Varona

No.44   Enero-Junio 2007.    ISSN: 1992-82

EN CASA


“Nuestra América”. FUNDAMENTO DEL ANTIMPERIALISMO MARTIANO

“Our America". BASIS OF THE MARTI´S ANTI-IMPERIALISM

M Sc María Dolores Cruells Hernández. Profesora Auxiliar. ISP “Enrique José Varona”

M Sc Mercedes Soca Gener. Profesora Auxiliar Profesora Consultante. ISP “Enrique José Varona”

Recibido noviembre de 2005   Aceptado enero de 2007


RESUMEN

El artículo se propone revelar los fundamentos del antimperialismo martiano presentes en el ensayo “Nuestra América”, escrito por José Martí en la última década del Siglo XIX.

El 30 de enero de 1891 aparece en el Partido Liberal de México, el medular y profundo trabajo “Nuestra América”, donde la ideología antimperialista de José Martí cobra fuerzas y energía, advierte los peligros que sobre los pueblos del continente se ciernen.

En este ensayo plantea la necesidad de que la generación a la que le corresponda el sagrado deber de salvar la América no olvide su historia, su pasado, que siga el camino abonado por los padres sublimes que es el sendero más seguro y próspero para la independencia, pues ellos sembraron la semilla de la América nueva. Resulta evidente apreciar en el ensayo “Nuestra América” tesis fundamentales en las cuales se concreta su ideología antimperialista: Unidad continental.

  • Apertura al mundo sin perder las raíces.
  • Repúblicas con todos los factores, razas y clases para el bien de todos.
  • Necesidad de no imitar, de crear, en correspondencia con los intereses, necesidades e idiosincrasia propia del continente.
  • Necesidad de que los pueblos del continente se conozcan.
  • Respeto a la historia continental y a los hombres que la hicieron grande.

“Nuestra América “es un estudio revelador. La visión genial de José Martí le posibilitó analizar las necesidades de su continente y prever las dificultades, contratiempos y peligros que amenazaban el futuro.

PALABRAS CLAVE: José Martí, antimperialismo, americanismo, Nuestra América

ABSTRACT

This article proposes to reveal the antiimperialist fundaments of Marti´s essay “Our America” which was written in the last decade of the XIX century On January 30, 1891, appearing in Partido Liberal, the profound work “Our America” where the antiimperialist ideology of José Marti gains strength and energy and forwards of the dangers which hang over the people of the continent.

In this essay José Martí talks about the necessity that the generation to whom it may correspond the sacred duty of saving the Americas never forget its history, its past, and that they continue on the path set out by their forefathers which is the safest route to independence since they planted the seed of a new America.

It is evident in the essay “Our America” the fundamental thesis in which Martí bases his ideological antiimperialist thinking:

  • Continental unity.
  • An opening toward the rest of the world without losing one´s roots.
  • Republic with all factors, races and clarses for the well-being of all.
  • The necessity not to imitate, to create, in correspondence with the interest, needs and idiosyncrasies of the continent.
  • The need for the people to know each other. 6. Respect to the continental history and the men who made its history.

“Our America” is a revealing study. The vision of Jose Marti which made possible the analysis of the necessities of the continent, to foresee the difficulties and dangers which threaten its future.

KEYWORDS: José Martí, antimperialismo, americanismo, Our América.


Introducción

José Martí Pérez, cubano y universal, defensor de los pobres y oprimidos de la Tierra, visionario por excelencia, cuyas proyecciones permanecieron ocultas por mucho tiempo, ha resultado ser una fuente inagotable, de extraordinario valor ideológico para las diferentes generaciones de cubanos, en ellas ayer, hoy y siempre se encuentran razones más que suficientes para continuar luchando por un mundo equilibrado y una América nueva.

Es la obra martiana, en toda su extensión, un ejemplo que traspasa los límites de la independencia de Cuba; va más allá, hay propósitos que se evidencian en consejos, advertencias, llamadas y enseñanzas de inapreciable valor, para mantener las relaciones de los pueblos del continente entre sí y de estos con la América Anglosajona. Advierte los peligros, desenmascara intenciones y pone al descubierto la significación de la explotación económica y política de Estados Unidos para los pueblos de América.

