Varona

No.46   Enero-Junio 2008.    ISSN: 1992-82

Vigencia en la interrelación de los centros docentes y la comunidad

Validity in the interrelationship of the school and the community

Dr C Argelia Fernández Díaz. Profesora Titular. ISP “Enrique José Varona”

Recibido marzo de 2007   Aceptado abril de 2007


RESUMEN

El presente artículo trata de dar respuesta a la necesidad de la interrelación de las influencias educativas de los centros docentes con la comunidad. Sobre la base de fundamentos teóricos desde la Filosofía, la Sociología y la Psicología, y las normativas vigentes, se asevera la necesidad de la interrelación de las influencias educativas con un mismo fin.

Se incluye la presentación de directivas estatales que explicitan aún más esta necesidad, su vigencia y perspectivas. Otro propósito es que se promueva la reflexión en los lectores sobre la temática que se presenta y que lleguen a sus propias conclusiones, lo que esta autora agradece, si se le comunica.

PALABRAS CLAVE: comunidad, interrelación de los centros docentes con la comunidad, diversidad, concepción desarrolladora de la personalidad.

ABSTRACT

This article ratifies the previously stated and tries to give answers on how to confront such themes relating to the necessity of the interrelation between the influence of educative centers and the community. These answers stem from the basis of theoretical fundaments of Philosophy, Sociology, Psychology and the current norms that acerbated the necessity of the interrelation of the educative influences to one common end. Included are the state directives, which explicate even further the necessity of its validity and perspectives. Another purpose is to promote thoughts within the readers of this theme in order for them to reach their own points of view, and the author would love to hear from the readers.

KEYWORDS: community, interrelation of the teaching centers and the community, diversity, developed conception of the personality.

Introducción

Se conoce que el encargo social asignado a las instituciones docentes de cualquier Estado y bajo cualquier sistema social, es decir, de manera universal, es el de satisfacer la formación de los ciudadanos de esa sociedad en cuestión, lo que afirma el carácter histórico-clasista de la educación. No existen dudas, por tanto, de la importancia que se le concede a la educación como fenómeno social y

que ha estado presente desde el propio surgimiento de las agrupaciones humanas.

Múltiples preguntas se pueden hacer ante esta necesidad de la educación del ser humano: ¿qué es educar? ¿Para qué se educa? ¿Cómo? ¿Con qué medios? ¿A quién se educa? ¿Quién educa? ¿Qué problemas inciden en la educación? Estas son preguntas a las que se le da respuesta desde el quehacer de pedagogos, sociólogos y psicólogos, entre otros. Pero aún estas interrogantes están vigentes por la propia interacción en la sociedad y los cambios que con ella se producen a lo largo de la historia de la humanidad.

El criterio toma como punto de partida la reflexión sobre la necesidad de que intervengan de forma interrelacionada todas las influencias educativas provenientes de los propios centros docentes, la familia y la comunidad como agencias socializadoras.

Al afrontar esta temática se pretende que se evidencie una respuesta a si es necesario interrelacionar las influencias educativas de los centros docentes, la familia y la comunidad. A lo largo de la historia educacional en Cuba esta idea ha sido una intención permanente en los educadores, entre ellos se encontraban Martí J, Valdés M, Varona E J, entre otros. Se evidencia así que la interrelación entre los centros docentes y la comunidad estuvo presente en las ideas y acciones de los profesores cubanos en el período prerrevolucionario.

Es obvia la importancia que se le concede a la interrelación de las influencias educativas en la formación de la personalidad desde el contexto escolar. Sin embargo, se refleja hoy día la necesidad de continuar preparando a los profesores y otros profesionales para esta labor. En investigaciones realizadas por el grupo de profesores que pertenecen a la Cátedra de Comunidad-Escuela del Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona” en el evento científico de Ciencias de la Educación que se celebró en junio de 2006, se reflexionó sobre las pocas acciones concretas con la comunidad por parte de los centros docentes, que son escasas las investigaciones de centros al respecto y que, en muchas ocasiones, las acciones son aisladas y carecen de un fundamento científico.

