Varona

No.42   Enero-Junio, 2006.    ISSN: 1992-82

Memorias


Mario Rodríguez Alemán. MAESTRO

Mario Rodríguez Alemán. TEACHER

Prof. Rosario Mañalich Suárez. Profesora Titular

MSc. Jaime García Cuenca. Profesor Asistente ISP “Enrique José Varona”

Recibido octubre de 2005   Aceptado enero de 2006

RESUMEN

El artículo aborda aspectos relevantes de la vida y la vasta obra del Dr. Mario Rodríguez Alemán. Se destaca su intensa y fructífera actividad intelectual como hombre que estuvo siempre estrechamente ligado a su contexto histórico-social, así como su ardua labor pedagógica en la que efectuó valiosas transformaciones que van desde cambios en relación con el diseño curricular y su experiencia en la llamada compactación. Se enfatiza en lo que significó este nuevo estilo de trabajo no solo como modo de actuación profesoral sino, además, de constituir el punto de partida para la obtención de un conocimiento más profundo y a su vez integral.
El material expone la idea que puso en práctica el Dr. Rodríguez Alemán de la clase como verdadero sistema, lo que facilitaba múltiples aperturas al saber de los estudiantes y un enriquecimiento humanista y humanístico en su formación. El artículo trata, además, los aportes significativos que introdujo el Dr. Rodríguez Alemán en relación con el trabajo científico-metodológico e investigativo, así como los nuevos enfoques en los contenidos de la disciplina Literatura General.
Por último, se resalta la vigencia de su pensamiento pedagógico en el quehacer de sus discípulos.

PALABRAS CLAVE: diseño curricular, compactación, laboratorio de literatura, interdisciplinariedad.

ABSTRACT

This article contends with the life and ample work of Dr. Mario Rodríguez Alemán, his intensive and fructiferous intellectual activity as a man who was always close to the historical-social context. As well as his arduous pedagogical labor in which he effected valuable transformation which encompass changes in the curricular design and his experience in the compact experience. This new style of work is highlighted not only as a manner of professionalism but also as the starting point for the contention of a deeper and more integral knowledge.
The material exposes the idea that was put in practice by Dr. Rodríguez Alemán of classes as a real system, which facilitated in multiple manners the knowledge acquired by the students and an enrichment of humanist and humanistic development in their formation. The article also deals with the significant contributions that were introduced by Dr. Rodríguez Alemán in relation to the methodological-scientific and investigative research, as well as the new approaches to content for the subject of General Literature. Lastly, his pedagogical thought process which lives on in his students is highlighted.

KEYWORDS: Curriculum design, compact, literature laboratory, interdisciplinarity.



Nació el 12 de julio de 1926, en Sagua la Grande, Las Villas; hijo de un padre barbero y
de una madre ama de casa, y huérfano de padre desde los 13 años de edad, supo desarrollar una férrea voluntad y un ansia incontenible de cultura. Fue trabajador de un almacén de víveres, vendedor de seguros, relojero, impresor, maestro con escasos ingresos de escuelas privadas y públicas. Lo anterior no constituyó un valladar para sus estudios de bachillerato y el inicio de las carreras de Derecho Civil y Ciencias Sociales y Derecho Diplomático, posteriormente abandonadas ante las urgencias del sustento diario. Su ingreso en el teatro universitario de la Universidad de La Habana, sus estudios hasta graduarse como Doctor en Filosofía y Letras (1952) y Periodismo en la Escuela “Manuel Márquez Sterling”; su obtención del grado de Doctor en Ciencias Filológicas; el dominio del francés, del inglés, del italiano y la comunicación, incluso, en lenguas como el alemán y el ruso testimonian su afán de superación. Fueron numerosos los postgrados recibidos en Cuba y en el extranjero.
Mario Rodríguez Alemán, un genuino intelectual cubano, representó a su país en eventos importantes de carácter internacional. Por ejemplo, baste citar el Premio de Oratoria convocado por el diario El