El presente trabajo revela los fundamentos del antimperialismo martiano presentes en el ensayo “Nuestra América”, escrito por José Martí en la última década del Siglo XIX, caracterizada por un pujante desarrollo del sistema capitalista y el fortalecimiento sustancial de los Estados Unidos.

Desarrollo

La ideología antimperialista de José Martí constituye una de las facetas más significativas de su ideario político y de su práctica revolucionaria. Permaneció en penumbras el vigoroso y dinámico pensamiento antimperialista del Apóstol por muchos años, no convenía a los fines del Imperio yanqui que un cubano de la estatura de Martí, se colocara como el más firme, ardiente y sagaz combatiente antimperialista del continente.

Su trayectoria en esta inteligente y previsora dirección comienza muy temprano y su máxima aspiración, en ella, es la independencia de Cuba, del imperio español en ruinas y del naciente imperio yanqui, que vislumbra, que ve crecer y al que considera la amenaza más seria para la América. No tuvo la oportunidad, que después tuviera Lenin V I, sobre bases científicas y sólidamente fundamentadas, de llamar al Imperio por su nombre y definir magistralmente los rasgos que caracterizaban la nueva fase del desarrollo capitalista; no obstante, los quince años que vivió en Estados Unidos y los estudios que realizó del desarrollo de la sociedad norteamericana, le permitieron percatarse del peligro que corría la América, sus repúblicas y sus pueblos; por ello, previó, alertó y trazó pautas para librar la nueva batalla a la que estaban convocados los pueblos latinoamericanos.

Estados Unidos, desde su independencia, es una potencia comercial, su flota mercante ocupa el segundo lugar en el mundo. Hacia la mitad del siglo emplea mayor fuerza mecánica que Inglaterra en caballos de vapor, ocupa el segundo lugar en la producción de carbón y disputa a Francia el segundo en la producción de hierro bruto y el tercero en la de acero. La revolución en la agricultura implica para este país un avance sustancial en esta importante rama de la economía. No resulta discutible el desarrollo económico con que Estados Unidos llega a finales del Siglo XIX, como tampoco es discutible que José Martí conoce profundamente esa realidad, domina las viejas intenciones abrigadas por esta nación y, en consecuencia, se proyecta en aras de salvar a la América.

Los pueblos latinoamericanos, en su proceso de independencia, nacen dominados por la Filosofía del librecambismo. Las economías nacionales ricas devoran a las economías nacionales pobres y América Latina abre sus ojos a la independencia, en brazos del capitalismo cruel y despiadado, y en medio de contradicciones muy fuertes por el dominio del área, entre las grandes potencias.

Al agudo juicio de José Martí, las condiciones que se están dando para la América, resultan altamente preocupantes y todo su quehacer teórico y práctico se dirige, en una acción.

El 30 de enero de 1891, aparece en el Partido Liberal, de México, el medular y profundo trabajo “Nuestra América”, donde la ideología antimperialista de José Martí cobra fuerzas y energías, advierte los peligros internos que sobre los pueblos del continente se ciernen y lo cual deja expresado cuando alerta: “... los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima”.1 Se refiere Martí a la necesidad de que los pueblos de América estén atentos, y dice más, “estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino, con las armas de almohada (...) las armas del juicio, que vencen a las otras”.2 Está llamando a que piensen, a utilizar las ideas como armas invencibles y poderosas, porque sabe y conoce que el Imperio utiliza mucho la guerra de pensamiento y, por tanto, solicita también a los pueblos de América a fortalecer la ideología: “Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedra. No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final a un escuadrón de acorazados”.3

Realiza un llamado a la unidad como forma superior

para impedir la expansión del vecino “... es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”4 y exclama como una necesidad: “¡Los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas!”.5 Está consciente que solo la unidad hará fuerte a los pueblos para enfrentar la furia de una potencia, en pleno proceso de crecimiento y desarrollo. No vacila en criticar a los hombres de la América hispana, que viran sus espaldas avergonzados de su origen y se ponen al servicio de los ejércitos norteamericanos que aborrecen, menosprecian y

matan.

