidad y el país, desde la posición que su extracción social le permitió asumir; al incorporarse se transformó a sí mismo, a partir de su participación, relaciones y acciones en las organizaciones a las que perteneció.

Como referentes para el estudio de esta personalidad, el autor de este artículo asumió a José Martí, a Fidel Castro Ruz, a Rolando Buenavilla con su obra José Martí. Paradigma de educador social para la integración de América Latina; a Josefina Meza con sus trabajos sobre Enrique José Varona y Raúl Roa García; a María Elena Sánchez-Toledo con la tesis doctoral sobre Alfredo Miguel Aguayo, y los aportes de Ondina Lolo con su trabajo Estudio de las personalidades en la enseñanza-aprendizaje de las humanidades, para modelar su estudio.

Los textos martianos demuestran que el lugar de la personalidad histórica está unido al equilibrio con las multitudes que le acompañan y la concepción científica del mundo sobre la base del materialismo dialéctico e histórico; además, precisan el estudio de las personalidades en su contexto, en sus relaciones con las masas, con un enfoque clasista, que tiene en cuenta la relación dialéctica entre el factor consciente del hombre, insertado en la sociedad que actúa sobre ella a partir de sus ideas y sus concepciones. El hombre incide sobre la sociedad y, a su vez, es transformado por ella. Entender el proceso por medio de la actividad del hombre en su devenir social, puede ser multidimensional y la relación de la personalidad con las masas es real y aporta al desarrollo social.

La lucha indudablemente para él no terminaría hasta no ver alcanzados los objetivos que lo habían llevado  a ella, busca nuevos espacios y hasta los creó. Logró comprender que aplastar al tirano solo era una etapa. Participó, de manera consciente, desde las filas del marxismo-leninismo en la construcción de la nueva sociedad, la nueva etapa, posterior al triunfo de enero de 1959 y lo hizo sobre todo en la formación, la estructuración y la organización de centros docentes de la educación superior, acompañado de lo mejor aprendido, de lo que llevó en sí, de lo que fue portador, la decisión de formar hombres disciplinados, responsables, trabajadores, conscientes, revolucionarios comprometidos con la Revolución, fieles a ella y a lo que significa para el futuro de nuestro país, conducidos por el maestro mayor, el ejemplo.

El objetivo del trabajo es demostrar la contribución de la evolución político-ideológica del Dr C Salvador Vilaseca Forné en el diseño, la organización, el montaje y la conducción de centros docentes de la educación superior para la obtención de hombres revolucionarios portadores de una cultura general integral.

Desarrollo

Contexto sociopolítico en que se desarrolló la vida de Salvador Vilaseca Forné

Condiciones epocales

La instauración de la República Neocolonial, con la imposición de la Enmienda Platt, marcó para Cuba un panorama que, por más de cincuenta años, se describió similar y el período que se evalúa no fue ajeno a esa realidad nacional: la situación de la Universidad y el país estuvo condicionada por la presencia en el poder de Gerardo Machado Morales, tirano cuyo gobierno se caracterizó por la corrupción político-administrativa, el robo a los fondos públicos y al tesoro nacional, la realización de negocios turbios y, sobre todo, por ser fiel representante de los intereses del imperialismo yanqui, que obligó al país a continuar con una economía deformada y dependiente, que impidió el desarrollo de la industria nacional al invadir el mercado cubano con sus productos. Su política estuvo basada en la represión y el asesinato a cuantos se anteponían a sus intereses: líderes obreros, campesinos, estudiantes y comunistas.

Por su parte, la Universidad de La Habana era un reflejo de la situación que vivía el país; la casa de altos estudios estaba inmersa en la lucha por la reforma universitaria, la que al arribo de Machado a la presidencia, ya se encontraba en malas condiciones. Este atacó con fuerza todo lo que significaba oposición: la Asamblea Universitaria no había vuelto a sesionar hasta 1925, en que Julio Antonio Mella aprovechó y continuó allí la lucha por la autonomía. Mella fue arbitrariamente expulsado de la Universidad. Machado disolvió la Comisión Mixta y la Asamblea Universitaria, ilegalizó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), repuso a los profesores expulsados a solicitud de los estudiantes; de este modo, la Federación y demás asociaciones estudiantiles quedaron limitadas a los fines culturales; restableció la Junta de Inspectores de la Universidad y planteó el concepto de la Universidad como formadora de la élite del país.

En la Universidad de La Habana existían contradicciones entre los estudiantes burgueses reaccionarios y los revolucionarios; los primeros, por prebenda presidencial, que premia a corruptos y vendidos con plazas de profesores auxiliares y de ayudantes graduados.