Si el fin último de la educación y la función social de las instituciones docentes es la formación de la personalidad como forma superior de autorregulación en el ser humano, es importante tener en cuenta que la propia actuación del mismo se manifiesta y desarrolla en los sistemas de interrelación que establece en su medio social, a través de la actividad y la comunicación. De ahí que el proceso pedagógico no puede estar al margen de personas capacitadas o potenciadas, además de los educadores y la familia, ya que la vinculación entre estas fuerzas facilita, en gran medida, la relación individuo-sociedad.

Desarrollo

¿Qué fundamenta la interrelación de los centros docentes, la familia y la comunidad para la atención a la educación de la diversidad en función de la calidad, desde una concepción desarrolladora de la personalidad?

El enfoque que a juicio de la autora ofrece una fundamentación más acertada al desarrollo de la personalidad desde lo psicológico, es el histórico- cultural, cuyo iniciador es Vigotsky L S (1896-1934), quien es el fundador del enfoque histórico-social.

Según el psicólogo Corral R, los axiomas que caracterizan la fundamentación de la propuesta de Vigotsky son:

Al hacer una valoración de estos axiomas se hace evidente la necesidad de la relación social para la formación y desarrollo de la personalidad.

¿Cuáles son los postulados y las leyes fundamentales del enfoque histórico-cultural?

Las condiciones biológicas se constituyen en necesarias, pero lo psíquico no es su producto inherente; en el ser humano se entrecruzan dos tipos de historias: la evolución biológica y la historia de la cultura. El desarrollo psicológico humano es de naturaleza social y cultural; las funciones o procesos psíquicos superiores son propios del ser humano, por su naturaleza social y cultural.

La ley fundamental del desarrollo planteada por Vigotsky considera que “…cualquier función psicológica superior en el proceso del desarrollo infantil se manifiesta dos veces, en primer lugar como función de la conducta colectiva, como la organización de la colaboración del niño con las personas que lo rodean; luego, como una función individual de la conducta, como una capacidad interior de la actividad del proceso psicológico en el sentido estricto y exacto de esta palabra…’’.2

Al hacer un análisis de esta ley se puede expresar que cada momento del desarrollo de la personalidad se caracteriza por una peculiar y particular combi- nación de factores internos y externos, lo que se condiciona por las vivencias que tiene el sujeto en esa etapa de su vida, además de los nuevos logros o desarrollos psicológicos de la etapa. Por ello, hay que dedicar especial atención a cómo se establece la interrelación de los centros, la familia y la comunidad en función de las tareas propias de cada edad; esto daría respuesta a sus demandas y las acciones de esos factores externos contribuirían a la formación y desarrollo de la personalidad.

Vigotsky hace énfasis en que la vivencia posee una orientación biosocial. Además, esto determina de qué modo influye sobre el desarrollo del niño uno u otro aspecto del medio. Reitera que lo esencial no es la situación por sí misma en sus índices absolutos, sino el modo en cómo vive dicha situación.

Se resume, por tanto, que las diferentes experiencias, sucesos, acontecimientos que enfrenta el sujeto y el significado que da a todas las influencias de personas, grupos e instituciones depende precisamente de las vivencias que el sujeto tenga en las mismas, cómo afectaron estas su subjetividad y qué orientación le dan a su vida, en el momento histórico concreto en que viven. Se reitera así que todo el desarrollo psicológico del ser humano es un producto de la mediación que ejercen las personas, los objetos, los instrumentos, los signos y los significados en el sujeto en desarrollo. Los “otros”, según Vigotsky, son los portadores del contenido de la cultura que al interactuar con el sujeto, promueven su desarrollo.

