Varona

No.50   Enero-Junio 2010.    ISSN: 1992-82

Diagnóstico, prevención y tratamiento de estudiantes universitarios con bajo rendimiento académico

Diagnosis, Prevention and Handling of University Students with Low Academic Achievement

Dr.C. Daisy Pérez Mato. Profesora Titular. Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: dpmato@yahoo.es

Dr.C. Regla Alicia Sierra Salcedo. Profesora Titular. Metodóloga-Inspectora. Ministerio de Educación. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: regla.a@yahoo.es

Recibido octubre de 2009   Aceptado enero de 2010


RESUMEN

Las deficiencias en el aprendizaje escolar constituyen uno de los problemas de mayor significación e incidencia en el desarrollo y la calidad de los procesos educacionales. Los resultados de la evaluación de la calidad de la educación encuentran su sustento en un trabajo sistemático de diagnóstico, prevención y tratamiento a los estudiantes con bajo rendimiento académico, como contribución al logro de la efectividad en la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje. El trabajo presenta algunas ideas generales que se aplican en Cuba para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento en función de brindar soluciones a la problemática relacionada con el bajo rendimiento académico como fenómeno pedagógico de interés mundial. Las manifestaciones del bajo rendimiento académico también se observan en la educación superior pedagógica, situación que genera diversas alternativas de trabajo para facilitar el tránsito del estudiante por el actual modelo de formación del personal docente de manera más eficiente.

PALABRAS CLAVE: diagnóstico, prevención, desempeño, formación, rendimiento.

ABSTRACT

Deficiencies in school learning constitute one of the major problems with the highest significance in the development and quality of education processes. The results of the quality of education may easily find its results in systematic diagnosis, prevention and handling of low achievement students, as a contribution to the effectiveness of the direction of the learning teaching processes. This articles presents some general ideas that are applied in Cuba for the diagnosis, prevention and handling of the students in hopes of bringing forth solutions to the problems related with low academic students as a pedagogical phenomenon which is of worldwide interest. The manifestation of low academic achievement can also be observed in teacher training courses in superior educational centers, a situation that generates various alternative works to facilitate the students transit through the formative university years in teacher training schools more efficiently.

KEYWORDS: diagnosis, prevention, performance, output, training


Introducción

En el mundo de hoy se plantean, cada vez con más fuerza, nuevas y mayores exigencias a la institución educacional y no son pocos los casos en que es clara la inconformidad con los resultados de la enseñanza y el aprendizaje de los alumnos. Continúan siendo diversas y permanentes las investigaciones que detectan importantes limitaciones en la concepción y el tratamiento del aprendizaje.

Se ha apuntado y con razón, por diferentes autores que, en la escuela actual, persisten elementos negativos de una ‘‘enseñanza tradicional’’, que se evidencia en que los docentes enfatizan la transmisión y la reproducción de los conocimientos; centran ellos la actividad y se anticipan a los razonamientos de los alumnos, no propiciando la reflexión y la comunicación; tratan el contenido sin llegar a los rasgos de esencia y este muchas veces se presenta descontextualizado de la realidad, lo que no permite una verdadera aplicación práctica; controlan atendiendo al resultado, no al proceso para llegar al conocimiento o la habilidad, no utilizan el “error” como una forma de aprender; absolutizan el método de trabajo con el libro de texto de manera ‘‘esquemática’’; se centran en lo instructivo por encima de lo educativo, entre otros elementos.

Por otra parte, hay autores que han resumido algunas de las limitaciones en la concepción del aprendizaje de mayor incidencia en el quehacer pedagógico; como un proceso que: a) se encuentra restringido al espacio de la institución escolar (aprendizaje formal), a determinadas etapas exclusivas de la vida (a las que preparan para la vida profesional, adulta); b) maximiza lo cognitivo, lo intelectual, lo informativo, los saberes, sobre lo afectivo-emocional, lo ético y lo vivencial, y el saber hacer; c) se realiza individualmente, aunque, paradójicamente, no se tenga en cuenta o se subvalore al individuo; d) como una vía exclusiva de socialización, más que de individualización, de personalización, de construcción y descubrimiento de la subjetividad; e) como adquisición de conocimientos, hábitos, habilidades y actitudes para adaptarse al medio, más que para aprender a desarrollarse, a aprender y a crecer.

