Varona

No.44   Enero-Junio 2007.    ISSN: 1992-82

Crecimiento personal en niños con trastornos afectivo-conductuales

Personal improvement on children with affective conductual disorders

Dr C Yanelín López Rodríguez. Profesora Auxiliar. ISP “Enrique José Varona”

Recibido diciembre de 2006   Aceptado enero de 2007


RESUMEN

La atención a escolares con trastornos afectivo-conductuales (TAC) constituye una prioridad dentro del subsistema de Educación Especial del Ministerio de Educación (MINED). Sin embargo, aun cuando los resultados generales de las escuelas especiales para menores con trastornos afectivos conductuales muestran hoy una situación mucho más favorable que en cursos anteriores, siguen existiendo algunas dificultades que se hacen evidentes al analizar la permanencia de un porciento de la matrícula escolar por más de tres años en este tipo de enseñanza, cuando lo ideal es que resuelvan las necesidades iniciales en dos años como máximo, o cuando se valora la calidad requerida para el proceso de tránsito. Esta situación genera un foco permanente de atención estratégica para este tipo de escuela.

Como resultado de esta situación, se llega a percibir a los niños con TAC, con escasas posibilidades de crecimiento personal, dado la infructuosa efectividad de las influencias educativas que se han realizado durante muchos años, sin poner énfasis en este aspecto. El artículo evidencia la importancia de potenciar el crecimiento personal para reconstruir las funciones psicológicas y desarrollar recursos personales en los escolares, que les permitan interactuar con el medio y crecer de manera integral en la sociedad.

PALABRAS CLAVE: crecimiento personal, trastorno afectivo conductual.

ABSTRACT

The attention given to school children with affective-conductual problems (TAC) constitute a priority within the subsystem of Special Education of the Ministry of Education (MINED). However, even when the general results of special schools for minors with affective-conductual problems is better today than in previous courses, there are still some difficulties which become evident through the analysis al the percentage al retention for more than three years in this type al education, when the ideal is shat the initial necessities should be resolved in a maximum al two years al when the quality recused al the transit process is analyzed. This situation generates a permanent locus al strategy attention to his type al school.

As a result, of this situation children with (TAC) are proceed with low possibilities and personal growth giving the low effectivity al educational influence during the last low years without putting emphasis on this aspect. This article shows the importance al strengthening personal growth to reconstruct psychological functions and develop personal resources in school children which will allow them to interact in an integral manner in society.

KEYWORDS: personal growth, affective conductal problem.


Introducción

 Los niños con necesidades educativas especiales (NEE) reciben un sistema de influencias que, cada día, se perfecciona en función de lograr una labor correctivo-compensatoria más eficiente que garantice la incorporación futura de los niños a la vida laboral y social. Los trastornos afectivo-conductuales constituyen una categoría diagnóstica que necesita del accionar creativo de sus docentes y especialistas.

Numerosas son las alternativas que podemos encontrar en el marco de la atención a este tipo de alumno; sin embargo, las particularidades de los mismos, las características del entorno natural en que viven y los resultados insuficientes del trabajo correctivo-compensatorio que se realiza, exigen propuestas cambiantes y dinámicas que ofrezcan al menor, variabilidad de herramientas para su autorregulación y el logro de un desarrollo integral más eficiente, a partir de conseguir una comprensión diferente del proceso de crecimiento personal que debe experimentar el alumno en su edad.

Desarrollo

En la actualidad, se hace frecuente encontrar en el ámbito psicológico y pedagógico, el término “crecimiento personal”. Su significado puede ser evidente para los estudiosos del tema, pero en la práctica, existen diferentes criterios y posiciones que determinan su uso.

El vocablo “crecer” ha sido definido, según el Diccionario Aristos (1985), como “tomar aumento natural los seres orgánicos. Aplicado a las personas se refiere a la estatura (...) Tomar uno mayor autoridad, importancia o atrevimiento”.1

Sin embargo, al utilizarlo en el ámbito psicológico y pedagógico, es necesario analizarlo con un alcance superior al que se conceptualiza y, para ello, se relaciona con otro término: “desarrollo”, sumamente importante para la comprensión del fenómeno que se estudia.