Por tanto, se hace necesaria la presencia de otros, como bien destaca Vigotsky, para el desarrollo de la personalidad, lo cual corrobora la necesidad de la interrelación de los centros docentes, la familia y la comunidad que permita un accionar donde se produzcan vivencias para los sujetos que puedan orientar su vida de una forma más plena y desarrolladora.

Se hace énfasis, por tanto, en que el preparar al ser humano para su vida y su inserción social significa que se implique en la construcción de sus propias estructuras de conocimiento, que se implique en el proceso de creación y transformación, en su propio proceso pedagógico. La inserción social depende de cómo llega lo mejor de la sociedad a él, lo que demanda que sea transmitido por la propia experiencia de quienes ya lo vivenciaron.

Al respecto, el psicólogo cubano Calviño M expresa que ‘‘…la condición de ciudadano se instituye psicológicamente como una actitud que define el sujeto para sí, y que supone la conformación, dentro de su proyecto de vida, de patrones de comportamiento de interacción-participación en la vida sociopolítica de la sociedad, la participación en el proceso de generación de condiciones de vida más beneficiosas, más plenas y mejores para él y los otros…”.3

Si se toma el criterio de qué es una influencia educativa, y se analiza lo planteado por el autor Blanco A: “Acciones que se ejercen con el objetivo de asegurar la asimilación y reproducción de toda la cultura anterior, así como de las relaciones sociales existentes. Generalmente actúan como procesos de cooperación y comunicación social, y se pueden clasificar en: intencionales y no intencionales, sistematizadas (centro docente) y no sistematizadas (otras agencias socializadoras), influencias especializadas (profesores, instructores) o no especializadas (padres, amigos, vecinos, entre otros) ...”.4

Se puede, por tanto, inferir la necesidad de aunar esfuerzos en función de que estas se conjuguen con un mismo fin educativo, no solamente para asimilar y reproducir la cultura, sino también para contribuir a transformarla. Esto es válido, ya que en cada ser humano se revelan los valores con que se enriquece la sociedad en su conjunto. Vigotsky hace énfasis en que en la vivencia es donde se articula el medio en su relación con la persona, la forma en que ella vive y además se manifiestan las particularidades del desarrollo de su propio “yo”.

Por ello, se reitera la necesidad de que se funda- mente, además de lo psicológico, lo relacionado con lo sociológico, filosófico y pedagógico, por qué y para qué la interrelación de los centros docentes y la comunidad, tomando en consideración que la comunidad comprende dos entornos: el propiamente comunal y el familiar.

La familia como uno de los entornos de la comunidad constituye el grupo social primario, en la que se inicia el crecimiento de la personalidad, por su función educativa es importante que los centros docentes se interrelacionen con ella en función de aunar estos esfuerzos educativos con un mismo fin. Es bien conocido que la influencia educativa de la familia sobre sus miembros puede ser intencionada o no.

La familia ejerce una influencia sobre sus miembros de forma no intencionada cuando la conducta de los adultos es tomada como modelo por los hijos, que imitan el comportamiento de los padres y otros familiares que conviven con ellos, cuando incorporan sus formas de actuar, gestos, expresiones, entre otros. Los comentarios e ideas expresadas, el estado de ánimo manifiesto, también inciden, aunque no se lo hayan propuesto.

Se destaca que la influencia educativa de la familia es intencionada cuando se propone contribuir a la formación de valores, reglas y hábitos, para lo cual proporciona información, felicita los aciertos, sanciona las violaciones, ejemplifica cómo hacerlo o cómo se deben comportar, entre otros.

La familia aparece, así como insustituible y sus influjos educativos, a partir de ello, proponen patrones de conducta a sus miembros, que están condicionados por la propia sociedad, la propia estructura social de la familia y por la educación familiar.

La tarea principal de la familia es la socialización del sujeto, pues esta constituye el espacio primario que permite la asimilación de la cultura humana y, a su vez, contribuye a perpetuarla.

