Varona

No.45   Julio-Diciembre2007.    ISSN: 1992-82

¿Cómo brindar atención a los alumnos concursantes de la Escuela Media Básica cubana actual?

How to gif attention to contestant’s pupils in the now a day Cuban Secondary School?

M Sc Ana María Abello Cruz. Asistente. ISP” Enrique José Varona”

Recibido julio de 2006   Aceptado febrero de 2007


RESUMEN

El trabajo ofrece una aproximación al tema de la atención diferenciada que los concursantes –en el Nivel Medio Básico– demandan y exigen de los docentes que los instruyen y educan, por medio de la definición del término alumnos concursantes y de sugerencias para materializar ese apoyo pedagógico encaminado al desarrollo de la formación cultural de dichos estudiantes.

PALABRAS CLAVE: concurso, concursantes, atención a la diversidad, formación cultural.

ABSTRACT

This study offers an approximation to the subject of attention to individual differences which –secondary school students– demand and require from teachers who educate them. Through the definition of contestant’s pupils and the suggestions on how to elaborate that pedagogical aid aimed at the development of a cultural formation in the students.

KEYWORDS: contest, contestants, attention to diversity, cultural formation.


Introducción

 La tarea de atender a los alumnos concursantes es una de las formas de manifestarse la atención a lo singular, a la diversidad –cuyo privilegio no implica en modo alguno la desatención de lo general, de lo común. Esta tarea alcanza hoy, niveles de exigencia superiores ante la necesidad de desarrollar, como parte de la Batalla de Ideas, la cultura de los cubanos, sobre todo la que exhiben los adolescentes de nuestros días, que serán los hombres y las mujeres del mañana. Es un contexto en el que, por lógica, aumentan el reconocimiento y el valor de la lengua materna como vehículo de transmisión de las ideas, y en el que las estrategias del Ministerio de Cultura y de la esfera ideológica del Partido Comunista para esta Batalla de Ideas se centran en la promoción de lo mejor de la cultura universal, la defensa de la cultura nacional, la relación entre cultura y calidad de vida y la preparación del pueblo para aquilatar y juzgar el arte.

Del título del presente artículo –concebido, no por casualidad, en forma de interrogante– pueden ser inferidas otras preguntas; por ejemplo: ¿a qué llamamos alumnos concursantes?, ¿en qué consiste que les brindemos atención?, ¿cuándo y cómo atenderlos?

A ofrecer puntos de vista que les den respuesta, se dedicará el texto que sigue.

Desarrollo

En el documento inicial de trabajo del Ministerio de Educación (MINED) “La enseñanza-aprendizaje de la lengua materna” (2004), se asevera: “El niño adquiere su lengua materna mediante un singular aprendizaje activo que atraviesa por diversas y complejas etapas o fases. Esa lengua –además de un eficaz medio de comunicación y de elaboración del pensamiento y un importantísimo componente de la nacionalidad, profundamente ligado a nuestra identidad, a nuestra cultura– es una poderosa herramienta de trabajo, imprescindible en el aprendizaje de todas las asignaturas. De ahí que los pedagogos insistamos en el papel sobresaliente del lenguaje en la transmisión y la asimilación del conocimiento en las clases y fuera de ellas”.1 Es, por tanto, otro llamado a justipreciar y valorar tanto nuestra lengua materna como su estudio adecuado, por constituir un elemento primordial que define la identidad nacional y continental.

De todas las actividades docentes encaminadas al desarrollo de un esmerado empleo de la lengua materna, según el criterio de esta autora, la participación en los concursos de conocimientos y habilidades en todos los niveles de educación, y en especial en la Secundaria Básica, se sitúa en un lugar privilegiado –sobre todo para el desarrollo de la formación cultural de los concursantes–, pues se comparte el criterio de Delors J que sintetiza la trascendencia de este nivel de educación cuando afirma que “la Secundaria Básica es el eje de toda una vida”,2 debido a “su implicación en la vida de los adolescentes, que tiene que prepararlos para la enseñanza superior o para el ingreso en el mundo laboral y por consiguiente, preparar a los jóvenes para su vida adulta”.3 Si se considera que “los concursos de conocimientos y habilidades constituyen una importante vía para motivar, estimular e influir en la formación de valores y otros importantes elementos de carácter formativo. Constituyen espacios fundamentales para que los alumnos interesados en determinadas asignaturas puedan profundizar en ellas”4; la afirmación subrayada alcanza plena significación.

