Varona

No.48-49  Enero-Diciembre, 2009.    ISSN: 1992-82

Raíces de la Didáctica de la Matemática en Cuba

Roots of the Didactic of Mathematic in Cuba

Dr C Sergio Ballester Pedroso. Profesor Titular. UCP “Enrique José Varona”

Recibido octubre de 2008   Aceptado Diciembre de 2009


RESUMEN

En el artículo se analizan los antecedentes de la Didáctica de la Matemática en Cuba. Se trata de destacar el lado didáctico de la Pedagogía, construida por una muestra de educadores e intelectuales cubanos. Es objetivo de este trabajo, estimular a los especialistas de otras didácticas especiales, a buscar las esencias que nos unen desde nuestras raíces. Las conclusiones que se someten a consideración pretenden evidenciar aspectos esenciales en la cultura educativa cubana que hoy se consolidan en la Didáctica de la Matemática, con un enfoque cada vez más científicamente argumentado.

PALABRAS CLAVE: didáctica, enseñanza, matemática.

ABSTRACT

In this article the antecedents of the didactics of the teachings of mathematics in Cuba are analyzed. The idea is to highlight the didactic side of pedagogy constructed by a sample of Cuban intellectuals and teachers. The objective of this work is to stimulate the specialist of other special didactics to look for the essences that bring us together from our roots. The conclusions submitted to consideration intend to give evidence of essential aspects of the Cuban educational culture that are consolidated in the mathematics didactics with argumentative scientific approach

KEYWORDS: didactics, teaching, mathematics.

Introducción

Los maestros de estos tiempos están convocados a continuar enriqueciendo y desarrollando el quehacer pedagógico y, en especial, la actuación didáctica desde bases cada vez más científicamente fundamentadas.

El propósito de este artículo es esbozar algunas ideas básicas sobre los antecedentes del surgimiento de una Didáctica de la Matemática en Cuba y, al propio tiempo, proponer a debate y reflexión puntos de vista que pudieran servir de referencia al resto de las didácticas especiales, para buscar las esencias que nos unen, con todos y para el bien de todos: la contribución a la formación general e integral de las nuevas generaciones de cubanos.

Las ideas que se someten a consideración son nacidas de la reflexión histórico-lógica, el análisis y la síntesis de la práctica pedagógica, el intercambio con otros colegas, la inducción y la deducción a partir de hechos, fenómenos, experiencias ajenas y propias.

Desarrollo

LOS ANTECEDENTES DE LOS REFERENTES TEÓRICOS PARA LA ESTRUCTURACIÓN DEL PROCESO DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE DE LA MATEMÁTICA EN CUBA

Durante los siglos XVI al XVIII se produjo en Cuba el surgimiento de la burguesía y se fue delineando la nacionalidad y la nación cubanas. “El estado colonial no se ocupó, en casi 300 años, de utilizar la escuela en un proyecto educativo coherente, como una vía apropiada de imponer su dominio ideológico sobre la mente y la conducta de los hombres….

“La enseñanza secundaria y superior había que adquirirla en España hasta inicios del S. XVIII”.1

El proyecto educativo de la colonia sistematizaba las disciplinas a partir del pensamiento teológico de Santo Tomás de Aquino (1228-1274), tanto en la enseñanza primaria, como en la media.

Entre sus principios educativos y consecuencias didácticas practicadas en este contexto, se encontraban:

La práctica de la enseñanza por los criollos inició la reacción ante estas ideas educativas.

La primera institución docente para la enseñanza elemental y el primer maestro cubano que se tienen noticias surgieron hace más de 450 años, en el 1543 y 1544.

