Varona

No.42   Enero-Junio, 2006.    ISSN: 1992-82

Cultura y desarrollo como fundamentos de los programas audiovisuales para los niños en edad preescolar

Culture and development as basis of audiovisual programs for children of pre scholar age

MSc. Daisy Rodríguez Montoto. Profesora Auxiliar. ISP “Enrique José varona”

Recibido septiembre de 2005   Aceptado enero de 2006


RESUMEN

La época actual está caracterizada por un creciente proceso de globalización de la vida social y de la cultura a escala mundial. La sociedad cubana promueve una forma de entender la cultura en un sentido funcional de propiciar el desarrollo humano hacia su más alta espiritualidad y para lograrlo se impone colocar la justicia social como núcleo, a partir del cual exalta la vida espiritual. En este marco se destaca la aspiración del Estado cubano, encaminada a lograr que el pueblo sea uno de los más cultos del mundo en los próximos años, validando el derecho de los hombres a elevarse a los niveles más altos de desarrollo humano.
Para lograr estos propósitos no se escatiman esfuerzos y se inicia en el año 2000, un Programa Audiovisual educativo dirigido a toda la población. Formando parte del mismo, el Programa audiovisual dirigido a la etapa preescolar se propone apoyar el tratamiento de los contenidos programáticos y transmitir mensajes educativos por medio de la utilización de los recursos de la comunicación audiovisual. Este programa contribuye al desarrollo de la cultura de los niños y a su crecimiento espiritual como seres humanos. Está fundamentado en la relación entre las dimensiones cultura y desarrollo como expresión superior de desarrollo humano.

PALABRAS CLAVE: cultura, desarrollo, desarrollo humano, crecimiento espiritual, programa audiovisual educativo, edad preescolar, comunicación social, tecnologías educativas, globalización cultural.

ABSTRACT

Today’s world is characterized by an ever growing process of globalization for social and culture life at a world scale. The Cuban society promotes a new form of understanding of culture in a functional sense to allow for human development toward higher spirituality and to achieve this it is important to place social justice as the nucleus, and from them exalt spiritual life. In this framework the aspiration of the Cuban State is highlighted, pointed toward achieve that the Cuban people become one of the most culture people in the following years, validating human rights to elevate human development.
To obtain these results no efforts are too small and at the beginning of the year 2000, an educative Audiovisual Program was created for the entire population. As part of this educative audiovisual program was directed toward pre-school aged children and its purpose was to encourage the content of the programs and to transmit an educative message by means to the audiovisual communication. This program contributes to the development of culture in children and in their spiritual growth as human beings. It is dependent on the different dimensions of culture and development as higher expression of human development.

KEYWORDS: culture, development, human development, spiritual growth, educative audiovisual programs, pre-school aged children, social communication, educative technologies, global culture.



Introducción

En el mundo de hoy, las informaciones aumentan considerablemente y la tecnología de los medios de comunicación social es cada vez más sofisticada, lo cual hace posible la transmisión al instante de mensajes y la creación de nuevos servicios de comunicación. El avance de la tecnología, unido a la globalización de la comunicación, ha exigido esfuerzos de los países para la evaluación de las líneas de acción aplicadas hasta el momento en comunicación, educación y cultura.

En este mundo, donde todo pretende globalizarse, el enfoque dialéctico entre cultura y desarrollo nos plantea puntos de reflexión sobre el futuro de la especie humana, que, al decir de algunos, parece estar en los tiempos actuales, en peligro de extinción. Esta relación se propone encontrar una forma de articulación que sirva como elemento sintetizador y propiciador de las mejores virtudes humanas.

El concepto de cultura ha sido objeto de análisis en numerosas ciencias y su importancia filosófica responde a elementos de orden gnoseológico y metodológico, encaminados a profundizar en la esencia del fenómeno cultural en general, como componente inseparable de la vida social, como determinación fundamental de la actividad creadora del hombre y como expresión universal de desarrollo social.