El desarrollo, desde el punto de vista filosófico, ha sido interpretado como el “proceso de automovimiento desde lo inferior (desde lo simple) a lo superior (a lo complejo), que pone de manifiesto y realiza las tendencias internas y la esencia de los fenómenos, las cuales conducen a la aparición de lo nuevo”.2

En sentido general, se aborda el término como cambio y transformación, pero a los efectos que se quieren lograr en la personalidad de los escolares con trastornos afectivo-conductuales (TAC), esta definición se torna insuficiente, sobre todo si tenemos en cuenta que estos niños están inmersos en una situación social de desarrollo particular, desventajosa, que hace necesaria la reconstrucción de la personalidad y sus vivencias.

El desarrollo universal de la personalidad, desde el punto de vista filosófico, “designa el desenvolvimiento armónico de la riqueza espiritual, de la pureza moral y del perfeccionamiento físico en el hombre.” Al respecto, Lenin V I, planteaba la necesidad de educar y formar “personas desarrolladas y preparadas en todos los sentidos, personas que sepan hacerlo todo”.3

Esta visión filosófica, aportada por Lenin V I, nos reafirma la necesidad de realizar un análisis más completo, a partir de considerar la personalidad como un todo, que necesita escalar niveles de desarrollo superiores en cada etapa, donde los cambios que se produzcan permitan la construcción y reconstrucción de patrones y, por tanto, la regulación de la personalidad en función de la adaptación al medio en que vive y su transformación activa y creadora.4

Para Vigotsky L S “el desarrollo es un proceso único de autodesarrollo, que se distingue por la unidad de lo material y lo psíquico, de lo social y lo personal; en que se forma y surge algo nuevo (...). Constituye un todo único (...) un proceso dialéctico complejo, que se caracteriza por una periodicidad múltiple, por una desproporción en el desarrollo de las distintas funciones, por la metamorfosis o transformaciones cualitativas de unas formas en otras, por el complicado entrecruzamiento de los procesos de evolución e involución, por la entrelazada relación entre los factores internos y externos y por el intrincado proceso de superación de las dificultades y de la adaptación”.5

Este análisis permite comprender que el desarrollo implica cambios y transformaciones, incluso, microscópicos, imperceptibles, que transcurren de forma prolongada para obtener como resultado la aparición de una formación cualitativamente nueva, que se expresa externamente como un nuevo conocimiento, habilidad o capacidad del sujeto. Estas formaciones nuevas atraviesan los llamados períodos de crisis en el desarrollo, que traen como consecuencia la aparición de la edad estable y la desaparición de lo viejo, donde pasan a primer plano los procesos de extinción y repliegue, descomposición y desintegración de todo lo que se ha formado en la etapa anterior y caracterizaba al niño de dicha edad. Estas crisis son definidas por Vigotsky como períodos de tiempo relativamente cortos (varios meses, un año, dos a lo sumo) en los que se producen cambios bruscos y fundamentales, modificaciones y rupturas en la personalidad que adquieren el carácter de catástrofe.6

En la presente investigación se toma, como referente el período relativo a la crisis de los siete años y la edad escolar (8 a 12 años), para analizar que, en el caso particular de los niños con TAC, este período de crisis y los anteriores ha transcurrido de forma apática e inexpresiva, sin el apoyo y la orientación necesaria por parte de la familia, en contextos inadecuados, poco facilitadores y, por esa razón, se produce un retraso en el desarrollo de la esfera afectivo-volitiva de la personalidad que hace más lenta la aparición de nuevas formaciones y que se mantengan los patrones inmaduros e inadecuados que subyacen como resultado de la situación social del desarrollo del niño. En toda crisis se produce la reestructuración de la vivencia interior del sujeto en dependencia de la relación que establece con el medio, reestructuración que radica en el cambio de sus necesidades y motivos, que son los motores de su comportamiento.