Universal de México (1948) y otros más, otorgados por la Unión de Cineastas, hasta los vinculados a su labor como profesor y hombre de la cultura: Medallas Frank País y Raúl Gómez García, Orden Félix Elmuza, Distinciones al Mérito por la Cultura y la Educación Cubanas, entre otras.
No debe olvidársele como fundador de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y del Consejo Nacional de Cultura. Fue iniciador, además, de los sindicatos de la Educación y de la Cultura, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) y de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Rodríguez Alemán ocupó múltiples cargos: Director de academias municipales, provincial y nacional de Arte Dramático; jefe de departamento de Español del Instituto Pedagógico “Enrique José Varona”; director general de Enseñanza Artística del Consejo Nacional de Cultura; rector del Instituto Superior de Arte y, en sus últimos años, asesor de la presidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Todo ello puede sintetizarse en dos palabras: un gran maestro y un hombre de su tiempo. Y decimos de su tiempo, porque Mario Rodríguez Alemán fue un incansable batallador político desde sus estudios de bachillerato en Sagua la Grande (1940-1944), un activo colaborador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, un luchador enérgico a partir del golpe de Estado de Batista en 1952, un miembro del 26 de Julio donde se vinculó a Fidel Castro Ruz y a los moncadistas en la Isla de Pinos. Tuvo a su cargo la publicación en la Universidad en enero de 1954, en mimeógrafo, del texto de la La Historia me Absolverá en una cantidad de 5 000 ejemplares. Activa fue su labor en todos esos años a través de la revista Bohemia, en el Comité Pro Amnistía, en la huelga de abril y mediante su contacto con un grupo de figuras representativas de esta etapa. Lo arrestaron en más de cuatro ocasiones acusado de comunista, allí sufrió interrogatorios y atropellos. Al triunfo de la Revolución es ampliamente conocida su labor como intelectual en la divulgación de la ideología de la Revolución, en sus trabajos periodísticos y en medios de difusión como la televisión.
Como maestro y profesor trabajó desde 1946 a 1949 en la Enseñanza Secundaria y de Bachillerato y explicó asignaturas como Matemáticas, Español, Geografía, Historia Universal, Historia de Cuba, Psicología, Literatura Universal, Literatura Hispanoamericana y Literatura Cubana. Entre 1948 y 1950 fue profesor de Lengua Latina y Lengua Griega. Desde 1946 a 1960 se desempeñó como profesor de Teatro Español, Historia del Teatro y Técnica de la Obra Dramática. De 1963 a 1965 laboró como profesor en la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana en las materias de Literatura Española y Literatura Hispanoamericana. Impartió Historia de la Cultura en la carrera de Periodismo. Desde 1965 hasta 1974 desarrolló la docencia en el Instituto Pedagógico “Enrique José Varona” en esas mismas disciplinas.
Dentro del campo de la Educación se pudiera afirmar que la obra pedagógica de Mario Rodríguez Alemán se concentra en las pautas o líneas directrices siguientes:

En el diseño curricular:
Tuvo una participación activa en los planes de estudio referidos a la Carrera Profesoral de Español para el nivel Secundario Superior, tanto desde el primer plan de estudio, que con una duración de tres años comenzó en 1963 y en el que introdujo, junto a las consabidas literaturas general, española, latinoamericana y cubana, el Seminario de Literatura que impartió con una frecuencia de cuatro horas y un enfoque comparativista en extremo creativo en esos tiempos dentro de la docencia universitaria. A partir del curso 1967 se comenzó con un ingreso de graduados de preuniversitario de todas las provincias del país, el llamado curso regular diurno, donde ya se integraba a las literaturas particulares, seminarios de historia y de arte. Esta experiencia la fue perfeccionando a nivel curricular en la llamada “compactación”.
¿En que consistió la compactación? A partir de trabajos de mesa con docentes que impartían clases a un mismo grupo, se perfilaban vías de trabajo que condujeran a la integración del conocimiento, siempre tomando como eje central la literatura. El trabajo se organizaba en “team teaching” y la composición de este en cuanto al número de profesores fluctuaba en dependencia de los objetivos y contenidos que se estuvieran explicando. Así, la historia, la filosofía, la religión, las artes plásticas, el cine, constituían aspectos claves que giraban alrededor del movimiento literario, a lo que se suma, además, que los contenidos gramaticales, de redacción y composición, respondían, también, a la dirección de trabajo antes indicada. Así, por ejemplo, un movimiento como el romanticismo se estudiaba dentro del contexto europeo, seguido del español, latinoamericano y cubano, conjuntamente con el resto de las asignaturas antes mencionadas, por lo que la comparatística desde esta etapa de la década de los sesenta contribuyó al desarrollo de un pensamiento más general e integrador y a la obtención de un conocimiento más profundo y acabado.
Debe destacarse que esta concepción de trabajo con la literatura devenía modo de actuación profesoral, ya que los estudiantes debían proceder con otros períodos literarios, según su práctica y el paradigma recibido.
Esta docencia universitaria salía del contexto académico y se trasladaba a otros espacios culturales: museos, instituciones, salas abiertas como el Bosque de La Habana, bibliotecas, parques, etcétera.
En cuanto a la evaluación, se utilizaban diferentes vías que iban desde el examen tradicional hasta aquel que incluía los resultados en diversas técnicas de grupo, investigaciones bibliográficas, exámenes con libros abiertos y disertaciones orales, entre otros. Todo ello ejercitaba a estos futuros docentes para el desarrollo posterior de su labor profesoral. Tomaba como siempre, para la ejecución de estas tareas el rendimiento y las particularidades personológicas de los alumnos. La creatividad de Mario Rodríguez Alemán se trasladó a todo el claustro y renovó cualitativamente tradicionales métodos de enseñanza en la Educación Superior.
No puede obviarse su contribución en la elaboración del plan de estudio de 1970 donde, en un trabajo en equipo con la doctora Estrella Rey, se introdujo la disciplina Historia de la Cultura que, con una duración de seis semestres de la Carrera, resultaba un innovador enfoque para el trabajo interdisciplinario y que graduó profesores con un perfil amplio para Historia, Español, Literatura y Arte. De manera anticipada estaba allí el hoy graduado de Licenciatura en Educación especialidad de Humanidades al que se está aspirando. Los egresados de aquel plan son hoy día, en su mayoría, destacados profesores, másters y doctores en Filosofía, Historia, Historia del Arte, Español y Literatura y Ciencias Pedagógicas. Se diría que aquellos egresados fueron cabal expresión de una verdadera cultura general e integral.
Debe mencionarse la contribución de Mario Rodríguez Alemán en 1972 al diseño curricular del Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech” donde ingresaban para formarse como profesores de Nivel Medio, estudiantes de décimo grado.

En relación con el contenido de la Literatura Universal, entonces denominada Literatura General, basta solo citar dos aportes significativos:

Sobre el trabajo científico-metodológico e investigativo:
El propio Mario Rodríguez Alemán escribió en una autobiografía lo siguiente: “En el campo de la educación, he luchado también con tesón, tanto en la Escuela de Letras y Arte , primero, como en el Instituto Pedagógico ‘Enrique José Varona’, en la Dirección de Enseñanza Artística del Consejo Nacional de Cultura y en el Instituto Superior de Arte (ISA) después para que mi trabajo y el de todo educador en este momento se dedicara a formar, no a enseñar solamente. Me he acercado mucho a la juventud, he dedicado y dedico a los alumnos horas y he tratado que sientan el espíritu moderno que representa la Revolución, pues deben abolirse los sistemas tradicionales de educación e incorporar otros nuevos. Así, he aplicado una técnica de trabajo que llamo compactación, también la enseñanza globalizada de la literatura y un desarrollo más intensivo de cuadros profesorales y de tareas de investigación en lo que he llamado Laboratorio de Literatura. En el Instituto Pedagógico ‘Enrique José Varona’, al dirigir el Departamento de Español y ser designado Presidente del Consejo Científico de la Facultad, pude desarrollar estas inquietudes...’’.**
Los que tuvimos la dicha de ser formados por él recordamos bien, entre los aspectos más sobresa- lientes, la capacidad de Rodríguez Alemán para dia- logar con los jóvenes instructores, la forma culta dentro de una gran ética profesional en que transmitía sus conocimientos, la generosidad en el intercambio de fichas, libros y experiencia docente; el respeto al criterio diferente y la concepción de lo que él llamó el “intercambio de visitas”. Se sometía a la visita de los jóvenes profesores en sus clases y cuando esto ocurría al revés, las sugerencias o críticas del maestro Rodríguez Alemán eran siempre amables y constructivas. Logró crear un verdadero discipulado y este estilo de trabajo metodológico se difundió como experiencia a imitar por profesores que dirigían otros colectivos de asignaturas.
No conoció el “celo profesional” y dio a todos los profesores la oportunidad de participar en las múltiples tareas que formaban parte del desempeño de un docente de la Educación Superior: integración en comisiones de carreras, participación en investigaciones, publicaciones conjuntas, conferencias, eventos científicos y otros.