Según consta en el informe que Fray Félix González hizo a la Sociedad Económica Amigos del País en 1793, el primer maestro cubano del que se tiene noticias (1544) fue el mestizo Miguel Velásquez.2 En las primeras escuelas pobres, fundadas por esta fecha (anexo 1), laboraban generalmente negras y mestizas, sin preparación alguna, que enseñaban las primeras letras y los números. También trabajaron negros como Doroteo Barba, Lorenzo Meléndez y Mariano Moya, muy elogiados por su actividad docente. Los dos últimos llegaron a optar por los premios que se otorgaban en concursos de fin de año por la Sociedad Patriótica. Desde entonces, hasta 1728, cuando se fundó la Real y Pontificia Universidad de “San Jerónimo”, en el Convento de “San Juan de Beltrán”, la educación se desarrolló básicamente en colegios religiosos. La disciplina Matemática formó parte del plan de estudios de la universidad y su facultad llegó a ser una de las tres más grandes, junto a la de teología y derecho.

Las raíces de lo que es hoy la Didáctica de la Matemática cubana en la formación de profesores, se encuentra en el trabajo desarrollado por un grupo significativo de insignes pedagogos y maestros cubanos, sensibles a las necesidades de su pueblo, alertas a las señales de sus tiempos y afanosos de transformar la realidad educacional del país.

Un papel decisivo en esta dirección lo tuvo la creación de instituciones de carácter social y académico, como el Seminario de San Basilio el Magno, en Santiago de Cuba (1722), la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana (1728), Seminario de San Carlos y San Ambrosio en La Habana (1773), donde tienen sus raíces, particularmente la labor desarrollada en las Escuelas Normales* (1857) y la Cátedra de Didáctica de las Escuelas Secundarias de la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana.**

Los pedagogos y maestros cubanos han trabajado ininterrumpidamente en estudios, análisis, proyectos y planes de reformas, a través de las cuales es posible apreciar un indicador del pensamiento pedagógico y la evolución de las ideas didácticas, en particular de la Didáctica de la Matemática en Cuba. Estos trabajos comenzaron a realizarse desde las postrimerías del siglo XVIII y, lamentablemente, algunos estuvieron vigentes transitoriamente, otros resultaron inoperantes, y muchos fueron olvidados en los archivos de las asociaciones auspiciadoras de las reformas, o en las gavetas de los funcionarios encargados de ponerlas en práctica. Especial valor tiene el ideario pedagógico de excepcional vigencia, aportado por José Martí (1853-1895), el Maestro, Héroe Nacional, de una extraordinaria actividad política, revolucionaria e independentista.

Cincuenta años de República no fueron suficientes para la consolidación y la generalización de las aspiraciones de los educadores cubanos de avanzada.

Entre las voces que expresaron sus ideas, capaces de hacer reflexionar y orientar a los educadores cubanos, se encontraban:

El presbítero José Agustín Caballero y Rodríguez (1762-1835). Los estudios efectuados por Chávez J3 revelan en sus ideas un primer tránsito hacia un pensamiento educativo propio en Cuba. Su labor para modernizar la enseñanza de la Física, y sus planteamientos sobre la dirección de la enseñanza. Entre estos últimos se distinguió por considerar que: la enseñanza debía ser clara para lograr la comunicación entre el profesor y los alumnos, el método de enseñanza debe conducir a conocer la naturaleza, interrogándola por las experiencias y estudiándola con observaciones continuas y bien meditadas.

Félix Varela y Morales (1788-1853). Desarrolló un sólido pensamiento educativo. Preconizaba la necesidad de enseñar a pensar a los niños desde los primeros años. Su concepción educativa se apoyó en Descartes, Condilac, Newton, entre otros.

El investigador Chávez J, refiere que “Durante la gestión pedagógica de Félix Varela, en la línea comunicación con sus alumnos había ocupado el primer lugar la teoría del conocimiento, el objetivo de descubrir cómo funcionaba el pensamiento, de enseñar a emplearlo y hacerlo en cubano, por decirlo de alguna manera.”4

En su criterio la enseñanza primaria debía ser muy sencilla, práctica, sin el empleo de simbologías abstractas, de adiestramiento al alumno, pero de manera intuitiva, en las habilidades intelectuales esenciales.