La dimensión cultural que adquiere el desarrollo social significa que este debe tomar por objetivo al hombre mismo, al tratar de crear condiciones sociales que amplíen su existencia en lugar de limitarla, en la que el libre desenvolvimiento de cada uno sea la premisa para el de todos, confiriéndole al hombre dignidad y libertad. Esta búsqueda de la libertad es entendida como un proceso de apropiación consciente de la identidad cultural para cada pueblo, no puede ser comprendida claramente, sin tomar en consideración el papel que desempeñan en su formación esferas como la educación, la ciencia vía comunicación. La educación como elemento transmisor de conocimientos, de tradiciones culturales, constituye un factor de enraizamiento social, a través de la cual la sociedad contribuye a crear una determinada concepción del mundo en sus individuos, quienes, a su vez, imprimen una manera específica de llevar a cabo los cambios económicos y sociales de su comunidad. La ciencia, en la actualidad, a partir de la revolución científico-técnica, con la implantación de las nuevas tecnologías, se convierte de forma innegable en un fenómeno cultural.

Todos estos cambios, en la esfera de las comunicaciones, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, permiten que los seres humanos descubran valores, actitudes, conocimientos pertenecientes a la cultura de otras civilizaciones. La cultura solo puede transitar por el camino de la liberación de ataduras clasistas; por ejemplo, la alienación, cuando la humanidad haya creado las premisas para la desaparición de la desigualdad social. Por ello, el proyecto de emancipación social de Carlos Marx constituye por igual un proyecto de emancipación cultural y viceversa, porque al hacerse libre el hombre proyecta su cultura en la escala más alta, expresando lo humano en una dimensión multiplicada.

Estos elementos nos muestran el proceso progresivo de integración cultural que atraviesa la humanidad y la creciente disparidad en el acceso al desarrollo como realidad económico-social y científica, que se convierte en una esperanza improbable para las grandes mayorías.

Este trabajo se propone demostrar que la relación entre las dimensiones cultura y desarrollo fundamentan la utilización de un programa audiovisual educativo en los niños de edad preescolar.

Desarrollo

La época actual se caracteriza por un creciente proceso de globalización de la vida social y de la cultura, que tiene sus raíces en el desarrollo de la producción industrial, en el de la tecnología y en el de los medios de comunicación, lo cual produce sus efectos en la economía mundial, en los logros de la ciencia, la tecnología y de la educación a escala internacional.

Si analizamos este aspecto en nuestro contexto nacional, nos encontramos con la aspiración del Estado cubano en esta dirección, que está encaminada a lograr que el pueblo sea uno de los más cultos del mundo, en los próximos años.

Para lograr los propósitos anteriores no se escatiman esfuerzos y a partir del año 2000 el Ministerio de Educación, de forma conjunta con otros organismos, diseñaron un Programa Audiovisual dirigido a toda la población, con Universidad para Todos, para jóvenes y adultos, y Mi TV para niños y adolescentes. Como parte de la programación de Mi TV, se ha concebido un programa audiovisual para los niños de edad preescolar, el cual tiene una contribución a la cultura y al desarrollo de los niños.

Reflexiones sobre cultura y desarrollo

Se ha afirmado, con razón, que la humanidad ha avanzado mucho más en el desarrollo de la tecnología que en el de la innovación social, y es esta tensión, la causa de muchos problemas que tiene hoy la sociedad internacional. Resulta contradictorio que cuando más se ha adelantado en el campo tecnológico, en el social se han producido verdaderos retrocesos. Diversos especialistas han reiterado que la solución a esta problemática tiene que ser de carácter cultural.

La esencia de la cultura es la esencia de lo humano. La cultura comprende la suma total de las creaciones humanas, en la cual el sujeto social no solo crea objetos que le permiten satisfacer sus necesidades materiales, sino que igualmente se reproduce constantemente a sí mismo, su conciencia social, enriqueciendo y diversificando sus relaciones sociales. La cultura se encuentra indisolublemente ligada a la actividad práctico-social-transformadora del hombre, apareciendo como reveladora del grado de desarrollo alcanzado por lo humano en una sociedad determinada. Por ello es que la cultura no puede entenderse, como tradicionalmente se ha hecho, como cultura espiritual: expresión de las artes, las ciencias, las concepciones del mundo imperantes en una sociedad dada; porque representa un fenómeno más amplio y complejo; ella es el resultado de la creación de valores humanos, tanto materiales como espirituales y actividad en la cual el hombre reproduce en todas sus gradaciones y manifestaciones, la esencia de lo humano, a través de lo que se expresa su desarrollo como ser social. La cultura está en el centro de la economía política moderna y en ella se revelan las grandezas y limitaciones humanas. Allí están la ambición, el egoísmo, pero también están las grandes contribuciones a la cultura de la humanidad, los peldaños que han de conducir después de muchos esfuerzos al desarrollo social.