En la edad escolar, el niño se hace más independiente, cambia su actitud hacia los demás niños, los procesos cognoscitivos adquieren un carácter consciente y voluntario, aparecen intereses vinculados al conocimiento científico de la realidad, formaciones psicológicas como la autovaloración y los ideales, comienzan a participar en la regulación de la conducta.7,8 La formación de estas características se ve afectada en los escolares con TAC, en los que el sistema de vivencias es tan complejo y desorientador, que retarda significativamente la aparición de estas formaciones, como expresión de la regulación de la personalidad en esta edad, elevando la necesidad de revertir esta situación y lograr un crecimiento personal, a partir de la reestructuración de ese sistema de vivencias.

Es necesario analizar, incluso, que la situación social de desarrollo de este escolar no posibilita la adecuada formación, desde la edad preescolar, de la voluntariedad de los procesos, del lenguaje como regulador de la personalidad y las motivaciones e intereses cognoscitivos, necesarios para las ulteriores formaciones psicológicas de la edad escolar y su correspondiente crecimiento personal.

En la literatura encontramos referentes importantes de investigaciones que abordan el desarrollo de la personalidad, con énfasis en alguno de sus componentes. En este sentido, se pueden mencionar autores como Allport, 1971; Makarenco A, 1977; González F., 1982, 1993, 1994, 1995; Rico P., 1989, 2000, 2002; Mitjáns A, 1995; Castro P L, 1996; Recarey S, 1997; Castellanos B, 2003; González A, 2003; Arias G, 1992, 1998, 1999, 2005; Chacón N, 2000, 2002; Silvestre y Zilberstein, 2000; Moreno M J, 2003; González D, 2003, D’ Angelo, 2004, entre otros.

Para analizar los referentes teóricos que sustentan la teoría del crecimiento personal, además de estos estudios, es necesario tomar en consideración la psicología humanista, que posee supuestos teóricos relacionados con el reconocimiento de la capacidad del hombre para autodeterminarse, realizarse, crecer, a partir de sus posibilidades internas. Se habla del hombre como un ser activo, individualmente responsable, capaz de seleccionar opciones para su comportamiento, como un ser único e irrepetible y que posee fuerzas internas que impulsan su autodesarrollo.9,10,11

Según Rogers C, el individuo que funciona de manera plena presenta entre otras características: el estar abierto a su experiencia y, por tanto, no manifiesta conductas defensivas, la estructura del yo es congruente con la experiencia; el sujeto se percibe como centro de valoración y este proceso es continuo y orgánico; en este proceso, experimenta un sentimiento de consideración positiva incondicional de sí mismo, es adaptativo y creativo; es capaz de lograr una valoración autónoma para tener conductas más satisfactorias y la consideración positiva recíproca le permite vivir en armonía con los demás.12

Desde esta teoría, se plantea que el sustrato de la motivación humana es la tendencia a la realización, a promover la autoestima del individuo. Por otra parte, se señala el papel del terapeuta, con una visión totalizadora del “otro”, por una vía fundamentalmente empática y se establece el compromiso del investigador o terapeuta, para participar en el proceso de cambio del sujeto.13

Se considera positivo el reconocimiento que se realiza al papel activo del hombre y su comprensión sistémica, el énfasis en la originalidad, peculiaridad e integridad cognitivo-afectiva de la personalidad, y entre las limitaciones está la de concebir la naturaleza humana con tendencias innatas como autorrealización, crecimiento personal, que a criterio de la autora, son adquiridas; así como el énfasis que se hace en los mecanismos individuales como vía para solucionar todos los problemas, con lo que se subvalora el comportamiento social e institucional en el proceso de desarrollo de las potencialidades individuales de las personas.

Desde una perspectiva sociohistórica, que valora la relación dialéctica de lo biológico y lo social, lo afectivo y lo cognitivo, lo interpersonal y lo intrapersonal, se analiza la importancia de la educación en el proceso de crecimiento personal de cualquier sujeto, en particular de un niño con TAC.