La preocupación sigue siendo encontrar los procederes pedagógicos que contribuyan a un aprendizaje de mayor efectividad, a prevenir el riesgo del bajo rendimiento académico de los estudiantes y desarrollar las estrategias de enseñanza-aprendizaje más apropiadas para brindar soluciones al bajo rendimiento académico. No han sido aún especificadas su naturaleza, sus determinantes, así como tampoco sus vías de solución, por lo que resulta un tema de gran actualidad internacional y de enorme relevancia para el sistema educacional cubano, enfrascado en un profundo proceso de optimización en busca de la excelencia educativa.

El estudio del bajo rendimiento académico ha sido una preocupación permanente para numerosos investigadores dentro de la ciencia psicológica y social por más de 50 años y todavía sigue siendo un área de interés no solo para la comunidad científica, sino además para los educadores, la familia y para el propio estudiante debido a las implicaciones sociales e individuales que trae aparejado este fenómeno pedagógico.

El trabajo que aquí se presenta pretende, por una parte, exponer los resultados obtenidos en una investigación realizada en Cuba, acerca del bajo rendimiento académico de estudiantes universitarios y, por otra parte, presentar las implicaciones pedagógicas en el modelo de formación del docente con el propósito fundamental de propiciar la reflexión y la investigación de nuestra labor diaria, al mismo tiempo que proyectar el futuro del quehacer pedagógico en pos de elevar la calidad de la educación.

La investigación realizada tuvo como principal objetivo identificar los posibles predictores del bajo rendimiento académico y consistentemente deducir implicaciones pedagógicas a partir de los resultados obtenidos que permitan potenciar, mejorar y/o remediar el desempeño académico de los estudiantes universitarios y, consecuentemente, favorecer la efectividad del aprendizaje escolar.

El estudio se basó fundamentalmente en la posibilidad de que el maestro pudiera pronosticar tempranamente el bajo rendimiento académico, desde sus contactos iniciales con sus estudiantes en los primeros días del curso escolar, a fin de ejercer una influencia oportuna e individualizada que permita el logro de niveles óptimos de funcionamiento académico en los aprendices, y con ello, monitorear el riesgo del bajo rendimiento académico, que constituye un fenómeno pedagógico sin límites ni fronteras.

Desarrollo

El bajo rendimiento académico constituye un fenómeno que no escapa al desarrollo de las grandes potencias mundiales. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos de Norteamérica, en el año 2003, fue estimado que entre el 15 por ciento y 40 por ciento de su población estudiantil estaba en riesgo con respecto al fenómeno del bajo rendimiento académico y el mismo estudio enfatiza que el problema adquiere dimensiones alarmantes en los países del tercer mundo, donde todavía existen bajos niveles de acceso a la información científica y actualizada, y a las tecnologías de avanzada. Existe consenso respecto a algunos factores que hacen que una nación se considere en riesgo pedagógico de bajo rendimiento académico; entre esos factores se encuentran los siguientes: factores económicos (condiciones de pobreza); factores educacionales (pocas oportunidades que puede brindar la escuela); factores familiares (debido a los estresores familiares); y poco nivel de desarrollo de la creatividad (debido a una enseñanza tradicional que estimula el conformismo en el estudiante).

Existe muy poco consenso entre los autores acerca de la definición, las causas y los mecanismos que subyacen en el bajo rendimiento académico. La literatura especializada contiene muchas definiciones diferentes; pero todas tienen en común, de uno u otro modo, el hecho de que el bajo rendimiento académico representa una discrepancia esencial entre el desempeño académico actual y el deseado; esto es el desempeño actual y el desempeño potencial de acuerdo con la capacidad intelectual, medida por tests de inteligencia.1 Es de esta manera que asumimos en el presente trabajo la concepción de bajo rendimiento académico.

Esta discrepancia entre el coeficiente intelectual (CI) y el desempeño académico ha sido explicada a partir de diferentes paradigmas. Uno de ellos asume que un déficit neurológico interfiere con la habilidad del estudiante para procesar la información y, en consecuencia, el desempeño académico resulta deficiente.2 En opinión de Krupski,3 un déficit de atención es el responsable de los pobres resultados académicos, porque la deficiencia atencional interfiere con la concentración en el estudio, lo que inhibe la posibilidad de fijación del contenido y, por ende, incide negativamente en la actualización y la reproducción de los contenidos estudiados. Un tercer paradigma implica a los factores motivacionales. En este modelo, los estudiantes son caracterizados como aprendices pasivos que no se sienten muy implicados en la situación de aprendizaje.4 Un cuarto paradigma se basa en la teoría del procesamiento de la información y sostiene que el bajo rendimiento académico puede ser el resultado de dificultades específicas con diferentes componentes implicados en el procesamiento de la información.5 Este último enfoque constituyó uno de los fundamentos teóricos del estudio que aquí se presenta.

