Varona

No.48-49  Enero-Diciembre, 2009.    ISSN: 1992-82

La dirección del proceso educativo en condiciones especiales. FORMA NOVEDOSA EN LA ACTIVIDAD DE DIRECCIÓN

The management of the educative process in special conditions. NEW WAYS IN THE LEADING MANAGEMENT

Dr C Lázara A. Granados Guerra. Profesora Titular. UCP “Enrique José Varona”

Dr C Norberto Valcárcel Izquierdo. Profesor Titular. UCP “Enrique José Varona”

Recibido abril de 2008   Aceptado Enero de 2009


RESUMEN

La experiencia adquirida durante tres cursos escolares al frente del proceso de formación de profesionales de la Educación y las condiciones específicas en que este transcurrió, paralelo a un fuerte proceso de profesionalización del claustro, es valorada altamente por los autores, dadas las peculiaridades y la combinación de factores que confluyeron.

Indudablemente, la teoría existente sobre la dirección educacional toma expresión concreta y se enriquece ante los problemas que exigen solución inmediata, y para lo que es necesario potenciar los procesos de dirección participativa y las funciones de planificación y organización escolar, así como las interrelaciones, tanto de índole interna como externa.

Surge así, un grupo de definiciones y consideraciones que, de una u otra manera, potencian y enriquecen las posiciones existentes sobre la teoría de la dirección educativa; al unísono pueden servir de pauta y reflexión para el desempeño profesional de aquellos que aún asumen la dirección de procesos similares.

PALABRAS CLAVE: dirección, proceso educativo, condición especial, actividad de dirección.

ABSTRACT

The acquired experience during three school courses in the formation process of education professionals and the specific conditions it went through together with a strong process of professionalization of all teachers is highly valued by the authors due to the peculiarities and the combination of factors that influenced.

Undoubtedly, the existing theory about educational management takes concrete expression and enriches itself before problems that call for an immediate solution and for what it is necessary to strengthen the processes of participating management and the planning functions of school organization as well as the internal and external interrelations.

A group of considerations and definitions emerge, that in one way or another, strengthen and enrich the existing position about the educational management theory, all together they can serve as guidelines and reflections for the professional performance of those who still assume the management of similar processes.

KEYWORDS: management, educational process, special condition, activity of management.


Introducción

La Dirección Educacional se considera como la concreción de la política educativa en un determinado marco organizacional.

El proceso de dirección bajo tal concepción transcurre en la actualidad en disímiles contextos del sistema educacional cubano, y abarca aquellos en que la máxima finalidad es la formación de sujetos, bien para una etapa de la formación básica o para la formación profesional, atemperando la teoría existente sobre la Dirección Educacional a las condiciones reales en que ocurre dicha formación; en tanto, asume determinada peculiaridad, armonizada con multiplicidad de factores muy específicos; esta actividad de dirección que se realiza acontece en condiciones especiales.

Es intención caracterizar dicha dirección y mostrar el papel que en ella ocupan la planeación y la organización escolar como funciones iniciales y de trascendente importancia para el cumplimiento de los objetivos específicos en este tipo de proceso.

Desarrollo

El estudio, la práctica y el análisis de este tipo de dirección durante tres cursos escolares sentaron pautas para su caracterización; los elementos que se ofrecen constituyen bases iniciales sobre una dinámica y novedosa forma de dirección del proceso.

En esta se exigen transformaciones rápidas e integrales de los sujetos, en respuesta a determinadas exigencias sociales, a requerimientos y/o necesidades de una entidad o de una profesión, y a las características inherentes a dicha profesión. El plazo que se fija está mediado por cortes evaluativos de las acciones desplegadas y de sus resultados, para lo que se exige una atención individualizada a los sujetos objeto de formación derivada de un diagnóstico integral, y posteriormente sujeto este a estricta actualización.

Se caracteriza, además, por la existencia de determinadas condiciones materiales que favorezcan su desarrollo y por la toma de decisiones que acompañen la rapidez y el rigor con que han de producirse las transformaciones.

El análisis y la observación del modelo actuante de dirección existente en esta realidad educativa cubana muestran, como tendencia y rasgo distintivo, que lejos que la propia institución determine la misión, esta es asignada por instancias superiores como respuesta a altas exigencias contenidas en amplios procesos de transformación social.

