Varona

No.48-49  Enero-Diciembre, 2009.    ISSN: 1992-82

La Geografía entre las ciencias naturales y sociales. SU LUGAR EN LA ESCUELA ACTUAL

The Geography in between of natural and social sciences. ITS PLACE IN THE NOWADAYS SCHOOL

Dr C Manuel Pérez Capote. Profesor Titular Profesor Consultante. UCP “Enrique José Varona”

Recibido noviembre de 2008   Aceptado Diciembre de 2009


RESUMEN

La geografía, como el resto de las ciencias, ha vivido unas décadas de profundas transformaciones teóricas y metodológicas, las cuales no son ajenas a los cambios generales de la sociedad contemporánea, de la ciencia y del pensamiento, así como a la modificación consiguiente de las concepciones educativas. A la geografía se le plantea una oportunidad y un reto, pues se convierte cada vez más en un conocimiento decisivo a la hora de entender los cambios que ocurren en el globo terráqueo. El potencial integrador de la geografía la convierte paulatinamente en una ciencia de núcleo, que permite aglutinar a prácticamente todas las disciplinas científicas en el estudio de las interacciones de los fenómenos naturales y sociales en la superficie del planeta.

El trabajo no pretende ni mucho menos determinar pautas en relación con un tema que desde hace milenios se trabaja y ha sido motivo de análisis y discusiones, tanto por especialistas, como por docentes dedicados a los estudios de la geografía. El autor del presente trabajo junto con otros colegas ha dirigido su atención a este apasionado tema en las últimas décadas.

La participación del autor en proyectos investigativo encaminados a la integración de los contenidos de la enseñanza de las ciencias naturales, ha reforzado la necesidad de seguir reflexionando en dirección hacia una cultura científica y buscar la fundamentación filosófica de que la geografía no se pierda en una estructura disciplinar y que se fundamente cada vez más en cono- cimiento decisivo a la ahora de entender los cambios que ocurren y se pronostican en el globo terráqueo.

PALABRAS CLAVE: integración geográfica, campo de las ciencias naturales, tendencia de la geografía, geografía social, cultura científica.

ABSTRACT

Geography, as the rest of the sciences, has gone through decades of deep theoretical and methodological transformation which are not away from the general changes of the society, science and thinking, as well as the modification of the educational conceptions.

Geography is given an opportunity and a challenge because it has turned into a decisive knowledge to understand the changes going on in the world The integrator potential of geography turns it eventually into a core science that allows gathering almost all scientific disciplines in the study of the interaction of natural and social phenomena on the earth surface. This work does not intend to set the guidelines related to a topic that has been worked with for millenniums and that has been a reason for analysis and discussions either by specialists or teachers dedicated to the study of Geography. The author of this work, together with other colleagues, has focused his attention on this passionate topic in the last decades. The fact that the author has participated in research projects focused on the integration of contents in the teaching of natural sciences, has reinforced the need of keeping reflecting about a scientific culture and to look for the philosophical foundation so that Geography does not stay just as a discipline and that its knowledge becomes every day more a decisive knowledge to understand the processes that are happening on the earth.

KEYWORDS: geographical integration, natural sciences, geography tendencies, social geography, scientific culture.


Introducción

El trabajo no pretende ni mucho menos determinar pautas en relación con un tema que, desde hace milenios, se está trabajando y ha sido motivo de análisis y discusiones, tanto por especialistas, como por docentes dedicados a los estudios de la Geografía. El autor del presente trabajo, junto con otros colegas, ha dirigido su atención a este apasionado tema en las últimas décadas.

La participación del autor en proyectos investigativos encaminados a la integración de los contenidos de la enseñanza de las ciencias naturales, ha reforzado la necesidad de seguir reflexionando en esta dirección científica y buscar la fundamentación filosófica de que la Geografía no se pierda en una estructura disciplinar, y que se fundamente, cada vez más, en conocimiento decisivo a la ahora de entender los cambios que ocurren y se pronostican en el globo terráqueo.

Muchas son las preguntas que pueden motivar la discusión en este trabajo, pero no pretendemos darle respuesta a todas, el debate está abierto.

¿De qué Geografía se está hablando?

¿Por qué ubicarla en un campo u otro?

¿Puede la Geografía aglutinar a todas las ciencias?

¿Qué tendencias se observan, en la actualidad, en la Geografía?

¿Está en condiciones la Geografía en la escuela actual de ocupar su lugar?

¿Qué beneficios ha aportado la Geografía a los cambios en la escuela actual y qué ha recibido?