Se opone resueltamente a que los gobiernos no respondan a los intereses, necesidades y motivaciones de sus pueblos; por ello plantea: “El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país”.6

Expresa su preocupación acerca de que las repúblicas, nacidas al fragor de la lucha, se pierdan por la incapacidad de dirigirlas y por utilizar formas y métodos que no se correspondan con las características de los pueblos a los cuales representan. Llama, en consecuencia, a los políticos de América a sustituir a los políticos exóticos, sin dejar de abrirse al mundo, pero conservando el tronco, pues tuvo la suficiente visión para comprender que “... la colonia continúa viviendo en la República”, 7 solamente había cambiado de dueño. Alerta, el visionario, las consecuencias que para la América pueden traer las profundas diferencias de orígenes, métodos e intereses de los factores continentales ‘‘... y es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña”.8 Sabe, y así lo revela, que el Imperio desprecia y desconoce a la América, considerándola inferior para apoderarse de ella.

Las relaciones íntimas a las que se refiere Martí, forman parte de la estrategia imperialista, utilizada históricamente hasta la actualidad para penetrar a los pueblos, la que no pasó inadvertida a la vista del Apóstol en momentos en que todavía podían parecer otra cosa. Reconoce el valor inmenso de las masas oprimidas contra el opresor y a eso llama, para salvar a los pueblos americanos del tigre que espera para entrar con zarpas de terciopelo, conoce que las propuestas serán tentadoras y que, si los pueblos no despiertan, podrán caer en las garras, pues “... El tigre espera detrás de cada árbol...”.9

Describe con dolor la apariencia de la América, la imitación, el afán de riquezas como copia de una economía que no le corresponde y llama entonces a crear: “Crear es la palabra de orden”,10 crear una república como la que más tarde él define para Cuba, su patria, con todos y para el bien de todos. Diáfanas son las palabras “... si la República no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la República”.11 La unidad de los trabajadores, la participación

de todos, incluyendo a los gobiernos con respuestas que se avengan a los intereses, necesidades y costumbres de los pueblos del continente, es para José Martí una prioridad: “Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio”.12

Critica a las repúblicas del sur, que miran al norte y quieren ponerse a tono con el consumismo, afirmando que “... el lujo venenoso es enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero”.13

“El deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada solo con la sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América, y urge porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca pronto para que no la desdeñe.”14 La unidad a la que llama Martí para la salvación continental, es también la de las razas, porque él afirma, no hay odio de razas, porque no hay razas y asegura que para la paz y la libertad, es necesario la unión

tácita y urgente del alma continental.

Solicita la necesidad de que la generación a la que le corresponda el sagrado deber de salvar la América no olvide su historia, su pasado, que siga el camino abonado por los padres sublimes, que es el sendero más seguro y próspero para la independencia, pues ellos sembraron la semilla de la América nueva, una América sin sometimiento, una América dueña de sus destinos.

Resulta evidente apreciar en el ensayo ‘‘Nuestra América’’, tesis fundamentales definidas por Martí, en los cuales se concreta su ideología antimperialista:

Unidad continental.

Unidad entre las repúblicas como elemento esencial para la independencia, tal y como señala Roig de Leuchesenring, en Tres Estudios Martianos, al referirse a los propósitos de Martí; se hace necesario la estabilidad y engrandecimiento de las repúblicas ya constituidas como elemento esencial, para rechazar los peligros de la absorción y explotación de Norteamérica.

Apertura al mundo, sin perder las raíces.

La importancia de saber abrirse al mundo, apreciar sus adelantos, sus culturas, sin que esto signifique copiar modelos foráneos, que no se avengan a las características culturales, naturales de los pueblos latinoamericanos.

Repúblicas con todos los factores, razas y clases para el bien de todos. Alerta que si la República no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la República; por ello, llama a los trabajadores, a los indios, a los pobres, a los oprimidos, a las diferentes razas, para que hagan causa común en la salvación de América.