El análisis de tales peculiaridades permitió plantearnos como definición de dirección en condiciones especiales al proceso de dirección que responde a características de aceleración del curso normal o tradicional de los subprocesos que la integran, y en la que se aportan resultados concretos a corto plazo en respuesta a objetivos de máximo nivel y a una misión general, determinada por las exigencias de la sociedad y del sistema al que aportan los productos logrados.

Un ejemplo concreto y sobre el cual mostraremos determinadas experiencias se halla en la formación emergente de profesionales de la educación, donde se fija el cumplimiento de una misión en un plazo no acostumbrado para el dirigente y para los dirigidos, que suele ser corto respecto a los modelos tradicionales que se han seguido en la formación de este tipo de profesional y en los que el proceso de dirección tiene un papel esencial.

Se mantiene el cumplimiento de los principios y las funciones de dirección, pero se distinguen por las exigencias que señalan la necesidad de dar rápida respuesta, eliminando con total certeza las diferencias existentes entre el nivel de preparación inicial y real, y el que se requiere en las condiciones objetivas del marco normativo del nivel de educación para el cual se forman profesionalmente. Su impacto social exige resultados de alta calidad.

En la sociedad cubana existen otros ejemplos en el área de la salud, en el área jurídica, en el propio modelo que se está gestando de escuela como microuniversidad, donde se forman profesionales con iguales características en cuanto a plazo de tiempo, plan de estudio y exigencia social.

En estos, como generalidad, los principios y las funciones de dirección se deben potenciar, sin dejar poco margen para el ensayo-error, por lo que los dirigentes y dirigentes subordinados han de demostrar:

La dinámica de la dirección se acelera en grado sumo, acompañada de un riguroso control del estado del proceso, por lo que es de importancia reconocer los niveles de alta interrelación en que ocurre la actividad de dirección; nos referimos al nivel de escuela (nivel mezo) y al nivel de aula (nivel micro) y la necesidad de involucrar y transformar a todos los agentes socializadores que ejercen mayor o menor influencia en la formación de los sujetos.

Valle A precisa que “los cambios educativos como procesos ocurren en diferentes niveles: el nivel de aula y maestro que es donde se producen las principales modificaciones; y en la instancia al nivel de escuela que es donde tiene lugar la confluencia de los agentes esenciales de la educación...”.1

Defendemos la posición de que la dirección del proceso educativo se debe caracterizar porque se realice dentro de amplios procesos de comunicación, donde se debata con sistematicidad, el proceder a favor del logro de mayor coherencia entre las acciones que se diseñen y los objetivos del nivel de educación, mayor coherencia entre los modelos concebidos y las formas de actuar que llegan al escolar, para lo que han de tenerse en cuenta los referentes filosóficos, sociológicos, psicológicos, pedagógicos y didácticos, que se manifiestan en estrecha relación y avalan el trabajo.

Se potencia la relación escuela-sociedad, en tanto, ofrece en breve tiempo un producto directo. Ello exige de un alto nivel de compromiso con la tarea por cada uno de los miembros del colectivo, rompiendo la dicotomía entre las áreas de trabajo, y garantizando la efectividad de las acciones en cada plazo fijado para el logro de la meta.

Se considera que el sistema de relaciones comprende tanto las relaciones internas como las relaciones externas, en que se involucra a todos los participantes en el proceso de dirección que acontece en la institución escolar y fuera de ella, por medio de las distintas actividades que consolidan a la escuela como un sistema abierto.

LA PLANEACIÓN, SU IMPORTANCIA EN EL PROCESO DE DIRECCIÓN EN CONDICIONES ESPECIALES

La planeación expresa una idea completa del contenido de la dirección del proceso educativo, de ahí su importancia, y se corresponde con la determinación de objetivos y contenidos, permite la calidad en las restantes funciones a partir de la forma en que se aproximen, cada vez más, a lo normado, a los objetivos trazados y a las necesidades de los sujetos.