El método didáctico propuesto por Varela para la secundaria se estructuró de la manera siguiente:

En su etapa de mayor madurez, reafirmó su convicción de que la educación era el motor impulsor del progreso social y sin abandonar sus puntos de vista con respecto al desarrollo intelectual de los alumnos, consideró como el fin de la educación el logro de la formación integral del hombre, centrado en sus valores éticos, en la formación de los valores morales y de los ideales políticos sustentadores de una conciencia libertaria.5

José de la Luz y Caballero (1800-1862). Este educador cubano trabajó por consolidar la escuela, como la institución social idónea para formar las nuevas generaciones de cubanos, según sus propios intereses, mediante la educación escolarizada. Criticó los métodos memorísticos y clamó por acomodar la enseñanza a la edad y disposición de los discípulos y porque jamás repitan palabras ni expresiones que no entiendan. “¡Cuántas veces veo con indecible dolor un alumno que el orden vicioso de sus estudios obliga a estudiar literatura sin saber gramática, matemáticas sin aritmética, filosofía, en fin, sin haber aprendido a pensar y meditar por sí solo!”.6

En los estudios realizados sobre su figura, Chávez J7 considera que Luz y Caballero dedicó toda su vida a poner en práctica una estrategia en la cual se identifican las líneas directrices que se enuncian a continuación:

Lo anterior evidencia el carácter sistematizador de los aprendizajes en la actividad de Luz y Caballero, que concedió especial significación al papel de la labor educativa de la escuela. Esta misma característica se reflejó en aspectos didácticos, resumidos a continuación8:

Los educadores cubanos de esta época se percatan de la necesidad del significado para lo aprendido, de la importancia de enseñar a pensar, de disfrutar aprendiendo y aprender con independencia. Estas ideas marcan la orientación pedagógica de nuestros educadores hasta la actualidad.

Los cubanos nos sentimos orgullosos de disponer de una rica tradición en educación, que se refleja de forma ininterrumpida a lo largo de nuestra historia, en la cual existen muchos ejemplos de hombres y mujeres. Entre ellos:

Manuel Valdés Rodríguez (1849-1914), que puso en práctica sus ideas sobre educación, recogió sus experiencias cuidadosamente durante largos años y elaboró un tratado de pedagogía, en dos tomos, titulado Ensayo sobre educación teórico-práctica y experimental. María Luisa Dolz y Arango (1854-1928), que realizó su aporte más significativo mediante su teoría del aprendizaje, sobre todo en lo relacionado con el papel del método en el proceso de enseñanza.

El maestro Enrique José Varona y Pera (1849- 1933) fue protagonista de una de las reformas de la enseñanza más significativa del principio de siglo.

La doctora Dulce María Escalona Almeida (1901- 1976) reconoció, como un aspecto positivo de su proyección pedagógica, su flexibilidad en cuanto al currículo. Ella opinó sobre Varona, que este fue el primero en prestar atención preferente a la manera en que aprende el alumno; fue el primero entre nosotros, en distinguir el verdadero aprendizaje de la enseñanza, y reconocer al profesor el derecho a decidir la extensión e intensidad de sus programas, abriendo posibilidades a la experimentación y al cambio.

Varona tenía una concepción muy bien definida sobre la enseñanza, los métodos y el papel que corresponde al maestro. Su opinión fue clara al precisar: “He pensado que nuestra enseñanza debe cesar de ser verbal y retórica para convertirse en objetiva y científica (...) que a nuestros escolares les convendría (...) observar más, comparar más, meditar más, (...) interrogar más la naturaleza que oír al maestro”.9 En correspondencia con ello consideró “...que nuestros profesores debían ser hombres dedicados a enseñar cómo se aprende, cómo se consulta, cómo se investiga; hombres que provoquen y ayuden al trabajo del estudiante; no hombres que den recetas y fórmulas al que quiera aprender en el menor tiempo de la menor cantidad de ciencias...”.10 Las enseñanzas de Varona respecto al papel que corresponde al alumno, como ente activo en el proceso de aprendizaje, y al profesor, en su papel de dirigente de este aprendizaje y facilitador de las condiciones para su ocurrencia, constituyen bases permanentes de nuestras concepciones teóricas.