En la Estrategia General de la lengua materna, al valorar (entre las direcciones de trabajo) el trabajo metodológico diferenciado, se afirma certeramente: “De manera particular debe propiciarse la celebración de concursos y actividades diversas en coordinación con las instituciones culturales de la comunidad”,5 y se incluye como una de las acciones a acometer la que sigue: “Celebración de diversas actividades en función de realzar, de manera específica, la importancia del idioma; en particular, se le prestará mucha atención a la celebración de concursos...”.6

Como se aprecia en las citas anteriores, en los documentos normativos siempre se les ha otorgado, a esas fiestas del saber en qué se constituyen los concursos de conocimientos y habilidades, la importancia que estas revisten. Sin embargo, sería oportuno precisar ahora –como se avisó en la introducción– qué entendemos por la condición de alumnos concursantes.

Si se trata de aclarar el significado de la voz primitiva de la familia de palabras (concurso), hallamos que este término está registrado en nuestro idioma desde 1490, que se deriva de la palabra latina concursus y esta, a su vez, de correr. Si se localiza una definición actual de concursante, la encontramos así: “1.Que concursa. || 2. Persona que toma parte en un concurso convocado para otorgar premios, seleccionar personas, conceder la ejecución de obras o la prestación de servicios”.7 Si lo que buscamos son vocablos contextualmente equivalentes; es decir, sinónimos, entonces participante, rival, competidor estarían en esa lista.

Teniendo en cuenta lo anterior, en lo adelante la autora considera de esa manera a los estudiantes que profundicen en las disciplinas curriculares por cualquiera de estas dos vías: la de su participación en los concursos de conocimientos y habilidades; y la del enfrentamiento en el grado terminal de la Secundaria Básica a exámenes de oposición para el ingreso, tanto del hijo del campesino más humilde como del intelectual más talentoso del país, en centros vocacionales que permitan la continuidad de sus estudios –léase Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Exactas, Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, y otros–, sobre todo si se considera el examen de oposición como una coyuntura en la que se tensionan las capacidades individuales del alumno concursante.

Cabe entonces que se medite sobre lo siguiente:

¿acaso todos los concursantes son alumnos talentosos o superdotados?

Juzgamos acertado que, para acercarnos a responder lo anterior, sean conocidos los criterios que los doctores Castellanos D y Torres O, dos estudiosos de este peculiar tema relacionado con el talento, han manifestado en la obra Talento: estrategias para su desarrollo en el contexto escolar, acerca de los rasgos que pueden permitir al profesional de la educación primero distinguir, y después atender a los estudiantes talentosos, llamados así por ella y superdotados, según él.

A continuación, aparece un resumen de la caracterización que acerca de este tipo de alumno nos presenta el Dr. C Torres O en su artículo “¡Atención, educadores! ¿Quiénes son los estudiantes superdotados y talentosos?”:

Seguidamente, se ofrece el criterio de la Dr C Castellanos D en relación con la lista de rubros y rasgos característicos habitualmente aludidos para registrar a los estudiantes talentosos. Dichas opiniones fueron expuestas en el artículo “El estudiante talentoso y sus necesidades educativas especiales”:

‘‘Potencial creativo:

‘‘Motivación:


‘‘Otros:

9  ‘‘Pueden ser muy apreciados y respetados por sus compañeros: llevan a los demás a trabajar en los planes que ellos se proponen y pueden ser líderes en sus grupos.’9’

Vale destacar que coincidentemente los dos autores mencionados explicitan la idea de que los estudiantes talentosos y superdotados requieren y reclaman, de los docentes, que interactúan con ellos un tratamiento especial: “una respuesta educativa diferenciada y también especializada. Ello presupone considerar dos principios fundamentales: el de la igualdad, que consiste en ofrecer oportunidades y apoyos por igual a todos (…), y el de la equidad, que se refiere a brindar las oportunidades y apoyos enriquecidos necesarios, según las excepcionalidades, intereses, capacidades y otras características personales”10; pues son alumnos que tienen necesidades educativas especiales; o sea, “demandas y requerimientos individuales/grupales de aprendizaje y de opciones educativas y diferenciadas que generalmente no quedan cubiertas por los programas regulares y que se sustentan en la diversidad o variabilidad de los estudiantes que asisten a un centro educacional”.11