En el otro entorno de la comunidad, el propiamente comunal, que interactúa junto a la familia con el centro docente, se presenta como una gama de influencias educativas que provienen de las diferentes agencias socializadoras enmarcadas en las instituciones sociales presentes en la comunidad, además de los vecinos que conviven en ella. Todos esos agentes socializadores constituyen, por estar potenciados para ello, un arsenal de influencias educativas a tener presentes por el centro docente. Se puede, por tanto, inferir la necesidad de aunar esfuerzos en función de que todas las influencias educativas se conjuguen con un mismo fin educativo. Se trata de que el centro docente se convierta en una institución para las relaciones sociales, que busque en unión de las otras influencias educativas, el encargo social a ella asignado.

Es decir, el centro docente como parte del entorno comunal, puede establecer relaciones sociales, al emprender acciones conjuntas con su entorno comunal con un fin educativo; al igual que lo ha hecho siempre con la familia. De hecho, no de una forma casual o fortuita, sino con un sistema de influencias preestablecido.

Para ello, es importante establecer qué realmente se hace, si es que el centro docente va a tomar lo que pueda de las influencias de la comunidad, o viceversa. Por lo que es importante, además de determinarlo, conocer el propósito y definir lo que se establecerá. A juicio de esta autora es importante establecer una interrelación del centro docente, la familia y la comunidad, todo lo cual garantiza no solo que el centro docente cumpla el encargo social asignado a él, sino también que contribuya a la transformación educativa de la comunidad. Con este propósito la autora define la interrelación del centro docente, la familia y la comunidad.

El vínculo entre los centros docentes, la familia y la comunidad, que se concreta en acciones orientadas a la solución colectiva, al aunar todas las influencias educativas en función de garantizar el intercambio, la colaboración e integración en el proceso pedagógico que se lleva a cabo en el centro docente y la contribución a necesidades educativas de la familia y la comunidad.

En Cuba se evidencia, hoy más que nunca, la necesidad de que se lleve a la práctica la interrelación de las influencias educativas en función de la formación integral de la personalidad del sujeto que contribuye a perpetuar las ideas sociales vigentes. Desde el propio triunfo de la Revolución esta idea queda expuesta cuando en la Ley No. 680 del 23 de diciembre de 1959 en el aspecto de los factores se enuncia que “…Para llevar a vías de hecho los fines señalados en las bases precedentes, no solo es indispensable una reforma técnica (…) sino que también se requiere al efecto la colaboración real del pueblo cubano, los líderes políticos, los demás órganos de la opinión pública, los profesores, los estudiantes, los padres de familia, los organismos culturales y cívicos, la sociedad toda en una palabra. Las reformas simplemente decretadas, sin la cooperación de factores implícitos en ellas, resultan estériles…”.5

Esto se mantiene presente cada año en las orientaciones que emanan del Ministerio de Educación para cada tipo de enseñanza, lo que se corrobora con la lectura de los objetivos priorizados de este organismo para el curso escolar.

Además, en cada uno de los objetivos presentes por año en el Modelo del Profesional de los Profe- sores Generales Integrales se revela la realización de acciones con la familia y la comunidad, en los cuatro primeros años, bajo la asesoría del tutor, y en el quinto, de forma autónoma.

Hoy día, se corrobora esta necesidad cuando se hace énfasis y se declara que cada centro docente debe ser un Palacio de Pioneros. Ello evidencia que se puede contar con las fuerzas potenciadas de la familia, los vecinos y las instituciones presentes en el entorno comunal con el cual interactúa el centro docente, para emprender acciones conjuntas en contribución a la orientación vocacional.