El programa de las Naciones Unidas para el desarrollo define que el desarrollo humano es un proceso en el cual se amplían las oportunidades del ser humano. Se señala además que, en principio, estas pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo, pero se precisa que, sin embargo, a todos los niveles del desarrollo, entre los más esenciales, están el disfrute de una vida saludable y prolongada, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para un nivel de vida decente.

La relación entre cultura y desarrollo se aborda en el año 1982, en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales, a la que asistieron más de 120 países. Como consecuencia de la relevancia que empieza a adquirir allí la cuestión de pensar el desarrollo social desde la cultura, las Naciones Unidas declaran el período 1988- 1997, como el Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural. Con este fin se han ejecutado muchas acciones; sin embargo, todavía existe una falta de comprensión sobre el alcance y los contenidos del desarrollo desde una concepción cultural. Con el propósito de darle mayor alcance y dimensión a esta concepción cultural del desarrollo, las Naciones Unidas encargan a la UNESCO, la formación de una Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. En 1995, se publica un informe titulado Nuestra diversidad creativa, que plantea un conjunto de reflexiones sobre esta problemática. En el mismo se parte de un análisis de la situación de ese momento y de la necesidad de cambios en la lógica del funcionamiento de la sociedad y del sistema internacional, destacando el papel central que debe tener la cultura en la estrategia de desarrollo y la necesidad de proteger y potenciar la diversidad cultural del mundo, como el más importante rasgo del patrimonio de la humanidad.

El economista Julio Carranza, Especialista de la Oficina Regional de Cultura de la UNESCO para la América Latina y el Caribe, ha señalado tres aspectos esenciales para comprender esta relación.

El primero señala que la cultura, en su sentido más abarcador, no se debe ver como algo ajeno a una política de desarrollo, ni como un instrumento del progreso material. La cultura es el objetivo del desarrollo, asumiendo este como la realización humana en toda su extensión. Esta concepción nos plantea que el desarrollo trasciende lo meramente económico, como ha sido considerado tradicionalmente.

El segundo plantea que tratar el desarrollo desde una concepción cultural, no excluye las consideraciones de carácter técnico-económicas, las cuales deben ser realizadas partiendo de las realidades histórico-concretas, los valores y las aspiraciones de los pueblos, en las que tienen lugar los procesos de desarrollo.

El tercero reclama que una concepción cultural del desarrollo no se reduce al lugar de los sectores llamados culturales, en los procesos y estrategias de desarrollo. Dichas estrategias de desarrollo se concebirán y conducirán desde una concepción cultural en el sentido más abarcador. Esta visión debe estar implícita no solo en la política cultural, sino en la política económica y en la política entendida no solo como un espacio de acción de los gobiernos, sino de la sociedad en su conjunto.

Históricamente se ha asociado el concepto de desarrollo, con la idea de lo material, lo económico y el concepto de cultura vinculado con la espiritualidad. El sociólogo Alonso A establece una relación dialéctica entre ambos términos, al plantear que la economía es parte de la cultura y que la cultura también es parte de la economía. Al respecto se refiere a la teoría del valor- trabajo, a la diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio; expresando que en el valor de uso hay cultura, creación humana, en este se refleja la productividad y la capacidad generativa de la humanidad, y finalmente apunta la relación entre ética y cultura, la dimensión del desarrollo en el plano de lo cultural, vinculada a una proyección ética.

La socióloga Espina M considera que la conexión cultura y desarrollo se halla en un contexto más amplio, lo que algunos han llamado, dentro de las ciencias sociales, el tránsito del pensamiento simple al pensamiento complejo y que otros identifican como el proceso de reconstrucción epistemológica de las ciencias sociales, y particularmente de la sociología. Esta investigadora señala con razón, que los esfuerzos de las organizaciones por encontrar un concepto de desarrollo que tenga como un elemento consustancial una noción de cultura, tienen que ver con la crisis de las nociones de desarrollo. Las nociones de desarrollo han entrado en crisis porque no han logrado resolver los problemas de las grandes mayorías. Una de las críticas fundamentales que se les hace es la del tecnicismo de estas nociones, que parten de una imagen de los pueblos y civilizaciones puestos en una particular escala de progreso. Este tipo de imagen de desarrollo entró en crisis, y precisamente la preocupación por el componente cultural, es un esfuerzo por rescatar visiones de desarrollo diferentes.