La figura de la doctora Dulce María Escalona se destacó por sus concepciones pedagógicas y didácticas.11 Ella:

La lectura de sus textos y la labor realizada por Dulce María conduce a la idea que no es posible crear una ciencia pedagógica, sin tener en cuenta la interacción de la teoría con la práctica y a la necesidad de incorporar a nuestra pedagogía aquellas contribuciones que hacen posible una enseñanza más eficaz.

Esta educadora cubana trabajó activamente en la elaboración de una Didáctica de la Matemática para la escuela primaria cubana; que quedó plasmada en más de una treintena de folletos de Lecciones de Didáctica de la Matemática. En ellos, a partir de la experiencia acumulada en la práctica escolar cubana, y desde posiciones teóricas fundamentadas en los adelantos científicos de la época, se realizan propuestas para el tratamiento de los números naturales, las fracciones, los decimales y las unidades de medida, entre otros aspectos.

Su concepción didáctica se estructura desde las posiciones siguientes:

El éxito del maestro está en hacer trabajar simultáneamente a todos los alumnos.

La doctora Dulce María Escalona era partidaria de la utilización de juegos y entretenimientos en la enseñanza de la Matemática, con fines instructivos y educativos. Esta idea nos queda clara al analizar el texto La aritmética en la vida, escrito en fecha desconocida por Gran M F. En el prólogo de la obra se escribió:

Todo lo que se refiere al aspecto pedagógico de este trabajo ha sido elaborado bajo la dirección de la Dra. Dulce María escalona que ha dedicado toda su vida, su elevado talento y sus indeclinables entusiasmos al estudio de estas ciencias, a su propagación en su carácter de maestra y a su ajuste lógico y humano a las necesidades de los niños. Ha contribuido a transformar este trabajo largo y penoso en una labor que otorga el mejor de los premios en la satisfacción de realizarla, el hecho de que estemos de acuerdo en casi todas las cuestiones que a este tipo de enseñanza se refieren, sobre todo, en dos aspectos fundamentales: el rigor y la claridad. Se ha tratado de llevar la exposición de todos los tópicos por los más vitales caminos, pero se han mantenido firmes los escrúpulos en lo que respecta a la precisión de los conceptos hasta donde lo permite, desde luego, el nivel de la enseñanza. Es claro que esta empresa se ha llevado a cabo después del contacto por muy largos años con todo lo que a estas disciplinas se refiere, y se ha tratado de poner en práctica todo lo bueno que han realizado los más reputados maestros de ayer y de hoy.

Nos ha inspirado siempre el deseo de lograr que los libros de matemáticas se hagan agradables a los lectores infantiles, y para ello se le ha dado a cada tema el espacio y la ejercitación indispensables. ****

En esta obra se resaltan como aspectos metodológicos los siguientes:

Existe un marcado vínculo de los contenidos matemáticos tratados en la obra con datos económicos (producciones nacionales), y conocimientos geográficos del país y del mundo.

Ejemplos:

Año

Millares de pesos

1943

22 481

1944

33 743

1945

37 667

1946

47 265

1947

23 502

1943

23 876

Ejemplos de problemas divertidos:

Y le respondió una de ellas:

No somos ciento, pues todas, sumadas con otras tantas, con la mitad de nosotras y un cuarto de las que somos, llevándote a ti en la cola, formaríamos un ciento no del todo de palomas.

A ver, gavilán, si dices ¿Cuántas sumamos nosotras?

Se aclaran ideas que desempeñan un papel esencial en la vidacomún como, por ejemplo: ¿qué es la densidad de población? En relación con las gráficas circulares. También se vincula la “horizontal” y “vertical” con las plomadas y el nivel del albañil, y los cables del tendido eléctrico con “paralelas”.

Como se puede apreciar, esta obra refleja la proyección didáctica y pedagógica que representaban las ideas de la doctora Dulce María Escalona.

Después de la caída de Machado, una de las más sangrientas tiranías que hubo en Cuba, y 18 años después de fundadas las Escuelas Normales de Maestros, se creó la Cátedra de Didáctica de las Escuelas Secundarias Básicas, en la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana. Su directora, Piedad Maza, fue una educadora destacada por la difusión de nuevas tendencias en la formación de profesores y autora de Conferencias de Didáctica de las Escuelas Secundarias (durante el curso escolar 1940-1941).

