Varona

No.44   Enero-Junio 2007.    ISSN: 1992-82

CREACIÓN Y TALENTO


Lógica y creatividad. UN ACERCAMIENTO A SU RELACIÓN

Logic and creativity. AN APROACH TO ITS RELATIONSHIP

M Sc María Concepción González Basanta. Profesora Auxiliar.ISP “Enrique José Varona”

Recibido diciembre de 2006   Aceptado enero de 2007


RESUMEN

Los estudios sobre creatividad y sujetos creadores han establecido, en sentido general, una separación entre dicho proceso y el dominio de la Lógica como ciencia que versa sobre el pensamiento, a tal punto que se asegura constituyen obstáculos en la búsqueda de nuevos caminos para transitar en aras de alcanzar la verdad.

El trabajo plantea la relación entre la Lógica y la creatividad a partir de la relación entre la Lógica Formal, la Lógica Dialéctica y su contribución al conocimiento de los procesos lógicos por parte del sujeto cognoscente.

PALABRAS CLAVE: lógica, creatividad, lógica formal, lógica dialéctica.

ABSTRACT

Studies about creativity in creative people has established a general separation between said process and the mastering of logic as a science which influences thought to the point that it is assured that they constitute obstacle for the search of new ways to transit and reach the truth.

This article deals with the relation between logic and creativity stemming from the relationship between formal logic and dialectical and its contribution to the knowledge processes by a cognoscitive individual.

KEYWORDS: logic, creativity, formal logic, dialectical logic

Introducción

Los estudios sobre la creatividad y su desarrollo han establecido una delimitación en cuanto al aporte que hace a este el pensamiento formal, asociado a la Lógica Formal como ciencia, y el pensamiento dialéctico, asociado a la Lógica Dialéctica. Si bien este criterio se ha generalizado entre los especialistas no es absoluto, algunos estudiosos valoran cómo desde el dominio de los procesos lógicos de las leyes y reglas del pensar se contribuye al desarrollo de la creatividad. El sujeto creador, que intuye, que descubre nuevas vías para la búsqueda de soluciones a los problemas planteados, lo hace utilizando los procesos lógicos; de ello se deriva que no existe una relación de exclusión entre lo lógico y lo intuitivo.

El trabajo propone un análisis en relación con el tema anterior.

Desarrollo

Un acercamiento a la relación entre la Lógica, como ciencia que estudia el pensamiento, y la creatividad exige necesariamente responder a la pregunta ¿de qué Lógica se habla? La ciencia de la Lógica tiene sus orígenes en la Filosofía Antigua, con la sistematización que de ella realizó Aristóteles (384-322 ane), al plasmar en leyes y formas del pensar los resultados de la actividad humana y de esa forma garantizar la corrección del acto de pensar. Asociada en sus inicios a la preservación del buen decir, el desarrollo de la ciencia –en particular de la filosofía, la práctica político-social y la profundización en el estudio del pensamiento–, demandó una nueva ciencia que, en condición de método, permitiera captar la evolución del pensamiento en su reflejo de la realidad. Diversos fueron los intentos por crear la nueva Lógica post aristotélica, desde Descartes (1596-1650), Leibnitz (1646-1716) hasta Kant (1724-1804) y Hegel (1770- 1831). Solo con el surgimiento de la dialéctica materialista se alcanzó el objetivo de concebir una nueva Lógica, la Dialéctica.

Si bien al referirse a la ciencia de la Lógica puede distinguirse la misma según períodos históricos (Lógica Estoica, Lógica Medieval, Lógica Clásica, entre otras), también dicha distinción puede establecerse a partir del objetivo que se considere asumen en el estudio del pensar. Precisamente el surgimiento de una nueva Lógica, específicamente de la Dialéctica, ha mantenido el debate en relación con los vínculos entre esta y la Lógica Formal. En primer lugar, porque han devenido dos de las ciencias claves para el estudio del pensamiento y desde la aparición de la Lógica Dialéctica, a partir del surgimiento del Marxismo Leninismo, se debate en torno a la pertinencia de un dilema entre ella y la Lógica Formal que, según autores, ha condicionado la solución del mismo. En cualquier caso, marcan el nacimiento de la ciencia para el estudio del pensar y la cota superior en la misma sobre fundamentos dialéctico-materialistas. En segundo lugar, porque en torno al contenido de ambas, se ubica el problema de su contribución al desarrollo del pensamiento creador.