Al hablar de cultura no nos referimos exclusiva- mente a los objetos materiales y espirituales creados por el hombre, ni a las normas, valores e ideales materializados en el lenguaje, en los libros, en la acción humana, en las obras de arte, etc. Los objetos y medios de la actividad humana pueden ser considerados fenómenos culturales, solo en la medida que se vinculan con el hombre. Esto significa que la cultura actúa como característica del hombre y como medida de su desarrollo profesional, moral y espiritual.

Al vincular el concepto de cultura con el hombre, lo relacionamos dialécticamente con el desarrollo. Por ello podemos caracterizar la cultura de forma más general, como desarrollo humano y como medida de autodesarrollo del hombre. El mundo cultural, como el conjunto de objetos creados en la actividad social, en sí mismo, no puede cumplir la función de cultura y solo sirve como indicador de esta. La cultura, como cualidad del mundo de los objetos sociales creados por el hombre, existe objetivamente, pero solo para aquel que sea capaz de asimilarla. De este modo, el mundo cultural constituye un índice del nivel de desarrollo social y sirve de base para la vida y actividad de las nuevas generaciones, precisamente en la medida en que ellas, al decodificar su contenido, lo transforman en medios activos de la formación de su cultura y de su propio desarrollo. Esta concepción limita el reduccionismo, da un sentido abarcador a la cultura, al plantear que la misma es el objetivo del desarrollo. De esta forma, la cultura constituye un aspecto cualitativo de la sociedad y de los fenómenos sociales, aquel aspecto que mide su nivel de perfeccionamiento y desarrollo. Buscar la especificidad de la cultura en relación con los cambios sociales, al decir de la investigadora Zaira Rodríguez Ugidos, es lo que permite definirla como estado cualitativo de la sociedad en cada etapa de su desarrollo. El estado cualitativo de la sociedad se expresa concretamente en el nivel alcanzado en el desarrollo de sus fuerzas productivas, sus relaciones sociales, de la producción material y espiritual, de la ciencia, el arte, la educación, entre otros.

El concepto de cultura, de esta manera, se vincula con el de progreso social, expresándose en el movimiento ascendente de la sociedad, que se aprecia en los modos de la actividad humana, en las formas de las relaciones sociales, en el lenguaje, en los estados de la conciencia social, etc. “En este sentido la cultura actúa como un criterio importante de desarrollo social. Asimismo, el progreso se caracteriza de modo esencial por el desarrollo y la formación progresiva de la libertad; por eso la cultura expresa el nivel de libertad de la sociedad y de la personalidad humana”.1 Al respecto señalaba Engels F que la historia de la humanidad demuestra que cada paso en el camino de la cultura, es un paso hacia la libertad.

El enfoque histórico-científico de la cultura nos da la posibilidad de comprender la unidad de lo general y lo particular en su desarrollo. Por otra parte, el criterio que sirve de fundamento para valorar el grado de avance cultural alcanzado por una sociedad en un momento histórico-concreto es el desarrollo del hombre, como sujeto social de la actividad y como sujeto histórico. Como sujeto de la actividad, modificando el mundo circundante y a sí mismo, como parte de las relaciones con la naturaleza y con los otros hombres, que son las relaciones sociales. Estas relaciones sociales constituyen un criterio determinante del desarrollo del hombre y, por lo tanto, de la cultura, que como hemos reiterado, no es simplemente la producción de cosas útiles, la producción espiritual, la conciencia en sus formas abstractas, sino la producción y el desarrollo del propio hombre como ser social.

Al analizar la relación dialéctica entre cultura y desarrollo, debemos tener en cuenta los aspectos ideo- lógicos de la cultura, que determinan que una sociedad históricamente condicionada, imprima su sello al elemento cultural y su vínculo con determinada clase o grupo social condicione su contenido ideológico. Por ello es que en el universo cultural contemporáneo se produce un enfrentamiento entre tendencias progresivas, democráticas y tendencias retrógradas, reaccionarias, entre los valores culturales permanentes y los valores transitorios decadentes.