En la literatura especializada el bajo rendimiento académico ha estado asociado con dificultades familiares, frustraciones personales y daño en la autoestima, como consecuencia de la incapacidad para desempeñarse en un nivel académico, de acuerdo con la expectativa individual y social, además de que ha sido considerado como un fenómeno que representa una seria pérdida a la sociedad, que invierte en la formación de un individuo que presenta grandes limitaciones con respecto a su contribución social. En este sentido, Raph, Goldberg y Passow6 han reconocido el bajo rendimiento académico como un serio problema social y psicológico que refleja el valor de una cultura que intenta buscar, más allá del desempeño, nutrir y desarrollar la diversidad de las habilidades dentro y entre los individuos, y se preocupa por lograr el máximo desarrollo de los individuos, así como su contribución a la sociedad.

Lo anteriormente expuesto revela la gran importancia y actualidad del tema que ha sido investigado, y el sentir y la aspiración primera de la educación cubana y de nuestro sistema social, de preparar al hombre para la vida y, a tono con ello, propiciar la formación genuina de una cultura general integral.

El estudio asumió, como bases teóricas, la perspectiva componencial de Brito7 acerca del sistema de regulación integral de la personalidad, así como la teoría general de solución de problemas de Newell y Simon,8 y tomó en consideración el importante papel conferido por Braten9 y Sternberg,10 entre otros teóricos del enfoque del procesamiento de la información, a las estrategias cognitivas en el contexto de solución de problemas.

El estudio realizado tomó en consideración el punto de vista de Baker11 y colaboradores, y utilizó tres modelos teóricos (orientación, ejecución y control) y un modelo combinado para identificar los predictores cognitivos del bajo rendimiento académico (Fig. 1). Estos modelos fueron diseñados a partir del marco teórico referencial que asume esta investigación y del análisis de la ejecución estratégica de los estudiantes durante la tarea experimental. Cada modelo asume una etiología diferente y vías para la comprensión e intervención adecuada en el problema del bajo rendimiento académico.

El modelo de orientación asume que las causas del bajo rendimiento académico están relacionadas con un fallo en las estrategias empleadas por el estudiante en la fase de orientación de las tareas académicas. En el modelo de ejecución, las causas de este fenómeno se relacionan con las estrategias utilizadas por el estudiante en la propia ejecución de las tareas de clase.

El modelo de control asume que el bajo rendimiento tiene sus raíces en dificultades con las estrategias de evaluación y control. El modelo combinado asume los mejores predictores de cada uno de los modelos individuales para detectar, entre los mejores predictores, el más fuerte y el que mejor puede predecir el bajo rendimiento académico, utilizando pruebas de significancia estadística. De esta manera, se probaron todos los modelos, con la finalidad de analizar la contribución de cada uno de ellos a la comprensión del fenómeno del bajo rendimiento académico.

La investigación se realizó en tres fases. La primera fase implicó un exhaustivo estudio de los expedientes académicos de los estudiantes, a fin de formar dos grupos extremos: estudiantes de alto y bajo rendimiento académico. Con este propósito se tomaron en consideración: el índice académico durante los estudios preuniversitarios, el promedio actual y la cantidad de asignaturas suspensas.

En la segunda fase de la investigación, 156 estudiantes completaron una batería de pruebas médicas y psicológicas, con el objetivo de controlar el papel potencial del CI, la motivación, la atención y las condiciones neurológicas de los estudiantes, que aparecen como variables contribuyentes al bajo rendimiento académico de acuerdo con la literatura revisada,2,3,4 entre otros.

Los métodos y las técnicas utilizadas en esta fase fueron el cuestionario VH modificado,12 la técnica del nivel de satisfacción,13 el test de matrices progresivas avanzado,14 el Bender Visual Motor Gestalt15 y un estudio electroencefalográfico (EEG). Todos son ampliamente utilizados, cuya consistencia interna y validez muestra ser adecuada en sus respectivos manuales. De manera similar el EEG es una medida ampliamente usada en medicina para evaluar la actividad cerebral.