En relación con el dilema Lógica Formal-Lógica Dialéctica, como se señaló con anterioridad, las raíces de este dilema se inscriben en la Filosofía Clásica Alemana, particularmente con Hegel, aún cuando de manera directa y explícita este filósofo solo precisó el campo real de actuación de la Lógica Formal y no asoció su existencia con el método metafísico del pensar. No obstante, el propio hecho de haber desconocido las posibilidades de su desarrollo deviene fuente indirecta de este dilema.

Diversos son los criterios esgrimidos por los autores en torno a la relación entre ambas lógicas:

En esencia, los criterios señalados pueden sintetizarse en cuatro grandes direcciones para el análisis:

La Lógica Dialéctica es la única ciencia válida en el estudio del pensamiento, incluye en ella como parte de su contenido a la Lógica Formal (tema muy debatido en ladécadadelossetentapor parte de los lógicos soviéticos).

La Lógica Formal es la ciencia del pensar desde Aristóteles hasta nuestros días.

La Lógica Dialéctica no es una ciencia al carecer de leyes propias que la estructuren.

La Lógica Formal moderna debe ser entendida como la Lógica Matemática, con ello la Lógica Formal tradicional deja de existir, como señalan algunos lógicos burgueses, entre ellos Tarski y que es citado por Andreiev: “… desde el punto de vista de las demandas de otras ciencias, especialmente de las Matemáticas, está absolutamente desprovista de significación (…) la Lógica Formal”.1

Una revisión de estos criterios revela por un lado, el reconocimiento de tareas que ambas ciencias cumplen en correspondencia con su propio objetivo al abordar el pensamiento, pero también permite vislumbrar un menosprecio a la Lógica Formal, al conferirle el estatus de ciencia elemental.

Como Lógica Formal se identifica a la ciencia de las leyes y reglas que garantizan un pensamiento correcto, leyes y reglas cuyo contenido constituyen reflejo de la propia realidad, captada a nivel del pensamiento. Siendo consecuentes con la idea de que la dialéctica del pensar es el reflejo de la dialéctica del ser, la dialéctica como Lógica expresa el nexo entre la dialéctica objetiva y la dialéctica subjetiva, en tanto esta última “es el modo específico en que el sistema de las formas del pensamiento asimila la dialéctica objetiva, es decir, la dialéctica del ser”.2 Esta conformación final de la Lógica como ciencia, denominada después Formal o Aristotélica, asimila los aportes de otros pensadores anteriores al Estagirita.

La Lógica Formal es una ciencia específica particular del pensamiento que estudia una faceta necesaria en el proceso de obtención de la verdad. Por ello es que centra la atención en: las leyes fundamentales del pensar, las formas tradicionales, también llamadas fundamentales, del pensar (conceptos, juicios y razonamientos), las estructuras de las formas del pensar, las operaciones lógicas básicas (definición, división, demostración y refutación) y las relaciones entre las formas del pensamiento.

La Lógica Formal, en correspondencia con su objeto de estudio, incide en la veracidad del conocimiento humano; pero no es suficiente. Ello tiene que ver con la aplicación de la deducción como proceso lógico del pensar. No obstante, es reconocida como la lógica del pensar armonioso, coherente y lógicamente no contradictorio. De hecho, este último aspecto permite dar respuesta a uno de los temas más debatidos desde el contenido de la Lógica Formal, en este caso su no admisión de las contradicciones. Dicha problemática tuvo respuesta desde la dialéctica materialista cuando se fijó que la Lógica Dialéctica estudia las contradicciones reales, objetivas, cuya solución se sucede en la realidad y el pensamiento la refleja, a diferencia de la Lógica Formal, que evita desde su dirección del estudio del pensamiento incurrir en contradicciones lógicas, que son aquel resultado de errores en el pensamiento humano consciente o inconscientemente.

El desarrollo de la propia Filosofía como ciencia, las exigencias de la práctica y la evolución de las restantes ciencias demandó un instrumento para la comprensión de la realidad que, devenido método para el conocimiento y transformación de esta, rebasara a la Lógica Aristotélica y, por consiguiente, no se circunscribiera a garantizar solo la corrección formal del pensamiento.