El desarrollo cultural propicia la integración de la cultura, con un predominio de lo autóctono, y a la eliminación de toda forma de cultura enajenada y de la utilización de la cultura con fines de dominación. La cultura es el resultado de la actividad de toda la humanidad y en su desarrollo intervienen todos los hombres. Por ello es que todos los hombres tienen el derecho de elevarse a los niveles más altos de desarrollo humano. Como ha señalado el Comandante en Jefe, Castro F, lo que constituye una idea central o principio que rige todos nuestros esfuerzos y nuestro trabajo, en este sentido: “Solo la cultura puede salvar al mundo”.2

Fundamentos que sustentan la utilización de un programa audiovisual educativo en los niños de edad preescolar

La concepción marxista acerca de la herencia social del hombre es la base para comprender el papel que desempeñan la actividad y la comunicación en la formación y desarrollo de la personalidad. Desde que el niño nace está inmerso en un mundo de imágenes, y es a través de la actividad de comunicación emocional con el adulto, como comienza a satisfacer su creciente necesidad de recibir impresiones del medio y de actuación con los objetos.

El niño desde que nace es un ser social. Esto quiere decir que el proceso de su transformación en hombre, en ser humano no es posible fuera del contexto social, en el cual se apropia de toda la experiencia histórico- cultural acumulada en los objetos y fenómenos del mundo material y espiritual que le rodea, y que le es transmitida por los adultos que le alimentan, le atienden, le educan. Ello se da en una actividad conjunta en la cual estos le transmiten esa experiencia social, y le enseñan los modos de la actividad práctica e intelectual para actuar sobre ese mundo de objetos materiales y espirituales creados por la humanidad durante siglos. En la actividad y en la comunicación se van a producir nuevas necesidades, lo que constituye la fuerza motriz del desarrollo, que revela el carácter progresivo ascendente del desarrollo humano.

Formando parte de este contexto social, se encuentran los medios de comunicación social, que, desde muy temprana edad, van a captar la atención de los pequeños, con sus imágenes, sus colores, sus sonidos, propiciando las vivencias cognitivas y afectivas, que permiten su crecimiento cultural y su desarrollo.

De esta forma, se define como concepción teórico- metodológica, que la filosofía marxista-leninista sirve de sustento a nuestra pedagogía, que Vygotsky L S interpretó en su enfoque socio-histórico cultural, y que considera fundamental el papel que tienen las condiciones de vida y educación en todo el desarrollo de la personalidad del individuo en general, y específica- mente, como señalan muchos estudiosos de la etapa, son determinantes las formaciones que se desarrollan en la infancia preescolar, en los primeros seis años, para la formación de una personalidad plena y armónicamente desarrollada. Todo esto va conformando su cultura y su desarrollo como ser humano.

Para que se produzca el desarrollo humano, se requiere un sistema de influencias pedagógicas, entre otras, organizadas y estructuradas de forma sistemática y dirigida al logro de los objetivos propuestos en correspondencia con la sociedad y el momento histórico concreto.

Estas influencias pedagógicas son múltiples y variadas, abarcando todos los elementos constitutivos de la comunidad como: la familia, la institución, las relaciones con otros niños, y un lugar muy importante lo ocupan casi desde su nacimiento, los medios de comunicación, en especial la televisión como fuente atractiva de colorido e imagen en movimiento, acompañada del sonido.

En los niños de edad preescolar (etapa donde se inicia el Programa Audiovisual), se operan transformaciones en numerosas esferas del desarrollo, que hacen a esta edad cualitativamente diferente de la edad temprana. Un elemento fundamental lo constituyen las características del pensamiento, el cual va a pasar de la solución de tareas mediante acciones prácticas al uso de imágenes que van a sustituir a los objetos reales y con las que se funciona en un plano interno. Estas características tienen su fundamento en la teoría del conocimiento.

La utilización del Programa Audiovisual se fundamenta en ese logro psicológico que marca el tránsito de la edad temprana a la edad preescolar: el surgimiento y desarrollo de la función simbólica de la conciencia, lo que le permitirá al niño y a la niña:

Poder sustituir objetos, situaciones o acontecimientos por otros y por representaciones.