Desarrollo

El geógrafo inglés Unwin T, en su libro El lugar de la Geografía, considera que ‘‘La Geografía es la reina de las ciencias, madre de la Química, la Geología, la Física y la Biología, madre también de la Historia y la Economía. Sin una base sólida en las características conocidas de la Tierra, las ciencias físicas son poco más que un juego y las ciencias sociales poco más que una ideología’’.1

Compartamos o no esta opinión, la reflexión está presente.

No se pretende explicar todo el proceso de evolución del pensamiento geográfico, solo se señalarán algunos momentos que fueron la base científica de la Geografía, y que de hecho han estado presentes en cualquier enfoque.

Kant I (1724-1804) proporcionó la justificación teórica a la Geografía, aunque sus demás intereses filosóficos indican que no puso en práctica esas ideas. Esta tarea le correspondió a Humboldt A (1769- 1859) y Ritter K (1779-1859) su contemporáneo. Estos dos eruditos han sido casi universalmente considerados los fundadores de la Geografía como ciencia. Ello fue gracias a dos grandes mecanismos que revelaron la enorme diversidad de la naturaleza que se trata: de la clasificación y el método comparativo.

Humboldt A pretendía comprender al mundo, donde las personas se contemplan como parte de la naturaleza, y Ritter K buscaba la unidad de la naturaleza en la importancia de la coherencia histórica y regional. Tanto el uno como el otro veían el lugar de la Geografía como una ciencia integradora, y donde estaba presente la comparación.

Con estos puntos de vista de partida, se puede señalar que una de las características de la Geografía contemporánea es su pluralismo, la existencia de diversas escuelas de pensamiento geográfico como resultado de dos razones fundamentales: la posición ambigua que la coloca entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, y la división y la diversificación de sus métodos. Estas ambigüedades se reflejan al observar las discrepancias que han tenido y tienen los diferentes enfoques respecto a la posición asumida.

En la década de los años 40 del pasado siglo, y especialmente en la del 60, la Geografía tuvo una gran influencia dentro de las ciencias sociales, y su interés se centralizó en el hombre, siendo sus aportes desde el punto de vista social; desplazó el escenario donde él se mueve y reacciona.

El análisis del paisaje sufrió una postergación injustificada, lo que determinó que la Geografía perdiera casi totalmente el entorno físico y biológico, que obra como acicate de la acción humana y la justifica; por lo demás, ese entorno y la acción del hombre se modifican mutuamente.

La geografía social, que entonces se desarrolló, alejó a los estudiosos de las ciencias naturales, de la geología y de la climatología, entre otras. Para muchos, el medio natural carecía de importancia, y entonces se agiganta el peso de la ecología y la sociología.

Por tal razón, no solo rechazaron los vínculos de la disciplina con las ciencias naturales, sino que rompieron sus conexiones con la geografía física. El medio ambiente y el paisaje ocuparon una posición central en gran parte de la geografía humanista, pero con una interpretación humana de este paisaje en detrimento de los procesos físicos que lo moldean.

La ubicación en las ciencias sociales le trae los mismos problemas metodológicos que otras ciencias que estudian al hombre y a la sociedad, en cuanto a los objetivos y los procedimientos de su actividad.

En la década de los 60, junto con otras ciencias, la Geografía recibió el impacto de la Matemática. El sistema cuántico se aplicó a los procesos geográficos en aquellos países muy desarrollados que contaban no solo con medios técnicos, sino con datos exactos y numerosos, sobre todo en Demografía se logró gran profundidad de análisis y clasificaciones, y se dota a esta ciencia de características técnicas inimaginables, que le permitieron realizar comparaciones exactas en tiempo y espacio, todo con un rigor y una exactitud. No olvidar que, en sus inicios, la llamada “geografía griega” es el resultado de la necesidad de orientación y fijación de posiciones relativas de los lugares ya conocidos, por lo que estaba ligada a la Matemática o la astronomía.

Para caracterizar esta etapa en la concepción o en la influencia de las matemáticas en la geografía de los sistemas y las teorías, Unwin T expresó las ideas siguientes:

...la casi universal característica de los modelos de espacio-relaciones es el cambio continuo; varios procesos físicos, bióticos y culturales forman parte de este cambio; la cuantificación es un problema fundamental en la descripción del efecto espacio-relación de estos procesos; las técnicas de observación necesitan desarrollarse para satisfacer las necesidades de cuantificación; se echa en falta una teoría de las distribuciones abstractas; y existe una comprensión imperfecta de los efectos en la distribución que distinguen a los diferentes procesos culturales importantes en las relaciones espaciales.2

Por una parte, los geógrafos físicos, particularmente los estadounidenses, entre otros, se sentían mucho más próximos a la Geología y las ciencias de la Tierra y, cada vez, se separaban más de los problemas de la Geografía Humana.