Por estos males el estudiantado se enfrentó a los profesores incapaces y corruptos, docentes leales al gobierno que reciben como beneficio cargos públicos jugosamente remunerados y que se caracterizaron por impartir clases insuficientes, obligar a los estudiantes a adquirir sus conferencias, ante la falta de libros de texto y la compra de los exámenes, lo que siembra el descontento dentro del alumnado.

La Universidad de La Habana vivió un período de efervescencia estudiantil por las situaciones internas que en ella se producían y como reflejo de las que vivía el país. Machado, en 1927, aprobó los nuevos estatutos universitarios con el objetivo de contener las protestas estudiantiles.

Extracción y desarrollo social

En los albores de la República Neocolonial, nació en Guantánamo, el 16 de agosto de 1909 Salvador Tomás Manuel Vilaseca Forné, hijo de padres españoles. El padre procedía de una familia con tradición de oficio en la carpintería y el comercio, perteneciente a la pujante clase media barcelonense del siglo XIX; había venido a Cuba como voluntario del ejército español con grado de sargento, en 1892; al concluir la guerra, fue a España y posteriormente regresó a Cuba, asentándose en Guantánamo, donde estableció un negocio de venta de equipos para la agricultura y el cultivo, llamado ‘‘Ferretería Industrial’’, que les garantizó una vida reconfortable con casa espaciosa y cómoda, con electricidad, fonógrafo de discos musicales y radio. Poseían dos empleadas, una para cocinar y otra para limpiar; además, tenían su médico de cabecera, de ahí que formaran parte de la burguesía media comerciante.

A Vilaseca le fascinaba el estudio, sobre todo el relacionado con las ciencias y, en particular, con la matemática. Se desenvolvió en un ambiente familiar de un código conductual afable y severo con una esmerada educación basada en valores morales, que constituyeron principios de su actuación, como honestidad, honradez, modestia, sencillez, austeridad, ayuda al prójimo, justicia, entre otros. Concluyó los estudios correspondientes al bachillerato y comercio de nivel medio con solo quince años y se incorporó para realizar estudios de ingeniería en la Universidad de La Habana a los dieciséis años.

En 1928, el fuego devoró la Ferretería Industrial propiedad del padre y Vilaseca tuvo que asumir la responsabilidad familiar; fundó una academia privada de matemática, que cambió su estatus social, al convertirse en trabajador-estudiante.

Más tarde se trasladó a La Habana y, en 1936, a propuesta del Rector, cuando aún era estudiante universitario, fue nombrado Jefe del Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad de La Habana, cargo que ostentó hasta 1959.

Colaboró de 1948 a 1952 con el Ministro de Educación, en la atención al control y la distribución de los medios y los materiales escolares.

Evolución político-ideológica: parte integrante de la lucha revolucionaria

El proceso de evolución político-ideológica de Vilaseca tuvo como antecedente su formación familiar y se produjo muy vinculado al desarrollo de la lucha en su accionar en el Directorio Estudiantil Universitario, organización que se fundó en la Universidad cada vez que los estudiantes se lanzaban a la lucha revolucionaria. Los estudios realizados de su vida y su obra demuestran que se produjo en dos etapas:

Primera etapa. La Revolución del '30 se caracterizó por un intenso moviendo de participación de las masas (1927-1933).

Vilaseca partió de una posición democrático-burguesa-reformista, que se puso de manifiesto cuando se analizaba la formación y los principios sembrados en él por sus padres, los que constituyeron bases sólidas para su incorporación a la lucha, que simbolizó la ruptura con su clase. Es decir, se inició en la lucha desde las filas del Directorio Estudiantil Universitario (DEU) desde una posición democrático-burguesa-reformista, por la ley de Prórroga de Poderes en 1927 impuesta por Machado, de manera fraudulenta, para perpetuarse en el poder, que provocó que los estudiantes organizaran el DEU'27 contra la Prórroga de Poderes, y se incorporó a la lucha como miembro de la Comisión Organizadora del ‘‘DEU'27 Contra la Prórroga de Poderes’’. Esta lucha no marcó hito político al no salir de los muros universitarios y la acción de Vilaseca quedó, solo, en la organización de la Comisión.

La caída de Rafael Trejo en el encuentro con la policía el 30 de septiembre de 1930, se produjo cuando los estudiantes iban a expresarle al maestro Varona su disposición para enfrentar al tirano, aunque después decidieron ir a Palacio. Esto dio lugar a la respuesta del estudiantado que, indignado, ese mismo día formó el DEU'30: desde septiembre de 1930 Vilaseca fue miembro del DEU'30 y pasó al Primer Directorio, en enero de 1931.