Poder usar signos o símbolos (verbales, no verbales y otros), y por tanto la posibilidad de representación esquematizada de la realidad.

La construcción de nuevas imágenes, a partir de representaciones.

Estas acciones y logros permiten el desarrollo del pensamiento en imágenes o representativo. De esta forma, los niños y las niñas resolverán diferentes tareas por medio de la utilización de modelos, lo que contribuye al desarrollo y perfeccionamiento de las imágenes. En esta etapa, se producen las premisas del pensamiento lógico, permitiendo que los pequeños puedan realizar operaciones muy sencillas de análisis, síntesis, comparación y generalización.

Otro elemento a considerar es la importancia de la participación de los sistemas sensoriales, los cuales se perfeccionan en el propio desarrollo de la esfera cognitiva. Los cambios que se producen en el desarrollo sensorial permiten un mayor desarrollo de la observación, la comprensión y reproducción de modelos, donde se integren los patrones sensoriales, los cuales posibilitan la recepción del mensaje televisivo. Todo ello contribuye a la gran significación que cobra la imagen para la captación y comprensión del mundo por los niños.

La atención y la memoria, que en esta etapa son involuntarias y con un carácter emocional, permiten a los niños una mayor concentración en el caso de la atención y una mayor asociación de la memoria en presencia del medio televisivo, por su riqueza visual y expresividad.

Todas estas particularidades que hemos señalado posibilitan la utilización de la televisión y el vídeo como medios de enseñanza, por sus enormes recursos, su lenguaje atractivo y casi mágico, que propicia el desarrollo de la esfera afectiva a través de las vivencias que aporta con la utilización de la imagen, el sonido y el color.

Nuestra concepción teórica se opone a concebir al desarrollo como un proceso espontáneo, no influenciado por las condiciones externas, sino devenido solo a través de las condiciones internas e innatas del individuo.

Esta concepción parte de la relación entre enseñanza y desarrollo, en que esta, teniendo en cuenta el nivel real alcanzado por el niño y a partir de este, lo potencia mediante influencias educativas dirigidas por el adulto y los otros, para llegar a lograr el máximo desarrollo posible de cada niño, lo cual constituye premisa indispensable de su preparación para la escuela.

Precisamente, uno de los aportes esenciales de Vygotsky ha sido el de esclarecer el papel de la actividad y la comunicación en el proceso de socialización del hombre. Los fenómenos psíquicos, según Vygotsky, tienen en su origen un carácter interpsicológico, solo después de la interacción que tiene lugar entre los sujetos, es que adquieren un carácter intrapsicológico; es decir, interno mediante un complejo proceso de interiorización de lo socialmente vivido. De esta manera se revelan las contradicciones entre las posibilidades internas y las demandas sociales, lo que permite que se produzca el salto en el desarrollo, en determinada etapa.

La televisión es una poderosa fuente de vivencias para el niño y la niña. Bozhovich L otorga una gran importancia a las vivencias en el desarrollo de la personalidad infantil. Al respecto se fundamenta en lo planteado por Vygotsky y señala que la vivencia es una unidad donde se representan la experiencia del niño y lo que este, a partir de su desarrollo, aporta a dicha vivencia.

Como señalan Acosta Cao y Rodríguez Rivero, para que los medios audiovisuales surtan efecto, deben despertar la curiosidad de los niños y las niñas, plantear situaciones tan interesantes que capten espontáneamente su atención y sus emociones, a la vez que implique al niño y la niña “verbalizando” para memorizar y “accionando” para asimilar, siempre que se desarrolle en un ambiente lúdico.

Los principios de la psicología materialista- dialéctica constituyen el sustrato teórico metodológico de la utilización de los medios audiovisuales en la edad preescolar, que consideran:

  • La educación como guía del desarrollo.
  • El de la unidad entre la actividad, la comunicación y el desarrollo psíquico.
  • El de la ampliación o enriquecimiento de la enseñanza.
  • El carácter mediatizado de los procesos psíquicos.