La incapacidad de la metodología geográfica para ofrecer soluciones a muchos de los problemas sociales, económicos y medioambientales de finales de los años 60, llevó a algunos geógrafos humanos a contemplar críticamente la filosofía que constituía la base de dichas metodologías. Sin embargo, entre los geógrafos físicos y, en particular, entre los geomorfólogos, estos movimientos se consideraban, en el mejor de los casos, irrelevantes y, en el peor de los casos, claramente una división. Para los geógrafos físicos preocupados por el escaso poder explicativo de sus modelos, la solución consistía en seguir perfeccionándolos, en desarrollar técnicas nuevas y en aliarse todavía más estrechamente a las ciencias naturales con éxito. La certeza objetiva, evidente, en el mundo natural y el rigor técnico de sus métodos convenció a muchos geógrafos físicos de la rotunda conveniencia del positivismo lógico para su campo de estudio.

Las décadas de los 70 y de los 80 se caracterizaron por un acento cada vez mayor en los aspectos técnicos y metodológicos, y se planteó que la Geografía Física ha llegado a ser y seguirá siendo una ciencia natural de verdad con una gran dependencia en el desarrollo y la aplicación de técnicas precisas y creación de modelos. Cada aspecto físico, desde los ríos hasta la flora y la fauna, son objeto de perfección y se describen estos nuevos modelos. La Geografía fortalece sus vínculos con la Geología, la Ingeniería y la Biología. Para ellos, el aspecto humano de la Geografía es irrelevante y, a veces, acientífica. A medida que el lenguaje de las dos partes de la disciplina se ha ido diferenciando, ha disminuido el nivel de comunicación entre sus practicantes.

Es, este a nuestro juicio, otro de los problemas que ha estado presente, la motivación de la comunicación, cuestiones acerca de la verdad y el significado, y los patrones deformados de comunicación que resultaban de las contradicciones del capitalismo. Los geógrafos todavía no han evaluado, con el rigor suficiente, todas las implicaciones de esta teoría de la competencia comunicativa, pero su preocupación por el lenguaje ofrece un indicador útil de una ruta que los geógrafos podrían explorar más a fondo. El foso, cada vez más profundo, entre los geógrafos “físicos” y los “humanos”, por ejemplo, está parcialmente relacionado con los diferentes sistemas lingüísticos que adoptan; muchos geógrafos humanos tienen dificultades para comprender la notación matemática de las formas físicas, mientras que los geógrafos físicos suelen criticar lo que tachan de oscura perorata de muchos textos de Geografía Humana. Quizás, lo más importante es que ninguno de los lados consiga, por lo general, comprender el propósito o intención que lleva al empleo de cada tipo de lenguaje.

¿Cuáles son los fallos del positivismo lógico en la Geografía Espacial?

Se pueden señalar tres ideas esenciales:

Cabría la primera reflexión: ¿puede lo humano estar sujeto a formas absolutas, a esquemas y números?

Siempre se corren dos peligros, como señalara Stoddar en 1987. Que la Geografía Física perdiera su coherencia fuera del marco más general, determinado por su relación con la Geografía Humana; y segundo, que la Geografía Humana como ciencia social exclusiva, pierda su identidad distintiva, compitiendo con la Sociología, la Economía y la Antropología, pero en su terreno y no en el nuestro.

Sirva para entender estos criterios, analizar las palabras de Claval P cuando refiere que “La geografía clásica tenía un punto de vista naturalista y la nueva geografía ha adoptado una perspectiva social. A principio de la década de 1960, y para ilustrar las decisiones y los mecanismos de regulación se confiaba en los métodos de las ciencias exactas o físicas: todos nos preocupábamos por el rigor y parecía indispensable recurrir a los procedimientos matemáticos y estadísticos.

“Así pues, los geógrafos intentan actualmente descubrir cómo la gente siente el entorno en donde vive y se desplaza; más allá de la percepción que los geógrafos pretenden penetrar es toda la profundidad de los lazos íntimos que se establecen entre el hombre y el medio”.3 Es un hecho indiscutible que las ciencias tienden a una integración, para justificarse mutuamente en sus planteamientos como en sus fracasos; asentamos el hecho de que la Geografía posee un carácter antropocéntrico muy exclusivo.