La tercera fase de investigación consistió en la aplicación de la tarea experimental que se basó en la aplicación de un conjunto de cinco problemas de clase basados en analogías, cuya solución permitió evaluar el desempeño estratégico del estudiante durante el proceso de solución de problemas. La principal metodología usada en esta fase fue la técnica del pensamiento en alta voz para darle solución al conjunto de problemas de clase, que requerían del conocimiento específico y del empleo del razonamiento analógico para su solución.

La tarea experimental fue diseñada según un enfoque analógico, de acuerdo con el paradigma clásico de A:B :: C: D

Los coeficientes de confiabilidad alcanzaron de 0.82 a 0.86 para los cinco problemas en cada uno de los conjuntos presentados y todas las medidas fueron probadas en un estudio piloto.

Modelo de orientación estratégica

Premisa: el bajo rendimiento académico refleja dificultades con la orientación en las tareas de solución de problemas.

Modelo de control estratégico

Premisa: el bajo rendimiento académico refleja dificultades con la supervisión y el monitoreo en las tareas de solución de problemas.

Modelo combinado

Premisa: el bajo rendimiento académico resulta mejor predicho usando un enfoque combinado de estrategias cognitivas y metacognitivas.

Fig. 1. Modelos de los predictores cognitivos del bajo rendimiento académico.

El control de variables efectuado permitió excluir de la población a aquellos estudiantes que exhibían daño orgánico, dificultades en la atención o déficit motivacional. De manera que, después de efectuado el control de las variables CI, motivación, atención y condiciones neurológicas, la muestra consistió en 73 estudiantes: 37 de alto rendimiento y 36 de bajo rendimiento.

Por tanto, los grupos estudiados no difirieron en CI, motivación, atención, ni condiciones neurológicas, de modo que la posibilidad de que esas variables pudieran explicar el bajo rendimiento académico fue rechazada. Estos resultados sugieren, a diferencia de estudios previos, que la discrepancia CI-desempeño académico, típicamente observada en el bajo rendimiento académico no pudieron ser explicados por los paradigmas tradicionales que involucran a los desórdenes neurológicos, atencionales o motivacionales como las causas del fenómeno estudiado. Este descubrimiento representa una nueva contribución al conocimiento teórico y a la comprensión del problema del bajo rendimiento académico, en tanto supone que los componentes distinguidos en este trabajo tuvieron un papel decisivo en el bajo rendimiento académico de los estudiantes investigados.

Como resultado del estudio se empleó la regresión logística como procedimiento estadístico, usando el paquete SPSS en su versión 10 para evaluar cada uno de los modelos propuestos. Debido a la diferencia de medias en la edad, se decidió usar esta variable como covarianza.16

Modelo de orientación estratégica. El modelo fue significante (Chi-cuadrado = 56.45, df =2, p < .001) y fue clasificado correctamente en el 90.41% de los casos. Solo la variable “estrategias de lectura simple no productiva” contribuyó significativamente al modelo (ß=4.62, p < .001).

Modelo de ejecución estratégica. Este modelo obtuvo significación (Chi-cuadrado = 47.65, df = 3, p < .001) y fueron clasificados correctamente 87,7% de los casos. De los predictores analizados expuestos (Fig. 1), solo la variable “estrategias de ejecución no analógica” fue significante (ß = .3.93, df = 1, p < .001).

Modelo de control estratégico. El modelo obtuvo significación (Chi-cuadrado = 70.74, df = 3, p < .001) y clasificaron el 94.52% de los casos correctamente. Solo un predictor relacionó significativamente con el desempeño académico: “las estrategias sin evidencia de control” (ß = 5.55, p < .001).

Modelo combinado. Este modelo fue probado con el objetivo de aislar, de los predictores encontrados en los modelos anteriores, el más potente para el bajo rendimiento académico. Por tanto, fueron regresados en edad: estrategias de lectura simple no productiva (derivado del modelo de orientación), estrategias de ejecución no analógica (derivado del modelo de ejecución) y estrategias sin evidencia de control (derivado del modelo de control). El modelo fue significativo (Chi-cuadrado = 75.36, df = 4, p < .001) y clasificado correctamente en el 94.5% de los casos. El predictor “estrategias sin evidencia de control” resultó estar fuertemente relacionado con el bajo rendimiento académico (ß = 4.23, df = 1, p < .001).

Estos resultados revelaron la identificación de predictores cognitivos del bajo rendimiento académico y, además, que el componente metacognitivo es el predictor más potente en el diagnóstico y prevención del bajo rendimiento académico.