Estos principios guardan estrecha relación con los principios pedagógicos que sustentan el programa de la educación preescolar. Este fundamento está argumentado con lo que ha expresado la Dr.C. López J: “La educación que se organice a las puertas del Siglo XXI tiene que lograr un adecuado equilibrio entre la formación científico-técnica y el pleno desarrollo espiritual del hombre”.3

El programa educativo de la educación preescolar tiene como objetivo principal lograr el máximo des- arrollo integral posible de cada niño y niña, contribuyendo de esta forma a su preparación para el ingreso a la escuela. Es un programa que se corresponde con el fin de la educación en nuestro país, la cual debe ser integral y armónica y para ello se propone objetivos de desarrollo de las distintas esferas de la personalidad y que se corresponden con las particularidades de la edad.

Como hemos señalado, en nuestra concepción pedagógica se tienen en cuenta las relaciones entre la educación y el desarrollo, considerando que la primera siempre debe ir delante, llevando tras sí al desarrollo. Es necesario, por tanto, que un Programa Audiovisual educativo que sirve de soporte material al proceso educativo en esta etapa, tenga en cuenta las características de los procesos psíquicos de esta etapa, de forma que puedan ser recibidos los mensajes y los contenidos por los niños con una mayor comprensión, a la vez que propicie el desarrollo de conocimientos, hábitos y habilidades.

Entre las exigencias de un programa audiovisual educativo de televisión y vídeo, que surge como complemento del programa educativo deben considerarse los principios que rigen el proceso educativo en esta etapa y que se corresponden con las particularidades de los niños en esta etapa de desarrollo, los cuales se expresan como lineamientos que permiten orientar y estructurar metodológicamente, tanto la emisión tele- visiva, como la utilización que de la misma haga el docente en los diferentes momentos del proceso educativo.

La sociedad cubana promueve una forma de entender la cultura en un sentido funcional de propiciar el desarrollo humano hacia su más alta espiritualidad, y para lograrlo, se impone colocar la justicia social como núcleo esencial, a partir del cual exalta la vida espiritual, pues de no hacerse así, se exacerban los peores instintos de los hombres.

Para ello se desarrolla actualmente, un gran trabajo en favor de la calidad de la educación y del desarrollo de la cultura desde las primeras edades. Como parte de la programación de MI TV se ha concebido el Programa Audiovisual Educativo de televisión y vídeo didáctico para la edad preescolar, conformada por los programas “Cucurucú” y “Ahora te cuento” para tercer y cuarto ciclos y una selección de vídeos didácticos. En los documentos normativos del Ministerio de Educación para este nivel educativo se plantean como propósitos del mismo, apoyar el tratamiento de los contenidos del programa y trasmitir mensajes educativos mediante la utilización de los recursos de la comunicación audiovisual. Este programa constituye un componente esencial del proceso educativo, es el medio de enseñanza que se corresponde con el resto de los componentes, donde desempeñan un papel rector, los objetivos.

Conclusiones

La introducción de un programa audiovisual educativo en la edad preescolar constituye una experiencia sin precedentes en nuestro país, que pone al servicio de la educación en las primeras edades, los medios audiovisuales considerados entre los de mayor alcance y expresividad por la combinación armónica de imagen y sonido que emplean.

El Programa Audiovisual constituye un reflejo de la realidad objetiva, que contribuye al desarrollo de la cultura de los niños y a su crecimiento espiritual como seres humanos. El mismo se desarrolla como parte del proceso educativo, tomando en cuenta las categorías actividad y comunicación, fundamentales para la conformación del reflejo psíquico de la realidad objetiva. El mismo se apoya en importantes medios de enseñanza como la televisión, el vídeo y como tal debe guardar estrecha relación con el resto de los componentes del proceso educativo que integran el sistema. Otro elemento importante que se tomará en consideración son las características del universo al cual va dirigido.

Los argumentos expuestos revelan la relación entre las dimensiones cultura y desarrollo como expresión superior de desarrollo humano, que tienen su fundamento en la concepción del desarrollo del hombre y su actividad, expresada en la teoría dialéctico- materialista. Esta teoría sirve de sustento al desarrollo de programas audiovisuales educativos en la educación preescolar.

 

Referencias

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3 LÓPEZ J. Marco conceptual para la elaboración de una teoría pedagógica. En: García G. Compendio de Pedagogía. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2003. p.49.

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