Se evidencia la necesidad de una planeación general con una lógica articulación, con las planificaciones de cada área de trabajo que considere plazos parciales muy breves de cumplimiento y el correspondiente análisis de los resultados de la etapa que finaliza, precisando, en conjunto, logros, potencialidades, fortalezas, debilidades, condiciones reales y grado de calidad en el cumplimiento de objetivos parciales. Ello obliga a tener una gran coherencia en cada una de las acciones y, a su vez, a la realización de una dirección colectiva del proceso, en que el director y cada dirigente subordinado tengan claridad de objetivos, acciones para lograrlos y plazos de cumplimiento. Elemento esencial también es la organización escolar.

Con la participación de todos se produce el diseño, el ajuste y la remodelación de la planeación de acciones para cada etapa de trabajo. Esto se socializa tantas veces como sea necesario, retomando siempre la misión fijada, hasta que lo planeado se ajuste al modelo ideal de formación del profesional.

Es importante, desde este diseño, garantizar la integralidad del proceso, expresada en la coherencia en el diseño de las acciones de los diferentes subsistemas de dirección que existan en la institución. En relación con el tipo de profesional a formar, desde la prioridad que asume la formación de normas, valores y principios, se diseñan acciones que respondan al modelo de sociedad y a los retos que esta impone a la institución. Una vez que se diseñe cada etapa de trabajo, se velará por el cumplimiento estricto de lo planeado con su correspondiente evaluación.

Al considerar los criterios abordados por diferentes autores, hay cuestiones importantes a puntualizar sobre la planeación en función del tipo de dirección, que caracterizamos:

Ante cualquier posición que se analice, se reconoce la importancia de la planeación y sus ventajas; por medio de ella se ejerce la preparación para la dirección del proceso educativo, pues se puede prever objetivamente el conjunto de acciones que garantizarán la calidad con que se alcancen los objetivos trazados. Ella permite ajustarse a este ambiente social y dialéctico. Esta, de hecho, es esencial en la dirección en condiciones especiales.

Valle A conceptualiza la planeación como “proceso sistemático en el cual se realiza un diagnóstico de la institución y su entorno para determinar las potencialidades, las deficiencias y las barreras, un pronóstico donde se determina el estado final que, como posible tendencia de desarrollo en la institución, se puede alcanzar, un estado ideal alcanzable, constituido sobre la base de los resultados anteriores, y las vías más efectivas para alcanzar este”.2

La evolución del concepto y su contextualización a partir de las condiciones sociales y organizativas a que responda, los paradigmas que lo sustenten y que se integran en las acciones concebidas, reconocen la obligatoriedad de seguir un proceso que revele: cientificidad, sistematicidad, integralidad, calidad de las acciones diseñadas y dinámica particular de dirección. La dinámica de la dirección del proceso la entendemos como ‘‘la sucesión sistemática de acciones y operaciones del directivo, los dirigentes subordinados, docentes y estudiantes, concebidas para solucionar las contradicciones inherentes a la actividad de dirección en el proceso pedagógico, a partir de la misión y de los objetivos trazados’’.3

Estas acciones y operaciones deben estructurarse con tal flexibilidad que propicie la adaptación de sí mismo y de los demás sujetos a los elementos cambiantes, a determinadas influencias y momentos coyunturales que le imprimen variabilidad y riqueza creativa.

Uno de los elementos más notables en la dinámica de la dirección del proceso en condiciones especiales, es que se efectúa conforme a las exigencias propias de las condiciones especiales en que se ejecuta, donde el diagnóstico y su estricto seguimiento, la realización de remodelaciones sucesivas, la diversidad, certeza y creatividad en la toma de decisiones, el control de los resultados, el sistema de relaciones que se establecen y la reflexión sobre la práctica desarrollada y su repercusión en la sociedad, tienen gran implicación en el desarrollo profesional y personal de cada uno de los involucrados. La dinámica de la dirección del proceso, refleja la interacción dialéctica entre el aspecto externo e interno de la actividad de dirección; esta se conforma desde el momento de la planeación.

LA ORGANIZACIÓN EN EL PROCESO DE DIRECCIÓN EN CONDICIONES ESPECIALES

La organización escolar se potencia como elemento de singular importancia en la dirección del proceso en condiciones especiales, en tanto influye en todo el sistema de relaciones de la institución educativa,4 las que propician el desarrollo de aprendizajes superiores, en cada uno de los integrantes del proceso educativo: ella tiene un impacto en la actividad de dirección que realizan los directivos, en el modo de actuación que denota el logro de determinado nivel de desempeño profesional en los docentes y directamente en los resultados del aprendizaje de los escolares.