La investigación desarrollada por la autora del presente artículo con los alumnos concursantes que participaron representando a la Capital en el Concurso Nacional de Español-Literatura corroboró lo sistema- tizado por los especialistas citados. Obsérvese lo más significativo de la información aportada por los métodos del nivel empírico que se emplearon:

Todos los concursantes encuestados habían participado en cursos anteriores en estos eventos competitivos y el 83,8 por ciento lo había hecho en cuatro o más ocasiones, lo que indica el interés de los concursantes por participar sistemáticamente en esta importante actividad docente.

La totalidad de ellos gusta de participar en los concursos. Entre las razones que avalan ese interés se encuentran la profundización en los contenidos estudiados en clases, lo cual confirma el deseo de aprender cada día más; la posibilidad de vencer obstáculos y arribar a metas superiores, lo que refleja la osadía que los caracteriza, y que estos eventos docentes les permiten demostrar el dominio y la amplitud del sistema de sus conocimientos. Resulta significativo que, aunque le dan mayor relevancia a la esfera cognoscitiva, les confieren reconocida importancia también al desarrollo de la creatividad propiciada por los concursos, y a las relaciones afectivas que esta actividad docente fomenta.

Los encuestados poseen conocimientos que les posibilitan una imagen del mundo lograda por integración, no por la sumatoria de las aristas que lo componen y esto se manifiesta en que el 67,5 por ciento de los encuestados ha sido merecedor de premio o mención en los niveles provincial y nacional; y en que el 94,5 por ciento, en el último concurso en que había participado, fue premiado en esos mismos niveles.

Para el 57,1 por ciento de los encuestados, esos éxitos y los reconocimientos recibidos se tradujeron en orgullo y emoción, con lo que se aprecia la sensibilidad como rasgo de sus personalidades.

El 91,8 por ciento de los estudiantes de la muestra había participado en concursos de la asignatura y el 70,2 por ciento prefiere asistir a este en particular, lo cual resulta lógico, si tenemos en cuenta la composición de la muestra. Sin embargo, llama la atención que otras materias del mapa curricular del nivel alcancen cifras de participación en los concursos, que son superiores a 60 puntos porcentuales: Matemática, con 67,5 por ciento, e Historia, con 62,1. Esto demuestra que la sed de conocimientos es un rasgo distintivo de la personalidad de estos estudiantes.

La huella de aprendizaje que los concursos dejan en los que a ellos asisten es de muy variadas lecturas. La mayoría aprende más sobre la asignatura en que se concursa; otros, a ser mejor cada día, a competir y a compartir, a dominar su persona, a desnudar el alma, a estar más seguros de sí mismos, a rectificar sus errores, a no tener miedo y a utilizar la creatividad, el pensamiento lógico y la imaginación.

De lo antes comunicado se infiere que a la pregunta que nos hicimos respecto a si todos los concursantes son alumnos talentosos o superdotados, debemos indicar que no todos pueden ser catalogados de ese modo, pero sí muchos de ellos muestran algunos de los rasgos distintivos de este tipo de estudiante, recogidos en las referidas listas. Además, “partiendo de que la diversidad caracteriza también al sub-grupo de los talentosos, se deduce que estos listados presentan un conjunto de particularidades que no tienen que estar presentes en su totalidad en todos los alumnos talentosos y que, de la misma manera, existen muchos rasgos atípicos o no comunes que pueden caracterizar a un sujeto talentoso y no por ello estar presentes en la mayoría de sus semejantes, y de hecho, en estos listados”.12 Asimismo, sería válido razonar que los resúmenes concebidos por los especialistas en el tema pueden ser útiles al docente que dirige el proceso de enseñanza- aprendizaje en la Escuela Media Básica para detectar en el medio áulico a los alumnos talentosos o superdotados y que este tipo de estudiante demanda de un apoyo cuantitativa y cualitativamente diferente”.13

Una vez zanjada la cuestión relativa a quiénes son los alumnos concursantes y si la totalidad de ellos pueden ser valorados como talentosos o superdotados, observemos en nuestra introducción la segunda y tercera incógnitas a despejar, las cuales están íntimamente relacionadas entre sí: ¿en qué consiste que les brindemos atención?, ¿cuándo y cómo atenderlos?