Diferentes autores (tomando como punto de partida a Vigotsky L S) reconocen la educación como proceso base para crear las condiciones necesarias que deben facilitar el proceso de crecimiento personal del sujeto, aunque es importante mencionar que la mayoría no declara explícitamente este concepto.14,15,16,17

Para Hill, el sujeto en su proceso de maduración necesita lograr, con ayuda de la educación, aumentar18:

La comprensión de sí mismo y la aceptación de la responsabilidad de esta comprensión.

La comprensión del mundo de la educación y del trabajo.

Su capacidad de elegir por sí mismo y resolver sus propios problemas.

Su sentido de los valores morales, su capacidad de ser sensible respecto a otros.

Su comprensión de la naturaleza humana, de las relaciones humanas y de la psicología aplicada de la adaptación personal y social.

Torroella G plantea la existencia de determinadas tendencias en el desarrollo de la personalidad, que se concretan en tres grandes grupos de tareas que el sujeto debe vencer con ayuda de la educación, en las diferentes etapas evolutivas. La realización de estas tareas de desarrollo posibilita que el individuo vaya creando recursos personales para enfrentar los nuevos retos, a partir de la apropiación de nuevas formas de actuación. Para la edad escolar (6-12 años), las mismas consisten en:

 Tareas que se relacionan con las actitudes y conductas hacia los demás y los grupos.

Fariñas G, en sus estudios, define Habilidades Conformadoras del Desarrollo Personal (HCDP) y refiere que son la base del desarrollo del sujeto en cualquier esfera de la vida al estar en la base de los aprendizajes y ser mecanismos del autodesarrollo.20

La referida autora analiza que las HCDP garantizan el proceso de crecimiento personal en cada etapa, y el desarrollo de estas habilidades se debe producir en un proceso educativo multidisciplinario, que posibilite la influencia de los maestros y los especialistas pertinentes. Este criterio es sumamente importante, pues explicita la importancia de la institución educativa para encauzar el proceso de crecimiento personal del sujeto desde edades tempranas.

Pino J L, aporta un referente importante acerca del papel de la orientación en la educación y desarrollo de la personalidad. En sus estudios, analiza el crecer como “un proceso continuo de pérdidas y adquisiciones”21 y plantea que si estas pérdidas y adquisiciones se dan a través de un reaprendizaje de la realidad y favorecen el cumplimiento de las tareas del desarrollo de cada edad, pueden conformar una situación socialmente responsable que aporta los recursos para enfrentar las contradicciones de la vida cotidiana y alcanzar una identidad personal adecuada.

Más recientemente, se ha consultado la investigación realizada por el Pérez L M,22 donde se propone un Modelo Educativo Integral para el Crecimiento Personal, concebido en el ámbito de la Enseñanza Técnica Profesional.

El autor referido anteriormente, plantea que el crecimiento personal es el “proceso de cambio y transformación que se produce en los contenidos y funciones psicológicas de la personalidad, que permite un nivel superior de regulación y autorregulación comportamental e implica, a partir de las exigencias de la sociedad, una mejor relación con el medio y consigo mismo”.23 A partir de esta compresión, Pérez establece cuatro dimensiones que permiten la operacionalización de su concepto en la práctica investigativa y pedagógica: cambios en los contenidos psicológicos, relación adecuada consigo mismo, relación activa con el medio e interrelación positiva con los otros. Estas dimensiones integran el trabajo con los contenidos psicológicos, que han sido tratados por otros autores, con la necesaria interacción del sujeto en las diferentes áreas de actuación, elemento que se redimensiona desde esta concepción.

Indudablemente, la teoría de este autor, por su nivel de actualización, es sumamente valiosa para proyectar la que se ha asumido en esta investigación. De ella se considera importante la declaración del cambio del individuo, en sus contenidos y funciones psicológicas, pero se hace necesario destacar que la misma fue creada en el proceso de formación de estudiantes de la Educación Superior, con un determinado nivel de desarrollo de la personalidad, muy diferente a los escolares con TAC. Por otra parte, es importante interpretar ese cambio, vinculado al proceso de apropiación y construcción de la experiencia en cada etapa de desarrollo, lo que implica reconocer el papel de los otros y la dinámica y flexibilidad del proceso de crecimiento personal, que justifica la posibilidad de transformación de un sujeto portador de TAC, sustentado además por las teorías del humanismo y la concepción histórico-cultural del desarrollo humano.

