Varona

No.48-49  Enero-Diciembre, 2009.    ISSN: 1992-82

El estudio de las personalidades históricas para la formación cultural y de valores de la identidad

The study of historical personalities for the cultural, values and identity formation

M Sc Ondina Lolo Valdés. Profesora Auxiliar. UCP “Enrique José Varona”

Lic. Carlos González Alonso. Asistente. UCP “Enrique José Varona”

Recibido octubre de 2008   Aceptado Diciembre de 2009


RESUMEN

Las personalidades históricas no surgen espontáneamente y, en ese proceso de evolución, es preciso el conocimiento de la actividad desplegada por ellas en su época, lo que permite la comprensión de su trascendencia, que puede convertirlas en modelos sociales de actuación que aportan a la formación cultural y de valores de la identidad en las nuevas generaciones. De ahí la importancia de su estudio en la escuela cubana actual.

PALABRAS CLAVE: personalidad histórica, modelo social, formación cultural, valor de la identidad.

ABSTRACT

The historical personalities do not emerge spontaneously and in this process of evolution, it is necessary the knowledge of their activities in their epoch, this allows the understanding of the transcendence that can turn them into social models of behavior and contribute to the formation of cultural and identity values in the new generation. Therefore, it is important to study them in the present Cuban school.

KEYWORDS: historical personality, social model, cultural formation, identity values.


Introducción

En algún momento, el ser humano se ha sentido interesado a acercarse al conocimiento de

la vida de individuos que, con su quehacer social, se han destacado. Esa motivación debe ser aprovechada por la escuela para que los estudiantes se aproximen al estudio de personalidades relevantes, desde una perspectiva humanista.

En Cuba, los programas de las asignaturas de Historia establecen el estudio de las personalidades dentro del sistema de contenidos a desarrollar. Sin embargo, existen deficiencias en el tratamiento de estas, ya que en ocasiones se hiperboliza el papel de esas personalidades y se obvia el contexto en que se desarrollaron, lo que distorsiona el conocimiento e impide una adecuada valoración de su trascendencia en el decurso de la humanidad. En otras, se realiza un acercamiento formal que hace intangible el modelo objeto de estudio, por solo citar estos ejemplos.

En algunos países ocurre a la inversa, ya que se obvia el estudio de las personalidades y, con el pretexto de un enfoque historiográfico más actual –la historia social, por ejemplo–, se abordan las masas solamente en la vida cotidiana y aisladas de las luchas sociales, de su heroísmo por la justicia social o de sus esfuerzos unitarios, entre otros.

Desarrollo

Cuando se asume el estudio de las personalidades históricas hay que tener en cuenta que los adolescentes y los jóvenes toman, como patrones de conducta, a personas cuya actuación admiran, y a las que quisieran parecerse, por lo que se convierten en modelos para su vida. Amador A y Burke M T precisan que “en la base del proceso de formación de los modelos se encuentran mecanismos psicológicos, como la imitación y la identificación, mediante los cuales el individuo se moviliza hacia ellos”.1

De ahí, la necesidad de aproximar al alumno al conocimiento de la vida de esas personalidades, de manera tal que pueda producirse un acercamiento afectivo hacia figuras que devienen modelos sociales de actuación y que pueden ser seleccionadas por el estudiante como patrones de conducta. “…En esta interrelación dialéctica en que ambos se encuentran, consideramos que hay niveles de activación y regulación, que van desde la admiración muy fuerte hacia un modelo muy alto o lejano, hasta la implicación personal del individuo en una relación más cercana con el modelo, si no siempre directa, sí vivenciada como tal, por lo cual su influencia sobre la persona es diferente”.2

Esas personalidades, al ser asumidas como modelos por los estudiantes, promueven su movilización hacia ellas, ya sea por imitación, por identificación, por admiración, o por implicación personal, si la situación es vivenciada, lo que aporta un saldo humanista para ellos.

Esto implica, para el docente, el reto de abordar las personalidades en toda su evolución histórica y acercar al alumno a ellas, de forma que pueda “vivenciar” sus actos, la proyección de sus ideas, lo que permite que las valore adecuadamente, pues “…la valoración desempeña un importante papel en la preferencia hacia determinados modelos. En función de la valoración el adolescente y el joven ‘siguen’ a sus personas preferidas, ya que en esas edades el proceso no se produce acríticamente, sino mediado por la valoración y el juicio”.3

Siguiendo esta línea de pensamiento, hay que tener en cuenta la necesidad de proyectar el acercamiento a las personalidades históricas de forma integral, para que el alumno conozca todo el despliegue de su actividad en el tiempo y el espacio, de manera tal que se produzca ese acercamiento afectivo hacia la personalidad objeto de estudio.

