Varona

No.52   Enero-Junio, 2011.    ISSN: 1992-82

La educación en valores de la identidad nacional y cultural en el contexto actual

The Teaching of National and Cultural Identity Values in Today's Context

Lic. Jeannette Echevarría Echerri. Asistente. Universidad de Ciencias Pedagógicas ‘‘Enrique José Varona’’. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: jeanetteee@ucpejv.rimed.cu

Recibido septiembre de 2010 Aceptado noviembre de 2010


RESUMEN

La educación en valores de la identidad nacional y cultural tiene gran importancia para el desarrollo de la personalidad de los futuros educadores cubanos. Del resultado de ese proceso depende que los jóvenes que hoy estudian en las universidades de ciencias pedagógicas sean capaces de asumir una participación activa en la etapa actual de construcción de la sociedad cubana. En un mundo de acelerados cambios, la educación cubana tiene que defender y favorecer valores como la identidad nacional y cultural para preservar lo logrado y capacitar a los futuros maestros, mediante el desarrollo de su conciencia crítica y su creatividad con el objetivo de perfeccionar este proyecto social desde su protagonismo; los valores fundamentales del proyecto social cubano, de identidad, soberanía y justicia social, solo serán elementos distintivos si pasan a formar parte de la subjetividad de cada cubano. Los futuros maestros en formación han de prepararse desde las aulas de las universidades de ciencias pedagógicas para cumplir con su encargo social. Aquí radica el quid de la educación en valores de la identidad nacional y cultural, con vistas a un objetivo que va más allá de cualquier currículo: la educación en su sentido más amplio, de la que habló Martí.

PALABRAS CLAVE: educación, valores, identidad, cultura, ideología.

ABSTRACT

The teaching of national and cultural identity values has great importance in the development of the personality of Cuban teacher trainees. The result of this process depends on the young man and women, who study today at the University of Pedagogical Science, ability to assume an active participation in the present stage of the construction of Cuban society. In an ever changing world, Cuban education has to defend and favor values such as national and cultural identity to preserve what has been done to date and enable teacher trainees, through the development of their critical conscience and creative with the object of perfecting this social project with their active participation. The fundamental values of the social Cuban project, identity, sovereignty and social justice, will only be distinctive elements if they become a subjective part of all Cubans. Teacher trainees should be equipped from the pedagogical science universities to comply and fulfill with their social assignment. Here is where the quid of the teaching of national and identity values takes root, a goal that goes beyond any curriculum: education in its broader view, the education that Marti spoke about.

KEY WORDS: education, values, identity, culture, ideology.


Introducción

En el contexto mundial donde Cuba se inserta, signado por un mundo globalizado y unipolar, en el que predomina el neoliberalismo, la especie humana siente sobre sus hombros la espada de Damocles de su propia extinción como especie, enfrentada al cambio climático y a los efectos revertidos de las agresiones a los ecosistemas.

Los adelantos tecnológicos no son suficientes para garantizar enfrentarse no ya tan solo a la naturaleza, sino al gigantesco Goliat del consumismo, extendido a los sagrados predios de la creación humana: la cultura –huella que deja el hombre sobre la Tierra– que, como una pandemia, se extiende por la piel del planeta, haciendo de la tendencia a la homogeneización de los referentes culturales de los pueblos, la vía expedita para enraizar la cultura del poder.

La memoria histórica y la diversidad cultural corren el riesgo de ser literalmente aplastadas por un sistema de dominación como nunca antes ha conocido la historia de la civilización humana, de ahí que la defensa y la preservación de la identidad nacional y cultural cubanas adquiera, en este contexto, una connotación muy significativa en la educación de la personalidad de las nuevas generaciones de maestros cubanos.

Por todo lo expuesto, este trabajo se propone como objetivo revelar el significado de la educación en valores de la identidad nacional y cultural para los alumnos de las universidades de ciencias pedagógicas en el contexto cubano actual.

Desarrollo

Aproximación al concepto de valores

Al abordar la problemática de los valores, es necesario partir de la premisa de que constituyen un contenido de la Educación y, a su vez, un proceso básico para elevar la calidad de esta. Los valores, al igual que la identidad, la cultura, han sido tratados desde diferentes ciencias; se les ha conceptualizado teniendo en cuenta el objeto de estudio de cada una de ellas. En el estudio realizado se encontraron múltiples definiciones del concepto de valor, todas ellas relacionadas, de cierta forma, a la objetividad o subjetividad del valor porque “De la relación de los seres humanos con la naturaleza, la sociedad y sus iguales surgen los valores, no como reflejo, sino como un momento del decurso de la realidad social: el momento de significación...”,(1) estos son el resultado de la actividad práctica, real y concreta, de los seres humanos, conjugada al servicio de necesidades e intereses individuales y sociales.