En la discusión de resultados la comprensión de los factores que contribuyen al bajo rendimiento académico de los estudiantes puede ser de gran ayuda para los educadores, en la medida que facilita la efectividad de estrategias interventivas que promuevan un mejor desempeño, y por consiguiente, un aprendizaje efectivo en este tipo de estudiante. En este estudio fueron probados modelos derivados de la literatura y de los protocolos resultantes de la aplicación de la tarea experimental.

Cada uno de los modelos tuvo significación estadística, lo cual sugiere que, tanto factores cognitivos como metacognitivos, tienen un impacto en el bajo rendimiento académico de los estudiantes investigados. Cada predictor de los modelos individuales que se probó en este estudio resulta obviamente importante para la conceptualización, el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de los estudiantes con problemas de bajo rendimiento académico.

Los resultados apoyan la necesidad de servicios de orientación educacional,11,17 para el tratamiento del bajo rendimiento académico, dirigidos tanto a los aspectos cognitivos como metacognitivos del desempeño académico.

Los resultados de este estudio son realmente alentadores, en tanto permiten afirmar que es posible identificar predictores cognitivos y también metacognitivos del bajo rendimiento académico, por lo que se puede detectar y pronosticar tempranamente el bajo rendimiento de los estudiantes universitarios, a fin de actuar profilácticamente y potenciar niveles adecuados de desempeño académico. La traducción pedagógica no es otra que: es posible no solo diagnosticar el bajo rendimiento académico de los estudiantes, sino lo que es más importante se puede prevenir y solucionar.

Los resultados obtenidos permiten plantear que los estudiantes con bajo rendimiento académico muestran dificultades en orientarse frente a un problema de clase y no son capaces de evaluar la solución. Esto resulta consistente con los descubrimientos desde 1972 de Newell y Simon,8 quienes tempranamente predijeron que los escolares que se inician en la escuela fallan en llevar a cabo numerosas actividades de orientación y además no evalúan las soluciones que aportan; mientras que los más expertos emplean un tiempo mayor, orientándose en la tarea y siempre chequean sus soluciones. De manera que los estudiantes con bajo rendimiento académico estudiados se comportan como los novatos en los estudios realizados por Newell y Simon.

Los resultados confirman, además, que los estudiantes con bajo rendimiento académico tienen un déficit en el funcionamiento metacognitivo y en el razonamiento analógico, debido a las dificultades que presentan para el establecimiento de un alto orden de relaciones, específicamente para las relaciones de tercer orden. Así, pues, este hallazgo debe convertirse obviamente en el foco de intervención educacional en los programas remediales futuros para lograr efectividad en el aprendizaje.

Resumiendo, las variables que predicen el bajo rendimiento en este estudio son: 1) estrategias de lectura simple no productiva, 2) estrategias sin evidencia de control, y 3) estrategias de ejecución no analógica.

Esto significa que el bajo rendimiento académico de los estudiantes puede ser detectado tempranamente, ya que ellos muestran dificultades en la orientación y en el control de las tareas de clase, y además, evidencian grandes dificultades para establecer relaciones de alto orden que son necesarias para los procesos de inferencia y generalización. Así, los educadores, en general, deben ser muy observadores desde el primer día de clases, tratando de detectar en sus estudiantes indicadores de riesgo de bajo rendimiento a la luz de los resultados de esta investigación, con el objetivo de su diagnóstico, prevención y tratamiento.

Por tanto, deben evaluar la habilidad del estudiante para establecer relaciones de tercer orden durante la solución de un problema planteado, para inferir y generalizar un contenido y estar atento además, a las veces que el estudiante se dedica a la lectura del problema antes de trabajar en él; así como observar si  el estudiante chequea o no su solución. Tales observaciones no solo son de utilidad para la identificación temprana del bajo rendimiento académico, sino que además resultan muy útiles para desarrollar estrategias de instrucción cognitivas y metacognitivas en el tratamiento metodológico con vistas a  superar este problema en los estudiantes.

En el modelo combinado, el bajo rendimiento académico fue más potentemente predicho por una estrategia: “sin evidencia de control”, lo que refleja que el factor metacognitivo es, de todos los predictores identificados en este estudio, el más fuerte; significando ello que solo la presencia de este indicador puede estar hablando de riesgo de bajo rendimiento académico. O sea, el hecho aislado de que el estudiante no revise la solución de un problema de clase debe constituirse en “un foco rojo” para la observación sistemática, el seguimiento y el tratamiento individualizado.