Ahora bien, ¿qué entendemos por personalidad? El diccionario de Filosofía define al respecto:

El hombre como individuo social, individuo como miembro de la sociedad (…). La existencia misma del hombre en calidad de ser social presupone necesariamente la interacción de los hombres, no solo la acción de las condiciones sociales y de otros individuos sobre el individuo dado, sino también la influencia inversa (…). El desarrollo de los hombres en calidad de personalidad tiene por premisa necesaria las dotes naturales de los individuos (…) pero se realiza principalmente en la sociedad (…). La amplitud y profundidad del desarrollo del individuo como personalidad es la amplitud y profundidad de la asimilación por él de lo social y, a la vez, el cambio y la creación de lo social mismo.4

Como puede verse, todo individuo es una personalidad, pero la diferencia en relación con la personalidad histórica o personalidad relevante (como también se denominan) está en su actividad social, pues no todos los hombres tienen la misma trascendencia. “Es precisamente la actividad desplegada lo que permite distinguir entre hombre común y personalidad destacada”.5 Esta definición ofrece aspectos esenciales válidos para el estudio de personalidades históricas, filosóficas, artísticas, literarias u otras.

Al tratar las personalidades históricas no pueden obviarse aspectos esenciales en los que subyacen las particularidades del modo de razonar propio de la ciencia histórica y que deben revelarse en el proceso de su estudio.

Precisamente, esos elementos esenciales están contenidos en el modelo para el trabajo con las personalidades6; modelo que es susceptible de ser utilizado no solo en las asignaturas de Historia. Así, deben tenerse en cuenta:

Este modelo preestablece un modo de razonar relativamente estable que puede generalizarse para objetos de estudio del mismo tipo que, en este caso, son las personalidades. Si se utiliza de forma rígida conduce a un análisis esquemático del hombre en la sociedad. Por ello, se insiste en utilizarlo con flexibilidad, sobre la base de un enfoque dialéctico y mediante actividades que promuevan ese modo de razonar científico, que se incorpora como parte de su desarrollo intelectual no solo para su desempeño escolar, sino también para su vida ciudadana futura.

En el modelo para el estudio de las personalidades relevantes se toma como punto de partida el conocimiento del nombre completo y los apellidos de la personalidad seleccionada, aspecto que pudiera parecer elemental, pero que resulta sumamente necesario, ya que algunas de estas figuras son conocidas por sobrenombres y es necesario su identificación correcta. Así, por ejemplo, en la historia de Cuba se recoge el heroísmo de ‘‘Periquito’’ Pérez en las luchas por la independencia nacional, pero no se trabaja con los estudiantes que su nombre fue Pedro Agustín Pérez Pérez, dato al parecer sencillo, pero que dificulta su identificación. Sirva este ejemplo como ilustración.

Por otra parte, si se pretende conformar una concepción científica del mundo sobre la base del materialismo histórico, es preciso el estudio de las personalidades en su contexto, en sus relaciones con las masas, desde un enfoque clasista. Hay que tener en cuenta la relación dialéctica entre el factor consciente del hombre, insertado en la sociedad, que actúa sobre ella a partir de sus ideas y de sus concepciones. Pero ese hombre que actúa sobre la sociedad es también transformado por ella. Este proceso hay que entenderlo por medio de la actividad del hombre, de esa actividad que despliega en su devenir social y que puede ser multidimensional. El proceso de surgimiento de las personalidades puede ilustrarse mediante las palabras de Ubieta E en el prólogo a la obra de Máximo Gómez titulada El viejo Eduá: “Las mayúsculas las pone el tiempo, en la historia la cotidianidad suele aparecer en minúsculas (…). Buscamos a nuestro alrededor y no vemos más que seres de carne y hueso, con virtudes y defectos, más y menos, unos u otros”.7

Las personalidades no surgen espontáneamente: son el resultado de un proceso de evolución en la necesaria relación entre los seres humanos, en tanto individuos y la sociedad. Marx C y Engels F, en La Ideología Alemana, criticaron fuertemente el culto idealista a las grandes personalidades, y por primera vez, comenzaron a tratar el problema de la actividad de las grandes personalidades y su condicionamiento histórico, ya que aquellas no son el resultado de la idea absoluta, sino que surgen “…condicionados por su época, por las relaciones sociales objetivas…”.8