Entre las tesis realizadas para optar por el grado de Doctor en Pedagogía, portadoras de las ideas pedagógicas y didácticas que nos antecedieron y reflejan algunos contenidos objeto de estudio en la Didáctica de la Matemática de aquella época, se encuentra la escrita por el maestro secundario Manuel Labra. Allí se tomaron en cuenta como cuestiones de carácter general:

Refiriéndose a cuestiones de carácter específico, orientada desde el punto de vista matemático, tomó en consideración:

Aún queda mucho por investigar y sistematizar sobre aspectos didácticos relacionados con las raíces de la Didáctica de la Matemática cubana; no obstante, existen figuras que sistemáticamente han realizado aportes; se pueden constatar rasgos esenciales del pensamiento que mantienen su vigencia y se atemperan a las nuevas condiciones del desarrollo histórico social del país, existen particularidades que nos distinguen y caracterizan que se mantienen de generación en generación, y nos hacen escuela.

Las raíces de lo que hoy exponemos en nuestros textos sobre cómo enseñar la Matemática, se encuentran en los resultados del trabajo desarrollado por un grupo significativo de insignes maestros y pedagogos cubanos, sensibles a las necesidades de su pueblo y afanosos de transformar la realidad educacional del país. Ellos han laborado ininterrumpidamente en estudios, análisis, proyectos, planes y reformas a través de los cuales es posible apreciar un indicador de la evolución de las ideas didácticas, en particular con respecto a la Matemática.

Conclusiones

Las ideas básicas sobre los antecedentes del surgimiento de una Didáctica de la Matemática en Cuba se pueden resumir de la manera siguiente:

Los educadores cubanos de hoy no podemos hacer el análisis del surgimiento y desarrollo, los retos y perspectivas de la educación, al margen de nuestra lucha por la independencia.

El análisis del desarrollo histórico de nuestro país muestra claramente cómo los nacidos en Cuba, lo mejor y más representativo de sus criollos, se ha entregado en la lucha constante y en la búsqueda sistemática de los elementos esenciales a considerar para el logro de nuestra independencia y soberanía.

En esta búsqueda, los conceptos patriotismo, cubanía y educación han surgido y se han desarrollado indisolublemente unidos al desarrollo de la cultura cubana, en un medio social caracterizado por el esclavismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el capitalismo y el dogmatismo de la iglesia católica, entre otros aspectos. Este proceso de aprendizaje y desarrollo, vinculado estrechamente a nuestra herencia cultural, ha estado influenciado por otras culturas, entre las que predominan la europea y la africana.

Las contradicciones antagónicas que afectaron la vida de los cubanos comprometidos con la independencia y el progreso social, obligaron a buscar soluciones ajustadas a nuestras características, condicionadas al momento histórico y desarrollo económico y social. Para contribuir a la solución de estos problemas, se analizaron situaciones, se tomaron en cuenta ideas esenciales útiles (surgidas en diversos países del mundo) que fueron críticamente valoradas y de las cuales se derivaron ideas novedosas que se pusieron en práctica por lo más progresista, avanzado y representativo de la sociedad, evidenciando derroche de inteligencia y creatividad. No podemos perder de vista que todo este aprendizaje y educación en el arte de la defensa de la patria, estuvo influenciado por la valiosa contribución de hombres nacidos en distintas partes del mundo. Nuestro aprendizaje de la solidaridad nació de su ejercicio mismo.

Nos enseñamos y aprendimos a pensar en el ejercicio del pensamiento. Este fenómeno fue dado, como un hijo de la necesidad, en el fragor de lucha de ideas que preparó, formó y siempre acompañó a lo más genuino y representativo de nuestro brazo armado, orientados hacia el objetivo de la soberanía, la independencia y el progreso social. Los antecesores, no solo aprendieron en las haciendas, aprendieron en su comunicación con los otros, dieron muestras de su capacidad de análisis y la síntesis de los hechos y fenómenos que vivieron en sus tiempos, ejecutaron de forma práctica y objetiva las decisiones más convenientes desde el punto de vista táctico y estratégico, derivadas de sus inferencias a partir de lo ocurrido. No estuvieron exentos del error, pero tampoco fueron ajenos al aprendizaje que de este se podía generar. Se dedicaron momentos a la reflexión sobre la actuación con el propósito de evitar errores, buscar mejores vías, unir voluntades. Se sistematizaron saberes y formas de su concreción en la práctica. Nada más elocuente para evidenciar signos de lo que hoy denominamos reflexión metacognitiva y este autor llamaría, pensando en el ejemplo martiano, una reflexión metacognitiva colectiva.

