Varona

No.48-49  Enero-Diciembre, 2009.    ISSN: 1992-82

La estimulación del aprendizaje

The encouragement of the apprenticeship

Dr C Estrella Aracelia Velázquez Peña. Profesora Titular. UCP “José Martí”

Dr C Luis Gaspar Ulloa Reyes. Profesor Auxiliar UCP “José Martí”

Dr C Jorge Lázaro Hernández Mujica. Profesor Titular. UCP “Enrique José Varona”

Recibido octubre de 2008   Aceptado Enero de 2009


RESUMEN

El presente trabajo constituye una didáctica que contribuyan a estimular el aprendizaje incursión en determinadas vías que estimulen el en los profesores, lo que conducirá eficientemente a aprendizaje de los educandos. Se sistematizan servir como paradigma para, así, formar a las determinados presupuestos teóricos y metodológicos generaciones de ciudadanos del siglo XXI. de utilidad para la elaboración de alternativas

PALABRAS CLAVE: enseñanza, aprendizaje, estimulación.

ABSTRACT

The present work constitutes an alternative that contribute to stimulate learning in exploration in given ways that stimulate students teachers what leads efficiently to a paradigm so as to learning. Some methodological and theoretical ideas educate the generation of citizens of the XXl century. are systematized to help the elaboration of didactic alternatives that contribute to simulate learning in teaches what leads efficiently to a paradigm so as to educate the generation of citizens of the XXI century.

KEYWORDS: learning, stimulation, excite, provoke, induce, promote, incite


Introducción

El aprendizaje es una actividad humana muy compleja que hace posible que la persona transite,

de manera gradual, de un estado inicial (pudiera fijarse desde que está en el “vientre” materno) a un nuevo estado cualitativamente superior, por haberse apropiado de conocimientos, habilidades, valores y de la experiencia acumulada por la sociedad, que le permiten crecer en el plano individual, traducido en modificaciones en su manera de actuación en un contexto determinado.

De esta manera, como señaló Vigotski L S, la enseñanza va delante conduciendo el desarrollo y cada individuo formado socialmente tiene un nivel real, pero al mismo tiempo, tiene potencialidades que, si se conocen y se explotan consecuentemente, con diferentes niveles de ayuda, le permitirán avanzar por el camino que lleva a la realización espiritual de cada sujeto y, por tanto, a la contribución de manera productiva a la construcción de la sociedad que le ha correspondido vivir. La realidad existente, lo que rodea al hombre, su entorno social, se convierte en parte indisoluble de los procesos de aprendizaje y desarrollo.

En consecuencia, una categoría asumida por la Pedagogía como ciencia es el aprendizaje, el cual es enfocado de diferentes maneras, para lo que se toma en consideración su lugar y el de los estudiantes ante el objeto de aprendizaje.

Esto indica que no existe unidad de criterio respecto a cómo transcurre y qué hacer para lograr transformaciones en el sujeto; para unos es proceso, para otros es actividad, es resultado, es crecimiento, es modificarse, entre otras posiciones.

Por otra parte, no todos coinciden en que es posible estimular el aprendizaje y algunos consideran que aceptarlo es asumir posiciones conductistas. En el trabajo se realiza un análisis acerca del porqué los profesores, con su labor docente, deben contribuir a su estimulación.

Desarrollo

González F ha expresado que el aprendizaje “tenemos que representárnoslo como un proceso activo e integral del sujeto en la construcción del conocimiento, no como la reproducción de una información construida fuera de él y trasmitida mecánicamente, ni tampoco como construcción solo cognitiva”.1

Morris R B es del criterio que “el aprendizaje es un proceso universal, se produce en las más diversas circunstancias de la vida del sujeto, en cualquier situación donde sea posible apropiarse de la experiencia concretizada en los objetos, fenómenos y personas que lo rodean”.2

Al referirse al aprendizaje, varios autores han expresado que “es el proceso integrador de conocimientos, habilidades y actitudes para conseguir cambios o mejoras de conducta; significa una acción que toma el conocimiento en un sentido amplio como entrada y genera nuevos conocimientos”.3