Resulta obvio la existencia de cuestiones inherentes a la condición humana, que se manifiestan de manera constante y positiva a lo largo de la historia de la Humanidad, y que son considerados valores por su significación socialmente positiva: entre ellas se destacan la libertad, la solidaridad, la honestidad, la justicia y la igualdad. Dicha significación se refiere al grado en que se expresan el progreso y el redimensionamiento humano en cada momento histórico o circunstancia particular.

Esta autora se adhiere a que “…los valores pueden comprenderse como los significados que adquieren los objetos y procesos de la realidad para los individuos, grupos, clases, naciones, en el contexto de la actividad práctica”,(2) ellos implican la esfera afectiva de la personalidad, por cuanto expresan significaciones personales; implican al área volitiva debido a que surgen de una adhesión consciente y afectan el comportamiento, dado su carácter regulador e inductor y su manifestación por medio de la conducta del individuo.

Los valores interiorizados conforman la esencia del modelo de representaciones personales, constituyen el contenido del sentido de la vida, y de la concepción del mundo, permiten la comprensión, la interpretación y la valoración del sujeto, brindando la posibilidad de definir el proyecto de vida, integrado por objetivos y finalidades para la actividad social.

El análisis de los valores como categoría requiere, desde el punto de vista filosófico, de tres planos de análisis; ellos son: sistema objetivo, subjetivo y oficialmente instituido.(3)

Sistema objetivo de valores: en este primer plano los valores son parte constitutiva de la realidad social, como relación entre todos los procesos de la vida social y las necesidades e intereses de la sociedad en su conjunto, que adquieren una significación social. Todas aquellas situaciones que se opongan al desarrollo de la sociedad, no son consideradas valores.

Sistema subjetivo de valores: forma en que estos valores objetivos son interpretados por los individuos o grupos, como resultado del proceso de valoración. Este sistema subjetivo de valores va a depender del grado de correspondencia de los intereses individuales con los intereses sociales. Pueden o no corresponderse con el sistema objetivo de valores, pues “…la relación valorativa consiste en uno de los modos en que el hombre asimila la realidad”. (4)

Sistema de valores oficialmente instituido: este puede ser resultado de la generalización de los sistemas subjetivos de valores por lo que puede corresponderse o no con el sistema objetivo de valores. Este sistema de valores define el proyecto de sociedad y por supuesto, el modelo de hombre que requiere.

En cada uno de los planos o sistemas de valores se establece una escala para la jerarquización de los valores: los intereses humanos se manifiestan socialmente y pueden llegar, en no pocas ocasiones, a ser antagónicos. Entre lo objetivamente valioso, individual o social, y lo que oficialmente se impone como valor, pueden existir grandes diferencias, dando lugar a las llamadas crisis de valores.

La individualidad humana se expresa en una personalidad determinada que se desarrolla en una compleja relación. Por un lado, se destacan sus capacidades, sus motivaciones e ideales, y por otro, las normas, los códigos, los preceptos y los deberes instituidos. De esta contradictoria relación, saldrá la escala subjetiva con que la individualidad establecerá la jerarquía de valores por la cual regirá su conducta. De ahí, la importancia de que exista una correspondencia entre la existencia objetiva y subjetiva del valor para que, de esta manera, puedan convertirse en reguladores de la actuación del sujeto.

La formación y el desarrollo de valores

El fenómeno de cómo formar y desarrollar valores es un proceso que dura toda la vida, donde inciden los cambios sociales que se producen y que provocan transformaciones en las interrelaciones humanas, en las percepciones, y en las condiciones materiales y naturales; es decir, en la calidad y el sentido de la vida. Sentimientos como el amor, el patriotismo, el optimismo, el pesimismo y otros, se fijan en la conciencia de los hombres no solo en forma racional, sino también en forma emocional. Por ello, están vinculados con la concepción del mundo, con su percepción con la vida y para la vida. La concepción del mundo no es solamente la forma más o menos exacta en que el individuo se lo representa por medio de conceptos y juicios, sino además, la manera en que se orienta hacia la realidad, su actitud u orientación valorativa hacia lo que le rodea. La valoración posee un contenido cognoscitivo, que está dado por el reflejo de las propiedades del objeto y un contenido afectivo, vinculado a las necesidades del sujeto.