Estos criterios son válidos para el estudio de cualquier personalidad, no solo para las históricas. En todos los casos, hay que tener en cuenta la relación dialéctica hombre (personalidad-masa) y sociedad para conformar el cuadro del mundo de la época objeto de estudio y contribuir al desarrollo del pensamiento y la conciencia histórica, la recuperación y el desarrollo de la memoria histórica, así como al acercamiento empático a los problemas sociales. Solo, de esta forma, el estudio de las personalidades revelará a los alumnos los problemas de una época, las transformaciones que se produjeron en ella y el papel de los hombres en ese proceso. Es importante el acercamiento a cada personalidad, pues permite descubrir cuánto de su época hubo en ella, y también cuánto de ella quedó en su época y pudo trascenderla. Por supuesto, esta relación hombre-tiempo histórico condiciona, en gran medida, el despliegue de su actividad y, aunque se estudian personalidades relevantes de la historia nacional e internacional, no pueden ser olvidadas aquellas que se destacaron en su localidad. Cada personalidad histórica es portadora de valores que identifican a una nación, a una región o a una localidad, valores que perduran y se enriquecen a través de la historia y se inscriben como parte de la cultura de los pueblos.

En relación con la valoración de las personalidades, es preciso tener en cuenta la comparación como elemento esencial para llegar a ella. Esa comparación, según Romero M, debe realizarse en tres direcciones.

Desde el punto de vista didáctico, este proceso debe seguirse a partir de actividades que propicien un modo de razonamiento histórico valorativo, apoyado en el modelo para el trabajo con personalidades relevantes.

De esa forma, se acercan al estudio de ellas desde su origen, con un recorrido por su quehacer, donde se destaca su formación y su crecimiento, el proceso de su evolución a lo largo de su vida. Posteriormente, es preciso caracterizar a esa personalidad y destacar cualidades y valores que la distinguen. A partir de ese conocimiento, debe compararse con otras de su misma época, para entender coincidencias o diferencias en ideas, concepciones, proyecciones y despliegue de su actuación. A partir de ese momento, se debe propiciar la comparación de esa personalidad con un modelo teórico (el ideal de científico, de hombre de la cultura u otro), no solo por su aspecto externo, sino por sus valores intrínsecos. Seguir esta lógica de pensamiento permite que el alumno pueda entender el papel de las personalidades en la historia sin repetir ideas preconcebidas y lo prepara para la comprensión más allá de los espacios puramente escolares.

LA RELACIÓN DIALÉCTICA PERSONALIDAD-MASAS

En el caso de las personalidades históricas, hay que atender al vínculo con las masas y la capacidad movilizadora de ellas. No puede olvidarse que “…poco podría hacer una vanguardia que nunca marcha en solitario”.9 En ocasiones, el tratamiento formal de la historia conduce a que los estudiantes la asuman como el resultado únicamente de la actuación de grandes personalidades, sin percibir al hombre-masa como algo real, con vida y energía, que aporta al desarrollo social. La relación personalidad-masas se presenta bien precisa en la obra martiana, con un gran sentido ético y un lenguaje poético. Martí J, al referirse a Carlos Manuel de Céspedes, expresó que “…él es como el árbol más alto del monte, pero que sin el monte no puede erguirse el árbol”.10 En Tres Héroes, escribió “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.11

Como puede verse, el Héroe Nacional cubano destaca el lugar que ocupa la personalidad histórica en justo equilibrio con las masas que acompañan al líder, lo que confirma que un hombre solo no vale. En su obra, al abordar personalidades destacadas, se observa su tendencia a la ponderación del mérito, de modo que sirva de modelo de actuación para otros individuos y promueva la elevación de la virtud. Hizo tangibles a los hombres destacados, al humanizarlos profundamente. Resulta imprescindible abordar el estudio de las personalidades más relevantes de la localidad en su inserción en la historia, y la cultura nacional, pues de esta forma se contribuye al vínculo localidad-nación, tan necesario en la formación de la conciencia de identidad nacional, proceso en el que el estudiante se identifica con su localidad y su patria, se reconoce como parte de ella, y siente como cubano: con una tradición, con una trayectoria histórica más allá de costumbres y maneras distintivas.

Ahora bien, el estudio de las personalidades en las asignaturas de Historia debe realizarse desde una concepción didáctica desarrolladora, que promueva la activación y la regulación del aprendizaje, así como su significatividad desde la acertada combinación de los métodos propios de la ciencia con los métodos pedagógicos, mediante la utilización de modelos de razonamiento, el desarrollo de habilidades para la comprensión de los textos y su significado, y el trabajo con fuentes diversas, desde actividades de auto e interaprendizaje, que impliquen también la exteriorización del razonamiento desarrollado.