Las exigencias del proceso histórico social, el proceso de dialectización de las ciencias y el nuevo sistema de valores de la ideología demandan la necesidad de una nueva concepción del pensar y de la Lógica. Los intentos de determinar la nueva Lógica fueron múltiples. En algunos momentos, dirigidos a la negación absoluta de la Lógica Aristotélica y en otros, encaminados a su enriquecimiento, pero desde posiciones eclécticas. La solución a dicho problema ha tenido como elemento teórico dilucidar la identidad entre el pensar y el ser; o sea, la relación entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo lógico y lo ontológico.

Al igual que Aristóteles “los materialistas del Siglo XVIII obvian el lado activo de las formas del pensar y su significado en el proceso del conocimiento. Para ellos, el lado activo del conocimiento, lo subjetivo, lejos de contribuir al reflejo de la realidad, constituye un elemento de distorsión”.3

Solo a partir de la Filosofía Clásica Alemana se produce un vuelco en la comprensión de lo subjetivo, en particular con Kant E y Hegel G F. El primero, al subrayar el papel de lo subjetivo en el proceso del conocimiento objetivo. El segundo, porque superando las insuficiencias del Kantismo, destaca el carácter objetivo de las formas del pensamiento.

Aun cuando constituyen posiciones superiores en la comprensión del problema, resultan insuficientes en la solución de este y en la nueva lógica:

De esta forma se rompe con la tendencia de “acostar” o a la Lógica, Formal o Dialéctica, en el “Lecho de Procusto”.

Como dijera F. Engels: “El hecho de que nuestro pensamiento, subjetivo, y el mundo objetivo estén sometidos a las mismas leyes y que, por ende, en definitiva, uno y otro no puedan contradecirse en sus resultados, domina absolutamente todo nuestro pensamiento teórico. Es una premisa inconsciente e incondicional de éste”.5

En la propia obra, apunta: “Desde el momento en que esta ciencia tiene que poner en claro la posición que ocupa en la concatenación universal de las cosas y en el conocimiento de estas, no hay ya margen para una ciencia especialmente consagrada a estudiar las concatenaciones universales. Todo lo que queda en pie de la anterior filosofía, con existencia propia, es la teoría del pensar y de sus leyes: la Lógica Formal y la Lógica Dialéctica. Lo demás se disuelve en la ciencia de la naturaleza y de la historia”.6

De lo anterior se deriva el reconocimiento de dos ciencias que estudian el pensamiento desde ángulos bien precisados en correspondencia con sus respectivos objetos de estudio. Ello es importante no solo en el aspecto ya señalado, sino para revelar las conexiones entre los problemas lógicos y el pensamiento creador.

Como ha sido planteado anteriormente, el desarrollo de la práctica histórico-social, de las ciencias particulares y del propio conocimiento filosófico demandaron el surgimiento de una nueva lógica. La Lógica Tradicional resulta ya insuficiente como método general del conocimiento y como método filosófico.

El nacimiento de la nueva Lógica, la Dialéctica, no excluye el lugar y papel de la Lógica Formal en el estudio del pensamiento, no implica la negación de su papel como ciencia particular en el estudio del pensar y sí un reordenamiento de su misión en dicho estudio. Deja de ser la Lógica Formal la ciencia lógico-filosófica del pensamiento. En esencia, no es ella la que revela el proceso de génesis y desarrollo de los conceptos, ello corresponde a la Lógica Dialéctica.

Por ello es que dicho dilema tuvo razón de ser en el periodo histórico-concreto que antecede al surgimiento del Marxismo; en los momentos actuales, no. Este tema ha sido abordado por diversos lógicos, entre ellos se destacan Kedrov B M, Kopnin I A y Orudzhev, entre otros.

La autora coincide con el criterio que el tratamiento del tema referido al dilema Lógica Formal-Lógica Dialéctica implica un doble falseamiento del valor de ambas lógicas, tanto en el orden del desarrollo de las ciencias, como su aplicación al proceso de enseñanza- aprendizaje, este último abordado con menor sistematicidad por los autores. Se falsea la Dialéctica y se sustituye por la Lógica Formal y se falsea esta última al incluirse en su objeto de estudio temas que no le competen y tareas que por consiguiente rebasan y en algunos casos contradicen sus funciones. A lo ya apuntado se agrega que muchos de los problemas abordados actualmente por la Lógica Formal no pudieron ser analizados por la lógica dialéctica, entre otras razones, porque son el resultado del avance del conocimiento científico contemporáneo y reclaman para su comprensión de la existencia de un aparato lógico conceptual que solo posee la nueva lógica en virtud de su objeto de estudio.