En su concepcion de la labor docente:
Mario Rodríguez Alemán dominó y llevó verdaderamente a la práctica la clase como un verdadero sistema, donde articulaban armonio- samente, en primer lugar, la palabra oral acompañada de la oportuna cita, la brillante lectura, la crítica especializada, la simpática anécdota, las originales vivencias. Mención especial requieren sus magistrales conferencias donde trazaba pautas de enfoque que articulaban con las actividades prácticas, y los seminarios y talleres en los que privilegiaba las valoraciones personales de cada alumno en el contexto de una pedagogía caracterizada por el diálogo, el respeto por la opinión de cada quien y el aprendizaje mutuo. En su mesa de profesor siempre estaban presentes, junto a las imprescindibles fichas de contenido, las diversas ediciones y traducciones si hubiesen, de los textos literarios, con las corres- pondientes observaciones y valoraciones personales. Estos textos estaban para que al finalizar también la clase pudieran ser tocados por los alumnos, vistas sus ilustraciones, precisadas las características de la edición y como motivación a la adquisición de libros y al fomento de las bibliotecas personales. En sus clases fueron constantes, con una concepción sistémica, el empleo de las diapositivas, la música, el cine, la televisión, la asistencia sugerida siempre al teatro y a las diferentes puestas en escena de una obra. Si existían dos o tres versiones fílmicas o teatrales, hacía todo lo posible porque estas fueran apreciadas, valoradas y discutidas por los estudiantes en “la sala oscura”. Su experiencia, como hombre de teatro, y crítico cinematográfico contribuía a la calidad de estos cine-debates.
Múltiples son sus publicaciones, crítica cinema tográfica y  labor  periodística. De todas  ellas mencionaremos solo algunas de carácter significativo como Perfil y contorno de Katherine Mansfield (1947), El naturalismo de Strinberg en La señorita Julia (1960), Tiempo con Shakespeare (1983) y para la formación de profesores la Literatura General I,II, III y IV. Selección de lecturas (1973) y la dirección del colectivo de autores de las Guías de estudio de Literatura General (1973).
Imposible sería relacionar todas sus publicaciones en el campo del cine y en su labor periodística. Baste solo citar sus artículos en revistas como Nuestro Tiempo (Cuba), Señal (Guatemala), Humanismo (México), Bohemia (Cuba) y otras como Cine Cubano, Prisma, Universidad de La Habana  y Unión. Como crítico de cine no pueden olvidarse sus trabajos desde 1949 en el periódico Mañana y posteriormente, al triunfo de la Revolución en Granma y Trabajadores.
Mario Rodríguez Alemán falleció en La Habana a los sesenta años de edad en 1986, está en el quehacer de los que fueron sus discípulos. Se le recuerda y honra con una labor docente-educativa en la que se descubre su influencia en la utilización de métodos, en su defensa del estudio y la cultura, en sus maneras de decir y enfocar los problemas de la literatura, en las ideas suyas que se hacen nuestras por demostración y convicción y, sobre todo, por la eticidad que sembró para siempre en todos los que tuvimos el privilegio de aprender de él, no solo en la cátedra universitaria, sino en sus conversaciones cotidianas que están ahí con su permanente fuerza para nuestros días y para el futuro.
Difícil es, en apretada síntesis, hablar de la vida y la obra de Mario Rodríguez Alemán. Hemos tratado de realizarlo en el marco de la sencillez por la que abogaba Azorín.

NOTAS

* La Profesora Titular Rosario Mañalich Suárez y el M Sc Jaime García Cuenca fueron alumnos del doctor Mario Rodríguez Alemán y, posteriormente, se desempeñaron como profesores de Literatura Universal, bajo su dirección, en el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”.
**Tomado del Expediente Laboral del Dr. Mario Rodríguez Alemán, de su autobiografía.