Desde esta comprensión entendemos que el crecimiento personal en los escolares con TAC es el proceso de cambio y transformación activa del sujeto durante la apropiación y construcción de la experiencia socio- histórica, que potencia la reconstrucción de nexos entre contenidos y funciones psicológicas, y la formación de recursos personales para una mejor regulación de lo cognitivo, lo afectivo y lo volitivo de la personalidad como un todo, durante cada etapa de desarrollo.

El proceso de crecimiento personal refleja el nivel de desarrollo integral alcanzado por la personalidad, el sujeto evoluciona hacia etapas superiores obteniendo logros y retrocesos, propios del desarrollo como espiral, pero con la peculiaridad de obtener un aprendizaje de sus dificultades, para dominarlas y transformarlas a partir de sus potencialidades, produciéndose un proceso de construcción de lo nuevo y reconstrucción de patrones establecidos inadecuadamente, en el desarrollo de las formaciones psicológicas y su repercusión en el desarrollo armónico de la personalidad como un todo.

Como resultante de la investigación: “La expresión corporal, un recurso psicopedagógico para el crecimiento personal de escolares con trastornos afectivo-conductuales”24 se determina como dimensiones de crecimiento personal: la corporal, la cognitivo-afectiva y la volitivo-afectiva.

DIMENSIONES E INDICADORES DEL PROCESO DE CRECIMIENTO PERSONAL EN ESCOLARES CON TAC

La concepción sobre crecimiento personal que se adopta parte de entender la personalidad como un todo y solo se establece una separación operacional de sus componentes, en función de lograr su profundización en la investigación y la práctica educativa. Se aclara, además, que la determinación de la dimensión corporal es necesaria para evaluar el cambio que ha de producirse también, desde lo físico (el cuerpo) como sustrato material, mediador del propio desarrollo del hombre y sus funciones psíquicas superiores, teniendo en cuenta la importancia que la autora le confiere a la Expresión Corporal (E C), como recurso psicopedagógico para promover el cambio.

Dimensión corporal: expresa los cambios que se van produciendo, a partir de la aparición de nuevas particularidades del movimiento y la expresión del sujeto durante su interacción social. En ella se integran los componentes de la psicomotricidad relacionados con el movimiento, el esquema corporal, la lateralidad, el espacio, el tiempo y el ritmo de los movimientos.

Esta dimensión se analiza a través de dos perspectivas de análisis, presentes en la expresión corporal cotidiana del sujeto: la cinética y la proxémica.

La cinética: es el estudio de los movimientos corporales y puede dividirse en tantas áreas como conductas humanas existen.25

La proxémica: es el estudio de la forma en que las personas usan el territorio, el espacio, durante el establecimiento de sus interrelaciones.26

TABLA 1. Indicadores.

CINÉTICA

PROXÉMICA

Realización de movimientos principales como: posturas, ademanes, posiciones, acordes con los temas de trabajo.

Realización adecuada de movimientos localizados del cuerpo: de manos, piernas, brazos, tronco.

Utilización de expresiones faciales y movimientos de los ojos para la comunicación.

Tensión y tono muscular adecuados.

La distancia entre los participantes al realizar las actividades de E C (utilización de los espacios).

Elcontacto ocular que se establece (mensajes a través de las miradas).

El tacto, contactos directos que se establecen.

La orientación espacial durante la realización de los movimientos.

Utilización del tiempo y el ritmo en los movimientos.

Dimensión cognitivo-afectiva: integra la unidad de lo afectivo y lo cognitivo en la estructura de la personalidad y las relaciones internas que se establecen entre los motivos, los afectos, las emociones y el establecimiento de conocimientos, habilidades y capacidades en el individuo para regular su funcionamiento.