Se tendrá en cuenta, desde las acciones de planificación y organización, potenciar el desempeño profesional de cada participante del proceso. Es preciso determinar cómo han de fluir cada uno de los procesos formativos, qué interrelaciones le han de ser propias, considerando el contexto, los recursos y el tiempo en que se desarrolla.

La concepción que asumimos respecto a la organización escolar como ciencia conduce a precisar cuestiones como las siguientes:

Hay autores que abordan la relación existente entre didáctica y organización escolar como expresión de la presencia de las relaciones entre lo general, lo particular y lo singular, como demostración de que la organización escolar penetra todo el ámbito escolar. Al respecto, se plantea que “…todas las acciones organizativas ‘exteriores al aula’ tienen influencia en ella y, sobre todo, porque en el aula se dan procesos organizativos de tiempo, del espacio, de los materiales, que constituyen una parte sustantiva de la actividad. La clase es también una organización y en su seno se desarrollan procesos específicamente contemplados bajo el prisma formal de la Organización Escolar”.8

La organización escolar atiende a todos los factores que condicionan el proceso de formación del hombre, dentro y fuera de la institución educativa; ello conduce a atender la disposición correcta y eficaz de todos los recursos materiales y humanos, las coordinaciones a realizar en el sistema de trabajo con la participación de cada uno de los agentes que influyen en el desarrollo del proceso educativo para el logro de la coherencia en las acciones, el sistema de interrelaciones externas e internas de la institución educativa, la disponibilidad y el uso racional de los espacios físicos, del tiempo para realizar las tareas planificadas, la instrumentación de las normas y disposiciones contenidas en reglamentos, circulares, los aspectos contenidos en el modelo de escuela, la forma de ejercer el mando, los estilos y métodos para el desarrollo de las acciones, entre otros elementos de importancia que garantizan el cumplimiento de la misión de la institución educativa.

Existen varias definiciones de organización escolar. Por nuestra parte, la definimos como sistema integral de elementos teóricos, metodológicos y prácticos que aseguran el funcionamiento de la institución educativa, en correspondencia con el encargo social a ella asignada, potenciadora de desempeños que garanticen el desarrollo personal e institucional.

AMPLITUD DEL CONTENIDO DE LA ORGANIZACIÓN ESCOLAR

Se comprende, entonces, la variedad de aspectos concernientes a la organización escolar, necesarios para dar cumplimiento a los planes y metas trazadas regidas por el modelo general y particular de escuela.

El análisis de la contextualización de cada uno de estos elementos hace que determinemos las siguientes dimensiones para el análisis y la evaluación de la organización escolar, producto de la experiencia investigativa en el proyecto “La organización de la escuela primaria como microuniversidad para la potenciación del desempeño profesional pedagógico y del aprendizaje escolar”. Por su carácter generalizador, se aplicaron a la experiencia de dirección de proceso en condiciones especiales:

Características de la organización escolar en la dirección del proceso en condiciones especiales:

Carácter flexible: el cambio educativo exige determinada flexibilidad organizacional, trabajo integrado, menos especializado, optimización del aprendizaje, actitudes cooperativas en el desarrollo de las diversas actividades que se desarrollan. Para que esta flexibilidad sea dada, son esenciales sensibilización, comprensión y compromiso ante la necesidad de cambio y de las acciones que ello trae consigo.

Carácter dinámico: los elementos que le son propios asumen la dinámica del proceso, pero con objetividad y cientificidad.

Carácter integral: abarca todos los aspectos de la vida escolar, dentro y fuera de la institución educativa (familia, comunidad, otras instituciones), y posibilita que se cumpla con su función socializadora.

Por demás, la organización escolar posee un sistema estructurado de elementos con características propias y que, a la vez, guardan estrecha interdependencia, actúan uno sobre otro, formando un todo íntegro.

Lo contextual: organizar la institución educativa en tales condiciones requiere de un tratamiento multidisciplinar y de un conocimiento integral de la escuela y del nivel de educación correspondiente, del marco normativo en que se desarrolla; por tanto, se requiere de determinado grado de preparación de todos los implicados, que posibilite y fundamente por qué asumir determinado diseño organizativo.

El Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP) señala que las ‘‘transformaciones que se demandan a la escuela en la actualidad deben estar dirigidas a remodelar su funcionamiento para que cumpla con mayor eficiencia el papel socializador que le corresponde’’.9

Lo interactivo: las acciones deben considerar que el docente ocupa un polo importante, por ser quien materializa todo el diseño que se realiza desde las instancias superiores y debe asumir una posición mediatizadora, y a la vez, coprotagonista, al conducir el proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que su participación ha de considerarse desde el diseño de acciones propias del proceso educativo.

Lo habitual puede estar dado en la contextualización del modelo, considerando la forma de organización a asumir de acuerdo con sus espacios físicos, recursos, nivel de desarrollo del desempeño de directivos y maestros; a ello han de atemperarse nuevas formas organizativas que den lugar al cumplimiento de las funciones de forma acelerada, las que también penetran toda la vida organizativa de la escuela; entonces, las características de flexibilidad, dinamismo e interactividad se potencian en unión a las de contextualización e integralidad.

Para ello, es imperativo partir del diagnóstico institucional, que abarque cada una de las dimensiones propuestas. Seguidamente, determinar las regularidades que amenazan el desarrollo de una organización escolar eficaz, definir claramente qué hacer, cómo, cuándo, para qué, con quién o quiénes, dónde, en atención a la dualidad de funciones fijadas.

Incluye la reflexión sobre cuáles son las necesidades, los intereses, los motivos y las aspiraciones del personal involucrado en el desarrollo de las acciones.

El consejo de dirección se enfrenta a la tarea de considerar los criterios que sobre la labor de la institución educativa poseen funcionarios, directivos, otros miembros del colectivo, la familia y miembros de la comunidad, los resultados del diagnóstico del escolar y del grupo, y las transformaciones logradas en estos, valorar su participación en las actividades del centro y de la sociedad, y su capacidad movilizadora.

Conclusiones

La introducción de resultados científicos en la práctica educativa es una etapa de la investigación que, aunque es reconocida como tal, está poco fundamentada en la literatura científica y en la práctica es un problema de actualidad, tanto en el ámbito internacional como en el nacional.

La introducción de resultados científicos en educación debe considerar las características del objeto social que se investiga y, por lo tanto, esta etapa tiene características específicas.

Dado que la investigación educativa es un proceso, sus etapas manifiestan este carácter procesal; por ello, la introducción de resultados puede dividirse en sub- etapas, que son la constatación empírica parcial del resultado a nivel de la muestra utilizada, la aplicación o incorporación estable del resultado a nivel de la población y la generalización del resultado, al trascender la población determinada en su aplicación.

Todos los factores involucrados en la introducción de resultados científicos en educación deben establecer relaciones de coordinación e intercambio sistemático, así como considerar la capacitación de los sujetos involucrados en este proceso.

Requiere asumir un nuevo estilo de trabajo, que promueva en dirigentes y dirigidos el intercambio mutuo en la búsqueda de soluciones; que estimule al que dirige a integrarse cada vez más al grupo, a sentirse parte de este, a influir y dejarse influir, a otorgarle a los sujetos una función más protagónica.

Las acciones que se realicen han de considerar el papel de una dirección, en tanto, parte del diagnóstico institucional para la concreción y la objetivación de cada una de las acciones. A ello se suma el carácter verdaderamente democrático de las acciones, buscando la coherencia en el sistema de influencias que se ejerza sobre todos los protagonistas y miembros del proceso de dirección, lo que incluye con fuerza a la familia y a las instituciones de la comunidad.

Resulta también muy significativa la evaluación constante de cada una de las acciones que posibiliten el logro de determinados resultados y que contribuyen, en alguna medida, al cumplimiento de la misión. Se ha de ser lo más preciso posible desde el diseño inicial de las acciones.

Los procesos de metacognición se han de potenciar también en cada sujeto, en tanto permiten reflexionar sobre las condiciones de la actividad, las estrategias desplegadas, que han posibilitado y posibilitarán la solución de los problemas relacionados con la estructuración de cada momento, de cada actividad y la forma en que se estructure, y luego, mediante el control valorativo, comparar las acciones realizadas con el resultado alcanzado, para hacer las correcciones necesarias.

 

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