La idea de la creación de los consejos de escuela, que sigue vigente en Cuba, lleva a fortalecer los lazos entre todos, para garantizar la eficacia del proceso pedagógico y la continuidad de los fines previstos por el Sistema Nacional de Educación. En la Resolución Ministerial número 400 / 7, se plantea que “...El Consejo de escuela es la organización educacional de base que cuenta con la presencia de padres, la familia y los integrantes o dirigentes de las instituciones de la comunidad. Constituye la vía adecuada para vincular la escuela con esta, de forma tal que conjuguen los esfuerzos de todos, alrededor de las labores de la escuela, a la vez que extienda su función educativa a los miembros de la comunidad...”.6 Es oportuno destacar lo que expresa el ilustre pedagogo Freire P, cuando plantea que “…La calidad de la escuela deberá ser medida no solo por la cantidad de contenidos trasmitidos y asimilados, sino igualmente por la solidaridad que entre los seres humanos se haya construido y por la posibilidad de todos los usuarios de la escuela, incluidos padres y comunidad, tuvieron de utilizarla como un espacio para la elaboración de la cultura…”.7

En los documentos normativos se refleja de alguna forma la necesidad de la interrelación de las influencias educativas, como se trata de evidenciar en este artículo; de forma general, no en todos los centros docentes se asume la realización de acciones conjuntas con la familia y la comunidad. Además, prevalecen como acciones concretas con el entorno familiar y comunal, las reuniones de padres y acciones esporádicas con algunos actores o sectores de la comunidad. Esto corrobora la necesidad de un estudio minucioso por las diferentes instancias que de alguna forma tienen que ver con el cumplimiento de los objetivos que se propone el Ministerio de Educación, ya que se ha demostrado, a lo largo de la historia educacional en Cuba y a nivel universal, lo necesario de la interrelación de las influencias educativas en la formación de la personalidad de cualquier sujeto.

La necesidad y vigencia está presente desde lo que se explicita en las normativas del Ministerio de Educación y la teoría que sustenta la Pedagogía cubana.

Las orientaciones son precisas y se cuenta con un arsenal teórico actual en la literatura de varios autores del país, que sin repetir lo que hacen otras personas, sino desde la creatividad del profesor se puede contar con metodologías que avizoren un trabajo menos empírico en la interrelación de los centros docentes y la comunidad.

Sin embargo, ¿cuáles son las perspectivas? Se considera que las perspectivas serán positivas en la medida en que se tome conciencia por parte de los profesores y profesoras de la necesidad, y el aporte que brinda al desarrollo de la personalidad, cuando se unen todas las influencias educativas con un mismo fin. Múltiples vías se pueden utilizar en unión de todas las instituciones sociales presentes en la comunidad y que se cuenta, además, que en Cuba las organizaciones de masas tienen como función principal, aglutinar y movilizar en el cumplimiento de tareas sociales útiles en las diferentes esferas: políticas, culturales, educativas, productivas y de salud. Por tanto, también buscan la transformación y el beneficio general de la propia comunidad en cuestión. Todo ello en aras de fortalecer los principios que rigen el sistema social imperante.

Conclusiones

Se resume, por tanto, de estas reflexiones que la vigencia de la interrelación de las influencias educativas del centro docente y la comunidad, se fundamenta desde la necesidad de la formación de la personalidad con un mismo fin educativo, en los diferentes contextos en los cuales el sujeto interactúa.

 

Referencias

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  2.  VIGOTSKY L S. Obras Completas. T. 6. Primera reimpresión. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 1995. p. 109.
  3. CALVIÑO M. ¿Cómo se forma un ciudadano? En rev Temas, No.35, oct-dic, 2003. p. 63.
  4. BLANCO A. Introducción a la Sociología de la educación. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2001.   p. 41.
  5. BELL J, LÓPEZ D, CARAM T. Documentos de la Revolución Cubana 1959. Cambios fundamentales en el Sistema educacional. Bases y normas legales reguladoras de la Reforma Integral de la enseñanza. Ley No. 680,     23 de diciembre de 1959. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 2006. p. 221.
  6. MINISTERIO DE EDUCACIÓN. CUBA. Consejos de Escuela Resolución Ministerial 400/78. 1978. p. 4.
  7. DÍAZ C. De la liberación a la esperanza. Paulo Freire y su Educación Popular. Santiago de Chile: 1999.

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