La escuela cubana siempre ha desempeñado un papel de vanguardia por su contribución a la formación de hombres patriotas, amantes de la independencia, conocedores de la solidaridad humana, poseedores de una cultura lo más integral posible para su época, surgida en el vínculo de la escuela con la vida y la lucha revolucionaria. Una escuela en capacidad de asimilar nuevas ideas en correspondencia con sus valores éticos, lo que se refleja en su posición electiva y dialéctica y su enfoque humanista e integral.

Esta tradición de lucha expresada en ideas constituye la base más auténtica y genuina de nuestra cultura. Ella comenzó a gestarse con la existencia misma de la escuela cubana, ha transitado desde sus primeros maestros mestizos y pensadores formados en el seno de la iglesia católica, a lo más progresista de la burguesía, signado por la cubanía, y se consolida cada vez más, como legado consciente, entregado en carrera de relevo de generación en generación, unida a los aportes del desarrollo científico y técnico.

Hoy, cuando hemos logrado la liberación del colonialismo español y el imperialismo yanqui, aún estamos en medio de una Batalla de Ideas, que nos permite reafirmar, fortalecer y consolidar estos aprendizajes y avanzar mucho más. A inteligencia ha de ser esta lucha, trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras.

La aspiración más elevada de la escuela cubana, durante los siglos XVI al XVIII fue la formación del hombre cubano, en el amor a la patria, en los valores éticos y morales que le permitan defender su soberanía y la solidaridad humana, entre otros; el aprender sobre la base de la reflexión, de lo observado, la experimentación, lo más avanzado de las ciencias.

 

Notas

*En Guanabacoa se creó la primera Escuela Normal de Maestros, que funcionó aproximadamente 11 años y cerró al inicio de la Guerra de los Diez Años (1868). En 1892 se crearon dos escuelas normales de La Habana, que funcionaron cerca de tres años, hasta reiniciarse la guerra independentista (1895). Concluida la ocupación militar norteamericana (1898-1902), entre 1915 y 1919, se fundaron dos escuelas normales en La Habana y una en cada provincia.

**La Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana se creó en 1900 y la de Villa Clara y Santiago de Cuba en la década de 1940.

***Todo parece indicar que compartió el criterio o tomó como base los trabajos de Amy May en su obra Aritmethic Meaning Childhood Education XI, de junio de 1935.

****A juzgar por una nota escrita al margen por el dueño del texto (Jorge M. Pérez), lo adquirió el 8 de septiembre de 1958.

 

Referencias

  1. CHÁVEZ J. Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1996. p.1.
  2. IBÍDEM. p. 4.
  3. IBÍDEM. p. 16.
  4. GALLEGO E. Para un estudio comparativo entre las Cartas a Elpidio y La Edad de Oro. Revista de la Universidad de La Habana, No. 235, p. 95.
  5. IBÍDEM. p. 96.
  6. CHÁVEZ J. Del Ideario Pedagógico de José de la Luz y Caballero (1800-1862). La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1992. p.150.
  7. ____ Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1996.  p. 27-33.
  8. IBÍDEM. p. 29-31.
  9. VARONA E J. Trabajos sobre Educación y Enseñanza. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1992. p. 161.
  10. IBÍDEM.
  11. ORILLE L. Dulce María Escalona: Maestra de maestros. Rev Varona, Año II, No. 3. Jul-dic, 1979. p. 2-13.

 

Bibliografía

LUZ J DE LA. Escritos sobre Educación. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1991.