Castellanos D y colaboradores realizaron un estudio amplio de esta problemática y concluyeron que el aprendizaje humano es ‘‘el proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia socio-histórica, en el cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y de la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad’’.4

La posición que se defiende en el presente trabajo es que es actividad y, de esta manera, se siguen los criterios expresados por González D J, al considerarlo como “la génesis, transformación y desarrollo de la psiquis y del comportamiento que ella regula en función de la actividad, o sea, de la interacción del sujeto con su medio”.5

El análisis de estas definiciones y muchas otras recogidas en la bibliografía consultada, de una u otra manera consideran, en la actividad realizada por los sujetos en el proceso de aprendizaje, la importancia que tienen el intercambio y la relación de los sujetos, no solo con el objeto de aprendizaje, sino entre ellos.

Es precisamente en este intercambio, en que tienen lugar la modificación y la conformación de las ideas nuevas aprendidas, que se incorporan por los sujetos para ponerlas en práctica en su quehacer cotidiano.

Sin embargo, es importante considerar que no se aprende de otros, si no es incorporando aquello que el otro ofrece dentro de un proceso de análisis, de significación y elaboración personal; todo el que está aprendiendo, para que realmente aprenda, tiene que participar activa, reflexiva y creadoramente en la construcción y la reconstrucción de sus significados.

Se hace necesario, entonces, recalcar que lo más importante es tener claro quién aprende y cómo aprende, pues se trata de sujetos que piensan, razonan, que tienen motivos y necesidades, que asignan significados, con aspiraciones y metas, que elaboran y procesan la información recibida y crean su propia información, y que luego comunican en intercambio con otros sujetos y, al mismo tiempo, la modifican.

Es el aprendizaje, en su complejidad, el que favorece el perfeccionamiento del individuo como persona y como sujeto social, que produce cultura en un proceso de apropiación de la ya existente. Favorece el movimiento, el cambio y la transformación en las esferas cognoscitivo-instrumental y motivacional-afectiva, como resultado de la práctica reflexiva y la práctica social y, por tanto, es resultado de interacciones entre el individuo consigo mismo, el individuo con otros individuos y el individuo con su ambiente socio- histórico, cultural y natural.

Si se asume que el aprendizaje es una actividad, los fundamentos se encuentran en la Filosofía Marxista y en la teoría elaborada por Leontiev A N acerca de la actividad. Los dos componentes son procesales e intencionales. Esto último indica que, si existe una intencionalidad en el sujeto que aprende en dependencia de sus motivos, intereses y necesidades, tiene que existir estimulación, tanto desde el sujeto individual como del sujeto social.

Se entiende necesario expresar cómo se define estimular; según diferentes fuentes consultadas, es “incitar, excitar con viveza a la ejecución de algo”,6 “hacer que alguien sienta un deseo intenso de realizar algo, o hacer que algo se active, especialmente una actividad orgánica”.7

Por otra parte, el diccionario de términos pedagógicos expresa que, en Psicología y Pedagogía, estimular es la activación de los analizadores o del sistema nervioso por la acción de cualquier agente externo (físico, mecánico, químico o de otra índole), o propio del organismo y que suscita una respuesta de su parte.

A partir de estas definiciones, estimular es sinónimo de incitar, promover, suscitar que una persona realice algo y, sin ser absolutos, casi todo lo que realiza el sujeto se convierte en un acto de aprendizaje, porque como actividad existe interacción con un objeto del que se aprende, ya sea algo nuevo, se consolida lo aprendido o se modifica.

Pero si estimular es sinónimo de excitar, que significa cómo hacer que una actividad se produzca o sea más intensa y provocar un estado de entusiasmo, resulta imprescindible señalar que el aprendizaje necesita de intensidad y de entusiasmo.

Asimismo, estimular también es suscitar, lo que hace posible que el sujeto comente, discuta y es imposible aprender al margen del intercambio de ideas, de las discusiones de puntos de vista y opiniones; cómo será posible apropiarse del objeto de aprendizaje si no existe reelaboración, aporte, consideraciones propias que se conforman en la confrontación, oposición, porque exigen de buscar, de argumentar, de defender, sin imponer.