Al decir de la filósofa cubana Rodríguez Z:

“El renacimiento de este dilema ha traído como consecuencia que dadas las nuevas condiciones histórico-cognoscitivas en que se plantea la polémica, fueron alterados los polos o extremos de la alternativa, y que esta polémica, trasladada a nuestros días, implica, por un lado enfrentarse a dos tipos diferentes de ciencias con objetos de estudio distintos: la Lógica Dialéctica Marxista Leninista como ciencia lógico-filosófica del pensamiento y la Lógica Formal contemporánea como ciencia particular no filosófica que se encarga del análisis de la corrección formal y de la estructura formal del conocimiento científico ya adquirido. “...Por otro lado, este debate replanteado en nuestra época, significa, o bien una actitud nihilista y escéptica hacia una de las dos ciencias y una sobre valoración de la otra ciencia, o bien la pretensión de elevar la lógica formal contemporánea de ciencia especial a ciencia filosófica y método general del conocimiento”.7

A pesar de lo esclarecedora de la tesis anterior, subsisten criterios por parte de especialistas en el tema que avivan la existencia del dilema. El cuestionamiento focaliza de manera particular a la Lógica Formal considerada como obsoleta a la luz de los reclamos actuales del conocimiento científico. Ello abarca no solo a la ciencia, sino también a la asignatura. De lo que se trata no es de ubicarla como disciplina conclusa, perfecta, aunque tampoco niega su aporte como ciencia lógico-particular para el estudio y corrección del pensamiento y por consiguiente su misión como asignatura. Tampoco la Lógica Dialéctica asume, en su conformación, el campo específico de la Lógica Formal; no es su objeto de estudio.

Las razones expuestas anteriormente no son aceptadas mayoritariamente por los especialistas en el tema de la ciencia de la Lógica, específicamente en lo concerniente al ya apuntado dilema entre la Formal y la Dialéctica.

No obstante, llama la atención el planteamiento hecho por Hubert E y citado por Orudzhev Z M al analizar cuál debe ser el objeto de la lógica dialéctica al apuntar: “…muchos autores soviéticos tienen tan poca claridad en lo que debe ser la Lógica Dialéctica, como poca es su unanimidad respecto a lo que debe ser la Lógica Formal”.8

En la segunda dirección de análisis, el problema de la relación con el desarrollo del pensamiento creador, algunos autores han llegado al establecimiento de una delimitación en cuanto al aporte que en el orden del pensamiento creador puede hacer el llamado pensamiento formal (asociado a la Lógica Formal como ciencia) y al pensamiento dialéctico (asociado a la Lógica Dialéctica). Para algunos especialistas, resolver problemas necesita del pensamiento formal, pero para “ver”, “descubrir” problemas se requiere de otros tipos de pensamiento y mencionan entre ellos el paradójico, dialéctico, analógico. Incluso se cuestionan la validez del llamado pensamiento formal para el desarrollo de determinadas capacidades, por ejemplo, las artísticas. “…Tradicionalmente se ha restringido el dominio de la lógica al estudio de las proposiciones verdaderas o falsas en sí mismas, considerando que el campo de la invención y de la imaginación están fuera del alcance de la lógica.”9

En la búsqueda del camino idóneo para dar respuesta al problema planteado, el sujeto intuye, adivina la solución. Sin embargo, ello no excluye la utilización de ese conjunto de procedimientos, reglas y leyes lógicas (formales y no formales) que le permitan hallar lo nuevo en caminos apenas vislumbrados por otros.