De esta forma, se puede lograr en los alumnos un acercamiento afectivo hacia las personalidades que constituyen modelos sociales positivos y cuyo ejemplo es digno de imitar, así como propiciar el rechazo hacia aquellas de trascendencia negativa para la sociedad. En esta dirección, desempeña un importante papel la práctica de la empatía histórica que “contribuye a la predisposición subjetiva, al desarrollo de la imaginación ya que el alumno se sienta en el lugar de los personajes y los hechos del pasado”,12 permitiéndole adentrarse en la individualidad del personaje en su contexto social, “vivenciando” las situaciones, lo que incide con fuerza en su aprendizaje y aporta un saldo favorable en el orden humanista para su formación cultural y de valores de identidad.

Para ilustrar algunas de estas ideas, seleccionamos precisamente la figura de Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, el Padre de la Patria, por lo que ella significa en el proceso histórico de la nación cubana. Pese al papel destacadísimo que corresponde a esta personalidad, hay carencias de conocimientos respecto a la etapa de su vida anterior al estallido del movimiento independentista, en relación con su formación cultural y su visión del mundo, lo que conduce a que los estudiantes logren una representación histórica deformada e incompleta. Por esta razón, se insiste en el trabajo con el modelo para el estudio de las personalidades históricas, modelo al que ya se ha hecho referencia y que debe emplearse de forma no arbitraria, sino como parte del análisis histórico alrededor de los hechos en los que se destaca esta figura. Céspedes culto, visto en su sólida formación humanista, obliga a que, en el momento de proyectar los contenidos históricos, el docente tenga que inter- actuar por medio del trabajo con fuentes bibliográficas, del contacto con profesores y con las materias de Lengua, Literatura, Música y Geografía, entre otras, para de esta forma promover la motivación, el interés y la admiración hacia esta figura en los alumnos para así contribuir a la formación de valores.

Conclusiones

El estudio de la vida y la obra de las personalidades históricas constituye una regularidad y una prioridad del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia. Cada personalidad histórica estudiada revela la huella cultural de su época, las raíces, la herencia recibida, que se expresa en el despliegue de su actividad y, sin duda alguna, aporta a la formación cultural y de valores de la identidad de las jóvenes generaciones.

 

Referencias

  1. AMADOR A, ET AL. El adolescente cubano: una aproximación al estudio de su personalidad. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1995. p. 145.
  2. IBÍDEM.
  3. IBÍDEM. p.146.
  4. ROSENTAL E IUDÍN. Diccionario de Filosofía. Moscú, Editorial Progreso; 1984. p. 333.
  5. ÁLVAREZ R M. Didáctica de la Historia y las Ciencias Sociales. Bolivia, Editorial KIPUS; 2006. p.98.
  6. ROMERO M, ÁLVAREZ C, LOLO O. El desarrollo del pensamiento histórico en la enseñanza de la Historia de Cuba en la escuela. Informe de investigación. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”; 1997. p.25.
  7. UBIETA E. Prólogo a la obra de Máximo Gómez El viejo
  8. Eduá. La Habana, Cuba: Editora Política; 1996. p.5. 8RAMIS H. Formación de la categoría masas populares en Marx y Engels. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1989. p.96.
  9. LOLO O. Historias de vida: una propuesta didáctica para el tratamiento del internacionalismo en la formación de docentes. [Tesis en opción al Título Académico de Máster en Enseñanza de la Historia]. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”; 1999. p.34.
  10. MARTÍ J. Obras Completas. T. IV. Segunda edición. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p.360.
  11. ___. Tres Héroes. En: Martí J. La Edad de Oro. La Habana, Cuba: s/e. 1959. p.11.
  12. ROMERO M. Didáctica de la Historia. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2006. p.23.

 

Bibliografía

COLECTIVO DE AUTORES. Lecciones de Filosofía Marxista- Leninista. T. II. La Habana, Cuba: Editorial Félix Varela; 2004.

CRUZ M A. La relación Historia-Arte: Apuntes para una reflexión en la enseñanza-aprendizaje de las humanidades. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”; 2006 (en prensa).

GRIÑÁN L. Carlos M. de Céspedes. La Habana, Cuba:

Universidad de Oriente; 1954.

PICHARDO H. Carlos M. de Céspedes. Escritos. T. II y

III. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1982.