La propia Resolución Ministerial 07/97 sobre los Concursos de Conocimientos y Habilidades regula estos aspectos, al normar en su primera página: “La preparación de los alumnos interesados en profundizar y ampliar sus conocimientos debe realizarse a nivel de escuela durante todo el curso escolar y no reducirse solo a su participación en los eventos y etapas correspondientes”.14 En la página siguiente se dispone, al precisar las características de los concursos en los diferentes niveles de realización: “En la etapa a nivel de centro, municipio y provincia se debe lograr la participación mayoritaria de los alumnos, a partir de su preparación sistemática, teniendo presente que es la clase y su calidad la fuente principal de motivación y preparación”.15

Sin embargo, la realidad difiere del estado de cumplimiento ideal de lo dispuesto. En el proceso investigativo que se desarrolló, se hallaron claras evidencias de lo antes afirmado en los elementos que siguen:

Aunque el 64,8 por ciento de los concursantes encuestados reconoce haber recibido preparación previa a la participación en el concurso de Español, la mayoría afirma que esta solo abordó la esfera ortográfica, con lo cual se excluyen los restantes elementos de los componentes funcionales de la asignatura y permite inferir que los profesores tampoco tienen orientaciones precisas para efectuar la preparación de los concursantes y que la espontaneidad ha marcado su modo de actuación.

El 67,5 por ciento refleja que no posee material bibliográfico alguno que les sirva de guía en el entrenamiento para participar en el evento competitivo y, a pesar de que se establece que dicha preparación debe efectuarse desde la clase, solo un concursante expone haberla recibido así.

Solo la mitad de los concursantes que admiten haber recibido preparación con vistas a su participación en el Concurso Nacional refieren que el período de entrenamiento excedió el correspondiente al que media entre la celebración del evento provincial y el nacional; lo que indica que el trabajo sistemático no es un rasgo característico en esta etapa previa al concurso de conocimientos y habilidades que, como ya se valoró, ha de abarcar todo el curso escolar.

Al indagar sobre quién había sido la persona encargada de impartir la preparación de los concursantes, la encuesta y la entrevista utilizadas permitieron conocer que el/la  profesor (a) de la asignatura lo hizo en el 51,4 por ciento de los casos, y que metodólogos, padres y de modo autodidacto facilitaron la preparación del 64,8 por ciento, que contó con algún entrenamiento previo a la competencia.

En nuestro modo de ver, para responder la pregunta que sirve de título a estas meditaciones los docentes que desarrollan su labor en la Secundaria Básica y que están responsabilizados con la tarea de preparar a sus alumnos concursantes desde la clase y durante todo el curso escolar, tendrán –sin que esto constituya una receta, ni una indicación caracterizada por la inflexibilidad– que brindarles atención diferenciada a sus individualidades, apoyándose en la realización de actividades como las que seguidamente se proponen, las cuales pueden ser empleadas en todo el mapa curricular de este nivel de educación y sobre todo, en la preparación de los concursantes de las asignaturas de Humanidades:

Indicarles el trabajo en dúos, tríos o equipos en los que se unan los alumnos concursantes para la ejecución de tareas encaminadas a desarrollar su formación cultural. El resultado y la solución de esas tareas –además de despertar el interés de los concursantes, así como favorecer que no muestren manifestaciones de autosuficiencia porque el éxito de la tarea es el producto de una labor grupal– podrá servir al colectivo en su totalidad, pues la exposición de la tarea en clases enriquecerá, sin dudas, el contenido de los temas tratados en estas y motivará al resto de los estudiantes de la clase para ampliar sus horizontes culturales.

Promover, por medio de actividades de carácter individual, la independencia cognoscitiva de los alumnos concursantes, al permitir la iniciativa y la libertad en la selección de los enfoques al abordar una temática, las vías o procedimientos para dar solución a problemas y la bibliografía a examinar sobre un determinado tema.

Favorecer la creatividad verbal de los concursantes por medio de la expresión oral y la escrita.