ESCALONA D M. Metodología de la aritmética. Lección

IV. Escuela Normal de Maestros. Folletos de impresión ligera. La Habana, Cuba: 1953.

_____Libro de Cuba. Cincuentenario de la independencia (1902-1952). Centenario del nacimiento de José Martí (1853-1953). La Habana, Cuba.

GRAN M F. La Aritmética en la vida. Primera Parte.

Publicaciones Cultural, S. A. (s/f).

SANTANA H. La validación en la Licenciatura en Educación Carrera Matemática y Computación en el período 1992-97. [Tesis en opción al Título Académico de Máster en Didáctica de la Matemática]. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”; 1998.

 

Anexo 1. Breve panorama de las primeras escuelas sobre las cuales se tiene noticias en Cuba.

1605

Se fundó en La Habana el Seminario Tridentino (colegio menor).

1689

Se fundaron en La Habana el Seminario de “San Ambrosio” y el colegio de “San Francisco de Sales” (para niñas pobres), también se conoce de una escuela en Villa Clara.

1712

Se abrió una escuela en Remedios por el presbítero Conyedo. 1721   Se fundó el colegio jesuita ‘‘San Ignacio de Loyola’’.

1722

Se fundó el Seminario de “San Basilio el Magno”, en Santiago de Cuba.

1728   Se fundó la Real y Pontificia Universidad de “San Jerónimo”, en el Convento de “San Juan de Beltrán”, perteneciente a la orden monástica de los padres predicadores.

1761

El santiaguero Don Juan Chacón, rector de la Universidad de La Habana, solicitó la creación de una Cátedra de Física.

1773

Abrió sus puertas en La Habana el Seminario de “San Carlos y San Ambrosio” (alojó 26 becados y un máximo de 60 alumnos).

1795

El presbítero José Agustín Caballero censuró, ante la Sociedad Económica, las condiciones imperantes en el alto centro docente. Se acordó una solicitud de reforma en el plan de estudio.

1828

Se sometieron a aprobación de las autoridades españolas las reformas universitarias elaboradas por Francisco de Arango y Parreño. Entre las materias a enseñar, se encontraban: Principios de Matemática, de Náutica, de Agrimensura y Geometría aplicada a las artes (industriales), Física Experimental y Química. En España este trabajo no fue publicado. No fue hasta 1837 que se hizo efectiva la cátedra de Química.

1840

La burguesía cubana abrió centros privados que seguían las concepciones pedagógicas de José de la Luz y Caballero.

1848

Se abrió el colegio “El Salvador”, dirigido por Luz y Caballero; “La Empresa de Matanzas, laboraron allí José A. Echeverría, Cirilo Villaverde y Ramón Palma, dirigido más tarde por Eusebio y Antonio Guiteras; “San Francisco de Asís” en el poblado de Regla, dirigido por José Alonso Delgado. En este último cursaron estudios Raimundo Cabrera, Enrique José Varona, Rafael Montoso, Gabriel de Zéndeguí, José de Armas Céspedes, Rafael Fernández de Castro y José Fornaris, entre otros

1857

Se fundó el colegio de “San Anacleto” por Rafael Sixto Casado (autor de textos de enseñanza).

Se destacó la labor del colegio “Santiago”, de Juan Bautista Sagarra (discípulo de Luz y Caballero).

1857

Creación de la Escuela Normal, con el fin de formar maestros que correspondieran a los intereses de la dirección colonial. Se ubicó en los Escolapios de Guanabacoa. El plan de estudio no incluía disciplinas pedagógicas.

1863

Se establecieron los institutos de segunda enseñanza en La Habana, Matanzas, Puerto Príncipe y Santiago de Cuba.

1864

Rafael María de Mendive asumió la dirección de uno de los tres colegios, de instrucción primaria superior del país. José Martí es uno de sus alumnos. Mendive resultó encarcelado por problemas políticos y no pudo continuar en el cargo.

1867

Rafael María de Mendive fundó el colegio “San Pablo” (fragua de patriotismo). Allí laboró hasta 1869 que fue desterrado a España.

1853

Fundación del Colegio de Belén por los jesuitas.