Estos resultados apoyan una perspectiva multifactorial en el problema del bajo rendimiento académico. Ambos componentes (cognitivos y metacognitivos) del sistema de regulación ejecutiva parecen desempeñar un importante papel en el fenómeno del bajo rendimiento académico, y por ende, un sistema de influencias para el tratamiento del bajo rendimiento académico debiera contemplar estos factores.

De manera que una ayuda concreta por parte de la escuela y la familia, basada en una instrucción dirigida a mejorar la ejecución estratégica en las fases de orientación y control durante la solución de problemas y a desarrollar las habilidades de razonamiento analógico, podría ser muy efectiva en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento del bajo rendimiento académico.

Esto indica claramente la urgencia de diseñar un sistema de influencias educativas basado en dos vías fundamentales: aspectos metacognitivos y aspectos relativos al razonamiento analógico, a fin de prevenir y remediar el bajo rendimiento académico. Esta instrucción externa escolar y familiar debe estar combinada con una asistencia individual por parte del maestro, dirigida a garantizar el autoconocimiento cognitivo y metacognitivo por parte del estudiante, con la finalidad de que pueda economizar y hacer más efectivos sus recursos cognitivos en la medida que pueda hacer corresponder sus estilos de aprendizaje con sus verdaderas demandas intelectuales.

Estos descubrimientos permiten suponer que en un futuro muy próximo podrán detectarse, de manera precoz y preventiva, los estudiantes con riesgo de bajo rendimiento académico. Para ello, es necesaria la preparación del maestro en estas concepciones y en el diagnóstico científico con la aplicación, desde el primer día de clase, de pruebas muy sencillas al alcance del profesor.

Así mismo, los resultados de esta investigación permiten presumir que el bajo rendimiento académico podrá ser eludido en un futuro del escenario escolar, ejerciendo un sistema de influencias desde la institución educacional, lo que implica el trabajo conjunto y participativo de la familia y la escuela, desde los niveles primarios de educación para promover un aprendizaje realmente desarrollador y de mayor efectividad en pos de la calidad de la educación.

Los resultados obtenidos en esta investigación permiten fundamentar científicamente la existencia de un conjunto de signos que permiten no solo diagnosticar, sino prevenir el bajo rendimiento académico, lo cual constituye el mayor hallazgo de este estudio y una contribución a la comprensión del fenómeno del bajo rendimiento académico.

Así pues, los signos del bajo rendimiento académico son:

Dificultades en la orientación (caracterizadas fundamentalmente por hacer solo una única lectura de la tarea).

Dificultades en el control en  la solución de problemas.

Dificultades para el establecimiento de relaciones de alto orden. Tales dificultades parecen tener sus orígenes en deficiencias en el funcionamiento metacognitivo y en el razonamiento analógico de estos estudiantes.

A la luz de estos descubrimientos se derivan importantes implicaciones pedagógicas para la práctica educacional cubana encaminadas, fundamentalmente, a la labor preventiva y el tratamiento metodológico del bajo rendimiento académico y, por consiguiente, a propiciar un aprendizaje de mayor calidad y efectividad, sobre la base de una dirección personalizada y científica del proceso pedagógico, donde sin duda estriba una importante clave para el éxito del trabajo educacional.

Para garantizar un aprendizaje más efectivo, sobre la base de los resultados que de esta investigación se derivan, se sugieren las recomendaciones siguientes:

Para la prevención

1. El profesor debe convertirse en un observador atento de aquellos estudiantes que presentan dificultades en los procesos de orientación y control, durante la solución de problemas de clase, así como ante dificultades para el establecimiento de relaciones de alto orden que entorpecen o hacen difícil para el estudiante, la deducción y la generalización, a fin de detectar tempranamente el riesgo o la presencia de bajo rendimiento académico y ejercer una influencia oportuna.

2. Propiciar una instrucción metacognitiva, sobre la base de un diagnóstico inicial encaminado al conocimiento del componente metacognitivo de cada estudiante. Esto supone un nuevo papel por parte del maestro, quien debe ayudar al estudiante a convertirse en alguien metacognitivamente consciente de sus propias demandas intelectuales; de sus estilos y estrategias de aprendizaje más favorecedoras y de mayor efectividad en el proceso de interiorización y actualización intelectual; lo que implica mayor preparación del profesor, asistencia permanente y tratamiento individual y personalizado con sus estudiantes.