El conocimiento es una premisa y un componente de la valoración, influye en la determinación de los intereses y necesidades del sujeto, mediante los cuales este valora; por ello, es importante dejar claro el origen y la cualidad del saber qué se ha de enseñar y los procesos valorativos que ello implica. Dependiendo de estas valoraciones, el estudiante entra en la esfera de la afectividad, de las emociones, los sentimientos, los motivos y, por supuesto, de las actitudes y las conductas ante la vida.

Existe una estrecha relación entre la valoración y la práctica, ya que esta última es el fundamento de la actividad valorativa, la orienta y le da sentido, y constituye el objetivo último del proceso valorativo. “Sin embargo no debe ser la actividad valorativa el punto de partida del análisis de los valores, sino la actividad práctica creadora de los mismos…”,(5) pues es en la relación práctica donde nacen los valores; mediante su praxis es que se logra que adquieran significación para el sujeto los fenómenos y objetos, de que el hombre no es un sujeto pasivo que recibe los valores que socialmente están vigentes.

Los valores predominantes en una época pasan por medio de la conciencia social, lo individual, por tanto, actúa como un filtro selectivo, es así como podemos entender la conformación de los valores sociales y su diferenciación, en no pocas ocasiones, de los valores individuales.

Vale destacar también que “Los valores, como formaciones espirituales, constituyen formaciones psicológicas complejas, que en el plano individual devienen reguladores de conducta. Asimismo, existen en la realidad como parte de la conciencia social, en el plano social son expresión de la cultura –la que deviene a su vez como su fundamento– y componentes de la ideología y se convierten en movilizadores sociales”.(6)

Los valores que tienen que ver con el desarrollo humano, con sus proyectos de vida, con su educación y su formación, son los valores espirituales, que son los “…proyectos ideales que surgen sobre la base de las necesidades y actividad humanas, en el proceso de formación de la personalidad y contienen anticipaciones de qué es lo que hay que transformar en la realidad y en el propio ser humano. En síntesis, son los fines que orientan y regulan la actuación humana”.(7)

Valores de la identidad nacional y cultural

El proyecto social socialista tiene raíces profundas en el sentido de la identidad nacional y cultural cubanas. Su significación está dada en la asunción de la defensa de la independencia nacional, la emancipación y la justicia social que la caracterizan, de ahí que sea objetivo estratégico de la educación de las nuevas generaciones de cubanos el desarrollo de la conciencia de la nación, del sentido de la cubanidad, como garantía del funcionamiento de la sociedad.

La identidad “es un proceso dialéctico de afirmación, negación y creación que encarna una realidad histórica concreta por sujetos reales y actuantes, siendo su propia obra objetivada en lo esencial en la cultura, condensada en una fuerza material y una conciencia histórica que afirma el ser del pueblo y condiciona su desarrollo”,(8) con lo cual se halla de acuerdo la autora de este trabajo. La identidad es un proceso de confirmación del ser nacional, donde la historia fija en la cultura el devenir del hombre hasta encontrarse a sí mismo con una calidad distinta que lo identifica y tipifica.

En un mundo de acelerados cambios, la educación cubana tiene que defender y favorecer valores como la identidad nacional y cultural para preservar lo logrado y capacitar a los futuros maestros mediante el desarrollo de su conciencia crítica y su creatividad, con el objetivo de perfeccionar este proyecto social desde su protagonismo.

Dicho de otra manera, el cimiento del desarrollo de su proyecto social es la asunción individualizada y personalizada, por cada cubano, de los principios sustentados como nación. En ese sentido, los valores fundamentales del proyecto social cubano, de identidad, soberanía y justicia social, solo serán elementos distintivos si pasan a formar parte de la subjetividad de cada cubano; aquí radica, según criterio de esta autora, el quid de la educación en valores de la identidad nacional y cultural.

En ese sentido, la cultura cubana encarna la misma historia como su ser esencial, en la que se objetiva la propia actividad humana en sus múltiples dimensiones hasta convertirse en acervo de la nación. La conciencia cultural implica el conocimiento del pasado y del presente, la unidad dialéctica de tradición y renovación creadora, la defensa de la memoria histórica, lo que implica saber de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Es de esa manera que se expresa la conciencia de identidad, la cual presupone las diferencias en los sujetos históricos, y se expresa en la cultura como un todo complejo y contradictorio, al igual que la naturaleza humana en sus relaciones sociales, de ahí que dicha conciencia constituya un elemento catalizador de energía creadora y de integración nacional.