Necesidad de no imitar, de crear, en correspondencia con intereses, necesidades e idiosincrasia propia del continente.

Considera que es una necesidad que los pueblos de Latinoamérica se conozcan y se pregunten cómo somos y, en consecuencia, alerta que para salvarse hay que crear. “La salvación está en crear”.15

Necesidad de que los pueblos del continente se conozcan, se den a conocer y, en consecuencia, exijan el respeto que merecen.

Expresa la necesidad de que el vecino poderoso conozca los pueblos del continente, sus características, su historia, su valor, para que los respeten y no ose poner en ellos sus garras.

Respeto a la historia continental y a los hombres que la hicieron grande.

Revela cómo los pueblos del continente requieren dominar su historia, sus raíces y enseñar a la generación que le corresponde el sagrado deber de salvar la América, el camino recorrido anteriormente por los “padres sublimes”,16 próceres que abrieron la senda por las cuales ha de transitar la América nueva.

Las últimas décadas del Siglo XIX, período en que elabora José Martí el ensayo “Nuestra América”, marca un momento significativo en el desarrollo y fortalecimiento del capitalismo. Estados Unidos ha consolidado rasgos que lo definen como una potencia imperialista de gran alcance y cuyos ojos clavados en el sur constituyen una amenaza para la independencia latinoamericana.

Razones sobran para apreciar el carácter antimperialista de este documento que, junto a otros del período, revelan magistralmente esta faceta de su ideario, dejándolo explícito en su carta a Manuel Mercado el 18 de mayo de 1895, cuando dice “... cuanto hice hasta hoy y haré, es para eso”.17 La extraordinaria visión martiana vislumbra el futuro de América y, en consecuencia, se acuesta con las armas de almohada, las armas del juicio, que vencen a las otras y forman parte de los que, en fila, junto a los árboles, combate al gigante de las siete leguas.

Conclusiones

‘‘Nuestra América’’ es un estudio revelador. La visión genial del José Martí le facilitó analizar las necesidades de su continente y prever las dificultades, contratiempos y peligros que amenazaban el futuro.

Proclamó su fervoroso amor a la patria continental y, por ello, alertó el peligro del naciente imperialismo norteamericano, declarando la necesidad ineludible de unidad y de conocimiento mutuos entre los pueblos del continente, para enfrentar las realidades.

Trazó pautas para la consolidación y engrande- cimiento de las repúblicas de nuestra América.

La publicación de este extraordinario ensayo y por hechos reveladores de la historia vivida, sin duda alguna, “Nuestra América” constituye una muestra fehaciente de la ideología antimperialista martiana.

 

Referencias

  1. MARTÍ J. “Nuestra América”. En: Obras Escogidas. Madrid, España: Colección Aguilar; 1946. p. 337.
  2. IBÍDEM.
  3. IBÍDEM.
  4. IBÍDEM.  p. 338.
  5. IBÍDEM.  p. 238.
  6. IBÍDEM.  p. 340.
  7. IBÍDEM.  p. 344.
  8. IBÍDEM.
  9. IBÍDEM. 10IBÍDEM. p. 346. 11IBÍDEM. p. 347. 12IBÍDEM. 13IBÍDEM. p. 348. 14IBÍDEM.
  10. IBÍDEM.  p. 346.
  11. IBÍDEM.  p. 349.
  12. MARTÍ J. “Carta a Manuel Mercado”. En: Obras Escogidas. Madrid, España: Colección  Aguilar;  1946. p. 756.

 

Bibliografía

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HIDALGO I. José Martí. Cronología 1853-1895. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1992. MEDINA M. “Estados Unidos y América Latina, Siglo XIX’’. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1974.

ORTUONDO J A. El diversionismo ideológico en torno a José Martí. La Habana, Cuba: Dirección Política Central de las FAR; 1993.

ROIG E. Tradición antimperialista de Nuestra Historia. La Habana, Cuba: Editora Política; 1997.

_____. Tres estudios martianos. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1983.