El DEU no tenía un líder ni un jefe máximo, desarrollaban la dirección al seleccionar en cada reunión del Directorio un presidente, que dirigía dicha reunión y solo eso, así como tenían dos directorios, el primero, que ejercía la dirección y el segundo, que cubría las vacantes del primero, con el fin de preservar la vida de sus miembros. Como organización en lucha estableció relaciones con todos los que estaban dispuestos a luchar contra Machado, exceptuando a los partidos tradicionales. Desarrollaron, como método, la lucha de masas y el terrorismo revolucionario.

Ante el auge alcanzado por la lucha estudiantil, Machado cerró la Universidad y la lucha con los miembros del DEU se diseminó por todo del país, ya que los estudiantes, al llegar a sus lugares de origen, formaron directorios a los que se fueron uniendo todos los revolucionarios de los territorios; entonces, el DEU´30 tuvo que distribuir a sus miembros por las provincias, para que atendieran esa lucha, de ahí la función protagónica del Directorio en muchos lugares.  Con la formación de directorios en todo el país, por el cierre de la Universidad de La Habana, Vilaseca atendía la provincia de Camagüey.

La composición del Directorio era heterogénea y, al iniciar la lucha, lo hizo desde una posición democrático-burguesa-reformista. De ahí que se integró a la Célula Técnica del ABC con la representación de Vilaseca.  En 1932, y por la posición proimperialista del ABC, ante la Mediación, rompió con ellos y se retiró de la Célula Técnica. Con el DEU'30 combatió la Mediación y denunció sus verdaderos objetivos y significado. Los Manifiestos contra la Mediación y de Disolución del DEU´30 (noviembre 33) eran antimperialistas y él, los firmó.

Se produjo el tránsito de la posición democrático-burguesa-reformista de un estudiante de la burguesía media comerciante que luchaba desde las filas del DEU contra la Prórroga de Poderes; primero,  que rompió con su clase y, más tarde, formó parte del DEU'30, que luchaba contra Machado. En la Universidad y  el país, se estaba produciendo un proceso de evolución político-ideológica que se reflejaba en Vilaseca.

La evolución se manifestaba en la posición asumida por Vilaseca al oponerse a la Mediación yanqui, cuyo único interés era frustrar el triunfo revolucionario de las masas y la ruptura con el ABC por su posición proimperialista: Vilaseca en 1933 era antimperialista.

Segunda etapa. Posterior a la caída de Machado. Se  caracterizó por la lucha clandestina en diferentes organizaciones y por el apoyo  solidario a otros frentes de lucha en el mundo (1933-1959).

Vilaseca participó en el proceso de normalización de la vida en la Universidad de La Habana para lo que resultó electo por la Asamblea Universitaria, para integrar el Comité de lucha contra el gobierno de Mendieta y para el Tribunal Mixto de Depuración del Profesorado. Formó parte del Comité de Huelga en marzo de 1935, que contribuyó de manera destacada a la organización del paro general en coordinación con el resto de los factores incorporados en la lucha. Este último hecho marcó el inicio de la unidad para la lucha del estudiantado universitario como fuerza revolucionaria con la clase obrera.

Combatiente revolucionario que se incorporó a nuevos frentes de lucha, participó con Antonio Guiteras en la fundación de la organización revolucionaria de izquierda TNT y cumplió otras tareas de este en la provincia de Camagüey con los obreros de los centrales azucareros y los ferrocarriles. Integró la directiva de la organización Izquierda Revolucionaria.

Vilaseca fue influido por el pensamiento y la acción de Antonio Guiteras, luchador revolucionario antimperialista que, durante el gobierno de los Cien Días, aplicó medidas radicales a favor del pueblo y en contra de los intereses yanquis, que desde la línea de izquierda fundó organizaciones cuya táctica de lucha era la armada, porque ya se planteaba la lucha revolucionaria por la liberación nacional preparada en el exterior. Así, bajo la influencia de Antonio Guiteras, Vilaseca se convirtió en antimperialista radical de izquierda.

Fracasada la Revolución del 30, le siguió un período de gobiernos constitucionales que no respondían a los ideales por los que se había luchado.

El 10 de marzo de 1952 Fulgencio Batista dio el golpe de estado, que provocó la repulsa popular y la reacción de todas las fuerzas revolucionarias del país, que se enfrentaron al golpe dado por el tirano, por todos los medios públicos. El joven abogado Fidel Castro lo  acusó de haber traicionado al pueblo de Cuba, que tenía sus esperanzas cifradas en las muy cercanas elecciones.