La educación en valores de la identidad nacional y cultural

El término educación etimológicamente proviene del latín educatio: Acción de desarrollar las facultades físicas, intelectuales y morales. El ser humano no nace como ente moral y axiológico, sino que es necesario formarlo, educarlo, prepararlo para la vida en sociedad, en una palabra: humanizarlo, haciendo posible la apropiación de los valores, de las costumbres, de las tradiciones, que caracterizan el ser y el deber ser cubano, por medio de la aprehensión de la cultura nacional y universal. En ese sentido, identidad, valores y proyecto de vida constituyen importantes indicadores y componentes esenciales del desarrollo de la personalidad.

Resulta así necesario esclarecer la unidad de la formación y el desarrollo en la educación de la personalidad, la primera es la base del segundo; la formación orienta el desarrollo hacia el logro de los objetivos de la educación, vinculada a sus propias regularidades. La educación del hombre para la vida social es la tarea más importante del maestro; por ello, se debe educar en un proceso de formación a un profesional que tenga como centro al hombre, sus intereses, su desarrollo. La finalidad del proceso educativo está dada por la unidad dialéctica entre lo instructivo (el conocimiento) y lo educativo (el sentimiento), pues al hombre hay que comprenderlo en su estrecha unidad entre lo racional y lo emocional.

Educar a los futuros maestros cubanos desde los valores de la identidad nacional y cultural para la vida social y el trabajo creador, implica que las universidades de ciencias pedagógicas deben propiciar que sus educandos sean capaces de construir representaciones adecuadas del ambiente, reflexionar sobre su propia conducta y, por tanto, de hecho, implicarlos en que sean mejores profesionales.

De acuerdo con este análisis, esta investigación destaca que la educación en valores “…deviene proceso creador, de elaboración propia de significados …(9) y se logra “…a partir de su reconocimiento social”.(10) Esta autora considera que la educación en valores de la identidad nacional y cultural constituyen un proceso creador de elaboración de significados de los valores fundamentales del proyecto social cubano, de identidad, soberanía y justicia social, los que serán elementos distintivos si pasan a formar parte de la subjetividad de cada cubano.

En la sociedad cubana contemporánea todos los esfuerzos están dirigidos a desarrollar un nuevo tipo de hombre integral, profundamente solidario y humano, preparado para la vida, con sentido de su identidad, identificado con su cultura y su nación socialista, patriota, transformador y creativo de su realidad.

Por ello, “la formación de valores no puede comprenderse al margen de la educación político-ideológica, en tanto los valores son componentes de la ideología…”.(11) De manera que ha de quedar bien claro que “la ideología es ante todo una formación espiritual compleja, un sistema de ideas que identifican a un individuo, grupo, clase o nación (…) complejo sistema teórico-espiritual es expresión de los intereses socioclasistas y se manifiesta en las relaciones entre grupos y clases sociales y tiene como fin fortalecer o transformar dichas relaciones’’.(12)

Es así que la ideología se sustenta y tiene como columna vertebral, la actividad práctico-social y lo nacional, lo singular, entendido esto como el ser y el deber ser de cada nación, en estrecha relación con lo universal, lo general. Comprender las particularidades de la formación y el desarrollo de los valores, y sus relaciones en el proceso docente educativo e integrar los valores al aprendizaje de manera intencionada, consciente y coherentemente, significa no solo pensar en el contenido como conocimientos y habilidades, sino en la relación que ellos poseen con lo afectivo, con la vida. En el proceso de interacción del hombre con la realidad, se destaca su capacidad interpretativa hacia todo lo que adquiere significación y, por tanto, valor para él. En dicho proceso el hombre actúa como sujeto y la realidad como objeto de asimilación, comprobación y evaluación, infiriéndose, por tanto, como dialéctica constante.

Si bien la sociedad establece, a partir de condiciones histórico-concretas, determinados códigos y significados, que actúan sobre el hombre, es en la realidad práctico-cognitiva, donde este recibe e incorpora en calidad de contenido propio esa realidad, mediante la percepción que supone la valoración de la realidad incorporada. La valoración muestra el reflejo de la realidad por medio de los fines, los intereses, los gustos, los deseos y las necesidades que están presentes en toda su actividad.