Es, por tanto, un sujeto que hace un uso “creador” del sistema de conocimientos que posee en calidad de material factual sobre la base de la utilización de los procesos lógicos del pensamiento, de los niveles de desarrollo del pensamiento lógico que ha alcanzado. Este vínculo es lo que le permite: hallar soluciones nuevas, determinar de las posibles alternativas, cuál es realmente la correcta, comprender que sigue un camino equivocado, determinar y comprender los errores cometidos al revelarse a sí mismo la lógica seguida (metacognitivamente). Una de las especialistas en relación con los problemas del desarrollo de la creatividad y específicamente con la enseñanza problémica, apunta que la enseñanza debe crear hábitos estereotipados, habilidades, conocimientos y, simultáneamente, la base para la posible necesidad de negarlos al buscar otros conocimientos y métodos de acción más adecuados para la solución del problema en cuestión.10

La autora se identifica con la reflexión anterior al considerar que precisamente ello revela uno de los puntos de contacto más interesante entre la creatividad como proceso esencial de la actividad humana y los procesos del pensamiento, estos últimos no son ajenos ni diferentes a los que resultan de la asimilación de la realidad por el sujeto cognoscente, solo constituyen una forma nueva de su utilización como resultado de la cual se trasladan los conocimientos y las habilidades a nuevas situaciones, se hallan nuevos problemas, se emplean en una combinación inusual los métodos conocidos, corroborando la tesis de que la creación es una forma superior de la actividad humana y su esencia. La intuición conduce a nuevas ideas, correctas o no, y se apoya en lo lógico para poder hallar la fundamentación necesaria. Cómo entender, si no es bajo este criterio, el proceso de la analogía que constituye una de las vías admitidas por todos los especialistas para lograr procesos creadores. Una dirección de análisis a tener en cuenta es la relación entre lo lógico y lo intuitivo en el proceso creador, así como la respuesta a la interrogante sobre si la intuición constituye un momento de lo lógico.

La revisión de lo ya consultado permite precisar, de una forma más concreta, dos prejuicios milenarios: confundir la Lógica Clásica con la lógica misma y pretender que la Lógica como ciencia está dada de una vez y para siempre.

La primera respuesta es reconocer lo válido de los dos planteamientos señalados. Solo así puede asumirse, o al menos intentarse, la comprensión en relación con los detractores a ultranza de la Lógica Formal Clásica, Aristotélica y la elevación de la Lógica Dialéctica a ciencia de las ciencias. Es la perfecta ilustración de la negación metafísica.

Precisamente es Engels F quien se refiere a cómo las demandas de las ciencias de la época marcan el rompimiento de la ciencia de la Lógica dentro de los estrechos horizontes de lo que hasta entonces se identificaba como Lógica Formal. Se imponía la aparición de una nueva Lógica que captara en esencia el propio movimiento y desarrollo del pensar. Ello solo es posible con la aparición del marxismo; pero nace también la eterna contradicción entre ambas lógicas: la Formal y la Dialéctica. Aparentemente se presenta como una contradicción: lo intuitivo se asocia a lo inesperado, lo increíble, algo aproximado, y lo lógico se identifica con el conocimiento y utilización de reglas, procedimientos y regularidades.

Algunas preguntas relacionadas con este aspecto son las siguientes: ¿qué relación guarda, entonces, lo lógico y lo creativo? ¿Cómo contribuye la aplicación de los procesos lógicos del pensamiento en el desarrollo de la creatividad? ¿El desarrollo del pensamiento lógico conduce necesariamente al desarrollo del pensamiento creador? ¿A qué niveles?

Esta arista del problema, la relación entre la lógica y la creatividad, no ha sido muy trabajada por los expertos, al menos en la literatura consultada. Cuando se aborda es indirectamente o en muchos casos estableciendo entre ellos relaciones excluyentes. Sin embargo, resulta necesario profundizar en lo que podría identificarse como problemas lógicos de la creatividad. Múltiples son los argumentos que pueden exponerse:

La necesidad del ser humano de garantizar un pensamiento correcto ha devenido exigencia de cada época histórica. ¿Pensar correctamente no es acaso premisa para el desarrollo de un pensamiento creador?

En el proceso de formación de los niños y de los jóvenes, la escuela ocupa un lugar importante, clave, al potenciar, desde la enseñanza y desde el aprendizaje, el desarrollo de un pensamiento dialéctico, científico. De hecho, en las tendencias y concepciones actuales se enfatiza que el proceso educativo tiene que ser esencialmente creador para hablar de calidad en el mismo. ¿El desarrollo de un pensamiento correcto no es premisa para el pensamiento creador? ¿Cómo hacerlo desde la escuela como institución social?

Si bien desde el punto de vista teórico es necesario revelar los vínculos entre lo lógico y lo intuitivo, también desde la práctica resulta imprescindible.

La Lógica es de hecho la ciencia que versa sobre los procesos lógicos del pensar, por lo tanto, es imprescindible acudir a su estudio para la fundamentación de los procesos creadores.