La relación de la Geografía con la Historia es la más antigua y quizás la más apreciada por la Geografía. Los acontecimientos históricos ocurren en determinados sistemas; o sea, de los diferentes territorios, regiones y espacios se lleva a cabo en el acontecer histórico. No es posible entender la Historia, sin situarla, sin localizarla en el soporte espacial y territorial en la que ella se desarrolla; al mismo tiempo, los sistemas espaciales que estudia la Geografía son práctica histórica, porque constituyen la materialización del trabajo humano. Las relaciones entre la naturaleza y la sociedad están llenas de historia. Así, en cada espacio conviven dialécticamente tiempos históricos diferentes, que se imbrican y se articulan. Cualquier sistema geográfico es así, una acumulación de tiempos. Se unifican, espacio y tiempo a través de la historia.

Ante las ambigüedades y la dimensión del lugar de la Geografía en un campo u otro, ¿qué hacer? ¿Cuál es el camino correcto?

Podría señalarse que los cambios medioambientales globales, los procesos de globalización y mundización económica, sociocultural que se producen en el mundo actual, le plantean a la Geografía una oportunidad y un reto, pues esta se convierte, cada vez más, en un conocimiento decisivo a la hora de entender los cambios que ocurren en el planeta. El potencial integrador de la Geografía la convierte paulatinamente en una ciencia de núcleo, que permite aglutinar a prácticamente todas las disciplinas científicas en el estudio de las interacciones de los fenómenos naturales y sociales en la superficie terrestre.

El destacado geógrafo francés Blache V (1845- 1918) había señalado que la Geografía puede aportar, al tesoro común de las ciencias, “la aptitud de no dividir lo que la naturaleza une”.4

Este enfoque sugiere importantes cuestiones relacionadas con la importancia de la Geografía y el geógrafo para enfrentar la sociedad actual. Esta posición teórica hay que analizarla con cierto cuidado, pues una creciente separación entre estos dos campos puede dejar un vacío en relación con las investigaciones de cuestiones cruciales relativas al uso que hace el hombre del medio climático, al deterioro medioambiental, y a los cambios climáticos, entre otras, que requieren de conocimientos sustanciales, tanto de procesos físicos como de la práctica social, porque el análisis debe ser parcial, si se enfoca desde una posición netamente física o desde la óptica de las ciencias sociales.

En busca de una posición sólida de la Geografía, que permita ocupar ese lugar privilegiado, Stoddar se planteó que ‘‘la tarea real es identificar los problemas geográficos, las cuestiones del hombre, del medio dentro de las regiones; no los problemas de la Geomorfología o Historia, de la Economía o la Sociología, sino los problemas geográficos. Hay una geografía real, una geografía unificada y reafirmada, inspirada en Fosster y Humboldt, y al mismo tiempo comprometida. Hay una Geografía que enseñar a nuestros vecinos y estudiantes, y a nuestros hijos, a comprender y respetar nuestra variada herencia terrestre”.5

¿Qué posición tomar?

Hay que pensar más en el papel integrador de la Geografía, en el sistema de las diferentes ciencias y, menos si es social o natural; ella tiene esa posibilidad de ser nodo conductor en la integración, a través del conocimiento, la formación de valores, de lazos afectivos y de una capacidad de maniobrar y usar mejor el medioambiente, el espacio y el territorio.

Este potencial ético-científico cultural de la Geografía está dado porque las categorías geográficas coadyuvan a la formación de una conciencia ciudadana y patriótica, por medio del análisis de la identidad local y regional, la historia espacial y medioambiental y los factores que explican las diferencias sociales, económicas y políticas en el globo terráqueo.

Si analizamos que el “objetivo primordial de la educación científica es formar a los alumnos –futuros ciudadanos y ciudadanas– para que sepan desenvolverse en un mundo impregnado por los avances científicos y tecnológicos, para que sean capaces de adoptar actitudes responsables, tomar decisiones fundamentadas y resolver los problemas cotidianos. Para ello, se requieren propuestas que se orienten hacia una ciencia para la vida y para el ciudadano”.6

Observamos que esa idea está presente también en la lógica de la formación geográfica, al hacer énfasis en una orientación de identidad nacional.

Una de las características más sobresalientes de la práctica geográfica de los últimos años, es que los geógrafos han aceptado, cada vez más, la diversidad inherente a la disciplina, y han renunciado, por lo general, a intentar identificar un núcleo único. En la actualidad, es muy poco frecuente que los argumentos sugieran que el objetivo central de la investigación geográfica es, por ejemplo, crear una ciencia especial, o que el análisis de sistema constituye una metodología unificadora para la disciplina.