En este análisis de sinónimos, también aprender lleva implícito inducir, que significa pensar de modo que, a partir de la observación y el análisis de objetos de aprendizajes particulares, se puede llegar a conformar una generalización, a la formulación de una ley; son estos aspectos los que se pretenden con el aprendizaje. Cuando el sujeto se enfrenta al objeto para aprender, tiene que concluir, que generalizar, porque de esta manera opera su pensamiento y no podría tener en cuenta todos los detalles, los caracteres no esenciales de ese objeto. No obstante, en ocasiones, la solución del problema está en el conocimiento del detalle.

Muchas investigaciones se han realizado y se realizan acerca del aprendizaje, en la búsqueda de nuevas maneras de enseñar y aprender para lograr elevar la calidad de este, que hoy es extremadamente insuficiente. A consideración de los autores, la principal dificultad está en explicitar todo lo que exige aprender y, en consecuencia, proponer cómo hacerlo.

Esta actividad necesita de un sujeto que aprende que, por naturaleza es complejo, es único y tiene motivos, intereses, necesidades; posee una experiencia acumulada y una historia vivida, y se enfrenta a un objeto para aprender, que es diverso, complejo, que tiene todo lo natural, pero además todo lo creado por el hombre, producto de su creatividad e innovación; sin embargo, la complejidad del aprendizaje no radica en el objeto, por muy diverso y complejo que este sea, sino en el que aprende, con sus maneras propias, sus estilos propios, sus estados de ánimo, su entusiasmo, su satisfacción por lo que hace, sus errores, sus experiencias. Se trata que el aprendizaje desarrolle el pensamiento, eso que se porta y que diferenció la evolución del hombre radicalmente de la evolución animal, aún cuando por existencia es un ser bio-psico-social, por esencia es un ser social.

De ahí que se considera que aprender implica también pensar y reflexionar y, para aprender entonces de manera reflexiva, se exige que:

La Unesco propuso los pilares de la educación para el siglo XXI y autores como Martínez M presentaron indicadores para cada uno de ellos, los que se reconocen en este trabajo a partir del análisis efectuado por los autores. Estos son:

Aprender a conocer: significa la base para todo lo que el sujeto puede lograr; no se sabe hacer, con lo que no se conoce y no se puede valorar lo que no se conoce; por ello, desde el punto de vista filosófico, el conocimiento de un objeto y su comportamiento es infinito, se comporta de manera asintótica cuando se representa en una curva, la que puede acercarse a los puntos del eje de las X, pero nunca la corta. Por eso, es necesario tener en cuenta:

Aprender a hacer: significa poder operar con lo que se conoce y, por tanto, desarrollar habilidades y capacidades que permitan al sujeto adecuar o aplicar lo que domina ante las disímiles situaciones a la que se enfrenta en la vida cotidiana, laboral, personal, familiar y comunitaria. Se debe considerar:

Aprender a ser: significa que, a pesar de que cada sujeto es diferente, no vive aislado y tiene que existir una correspondencia entre los procesos de individualización y socialización. Por tanto, exige de:

Aprender a convivir: se relaciona con los anteriores, porque el hombre vive, trabaja, relacionándose con los demás. Por ello, exige:

Aprender a emprender: el hombre, por su natu- raleza, es emprendedor y no se conforma fácilmente; siempre está dispuesto a progresar y, para ello, innova, crea, produce. Exige tener en cuenta:

Conclusiones

En la bibliografía consultada, estimular el aprendizaje encuentra sus inicios en el conductismo, con su mecanismo de estímulo-respuesta y, en consecuencia, el desarrollo de conductas externas, lo cual no significa que sea rechazada esta definición, a partir de entender que el aprendizaje requiere de estimulación.

El análisis de los diferentes sinónimos reafirma la posición anterior de entender y defender la estimulación del aprendizaje.

El análisis de esta definición permitió contextualizar, en las maneras que necesita que el hombre aprenda: conocer, hacer, ser, convivir y emprender diferentes indicadores que pueden ser medidos por los profesores para conocer la marcha de tan complejo proceso, lo cual tiene gran valor en los órdenes teórico y metodológico.

 

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