Suscitar la búsqueda –en diversas fuentes de consulta bibliográfica y relacionada con asuntos variados– para excitar la curiosidad de los alumnos concursantes, los cuales divulgarán entre sus camaradas el contenido que, por citar algunos ejemplos, ha sido reflejado en los textos del Programa Editorial Libertad, en los Cuadernos Martianos, en las enciclopedias digitales y en los softwares educativos a los que se tiene acceso en cada Secundaria Básica del país. De igual manera, esta búsqueda bibliográfica también puede ser realizada por los concursantes en textos y revistas especializados, a los que se puede acceder, visitando los centros de documentación en instituciones culturales y/o científicas del territorio.

Otorgarles a estos estudiantes un papel protagónico en los momentos de intercambio dialógico, de meditación y de debate acerca de los materiales que se observan en la clase.

Considerar el gusto por el desafío, por lo complejo, por el reto que lleva en sí lo difícil, como elementos motivadores en las actividades cuya realización se les indique efectuar a los alumnos concursantes, a fin de que la originalidad y la inventiva permeen sus respuestas y les ayuden en el descubrimiento de nuevos posibles problemas.

Incentivar que los alumnos concursantes se con- viertan en transformadores de su entorno a partir de la asunción de posturas autocríticas y críticas, incluyendo el elogio oportuno y, a partir de la cooperación y la ayuda a los estudiantes, que en la clase no obtienen los resultados académicos o de cualquier índole a los que se aspira.

Incluir el trabajo con la familia de los alumnos concursantes y con la comunidad en que viven en el sistema de actividades a realizar por estos, por constituir un elemento que puede estimular el desarrollo de las potencialidades de estos estudiantes.

Conclusiones

Las ideas relacionadas con el tema al que nos hemos referido sobrepasan el marco de este espacio. Sirva lo expuesto hasta aquí como punto de partida para el enriquecedor intercambio de opiniones entre los docentes acerca de dicho tema.

 

Referencias

  1. MINISTERIO DE EDUCACIÓN (MINED). La enseñanza- aprendizaje de la lengua materna y la escuela. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 2004. p. 1. (en prensa).
  2. MASSÓN R M. Algunas reflexiones en cuanto al currículo y el docente para la Secundaria Básica en la realidad educativa actual. Un punto de partida. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2005, p. 7 de La educación encierra un tesoro. UNESCO. Editorial Santillana; 1996.
  3. IBÍDEM.
  4. MINISTERIO DE EDUCACIÓN (MINED). Resolución Ministerial No. 07-1997. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 1997. p. 1.
  5. ____.  Estrategia general de lengua materna.  Curso 2004-2005. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 2004. p. 2.
  6. IBIDEM, p.5
  7. TORRES O. ¡Atención, educadores! ¿Quiénes son los estudiantes superdotados y talentosos? En: Colectivo de autores. Talento: estrategias para su desarrollo en el contexto escolar. Cátedra para el desarrollo de la inteligencia, la creatividad y el talento. Soporte digital. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2003.
  8. CASTELLANOS D. El estudiante talentoso y sus necesidades educativas especiales. En: Colectivo de autores. Talento: estrategias para su desarrollo en el contexto escolar. Cátedra para el desarrollo de la inteligencia, la creatividad y el talento. Soporte digital. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2003.
  9. 0TORRES O. ¡Atención, educadores! ¿Quiénes son los estudiantes superdotados y talentosos? En: Colectivo de autores. Talento: estrategias para su desarrollo en el contexto escolar. Cátedra para el desarrollo de la inteligencia, la creatividad y el talento. Soporte digital. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2003. p. 33.
  10. 1CASTELLANOS D. El estudiante talentoso y sus necesidades educativas especiales. En: Colectivo de autores. Talento: estrategias para su desarrollo en el contexto escolar. Cátedra para el desarrollo de la inteligencia, la creatividad y el talento. Soporte digital. La Habana, Cuba: Instituto Superior Pedagógico ‘‘Enrique José Varona’’; 2003. p. 12. 12IBÍDEM. p. 7.
  11. IBÍDEM. p. 12.
  12. MINISTERIO DE EDUCACIÓN (MINED). Resolución
  13. Ministerial No. 07-1997. La Habana, Cuba: Ministerio de Educación; 1997.
  14. IBÍDEM.

 

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