Las instituciones educativas desempeñan un papel de singular importancia para, desde el propio proceso educativo, entre otras cosas, comunicar la ideología, los valores, el modo de vida; además, de afianzar creadoramente el ser esencial y la afirmación de su memoria histórica, premisas indiscutibles de la identidad nacional y cultural.

Valores como el patriotismo, la solidaridad, el antimperialismo, la intransigencia y el internacionalismo, esencia de la salvaguarda de la cultura nacional, constituyen una necesidad de la educación cubana implicada de lleno en la búsqueda de referentes valorativos, que coadyuven al esclarecimiento del sentido y la dirección de su proyecto social, cuando se producen abruptos cambios de valores, los cuales intervienen, de manera directa, como promotores de reflexiones y críticas, de ahí su importancia. Cuba, asentada en una ubicación geográfica privilegiada “en el fiel de América”, es, lo ha sido siempre, un país con una cultura cosmopolita, cuya identidad cultural ha estado desde sus orígenes, abierta siempre y en continua interacción con otras, que se nutre del mestizaje, y a la vez, interactuando internamente, para reinterpretar lo nuevo.

En el contexto actual donde Cuba se inserta, la globalización existente no es cualquier tipo de organización a escala mundial de procesos económicos, culturales e ideológicos; esta posee un apellido: globalización neoliberal; los instrumentos creados para borrar las identidades de los pueblos latinoamericanos, implican todo un reto para encontrar los caminos del perfeccionamiento, enfrentarse a esta problemática, en el contexto cubano actual, implica que, para ver y sentir como cubanos, su fundamento es la defensa de la identidad nacional y cultural de la Isla frente a este contexto, lo cual implica preservarla mediante la educación. En el concepto de identidad, la cultura nacional “…constituye su contenido fundamental, su núcleo integrador, que no agota toda la estructura de la identidad nacional”.(13)

Por lo que esta investigación coincide con la definición de que “La categoría identidad nacional designa el sistema de rasgos comunes que definen un grupo social, comunidad o pueblo, devenido determinación fundamental de su ser esencial y fuente auténtica de creación social. Es una unidad que, fijando la comunidad, presupone la diversidad, la diferencia y sus vínculos recíprocos, como modo dinámico de constante enriquecimiento y proyección hacia la universalidad”.(14) La importancia estratégica de educar la identidad nacional y cultural cubanas en la personalidad de los educadores en formación radica en la correspondencia entre las formas de vida de una sociedad y su sistema de valores morales.

Vale señalar entonces que “La identidad cultural de una comunidad humana es la forma en que dicha comunidad asume, de forma consciente (…), toda manifestación o expresión de su ser espiritual y material, creado durante su devenir histórico…”.(15) Más aún, la identidad cultural cubana “…es un proceso dinámico de síntesis de culturas. Ella se resuelve teóricamente estableciendo su equivalencia con el proceso de transculturación material y espiritual de las etnias que fueron conformando la población de la Isla y que actualmente se evidencia en un proceso similar a partir de la confrontación de una cultura con otras…”,(16) con lo cual coincide la autora de esta investigación. El proceso de la educación no puede ser entendido al margen de una cultura, por cuanto significa conocimiento y asimilación de las pautas culturales, morales y normativas vigentes de la comunidad en la que tiene lugar.

El problema de la educación de los valores de la identidad cultural y nacional se convierte en la actualidad en uno de los retos más complejos y, a la vez, importantes del proceso de desarrollo de la personalidad. Abordar el estudio de los valores desde una perspectiva dialéctico-materialista significa comprender que el hombre evoluciona como ser social, se relaciona o reacciona ante determinadas condiciones y adopta conductas adecuadas a las exigencias sociales, desde su entorno más cercano, hasta el medio en que se desenvuelve. Los jóvenes que hoy están en las aulas de las universidades de ciencias pedagógicas son la semilla del mañana.

Demostrarles cuándo, cómo y qué hacer, donde aprendan a asumir una posición y enfrentar los retos presentes y futuros de la vida, convencidos de lo correcto a hacer en cada caso, se convierte en el objetivo fundamental de la formación de los egresados de las universidades de ciencias pedagógicas y todo esfuerzo debe encaminarse a lograr que los futuros maestros en formación conjuguen, en su desempeño laboral, además de conocimientos, saber cumplir con el encargo social de su profesión.