Destacan en relación con el abordaje de esta problemática lo señalado por Martínez M al referirse a las contradicciones de orden epistemológico como bases de la creatividad cuando identifica como una de ellas la unidad de lo lógico y lo intuitivo, criterio asumido por la autora y argumentado al refutar la tesis generalizada de la incompatibilidad entre el desarrollo del pensamiento creador y lo lógico dando por establecido la existencia de un dilema, también en este orden de análisis, que el decurso de la realidad y su asimilación práctico-espiritual por el sujeto cognoscente se encargan de contradecir a diario.11 Descubrir lo nuevo no supone abandonar, desconocer las herramientas que hasta ese entonces se han utilizado para ascender por los senderos de la investigación científica. En el proceso de creación son igualmente importantes los saltos intuitivos y las investigaciones cuidadosas. La valoración del grado de posibilidad de realización de una idea tiene una naturaleza lógica que se vincula a los momentos intuitivos.

No existe la lógica del descubrimiento en el sentido de reglas para revelar lo nuevo, pero sí deben respetarse en ese proceso los cánones de la valoración y el razonamiento, señala la citada autora.

Cuando a fines del Siglo XIX se produce la mal llamada crisis de la Física, Lenin apuntaba que era en realidad una crisis de los físicos, de los límites impuestos por ellos mismos al conocimiento y no de la ciencia en cuestión. Arribar a esta genial conclusión no fue solo el resultado de descubrir dónde estaba el error conceptual, de contenido, fue también la aplicación de los contenidos lógicos al revelar un tratamiento inadecuado desde el punto de vista conceptual al definir la materia, identificándola con una de sus formas estructurales con carácter absoluto y obviando la metodología correcta para el uso de las definiciones como operaciones lógicas, aspecto este último del cual el propio Lenin hizo una genial demostración cuando elaboró la definición de materia y de clases sociales, entre otras.

La autora suscribe lo apuntado por la Dr C Martínez M cuando señaló: “Se hace necesario, modernamente, buscar vías para aumentar la cultura del pensamiento, su adecuado enfoque, formar el estilo de pensamiento que necesita la actual sociedad sin mistificar elementos tales como lo racional, la inspiración, la intuición, la tensión psíquica, la insatisfacción, teniendo en cuenta que la creatividad no es exclusiva de genios, de seres con capacidades excepcionales sino que todos los hombres pueden ser creadores si son educados para ello (…) Depende de la calidad de la educación. Y, ‘crear las condiciones adecuadas para el estudiante es calidad’ entre otros factores, según ha señalado Fidel Castro’’.12 Ese llamado a elevar la cultura del pensamiento incluye acercarse teóricamente a las acepciones y usos más frecuentes, sean correctos o no, del término lógico. El término lógico es usado en el contexto de conversaciones, discursos, obras literarias y no en todos los casos con la misma acepción. Su empleo en el lenguaje cotidiano y en el académico evidencia, aparentemente, una comprensión única de su significado; sin embargo, un análisis detallado revela lo incorrecto de esta aseveración.

Al señalar algunos ejemplos pudiera mencionarse que al referirse al vocablo lógico se identifica: la lógica de los acontecimientos, la lógica de los procesos o la lógica de los planteamientos.

En todos los casos, su uso no rebasa los marcos del conocimiento cotidiano aun cuando subyace un elemento válido, racional en tales juicios. Interesa centrar la atención en dicho término, desde el punto de vista del conocimiento científico. La génesis del concepto ayuda a ello.

Intentar resolver una situación tan contradictoria resulta muy complejo y no constituye el objetivo central del presente trabajo. En última instancia de lo que se trata es de asumir una posición y brindar los argumentos que lo avalan. Desde ese punto de vista la autora, como ya ha sido expuesto anteriormente, considera necesario reconocer que ambas ciencias, la lógica formal y la lógica dialéctica, tienen razón de ser en tanto ciencias que estudian el pensamiento desde aristas bien definidas en correspondencia con sus respectivos objetos de estudio y las diferencias sustanciales en el estudio del mismo, que es para ambas el pensamiento.