3. Incorporar la enseñanza analógica, de manera sistemática, como parte de los procedimientos pedagógicos para el abordaje de los contenidos y en la demostración y la ejemplificación.

4. Incluir, en el sistema de evaluación, la formación y el desarrollo de habilidades metacognitivas.

5. Ajustar los estilos y las estrategias de enseñanza del maestro a los estilos y estrategias de aprendizaje del estudiante, sobre la base de un verdadero diagnóstico, que permita el conocimiento cognitivo y metacognitivo del estudiante de manera objetiva, lo que podría conducir a una organización escolar diferenciada, pero con equidad.

6. Diagnosticar, desde el primer día de clase, las particularidades de los procesos cognitivos que personalizan el aprendizaje escolar.

Para el tratamiento

1. Perspectiva multifactorial: un sistema de influencias educacionales, por parte de la escuela y la familia combinada con una asistencia individual basada en aspectos metacognitivos y relativos al razonamiento analógico.

2. Apoyar la asistencia del profesor al estudiante, por medio de un servicio de orientación y asesoría por parte del psicopedagogo y/o personal especializado, encaminado al diseño de programas de intervención que permitan identificar, potenciar y transformar el funcionamiento metacognitivo y el razonamiento analógico de los estudiantes, así como propiciar entrenamiento para el desarrollo de la flexibilidad del pensamiento.

3. Extender el servicio de orientación y asesoría a la familia, por medio de escuelas de padres con vistas a apoyar y sistematizar la influencia de la escuela.

Por la alta responsabilidad que asume el estudiante universitario de carreras pedagógicas en la formación de niños, adolescentes y jóvenes por medio de la docencia que desarrolla al concluir el tiempo de estudio en la sede central, es necesario precisar las implicaciones pedagógicas de los resultados obtenidos en este estudio para el modelo de formación del personal docente:

1. La identificación  de estudiantes con riesgo de bajo rendimiento académico conduce a valorar vías para que, de forma escalonada, se vaya disminuyendo la presencialidad durante su formación en busca de una organización individualizada y a favor del desarrollo de habilidades, tanto cognitivas como metacognitivas.

2. Los estudiantes que poseen una afectación más severa en los componentes cognitivos y, particularmente, metacognitivos, que intervienen en la solución de problemas de índole pedagógica deberían demorar más su entrada a la docencia responsable y fortalecer los contenidos de la carrera que garanticen un desempeño estratégico eficiente.

3. El ambiente pedagógico de discusión debe caracterizar las actividades que desarrollan el contenido curricular en cada año de la carrera, basado en una instrucción metacognitiva. En los dos primeros años el eje alrededor del cual deben integrarse todas las asignaturas son las tareas de desempeño pedagógico, para las cuales deben prepararse antes de asumir una docencia responsable. Entre estas tareas podemos mencionar: el diagnóstico, la planificación y la ejecución de la clase, el diseño e implementación de estrategias pedagógicas y el control de los avances en el aprendizaje de sus alumnos. El establecimiento de inferencias, generalizaciones, la supervisión y el automonitoreo durante el desarrollo de estas tareas debe permitirnos medir la construcción y la demostración de los modos de actuación necesarios en la dirección del proceso pedagógico en cada estudiante.

Conclusiones

Los predictores cognitivos y metacognitivos que fueron identificados en la investigación realizada permiten detectar y pronosticar tempranamente los estudiantes en riesgo de padecer bajo rendimiento académico.

El bajo rendimiento académico puede ser pronosticado por factores predisponentes de tipo cognitivo (dificultades en el razonamiento analógico) y metacognitvo (dificultades en la orientación, supervisión-monitoreo y el control estratégico), siendo estos últimos los predictores más potentes.

El diagnóstico, la prevención y el tratamiento del bajo rendimiento académico deben estar basados en un sistema de influencias educativas oportuno e individualizado (familiar y escolar) dirigido a potenciar los componentes cognitivo y metacognitivo, con el objetivo de garantizar niveles óptimos de desempeño académico y elevar la calidad de la educación.

Las tareas de desempeño pedagógico constituyen el eje alrededor del cual se integran los contenidos de las disciplinas de la carrera, se convierten en una medida de pronóstico del comportamiento eficiente del docente en formación y de prevención de las disfunciones en el aprendizaje durante la formación inicial.

 

Referencias

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