Escuchar a los jóvenes profesores en formación, con independencia de lo que digan, se esté de acuerdo con ellos o no, es esencial para que estos se sientan identificados con el proceso educativo, más aún si mediante el diálogo reflexivo y creativo se propicia, dentro de un clima apropiado para ello, que expresen lo que piensan, aunque estén equivocados. Si no se deja un margen a la equivocación, a la flexibilidad, al diálogo, se torna difícil lograr una autenticidad en la formación moral y axiológica de las generaciones actuales y, por ende, lograr el fin de la educación, que no es otro que la formación integral de las nuevas generaciones.

Conclusiones

La educación en valores de la identidad nacional y cultural ha de ir, ante todo, a evitar la pobreza espiritual del ser humano; ello actuaría como un antídoto contra la pérdida de la memoria histórica de la nación cubana ante el poderoso aliento de las transnacionales imperialistas de la información, cuyos aires ya llegan hasta acá, y para lo cual la educación cubana debe prepararse a fin de defender sus logros y perpetuarlos puntualmente.

Dada la importancia de la formación profesional en esta etapa de la vida, la enseñanza universitaria puede contribuir a desarrollar, en los jóvenes que hoy se forman como profesores en las aulas de las universidades de ciencias pedagógicas, una personalidad madura. Ello constituye una condición del sujeto autorregulado, que posee una identidad personal estructurada y es capaz de proyectarse al futuro mediante la elaboración de un proyecto de vida, apoyado en su concepción del mundo.

Dicha personalidad autorregulada constituye una síntesis de un conjunto de valores sociales y morales que se manifiestan en la capacidad constructiva y transformadora del joven hacia su entorno y hacia sí mismo, en su tendencia a progresar, vencer metas y proponerse nuevos retos.

Vale enfatizar, en ese sentido, cómo el joven se proyecta al futuro mediante la elaboración de objetivos y de metas, los que se insertan en estrategias que le permiten la consecución de su proyecto de vida, apoyado en la concepción científica y moral del mundo y en la identidad personal. De manera que la educación en los valores de la identidad nacional y cultural, salvaguarda de las conquistas de la Revolución, constituye una prioridad de la política educacional de acuerdo con las ideas de Martí y Fidel de que es necesidad insoslayable para la sociedad cubana, en la que corresponde a la escuela –muy especialmente al maestro–, un papel fundamental, sin descuidar el que tienen la familia y la comunidad en este compromiso constante de ser mejores personas, de hacer realidad que un mundo mejor sea posible, para lo cual la fuerza del ejemplo constituye un factor clave.

Las universidades de ciencias pedagógicas en la sociedad cubana actual han de lograr la formación de maestros, herederos y transmisores de una cultura de resistencia y de paz, que conserve las tradiciones histórico-culturales y sus referentes socio-psicológicos con vistas al fortalecimiento, defensa y enraizamiento de la identidad nacional y cultural para hacerle frente a las sociedades de consumo, lo cual sin duda alguna, constituye un enorme reto. De ahí que esta autora sostiene que la educación en los valores de la identidad nacional y cultural coadyuvará a encontrar los paradigmas que necesita la Cuba del Tercer Milenio.

Referencias

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2- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. p.35.

3- FABELO J R. Valores y juventud en la Cuba de los años 90 En: Retos al pensamiento en una época de tránsito. La Habana, Cuba: Editorial Academia; 1996.

4- RODRÍGUEZ Z. Filosofía, ciencia y valor. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1985. p.53.

5- FABELO J R. Los valores y sus desafíos actuales. La Habana, Cuba: Editorial José Martí; 2003. p.173.

6- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. p. 35.

7- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. p. 35.

8- PUPO R. Identidad, emancipación y nación cubana. La Habana, Cuba: Editora Política; 2005. p. 22.

9- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. pp. 35-36.

10- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. pp. 35-36.

11- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. p.70.

12- MENDOZA L. Cultura y valores hoy: aproximaciones a un desafío. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2009. p.70.

13- PUPO R. Identidad, emancipación y nación cubana. La Habana, Cuba: Editora Política; 2005. p.22.

14- PUPO R. Identidad, emancipación y nación cubana. La Habana, Cuba: Editora Política; 2005. p.20.

15- ZAMORA R. Notas para un estudio de la identidad cultural cubana En: Vera A (Comp.). Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana. La Habana, Cuba: CIDCC “Juan Marinello”; 2000. p.183.

16ZAMORA R. Notas para un estudio de la identidad cultural cubana. En: Vera A (Comp.). Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana. La Habana, Cuba: CIDCC “Juan Marinello”; 2000. p.188.

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