Para combatir el golpe militar, Vilaseca y Raúl Roa, con Aureliano Sánchez Arango, fundaron la organización Triple A, a la que también se unieron los entrañables amigos y compañeros de lucha Carlos Alfara y Mario Fortuny, este último, asesinado por Batista al conocer de las acciones que estos realizan. Por el asesinato de Fortuny, primer mártir de esta etapa, se vio obligado al exilio para el que partió en 1953.

Vilaseca junto a Raúl Roa marcharon al exilio donde conocieron de la traición de Sánchez Arango a la Triple A al aliarse a Leónidas Trujillo, presidente de República Dominicana, por lo que ambos, en reunión con Aureliano, rompieron con esa organización.

El 28 de enero de 1953, con la marcha de las antorchas por el centenario del natalicio de José Martí, surgió el Movimiento que protagonizó el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Los jóvenes de la Generación del Centenario, liderados por Fidel Castro Ruz, unidos a él, sufrieron prisión en la cárcel de la Isla de Pinos, de donde salieron libres, por la amnistía concedida por el gobierno el 15 de mayo de 1956, día en que, a bordo del barco que los trajo de regreso a la Isla grande, realizaron la reunión donde acordaron llamar al Movimiento, Movimiento 26 de Julio (M-26-7), y continuar la lucha revolucionaria en homenaje a los hermanos caídos en combate. Jóvenes del M-26-7, por orden de Fidel, se trasladaron a México para organizar la lucha armada y preparar la guerra por la Liberación Nacional.

Vilaseca, revolucionario radical de izquierda que se encontraba en México, al producirse la llegada de los Moncadistas, pronto se puso en contacto con ellos y se incorporó al Movimiento,  donde cumplió las tareas que le fueron asignadas; además, colaboró con las fuerzas del Directorio Revolucionario en la lucha por la Liberación Nacional. Así, evolucionó hacia una posición político-ideológica superior, al incorporarse al M-26-7 en el exilio y, con ello, Vilaseca se unió definitivamente a la lucha por la Liberación Nacional.

La consolidación de la evolución político-ideológica de Vilaseca se produjo en sus relaciones de trabajo y de estudio con Ernesto Guevara de la Serna (Che); desde el año 1959, no solo discutían y analizaban la teoría marxista-leninista, sino que la estudiaban para enfrentar importantes tareas: fue marxista-leninista consciente y militó en las filas del Partido Comunista de Cuba.

Como factor decisivo en la evolución político-ideológica de Vilaseca se encuentra la acción práctica  revolucionaria, se trata de una personalidad que tuvo por principio la práctica revolucionaria, figura que no solo aportó ideas, sino que participó activa y directamente en la lucha. Alcanzó su máxima condición en la evolución, al transformarse en marxista-leninista consciente.

La línea de evolución político-ideológica de Salvador Vilaseca Forné transitó: de la posición democrático-burguesa-reformista a la antimperialista, de ahí al  antimperialismo radical de izquierda y, como cúspide, evolucionó hacia el marxismo-leninismo.

La evolución político-ideológica y los resultados que de ella se derivaron en su formación y proyección en la construcción de la nueva sociedad cubana, han hecho necesario no solo su estudio, sino de darlo a conocer a las generaciones actuales y futuras, por haberle servido de base para llegar a planos superiores en su posición que se expresan en las tareas asumidas posterior al triunfo revolucionario de 1959 en la política, en la economía-finanzas, en la diplomacia y, sobre todo, en la educación.

Contribución de Vilaseca al desarrollo de la educación superior cubana

La evolución político-ideológica por la que transitó Salvador Vilaseca Forné, se desbordó con el triunfo revolucionario de 1959, con la presencia y las relaciones de trabajo con el Che, de quien dijera que le había permitido enseñarle matemática, y que el Che lo había enseñado a ser más revolucionario, en su consolidación como marxista-leninista consciente.

Vilaseca se caracterizó por su integridad personal, familiar, política, ideológica, que le hizo ejemplo de  disciplina y del férreo cumplimiento del deber. En sus métodos de formación tuvo como principios la defensa a la adquisición del conocimiento académico, la investigación científica y la defensa a los principios revolucionarios, sobre la base de la comprensión y la aplicación de lo aprendido en este orden. Sintió la necesidad de realizar acciones sobre su colectivo y el estudiantado para que entiendan la necesidad del socialismo, como meta a alcanzar y los valores que se defienden en aras del desarrollo del país con la formación de un hombre integral. Adelantado a la época, se propuso en la Educación Superior cubana, la formación de una cultura general integral.