Este reto obliga a la Geografía a dejar a un lado la dispersión, el enciclopedismo y los reduccionismos extremos.

Puede observarse, en las últimas décadas, un conjunto de tendencias que definen metodológica y filosóficamente el camino de la Geografía:

Muchas pueden ser las interrogantes para un profundo debate. Este autor termina con las reflexiones siguientes:

¿Está la educación geográfica en condiciones, en la escuela actual, de ocupar su lugar?

O, como señalara Macedo B, “Una ciencia para la vida, (…) implica impregnar las clases de ciencias con los valores, los problemas, las expectativas de nuestros países, nuestra región y del mundo”.7

¿Es la Geografía una ciencia para la vida? ¿Su actual currículo le da respuesta a esta expectativa?

¿De qué cultura científica hablamos? ‘‘El manejo de una cultura científica que les sea útil para su vida,que les permita interpretar algunos de los fenómenos cotidianos, desarrollarse como personas y comportarse como ciudadanos conscientes, solidarios, activos, creativos y críticos’’.8

¿Qué beneficios ha aportado la Geografía a los cambios en la escuela actual y qué ha recibido de ella? Estamos convencidos que todavía hay mucho camino por andar en nuestro quehacer geográfico, para que esta disciplina ocupe el lugar que le corresponde. No consideramos que la Geografía esté ejerciendo la función que, como disciplina integradora, en el campo social y natural, está capacitada para realizar dentro de este proyecto escolar; es un complemento y ha perdido su capacidad de aglutinar y de adaptarse a las nuevas

condiciones con su aparato conceptual.

No se trata de trasladar currículos viejos a nuevas condiciones y perder elementos básicos del quehacer geográfico. Hay que revitalizar la Geografía a partir de realidades actuales, de un mundo social científico y tecnológico diferente y esta tarea es impostergable.

Conclusiones

La Geografía contemporánea se ha caracterizado por su pluralismo y las diversas escuelas de pensamiento geográfico.

La ambigüedad y la sobredimensional posición en los diferentes campos del saber ha estado presente en el desarrollo de la Geografía; ya sea como ciencia o como disciplina escolar.

No obstante, la posición de separación en dos campos de la Geografía, la ha llevado, en determinado momento, a estar en peligro de desaparecer. El potencial integrador de la Geografía la convierte paulatinamente en una ciencia de núcleo, que permite aglutinar a prácticamente todas las disciplinas científicas en el estudio de las interrelaciones de los fenómenos naturales y sociales en la superficie terrestre.

Aprovechar el potencial ético-científico cultural de la Geografía, en función de la formación de una conciencia ciudadana y patriótica, a través del análisis de la identidad local y regional, para demostrar las diferencias sociales, económicas y políticas en el planeta.

Trabajar en función de que la Geografía escolar se convierta en una verdadera disciplina integradora y renovadora en las actuales condiciones sin perder sus objetivos.

 

Referencias

  1. UNWIN T. El lugar de la Geografía. Madrid, España: Editorial Cátedra S. A.; 1995. p. 19.
  2. IBÍDEM. p.132.
  3. PÉREZ M, CUÉTARA R. La Geografía en el mundo actual. Tendencias y enfoques. La Habana, Cuba: Editorial Academia; 1999. p. 20.
  4.  UNWIN T. El lugar de la Geografía. Madrid, España: Editorial Cátedra S A; 1995. p.127.
  5. IBÍDEM. p.73.
  6. MACEDO B. Habilidades para la vida: Contribución desde la educación científica en el marco de la Década de la educación para el desarrollo sostenible. Congreso Didáctica de las Ciencias. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 2006. p.7.
  7. IBÍDEM.  p.6.
  8. IBÍDEM.  p.4.

 

Bibliografía

CUÉTARA R, PÉREZ M. En defensa de la Geografía. Rev. Varona. No. 26 y 27, 1998.

DURÁN D, ET AL. Los cambios mundiales y la enseñanza de la Geografía. Buenos Aires, Editorial Troquel; 1993. EFI R. Geografía. Enfoques, métodos y técnicas. Buenos Aires, Editorial El Ateneo; 1993.

GIL D, VILCHES A. Por qué una Década de la Educación para un Futuro Sostenible (2005-2014). Congreso Didáctica de las Ciencias. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 2006.

PÉREZ C, PÉREZ M, CUÉTARA R. Historia de la Geografía. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1987.

PÉREZ M, CUÉTARA R. Enfoques y tendencias de la Geografía en la actualidad. Rev Varona, No. 25, 1997.