Indicadores:

Dimensión volitivo-afectiva: expresa la unidad entre la conducta del individuo y sus motivos, afectos, emociones, para lograr la regulación de la personalidad.

Indicadores:

IMPORTANCIA DEL CRECIMIENTO PERSONAL EN ESCOLARES CON TAC

Los niños con TAC, al estar expuestos a experiencias sociales infraestimulantes, manifiestan vivencias negativas que conforman una manera particular de interpretar la realidad y asumir roles inadecuados. De esta forma, se les dificulta la valoración positiva de su personalidad y el entorno social, que entorpece la formación y desarrollo de recursos personales que le permitan diferenciar entre el bien y el mal, y asimilar las situaciones conflictivas, como experiencias de vida a superar.

Bozhovich L I analiza que la vivencia es una realidad psicológica por donde es necesario comenzar el análisis del papel del medio en el desarrollo del niño y decía que la vivencia es como un nudo, en el cual están atadas diversas influencias y circunstancias, tanto externas como internas.27

En este sentido, es necesario comprender que el medio tiene el encargo de satisfacer las necesidades del niño durante su desarrollo. En el caso específico de los niños con TAC, se produce una privación de la satisfacción de esas necesidades, o una insuficiente satisfacción que se manifiesta en la vivencia, como reflejo de esa relación sujeto-medio. Por otra parte, el predominio de emociones y conductas inadecuadas en este menor, es resultado de la ausencia de principios morales, modelos familiares y sociales disfuncionales, y la falta de regulación interna para frenar las conductas disociales.

El crecimiento personal en este tipo de escolar es un proceso complejo, paulatino, que requiere dedicación para que se pueda producir la reconstrucción de funciones psicológicas que presentan inmadurez, precisamente por las irregularidades del proceso de interacción social en que comenzaron su desarrollo.

La reconstrucción de funciones psicológicas en el niño implica la modificación de las funciones que han comenzado su formación y desarrollo en etapas anteriores, pero que no satisfacen las necesidades de afecto crecientes del escolar, ni se corresponden con las exigencias sociales de su desarrollo, por lo que es necesario que se produzca una transformación cualitativa, que posibilite la instauración de nuevas funciones acordes con las nuevas necesidades y exigencias.28,29

Si se es consecuente con las concepciones de Vigotsky L S, se puede comprender que precisamente “la esfera de los procesos inmaduros o en vía de maduración, configuran la zona de desarrollo próximo del niño”,30 por lo que estructurar un sistema de acciones de apoyo para modificar las funciones existentes y configurar nuevas, es de vital importancia para promover el crecimiento personal de los escolares con TAC y, de esta forma prepararlo para enfrentar, de manera diferente y positiva, las vivencias resultantes de una situación social de desarrollo generadora de conflictos e inseguridades.

La potenciación del crecimiento personal en la institución escolar es fundamental para la evolución satisfactoria del proceso de desarrollo integral del niño con TAC. El mismo tendrá como objetivos:

 Lograr la preparación profesional de los menores, de acuerdo con sus características, de manera que puedan incorporarse a la actividad laboral.

Conclusiones

El trabajo correctivo-compensatorio y estimulador del desarrollo que se realiza en las escuelas especiales para niños con TAC debe ir encaminado a lograr el crecimiento personal del alumno a partir de la reconstrucción paulatina de sus funciones psicológicas. Este elemento posibilita ir equilibrando la personalidad y los diversos conflictos que subyacen en este tipo de alumno.

En las manos del docente está el lograr una preparación profesional consecuente, que posibilite orientar adecuadamente el proceso de desarrollo de estos menores, para alcanzar los objetivos antes mencionados, obtener el equilibrio general de su personalidad y el crecimiento personal necesario para asimilar y transformar, siempre que sea posible, la situación social de desarrollo en que viven.

 

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            . El problema del entorno. En: Problemas de la Psicología Infantil. Capítulo V.  Moscú, Editorial Pedagógica;   1984.