La contribución de su evolución político-ideológica estuvo dada en la  aplicación práctica de su ideario, básicamente en dos centros de la Educación Superior: la Universidad de La Habana y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales:

Universidad de La Habana

En 1965 el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz pidió al Dr C Salvador Vilaseca Forné que asumiera la rectoría de la Universidad de La Habana para convertirla en la mejor de América Latina, tarea que aceptó.

Trazar las pautas del trabajo sobre la base de los principios políticos e ideológicos de la práctica marxista-leninista, martiana y fidelista, el rediseño de la estructura de dirección y técnica, según las necesidades, la definición de los términos esenciales para el trabajo: austeridad, ahorro, eficiencia, cumplimiento del deber, receptividad, disciplina, ejemplaridad, aporte social del trabajo, dirección colectiva especializada y un sistemático chequeo y control del trabajo constituyeron las premisas indispensables para enfrentar la nueva tarea.

Al llegar, ya se había iniciado la reforma universitaria, por lo que aplicó transformaciones: dictó la Resolución Rectoral 36, en la que se restituían el Consejo Universitario y, además, las reglas más elementales para el desarrollo del trabajo sobre la base de priorizar la docencia y los ejercicios académicos, la estructuración pedagógicamente concebida bajo el más estricto control de eficiencia y cumplimiento para garantizar los resultados óptimos. Además, se instituyeron las investigaciones científicas en todas las asignaturas y carreras desde los primeros años y, sobre todo, respetando la tradición de lucha de la casa de altos estudios, se concedió especial importancia a la formación político-ideológica, unida a todas las actividades que demostraran la adhesión y el apoyo a la Revolución triunfante del país.

Organizó todo un aparato administrativo en la Universidad revolucionaria con una escuela de superación propia y exigió disciplina, con la definición de los deberes y los derechos de cada uno de los integrantes del colectivo. Implantó un amplio control estadístico sobre todas las esferas de la vida universitaria. Concibió las carreras, los planes y los programas en correspondencia con las necesidades económicas, políticas y sociales del momento histórico y para la proyección futura del país.

Instituto Superior de Relaciones Internacionales

El tránsito del Instituto de Servicio Exterior  (ISE) a Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) contó con la dirección de Vilaseca, al desempeñarse como Rector. Ello entrañó transformaciones estructurales, técnico-metodológicas, funcionales, conceptuales y de principios, que permitieron demostrar su contribución.

El ISRI graduó a jóvenes con alto nivel político y académico.  Garantizó una carrera  que generó una masa importante de los mejores y más destacados jóvenes del país, para incorporar al servicio exterior. El MINREX no hubiera tenido igual capacidad para enfrentar los retos, si no hubiera contado con estos graduados. Es una Universidad única en el mundo: gradúa Diplomáticos no solo de Carrera, sino comprometidos con la Revolución y su pueblo; de ahí sus éxitos en la arena internacional. Son diplomáticos representantes de un país con una política exterior revolucionaria, un país socialista. La preparación política, la solidez en las convicciones, en los sentimientos y en la explicación de por qué se defendía con tanta pasión la Revolución, era parte importante del contenido de las materias y la formación del ISRI, porque todos los días había que tener las herramientas para explicar por qué se estaba aquí, cuáles eran las raíces y a qué futuro se aspiraba.

Los graduados del ISRI se caracterizaban por la lucha en el campo de las relaciones internacionales, lo hacían con inteligencia, valentía y lealtad a los principios revolucionarios; así como la fidelidad al internacionalismo proletario, el espíritu de abnegación y sacrificio para actuar con honestidad, modestia, autoridad y sencillez, como cualidades inseparables de sus vidas.

Conclusiones

Salvador Vilaseca Forné dedicó su larga vida a la lucha revolucionaria, y entregó a la causa lo mejor de sí.  De él debe decirse que su participación en la lucha revolucionaria y la evolución político-ideológica  consolidaron sus valores y forjaron sus convicciones, manifestadas en su patriotismo y su fidelidad a la causa de la Revolución Socialista.

Con este precedente enfrentó cuanta tarea le asignaron, con ese rigor, con esa fe y con esa convicción, aportó a la Enseñanza Superior lo mejor de sí como educador, como formador de revolucionarios y patriotas, que permite tomar como punto de partida para su valoración el siguiente análisis: su acción en la vida política, ideológica, social y laboral opera de forma consecuente y lineal. Su trabajo en el Departamento de Extensión Universitaria influyó directamente proporcional en el realizado como Rector de la Universidad de La Habana y ellos, a su vez, del mismo modo en el que se puede considerar su obra más acabada, la formación de la Universidad de Relaciones Internacionales.

 

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