Carece de valor científico discurrir acerca de cuál de estas dos lógicas es más importante o, como intentan algunos, limitar el campo de acción de la formal solo a nivel del pensamiento empírico y dejar a la dialéctica en el campo del pensamiento teórico. Ello equivale a desconocer las características más elementales del proceso del pensamiento y del conocimiento y desde el punto de vista dialéctico materialista, a no comprender lo planteado en el principio de unidad de la dialéctica, la lógica y la teoría del conocimiento, donde se revela que la dialéctica subjetiva es la aplicación de la teoría general del desarrollo al movimiento específico del cono- cimiento y de la lógica del pensar. Por tanto, la teoría del conocimiento y la lógica captan, estudian “...el modo peculiar de manifestarse la dialéctica en el proceso de asimilación práctica espiritual de la realidad por el hombre”.13

El reconocimiento de las dos ciencias implica así mismo tener en cuenta las relaciones entre ambas en el estudio del pensamiento como complemento necesario, según lo que cada una aporta en esa dirección. En el orden didáctico supone también la identificación de dos posibles asignaturas; no obstante, el criterio que más prevalece, derivado de los señalados desde el campo de la ciencia pura, es no reconocer la importancia de la lógica formal en este sentido.

Lo más determinante no es la existencia de dicha asignatura, aun cuando su ello contribuiría a un mejor estudio del pensar, sino de cómo son abordados los contenidos que la estructuran por las restantes disciplinas o asignaturas del plan de estudio y de cómo ellas sirven para la organización del proceso de enseñanza- aprendizaje, aunque este no sea de lógica como asignatura. Este último elemento es clave en la formación del personal docente que tiene como una de sus misiones aprender a aprender para después enseñar a hacerlo.

Por lo conclusivo de la aseveración hecha la autora se identifica con la tesis que declara: “…los principios, reglas y leyes de la lógica formal operan en el proceso del pensar cognoscente bajo la dirección metodológica de la dialéctica, la cual a su vez opera en plena concordancia con los principios, reglas y leyes de la lógica formal. Todos los problemas gnoseológicos que se resuelven con los medios de una y la otra lógica se hallan en unidad dialéctica”.14

En correspondencia con el criterio expresado con anterioridad es que la autora de este trabajo asume la existencia de los fundamentos lógicos del proceso de enseñanza-aprendizaje que se sustentan precisamente en la unidad dialéctica existente entre ambas lógicas, la Formal y la Dialéctica, al abordar el pensamiento en el proceso de asimilación práctico-espiritual de la realidad por el sujeto cognoscente bajo la exigencia de que esta asimilación sea correcta, coherente y permita comprender y transformar esa realidad.

Se concluye, entonces, que los problemas de la Lógica tienen importancia en relación con el desarrollo del pensamiento y en esa dirección con la creatividad. El dominio de las leyes, formas y operaciones lógicas es clave para en otro contexto “buscar”, “descubrir”, “encontrar” nuevas interrogantes, nuevos caminos donde serán aplicadas. Constituye una lectura diferente.

Conclusiones

Tradicionalmente se ha establecido un divorcio entre los procesos lógicos y la creatividad. Para la mayoría de los que se acercan al tema el camino de la creatividad no incluye el dominio de lo lógico, reduciendo este último a la existencia de algoritmos, reglas, axiomas que distan de permitir el desarrollo de lo nuevo desde la existencia de lo intuitivo y de lo no convencional.

El dominio de las leyes, formas y operaciones del pensar, lejos de constituir un obstáculo deviene ayuda en la búsqueda de nuevos caminos y soluciones por parte del sujeto cognoscente. No se reduce el problema a conocer reglas y algoritmos, de lo que se trata es de hacer un uso creador desde el conocimiento de dichos procesos lógicos donde necesariamente se aplican, con lo cual las posibilidades de alcanzar una respuesta más rápida y correcta aumenta.

 

Referencias

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  6.  ORUDZHEV Z M. La Dialéctica como sistema. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 135.
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  8.  MARTÍNEZ M. La enseñanza problémica de la Filosofía Marxista Leninista. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1987. p. 104.
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  10.  ____ . Calidad educacional y desarrollo humano. Rev de la Universidad de Bogotá. INCCA, V. 7. 1995. p. 17. RODRÍGUEZ Z. Obras. T. 2. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales; 1989. p. 28.
  11. ANDREIEV I. Problemas lógicos del conocimiento científico. Moscú, Editorial Progreso; 1984. p. 149.

 

Bibliografía

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